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Universitas Psychologica

Print version ISSN 1657-9267

Univ. Psychol. vol.8 no.3 Bogotá Sept./Dec. 2009

 

El sinuoso fluir de la psicología crítica: una conversación con Teresa Cabruja Ubach*

The Winding Flow of Crítical Psychology: a Conversation with Teresa Cabruja Ubach

HERNÁN C. PULIDO-MARTÍNEZ**
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia

LUZ MERY CARVAJAL-MARÍN
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia

TERESA CABRUJA-UBACH
Universidad de Girona, España

* Entrevista realizada con motivo de la publicación del presente número monográfico en el año 2009.

** Facultad de Psicología, Cr. 5 # 39-00 piso 2, oficina 203. Correos electrónicos: cpulido@javeriana.edu.co; lmcarvaj@javeriana.edu.co

Recibido: mayo 30 de 2009 | Revisado: junio 16 de 2009 | Aceptado: junio 19 de 2009


RESUMEN

En esta entrevista Teresa Cabruja considera los orígenes y el desarrollo de la Psicología crítica en España, así como el lugar de su trabajo en relación con la constitución de este campo. A lo largo de la entrevista emergen momentos claves en los cuales se va configurando un conocimiento psicológico, que se aparta de las visiones convencionales de la disciplina. Se resalta la importancia que tienen los nodos locales para la producción de las perspectivas críticas, así como los encuentros internacionales para la expansión y cimentación de estas visiones alternativas al conocimiento psicológico convencional.

Palabras clave autores Psicología, Psicología Crítica, Psicología Social, Historia de la Psicología.

Palabras clave descriptores Teresa Cabruja Ubach-Entrevistas, Psicología crítica-España, Psicología-Historia, Psicología social.


ABSTRACT

In this interview Teresa Cabruja traces the origins and development of crítical psychology in Spain and considers the place of her own work as regards the constitution of this field. During the interview some key moments that configured crítical psychology emerged. The importance of local nodes for the production of knowledge, as well as the international meetings for the expansion and consolidation of alternative views to the mainstream psychology are pointed out.

Key words authors Psychology, Crítical Psychology, Social Psychology, History of Psychology.

Key words plus Teresa Cabruja Ubach, Interviews, Critical Psychology-España, Psychology-History, Social Psychology.


Acerca de Teresa Cabruja Ubach

Doctora en Psicología Social y Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Barcelona. Profesora Titular de Psicología Social en la Universidad de Girona. Directora del Grupo Discurso, Género, Ciencia y Cultura [DIGECIC] del Instituto de Recerca en Qualitat de Vida de la UdG y del Instituto Interuniversitario de Cataluña en Estudios de Mujeres y Género.

Realizó estancias de investigación pre y postdoctoral en l'Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales-Paris (1987-88), en la Universidad de Utrecht (1990) y, más recientemente, en la School of Social Sciences de la Universidad de Cardiff, Gales (2006). Profesora invitada en la Facultad de Psicología de la UNAM de México (1996).

Organizadora del Máster Internacional e Interdisciplinario de Cooperación en Relaciones de Género e Intervención Social en El Salvador (1997-2001). Actualmente, forma parte de la Comisión Coordinadora Interuniversitaria del Máster Oficial en Estudios de Mujeres, Género y Ciudadanía. Docente en diversos programas de doctorado.

Ha editado el libro Psicología: perspectivas de-construccionistas. Subjetividad, psicopatología y ciberPsicología (2005), y el manual Sociogénesis de la Psicología Científica (2003). Ha coordinado el número monográfico sobre Violencia e Intervención Psicosocial de la revista Intervención Psicosocial: Revista sobre la Igualdad y Calidad de Vida (2004). Tiene más de 80 publicaciones en artículos de libros y en revistas como Revista de Psicología Social Aplicada, Archipiélago, Intervención Psicosocial, Anthropos, International Journal of Crítical Psychology, Athenea Digital, y otras. Una de sus mas recientes publicaciones Testimoni@s/activ@s molest@s. Prácticas discursivas y dispositivos sociosexuados en Psicología y Derecho (2009), aparece en el libro Género y dominación. Críticas feministas del derecho y del poder.

La Entrevista

Esta entrevista se realizó principalmente para el número especial de la revista Universitas Psychologica dedicado a la Psicología Social. La entrevista se inició en la ciudad de Cardiff, Reino Unido, y se complementó por vía telefónica. Las grabaciones fueron transcritas y revisadas en conjunto, la versión final fue autorizada por la profesora Teresa Cabruja Ubach.

• Hernán C. Pulido -Martínez: Queremos iniciar con una pregunta relacionada con uno de los focos de tu trabajo, la crítica fuerte que le haces a la disciplina psicológica. En este sentido te queríamos preguntar ¿cómo llegaste a interesarte por este tema? Y segundo, ¿cuál es el foco, o el centro que asumes para formular esa crítica a la disciplina?

• Teresa Cabruja: Bueno, es un poco difícil construir unos antecedentes de forma clara sobre cómo me llegué a interesar por los temas que trabajo, pues hay un poco de todo: azares, voluntades, dificultades, pasiones... Más, a nivel de la crítica a la Psicología, si que coincidieron una serie de circunstancias y encuentros que hicieron posible ciertas iniciativas y colaboraciones, que permitieron incursionar en una Psicología distinta a la hegemónica o dominante.

A nivel personal, me parece que provenir de una familia trabajadora, gracias a su esfuerzo, excepcional energía y apoyo constante, hizo posible que tuviera una educación que me permitió, después, acceder a los estudios universitarios; esto ha sido muy importante y estimulante para mí. He sido enormemente afortunada de poder contar con ellos. Así como, de una manera u otra, con las experiencias de familiares en el exilio político y económico, y con la experiencia de cercanía a la frontera, al morar en Girona, creo que todo esto ha participado en este interés por la subjetividad, la memoria, las distintas formas de creatividad en el día a día. No sé... Pero quizás, también, ser una lectora empedernida de literatura y una adicta al cine. O quizá, las movilizaciones políticas y asociativas de finales de los años setenta y principios de los ochenta en España, en un contexto muy específico. Bueno, todo ello, de alguna manera, aunque no sé cuál, ha participado en que me interesara por los recuerdos, los viajes y relatos, por la extranjería y la alteridad, por los márgenes en relación a las normas sociales (de ahí el interés por la construcción social de la "locura") y por el cambio social en relación a las desigualdades sociales, económicas y otras condiciones, como el género, las sexualidades, la cultura, etc. Y ahí estaban también, revistas que, en ese momento en Cataluña1, o en España, hacían circular críticas. Pienso, por ejemplo, en Ajo Blanco, difusora de cierta contracultura, también de comics, o música, o con textos de antipsiquiatría, u otras movilizaciones en Europa. Y, a finales de los años setenta y principios de los ochenta, se dan distintas experiencias con equipos psicomédico-pedagógicos con propuestas2 de trabajo comunitario y asociativo, con influencias situacionistas o de la antipsiquiatría italiana y que ya tenían que ver, precisamente, con cuestionar la construcción social de lo patológico y de cómo socialmente se actuaba, en una cultura concreta, a partir de las instituciones y sus efectos de poder.

