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Universitas Psychologica

Print version ISSN 1657-9267

Univ. Psychol. vol.14 no.1 Bogotá Jan./Mar. 2015

https://doi.org/10.11144/Javeriana.upsy13-5.rsnf 

Representación social de la noción de felicidad en estudiantes y profesionales de educación y salud de Chile e Italia*

Social Representation of Happiness in Students and Both Education and Health Professionals from Chile and Italy

María José Rodríguez Araneda**
Universidad de Santiago de Chile, Chile

*Artículo de Investigación.
** Doctora en Psicología. Profesora Asociada de la Universidad de Santiago de Chile, Escuela de Psicología. Correo electrónico: mariajose.rodriguez.a@usach.cl

Recibido: noviembre 5 de 2012 | Revisado: enero 22 de 2014 | Aceptado: enero 22 de 2014


Para citar este artículo

Rodríguez, M. J. (2015). Representación social de la noción de felicidad en estudiantes y profesionales de educación y salud de Chile e Italia. Universitas Psychologica, 14(1), 271-286. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.upsy13-5.rsnf


Resumen

La felicidad es una construcción simbólica polisémica con múltiples raíces filosóficas que aglutina sentidos de lo bueno y lo deseable para la vida humana. En ciencias sociales y psicología se aborda desde múltiples conceptos, en función de los cuales se realizan estudios mundiales cuyos resultados orientan las políticas públicas. Se propone un abordaje emic, a través de un estudio transcultural sobre su representación social en muestras de estudiantes y profesionales de la salud y la educación en Chile e Italia, agentes socializadores en bienestar y calidad de vida. La investigación contempló dos estudios cualitativos, el primero aplicando un cuestionario de preguntas abiertas a 164 participantes y el segundo realizando ocho grupos focales con 65 sujetos. Se realizó análisis de contenido inductivo para la generación de categorías y dimensiones socio-semánticas. Se constató un núcleo común a ambos países para la noción, componentes y tres tipos de felicidad. Se concluyó que los significados sobre felicidad influyen en las experiencias, su interpretación, los juicios de vida y la orientación del proyecto vital de las personas. Se problematizan estos resultados a la luz de los estudios mundiales de felicidad y el tratamiento del constructo en el escenario social.

Palabras Clave: felicidad; representaciones sociales; estudio transcultural


Abstract

Happiness is a symbolic polysemic construction, with multiple- philosophical roots, which brings sense to the good and desirable for human life. In social sciences and psychology it is approached from multiple concepts, and accordingly their results orient public policy. One emic approach is proposed, through a cross-cultural study of its social representation on samples of students and professionals from health and educational areas of Chile and Italy, which are socializing agents on well-being and quality of life. The research included two qualitative studies, the first using an open-ended questionnaire to 164 participants and the second conducting eight focus groups with 65 subjects. Inductive content analysis was used to generate categories and socio-semantic dimensions. A common nucleus to both countries was found, for the notion, components and three types of happiness. It was concluded that the meanings of happiness influence the experiences, interpretations, trials of life and the vital project orientation of individuals. These results were problematized in light of global studies of happiness and the treatment of the construct in the social scenario.

Keywords: happiness; social representations; cross-cultural study


A largo de la historia la felicidad ha sido significada de múltiples maneras, tanto en el lenguaje común como en el debate filosófico, religioso y científico, como un constructo que hace referencia a las valoraciones así como a las percepciones sobre la cualidad de la vida (Rodríguez, 2012). De este modo, en la filosofía moral clásica ha significado buena acción o virtud (Marías, 1987), en la religión cristiana es consecuencia de vivir de acuerdo a creencias asociadas al bien y a Dios (Martín Nieto, 1998), en filosofía social moderna es significante de buenas condiciones de vida y en ciencias sociales significa disfrute subjetivo de la vida (Barrientos, 2006). Al interior de la psicología se han desarrollado también diversas acepciones, en general influidas por las éticas de corte eudaimónico como por aquellas de corte hedónico-utilitarista (Rodríguez, 2012).

Desde el eudaimonismo se ha conceptualizado la felicidad como bienestar psicológico (Ryff, 1989), experiencia óptima (Csikszentmihalyi, 2000), conceptos afines como autorrealización (Maslow, 1968), vida plena y actualización de capacidades (Rogers, 1961; 1984). Inspirada en la ética aristotélica la felicidad es un estado psicológico de bienestar que incluye la salud y el pleno desarrollo del ser humano e implica la percepción de compromisos con los desafíos existenciales de la vida (Keyes, Shmotkin, & Ryff, 2002).

