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Universitas Psychologica

versión impresa ISSN 1657-9267

Univ. Psychol. v.8 n.3 Bogotá sep./dic. 2009

 

Constitución de sujeto político: historias de vida política de mujeres líderes afrocolombianas*

Political Constitution of the Subject: Life Stories of Afro-Colombian Political Leader Women

 

VIVIANA ARIAS VARGAS**
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia

LUIS EDUARDO GONZÁLEZ LÓPEZ
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia

NOHEMA HERNÁNDEZ GUEVARA
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia

* Artículo de investigación.

** Correos electrónicos: nv_av@hotmail.com; nasyd25@hotmail.com; nehaco@yahoo.com

Recibido: enero 3 de 2009 | Revisado: marzo 14 de 2009 | Aceptad o: marzo 22 de 2009


RESUMEN

La presente investigación está comprometida con el problema de la mujer afrocolombiana como sujeto político. El objetivo principal del estudio es caracterizar el proceso de construcción, como sujetos políticos, de tres mujeres líderes afrocolombianas: una líder comunitaria, una líder universitaria y una líder política. Para tal efecto, se recogieron historias de vida política, las cuales estuvieron cimentadas en entrevistas biográficas. Los investigadores proponen un modelo dialéctico que permita comprender el proceso de constitución de sujetos políticos, conformado por tres dimensiones: conocimiento de la realidad social, toma de posición, y acción política; así mismo tiene en cuenta las influencias personales, interpersonales, institucionales y socioculturales presentes en dicho proceso. Los resultados hacen referencia a las convergencias y divergencias encontradas en el discurso de las participantes, acerca de su construcción como sujetos políticos, lo cual permitió generar reflexiones sobre el por qué algunas personas ejercen acciones políticas y otras no.

Palabras clave autores Mujer, afrocolombianidad, identidades sociales, subjetividad política e historias de vida.

Palabras clave descriptores Mujeres en la política, identidad social, mujeres en la organización de la comunidad.


ABSTRACT

The following investigation is concerned with the Afrocolombian women's problem as a politic subject. The main goal of the study is to characterize the process that Afrocolombian women (a communitarian leader, a college leader and a politic leader) in order to do it will use the political self. The principal strategy to answer the previous question is life's history using the biographic interview. The investigators created a dialectical model about the process of construction as a political being, which is constituted by the reality knowledge, the attitude in front of and the political action; in the same way manner personal, interpersonal, institutional and socio - cultural influences are include also. The results relate to the convergences and the divergences found in the participant's speech about their construction as politic subject; which generate reflections about why some people practice politics actions and other person don't do that.

Key words authors Woman, Afro-Colombian People, Social Identities, Political Subjectivity and Life History.

Key words plus Women In Politics, Social Identities, Women In Community Organization.


Al parecer, no existe medio de persuasión alguno que permita inducir al hombre a que transforme su naturaleza en la de una hormiga; seguramente jamás dejará de defender su pretensión de libertad individual contra la voluntad de la masa. Buena parte de las luchas en el seno de la humanidad giran alrededor del fin único de hallar un equilibrio adecuado (es decir, que dé felicidad a todos) entre estas reivindicaciones individuales y las colectivas, culturales; uno de los problemas del destino humano es el de si este equilibrio puede ser alcanzado en determinada cultura o si el conflicto en sí es inconciliable.

Sigmund Freud El malestar en la cultura (1930)

Este artículo está escrito sobre la base de múltiples diálogos que se convocan desde el campo de la psicología social política. Sus protagonistas son mujeres líderes del movimiento social afrocolombiano cuyas voces se conjugan en el proceso investigativo. La voz de las participantes narra historias de vida política, focalizando el propósito central dirigido a indagar sobre la forma en que se constituyen los "sujetos políticos": desde qué contextos, en cuáles momentos clave, con qué influencias, con cuáles sentidos y prácticas. Emergen en las narraciones estas y otras dimensiones de tal constitución, sus interrelaciones y las implicaciones prácticas para procesos de acompañamiento a grupos, comunidades y organizaciones cuyas actoras o actores se empeñen en emprendimientos similares.

La emergencia del sujeto

La modernidad, como modo de ver el mundo natural y social, está indisolublemente ligada a la duda, a la puesta en cuestión de cualquier razón dogmática. Los modernos declararon fe absoluta en la razón, poniendo en cuestión la cosmovisión premoderna y sus explicaciones basadas en fuerzas sobrenaturales o designios divinos. Este giro dramático confronta a los seres humanos, individual y socialmente, con la incertidumbre, el desafío de pensarse, analizar con sentido crítico pasado y presente, prefigurar el futuro, y asumirse como protagonistas de su propia historia y de la vida en común. Así, la modernidad en un doble movimiento: emancipa la subjetividad y, al tiempo, "desencanta" el mundo.

Son, precisamente, los acontecimientos sociales y políticos del Siglo XX los que terminan por resquebrajar la fe absoluta en la razón, particularmente la razón instrumental. Deviene, interpelando las promesas incumplidas de la modernidad (expresión acuñada por De Sousa Santos, 1998) la "actitud postmoderna". Y no, gratuitamente, llega acompañada de la intensificación del debate sobre la relación entre objeto, método y validación del conocimiento, en Ciencias Sociales. Al monismo metodológico que impone a las Ciencias Sociales el método de las Ciencias Naturales, se opone un grupo, cada vez más numeroso, de investigadores/ as sociales que propugna por asumir el conocimiento sobre lo social-humano como situado, fechado y dotado de razón emancipatoria.

