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Universitas Psychologica

Print version ISSN 1657-9267

Univ. Psychol. vol.11 no.1 Bogotá Jan./Apr. 2012

 

Elementos para programas de prevención en consumo de alcohol en universitarios*

Elements for prevention programs in alcohol consumption by university students

Liliana Muñoz ortega **

Carolina Barbosa Ramírez ***

Arturo Bríñez Horta ****

Claudia Caycedo Espinel *****

Margarita Méndez Heilman ******

Raúl Oyuela Vargas *******

Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia

* Artículo derivado de la investigación realizada por la Pontificia Universidad Javeriana denominada "Niveles, situaciones y características del consumo de alcohol en universitarios, elementos para el diseño de programas de promoción y prevención".

** Psicóloga docente. Directora de la Investigación. Magister en Comunicación Social, Pontificia Universidad Javeriana. E-mail: lmunoz@javeriana.edu.co. Researcher ID: Muñoz, L., C-1662-2012.

*** Psicóloga docente. Magister en Administración de Salud, Pontificia Universidad Javeriana. Especialista en Administración de Empresas, Universidad del Rosario. E-mail: carolina.barbosa@javeriana.edu.co. Researcher ID: Barbosa, C., C-1783-2012.

**** Psicólogo docente. Magister en Farmacología Conductual (UNAM). E-maill: jbrinez@javeriana.edu.co

***** Psicóloga docente. Psicóloga y Especialista en Psicología del Consumidor, Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Magister en Psicología Clínica, Pontificia Universidad Javeriana. E-mail: ccaycedo@yahoo.com

****** Psicóloga docente. Psicóloga, Pontificia Universidad Javeriana. E-mail: mmendezh@etb.net.co. Researcher ID: Mendez, H. M., C-1697-2012.

******* Psicólogo de la Universidad Católica de Colombia. Magister en Filosofía, Pontificia Universidad Javeriana.

Recibido: noviembre 11 de 2009 | Revisado: mayo 8 de 2010 | Aceptado: noviembre 10 2010


Para citar este artículo.

Muñoz, L., Barbosa, C., Bríñez, A., Caycedo, C., Méndez, M. & Oyuela, R. (2012). Elementos para programas de prevención en consumo de alcohol en univeritarios. Universitas Psychological, 11(1), 131-145.


Resumen

El presente estudio no experimental, tuvo como objetivo proponer elementos para los programas de prevención del consumo de alcohol con universitarios, partiendo del análisis de los niveles, situaciones y características del consumo. En 10 universidades de Bogotá, 2.910 universitarios respondieron la ficha características del consumo, el CEAL y el ISCA, y 80 participaron en 15 grupos focales. El consumo es alto, se inicia tempranamente con aprobación de los padres y en él influyen las presiones académicas, la soledad y la cultura. Existen indicadores de abuso y dependencia. Las situaciones asociadas al consumo son las emociones y los momentos agradables, la urgencia por consumir y la presión social. Los programas preventivos deben ser implementados por jóvenes, orientados al consumo responsable, utilizando una variedad de actividades con responsabilidad de los actores.

Palabras clave autores: Consumo de alcohol, programas de prevención en alcohol.

Palabras clave descriptores: Psicología de la salud, sustancias psicoactivas, adolescentes.


Abstract

The non - experimental study, aimed to propose from university's students items for prevention programs of alcohol consumption obtain by examining levels, situations and characteristics of alcohol consumption of 2910 students in ten universities of Bogotá - Colombia who answered the features tab in consumption, the CEAL and the ISCA, participating in 15 focus groups, 80 students. Consumption is high, begins at early ages, approved by parents, associated by academic pressures loneliness and culture. There are indices of abuse and dependence. The situations associated with consumption are emotions and good times, the urge to consume and social pressure. Preventive programs should be implemented by youth-oriented, responsible consumption using a variety of activities with responsibility from the actors.

Key words authors: Alcohol consumption, alcohol prevention programs.

Key words plus: Health Psychology, psychoactive substances, adolescents.