Pero claro, en Psicología, fue sobre todo al llegar a la Universidad Autónoma de Barcelona, que encontré un espacio, aunque muy minoritario, para estas sensibilidades y complicidades. Pues, cuando empecé a estudiar Psicología, a principios de los ochenta, en general estaba bastante decepcionaba, ya que, con el predominio de la experimentalidad se veía muy poco lo social, e incluso la clínica. Por no hablar de la ya siempre presente falta de relación con la intervención o lo aplicado. En estas circunstancias se produjeron dos encuentros importantísimos para mí. ¡Fundamentales! Ambos surgieron de la elección de dos asignaturas optativas. Por una parte, las clases de "Antropología Social" de Verena Stõlcke que había trabajado en Brasil y Cuba, quien introdujo las temáticas de las relaciones patriarcales en la sociedad, la cultura y la ciencia. Para mí, supuso el primer contacto con el feminismo en la ciencia. Pero, por supuesto, fue el curso de Tomás Ibáñez (que hacía relativamente poco que había llegado de Francia) sobre "Relaciones de poder", que supuso un cambio radical en las perspectivas de continuar en Psicología. Él procuró un espacio reflexivo y dinámico, que abrió vías para un futuro distinto en el campo de la disciplina psicológica. Nos introdujo muy especialmente a la obra de Michel Foucault y, por supuesto, a muchos otros autores franceses, como Cornelius Castoriadis, Pierre Clastres, Hélène Védrine, relacionados con el tema de la libertad y el poder, así como sobre el cuestionamiento al estatus de verdad de la ciencia y la legitimidad del conocimiento producido. También nos presentó la crítica a partir de la Psicología Social de Martín-Baró. Además, ambos se convertirían a lo largo del tiempo, no sólo en tutores y/o compañer@s de investigación, sino, sobre todo, en grandes amigos de un inestimable valor. Considero que su trabajo, y su forma de actuar están, de hecho, inextricablemente unidas. En una reseña reciente sobre uno de los últimos libros de Tomás Ibáñez (Cabruja, 2005), comenté que ha promovido condiciones y "municiones", parafraseando su propio título, para el desarrollo de la Psicología crítica. De forma parecida a la labor constante de Verena Stõlcke "con" y "sin" integración curricular para el sexismo y el racismo en la ciencia y la tecnología. Sus aportaciones son indispensables, a mi modo de ver, para cualquier análisis de las presiones hegemónicas del neoliberalismo y de la ciencia y la tecnología en términos de sexismo, racismo y autoritarismo. Ha sido un privilegio para mí, haberlos conocido. Así como tener la suerte de estar rodeada de compañer@s que, a lo largo de este tiempo, de una manera u otra, han constituido entrañables colaboradores, amig@s y fuente inagotable de inspiración por su trabajo y por su apoyo. Pienso, muy especialmente, en Félix Vázquez y su excepcional trabajo sobre memoria colectiva, en Lupicinio Iñiguez y sus exquisitos trabajos sobre el discurso y la Psicología socioconstruccionista, o en Juan Muñoz, Ana Garay y, por supuesto, el resto de compañer@s de la, afortunadamente, en estos momentos, larguísima lista de la Universidad Autónoma de Barcelona. O, en Madrid, Ángel Gordo y Concepción Fernández-Villanueva. O, en Palencia, Carmen García Colmenares con su detectivesca labor con las psicólogas españolas, en el exilio. Bueno y, por supuesto, también en la lista, no por más pequeña menos importante, de las excelentes compañeras en la Universidad de Girona como Antonia Dorado y Nicole Schmal. Y, seguro que me dejo un montón de nombres. Pero ya irán saliendo...

El grupo que se formó en la entonces área de Psicología Social de la Autónoma de Barcelona, partió de fuentes tales como el trabajo de Tomas Ibáñez (1982) en el libro Libertad y Poder y de sus cursos. Se inscribió en la crisis de la Psicología Social y el cambio de paradigma de aquellos años. Se desarrolló a partir de convocar encuentros plurales nacionales e internacionales para debatir sobre estos temas. En este sentido, tal y como Ibáñez (1990) comenta, se dieron factores internos y externos de cambio social que la influenciaron. En aquel momento, no se hablaba de Psicología postmoderna, ni de Psicología socioconstruccionista o de la Psicología crítica, o muy poco, sino de relaciones de poder en la Psicología, de su alejamiento de lo social y de los efectos de un discurso de verdad. Pero, quiero resaltar, también, que se crearon unas posibilidades y abrieron espacios con un trabajo colectivo, aunque sea heterogéneo y con trayectorias diversas. Se cuestionó el carácter autoritario de la Psicología, se introdujo el tema del compromiso político en la acción social; cuestión que estaba en sintonía con lo que estaba pasando en otros lugares como Inglaterra con la Critical Psychology (Walkerdine, 2001) o en Estados Unidos con el socioconstruccionismo (Gergen, 1985) o, también, con lo que pasaba en América Latina en Psicología de la liberación (Martin-Baró, 1985) y la comunitaria y de intervención-investigación-acción social, desarrollada por Maritza Montero (1994) en Venezuela, Mary Jane y Peter Spink en Brasil (Spink, 2000); la Psicología colectiva, de Pablo Fernández-Christlieb en México (Fernandez-Christlieb, 2004), la de género en Puerto Rico con Heidi Figueroa (Figueroa, 1994) y las experiencias con los grupos de mujeres en El Salvador, entre muchas otras, por ejemplo. Todos ellos han constituido una fuente inagotable de intercambios inolvidables en modalidades bien distintas, desde virtuales, a ires y venires de textos y personas de lado a lado del océano.