Para acceder al conocimiento de las realidades sociales así entendidas, el construccionismo social asume, como vía regia, el lenguaje; en tanto que, quien refiere a la realidad social, habla de ella desde alguna perspectiva, construye relatos con base en su experiencia la cual nunca es idéntica a la de otros/as. Es decir, el conocimiento sobre lo social y sobre todos los asuntos humanos, se asume como mediado, siempre, por los significados socioculturales construidos por quienes son juez y parte de tales sucesos. La realidad social es simbólica.

Debates en torno al sujeto político

Comprender las subjetividades políticas contemporáneas implica reconocer el conflicto (no la violencia) como inherente a la convivencia humana y razón de ser de la política. Desde esta perspectiva, no hay criterios razonables que permitan definir a priori, esencial y permanentemente, asuntos que por sí mismos sean de naturaleza política, respecto de otros que no lo serían y que nunca podrían aspirar a serlo.

La política entonces puede ser entendida como un conjunto de prácticas que pueden crear unidad en condiciones de división y conflicto (Mouffe, 1999). Y el bien común como un conjunto de reglas morales cuyo irrespeto conlleva la degradación de la vida social. (Colo, 1995).

Público -privado

Las democracias modernas, que se desarrollaron al tiempo con el capitalismo, separan al Estado y al mercado, de la familia, reafirmando la antigua dicotomía público-privado y la política como actividad exclusiva de la esfera pública. Esta esfera será la única en la que se debata como pares, como personas con los mismos derechos, sobre los asuntos de interés común.

Siguiendo a Arendt (2005), la esfera privada se asocia con lo no objetivo, no reflexivo, "subjetivo" o "natural": las emociones, el cuerpo, el deseo. Se recluyen en ella actividades y sujetos del mundo doméstico representados como posesiones, las que se supone responden al orden de la necesidad, y lo que está al servicio de la reproducción cotidiana de la vida. La esfera privada queda sellada con la definición de contener "lo que no debe ser visto u oído por los demás", lo que carece de interés público.

En contraste, lo público-público se representa en lo político, en las acciones humanas orientadas a construir un orden social regulado y racionalizado, el orden de la libertad. A lo público-político se le expropia sentimiento y sensibilidad, para que pueda ser visto y oído por todo el mundo, para responder a los asuntos de interés común, y para diferenciarlo del lugar poseído privadamente en el mundo.

La esfera privada se caracteriza como a-política bajo la premisa de que resguarda la libertad humana, lo no susceptible de ser intervenido por el Estado, regida por la "lógica del libre albedrío"; mientras, la esfera pública-política se representa como regida por la "lógica democrática". Pero al atribuir la razón democrática sólo a ciertas categorías sociales, se generan sistemas de exclusión, procesos de invisibilización de lo privado, y una tajante división entre lo que es y lo que "no es" político.

Desde una visión sociohistórica y crítica Martín-Baró (1991) define el comportamiento político más bien a partir de su sentido, es decir: "de la relación que ese comportamiento tiene con un orden social y del impacto que en él produce" (p.41).

Indagar acerca de la subjetividad política supone, según Jiménez (1991), analizar cómo un sistema de pensamiento se transforma en sistema de creencias, en ideología conformada por ideas que hacen parte del "sentido común" convirtiéndose en discursos que mantienen sistemas de dominación y exclusión. Desideologizar, entonces, consistiría en convertir lo privado en público, hacer visible lo interiorizado para comprender los sistemas que uniformizan y homogenizan, destituyendo las subjetividades para construir pensamiento único. Esta posibilidad "desideologizadora" negaría la dicotomía absoluta entre esferas pública y privada.

La "muerte del sujeto"

El derrumbamiento de los metarrelatos modernos se acompaña, para algunos, de la defunción del sujeto. El sujeto se declara muerto: ¿cuál? ¿el sujeto moderno? ¿el sujeto de la historia? ¿el sujeto político? ¿el sujeto-sujeto? Paradójicamente, la declaratoria de defunción ha reavivado los debates. Entre sus más activos participantes están Ernesto Laclau, Chantal Mouffe, Slavoj Zizek, Jacques Ranciere y Hugo Zemelman en América Latina.

Para Mouffe (1999) el esencialismo y la dicotomía en la concepción de "lo político", propias de la modernidad, impide construir una nueva visión de ciudadanía que hace falta para aplicar una nueva política: la democracia radical y plural. Desde sus críticas al esencialismo, aboga, precisamente, por abandonar la categoría sujeto, entendida como entidad transparente y racional que puede otorgar un significado homogéneo al campo total de la conducta al ser fuente de la acción.

Propone que el agente social sea comprendido como entidad constituida por un conjunto de 'posiciones de sujeto' que nunca están totalmente cerradas en un sistema fijado de diferencias; una entidad construida por una diversidad de discursos entre los cuales no tiene que haber necesariamente relación, sino movimiento constante de sobre determinación y desplazamiento que hace imposible hablar del agente social como entidad única y homogénea (Mouffe, 1999).

El sujeto político se constituye y se destituye

Hay tantas formas de ciudadanía como interpretaciones de sus principios. Una interpretación democrática radical "hará hincapié en las numerosas relaciones sociales donde existen situaciones de dominación que deben ser puestas en tela de juicio si se aplican los principios de libertad e igualdad" (Mouffe, 1999, p. 121).

