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Universitas Psychologica

Print version ISSN 1657-9267

Univ. Psychol. vol.12 no.3 Bogotá July/Sep. 2013

 

Presencia del padre y calidad de la interacción madre-hijo: un estudio comparativo en familias chilenas nucleares y monoparentales*

Father's Presence and the Quality of Mother-Child Interaction: A Comparative Study on Chilean Nuclear and Single-Mother Families

Marcia Olhaberry**

María Pía Santelices Álvarez
Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile

*Nota de los autores: Especiales agradecimientos a la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, CONICYT, Chile, a los Proyectos FONDECYT N° 3120109 y 1070839 y al Núcleo MILENIO NS10008, Intervención Psicológica y Cambio en Depresión, financiado por el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, del Gobierno de Chile.
**Pontificia Universidad Católica de Chile. Escuela de Psicología. E-mails: mpolhabe@uc.cl, msanteli@uc.cl

Recibido: enero 9 de 2011 | Revisado: abril 9 de 2012 | Aceptado: enero 15 de 2013


Para citar este artículo

Olhaberry, M. & Santelices, M. P. (2013). Presencia del padre y calidad de la interacción madre-hijo: un estudio comparativo en familias chilenas nucleares y monoparentales. Universitas Psychologica, 12(3), 833-843. doi:10.11144/Javeriana.UPSY12-3.ppci


Resumen

Estudios recientes muestran la influencia de la presencia del padre en la salud mental familiar, incidiendo, entre otras variables, en el vínculo madre-hijo. Considerando este antecedente, se realizó un análisis comparativo de la calidad de la interacción madre-hijo en diadas pertenecientes a familias chilenas nucleares y monoparentales de bajos ingresos. Se estudiaron 80 diadas, 40 pertenecientes a familias monoparentales a cargo de madre y 40 pertenecientes a familias nucleares. Las edades de los niños estudiados varían entre 4 y 17 meses (M = 12.36, DE = 3.2) y las de las madres entre 15 y 44 años (M = 26.74, DE = 7.53). Se evaluó la respuesta sensible materna y la calidad de la interacción con el instrumento CARE-Index (Crittenden, 1997). Los resultados muestran interacciones de mayor calidad en las diadas pertenecientes a familias nucleares, con diferencias significativas y tamaños de efecto mediano en los aspectos cognitivos de la interacción.

Palabras clave autores: Familias monoparentales, familias nucleares, calidad de la interacción.

Palabras clave descriptores: Psicología del desarrollo, vínculo, teoría afectiva.


Abstract

Recent studies show the importance of the father's presence on the family's mental health, affecting, among others, on the mother-child bond. Considering this information, the present study does a comparative analysis of the quality of mother-child interaction on dyads of nuclear and single-mother, Chilean, low-income families. 80 Dyads were studied, 40 belonging to single-mother families and 40 to nuclear families. The children's ages were between 4 and 17 months (M = 12.36, SD = 3.2) and the mothers between 15 and 44 years old (M = 26.74, SD = 7.53). The mother's sensitivity answer and the quality of the interaction were evaluated with the CARE-Index (Crittenden, 1997) instrument. The results show a greater interaction quality among nuclear families, with important differences and medium effect sizes on the cognitive aspects of the interaction.

Key words authors: Single-Mother Families, Nuclear Families, Interaction Quality.

Key words plus:  Development Psychology, Linking Theory, Affective Theory.

doi:10.11144/Javeriana.UPSY12-3.ppci


Antecedentes

La presencia del padre en la calidad de la interacción madre-hijo

Si bien la mayoría de las investigaciones en infancia temprana se han centrado en el vínculo entre el bebé y su madre, un número creciente de estudios exploran la importancia del padre. Las investigaciones muestran que los vínculos infantiles de apego se desarrollan hacia ambos progenitores y que los padres son capaces de proveer cuidados sensibles a sus hijos (Keller, 2007; Lamb, 1977, 1982). Algunos autores describen diferencias cualitativas entre el tipo de juego que establece un padre con su hijo y el que desarrolla la madre, señalando que los padres generan un juego más vivaz y estimulante, que eleva el estado general de excitación en el niño, lo que repercute positivamente en su desarrollo afectivo y cognitivo (Brazelton & Cramer, 1993). En relación con los beneficios de la presencia del padre, algunos estudios muestran que un adecuado vínculo padre-hijo se asocia a ausencia de problemas conductuales en los niños (Verschueren & Marcoen, 1999) a alta sociabilidad y a adecuado desarrollo cognitivo infantil (Fagan & Iglesias, 1999).