Lo que me preguntas sobre el foco o centro de mi trabajo, siempre me cuesta bastante definir y presentar. Comentaré que empecé con la construcción socio-histórica-cultural de la locura desde la antipsiquiatría y las aportaciones de Foucault, y pasé, más en general, al interés por la intersubjetividad y las relaciones de poder (gobernabilidad y resistencia). Mezclé la perspectiva feminista postestructuralista y la crítica étnica-cultural postmodernista, con la crítica a la Psicología. Preocupaciones o inquietudes que, para mí, tienen que ver con los valores e ideologías y los efectos autoritarios que emergen, aun cuando se intenta trabajar, con muy buena intención o profesionalidad desde la Psicología, por haber sido construida como una disciplina científica, racional y objetiva, omitiendo el carácter sociohistórico, tanto de sus objetos de investigación como de la propia institución científica donde está inscrita. Todo esto manifestado en términos del androcentrismo, el colonialismo, el etnocentrismo, el sexismo y el clasismo de la ciencia que acaban generando prácticas reguladoras y normativas. Además del lugar especial que ocupan las prácticas psicológicas para poder "nombrar" y "conocer" la subjetividad (su normalidad-normatividad) desde un discurso de verdad, entorpeciendo su comprensión más social. Entonces, creo que mi trabajo se articula alrededor de la pregunta: ¿cuáles son los efectos del "discurso de verdad" de una disciplina respecto a la experiencia humana, al ser humano? Me interesa, por supuesto, la deconstrucción de la "psicopatología", no me refiero tanto a lesiones de corte neurológico, sino, sobre todo, a lo que se presenta como definición última de las personalidades y sus trastornos, forzando a entrar problemas sociales en categorías nosológicas, sin tener en cuenta los propios marcos de interpretación. En parte, tiene que ver con lo que trabajé en la representación social de la locura, en el 1986, cuando aún era muy difícil presentar un trabajo cualitativo y cuando lo más social de la Psicología Social, se encontraba en esta línea, interesante pero más sociocognitiva, con los trabajos de Serge Moscovici y Denise Jodelet, que se encuentra en el libro que coordinó Tomás Ibáñez de "Ideologías de la vida cotidiana" (1988). En París, el encuentro con ellos fue muy estimulante pero cada vez estaba más interesada en la deconstrucción y el pensamiento feminista y lo que, en aquellos momentos suscitaba el debate modernidad-posmodernidad en distintas disciplinas, más próximo, a mi modo de ver, a las cuestiones foucaultinas de la antipsiquiatría, y de la crítica feminista, y de la etnicidad. Además, más interdisciplinaria, pues se producían más diálogos entre lo que sucedía en las ciencias sociales con los estudios de arte y cultura popular, etc. Así pues, y aunque me acuerdo que Moscovici me había hecho un comentario sobre lo extraño de trabajar la posmodernidad, siendo psicóloga, continué con el interés en la deconstrucción y el análisis de las relaciones de poder alrededor de la subjetividad y la intersubjetividad, para la ciencia, el género y la cultura. Así como también, interesada en las distintas formas de ideologías de diferencias construidas sobre la salud mental, que impregnan juicios político-morales que se reflejan en las definiciones científicas de las "personalidades" e "identidades". Esto me permitió, más adelante, retomar los distintos procesos de psicologización y psicopatologización de comportamientos, experiencias y acciones individuales y colectivas. Los consideré desde la psicopatología de finales del XIX hasta la globalización, en relación con los malestares y precariedades diversas y su interpretación desde el complejo "psi". Me interesan muchísimo las resistencias, transgresiones y resignificaciones de todo tipo: individuales, colectivas, intencionales o no, las experiencias alternativas tanto de transformación social como de intervención, desde los ensayos de desinstitucionalización a activismos diversos, propuestas menos dogmáticas en la línea de las terapias narrativas o redes, grupos y colectivos autogestionados que se desarrollan en diversos países y que resignifican y retan los discursos dominantes y las formas hegemónicas de imaginar la subjetividad, de escapar a las biopolíticas y los bio-poderes.

• Hernán C. Pulido-Martínez: Nos dices que estos intereses por la Psicología crítica y tu mismo proceso de formación, han tenido lugar en las particularidades de España; en este sentido, contemporáneamente, se discute mucho en relación con el lugar de producción y de apropiación del conocimiento psicológico. Nos gustaría preguntarte: ¿Qué particularidades le imprime la sociedad española al trabajo que realizas y, en general, a la Psicología crítica que allí se realiza?

• Teresa Cabruja: Bueno, como no soy muy partidaria de territorializar o esencializar, justamente, ni culturas, ni identidades, y quizás tocaría a historiadores contarlo, se me hace un poco difícil encontrar la manera de poder hablar, efectivamente, de un contexto muy concreto, histórico, político y culturalmente, en el que se han producido condiciones como las que comenté al principio. A nivel académico, seguro que ha favorecido esta encrucijada de fluires respecto a la producción europea y latinoamericana. Así como las condiciones de posibilidad para una Psicología distinta, como cuando comenté la emergencia del grupo de Psicología Social con origen en la Universidad Autónoma de Barcelona, que actualmente se halla también en la de Universidad de Girona y en la Universitat Oberta de Catalunya. Pero, también, en el mismo estado español, por l@s investigadores3 psicólogos sociales y sociólogos que en Madrid, Oviedo, el país Vasco, Valencia o Andalucía, realizaban cuestionamientos muy potentes a esta Psicología dominante desde el psicoanálisis, el Interaccionismo Simbólico o con el debate cualitativo-cuantitativo y que estaban en contacto con la producción norteamericana, por ejemplo, con los trabajos de Kenneth Gergen (1973). Pero es que, además de la influencia del pensamiento crítico europeo, especialmente el francés y sus desarrollos en la Psicología anglosajona, encuentro que las valiosas aportaciones de la Psicología comunitaria y la Psicología de la liberación en América Latina (de finales de los años setenta y ochenta), ya habían avanzado un cuestionamiento al imperialismo norteamericano y europeo, tomando muy en serio los problemas sociales y el compromiso de la Psicología con la transformación social, por el rol de la Psicología en la intervención, por incorporar voces y participaciones. Me parece que todos estos movimientos y circunstancias favorecen el desarrollo de lo que preferiría llamar "perspectivas críticas" en la Psicología española. Además que entonces no se hablaba todavía, propiamente, de Psicología crítica ni de Psicología postmoderna y, de hecho, por ejemplo, Iñiguez (2002) establece diferencias entre una Psicología crítica y una Psicología radical. Pero sí se coincidiría en el rechazo al hegemonismo del paradigma experimental positivista dominante y las preocupaciones por los componentes éticos y políticos de la Psicología, así como el uso y búsqueda de referentes anteriores o experiencias innovadoras.

• Hernán C. Pulido-Martínez: Tú has sido una figura pionera en el campo de la Psicología crítica en España, has estado involucrada en su constitución, por ejemplo, has indicado los campos en donde se puede localizar la crítica a la Psicología y al trabajo psicológico. En este sentido, nos parece muy importante tu visión acerca de cómo el campo de la Psicología se ha ido constituyendo allí, pues, para nosotros aquí en Colombia, y según parece en muchas partes de América Latina, nos estamos apropiando de la Psicología crítica como un saber casi acabado, donde se supone, como en otras áreas del saber, que una vez que se traduce, la crítica que se formula es igual de pertinente aquí, como lo es, o fue, para el contexto en el que fue prescrita (Ibarra-Colado, 2006; Staeuble, 2003). Es decir, no consideramos en mayor grado nuestro lugar en el mundo para apropiarnos de esa crítica. Entonces, nos parece fundamental si pudieras hacer un esquema de la manera en que se desenvuelve la Psicología crítica en España.

• Teresa Cabruja: Es muy interesante, tu comentario sobre la forma en que se incorporan los desarrollos y debates de la Psicología y el preguntarse hasta qué punto la Psicología crítica es apropiada o no, para aplicarla en otros contextos, tal cual. Y más aún, cuando lo que se propone es recuperar lo local y lo posicionado. Tiene que ver, de hecho, con lo que abordas profundamente en tus investigaciones sobre las dimensiones neocoloniales de la Psicología en el mundo del trabajo en Colombia o, también, lo que cuestionan otr@s autores del giro postcolonial sobre el eurocentralismo. O de si la Psicología crítica se toma como un "saber casi acabado", cuando tantos autores y autoras han planteado la necesidad de estar siempre en cuestionamiento. Pues sí, coincido totalmente con tu apreciación, que, además, tiene que ver con esta globalización del "complejo psi" y con la necesidad de desarrollar procesos dinámicos, autocríticos y reflexivos.

