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Universitas Psychologica

versión impresa ISSN 1657-9267

Univ. Psychol. v.10 n.3 Bogotá set./dic. 2011

 

Internet y pánico moral: revisión de la investigación sobre la interacción de niños y jóvenes con los nuevos medios*

Internet and Moral Panic: A review of research about interaction of children and teenagers with new mass media

GLORIA PATRICIA MARCIALES VIVAS **

FABÍOLA CABRA TORRES ***

Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia

* Revisión realizada en el marco del proyecto de investigación Nativos e inmigrantes digitales: la transición del formato impreso al formato digital. Proyecto financiado por la Vicerrectoría Académica, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. Código: PS3598.

** Directora del Grupo de Investigación Aprendizaje y Sociedad de la Información. Facultad de Psicología, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. Correo electrónico: gloria.marciales@javeriana.edu.co

*** Integrante del Grupo de investigación Ambito Educación Superior. Facultad de Educación, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. Correo electrónico: f.cabra@javeriana.edu.co

Recibido: agosto 2 de 2010 Revisado: septiembre 4 de 2010 Aceptado: septiembre 8 de 2010


Para citar este artículo.

Marciales, V. G. P. & Cabra, T. F. (2011). Internet y pánico moral: revisión de la investigación sobre la interacción de niños y jóvenes con los nuevos medios. Universitas Psychologica, 10 (3), 855-865.


Resumen

La psicología popular así como la investigación académica comparten la preocupación por los riesgos que afrontan niños y adolescentes con el uso de Internet, tales como la adicción, el cyberbullying, el acoso sexual, entre otros. El concepto de riesgo como categoría de análisis se torna imprescindible en la sociedad de la información, así como la búsqueda de respuestas frente a preguntas como: cuáles son, qué prevalencia tienen, y qué tan extendidos están tales riesgos en las sociedades actuales. En esta revisión se retoma el concepto sociológico de pánico moral, como reacción ante la incertidumbre y pérdida de control, generados por los medios de comunicación, debido a las posibilidades que ofrecen de acceso y exposición a contenidos violentos o sexuales desde edades tempranas. Se identifican los principales temas que han sido objeto de estudio, sus alcances, recomendaciones e implicaciones pedagógicas para la reflexión sobre la educación en medios.

Palabras clave autores: Riesgos en Internet, pánico moral, cyberbullying, adición al Internet, niños y adolescentes, educación en medios.

Palabras clave descriptores: Habilidades digitales, uso de información, brecha digital.


Abstract

Popular psychology as well as academic research share the concern about the risks faced by children and adolescents with the use of Internet, such as addiction, cyberbullying, sexual harassment, among others. The concept of 'risk' as analytical category becomes essential in the information society, as well as in the research oriented to find out answers to questions such as 'which are the risks', 'what prevalence have', and 'how extended are in contemporary societies'. The concept of 'risk in this review ' is related to the sociological concept of 'moral panic' as a reaction to uncertainty and the loss of control generated by media, due to the fact that they make possible to have access and to be exposed to violent and sexual contents since early childhood. The main issues under study are identified, its scope, recommendations and pedagogical implications for reflection on media literacy.

Key words authors: Internet risks, moral panics, cyberbullying, Internet addiction, children and adolescent, media literacy.

Key words plus: Digital skills, information use, digital divide.

SICI: 1657-9267(201112)10:3<855:IPMINM>2.3.TX;2-8


Niños, adolescentes e Internet: riesgos de ayer y hoy

La idea de que los niños y adolescentes afrontan una serie de riesgos en Internet, se ha convertido en un tema frecuente de la psicología popular y de la investigación académica, lo que hace que las historias de abuso, adicción y descontrol ocupen gran parte de las preocupaciones de los adultos, de la prensa y de las campañas políticas. Con el desarrollo acelerado de la sociedad informacional, el riesgo se ha constituido en una categoría imprescindible para pensar el destino de la humanidad, justamente por el clima de incertidumbre que traen consigo los impactos impredecibles de las tecnologías en las condiciones económicas, culturales, políticas, laborales y de ocio de nuestras sociedades. Pero, ¿están los riesgos más extendidos o son más urgentes y prevalecientes que en las sociedades anteriores?