Antecedentes y justificación

El consumo de alcohol está enraizado en muchas sociedades y se ha convertido en riesgo sanitario a nivel mundial, con implicaciones económicas, sociales, culturales y personales. Es un problema de salud pública (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2008) y se encuentra entre las primeras 10 causas de discapacidad, debido a los desórdenes que puede acarrear. Es siete veces mayor en los hombres y se ve favorecido por la ampliación de la oferta de bebidas alcóholicas y las leyes que incentivan su producción, comercio y consumo (OMS, 2005).

En Colombia, según el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Hogares, realizado por el Ministerio de la Protección Social y la Dirección Nacional de Estupefacientes ([DNE], 2009), el 20 % de los jóvenes de 12 a 17 años declaró haber probado bebidas alcohólicas y el 46 %, de los de 18 a 24 años, el 12.2 % de estos está en "consumo problemático", es decir, 2.4 millones de personas.

Cicua, Méndez y Muñoz (2008) encontraron que la edad de inicio del consumo del 20.4 % de los adolescentes fue antes de los 10 años; 76.8 % lo hizo entre los 10 y 14 y el 2.8 % entre los 15 y 17, confirmando lo expuesto por el Ministerio de la Protección Social y la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE, 2009), Barrios et al. (2004) y el Programa Presidencial, Rumbos (2002). Pérez y Escopeta (2009) reafirman que el consumo de alcohol empieza a los 10 años, lo que supone aceptación del consumo por parte de los adultos y presión cultural para consumir en la adolescencia temprana.

El consumo de alcohol y sus consecuencias en la población de estudiantes universitarios está en el primer lugar de los problemas sociales en el mundo. Los estudios de los últimos 20 años revelan que el consumo excesivo con diagnóstico de desordenes asociados y dependencia en la utilización de sustancias múltiples, se compone de un 90 %, aproximadamente, en edades entre 18 y 21 años (Grant, 1997; O^Malley & Johnston, 2002; Turisi, Malett, Masttrileo & Lanmer, 2006).

En Bogotá se encontró que el 33.5 % de los jóvenes consumía alcohol menos de 4 veces al año, el 0.7 % lo hacía todos los días y el 26 % consumía de una a tres veces en el mes (Barrios et al., 2004). Las cifras del Ministerio de la Protección Social (2005), indican que el alcohol y el cigarrillo se han convertido en problema de salud pública, lo que va de la mano con problemas sociales: violencia intrafamiliar, disolución conyugal, ausencia de trabajo, falta de recursos económicos, ausentismo laboral, altos índices de accidentes de tránsito, lesiones personales, muertes violentas, suicidios, además del deterioro físico y psicológico.

En Colombia, la Encuesta Nacional de Salud (2007), muestra que en los últimos años ha aumentado la prevalencia de consumo, sobre todo en mujeres de todas las edades y en los hombres más jóvenes. Entre 18 y 29 años el 8.4 % presentan características alcohol-dependientes (Ministerio de la Protección Social & Pontificia Universidad Javeriana, 2008).

Quienes tienen expectativas y actitudes positivas hacia el consumo, tienden a relacionarse con ambientes, grupos sociales y amigos que alientan la ingesta (Borsari & Carey, 2000; Cashin, Presley & Meilman, 1998; Londoño, García, Valencia & Vinaccia, 2005; Londoño & Vinaccia, 2005, 2007).

Existe diferencia entre el denominado bebedor social y el bebedor con consumo problemático. Según Alonso-Fernández (1988), el primero consume con regularidad, "se toma sus tragos", pero nunca queda ebrio o pierde el control. Quienes tienen un patrón de consumo alto llegan a la dependencia. La Asociación Psiquiátrica Americana (1994) en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Transtornos Mentales (DSM-IV), presenta tres categorías de síntomas asociados con el consumo: 1) desórdenes del uso del alcohol: dependencia y abuso, 2) desórdenes inducidos por el alcohol y 3) desórdenes relacionados con el alcohol, no especificados.

Las situaciones personales y las de la interacción social influyen en el inicio y mantenimiento del consumo (Bríñez, Duarte & Osorio, 2005), lo mismo que estados emocionales, momentos agradables y presión de grupo (Albarracín & Muñoz, 2008).

Existen instrumentos para medir, diagnosticar, detectar o identificar en las personas el nivel del problema y proceder así con programas de prevención de la enfermedad y promoción de la salud: CAGE (Ewing, 1984), CEAL (Bríñez, 2001), AUDIT (Babor, Biddle, Saunders & Monteiro, 2001), ISCA (Annis, Graham & Davis, 1998).