Acerca de cómo se desenvuelve la Psicología crítica en España, insistiré en esta diversidad de perspectivas críticas, acompañadas del indispensable debate sobre cierto grado de institucionalización como plantea Lupicinio Iñíguez (2005) o de nueva "psicologización" con la reutilización del psicoanálisis por parte de Psicología crítica, tal y como plantea Ángel Gordo (2002). Pero, igualmente, tengo cierto reparo en trazar algún "mapa" de la Psicología crítica o postpositivista en España, pues seguro que voy a dejar personas, sucesos, circunstancias, e iniciativas, más o menos explícitas, que pueden haber contribuido a que pueda desarrollarse una Psicología Social distinta. Por una parte, porque, cuando empecé, no conocía muy bien el funcionamiento universitario y, por otra, porque "hacer memoria" es un ejercicio con imprecisiones, versiones y parcialidades. Preferiría hacerla colectivamente y convocar más voces que, seguro, son imprescindibles y enriquecerían o matizarían lo que voy a comentar. Además, ya cuando con Ángel Gordo escribimos el texto sobre la Psicología crítica en España, para el número monográfico del International Journal of CríticalPsychology (Cabruja & Gordo, 2001) que aparece después del encuentro del milenio de Psicología crítica en Sydney que organizó Valerie Walkerdine, en los resultados ya se apreciaba una gran heterogeneidad. Partimos de una convocatoria, que hicimos a través del correo electrónico, en la cual preguntábamos sobre qué se entendía por Psicología crítica y quién se identificaba con ella. Aunque se coincidía en reconocer a la Autónoma de Barcelona y la Complutense de Madrid como centros, aparecían iniciativas locales, discontinuas; unas grupales, otras más individuales y con gran diversidad de nombres. De todas formas, algunas "acciones" que se llevaron a cabo desde finales de los ochenta hasta ahora, me parece que fueron de extrema importancia y de gran emoción tanto para mí como para otr@s compañer@s. Un encuentro académico, que fue fundamental para acercarnos al debate epistemológico e interdisciplinario en los inicios de la Psicología crítica, fue organizado por el área de Psicología Social la Universidad Autónoma de Barcelona con l'Escola Universitaria de Girona, la Universidad Complutense de Madrid, la de Valencia y la del País Vasco (universidades que contaban con investigadores con preocupaciones parecidas). Se reunieron psicólogos, junto con filósofos de la ciencia y del lenguaje, pues tenía mucho que ver con el "giro lingüístico". Fue el primer coloquio internacional, que yo sepa, en que se consideró la crisis de la Psicología Social en el contexto de la crisis del paradigma dominante de la racionalidad positivista en distintas disciplinas. Este International Meeting in Social Psychology: Problems and Basic Issues se realizó la mitad en Girona (Cataluña) y la otra mitad en San Sebastián (País Vasco) en 1987, con lo cual incluyó la experiencia de viajar tod@s entre debate y debate, pero no juntos y no exactamente a la vuelta de la esquina, pues estas dos ciudades distan unos 600 kilómetros una de la otra. Teniendo en cuenta que una de las ponencias, la de John Shotter, se basaba en la novela de "Esperando a Godot" de Beckett para mostrar cómo la espera de un personaje que no aparece en toda la obra que transcurre en un día, gestiona las actividades y el tiempo de la pareja protagonista (el tercero epistemológico), hubo más de un momento, donde las esperas en mitad de la carretera, por ejemplo, podrían haber resultado bastante suculentas para cualquier psicólo@ crítico ¿o no? A este especial encuentro asistieron, por ejemplo, Kenneth Gergen, Rom Harré, John Shotter y los filósofos Roy Bashkar y John Searle, entre otros. Sus intervenciones se hallan reunidas en el libro que coordina Tomás Ibáñez que sale un par de años después, en 1989: El conocimiento de la realidad social. Y más tarde, en 1993, se organizó4 un "small meeting group", específicamente sobre Psicología Social crítica, en Barcelona. Mientras que el anterior se había centrado en formular cuestionamientos a la Psicología Social a partir de las críticas interdisciplinares al paradigma científico, éste se centraba en la reflexión crítica a la Psicología mainstream y las nuevas propuestas. Para este encuentro se solicitaron papers muy abiertos, con la intención de plantear debates y poder discutir. Con una participación mayoritaria de la producción anglosajona. Pero que no es tanto una importación, sino una sincronización, diría yo, con lo que sucedía en el estado español. Asistieron Valery Walkerdine, Charles Antaki, Ian Parker, Erika Burman, Sue Wilkinson, Rex y Wendy Stainton-Rogers, Steve Reicher, Jonathan Potter, Mike Michael, Karen Knorr-Cetina y, en la producción francesa, en cambio, solamente Erica Apfelbaum e Ian Lubeck, que trabaja en Canadá. ¡Curioso! Cuando, justamente, gran parte de las fuentes de pensamiento son muy francesas (Michel Foucault, Jacques Derrida, De-leuze y Guattari, y del pensamiento feminista de Julia Kristeva o Hélène Cixous). Pero, en cambio, en la Psicología francesa no conozco que hubiera, en aquel momento, ni ahora, quizás, algo como una Psicología crítica, más allá de lo que se desarrolla bajo las representaciones sociales. La editorial Sage, publicó el libro que coordinaron Lucipiño Iñiguez y Tomás Ibáñez (1997), Crítical Social Psychology, donde se reunieron las aportaciones y debates de 1993, con temas tales como: el compromiso con la metodología cualitativa, la autoreflexividad, la Psicología feminista o la crítica al individualismo de la Psicología. Así como las discusiones surgidas sobre el realismo, el materialismo y la resistencia. Yo creo que estos dos encuentros fueron bastante fundamentales. Y, después, para la Universidad Autónoma de Barcelona, hay un cambio importante cuando se organiza un doctorado m ayoritariamente en Psicología socio-construccionista, coordinado por Lupicinio Iñíguez y con muchísimo intercambio, muy dinámico con América latina, con todo tipo de cooperaciones, también de invitaciones, congresos internacionales, etc. Mas recientemente, han tenido especial relevancia los Encuentros Críticos celebrados en distintas ciudades españolas a iniciativa de estudiantes, conectando academia y acción social. Hay algunas otras publicaciones monográficas de la producción española. ¿Vale la pena que las cite?

• Hernán C. Pulido-Martínez: Sí, muchísimo, porque una de las cosas que nos llama la atención es la cuestión de la traducción y apropiación y elaboración de los trabajos, así como el lugar de España dentro de la Psicología crítica. Aquí, en Colombia, la obra Tomás Ibáñez se convierte en un referente importante para quienes estaban buscando hacer otro tipo de Psicología. Podrías entonces hablarnos de estos referentes conceptuales, estos autores que han escrito en español, los cuales quizá son mas pertinentes para la Psicología que queremos hacer en nuestros contextos que los referentes anglosajones, que son muy útiles, pero que dicen poco sobre las particularidades de nuestras realidades.