Es en la vida en comunidad donde se elaboran, de forma intersubjetiva, significados acerca del mundo. Es decir, el mundo social es una construcción con base en significados que se crean o provienen de las relaciones. Es a través del lenguaje que nos incorporamos al mundo, pero es ese mismo lenguaje el que va creando el conjunto compartido de conceptos y categorías que permiten explicarlo; por lo tanto, toda narración contiene un sentido de continuidad que actúa integrando las acciones del pasado, presente y futuro dotándolas de secuencia y consistencia.

El discurso es una producción humana que no sólo expresa realidades sino que las construye gracias a la función de acción del lenguaje (Garay, Iñiguez & Martínez, 2003), lo que nos remite a hablar de "realidad social" como producto de una construcción y transformación permanentes. Se entiende, de esta manera, que la realidad no es algo dado sino más bien un proceso inacabado. Por tanto, una concepción de sujeto coherente con esta realidad lo entiende como móvil, histórico, con capacidad de apropiar y ejercer crecientes grados de libertad y agenciamiento. Este sujeto se construye día a día en el lenguaje y sus travesías pueden ser narradas.

Los discursos de la posmodernidad y el mundo globalizado reestructuran también los escenarios de la política: redefinen sus escalas pues hasta hace poco actuaba a nivel nacional; ahora se exige la integración supranacional, la idea de una sociedad global y, al tiempo, una revalorización de lo local. Es decir, actualmente la política actúa en diversas escalas en un mismo momento.

También se alteran las distancias, no sólo físicas sino también sociales: buena parte de los ciudadanos y ciudadanas no se identifican con sus gobernantes y la identidad colectiva se ha fisurado, situación respecto de la cual los medios de comunicación intentan ocasionales modos de generar volátiles cohesiones. El consumismo y la rápida circulación de modelos culturales traen consigo la fragmentación entre países y al interior de ellos, situación que se evidencia en las brechas entre ricos y pobres a nivel mundial.

Se reestructuran además los límites de la política misma: se la requiere ahora para coordinar áreas como la economía, el derecho y la educación; es decir, para que regule el mercado, el sistema financiero y la redistribución en la esfera de lo social, por medio de políticas sociales.

Pero estas modificaciones obligan también a re-significar la política en la perspectiva de favorecer la reconstrucción del tejido social. Lechner (1995), como Freud en su momento, insiste en la necesidad de reconocer el sustrato cognitivo-afectivo de la política para generar un nuevo proyecto colectivo, donde la pluralidad sea condición de toda vida política y se revalorice la sociedad civil.

El discurso y la acción

En el pensamiento de Arendt (2005), el discurso va aparejado con la acción y la pluralidad constituye la condición básica para la acción y el discurso. Cuando habla de pluralidad la aborda desde la igualdad y la diferencia: igualdad como humanos que se entienden entre sí y distintos en la forma en que cada cual se diferencia de los demás, de los que existen, existieron y existirán.

El ser humano comienza su vida insertándose en el mundo mediante la acción y el discurso. Nadie es autor único de la historia de su propia vida ya que la inserción no se da en el vacío, sino en la trama de relaciones humanas que le preexisten y en donde conviven los seres humanos. La historia revela un agente, un actor, más no un autor, ya que cada cual es resultado de la acción cuya característica primordial es la presencia de otros. Para lograr saber "quién" era alguien se debe buscar su historia, su biografía mas no su trabajo pues esto sólo demostrará "qué" era esa persona.

La acción es lo único que nos hace verdaderamente humanos y es el discurso y la narrativa el camino para develar nuestra pluralidad. La incorporación a lo público se da desde la particularidad y conociendo la identidad de cada individuo. Este nacimiento en lo público de nuevos seres humanos y nuevos comienzos confiere fe y esperanza a los asuntos humanos (Arendt, 2005).

Lo político y la constitución de sujetos-políticos-mujeres

Desde la perspectiva discursiva en Psicología Social, el problema de la construcción de sujetos-políticos-mujeres tiene como objeto reflexionar críticamente acerca de su participación en el ámbito público y sobre las dificultades y potencialidades que encuentran en el camino.

La sujeto político mujer, por tanto, sería aquella que se constituye a partir del reconocimiento y toma de conciencia de que las condiciones de desigualdad y discriminación no son inherentes a la condición humana, que son injustas y evitables, y que es posible actuar con el propósito de impedir su continuidad: confronta entonces las relaciones de poder entre los géneros.

Sin embargo, para Mouffe (1999) no hay relación a priori necesaria entre los discursos que constituyen las diversas posiciones de sujeto. Su vinculación, por medio de la inscripción en las relaciones sociales, se convierte en escenario de conflicto y antagonismo, dando lugar a distintas formas de movilización política. Aboga por la necesidad de establecer una cadena de equivalencias entre las diferentes luchas democráticas, para articular demandas distintas de ciudadanía procedentes de las mujeres, las poblaciones negras, trabajadores, homosexuales, entre otros(as).