Los programas suelen focalizarse en la dependencia y hay poca intervención temprana (Winters, Leitten, Wagner & O'Leary, 2007). Entre los que lo hacen, se destacan las intervenciones breves con un programa de atención previo a la presencia de consecuencias negativas asociadas con el consumo (Martínez, Pedroza, & Salazar, 2008). Se han efectuado esfuerzos no únicamente para plantear los programas, sino también para evaluar su efectividad en población bogotana (Flórez-Alarcón, 2000, 2007; Gantiva & Flórez-Alarcón, 2006; Londoño & Vinaccia, 2007).

Entre las variables que se han considerado relevantes para el diseño de programas están la información acerca de los efectos del alcohol y las consecuencias personales y sociales del consumo, el desarrollo de habilidades sociales y de autocontrol y la identificación de las condiciones de utilización en la población, esto es, creencias, normas, prácticas de riesgo, entre otras. La prevención del consumo con la participación de universitarios permitirá innovar y plantear un programa de prevención "de ellos y para ellos". (Sánchez-Ventura, 2003; Red Argentina de Municipios y Comunidades Saludables, 2004).

Las cifras en Colombia, expuestas anteriormente, muestran la necesidad de desarrollar acciones para abordar la problemática del consumo de alcohol en población juvenil; respondiendo a esto, el presente estudio buscó profundizar en la comprensión del fenómeno en jóvenes, teniendo como punto de partida la pregunta: ¿Qué elementos para los programas de prevención del exceso en el consumo de alcohol se derivan del análisis de la caracterización del consumo a nivel cuantitativo y de la percepción atribuida a este por jóvenes unversitarios?

Variables

Las variables que se tuvieron en cuenta en la investigación fueron: las características, el nivel y las situaciones del consumo de alcohol, la percepción del consumo y las propuestas para programas de prevención.

Método

Tipo de estudio

El estudio fue de tipo cuantitativo y cualitativo no experimental descriptivo y de asociación. Se identificaron y relacionaron los niveles, situaciones y características del consumo en los universitarios evaluados. La información cualitativa se categorizó siguiendo una matriz de contenido que incluyó la percepción del consumo y los programas de prevención.

Participantes

La muestra para la parte cuantitativa estuvo conformada por 2.910 universitarios (60.88 % mujeres y 39.12 % hombres), elegidos aleatoriamente de los 10 semestres de diversas carreras de pregrado de 10 universidades de Bogotá, con una edad promedio de 20 años y un rango de 14 a 29 años. En el aspecto cualitativo, participaron 80 estudiantes.

Instrumentos

Ficha características del consumo

Se evalúa: edad de inicio, frecuencia de consumo, tipo de bebida, cantidad consumida, personas con quienes consume y lugares donde el joven consume alcohol (retomado de Cicua et al., 2008).

Cuestionario para evaluar el nivel de desarrollo de los problemas asociados al consumo de alcohol (CEAL)

Evalúa el nivel de desarrollo de los efectos o consecuencias relacionados con la intoxicación, el abuso y la dependencia alcohólicos (Bríñez, 2001), con referencia a los criterios del DSM-IV y la CIE.10. Se reportan coeficientes de validez obtenidos mediante comparación con la versión corta del MAST, entre 0.86 y 0.98 en sensibilidad, entre 0.38 y 0.68 en especificidad y entre 0.78 y 0.81 en poder diagnóstico total, con un coeficiente de fiabilidad total de Livingston para tests referidos a criterio que varió entre 0.5 y 0.85.

Inventario Situacional de Consumo de Alcohol (ISCA)

Evalúa las situaciones personales y las que involucran a terceras personas que se relacionan con el consumo del alcohol. Las propiedades psicométricas muestran un nivel aceptable de confiabilidad en bebedores y validez de contenido admisible, representando el universo de situaciones de recaída (Annis et al., 1998). Investigadores mexicanos destacan propiedades del instrumento a nivel cualitativo (Ayala, Cárdenas, Echeverría & Gutiérrez, 1998).

Grupos focales

Se utilizan para recaudar información cualitatitva. La dinámica del grupo permite detectar las percepciones que tienen los universitarios en relación con el alcohol.