• Teresa Cabruja: Pues, que recuerde, aparte de las publicaciones distribuidas en distintos libros de Psicología Social y que sería demasiado extenso citar, hay un monográfico sobre Metodologías cualitativas, coordinado por Iñíguez (1995) en la Revista de Psicología Social aplicada, que ya reúne un buen número de contribuciones sobre el análisis del discurso, de la conversación y retórico, provinentes de la UAB, Madrid, Girona, la UOC y de compañer@s de la UB que trabajan sobre Psicología cultural e historias de vida, como Javier Serrano y Pepe García-Borés;

además de incluir traducciones de Charles Antaki y de Ian Parker. El libro de Psicologías, discursos y poder, que coordinaron Ángel Gordo y José Linaza (1996), reunió investigaciones de las mismas universidades pero organizadas más por ámbitos o temáticas, a la par que se tradujeron bastantes textos del mundo anglosajón (Hollway, 1996; Wetherell & Potter, 1996; Parker, 1996; Burman, 1996) y se incluyeron otros como el de Heidi Figueroa, sobre género y ciberpsicología de Puerto Rico (Figueroa-Sarriera, 1996). Después, está el monográfico de Anthropos que coordinan Tomás Ibáñez y Miquel Doménech (1998) donde, básicamente, se presentan las trayectorias de los últimos ocho o diez años, en la Psicología crítica o socio-construccionista que se estaba haciendo en la Autónoma. Con textos, entre otros, por ejemplo, sobre la memoria como construcción colectiva y acción social (V ázquez, 1998), sobre el discurso tecnocientífico (Pujol, 1998), sobre la Psicología Social crítica, la posmodernidad y la subjetividad (Cabruja, 1998) y, por cierto, una buena reseña de libros de Psicología crítica (Feliu, Garay, Martínez & Tirado, 1998). Y, más recientemente, hay un monográfico en Política y Sociedad coordinado por Enrique Ema y Juan Sandoval (2003) donde se presentan los desarrollos, revisiones y críticas al socio-construccionismo en el estado español. Allí hay distintos tipos de colaboraciones, por poner sólo algunos ejemplos, el tema del cuerpo se introduce en la discusión (Pujol, Ballasch & Montenegro, 2003), así como, se examina la relación entre el deseo y el psicoanálisis (Pujal, 2003), no se deja sin examinar el énfasis en la discursividad de la Psicología socio-constructivista (Ema, García & Sandoval, 2003) y se explora la relación entre la Psicología crítica y la Psicología feminista (Cabruja, 2003). Quizá, lo más reciente, continuando con los monográficos en revistas, es el volumen sobre Psicología crítica que publicó la revista Archipiélago (Psicología crítica. Entre el malestar íntimo y la miseria social, 2007). Los textos de ese volumen proponen una actualización de la Psicología y la Psiquiatría crítica con relación al neoliberalismo y la globalización, y se abordan tanto el tema de la gestión terapéutica como el de las redes sociales. Los textos reúnen psiquiatras, sociólog@s y psicólog@s del estado español que han participado en la antipsiquiatría, y quizás menos directamente en la Psicología crítica, aunque se incluyó la traducción de un texto de Nikolas Rose sobre Terapia y poder (2007) y uno de Ian Parker (2007) sobre deconstrucción de la psicopatología, o el mío sobre psicopatologización de precariedades (Cabruja, 2007). También hay que mencionar a la revista Athenea Digital. Revista de Pensamiento e Investigación Social, editada por Lucipiño Íñiguez y Juan Muñoz, que reúne y difunde, on line, textos nacionales e internacionales de investigaciones contemporáneas especialmente de Psicología, así como también de pensamiento crítico e investigación social, esta revista es una referencia fundamental para tod@s nosotr@s.

• Hernán C. Pulido -Martínez: Hay una cosa que nos llama la atención de lo que estás diciendo, pareciera, en términos generales, como que hay dos focos de producción de la Psicología crítica, uno localizado en Madrid y otro en Barcelona, o más ampliamente en Cataluña. Nuestra pregunta va dirigida a esto: ¿qué, en el ambiente, o en el contexto de Cataluña, favorece o permite que se produzcan esos desarrollos críticos, que no parecen ocurrir en otros lugares de España?

• Teresa Cabruja: Mira, creo que no lo sé; no sé deciros bien. Alguien más podría responder mejor a esta pregunta. Para mí es una mezcla entre, las condiciones de posibilidad que cité, en la Universidad Autónoma de Barcelona, las iniciativas de Tomás Ibáñez y las iniciativas de otros investigadores, en diferentes lugares en España. También, sobre las conexiones que emergen con lo que sucede en otros ámbitos de activismos fuera de la universidad, en conjunto con constituir puntos neurálgicos de circulación de ideas, acciones y personas. No se puede apartar el contexto histórico que también comenté, un poco antes. Aunque, actualmente, yo resaltaría la posibilidad que existe de realizar un tercer ciclo de investigación (doctorado), en la Universidad Autónoma de Barcelona. Pero, me gustaría insistir en que, aunque a veces se desarrolle un movimiento de forma colectiva, a la vez, no existe uniformidad, es bastante heterogéneo. Y también resaltaría que aún hoy continúa constituyendo una tarea difícil, a mi modo de ver; pues, a pesar de las mismas tensiones, cuestionamientos y dilemas en su desarrollo, la Psicología mainstream es positivista y los criterios y valores en las publicaciones, o las valoraciones del trabajo científico, continúan muy regidos por una determinada manera de concebir la producción del conocimiento psicológico, donde coexisten e interseccionan distintas jerarquías: lingüísticas, culturales, económicas, geográficas (también en la misma Europa, por supuesto), entre otras. Por supuesto, existen afortunadas pero minoritarias excepciones que apoyan nuevas propuestas y cambios.

• Hernán Camilo Pulido-Martínez: Una cuestión adicional con respecto a España y su lugar dentro de la comunidad Europea. Nos podrías comentar: ¿cómo ves esta relación en términos de las implicaciones para la Psicología y para la Psicología crítica?

• Teresa Cabruja: Creo que España puede estar en conexión con producciones distintas, pero a la vez, la hegemonía, por ejemplo, simplemente de la lengua inglesa es muy importante, como lo son también los criterios para decidir qué es ciencia y que no, y cómo se contabiliza desde un modelo muy positivista y competitivo de producción científica, con lógicas mercantilistas y de producción de "sujetos flexibles" y todo lo asociado a la producción material e inmaterial, a las subjetividades y el tiempo de vida, con las nuevas tecnologías digitales y electrónicas, la deshumanización, a partir de unos cambios que conllevan transformaciones en las maneras de vivir, de ser, de estar, de decir, y de sentir. Por lo tanto, no sólo tiene que ver con la Psicología crítica en España, sino con los procesos de globalización y de mercado neoliberal en general, para el conocimiento, la investigación y la docencia. Tanto para los estudios de género como para la metodología cualitativa, por ejemplo, se dan rápidos procesos de asimilación, que aparecen bastante no comprometidos política y éticamente. Aparecen nuevas ideologías legitimadoras. También nuevos malestares ante unas condiciones de vida insostenibles. Por otra parte, en estos momentos, en España, la adaptación al plan de Bolonia, para la integración en Europa, está conllevando muchos cambios, desde reducciones con fragilidades para asignaturas más críticas o más alternativas, pero, sobre todo, por estas lógicas mercantilistas que se están instalando en la Universidad. Sin embargo, a la vez, hay movilizaciones de estudiantes y algún@s trabajadores en docencia y administración de las universidades públicas catalanas, no tanto porque se cuestione el tema de la adaptación al espacio europeo o el modelo pedagógico del plan Bolonia, sino porque no se ha hecho con participación de los grupos implicados y porque incrementa estas lógicas de mercantilización de la universidad, hacia un modelo neoliberal de gestión universitaria. No sé qué van a implicar para la Psicología crítica. O si va a surgir algo distinto. De momento, para mí, no puedo terminar sin volver a insistir en lo afortunada que he sido en los encuentros, intercambios intelectuales-afectivos durante todo este tiempo, a raíz de esto que, de momento, serían perspectivas críticas en la Psicología. Entre ellos, nuestras conversaciones, Hernán, en Cardiff y las preocupaciones sobre las subjetividades y la globalización o, ahora mismo, esta entrevista con vosotros, aunque me angustie un poco. No sé cual puede ser el futuro de la Psicología crítica. Seguramente, varios futuros: desapariciones, institucionalizaciones, revisiones, proyecciones. Probablemente una buena dosis de postcolonialismo, de feminismo y de activismo. Como, por suerte, al menos de momento, una característica de las perspectivas críticas en Psicología es su cualidad de "en continuo movimiento", "en tránsito", de un lado al otro, y con compañías diversas, en conexión con las transformaciones actuales, pues esperemos que, urgentemente, genere otras condiciones. En todo caso, un ir y venir muy importante con estas compañías y con estudiantes, fuente de estímulo incesante. Con la intención de abrir vías, a partir de las energías y agitaciones dirigidas a remover la Psicología, sus fundamentos y sus prácticas, a fin de trazar líneas de escape aunque sean desde posiciones temporales, subalternas, fronterizas, colectivas, híbridas, nómadas, cambiantes, en "tránsito" y en "ensayo" incesante, pero que confluyan distintas perspectivas/acciones críticas, que las hacen fluir.