En esta revisión el concepto de riesgo se desarrolla para comprender la urgencia de la investigación en este sentido. De acuerdo a dicha revisión, el concepto comprende un componente objetivo y uno subjetivo: el primero tiene relación con los cambios tecnológicos que han impuesto nuevos riesgos a la humanidad (Hansson, 2002), en tanto que el segundo tiene un referente histórico y muestra cómo la inseguridad y el pánico moral han sido una constante, frente a la emergencia de nuevos medios de comunicación como la televisión, la radio, y ahora la Internet, y cómo diversos motivos han llevado a prestar más atención al incremento de los riesgos que a su disminución.

La expresión pánico moral es tomada de la obra del sociólogo Stan Cohen (1972) quien la emplea para hacer referencia a un episodio, condición, persona o grupo de personas, que han sido definidos como amenaza para los valores e intereses de la sociedad y que generalmente reciben atención mediática. Para Buckingham (2002) el pánico puede significar algo irracional e incontrolable que podría implicar una especie de falsa conciencia creada por el periodismo sensacionalista, pero, a su vez, está asociado a la idea de que estos medios exacerban determinadas conductas indeseadas. No obstante, señala el autor, las preocupaciones por la violencia de los medios se deriva de miedos preexistentes y de temores que siempre han estado presentes en el cuidado que los padres proporcionan a sus hijos y, por lo tanto, hoy se reconoce como una reacción genuina a los cambios producidos por los propios medios, en particular por la Internet, en tanto se trata de un medio de difícil control que ha facilitado el acceso a contenidos violentos (o sexuales) a los niños de todas las clases sociales y a una edad cada vez más temprana. Estos hechos justifican, por tanto, un estudio más detallado de la manera en la que los niños se relacionan con los medios, trascendiendo los discursos del pánico mediático.

En el caso de los niños y adolescentes son dos los problemas generales asociados a riesgos reales y potenciales que tienen preocupados a distintas audiencias de la sociedad actual: en primer lugar, y de mayor impacto, se encuentra la cuestión de la brecha digital asociada tanto a la generación de desigualdades y exclusiones basadas en la capacidades de acceso y uso a Internet, como a la alfabetización digital que requiere la relación con los medios. En segundo lugar está el problema del riesgo generado por la exposición a potenciales daños a la seguridad, al bienestar y al desarrollo social de los niños, que aumentan a medida que los contenidos y servicios de la Internet se extienden a distintas esferas de la vida social (Livingstone, 2007).

En el presente trabajo nos centraremos en el segundo tipo de riesgos asociados al desarrollo social de los niños y adolescentes, desde el punto de vista de los resultados de la investigación que se ha producido desde la Psicología, y en relación con el uso del Internet. El propósito consiste en realizar una revisión de los resultados de la investigación en este campo que permita identificar los temas objeto de estudio, los alcances, las recomendaciones y algunas implicaciones tanto metodológicas como de intervención, desde la reflexión sobre la educación en medios.

Una revisión de la investigación sobre riesgos en Internet para niños y adolescentes

El interés que despierta el tema de los riesgos en Internet para las nuevas generaciones tiende a convertirse en un mito cuyas realidades y evidencias no siempre son objeto de análisis profundo. En este trabajo pretendemos hacer una exploración sistemática de algunos de los estudios empíricos que tratan las formas de exposición de niños y adolescentes a los contenidos de Internet y los riesgos que esto implica, para lo cual se realizó un análisis de artículos indexados en la base de datos Scopus1.

De los datos arrojados por la búsqueda, se seleccionaron dos revistas cuyo contenido está explícitamente orientado al ciberespacio, al bienestar y a los niños y adolescentes, y en las que se reportaba el mayor número de artículos relacionados con el tema: se trata de las publicaciones CyberPsychology and Behaviour (83 artículos) y Journal of Adolescent Health (56 artículos), las cuales tienen un reconocimiento científico por la Psicología y la Educación, y han desarrollado temas de interés académico sobre el comportamiento en la red.

Se identifican cuatro áreas fundamentales en torno a las cuales se registra investigación: cyber-bullying y acoso on-line, contenidos no deseados y crímenes sexuales contra menores, uso problemático de Internet y comportamientos adictivos en Internet. A continuación se presentan los objetivos de la investigación y algunos de sus resultados.