Procedimiento

Para la consecución de la muestra se contactaron los Departamentos de Bienestar y Atención a Estudiantes de las universidades participantes y se establecieron las condiciones de realización del estudio. Se aplicaron los cuestionarios en sesiones grupales de máximo media hora, durante las cuales se informó el objetivo de la investigación y el uso posterior de los resultados, se dio una instrucción general y cada estudiante, de manera anónima, consignó sus respuestas en los respectivos formatos. Posteriormente, se realizaron 15 grupos focales con estudiantes que habían contestado los instrumentos, teniendo en cuenta que fueran de distintos centros educativos, diferente género y sin importar semestre o carrera.

Resultados

En la investigación se obtuvieron dos tipos de información, una la caracterización a nivel cuantitativo de los niveles, situaciones y características del consumo de alcohol y otra, a nivel cualitativo sobre la percepción atribuida al consumo y los elementos para los programas de prevención.

Análisis cuantitativo

Las Tablas 1, 2 y 3 caracterizan el consumo en cuanto a frecuencia, tipo y cantidad de bebida. Los datos muestran que los universitarios consumen bebidas alcohólicas con regularidad, llegando incluso a hacerlo hasta dos veces a la semana (15.9 %), un porcentaje alto de estudiantes (31.2 %) suele tomar una vez a la semana. Tienen mayor preferencia por la cerveza: más de un tercio de ellos toma mínimo entre una y tres cervezas y el 17.1 % reportan tomar entre 4 y 6 cervezas. En segundo lugar está el aguardiente del cual el 13.1 % de los jóvenes alcanza a consumir una botella.

En las Tablas 4 y 5 se describen los lugares de consumo y la relación con las personas con quienes más frecuentemente lo hacen. Se destaca, en orden descendente, que la mayoría toma en compañía de sus amigos, en bares, discotecas y casas de amigos. Es evidente que existe un porcentaje importante de estudiantes que realizan el consumo en más de un lugar y con más de una categoría de persona.

Las Figuras 1 y 2 presentan los resultados para la muestra, en relación con el riesgo de consumo en situaciones personales y en situaciones con otros. Los datos indican que en situaciones personales (Figura 1) un riesgo alto de consumo se da en mayor porcentaje frente a situaciones que conllevan emociones agradables (66.4 %) y urgencia por consumir (51.1 %). En situaciones con otros (Figura 2), el riesgo alto es presentado en mayor porcentaje en los momentos agradables (72.8 %) y cuando hay presión social (57.9 %). Sobresalen los niveles de riesgo alto superiores al 4 % en las situaciones personales de emociones agradables y de momentos agradables con otros.

Los resultados de la escala CEAL permiten identificar el riesgo de intoxicación, abuso o dependencia del alcohol. De los resultados presentados en la Figura 3, se puede concluir la existencia de un riesgo moderado de intoxicación, abuso y dependencia, con porcentajes entre 47.4 % y 77.3 %; el riesgo alto de mayor porcentaje se encontró en la escala que mide el riesgo de intoxicación con un 52.6 %; niveles de riesgo muy alto se encontraron entre 1 % para abuso y 1.5 % para dependencia.

Con respecto a las asociaciones, aunque se encontraron asociaciones significativas, los valores son bajos; por tal razón, los resultados deben considerarse como tendencias en los datos. Se establecieron asociaciones significativas entre el riesgo de intoxicación, abuso y dependencia con el riesgo de consumo en situaciones personales; el análisis de los residuos ajustados permite observar que a mayor riesgo de consumo en situaciones personales, mayor riesgo de intoxicación, abuso y dependencia. Adicionalmente, se identificaron asociaciones entre el riesgo de intoxicación, abuso y dependencia y el riesgo de consumo en situaciones con otros. En el análisis de residuos ajustados se observó asociación entre los riesgos moderados de consumo en situaciones con otros y el riesgo moderado de intoxicación, abuso y dependencia, y una asociación entre los riesgos altos y muy altos de consumo en situaciones con otros y los riesgos altos de intoxicación y abuso; el riesgo muy alto de dependencia está asociado con el riesgo muy alto de consumo en situaciones con otros.