• Luz Mery Carvajal-Marín: Hay otra cosa que nos gustaría preguntarte en relación con una faceta muy interesante de tu trabajo, que tiene que ver con la relación entre el género y la Psicología; particularmente, tu interés por el lugar que tienen las mujeres dentro de la disciplina. En términos particulares, ¿cómo ves el lugar de las mujeres dentro de la Psicología crítica en España?

• Teresa Cabruja: Tal y como suele suceder, en el mundo académico, con una ciencia androcéntrica e inscrita en unas relaciones patriarcales, aunque se den cambios y avances, continúan bastante vigentes, desgraciadamente, fenómenos como el techo de cristal para las mujeres. Éste es, apenas, una muestra de las prácticas y mecanismos sexistas que existen. Quizás estas prácticas y mecanismos son ahora más sutiles, puesto que ya difícilmente se cuestionan las capacidades de las mujeres. Actualmente, se desarrollan dinámicas de poder sexistas, en la interacción, en la cotidianidad de la docencia y en la investigación; además de presentarse el sexismo institucional con sus mecanismos de discriminación. También, por otra parte, está la cuestión del reconocimiento de la "autoridad femenina". Bueno, en fin, todo lo que se ha puesto de manifiesto desde las aportaciones feministas, que incluyen desde condicionantes sociales y dinámicas de poder discriminatorias, hasta mecanismos institucionales de exclusión. Pero, sobre todo resaltaría que, desde mi punto de vista, continúa siendo difícil incorporar la epistemología y la metodología feminista, que no es lo mismo que incluir los estudios de diferencia sexual, las mujeres o el género. Es lo que planteé en la investigación que realicé, a partir de entrevistas y grupos de discusión con psicólg@s sobre la incorporación de las mujeres, de los estudios de género y el feminismo en la formación psicológica. Esta discusión la presenté bajo el título "¿Quién teme a la Psicología feminista?..." (Cabruja, 2008a). Parece que la introducción, por ejemplo, de la variable diferencial por sexo continuaría con la tradicional división de las muestras, el género, la cual no resulta tan problemática y tiene un "aire progresista", ésta es asimilada con cierta facilidad, pero con bastante desconexión del movimiento y del pensamiento feminista y sus compromisos. Es una versión muy neoliberal, o de libre mercado y poco comprometida, que puede ser asimilada a la misma producción psicológica positivista, de una forma aproblemática, a diferencia de cuando lo que se incorpora es una perspectiva feminista. La perspectiva feminista, me permitió conectar con otros estudios más de corte etnográfico o de biografías de mujeres científicas, contando las dificultades, en distintos países y continentes, pero recogiendo las argumentaciones, el imaginario construido y las justificaciones en los debates de grupo y en las entrevistas. Y, para mí, el hecho de que la Psicología se haya investido del paradigma de racionalidad y experimentalidad, más allá de reconocerse como una actividad humana, incrementa las resistencias para reconocer los valores e ideologías que participan en sus teorías, temas, métodos y prácticas concretas (de forma parecida, por supuesto, al racismo por lo que respecta a las etnias y culturas, al clasismo o a la heterosexualidad normativa, por lo que respecta a las sexualidades y todas estas intersecciones).

Y, respecto a la Psicología crítica, aunque quizás pueda haber más sensibilidad, tengo la impresión que, a menudo, se incorporan sólo unas determinadas aportaciones. Por ejemplo, las de Donna Haraway y las de Judith Butler, cuyo trabajo por supuesto que valoro y me inspira enormemente, pero, que abarcan sobre todo tecnologías y sexualidades. Y, aunque sea muy bienvenida la proliferación de investigaciones innovadoras en este sentido, hay estudios y experiencias de que también para la investigación socio-construccionista y narrativa, continúa siendo dilemático; además de los propios dilemas en estas "identidades feministas". De hecho, de estas complicadas relaciones académicas, ya daba cuenta en la tesis que presenté en 1991, pues para contextualizar flujos de influencias en la Psicología crítica en relación con la comprensión de la subjetividad, era especialmente relevante el debate iniciado por las mujeres de la tercera ola y el debate posmodernidad-modernidad (Cabruja, 1991). Algo a destacar, fue, justamente, la poca cantidad de autoras convocadas en las publicaciones al respecto, cuando, precisamente, grandes ejes de este debate tenían que ver, explícitamente, con lo local vs. lo universal, la relación ciencia-política, los saberes situados, la crítica a la racionalidad, etc. En fin, lo que desde los inicios del feminismo aparece en la proposición lo personal es político, y que conecta política, epistemología, subjetividades y práctica; intenciones y agencias de transformación social y compromiso ético, así como la parcialidad y la subjetividad del sujeto que conoce y el lugar de las emociones y todo lo afectivo. Por eso, se produjeron bastantes debates cuestionando un lugar "autorizado" para "dirigirlo", nuevamente masculino, nuevamente eurocentralizado; interpretado como nuevas formas de colonización o de reapropiación, tanto para el género, como para la cultura o la etnia. En fin, ahora sería un poco largo de reproducirlo. Y, además, que casi se podría caer en una especie de victimismo y tampoco se trata de esto. Pero tampoco sirve señalar que sí se incluye o cita a alguna mujer. En este sentido, me refería a las condiciones de seducción, prácticas de tokenismo y nuevas astucias de la razón (Cabruja, 2003), tanto para las aportaciones feministas como lo femenino, aunque afortunadamente, también aparecen nuevas subversiones y creaciones e iniciativas.

• Luz Mery Carvajal-Marín: Ha sido muy interesante todo lo que has dicho a este respecto.