En la política contemporánea se encuentran discursos que intentan establecer articulaciones entre las diferentes posiciones de sujeto, asumiendo identidades políticas que se constituyen dentro de una estructura discursiva esencialmente inestable, al estar sometidas a prácticas articuladoras que las subvierten y transforman. Se deriva de la afirmación anterior que los vínculos entre posiciones no son permanentes o definitivos y, por tanto, que no hay identidad social que pueda ser completa y permanentemente adquirida. Se habla entonces de identidades de fijación parcial mediante la creación de puntos nodales, lo cual no quiere decir que no se pueda hablar de 'varones', 'mujeres' o 'negros' con cierta idea de comunalidad política (Mouffe,1999).

Una vez que identidades esenciales como 'mujer' son puestas en duda de esta manera, dilemas como el de igualdad vs. diferencia pierden su sentido, al no haber enfrentamiento real entre entidades homogéneas 'mujer'-'varón', sino "una multiplicidad de relaciones sociales en las cuales la diferencia sexual está construida siempre de muy diversos modos, y donde la lucha en contra de la subordinación tiene que plantearse de formas especificas y diferenciales" (Mouffe, 1999, p. 112).

Para Mouffe (1999), lo anterior no aboga por la desaparición de la diferencia sexual como distinción relevante en todos los ámbitos sociales, considera más bien que en el dominio de lo político y en lo que respecta a la ciudadanía no debe ser una distinción pertinente. Un proyecto de democracia radical y plural necesita una concepción diferente de lo que es ser ciudadano o ciudadana y de cómo actuar en tanto miembros de una comunidad política democrática. Mouffe (1999), concibe entonces la ciudadanía como una forma de identidad política que consiste en la identificación con los principios políticos de la democracia moderna pluralista: la afirmación de libertad e igualdad para todos y todas.

La constitución de identidades femeninas desde lo político, o su construcción como sujetos políticos, ha sido un proceso difícil para las mujeres latinoamericanas. En el contexto del proverbial machismo en el que están insertas, muchas mujeres iniciaron el camino, politizando sus roles tradicionales como el de madres, esposas o hijas de manera tal que su acción política no puede desligarse de él.

Luna (1994), León (1994) y Campillo (2005) someten a crítica el discurso político liberal, sustentando la tesis de que sería un absurdo para las mujeres participar de un modelo político que, en palabras de Campillo, propone "una universalidad que es más bien patriarcal en lugar de neutra" ya que introducir la diferencia en ella sería imposible, al ser un planteamiento que por principio la niega. Parafraseando a Luna (1994), en su camino a la construcción como sujetos políticos, el primer obstáculo que las mujeres enfrentan es su marginación en la esfera privada-doméstica. El mismo reconocimiento de tipo subsidiario, que les otorga el Estado por su rol materno, les impide ser conceptualizadas a igual nivel que los hombres, como integrantes de la comunidad política, es decir, como sujetos políticos (Filgueira, 1991 citada por Luna, 1994).

Sin embargo, cabe también preguntarse si es sujeto político sólo aquel o aquella que desarrolla su acción en el espacio de lo público, pues sin una esfera pública, la libertad no puede aparecer (Campillo, 2005). Paradójicamente, las mujeres han visto coartada su participación en la esfera pública, pero algunas logran ampliar el campo de lo político, politizando los espacios de la vida cotidiana (León, 1994; Luna, 1994). Su actuar en lo privado, muchas veces con escaso reconocimiento e invisibilidad, ha significado más una redefinición del poder político y la forma de entender la política, que una búsqueda del poder o de la representación en la política formal (León, 1994).

Precisamente allí parece radicar la fuerza de los movimientos de mujeres: hacen su aparición en espacios diferentes a la política formal, abriendo así nuevos modos de participación, transformando lo que se entiende por democracia y política, e iniciándose y consolidándose en el camino su construcción como sujetos políticos.

Afrocolombianidad

Cuestionarse acerca de las historias de vida es indagar por el sentido, aquel que permite a los sujetos continuar viviendo aun en medio de situaciones como aquellas a las que han sido sometidas las comunidades afrocolombianas.

El reconocimiento de la identidad cultural de la comunidad afro se logró a través de la Constitución Política de 1991, desde su aceptación del multi-culturalismo y la plurietnicidad. Según Castells (1999, citado por Hurtado, 2001), en los últimos treinta años se ha dado una enérgica expresión de identidad colectiva que desafía la globalización en nombre de la singularidad cultural. En este contexto el movimiento afrocolombiano buscó hacerse visible y denunciar las condiciones de marginalidad y exclusión a que son sometidos sus miembros por su color de piel.

Las mujeres afro aportan, desde sus particularidades, a la lucha por la plena realización de los De -rechos Humanos y por la construcción de un mundo más justo. Se centran en la reanimación étnica, histórica y cultural; la recuperación del territorio ancestral, la defensa de una opción de desarrollo que tenga en cuenta las prácticas tradicionales y la participación autónoma de las comunidades negras en la toma de decisiones que las afecten.

Es así más fácil entender por qué el "sufrimiento con sentido" ha llevado a las mujeres afro a levantar su voz y emprender acciones que contribuyan a su reconocimiento en la sociedad desde su particularidad. Son sus hijos, son sus vivencias, es su comunidad lo que las motiva a continuar su lucha, a unirse y solidarizarse con las luchas de los negros en el mundo. En sus propias palabras, la mujer tiene uno de los principales papeles como transmisora de valores, educadora o socializadora de futuras generaciones: "La solidaridad es la única garantía que tenemos los pueblos históricamente dominados para transportarnos más allá de los límites geográficos, físicos, humanos y hasta de pensamiento que nos han impuesto a través de los tiempos" (Conferencia Nacional Afrocolombiana, 2005).