Cyberbullying y acoso on-line2

En general se entiende el 'cyberbullying1 como todo comportamiento dirigido y repetido para infligir daño, bien sea a través del teléfono móvil, el correo electrónico o los mensajes instantáneos, o de la difamación a través de páginas web. Una de las razones por las cuales padres de familia, maestros e inclusive organismos públicos, reclaman mayor investigación sobre los comportamientos on-line tiene que ver con el hecho de que Internet proporciona oportunidades que amplían las posibilidades del bullying, particularmente de aquel que inicia en el contexto escolar convencional. De allí que se reclame a la investigación aportar a la formulación de políticas y criterios orientadores para la prevención y la formulación de paradigmas de intervención socioeducativa (Wolak, Mitchell & Finkelhor, 2007).

Tres preguntas han orientado principalmente la investigación en este campo de problemas: cómo identificar un comportamiento de cyberbullying, qué factores de riesgo hacen a niños o adolescentes más vulnerables y cómo prevenir o intervenir una vez que este comportamiento se ha presentado.

En relación con la primera pregunta, cómo identificar un comportamiento de esta naturaleza, la revisión evidencia inconsistencias entre resultados de las investigaciones por lo cual no es posible establecer la prevalencia del fenómeno, en parte debido a las discrepancias en la conceptualización que se hace del cyberbullying.

Autores como Vandebosch y Van Cleemput (2008) y Wang, Iannotti y Nansel (2009) han aportado a esta conceptualización a través de la identificación de los tres criterios empleados por los jóvenes para determinar cuándo están siendo objeto de cyberbullying. Estos son: primero, están dirigidos a hacer daño o deben ser percibidos como dañinos; segundo, deben ser parte de un patrón de comportamiento repetitivo negativo, on-line o fuera de línea; tercero, deben ser ejecutados en una relación caracterizada por una falta de equilibrio en las relaciones de poder, bien sea por la mayor fuerza física o edad en el caso del bullying tradicional, o por el mayor conocimiento que una de las partes tiene de la tecnologías, y las posibilidades que proporciona el anonimato en Internet, poniendo a la víctima en situación de indefensión.

Respecto a cómo identificar aquella población de niños y adolescentes más vulnerables a la agresión a través de Internet, se destacan tres factores de riesgo: el tiempo dedicado a actividades sociales en Internet, la participación activa en redes sociales y el uso de Internet en solitario, porque se crean condiciones para proporcionar información personal y para establecer contacto con desconocidos.

En relación con el factor tiempo Twyman, Saylor, Taylor y Comeaux (2010), así como Mesch (2009), encontraron que los niños y niñas más expuestos al cyberbullying, como víctimas o victimarios, son aquellos que tienen pocos vínculos de amistad en sus relaciones cara a cara, dedican gran cantidad de tiempo a actividades sociales en Internet y tienen mayor probabilidad de contar con un perfil activo en las redes sociales de Internet y en los chat-rooms. El cyberbullying tiende a ser una actividad anónima e individual que primeramente tiene lugar en casa, por ser el lugar en el cual los chicos acceden con mayor frecuencia a Internet (Dehue, Bolman & Võllink, 2008). Los niños y niñas que son objeto de este tipo de agresión, generalmente han vivido experiencias similares en contextos propios de su vida social cotidiana con su grupo de pares (Twyman et al., 2010).

Algo que resulta preocupante son los resultados aportados en este sentido por Aricak, et al. (2008), quienes concluyen a partir de sus estudios, que tan solo un 25 % de quienes son objeto de bullying lo reporta a sus padres o a sus compañeros, y de este porcentaje tan solo un 30.6 % logra alguna solución a su situación.

Respecto a cómo intervenir una vez que el cyberbullying se presenta o cómo prevenir su aparición, los estudios de Mesch (2009) indican que los padres desempeñan un papel fundamental. No obstante lo anterior, si bien algunos comportamientos de mediación de los padres se constituyen en un factor protector, como por ejemplo la supervisión que hacen de las actividades que llevan a cabo, existen algunos comportamientos que no brindan la protección necesaria en este sentido, tales como: la localización del computador en el hogar, la restricción del tiempo de uso de Internet y las reglas sobre compartir información (Mesch, 2009).

Por otra parte, la investigación ha documentado que la carencia de lazos de amistad con grupos de pares, puede ser un factor de riesgo que favorece la condición de víctima, en tanto que formar parte de un grupo amplio de amigos puede favorecer el ejercicio de cyberbullying sobre otros, lo cual se explica con lo que algunos autores denominan "la hipótesis de la protección de los amigos", porque el chico o la chica se siente más poderoso frente a otros; esto se asocia con la necesidad de estatus que experimentan los adolescentes, especialmente cuando se encuentran integrándose a un nuevo grupo (Twyman et al., 2010).