Quisiera preguntarte sobre el trabajo que has reportado en algunas publicaciones, como en la revista Archipiélago (Cabruja, 2007), en donde se presentan los estudios que has adelantado con psicólogas mujeres que trabajan en terapia con otras mujeres. Tú sugieres que el trabajo terapéutico dirigido a la individuación de la mujer no es el camino más pertinente, pues se deja de lado aspectos de tipo psicosocial que son, precisamente, los que deberían ser considerados. ¿Podrías contarnos un poco más sobre este trabajo tuyo? • Teresa Cabruja: El tema de la psicopatologización de lo femenino y de las mujeres por sus cuerpos o por las normas conductuales, es un tema que me interesa mucho, desde hace mucho tiempo; y que incluye, también, el trabajo con biografías, correspondencias o relatos de vida en el arte y la ciencia, así como con las inventivas de supervivencia y agencias en la vida cotidiana que experimentamos o que aparecen en entrevistas, observaciones o grupos de discusión y, claro, el impacto que tienen estas vivencias en términos de dolores y malestares. Yo creo que, además, lo que sucede es que esta relación "mujer-locura", materializa muy claramente los dualismos de la representación occidental. Actúa colocándola del lado de lo irracional o lo emocional y, por esta razón, ya anteriormente, pero sobre todo a partir del siglo XVIII, es un tema recurrente en el feminismo en la literatura, la filosofía o la medicina, pues encarna o la rabia, o la agencia, o las consecuencias (o todas a la vez, pues incluiría desde grandes protestas a microreacciones), respecto a los procesos creativos o participativos en unas sociedades patriarcales. De pequeña me encantó la lectura de Jane Eyre, una novela del siglo XIX escrita por Charlotte Bronte que me regaló mi tía, y que, más adelante, he ido reencontrando una y otra vez, pues uno de sus personajes principales, la "loca" Berta Mason, ha constituido una figura fundamental en el imaginario europeo, en los análisis feministas y postcolonialistas para el estudio tanto de las relaciones con la creación como con la extranjería. De forma parecida a los estudios feministas en América Latina de mujeres criollas e indígenas de la historia o la literatura, respecto al dualismo ciencia-superstición, respecto a la construcción de las naciones y el colonialismo. En definitiva, de poéticas y políticas de la transgresión. De la lucha por los procesos de interpretación hegemónicos. De la lucha por toda la regulación moral de las mujeres a partir de su ciclo reproductor, de su cuerpo y de sus sexualidades, a fin de reprimir las disidencias en un orden social dado. La construcción de la "monstruosidad femenina" o lo "abyecto" que van de las ciencias mentales hasta la cotidianidad con los significados de "estás loca" o "estás paranoica" como respuesta a las contrariaciones/disidencias respecto de unas relaciones heteronormativas y patriarcales. Por supuesto que tampoco se trata de una romantización. Sin embargo, el cambio de un siglo a otro, del XIX - principios del XX con las "histéricas" a la actualidad, ha sido menos substancial de lo que parecen. Me refiero a la producción discursiva histórico-cultural sobre las mujeres relacionadas con la patología o la psicopatología, por sus órganos sexuales (la relación enfermedad mental-útero) y su capacidad reproductiva, por su saber no institucionalizado o por sus comportamientos poco normativos, que han regulado prácticas legales, educacionales, etc. (Cabruja, 2005), en intersección con otras condiciones como clase social, sexualidad, extranjería, etnicidad, etc. Los maquillajes y modificaciones responden, por supuesto, a los cambios de época, sin embargo reproducen y legitiman igualmente aspectos parecidos, con una creciente dependencia de l@s expert@s. Aunque desde hace muchos años no tengo contacto directo con la intervención terapéutica del día a día, excepto para la formación de psicólog@s o en temas de intervención en violencia machista. Sin embargo, del trabajo que inicié a finales de los años ochenta sobre los efectos que puede tener una intervención terapéutica desde un marco cultural concreto, unos valores concretos y, sobre todo, desde una construcción de lo que es normal y lo que es patológico con una idea de subjetividad que a mí me parece muy problemática (por no hablar ya del más a menudo denunciado penoso "circuito" que se inicia tanto de estigmatización como de desocialización comunitaria), me parece, desgraciadamente, muy vigente y muy necesario. Especialmente, porque hay un resurgimiento de las hipótesis biologicistas, por una parte, con la excesiva medicalización de los malestares (sin hablar de las industrias farmacéuticas) y, además, porque con la globalización y las nuevas precariedades y los flujos de población o las nuevas lógicas laborales, se vuelve a psicologizar e individualizar condiciones de malestares personales que provienen de malestares sociales y de condiciones muy claras de desigualdad o explotación social y económica, de género, de raza, de cultura. Lo que aparece como "colonización de la intimidad", "gestión y capitalización de experiencias", transformación de conflictos y desigualdades laborales, en problemas interpersonales y prototipos, etc. Pues, en estos momentos, se ha generado una gran dependencia hacia los expertos "psi" en todos los sentidos y, a la vez, no hay lugar para las emociones ni los duelos, en términos, otra vez, de garantizar la productividad y "recetar tranquilidad" (utilizando las palabras de Mabel Burín). Es decir, con la autogobernabilidad del self y la gobernabilidad de lo social.

Encuentro muy interesantes los trabajos que se están haciendo para volver a relacionar, reconstruir o re-significar de otra forma aspectos que según el DSM Manual de Diagnóstico aparecen como si fueran síntomas de personalidades con trastornos, con patologías, con psicopatologías. La segunda problemática parte de la misma Psicología y de la psiquiatría, las cuales producen una relación de control/regulación social, cuando intervienen ante las personas que sufren o tienen malestares que parecen íntimos y que son tratados como personales. Pero, claro, una de las grandes preguntas es sobre qué hacer, pues, con el sufrimiento y el dolor. Y, por supuesto, que no dudo que las terapias funcionen, de distintas maneras, en distintos momentos, como puede funcionar, también, la medicación con psicofármacos. Pero, me parece que la cuestión no es ésta. Pues, muchísimas experiencias podrían ser de otra forma, si no se topara con la rigidez de interpretación, de protocolos y, en definitiva, de institucionalización de la intervención psicológica. En el momento en que se abordan estos problemas desde los enfoques tradicionales de la Psicología y la Psiquiatría, son psicopatologizados, tal y como pusieron de manifiesto Michel Foucault con sus análisis sobre la locura, la tríada saber-verdad-poder y en su crítica institucional, y Phyllis Chesler con su análisis de las terapias patriarcales y las intervenciones morales de la Psicología, pues son interpretados desde esta subjetividad individualista y desde la intervención individual, en vez de relacional. De hecho, lo que se hace es "nombrar", etiquetar según un diagnóstico formal, cada vez más medicalizado, como si los síntomas existieran aparte de una temporalidad, y una historia cultural y social concreta. Es lo que he trabajado en distintos momentos, por una parte como subjetividades "supuestas", "impuestas" u "ocupadas" (en relación a las dinámicas de subversión) o, también, como "violencias de la Psicología a las mujeres"(en relación con la regulación) (Cabruja, 2001, 2007, 2008b). Desde lo que comentábamos, anteriormente, de sexismo institucional en la producción de saber, hasta la psicopatologización de lo femenino, de la ruptura de normas o de la traducción en categorías nosológicas de lo que en realidad son respuestas a vivencias en situaciones de desigualdad, opresión y abusos de poder, pero que en vez de entender las agencias y subversiones de estas mujeres a organizaciones morales, de relaciones patriarcales, o demandas sociales, se convierten en síntomas de categorías de psicopatología.