Por otro lado, el nacimiento y la crianza de un hijo pequeño genera exigencias en la familia, señalando algunos estudios que la expresión de afecto y la complicidad en la pareja son factores protectores para la vivencia de la paternidad (Shapiro, Gottman & Carrere, 2000). En este sentido la tarea compartida y la coordinación de los roles materno y paterno, contribuirían al logro de una crianza adecuada (Brazelton & Cramer, 1993; Fivaz-Depeursinge & Corboz-Warnery, 1999).

La observación del juego infantil con ambos padres, da cuenta de la capacidad del niño/a para establecer interacciones triádicas, apreciándose a las 12 semanas su invitación a compartir sentimientos de placer, interés o malestar con ambos padres, alternando su mirada y las señales de afecto con el padre y la madre (Fivaz-Depeursinge, Favez, Lavanchy, de Noni & Frascarolo, 2005). Los autores definen las interacciones triangulares en que el bebé participa (los tres juntos, o dos y uno presente), como parte

del desarrollo normativo del bebé. Destacan que frente a las vivencias de estrés del niño con uno de sus padres, el otro progenitor presente puede reconocer el malestar y actuar de manera protectora o correctiva contribuyendo a mejorar la calidad de la interacción (Fivaz-Depeursinge & Favez, 2006).

Monoparentalidad y bajos ingresos económicos

Si bien los hogares nucleares con la madre y el padre presente, continúan siendo el contexto en que muchos niños nacen y crecen, se observa en el mundo un aumento de las familias monoparentales. Esta tendencia también se observa en América Latina, especialmente en hogares con jefatura femenina, los que concentran además mayores índices de pobreza (Arriagada, 2004; Cerrutti & Binstock, 2009).

Diversos estudios han mostrado cómo los contextos en que las madres y sus hijos se desarrollan influyen en la calidad de sus interacciones, señalando cómo el ingreso familiar, el nivel educacional, la configuración familiar y la presencia o ausencia de una red social de apoyo pueden impactar positiva o negativamente la calidad vincular, la evolución del bebé y el estado general de la madre (Belsky, 1984; Bowlby, 1969; Coppola, Vaughn, Cassiba & Costantini, 2006; Pelchat, Bisson, Bois & Saucier, 2003; Stern, 1997).

La monoparentalidad en pobreza, se ha asociado a mayor estrés materno (Cooper, McLanahan, Meadows & Brooks-Gunn, 2009; Landero & González, 2006; Olhaberry & Farkas, 2012) así como a sintomatología depresiva (Bastos, Casaca, Nunes & Pereirinha, 2009; Lara-Cinisomo, Griffin & Daugherty, 2009). Estas variables afectan negativamente el desarrollo infantil, así como la calidad vincular madre-infante (Figueredo, Costa, Pacheco & Pais, 2009; Murray, Sinclair, Cooper, Ducournau & Turner, 1999; Pelchat et al., 2003; Rodríguez, 2006; Stern, 1997).

Algunas investigaciones asocian la crianza infantil en un hogar monoparental a dificultades en la madre para responder sensiblemente a las señales y necesidades de sus hijos (Casady, Diener, Isabella & Wright, 2001). En esta misma línea, estudios que revisan la importancia del padre en la crianza de los hijos, señalan como el apoyo que este brinda a la madre, contribuye a mejorar la respuesta sensible materna en el intercambio con sus hijos (Hyun-jeong, Young-Joo & Mi Ja, 2006; Valenzuela, 1997).

Considerando los estudios revisados, se puede destacar el valor de la presencia del padre en la crianza de hijos pequeños en dos aspectos. En relación con la madre, contribuye en la reducción del estrés a partir del apoyo afectivo y concreto al compartir roles y tareas. En relación con el niño, contribuye en su desarrollo integral, brindando otra relación vincularmente significativa, distinta a la que genera la madre (Fivaz-Depeursinge & Corboz-Warnery, 1999; Verschueren & Marcoen, 1999).