Se hallaron asociaciones significativas entre la edad de inicio y variables como el riesgo de dependencia, el riesgo de consumo en situaciones en que se experimentan emociones agradables, en situaciones de conflicto con otros, en situaciones en que hay presión social para consumir y en los momentos agradables. El análisis de residuos ajustados mostró riesgo moderado de dependencia para los sujetos que iniciaron el consumo de alcohol entre los 16 y 19 años y riesgo alto para aquellos que reportan haber iniciado el consumo de alcohol a los 12 años. El análisis de las asociaciones entre el riesgo en situaciones en que se experimenta urgencia por consumir y la edad de inicio de consumo, permite concluir que el riesgo moderado está asociado con edades de inicio entre 15 y 22 años, mientras que el alto, con edades entre 12 y 15 años y uno muy alto con el inicio del consumo a los 10 años.

En situaciones de conflicto con otros se observó de nuevo que la edad de inicio de consumo, asociada con riesgo alto, son los 10 años y con riesgo muy alto los 8. Un riesgo muy alto de consumir en situaciones en que existe presión social para el consumo, está asociado con una edad de inicio de 10 años, un riesgo alto en estas situaciones con edades de inicio de 12 a 14 años y el moderado con edades de inicio entre 15 y 18 años.

Por último, las asociaciones entre el riesgo de consumir en momentos agradables y la edad de inicio del consumo permiten suponer que el riesgo muy alto está asociado con edades de inicio entre 10 y 12 años, el alto con edades entre 13 y 14 años y el moderado con edades entre 16 y 22 años.

Se observaron asociaciones significativas entre la frecuencia de consumo reportada y los riesgos de intoxicación, abuso y dependencia. La asociación entre el riesgo moderado de intoxicación, abuso y dependencia según el análisis de los residuos ajustados aparece con una frecuencia anual o mensual de consumo, mientras que el riesgo alto de intoxicación, abuso y dependencia está asociado con una o dos veces por semana y el riesgo muy alto para abuso y dependencia con reportes de una vez por semana y consumo diario.

La cantidad consumida por ocasión mostró asociaciones significativas con el riesgo de intoxicación, abuso y dependencia, con el consumo tanto en situaciones en que se experimentan emociones desagradables como agradables, cuando se tiene malestar físico, cuando se está probando el autocontrol, cuando se experimenta urgencia por consumir, en situaciones en que existe conflicto con otros, cuando se presenta presión social para consumir y en momentos agradables.

En general, puede afirmarse que los riesgos moderados en cada una de las variables nombradas están asociados con consumo entre una y tres cervezas por ocasión, mientras que los riesgos altos están asociados con el consumo de más de cuatro cervezas, entre !4 y V botella de aguardiente y el riesgo muy alto con el consumo de más de siete cervezas o de una botella de aguardiente. El consumo de media botella por ocasión está asociado con riesgo moderado de abuso, de dependencia y de consumir cuando existe conflicto con otros. Se encontraron asociaciones significativas entre el semestre cursado y el riesgo de dependencia y de emociones desagradables, observándose mayor relación entre los semestres 1 a 3 y un riesgo alto de dependencia y los semestres 4 a 7 con un riesgo moderado de dependencia.

Análisis cualitativo

Los resultados cualitativos se presentan en cuadros por cada categoría, destacando los contenidos claves y las expresiones significativas que los describen. Las categorías analizadas fueron: percepción del consumo (características, situaciones y efectos) y los elementos de los programas de prevención (enfoque, elementos para la prevención y alternativas).

Los universitarios perciben el consumo como una cultura, en primera instancia colombiana pero también universitaria, con características propias que inducen la ingesta y la mantienen por razones hedonistas y presiones sociales tanto de amigos como de familiares (Tabla 6).

Tal como lo perciben los estudiantes el consumo se realiza en diversas situaciones, por variados motivos, solos o en compañía de personas con distintos tipos de vínculos, en diferentes lugares, sobresaliendo los sitios públicos (Tabla 7).

Los estudiantes expresan relatividad de los efectos y la tienen en cuenta al referirse a la tolerancia individual, lo que no obsta para que consideren que hay habituación paulatina que lleva al abuso y a la dependencia y a consecuencias negativas de tipo académico, personales y familiares (Tabla 8).

El programa definido por los universitarios debe tener un enfoque que tienda a minimizar el riesgo, con un manejo por parte de las instancias comprometidas y que fortalezca habilidades e impulse el consumo responsable (Tabla 9).