Por su parte, desde el hedonismo utilitarista, de inspiración anglosajona, la felicidad se concibe como bienestar subjetivo (Diener, 1984) y emoción básica (Fredrickson, 2001; Retana-Franco & Sánchez-Aragón, 2008). Felicidad es goce de vida y a su vez el grado en que un individuo evalúa la calidad global de su vida (Diener & Lucas, 1999; Veenhoven, 1984). Este juicio es subjetivo, ya que asume que cada persona entiende por felicidad algo distinto y se compone de elementos emocionales y cognitivos (Diener, 1984).

No obstante, la psicología aún no ha logrado identificar una noción clara de este constructo (Moyano, 20081; Javaloy, 20082; Barrientos, 20083; Roche, 20094), empleándolo como un término 'paraguas' que engloba el estudio de los estados positivos (Javaloy, 2007), usándose de manera intercambiable los conceptos de felicidad, bienestar subjetivo, satisfacción con la vida, bienestar psicológico y flujo (Rodríguez, 2010), siendo abarcables todos ellos en el concepto sociológico de calidad de vida (Moyano, Flores, & Soromaa, 2011).

Desde una mirada construccionista, en psicología social contemporánea podríamos decir que la felicidad es una construcción simbólica de naturaleza ético-teleológica, que refleja sentidos de lo bueno y lo deseable para la vida humana, siendo construida polisémicamente a lo largo de los desarrollos filósofos y socio históricos de la humanidad. La comunidad científica reconoce que no hay un contenido único y en función de lo mismo hay múltiples instrumentos para medir la felicidad.

En ciencias sociales, entre los instrumentos más recientes para medir la felicidad como autoevaluación idiosincrática, es decir basada en la definición individual del sujeto (la cual no se explicita) se encuentran: la Escala de felicidad subjetiva (Lyubomirsky & Lepper, 1999); las escalas para medir Felicidad como un todo (Overall Happiness) (Veenhoven, 2004) que se emplean en la World Database of Happiness (Veenhoven, 1992; 2014) y el World Values Survey (2012); la Escala Cantril para mejor-peor vida posible (Cantril Ladder) (Cantril, 1965) que se emplea en la encuesta mundial Gallup (Gallup, 2008; 2010) y el Happy Planet Index a partir del 2012 (New Economic Foundation [NEF], 2012); la Escala de satisfacción con la vida (Satisfaction with Life Scale) (Lucas, Diener, & Suh, 1996) que mide el componente cognitivo del bienestar psicológico evaluando el grado de satisfacción de la persona con su vida en general, la que se utiliza integrada a otros cuestionarios como el Better Life Index de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico [OCDE] (2014); la Encuesta de felicidad y bienestar de la juventud española (Javaloy, 2007) y el Happy Planet Index de la NEF (2007; 2009). del 2008.

Algunos reportes emplean estas tres últimas formas de medición, como es el caso del Reporte mundial de felicidad (Helliwell, Layard, & Sachs, 2012). Por su parte, para medir los aspectos emocionales del bienestar subjetivo o felicidad encontramos entre los auto reportes el Affect Balance Checklist (Bradburn, 1969) que mide frecuencia e intensidad de emociones y experiencias afectivas agradables y desagradables; la Escala de afectividad positiva y negativa (Warr, Barter, & Brownbridge, 1983) que mide estado de ánimo durante un lapso de tiempo determinado; el cuestionario PANAS (Watson, Clark, & Tellengen, 1988) que mide afectos positivos y negativos; el cuestionario de emociones de Fordyce (1997) que evalúa felicidad actual en sus niveles feliz, infeliz y neutral (Seligman, 2003), entre otros. Las mediciones de afectos positivos y negativos se integran también a algunos reportes mundiales para medir felicidad (Helliwell, Layard, & Sachs, 2012).

Por su parte, en la línea eudemonista encontramos el Test de fortalezas características de la felicidad verdadera que miden virtudes y sus fortalezas (Peterson & Seligman, 2004); los instrumentos para evaluar bienestar psicológico como el Cuestionario Oxford sobre la felicidad (Hills & Argyle; 2002) y la Escala de bienestar psicológico (Ryff & Keyes, 1995) que mide autonomía, gestión del entorno, crecimiento personal, relaciones positivas con los demás, propósito en la vida y auto aceptación.

En la línea experiencial la felicidad también ha sido medida con el Day Reconstruction Method (Kahneman, Krueger, Schkade, Schwarz, & Stone; 2004) que mide el ritmo diario del estado de ánimo y el Método de muestreo de la experiencia (Csikszentmihalyi & Larson, 1987) que registra las experiencias de flujo. En la línea de los tipos de felicidad encontramos el Cuestionario de aproximaciones a la felicidad (Peterson, 2003) que evalúa tres aproximaciones a la felicidad como vida de placer, vida comprometida y vida significativa, así como el Inventario de la felicidad auténtica (Petersen, 2005).