La caracterización de los comportamientos de cyberbullying ocupa gran parte de los trabajos, así como el impacto que este tiene sobre las víctimas. Se destaca el papel de las escuelas para atender este tipo de problemas, mediante una combinación de políticas y de información compartida por estudiantes y padres. Se hace énfasis en la inclusión en los currículos de estrategias de prevención, así como la integración en las aulas de clases de orientaciones sobre como reportar este comportamiento cuando se es testigo de esta situación (Agatston, Kowalski & Limber, 2007).

En futuras investigaciones se deben realizar estudios longitudinales que permitan confirmar algunos resultados encontrados en estudios transversales, e indagar a profundidad la relación entre el bullying que ocurre en las relaciones cara a cara y el cyberbullying, además de analizar varios puntos de vista además de aquellos de los directamente implicados.

Contenidos no deseados y crímenes sexuales contra menores

Los estudios relacionados con este tema distinguen entre diversas situaciones que acontecen en la red, a saber: las demandas sexuales no deseadas (unwanted sexual solicitations) que comprometen a adolescentes en actividades o conversación de contenido sexual, iniciadas por un adulto (mayor de 18 años); b) acoso (harassment) definido como amenazas u otro comportamiento ofensivo (no sexual) enviado a jóvenes vía on-line, o de la publicación on-line sobre un joven para que otros vean; c) indeseada exposición a pornografía (unwanted exposure to pornography), cuando se están haciendo otras búsquedas o cuando se está abriendo una cuenta de correo electrónico.

En esta línea de indagación el estudio de Kimberly et al. (2007) sobre experiencias no deseadas en Internet, aporta datos de interés particularmente en relación con variables demográficas tales como edad, género, raza e ingresos familiares.

Respecto al uso de Internet para acceder a pornografía, Ybarra y Mitchell (2005) encontraron que generalmente son chicos de 14 años o mayores quienes incurren en éstas prácticas; si bien en los menores de 14 años este comportamiento se presenta con grados variables de frecuencia, aquellos en los cuales tiende a prevalecer y a manifestarse de manera sistemática generalmente han estado expuestos previamente a revistas y películas pornográficas en otras situaciones de su vida cotidiana. Dos conclusiones son relevantes como resultado del trabajo de estos autores. Por una parte, llaman a la moderación al afirmar que las preocupaciones sobre la exposición de los niños a este tipo de material sobredimensionan el problema. Por otro lado, hacen evidente que los niños y jóvenes que podrían ser denominados consumidores habituales de pornografía, manifiestan en su comportamiento otros rasgos llamativos como depresión y bajos niveles de vínculo emocional con sus cuidadores; manifestaciones a las cuales hay que prestar especial atención, sumándolas al consumo de pornografía como síntoma, para considerarlas en conjunto como manifestaciones de una problemática más compleja.

Uso problemático de Internet

Los aportes conceptuales de Milani, Osualdella y Blasio (2009) y Jackson y de Fitzgerald, Zhao, Kolenic, Von Eye y Harold (2008) han contribuido a construir esta categoría como campo de problemas. Se define el 'uso problemático de Internet' como el uso indiscriminado de este medio a cualquier hora del día, y todas las semanas, con mayor afectación de las relaciones interpersonales y surgimiento de problemas de interacción en la vida cotidiana, en comparación con quienes hacen un uso moderado.

Algunos estudios (Jackson, et al., 2008; Levine, Waite & Bowman, 2007) identifican relaciones entre el tiempo que los niños dedican a Internet y el rendimiento académico, derivados especialmente del incremento en las tasas de distracción en los jóvenes, cuando realizan tareas académicas.

Si bien estos y otros estudios parecerían sugerir que el uso de Internet debería ser considerado como factor de pánico moral, por sus efectos perversos sobre el desempeño académico, autores como Tahiroglu, Celik, Uzel, Ozcan y Avci (2008) afirman que es el uso de Internet como de cualquier otro invento, lo que ocasiona efectos no deseados sobre los desempeños académicos o sociales de niños y jóvenes. Igualmente Lee y Chae (2007) llaman a la moderación, pues sus estudios indican que si bien puede declinar el tiempo dedicado a la familia por el uso de Internet, esto no necesariamente afecta la comunicación.