Y, claro, hay autoras que cuestionan hasta qué punto se está empoderando o no a las mujeres, cuando se hace este tipo de intervención terapéutica, porque se interviene desde una Psicología que es patriarcal, androcéntrica y racista en sus conceptos, técnicas y métodos. O, incluso, desde otro punto de vista, si incluso empoderarlas no repercute, aunque de otra forma, en una despolitización de las causas y de las reacciones. Pues, justamente, se trata de la cotidianidad de resistencias o subversiones y agencias variadas de mujeres al contexto social, lo que planteo, por ejemplo, como "cuerpos inquietos/mentes indisciplinadas" (Cabruja, 2006) o como "locas con causa", en relación a los estereotipos, a las contradicciones público-privado, el cuerpo, las emociones y la subjetividad, la creatividad y el orden moral o político. Es decir, lo que ha constituido su comprensión como distintos tipos de psicopatologizaciones de experiencias, así como el interés por otras formas de operar cambios o interpretarlas, para la creación, para disidencias políticas, para supervivencia. Es una Psicología que puede ser reproducida tanto por hombres como por mujeres porque es la socialización en el aprendizaje de la Psicología y de cómo se interviene, tal y cómo se observa en las investigaciones que he participado sobre curriculum oculto en la carrera o sobre interacciones comunicacionales prejuiciosas y discriminatorias. Es decir, que la intervención que se puede hacer desde la Psicología se produce desde una ciencia androcéntrica, unas relaciones patriarcales y una heterosexualidad normativa y, por lo tanto, se da todo un abanico de relaciones de poder en la misma terapia. De ahí, lo que me preguntabas, Luz, respecto a esta complicada relación en la intervención clínica que va desde recetar tranquilizantes a las mujeres, según los prejuicios respecto a la escucha que se realiza y a la construcción de las identidades de género y el entender que no se las empodera, ni en la interpretación de sus síntomas, ni en el tratamiento; al contrario, se las psicopatologiza. Las nuevas iniciativas se dirigen en la línea de reautorizar/reposicionalizar los relatos en contra de terapias esencialistas. Pero, aún así, se presentan dilemas de las consecuencias de desresponsabilizar socialmente y científicamente y de descolectivizar otras respuestas y se despolitiza.

• Luz Mery Carvajal-Marín: Esto nos lleva a otras preguntas que a los que estamos en el mundo académico nos parece que es de difícil respuesta, en la práctica. Por una parte, cuando se manifiestan estas críticas a la Psicología emerge una pregunta: ¿se pretende, acaso, acabar con la Psicología? Cuando se examinan los efectos que tiene sobre los sujetos, ¿se busca entonces que no exista esta disciplina? Por otra parte, ¿cuál es el lugar de la Psicología crítica en este panorama? ¿es su único lugar el mundo de la academia? Y si en los pregrados se enseña los conocimientos básicos que conforman el cuerpo de la disciplina, ¿debería la Psicología crítica estar solamente en los postgrados? • Teresa Cabruja: Sí, claro, es complicado este tema que planteas, Luz. Porque las iniciativas que genera la Psicología crítica, son muy heterogéneas, muy diversas. Y porque la voluntad de explicitar los efectos "autoritarios" de la Psicología o su participación como ciencia "psi" en el gobierno de lo social, de las subjetividades, pues, de alguna forma, puede llevar a cuestionar su propia existencia. No lo sé. Foucault, ya hablada de las dos vertientes, ¿no? La productiva, en hacer visibles aspectos de la experiencia humana, y la regulativa, con la disciplinarización. Lo que se cuestiona es sus efectos, tal y como la conocemos, tal y como se desarrolla, en estos momentos, la legitimidad con la que se ha constituido. ¿Cómo transformar la Psicología? Es verdad que es más difícil formar a psicólogos y psicólogas en todo lo que está siendo, lo más nuevo, más creativo e innovador, en las formas de investigar o en la intervención con el propósito de transformar socialmente, de emancipar, de cambio. ¿Cómo formar en experiencias que se están generando desde lugares distintos, con intentos distintos y en perspectivas tan alejadas de la Psicología tradicional? Por ejemplo, en Psicología crítica, de cómo intervenir comunitariamente y participativamente, en investigación-acción, o en terapia intentando no reproducir los efectos autoritarios de la ciencia, cuestionando los discursos hegemónicos sociales y científicos sobre la subjetividad, intentando no reproducir relaciones jerárquicas de experticia y efectos de poder, atendiendo a las acciones colectivas y autogestionadas de transformación política y social, pero con un compromiso emancipador más local y temporal. Pues, no lo sé. Es un reto, pero sumamente necesario ¿no? Creo que hacer circular y dar a conocer tanto los análisis críticos como las nuevas experiencias es muy interesante, pues tanto la práctica del día a día como el conocimiento también contienen improvisación y creación. Y, a la vez, estar en permanente disposición de autoreflexividad y debate, pues tampoco está dado lo que se genere. Por ejemplo, me fascinan, las experiencias, si continuamos en el campo de la terapia, de personas que intentan trabajar con las historias de personas, que a lo mejor durante años, han sufrido procesos de diagnóstico de esquizofrenia, y que consiguen despsiquiatrizarlas, desestandarizar diagnósticos y que se insertan nuevamente en la comunidad, a partir de versiones alternativas a su experiencia. O los grupos que se autoorganizan tanto respecto a rechazar o resignificar su propia experiencia, como en Inglaterra con el grupo hearing voices en donde las personas cuentan su historia de "oír voces" con explicaciones variadas alternativas a un diagnóstico de esquizofrenia (Blackman, 2001). También, los trabajos sobre cómo introducir la crítica dentro de la terapia (Parker, Georgaca, Harper, McLaughlin & Stowell-Smith, 1995) y realizar intervenciones menos autoritarias, fuera de los cánones de la Psicología dominante y su forma de interpretar. O, en el caso del género, respecto a resignificar desde la depresión postparto, al diagnóstico premenstrual o la personalidad borderline (por ejemplo desde la de-construcción con el activismo colectivo de Women's at the Margins) y la anorexia, entendiéndolas en una sociedad, tiempo y cultura que producen relaciones desiguales de poder. Creo que son distintos ensayos en la intervención clínica o social por no reproducir relaciones de poder y dominación, desde las que incorpora la misma Psicología o el rol de expert@, hasta la herencia de unos relatos determinados respecto al self y sobre la personalidad, y que van negociando el alcance de las intervenciones psicológicas, que hacen explicito los objetivos que quieren alcanzar, así como qué es lo que se quiere transformar y con qué compromisos.


1 De hecho, en Barcelona, ya se había dado una polémica a finales del XIX-principios del XX , respecto a si génesis biológica o entorno psicosocial en la personalidad que influenciaron, junto con el feminismo, iniciativas progresistas de la República.

2 Pienso, por ejemplo, en Guillermo Rendueles, Ramón García, Manuel Desviat o Carmen Sáez-Buenaventura que ya abordaban temas de género en salud mental.

3 Como José Ramón Torregrosa, Jiménez Burillo, Concepción Fernández-Villanueva; Eduardo Crespo, Anastasio Ovejero, etc. Y, otra vez, seguro que me dejo a alguien.

4 Financiada por la Autónoma y por la European Association of Experimental Psychology.


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