Como se observa, la felicidad se presenta como un constructo que se mide empleando diversas metodologías e instrumentos, habiendo no obstante escasa investigación en cuanto a sus significados. Para el caso de los estudios mundiales, que tienen una enorme influencia en la definición de políticas públicas, se ha extendido el estudio de la felicidad desde una perspectiva idiosincrática cuantitativa. Sabemos que de este modo no se accede a los significados detrás del juicio, es decir, se inquiere un juicio evaluativo sobre una idea de vida que no es revelada.

Ante las múltiples acepciones de felicidad que existen y la forma en que estas se abordan, como fenómeno natural más que sociocultural, se destaca la necesidad de reconocer los significados de felicidad en las personas, en tanto la felicidad tiene sentido desde la valoración de la subjetividad individual. Lo anterior justifica investigar el tema desde una perspectiva emic, considerando cómo en la modernidad la felicidad constituye un sentido importante que da orientación al proyecto de vida, con gran potencial para influir en las decisiones de las personas (Rodríguez, 2013) y que opera incluso como mandato social (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo [PNUD], 2012). El creciente interés en incorporar la felicidad en las políticas públicas, amerita además mayores precisiones respecto al tema (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 2011).

Para ir al locus de la vida cotidiana y tratar el tema en coherencia epistemológica, se empleó la teoría de las representaciones sociales (RS). Una RS se configura como un sistema organizado de conocimientos que representa la realidad misma de un fenómeno. Lo anterior dota de valores e ideas que permiten orientarse en el mundo (Jodelet, 1984; Salazar & Herrera, 2007) aportando sentido y procurando una guía operacional para la vida social (Páez, 1987). Moscovici (1993) reconoce las RS como creencias amplias y teorías ingenuas. Dado que es en los procesos de comunicación que estas se crean y recrean, las muestras consideradas en esta investigación fueron de agentes socializadores en los ámbitos de educación y salud. Estos cumplen el rol de trasmisores y reproductores de significados de bienestar y calidad de vida, ejerciendo influencia sobre la conformación de aspiraciones, proyectos y estilos de vida de las personas.

Dado que el estudio fue realizado en Chile e Italia, interesa ver si se identifican elementos comunes a la noción de felicidad, es decir un núcleo simbólico compartido. Lo anterior podría ampliar el alcance interpretativo de los estudios mundiales de felicidad y enriquecer la interpretación de los auto-reportes en escalas, además de ser más precisos a la hora de incorporar objetivos de formación en calidad de vida. Interesa además saber si elementos constitutivos de la noción de felicidad de las personas se reconocen en las aproximaciones que se realizan desde los estudios mundiales de felicidad. Más a fondo, se desea rescatar a qué se le da valor cuando se piensa en felicidad, y si los estudios mundiales están recogiendo estas valoraciones. En este mismo sentido, con relación a los agentes socializadores, la información nos puede indicar qué valoraciones pueden estar siendo reproducidas. Finalmente, interesa problematizar la naturalización de estas valoraciones en torno a la felicidad como fin, sentido de la vida o condición deseable de toda vida humana, sobre todo considerando la moción de Naciones Unidas de reconocerla como un objetivo humano fundamental de aspiración universal (ONU, 2011).

Método

Estudio 1

Participantes

Estudiantes de psicología y obstetricia de Chile e Italia en universidades públicas, en su mayoría jóvenes solteros/as y sin hijos, habitantes de ciudad capital. El muestreo fue simple no probabilístico, accediendo a los jóvenes a través del contacto con los maestros de clase. Participaron 164 personas, 50.6% chilenos, 49.4% italianos. Chile (Santiago): mediana de 20 años, con un mínimo de 18 y un máximo de 27, 71.1% mujeres y 28.9% varones. Italia (Roma): mediana de 22 años con un mínimo de 20 y un máximo de 38, 81.5% mujeres y 18.5% varones. La participación fue voluntaria y sin gratificaciones económicas. La investigación dio inicio luego de la aprobación del proyecto, instrumentos y consentimiento en los comités doctorales de cada país, además de la autorización de decanatura universitaria en el caso italiano y jefes de carrera en el caso chileno.