Por otro lado, independientemente de la configuración familiar, los contextos de pobreza han sido frecuentemente asociados a baja calidad en la interacción madre-hijo (Figueredo et al., 2009; Murray et al., 1999; Rodríguez, 2006; Stern, 1997). Es sabido también, que estos hallazgos no son concluyentes, ya que existen familias de bajos ingresos con adecuada calidad vincular con sus hijos (Critten-den, 1985; Egeland & Sroufe, 1981; Guillén, 2007).

Interacciones tempranas y respuesta sensible materna

Actualmente, existe consenso en que el proceso de mutuo intercambio verbal y no verbal en la díada niño-cuidador, contribuye al desarrollo de reciprocidad y al intercambio de información y sentimientos entre ambos (Trevarthen & Aitken, 2001). Las conductas de los niños pequeños son entonces fuertemente influenciadas y modificadas por la conducta del cuidador, señalando los estudios de la interacción cuidador-bebé en situación de juego, que la respuesta infantil y su expresión afectiva están directamente relacionadas con la capacidad interactiva del cuidador, especialmente durante los primeros años de vida (Kivijarvi et al., 2001).

Cuando el adulto despliega una conducta sensible y receptiva frente a las señales comunicativas del niño/a durante una interacción de juego, enriquece el intercambio y favorece la vivencia de afectos compartidos en la diada. El juego permite así la expresión de placer, de malestar o necesidad de ayuda, brindando una instancia en que el infante puede aprender acerca de la toma de turnos y la reciprocidad, así como sobre la regulación emocional en los otros y en sí mismo (Tronick, 1989; Weinberg & Tronick, 1994).

Con relación a la calidad vincular madre-bebé, la respuesta sensible materna ha sido considerada un concepto central al momento de evaluar interacciones tempranas en la díada, ya que influye de manera significativa en el desarrollo posterior del bebé (George & Salomon, 1999; Stern, 1997). Es definida por Crittenden (2006) como un construc-to diádico correspondiente a cualquier patrón de conducta desplegado por el adulto que tranquiliza al infante e incrementa su confort, reduciendo su angustia y desinterés. La capacidad de la madre y cuidadores significativos para responder de manera sensible frente a un niño, implicará reconocer sus señales, interpretarlas adecuadamente y actuar de manera rápida y apropiada frente a estas lecturas (Marrone, 2001).

En relación con la importancia de la sensibilidad materna frente a las señales comunicativas del niño, los estudios señalan que una adecuada sensibilidad del adulto durante el primer año se considera un predictor significativo de desarrollo posterior saludable, de patrones de apego seguro en el bebé y de un favorable desarrollo emocional, social y cognitivo (Coppola et al., 2006; Friedman & Boyle, 2008; Isabella, 1993; Kivijarvi, Raiha, Virtanen, Lertola & Piha, 2004; Landry, Smith, Swank & Miller-Loncar, 2000; Smith & Pederson, 1988; van IJzendoorn & Wolf, 1997; Ward & Carlson, 1995). Complementando estos hallazgos, baja respuesta sensible en el cuidador ha sido asociada a un pobre desarrollo cognitivo y a una baja capacidad simbólica en el bebé (Feldman, Eidelman & Rotenberg, 2004).

Estudios sobre sensibilidad materna en muestras chilenas encontraron que el bajo nivel educacional en las madres, frecuentemente observado en familias de nivel socio económico bajo, afecta negativamente la respuesta sensible frente a los hijos (Guillén, 2007; Valenzuela, 1997). Resultados semejantes se observan en estudios internacionales, que consideran el nivel educacional de las madres como un buen predictor de la capacidad de responder sensiblemente a las señales de los hijos (Coppola et al., 2006; Pelchat et al., 2003).

Considerando la importancia de la presencia del padre, la influencia de los contextos de pobreza en la crianza de hijos pequeños y la relevancia de la respuesta sensible materna en el desarrollo y la salud mental infantil, el presente estudio busca evaluar la existencia de diferencias en la calidad de las interacciones madre-hijo entre familias monoparentales y nucleares de bajos ingresos.