Para implementar la ejecución del programa, los estudiantes plantean estrategias y metodologías de tipo vivencial, retomando experiencias de otras personas, explicando los efectos negativos del consumo excesivo y mostrando las consecuencias positivas de no tomar y de una adecuada utilización del tiempo libre. El desarrollo de estas estrategias debe involucrar también instancias familiares, docentes y administrativas haciendo énfasis en los "primíparas". Se hace necesario llevarlas a cabo contemplando de antemano los posibles obstáculos que pueden presentarse (Tabla 10).

Las alternativas que plantean frente al consumo otorgan papel preponderante a la universidad, por cuanto esta puede proveer eventos e incentivos así como organización curricular, cursos y formación que mitiguen la tendencia a la ingesta. La cultura, la sociedad y los medios de comunicación han de transformarse para lograr un entorno donde el consumo responsable sea la pauta. Del Estado se esperan políticas que comprometan a los entes públicos cuyo cumplimiento sea efectivo y tiendan a limitar el consumo desmedido y a edad temprana (Tabla 11).

Discusión

La presente investigación permitió identificar y describir con los universitarios, elementos relevantes para el diseño de programas de prevención del exceso en el consumo de alcohol dirigido a jóvenes universitarios. Los resultados cuantitativos y cualitativos hallados se complementan y en la mayoría de los casos se ratifican unos a otros.

En cuanto a las características del consumo se puede decir que la ingesta de alcohol tiende a darse de manera regular, llegando incluso a que casi la mitad de los estudiantes reportan un consumo semanal como mínimo, con preferencia por la cerveza y en cantidades que oscilan entre una y siete cervezas. Los participantes afirman que se debe atender a qué tanto consumen los jóvenes y a si este monto resulta excesivo de acuerdo con la tolerancia individual, y no a cuántos son los que beben. Esto lo relacionan con la necesidad de enfocar el programa hacia un "consumo responsable" y no hacia una disminución numérica del consumo.

Se destaca que los amigos, también inscritos en la cultura universitaria, son las personas con las que más se consume lo que, unido a la cercanía de los bares y las discotecas a las universidades y residencias, facilita la frecuencia y la cantidad del consumo. Los universitarios insisten en que los programas deben contemplar un trabajo de sensibilización con los dueños de los bares; asimismo, plantean trabajar sobre el desarrollo de habilidades en los estudiantes que coadyuve al manejo de las presiones grupales.

En cuanto al riesgo de consumo en situaciones personales, las emociones agradables son definitivas para motivarlo. Estas son promovidas por los rituales de celebración de nuestro país. Las situaciones con el otro impulsan a una mayor posibilidad de consumo por la presión social que se ejerce entre pares y por las situaciones agradables que se viven con ellos, inherentes al periodo del ciclo vital en el que se encuentra una gran parte de los universitarios al inicio de la educación superior. Las asociaciones entre variables muestran una tendencia a que aparezca riesgo de dependencia alto y muy alto cuando el consumo se genera en situaciones con otros.

Respecto a la edad de inicio del consumo también se encontraron algunas tendencias. A menor edad de inicio del consumo, los riesgos aumentan significativamente para riesgo muy alto de dependencia y mayor probabilidad de consumo en situaciones en que se experimentan emociones agradables, urgencia por consumir, circunstancias en las que se viven conflictos con otros, presión social para consumir y en los momentos agradables. Estos datos ratifican la importancia de lo planteado por los universitarios en cuanto a que la prevención debe iniciarse desde la época del colegio.

En cuanto al riesgo por la frecuencia de consumo, los datos indican un riesgo alto de intoxicación, abuso y dependencia cuando se consume una o dos veces por semana y muy alto para abuso y dependencia en las personas que consumen una vez por semana o diariamente. A mayor cantidad de consumo el riesgo es muy alto para intoxicación, abuso y dependencia. Finalmente, en las asociaciones se destaca que puede aparecer riesgo alto de dependencia si se está en los primeros semestres de la carrera y vivir emociones desagradables motiva el consumo.