Algunos de los factores que pueden conducir al uso problemático de Internet y que han sido documentados a través de la investigación, son los comportamientos de aislamiento de los niños (Lei & Wu, 2007), así como eventos estresantes de la vida cotidiana (Leung, 2007) los cuales llevan al consumo de Internet para manejar el estado de ánimo y para lograr lo que algunos denominan como 'compensación social' (Peter, Valkenburg & Schouten, 2005), entendida como la búsqueda de reconocimiento y de posibilidades para establecer relaciones más estables, en comparación con aquellas que tienen en su vida cotidiana.

De acuerdo con los resultados de Peter, Valkenburg y Schouten (2006), los adolescentes introvertidos están más fuertemente motivados a comunicarse on-line, para compensar el vacío de habilidades sociales, lo que los incentiva a proporcionar más información sobre sí mismos a sus amigos virtuales. Estos adolescentes pretenden mostrar un perfil más adulto en Internet de lo que realmente son, lo que se explica por sus pocas habilidades sociales, bajos niveles de autoestima, altos niveles de ansiedad social y altos niveles de agresión; la frecuencia de uso de Internet no es identificada como factor con incidencia significativa o como desencadenante de esta problemática (Harman, Hansen, Cochran & Lindsey, 2005).

En lo que respecta al establecimiento de relaciones con extraños en la red, Valkenburg, Peter y Schouten (2006) afirman que es crítico en el caso de usuarios de Internet muy jóvenes con pocos vínculos estables en la red. Otro factor de riesgo es la participación en sesiones largas de chat que estimulan el deseo de conocer nuevas personas, o activan necesidades de compensación social. Las habilidades con que cuentan niños y jóvenes para acceder a diferentes formas de soporte social a través de la red, incrementan este riesgo.

Los usuarios jóvenes con pocas relaciones de pares se tornan vulnerables frente a la agresión que puedan recibir a través de la retroalimentación que otros hacen respecto a sus perfiles on-line; cuando ésta se hace en forma negativa puede afectar la autoestima así como el bienestar psicológico dada su situación de vulnerabilidad (Valkenburg et al., 2006).

De acuerdo con lo anterior, actitudes como el asilamiento y ciertas características personales, como por ejemplo la propia historia de relación con pares, merecen atención para identificar los riesgos de ser vulnerados (Cho, Kim, Kim, Lee & Kim, 2008; Jackson, et al., 2009). Tales características son consideradas por los investigadores como factores predictores de comportamientos inesperados en el uso estas redes en Internet, e incluso de comportamientos adictivos.

Variables que deben ser analizadas para hacer predicciones sobre las posibilidades de establecimiento de relaciones de riesgo en Internet, son: la edad, la frecuencia de uso de Internet, la frecuencia de "chateo" y de comportamientos de juego, las reglas establecidas al respecto por los padres, el tipo de información personal dada a través de la red, la cantidad de mensajes inapropiados recibidos, la visita a páginas web inapropiadas y el tipo de asesoría en Internet recibida.

Entre los factores que pueden prevenir el efecto no deseado de Internet, se encuentran las orientaciones que los padres hacen a sus hijos para que visiten ciertos sitios de Internet, así como el uso conjunto de las tecnologías. Las restricciones que los padres imponen sobre el uso de Internet, sin otro tipo de orientación o acompañamiento, no alteran el uso inadecuado que los niños hagan de este medio (Lee & Chae, 2007; Peter et al., 2005).

Comportamientos adictivos en Internet

Se definen como la dependencia compulsiva respecto al uso de Internet, cuya interrupción produce reacciones severas de tipo emocional, mental o psicológico. Entre los comportamientos que dan cuenta de esta adición se encuentran el declive en el rendimiento en el trabajo o académico, el aislamiento social y el debilitamiento funcional en las actividades diarias (Byun et al., 2009). Algunas denominaciones de este tipo de adicción son: adicción al ciberspacio, adicción on-line, Net adicción, desorden de adicción a Internet, adicción patológica al uso de Internet, alta dependencia de Internet, entre otras. La más comúnmente utilizada es adicción a Internet (Shapira, Lessig & Goldsmith, 2003; Thatcher & Goolam, 2005).