Se hipotetiza encontrar mayor calidad en la interacción de las diadas pertenecientes a familias nucleares, considerando que el apoyo paterno pudiera contribuir de manera positiva. Se espera también una correlación alta y positiva entre la respuesta sensible materna y la cooperatividad infantil en ambos grupos, por definirse estas variables como parte de un constructo diádico, en donde madre y bebé se influyen mutuamente. Igualmente la expectativa es que la configuración familiar, junto a otras variables, actúen como predictores de la calidad de la interacción en la muestra total.

Método

Diseño

Se realizó un estudio no experimental, transversal de tipo comparativo, que incluyó dos grupos de diadas madre-infante: uno perteneciente a familias monoparentales y el otro a familias nucleares. Se incluyeron solo niños con asistencia a salas cuna, a partir de la revisión de estudios chilenos y extranjeros que muestran un efecto significativo de esta condición en la calidad de la interacción madre-hijo (Love, Harrison, Sagi-Schwartz, van IJzendoorm & Ungerer, 2003; Olhaberry, 2011; Sagi, Koren-Karie, Gini, Ziv & Joels, 2002).

Participantes

Participaron 80 diadas madre-infante pertenecientes a los dos quintiles más pobres de la población, residentes en Santiago de Chile en comunas vulnerables. De las diadas participantes, 40 pertenecían a familias monoparentales y 40 a familias nucleares. El grupo de diadas de familias monoparentales estuvo compuesto por 15 niñas (37.5 %) y 25 niños (62.5 %), cuyas edades variaron entre los 4 y 15 meses con un promedio de 10.49 (DE = 3.21). El grupo perteneciente a familias nucleares contó con 14 niñas (35 %) y 26 niños (65 %) y sus edades variaron entre 8 y 17 meses con un promedio de 14.23 (DE = 1.83). El promedio de edad de las madres de familias monoparentales fue de 25.63 años, teniendo la menor 15 y la mayor 43 ( DE = 8.39) y en las madres de familias nucleares el promedio de edad fue de 27.85 años, teniendo la menor 16 y la mayor 44 (DE = 6.47).

El muestreo fue intencionado y los criterios de inclusión considerados para el estudio fueron: pertenecer a los dos quintiles más pobres de la población, asistir a sala cuna pública e integrar una familia nuclear o monoparental a cargo de la madre, con al menos un hijo entre 4 y 17 meses de edad. Los criterios de exclusión usados fueron la presencia de alguna patología física y/o psiquiátrica diagnosticada en alguno de los miembros de la díada. Las madres aceptaron participar voluntariamente en el estudio, firmando previamente una carta de consentimiento informado.

Instrumentos

Índice experimental de la relación niño-adulto: CARE-Index

El CARE-Index es un método de evaluación de la interacción infante-adulto en condiciones no amenazantes, basado en la teoría del apego, y desarrollado por P. Crittenden en 1997. El procedimiento de evaluación consiste en 3 a 5 minutos de grabación de video de interacción de juego libre entre el adulto y el niño. El sistema de codificación se basa en dos constructos diádicos principales, la sensibilidad del adulto a las señales del niño y la cooperación del niño con el adulto. La interacción del adulto y del niño es codificada de acuerdo a siete variables (expresión facial, expresión verbal, posición y contacto del cuerpo y expresión de afecto, contingencias de toma de turnos, control y elección de la actividad). Las cuatro primeras variables definen los aspectos afectivos de la interacción y las tres últimas los aspectos cognitivos. El adulto y el niño son evaluados por separado en relación con cada uno de estos siete aspectos del comportamiento de interacción. Cada una de estas siete variables puede ser puntuada con 2 puntos, pudiendo resultar un total de 14. De estos 14 puntos, los ítems cognitivos puntúan un máximo de 6 puntos y los ítems afectivos un máximo de 8 puntos.

Existen tres descriptores específicos para la conducta interactiva del adulto, "sensible", "controlador" y "no responsivo", y distintos descriptores para los niños según la etapa del desarrollo en que se encuentran (infant o toddlers). Se definen 4 descriptores para niños entre 0 y 15 meses de edad, "cooperativo", "difícil", "compulsivo" y "pasivo", y 3 para los niños de 15 a 30 meses "cooperativo", "compulsivo" y "coercitivo".