No obstante, este rol de educadoras es el mismo que han venido desempeñando por largo tiempo, con la diferencia de sumar un nuevo propósito: rescatar la tradición negra. Dicho propósito sigue dejando a las mujeres en la invisibilidad de lo privado, aun cuando el sentido de su acción tiene un carácter político. Limita, además, sus posibilidades de incursionar en otras esferas de la vida social y política.

El lenguaje como posibilidad

Esta investigación de tipo descriptivo con alcance exploratorio está enmarcada en la corriente interpretativa- cualitativa, la cual se sustenta en el conocimiento que ayuda a mantener la vida cultural y cuya lógica sigue un proceso circular partiendo de una experiencia que trata de interpretarse en contexto y teniendo en cuenta los puntos de vista de los implicados. No se buscan verdades últimas sino relatos, motivo por el cual el diseño está abierto a la invención, la obtención de datos al descubrimiento y el análisis a la interpretación (Valles, 1999).

Para desarrollar la investigación se empleó la técnica de historias de vida constituidas por relatos a partir de los que se elabora y transmite una memoria personal o colectiva que alude a las formas de vida, en un periodo histórico particular. Lo que las diferencia de otros relatos es la intencionalidad, ya que son solicitadas por los(as) investigador(es). Esta característica, precisamente, hace de su desarrollo un proceso continuo, orientado por los objetivos del estudio, los hallazgos y sus límites. Otra característica fundamental es el valor subjetivo de los relatos, como afirman Santamaría y Marinas (1999): "recuperar la memoria, la historia de las identidades rotas y recompuestas, ofrece otra perspectiva, no culturalista, ni economicista, sino subjetiva, esto es, formadora de sujetos" (p. 263). Esta construcción y reconstrucción de subjetividades no es un proceso exclusivo del participante, sino que tiene repercusiones similares en la identidad de quien escucha y participa en lo narrado, pues el relato una vez se dice comienza a ser parte de la experiencia de quien lo recibe (Selman, 1998).

El propósito de las historias de vida trasciende el dar voz a quienes no la tienen; también se propone recoger los relatos tal y como estos surgen, permitiendo experiencias de enunciación, donde hasta el silencio tiene un significado. En esta perspectiva, tiene un papel ético y político pertinente para este estudio el atender a las historias de vida de la gente.

En la narración se reconstruye tanto la historia como el sujeto que está relatando, tarea difícil y necesaria si se tiene en cuenta que en la sociedad actual no existen referentes identitarios y los procesos de memoria tanto individual como colectiva están siendo abolidos, por la masificación y la búsqueda de homogenización de todas las formas de saber y de comunicación social (Santamaría & Marinas, 1999).

Acercamiento a la constitución de sujetos políticos

Las dimensiones pensadas configuran los diversos aspectos y la ruta de sus relaciones posibles por recorrer por la persona en su proceso de constitución como sujeto político. En este sentido, se propone un modelo explicativo donde pueden agruparse características del proceso de construcción como sujeto político que van surgiendo en el relato. Con un propósito comprensivo y descriptivo, están presentadas en forma de secuencia organizada, aunque en la práctica el proceso es dialéctico, caracterizado por adelantos y retrocesos en unos casos secuenciales y en otros a modo de saltos.

Conocimiento de la realidad social

Desde la perspectiva discursiva de la Psicología Social, el discurso es una producción humana que no sólo expresa realidades, sino que las construye gracias a la función de acción del lenguaje (Garay, Iñíguez & Martínez, 2005). Lo anterior remite a hablar de la realidad social como el producto de una construcción y transformación permanentes, razón por la cual se entiende que la realidad es algo que no está dado, sino que más bien es un proceso inacabado.

Dentro del proceso de construcción como sujeto político, el conocimiento de la realidad social se asume como condición básica. Se narra a partir de algún acontecimiento detonante en la vida que impulsa a la persona a reflexionar sobre los fenómenos sociales y sobre sí mismo. Es lo que Villareal (1994), Martín-Baró (1991), Freire (1972) y Montero (2004) llaman "toma de conciencia" o "concientización", que incluye la percepción de la realidad social y la autopercepción.

La percepción de la realidad social es la reflexión que la persona hace sobre aquellas relaciones sociales que conoce; implica la posibilidad de pensar la realidad social como algo estático o como dinámico; esta última forma es indispensable para la continuidad del proceso de construcción como sujeto político.

La autopercepción está referida a la concepción de sí mismo como ser móvil, histórico, con capacidad de ejercer grados de libertad y de agenciamiento. En otras palabras, el sujeto se percibe como empoderado de su realidad.

Toma de posición

Ante el conocimiento de su realidad social el sujeto asume una posición o múltiples posiciones de sujeto, como propone Mouffe (1999): por ejemplo, ser mujer, ser negra, ser pobre, a través de lo cual reconoce y toma conciencia de que la desigualdad, la discriminación y la injusticia no son condiciones naturales, sino fruto de la acción humana llevándolo a cuestionarse acerca de su papel frente a la sociedad.

Acción política

En el proceso de construcción como sujeto político las acciones son percibidas como puesta en escena, realización en el espacio de lo público (Arendt, 2005) de las reflexiones sobre la realidad social y la toma de posición. La acción política genera vínculo social, se realiza en pro del bien común y debe ser contextualizada (Lechner, 1995).