En esta línea se destaca el estudio de Huang y Leung (2009) sobre adicción a los mensajes de texto, identificando los síntomas principales de dicha adicción, así: preocupación por los mensajes instantáneos, pérdida de control y de relaciones debido a un uso excesivo de los mismos y comportamientos de escape. También observaron que el aislamiento de la familia, de los pares y de la escuela, están asociados de forma significativa y positiva con esta adicción.

De acuerdo con Liu y Kuo (2007) existe una correlación igualmente positiva entre la calidad de la relación con los padres, la calidad de las relaciones interpersonales, la ansiedad social y el uso adictivo de Internet. Entre más ansiedad experimenten los jóvenes y perciban como menos satisfactoria su relación con su grupo de pares, mayor propensión a la adicción a Internet manifiestan.

Chin-Sheng y Chiou (2006) en un estudio con adolescentes adictos a los juegos en Internet, encontraron que esta adicción está relacionada con necesidades psicológicas y con la búsqueda de compensación social. Esto guarda relación con los hallazgos de Ko, et al., (2008) quienes establecen relación entre la adicción a Internet y el uso problemático del alcohol. Resultados en este sentido son también los de Chak y Leung (2004), quienes señalan que la tendencia a desarrollar adicción a Internet es propia de personas tímidas, con poca confianza en los demás, que creen en el poder irresistible que otros pueden ejercer sobre ellas.

En relación con los factores asociados a la adicción a los juegos virtuales se encuentran también los estudios de Smahel, Blinka y Ledabyl (2008), quienes analizan el efecto de la actitud del jugador hacia el personaje que desempeña en el juego. Específicamente, encontraron que el hecho de ver al personaje como superior a la imagen que se tiene de sí mismo, puede conducir a desear ser como ese personaje en la vida real entre los jugadores más jóvenes. Cole y Griffiths (2007) señalan además como factor explicativo el hecho de que los juegos virtuales permiten a los jugadores expresarse a sí mismos en formas que no serían cómodas en su vida real, debido a su apariencia, género, sexualidad o edad.

Los estudios identifican también como factor importante asociado a esta adicción la tendencia al aislamiento; el efecto variables como personalidad, no han sido verificado por la investigación (Engelberg & Sjõberg, 2004; Kim, Ryu & Chon, 2006; Yoo, Cho & Ha, 2004).

Alcances, limitaciones y recomendaciones derivadas de la investigación

Resulta evidente el interés que la investigación ha demostrado en poblaciones de niños y adolescentes escolarizados y los pocos desarrollos que se han hecho en este sentido, con poblaciones no integradas al sistema escolar. El estudio de los comportamientos de riesgo en Internet en general se ha orientado a estudiar la relación que estos guardan con el género, los subgrupos de edad, la clase social, la actividad realizada en Internet y las variables tipo y frecuencia de uso de Internet.

Gran parte de las investigaciones son informes especializados basados en estadísticas sociales y de carácter cuantitativo; en algunos casos se incorpora el uso de grupos focales, y pocos estudios incluyen una participación activa del niño o adolescente en la investigación que explore su experiencia en términos de los significados que atribuye a las vivencias desde las dimensiones cognitiva y emocional. Algo que llama la atención es que, si bien se incluyen variables familiares y escolares en la recolección de datos, se profundiza poco en los contextos de las experiencias en Internet.

Los dilemas que experimenta la actual sociedad frente a los beneficios y riesgos de los nuevos medios, constituyen una cuestión propia de la historia que vivimos. Sin embargo, el grado de complejidad de lo que acontece en los distintos ámbitos sociales alerta sobre la necesidad de una mirada no reduccionista desde la investigación, así como la necesidad de hacer intervención sobre la relación Internet-niños y adolescentes. Livingstone (2007) alerta sobre la falta de información y de evidencia empírica rigurosa, y las variaciones en las estimaciones del riesgo entre unos estudios y otros, sin ser claro si ello obedece a cuestiones de metodología o a diferencias existentes entre países, asociadas a sus prácticas y valores culturales.

Las manifestaciones de pánico moral no logran establecer relaciones adecuadas para explicar los efectos e interacciones de los medios con las nuevas generaciones y, por lo general, se demoniza el medio por su potencial negativo, sin tener en cuenta evidencia sobre su impacto en la estructura familiar o la intervención de factores sociales, psicológicos, económicos, políticos e incluso de mercado, en tales impactos. Queda claro el llamado que hacen los resultados de varios estudios sobre la responsabilidad de padres, escuela y Estado en la protección de estas poblaciones.