Como el presente estudio consideró niños en los dos rangos de edad, se agruparon los descriptores difícil , pasivo y coercitivo en la categoría ambivalente", indicando conductas semejantes, pero de mayor complejidad en los niños sobre los 15 meses.

Crittenden define una escala de sensibilidad diádica que va desde 0 a 14 puntos, indicando "riesgo" (0-4), "inepto inadecuado" (5-6), "adecuado" (7-10) y "sensible" (11-14). Estos criterios se utilizan en el presente estudio para evaluar la calidad de la interacción, determinando que puntajes bajo 7 requieren algún tipo de intervención, y recomienda psicoeducación o intervención a corto plazo para aquellas diadas con puntajes 5-6 y psicoterapia padres-infante para aquellas con puntajes 0-4. Las codificaciones de los videos fueron realizadas por psicólogos capacitados por la autora del instrumento, obteniendo una confiabilidad 0.8 en el curso de entrenamiento.

Ficha sociodemográfica

En entrevista a las participantes, se llenó una ficha para extraer información con relación a la configuración familiar y a las variables sociodemográficas.

Procedimiento

Se seleccionaron las familias a partir de la información entregada por los directores de las salas cuna, y se les invitó a participar de manera voluntaria. Las diadas fueron contactadas telefónicamente, y asignadas por grupo según su configuración familiar.

Se consideró que todas las salas cuna contaran con procedimientos y condiciones semejantes en relación con: calidad de la atención, infraestructura, jornada y número de niños por adulto. Las evaluaciones fueron realizadas entre mayo y agosto del año 2009, en las salas cuna a las que los niños asistían regularmente.

La evaluación fue realizada con posterioridad a la firma de la carta de consentimiento informado por parte de las madres. Los niños y los adultos fueron evaluados con el instrumento Care-Index (Crittenden, 2006), llevándose a cabo primero la grabación de la díada en una interacción de juego libre y posteriormente la recopilación de información. Se derivó a los Centros de Salud de las comunas de residencia a aquellas díadas evaluadas en riesgo, contando con la previa aceptación de la madre.

Análisis de resultados

Se evaluó la presencia de valores atípicos y el cumplimiento de los supuestos de las pruebas estadísticas realizadas y se utilizó un criterio de significación de a = 0.05. Inicialmente, se realizó un análisis descriptivo de los antecedentes sociodemográficos y de la calidad de la interacción madre-infante en ambos grupos de diadas (pertenecientes a familias nucleares y a familias monoparentales), considerando los distintos descriptores definidos para adultos e infantes. Luego, se aplicó la prueba t para muestras independientes para evaluar las diferencias entre los grupos, en sensibilidad materna y en cooperatividad infantil.

Posteriormente, se realizaron análisis correlacionales entre la sensibilidad materna y la cooperatividad infantil al interior de cada grupo, para determinar los niveles de asociación entre estas variables. Finalmente, se efectuó un análisis de regresión lineal para evaluar cuáles variables predicen la sensibilidad materna y la cooperatividad infantil en sus distintas dimensiones, utilizando el método de selección de variables stepwise.

Resultados

Se presentan en la Tabla 1 algunos antecedentes sociodemográficos en relación con el género de los niños participantes, el nivel educacional materno y el número de adultos en el hogar. Un hallazgo relevante es que el 87.5 % de las familias nucleares estudiadas no cuentan con adultos distintos del padre y la madre viviendo en el hogar, en contraste con las familias monoparentales donde el 77.5 % vive con otros adultos distintos de la madre.

El análisis descriptivo de los datos con relación a los descriptores específicos de la interacción definidos para las diadas, indica que las madres de familias monoparentales obtienen un promedio de 6.6 puntos (DE = 2.03) en sensibilidad, 2.08 (DE = 1.8) en control y 5.15 (DE = 2.21) en noresponsividad. A su vez, las madres de familias nucleares obtienen 7.4 (DE = 2.59) en sensibilidad, 1.65 (DE = 1.74) en control y 4.75 (DE = 2.98) en noresponsividad. En los descriptores específicos para los niños pertenecientes a familias monoparentales, se observan promedios de 6.45 puntos (DE = 2.56) en cooperatividad, 1.08 (DE = 2.36) en compulsividad, y 6.45 puntos (DE = 2.71) en ambivalente. Los niños de familias nucleares obtuvieron en promedio 6.63 puntos (DE = 3.06) en cooperatividad, 0.98 (DE = 1.8) en compulsividad y 6.4 (DE = 3.09) en ambivalente.