Influencias en la construcción como sujeto político

Se definen, en el contexto de la investigación, cuatro tipos de influencias a partir de aquellos pensamientos, sentimientos y acciones, de carácter 1) Personal, 2) Interpersonal y/o 3) Institucional; así como aquellas prácticas, creencias, normas y valores de tipo 4) Sociocultural a las que se autoatribuyen o se atribuye provenir de otros(as) y haber incidido en el proceso de construcción como sujeto político.

Las voces de mujeres afrocolombianas

"El pueblo negro no aguanta más miseria y opresión" (Líder Comunitaria). La realidad social, para las tres participantes, está enmarcada en un contexto de violencia social y política, que se percibe con mayor intensidad en las regiones donde se concentra la población afro. En este contexto, las consecuencias de la guerra han marcado de forma significativa la percepción que frente a su realidad social tienen las participantes.

A pesar de ello, las entrevistadas han construido una visión esperanzadora acerca de la posibilidad de cambio en todas las relaciones. Según ellas, es ese el motivo por el que han emprendido acciones políticas, ya que si no existiera el continuo devenir su labor no tendría sentido. Esto permite comprender que se sientan llamadas a generar algunos giros en la realidad, propiciando una cadena de cambios.

Los aspectos de la realidad social que ellas definen como impactantes han estado atravesados por el conocimiento de la historia de mestizaje. Es a través de su aproximación a la historia del pueblo afro que han logrado conocer sus orígenes, las consecuencias de la esclavitud y han recuperado fragmentos de la historia de su comunidad, los cuales la historia oficial ha olvidado. Este reencontrarse con su pasado ancestral les ha enriquecido y brindado una mirada nueva con respecto a su relación con los otros, consigo mismas, con el Estado y con el mundo.

"Cómo reivindicas vos como afrocolombiana, cómo lo asumís, cómo lo reclamas..." (Líder Política). La toma de posición de las entrevistadas está atravesada por dos ejes fundamentales de acción y reflexión: 1) La importancia que, como mujeres afro, le otorgan al reconocimiento de la diferencia; aspecto que adquiere su sentido tanto en la historia de mestizaje como en las luchas de las mujeres. 2) La importancia de la inclusión como tema fundamental del movimiento afro, que reconoce la existencia de multiplicidad de identidades sociales.

A partir de estos ejes cada una de las participantes privilegia una categoría distinta desde la cual ha ejercido su acción: lo afro, donde se incluye a todos desde una visión de panafricanismo, desde la categoría de ciudadano, y desde una acepción radical de democracia y de la condición humana.

"Queremos decir aquí estamos, sí, no somos invisibles" (Líder Comunitaria). Las acciones políticas de las líderes entrevistadas van a la par de las realidades que les preocupan, del tipo de liderazgo que han asumido y de los espacios desde los cuales se han proyectado para la incidencia en lo público. Sin embargo, es posible apreciar cómo, a través del tiempo y las diferentes circunstancias, reconocen otras-nuevas realidades que despiertan su interés por participar en distintos escenarios, reivindicando a través de su accionar político otro tipo de derechos.

Dimensiones como el género, las diferencias en la misma identidad afro y la denuncia de las condiciones de discriminación, han sido común denominador en la acción política-pública de las participantes, con base en sus reflexiones sobre la realidad social y su toma de posición.

"Lo que me apasiona y lo que quiero hacer el resto de mi vida" (Líder Universitaria). En el ámbito personal las entrevistadas manifiestan tener una percepción de satisfacción frente a las acciones y los procesos en los que han participado; así mismo, evalúan su propio ejercicio en términos de los estilos de participación y los obstáculos que ciertas formas de pensar colectivamente, generan. La identificación con el otro/otra en su proceso de construcción como sujetos políticos, resulta importante en las historias, relacionado con el aprender a manejar las cargas emocionales a las que se enfrentan en su trabajo con comunidades y aprender de los errores.

Las influencias de tipo interpersonal rescatan la importancia en sus vidas de los espacios de socialización primaria, en particular la familia de origen. Admiran en los grandes líderes (pasados y actuales) la capacidad para convocar, el carisma, la fuerza cultural, las ganas y la firmeza en el trabajo.

Respecto a las percepciones sobre las relaciones de género y las influencias interpersonales, sobresalen tres aspectos: el reconocimiento de los aprendizajes obtenidos a partir de la relación con otras mujeres del movimiento afro; la percepción de recibir valoración igual a los varones por quienes integran las organizaciones a las que pertenecen; y el cuidado de los hijos y la participación política.

Socioculturalmente, la discriminación está asociada a diversos tipos de prácticas, creencias y valores que en su manifestación conjunta se convierten en agresión, con incidencia considerable en su consolidación como sujetos políticos; así como otras prácticas y creencias sobre la participación de la mujer en política como aquellas que consideran que "...simplemente iban para que los hombres se enamoraran" (Líder Política). A nivel del movimiento, las lideresas resienten la desunión y falta de visión colectiva, además de la ausencia de la población afro en los grandes consensos del país.