Los porcentajes y asociaciones descritas en el presente estudio coinciden con los hallazgos presentados en los estudios de la DNE (2009), del Programa Rumbos (2002), Cicua et al. (2008) y Barrios et al. (2004). En consecuencia, se ratifica la necesidad de avanzar en el diseño e implementación de programas de prevención costo-efectivos en las comunidades universitarias que integren los resultados encontrados (Londoño & Vinacia, 2007, 2005).

A partir de las verbalizaciones recogidas en los grupos focales, queda claro y se destaca la necesidad de efectuar transformaciones culturales a nivel general —cultura colombiana- y a nivel específico —cultura universitaria-, ya que la ingesta de alcohol se inicia tempranamente con la aquiescencia de los adultos, e incluso inducida por ellos, y sostenida por las actitudes, creencias y prácticas propias unas de la cultura colombiana y otras del quehacer universitario en donde el consumo es corriente.

La mayoría señala que se bebe por diversos motivos, aunque se destaca como prioritaria la necesidad de socializar. Los amigos cobran gran importancia tanto por la época de la vida como por la soledad que experimentan, ya sea por estar lejos de la casa o porque por diferentes circunstancias no se da la cercanía con la familia. La soledad por ausencia de figuras protectoras se ve como factor causal.

El énfasis para los programas de prevención lo ubican en los tres primeros semestres percibidos por los universitarios como los más problemáticos, porque se declaran influenciables y tienen que tolerar el estrés originado por el alejamiento de la familia, el rendimiento académico y el buen desempeño sexual.

El enfoque planteado se orienta al consumo responsable en donde las instancias comprometidas -familia, escuela, universidad, dueños de bares, Secretaría de Salud, alcaldías locales y los estudiantes mismos- sean corresponsables del programa. Este tipo de enfoque confiere empoderamiento a los jóvenes y permite a los distintos grupos con los que interactúen los líderes contar con figuras positivas de identificación que, desde una postura realista y contextualizada, los motiven para actuar responsablemente tanto a no consumidores habituales como a los que sí lo son.

Las metodologías que proponen tienen un énfasis visual y vivencial con contenido que cause impacto emocional. Las estrategias variadas permiten tener un cubrimiento amplio de los diferentes aspectos que inciden en la problemática, ya sean externos al individuo o intraindividuales (cultura colombiana, cultura universitaria, habilidades sociales y relaciones a todos los niveles).

Los estudiantes se refieren a la necesidad de fortalecer habilidades para enfrentar patrones culturales; el énfasis lo ponen en alternativas externas a ellos mismos: diseño de políticas estatales, cumplimiento de la legislación existente y control del afán de lucro de los expendedores, así como transformaciones de los rituales en las celebraciones relacionadas con aspectos afectivos. Las universidades tendrían que comprometerse con la formación de los primíparos, insistiendo en valores como la autonomía y la responsabilidad y haciendo un acompañamiento a quienes presentan consumo problemático.

En síntesis, plantean corresposabilidad de los distintos actores en diferentes frentes; justifican la existencia de un programa preventivo dirigido a estudiantes universitarios y una prevención diferencial que tenga en cuenta el contexto (Bríñez et al., 2005; Cicua et al., 2008; O'Conor & Colder, 2005). Esto ratifica lo planteado por Londoño y Vinaccia (2007, 2005) cuando plantean que no todos los resultados y éxitos de las acciones de prevención se pueden replicar en otras comunidades o grupos, ya que los procesos preventivos son tan particulares que puede suceder que un programa sea efectivo en una población bajo ciertas condiciones especiales y no en otras poblaciones.

Finalmente, es importante destacar que los jovenes universitarios consideran como elemento clave para el éxito de un programa de prevención, el que este sea elaborado e implementado por jóvenes para jóvenes teniendo en cuenta la psicología del ciclo vital que vive la población objetivo, tal como ya lo han señalado otras investigaciones (Londoño & Vinaccia 2007, 2005; Sánchez & Ventura, 2003; Red Argentina de Municipios y Comunidades Saludables, 2004).

Los elementos encontrados en este estudio, que buscó sensibilizar y motivar la construcción de un programa diseñado e implementado por jóvenes universitarios, son el punto de partida para una posterior investigación en la cual, a partir de una profundización de los elementos planteados, se proponga el diseño de un programa de prevención en la universidad con la participación de los estudiantes, acorde con las condiciones particulares en que se da la vida del universitario, y en especial el consumo del alcohol.


Referencias

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