La correlación entre sensibilidad materna y cooperatividad infantil es positiva y alta en ambos grupos, siendo r = 0.916 (p < 0.01) para las diadas pertenecientes a familias nucleares y r = 0.891 ( p < 0.01) para las diadas pertenecientes a familias monoparentales, indicando que a mayor sensibilidad materna mayor es la cooperatividad del niño.

Al descomponer el puntaje de sensibilidad materna en los ítems afectivos y cognitivos que conforman la escala, es posible señalar que las diferencias en sensibilidad entre los grupos estarían dadas, principalmente, en los aspectos cognitivos de la interacción, en los que las madres pertenecientes a familias nucleares obtienen puntajes mayores (M = 2.55, DE =1.51) a los obtenidos por las madres pertenecientes a familias monoparentales (M = 1.8, DE = 1.34). Complementario a lo observado en las madres, se aprecian también diferencias en los aspectos cognitivos de la cooperatividad infantil en ambos grupos con promedios de 2.85 (DE = 1.67) y 2.08 (DE = 1.34) para los niños pertenecientes a familias nucleares y monoparentales, respectivamente.

Los estadísticos descriptivos obtenidos en la sensibilidad materna y la cooperatividad infantil, considerando las dimensiones cognitivas y afectivas de la interacción, se presentan en la Tabla 2.

La prueba t para muestras independientes indica que las diadas pertenecientes a familias nucleares obtienen puntajes promedios significativamente más altos que las diadas de familias monoparentales en los aspectos cognitivos de la sensibilidad materna (t = - 2.34; p < 0.05), siendo el tamaño de efecto de la diferencia evaluado con d de Cohen, mediano (d = 0.52). Complementario a lo anterior, se observan diferencias significativas en los aspectos cognitivos de la cooperatividad infantil (t = -2.282; p > 0.05), con puntajes mayores en los niños pertenecientes a familias nucleares y con un tamaño de efecto de la diferencia mediano (d = 0.5). Los resultados obtenidos en la comparación de los grupos con la prueba t se muestran en la Tabla 3.

Se realizaron análisis de regresión lineal para evaluar cuáles variables sociodemográficas predicen la sensibilidad materna y la cooperatividad infantil en la muestra total. Las variables consideradas en el análisis fueron: edad de las madres y los niños, género infantil, nivel educacional materno, número de adultos en el hogar y configuración familiar (nuclear o monoparental). Los resultados indican que la edad del niño es la variable que mejor predice la sensibilidad materna total, explicando un 12.5 % de la varianza, es decir a mayor edad del niño, más sensible se muestra la madre. En relación con la cooperatividad infantil total, la edad del niño junto a la configuración familiar, son las variables que mejor la predicen, explicando juntas un 11.5 % de la varianza. Lo anterior indica que a mayor edad del niño, junto a la pertenencia a una familia nuclear, mayor es la cooperatividad infantil total.

Discusión

Resulta importante destacar, en relación con los hallazgos del estudio, la confirmación de los planteamientos teóricos referentes a la respuesta sensible como un constructo diádico, donde el niño y su madre se influyen mutuamente y construyen una interacción particular que incluye las características de ambos (Crittenden, 2006). Esto se aprecia especialmente en la complementariedad de los puntajes obtenidos en sensibilidad del adulto y cooperatividad en el niño, donde al aumentar la respuesta sensible en la madre aumenta también en el niño la cooperatividad.

Se aprecian tendencias semejantes en los descriptores predominantes en las madres de los grupos estudiados, mostrando ambas predominio de "sensibilidad" principalmente en los aspectos afectivos y "no responsividad" como descriptor secundario. Los promedios en los descriptores "controlador" y "no responsivo" son mayores en las madres pertenecientes a familias monoparentales, pero la diferencia no es significativa. Complementario con esto, los niños de ambos grupos muestran un predominio de "cooperatividad" principalmente en los aspectos afectivos de la interacción, seguido por el descriptor integrado "ambivalente".