Los estudios consultados permiten derivar algunas implicaciones para la protección de menores, dados los riesgos que afrontan teniendo en cuenta sus perfiles sociodemográficos de integración tecnosocial o de vulnerabilidad. Son estas:

  • Adoptar una orientación preventiva para todos: se sugiere un conjunto de intervenciones relacionadas con el cambio de las normas escolares y mensajes preventivos referidos a comportamientos predecibles, indistintamente de si los jóvenes usan los web sites de mayor riesgo o no (Williams & Guerra, 2007).
  • Crear oportunidades educativas para involucrar a jóvenes en la reflexión y discusión sobre el consumo de contenidos en Internet: emplear las experiencias negativas de los jóvenes para proporcionar información sobre la seguridad en Internet y abrir espacios de diálogo sobre su impacto en el desarrollo de los jóvenes (Wolak,Finkelhor & Mitchell, 2004).
  • Atención a grupos en potencial riesgo: sobre los cuales las medidas de protección no han sido implementadas, como es el caso de grupos de niños y adolescentes de bajos recursos y minorías (Kimberly et al., 2007).
  • La mediación de padres de familia en el uso de medios: importante para la intervención socioeducativa, basada en el conocimiento de los medios por parte de los padres (Olson et al., 2007). Implica conocer la existencia de normas o restricciones respecto al uso de estos medios y orientación de los padres para interpretar los contenidos y para aportar su criterio a los hijos (Bringué & Sádaba, 2008, p. 220).

La intervención de adultos es un tema difícil de enfocar frente a las soluciones más adecuadas. Para Tonucci (2002), por ejemplo: "[e]stando siempre bajo la tutela de los adultos, el niño no desarrolla sus habilidades y defensas necesarias frente al mundo exterior" (p. 96), ya que necesita autonomía, los adultos podrían adoptar un papel diferente de modo que garanticen su seguridad sin controlarlos, de manera que cohíban su capacidad para decidir y responder ante situaciones de peligro. Algunos estudios muestran como niños y adolescentes no siempre se presentan como víctimas indefensas, sino que utilizan estrategias positivas para ignorar o responder asertivamente, sin involucrar a adultos (Staksrud & Livingstone, 2009).

Por su parte, la investigación de Bringué y Sádaba (2008) indica que "acceder fuera de casa supone hacerlo sin la posibilidad de una tutela (...) o sin la existencia de ayudas técnicas que limiten el acceso a determinados contenidos o posibiliten una supervisión a posteriori (...)" (p. 38). Siendo esta una de las tendencias en el uso de Internet, vale la pena reflexionar sobre cómo promover la autonomía en niños y jóvenes así como el pensamiento crítico, frente a los nuevos medios de la sociedad actual.

La educación en medios constituye una visión alternativa tanto para la investigación como para la intervención socioeducativa, superando visiones psicologicistas, comportamentales y moralistas de carácter prescriptivo. Para Buckingham (2002) la alfabetización en nuevos medios debe constituirse en un derecho educativo, y la escuela tiene un papel determinante es este terreno, teniendo presente que debe ser una actividad a la vez crítica y creativa.

Como enfoque educativo, aspecto que destacamos en esta reflexión final, la educación en medios no parte de la visión de que estos son inevitablemente perjudiciales o de que los jóvenes son víctimas de su influencia, sino que pone de relieve la construcción de una ciudadanía democrática en la que los medios están presentes, en los procesos de socialización de las nuevas generaciones. Este enfoque ayuda a desarrollar una comprensión crítica de la cultura mediática que rodea a niños y jóvenes, y brinda elementos para tomar decisiones y participar en dicha cultura (Buckingham, 2008). Se pone el acento en las habilidades críticas y creativas de los niños con los nuevos medios, y se interesa menos por los dispositivos jurídicos y técnicos de control y más por las prácticas de apropiación y experiencias de relación de los sujetos con los medios (García Leguizamón, 2010).


Pie de Página

1.Búsqueda en la base de datos Scopus realizada en junio 20 de 2010 con los descriptores "Children and Internet" localizados en título, abstract y palabras clave de artículos. De los resultados se seleccionó una muestra de artículos de dos revistas centrados en el tema de los riesgos en Internet.
2.On-line Harassment e Internet bullying son las expresiones utilizadas en lengua inglesa.


Referencias

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