Construyendo conocimiento a través del diálogo

Preguntarse por la construcción de sujetos políticos como un conocimiento al servicio del desarrollo de la disciplina psicológica, tiene sin duda una razón de ser en el sentido de responder al misterio que entraña el complejo proceso humano de subjetivación. Sin embargo, la preocupación fundamental del estudio aquí expuesto, no radicó exclusivamente en producir conocimiento, sino en que éste se encontrara contextualizado dentro de una problemática social a la que se quiere dar respuesta: ¿Por qué existen personas que ejercen acciones políticas y otras que no?, pregunta que resulta relevante para la situación nacional actual en la que "la política" se materializa en unos pocos personajes públicos, deslegitimando otras esferas de participación y discursos diferentes al oficial.

Rescatar las historias de liderazgo de mujeres afrocolombianas tiene valor político innegable; sin embargo, lo específico del enfoque de este estudio es la manera como las historias de las entrevistadas permiten caracterizar el proceso de subjetivación política. En su discurso es fundamental el encuentro con la historia de los afrodescendientes en Colombia, así como con situaciones de extrema pobreza y discriminación en razón del género y la raza, exclusión y olvido estatal, entre otras. Todas estas experiencias sirvieron como catalizador del proceso de reconocimiento de una realidad social que se asume como transformable y respecto de la cual se sienten convocadas a contribuir para cambiarla. Se constituye la subjetividad política en el curso de un proceso complejo de reflexión a partir de la vivencia, al cual Villareal (1994), Martín-Baró (1991), Freire (1972) y Montero (2004) llaman "toma de conciencia" o "concientización".

Dichas experiencias, tejidas a manera de relato biográfico en las historias de vida política, tienen gran valor y potencial político, especialmente por tratarse de voces marginales que encierran en sí mismas una versión de la realidad social y política distinta a la hegemónica. Contribuyen así a la construcción de memoria, historia y ciudadanía desde lugares no tradicionales. Así mismo, los relatos permiten acercar a su experiencia a personas lejanas de las realidades de las poblaciones afro, favoreciendo que también se posicionen y actúen frente a los hechos que se narran.

Tomar posición activa frente a situaciones de discriminación implica reconocerla, percibir la realidad social como dinámica y cambiante, y percibirse a sí misma como responsable de un papel activo en la historia colectiva, de asumirse como sujeto capaz de ejercer grados de libertad y agenciamiento.

El re-conocimiento de la realidad social, para ser catalizador de la decisión de asumir posición y emprender acciones políticas, no se asocia solamente con la dimensión cognitiva del sujeto, sino que también está mediada por afectos y emociones. El presente estudio, no obstante, solamente alcanza a subrayar la importancia de la afectación que produce en las personas el "descubrimiento" de realidades sociales injustas, y las emociones asociadas a ello, en su constitución como sujetos políticos.

Gamson (1992 en Delgado, 2007) lo ha llamado sentimiento de injusticia o marcos de injusticia, concepto con el que designa "el inventario de orientaciones cognitivas y afectivas que un actor o movimiento social define y utiliza para comprender una adversidad como una situación de inequidad" (p. 49); lo cual, en la presente investigación, se hace evidente en la denuncia que las entrevistadas hacen de los diversos fenómenos sociales que han contribuido a la marginalidad, exclusión e invisibilización de los pueblos negros, en Colombia y el mundo.

En cuanto a lo que se nombra como "toma de posición", es indudable que la preocupación social de las participantes se convierte en doble posibilidad: de un lado, reconocer que la desigualdad, la discriminación, la injusticia y otras condiciones degradantes no son connaturales a la sociedad, sino fruto de la acción humana; y, de otro, tomar posición respecto a las posibilidades de transformación de dichas realidades, lo cual conlleva actuar. Si la posición que se asume no conduce a esta última, no hay sujetos políticos. Lo anterior no implica, necesariamente, que las personas no puedan constituirse como tales en cualquier momento de sus vidas, ya que se habla de un proceso dinámico y no estático: "Si vos no la reclamas, no forma parte de tu identidad, si es parte de tu identidad como inversión social es porque lo reivindicas..." (Líder política). Si no se reivindica la acción política, aun cuando se nombre como tal, en términos políticos no tiene valor.

Una de las participantes equipara incluso asumir posiciones políticas con la reivindicación de identidad: de hecho, pueden ser múltiples identidades, múltiples posiciones de sujeto (Mouffe, 1999). El momento sociopolítico actual se caracteriza por la expresión de múltiples rasgos identitarios y culturales que reivindican la equidad de género, edad, procedencia étnica y nacional, orientación sexual, entre otras. En esta misma línea, la propuesta del autor, relativa a la construcción posible de equivalencias entre las diferentes luchas democráticas, puede ser una alternativa posible para la articulación entre los movimientos afro y otros movimientos, teniendo en cuenta la preocupación de las entrevistadas por objetivos comunes que convoquen.

¿Por qué lo afro no basta para convocarlos a todos y todas? Es un cuestionamiento que resulta paradójico si se tiene en cuenta precisamente que la razón de ser de la mayoría de movimientos afro es la reivindicación de identidad a partir de la historia de discriminación y opresión construida con base en el color de la piel.

Las dimensiones de la realidad social que preocupan y las posiciones que se asumen frente a éstas, configuran las acciones que se desarrollan desde diferentes escenarios de participación. La acción política se convierte, según los relatos de las participantes, en la finalidad de su proceso de constitución como sujetos políticos: si no hay acción no hay actoras políticas, lo cual tampoco quiere decir que sujeto político es quien más acciones realice (activismo), ni quien más visibilidad tenga (protagonismo), sino quien es consciente de que cada acción se orienta desde la crítica a todo aquello de la realidad que sitúa en condición de vulnerabilidad, desventaja, subordinación o discriminación.