Concordantemente con las hipótesis planteadas y los estudios que asocian monoparentalidad y menor calidad en la interacción madre-hijo (Casady et al., 2001), los resultados en esta variable muestran puntajes superiores en las diadas pertenecientes a familias nucleares, reflejados en diferencias significativas en los promedios obtenidos en sensibilidad materna en los aspectos cognitivos de la interacción. Así mismo, se observaron puntajes significativamente superiores en los aspectos cognitivos de la cooperatividad infantil, en los niños pertenecientes a familias nucleares, lo cual podría asociarse a la contribución específica del tipo de juego desarrollado por los padres, definido como más vivaz y estimulante, que el desarrollado por las madres (Brazelton & Cramer, 1993).

Por otro lado, el que las madres pertenecientes a familias nucleares y monoparentales presenten como segundo descriptor predominante "no responsivo", indica que cuando las madres de ambos grupos no logran una adecuada respuesta sensible con los niños, sus dificultades se centran en fallas para reconocer y responder adecuadamente a las señales del niño, por estar probablemente centradas en sus propias vivencias y perspectiva más que en la conducta y el estado general del niño. Este tipo de interacción entrega poca información al niño, lo que le dificulta organizarse en la interacción por no saber qué esperar, o en ocasiones implica discordancia entre la interacción feliz que el adulto muestra y el niño que se observa triste. Estos elementos podrían dar orientación con respecto al tipo de intervención requerida.

Si bien la diferencia entre los grupos en la sensibilidad materna total no es significativa, los puntajes indican distintas categorías en la Escala de Sensibilidad (Crittenden, 2006). Las diadas pertenecientes a familias nucleares presentan un promedio que las ubica en la categoría "adecuado", lo que indica una sensibilidad inconstante pero que no requiere algún tipo de intervención. Las diadas de familias monoparentales obtienen promedios en sensibilidad total que las ubican en el rango considerado "ineptoinadecuado", lo que indica dificultades para leer las señales del niño, reconocer adecuadamente su punto de vista y responder de manera rápida, requiriendo algún tipo de intervención.

En términos específicos, la sensibilidad de las madres pertenecientes a familias nucleares es mayor en los aspectos cognitivos, al igual que en la cooperatividad de los niños de este mismo grupo, es decir, la fortaleza en las diadas de familias nucleares por sobre las pertenecientes a familias monoparentales se encuentra en la capacidad de crear turnos que permitan la participación alternada de ambos, la habilidad para compartir el control con relación a la tarea y para seleccionar una actividad en el juego de acuerdo a la etapa del desarrollo en que el niño se encuentra. Esta diferencia pudiera explicarse a partir de las investigaciones que señalan una relación entre adecuada calidad de la interacción padre-hijo y mayores habilidades cognitivas (Fagan & Iglesias, 1999).

Los resultados son particularmente relevantes por tratarse de una población vulnerable y por el valor predictivo de la adecuada respuesta sensible del cuidador en relación con la calidad posterior del apego infantil (Coppola et al., 2006; Isabella, 1993; Smith & Pederson, 1988; Van IJzendoorn & Wolf, 1997; Ward & Carlson, 1995), de su desarrollo cognitivo (Landry et al., 2000), emocional y social (Kivijarvi et al., 2004; Landry et al., 2000).

Algunas de las limitaciones a considerar en este estudio y sus hallazgos, son la falta de control de variables asociadas a la relación de pareja de los padres (calidad, satisfacción y coparentalidad) y la falta de homogeneidad entre las diadas de ambos grupos, pudiendo ser relevantes en el tipo de interacciones desarrolladas entre madres e hijos.

Resultaría relevante en investigaciones futuras estudiar a otros adultos presentes en las familias monoparentales significativos para el niño, evaluando si otros miembros de la familia, como abuelos o tíos, pueden también contribuir a mejorar la calidad de las interacciones que el niño establece y de esta manera enriquecer también su desarrollo integral.

En este sentido, se requieren nuevos estudios, preferiblemente longitudinales, en muestras de mayor tamaño, y que consideren las distintas formas de hacer familia para profundizar estos hallazgos.


Referencias

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