La comprensión de lo "político" por las entrevistadas resulta ser relevante como guía para la acción: en algunos casos, se trata de una visión personal y colectiva alrededor de la cual se construyen planes de mediano y largo plazo, convirtiendo lo político y la política en proyecto de vida en sí mismo; en otros, es algo que se va haciendo en la cotidianidad y con la toma de decisiones que afectan a la colectividad.

Lo anterior hace parte del sentido que para las lideresas tiene la acción política: no sólo la satisfacción personal juega un papel significativo, también pensar y decidir a qué cosas se le apuesta: "vos no vivís así sin mirar qué consecuencias o qué cosas puede tener esa opción, eso es sentido político para mí" (líder política). Para la líder comunitaria, el sentido también proviene de evaluar los procesos, con darse cuenta que "el trabajo no se ha hecho en vano", destacando el reconocimiento comunitario: "la gente aprende a coger confianza en uno".

Para constituirse individualmente como sujetos políticos, la visibilidad no es indispensable, pero para que los movimientos tengan trascendencia sí lo es, lo cual lleva a la pregunta de si las organizaciones afro tienen visibilidad. Los relatos construidos con las mujeres solamente alcanzan a insinuar una hipótesis y una paradoja: históricamente el colectivo afrocolombiano ha actuado en la más visible invisibilidad.

La historia efectiva de discriminación y los sentimientos relativos a esta experiencia se convierten en motivos de afiliación a los colectivos que la confrontan. Sin embargo, otras discriminaciones históricas igualmente efectivas pueden pasar a segundo plano o, a su vez, invisibilizarse en la experiencia vital. Es el caso de la trayectoria de la líder universitaria cuando afirma que no ha vivenciado la subordinación de género porque nunca se ha sentido discriminada en su condición de mujer. Mientras, la líder política convoca otras mujeres afro a conformarse en colectivo para la acción también desde intereses estratégicos de género, reconociendo que la subordinación, la marginación, la opresión, la desigualdad, la exclusión y la invisibilidad, las une.

La líder comunitaria también reconoce condiciones de opresión de género, origen racial y clase, que se evidencian en la pobreza, la suya y la de las otras mujeres de su comunidad, para reivindicar intereses prácticos de género y desarrollar acciones que tienen como fin responder a las necesidades urgentes de la mujer comunitaria. Massolo (2003) precisa la diferencia y relación entre intereses prácticos y estratégicos de género: los primeros están relacionados con los roles tradicionales asignados a las mujeres en la esfera doméstica, muchas veces vinculados a las carencias e insuficiencias de servicios y bienes materiales básicos, es decir, se dirigen a la supervivencia humana; los segundos, surgen del reconocimiento y toma de conciencia de la posición de subordinación, desigualdad y discriminación de las mujeres en la sociedad y busca la transformación de dicha posición.

En este sentido, Massolo (2003) afirma que es en lo local donde se encubre el hecho de la feminización de la pobreza y el traspaso de las responsabilidades estatales a las tareas domésticas femeninas. A pesar de ello, la líder comunitaria dice preferir el trabajo organizativo autónomo respecto a la institucionalidad del Estado, lo prefiere "antes que volverle a abrir las puertas al gobierno en aras de un pseudodesarrollo".

Las mujeres, a través de una acción amplia en escenarios de participación muy diferenciados, colonizan espacios de la vida cotidiana a los que la política nunca antes había entrado con fuerza. Tal vez lo más importante radica en entender que la reivindicación de intereses prácticos o estratégicos, así como la acción política tanto en la esfera pública como en la privada, se encuentran entrelazados y, en lugar de dar cuenta de un mayor o menor compromiso o de un mejor o peor liderazgo, hablan de la urgencia de crear condiciones de vida más justas y equitativas en referencia a los múltiples rostros que asume la injusticia: subordinación, discriminación, opresión o explotación.

Un proyecto democrático de sociedad requiere que las diferentes luchas tengan cabida, quizás bajo el principio articulador de "equivalencias democráticas" (Mouffe, 1999).

Los sentimientos de injusticia particulares del movimiento afrocolombiano, que se podrían leer entre líneas en los relatos de las entrevistadas, reivindican también identidades parciales en el sentido de Mouffe (1999). La discriminación e invisibilidad no son sólo obstáculos para la construcción de subjetividades políticas como podría pensarse debido a las pocas garantías para participar y a la falta de apertura a voces distintas en la vida política, más bien favorecen el proceso ya que esas mismas condiciones denigrantes, no propias del color de la piel o del género, conducen necesariamente a experimentar eventos críticos de vida que obligan a posicionarse frente a ellos, intentando resignificarlos y resignificarse.

Una de las preguntas que derivan de este estudio, con potencial para la investigación e intervención, es acerca de qué hacen las diversas instituciones y organizaciones sociales y políticas para favorecer la emergencia de nuevos actores y actoras. Las respuestas quizás contribuyan a delinear alternativas de acción indispensables, sobre todo si se considera prioritaria la aparición y fortalecimiento de nuevos actores políticos como algo que concierne al fortalecimiento de una democracia tan débil como la colombiana con su incipiente apertura a las diversas expresiones políticas e identitarias.

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