Materiales y procedimientos

El estudio fue exploratorio con un diseño no experimental, transeccional y metodología cualitativa. El objeto de estudio fue comprender la (o las) RS de felicidad a través de los significados personales. Con el fin de no inducir las respuestas a representaciones previamente definidas se optó por crear un cuestionario cualitativo de 2 preguntas abiertas: 1) ¿Para mí la felicidad es...?; 2) ¿Una persona feliz es aquella que...? Dejando media plana en blanco para completar por el encuestado luego de cada pregunta. Este cuestionario fue elaborado en español y traducido al italiano con back translation. Fue previamente validado con jueces expertos y testeado con estudiantes voluntarios.

Las personas fueron encuestadas en sus salas de clases previo consentimiento informado. Las instrucciones fueron leídas por la investigadora y resueltas las dudas in situ. El análisis de contenido fue inductivo en función del procedimiento de generación de categorías y dimensiones socio-semánticas de Taylor y Bogdan (1987), basado en las ideas de descubrimiento en progreso, codificación, refinamiento y relativización de los hallazgos según los contextos. En el caso de la muestra italiana, el análisis se desarrolló con traducción simultánea al idioma español. Las unidades de análisis con las que se trabajó fueron los significados asociados a felicidad.

Estudio 2

Participantes

Estudiantes y profesionales de las áreas de salud y educación de Chile e Italia, en su mayoría de nivel socioeconómico medio, habitantes de ciudad capital. Participaron un total de 65 personas, con un rango de edad entre 20 y 47 años, 73.8% mujeres y 26.2% varones. Las condiciones de participación fueron las mismas del estudio 1.

Materiales y procedimientos

El estudio fue cualitativo, de diseño exploratorio, no experimental y transeccional. Se realizaron ocho grupos focales no directivos. Chile (Santiago): tres grupos focales de estudiantes de 22 a 30 años y un grupo focal de profesionales de 26 a 67 años. Italia (Roma): dos grupos focales de estudiantes de 20 a 35 años y dos de profesionales de 25 a 47 años. Todos los grupos focales fueron transcritos en español. El análisis de la información se realizó con el procedimiento de Taylor y Bogdan ya descrito.

Resultados

En la tabla 1 se presenta el árbol de resultados de acuerdo a tres momentos de análisis.

En relación al estudio 1, la siguiente tabla muestra los resultados diferenciados por país de las preguntas 1 y 2.

Se identificaron categorías semejantes en los dos grupos, observándose que ambos definieron la felicidad desde la emocionalidad positiva, el sentirse bien y la realización. Se evidenció que el grupo chileno identificó la felicidad con plenitud, bienestar y disfrute de la vida, en tanto el italiano dio más preponderancia a los afectos interpersonales.

Al nivel de sub-categorías las respuestas más frecuentes fueron las siguientes (Tabla 3).

Los datos corroboraron la tendencia en el grupo chileno a identificar felicidad con plenitud y en el italiano con satisfacción afectiva. Ambos grupos la equiparan además con realización en el logro, emociones de baja activación (serenidad, tranquilidad) y bienestar consigo mismo.

Análisis integrativo

Los resultados del estudio 2 permitieron reconocer una representación común (núcleo) a los grupos de ambos países, que se dio en tres campos: 1) noción de la felicidad; 2) componentes de la felicidad, y 3) tipos de felicidad por plano psicotemporal.

1) La noción de felicidad

Según el análisis de los resultados, la felicidad refiere a la cualidad percibida de la experiencia. Esta consistiría en 'sentirse bien' en la forma de un macro-sentimiento positivo que se da en relación, principalmente, a tres áreas relacionales: consigo mismo, con el entorno significativo y con lo trascendente (ver figura 1).

a) Sentirse bien: Trazando un eje imaginario desde la experiencia más infeliz hasta la más feliz, la felicidad se reconoce presente a partir de la ausencia de sufrimiento (dolor intenso, sin sentido, etc.). A partir de este punto la felicidad abarca el rango de sentirse bien, que va desde la tranquilidad hasta la plenitud, siendo una experiencia afectiva y subjetiva.

b) Macro-sentimiento: esta experiencia afectiva es descrita como un macro sentimiento de bienestar que es estable (diacrónico), el cual es construido y nutrido por diversas emociones positivas (sincrónicas) que son temporales y de frecuencia cotidiana (como la satisfacción de logro, la alegría, el relajo, etc.). El máximo de esta constelación afectiva es la plenitud: un estado subjetivo de estar completo (no siendo juicio sino vivencia), que no requiere necesariamente una realidad objetiva perfecta (todo cubierto).

c) Áreas relacionales: El sentirse bien se daría en tres áreas relacionales, mencionadas en la siguiente frecuencia: 1) con uno mismo: sentimientos positivos hacia uno mismo (la persona que se es, el auto concepto, etc.) lo que se hace, lo que se tiene; 2) con el entorno significativo: sentirse bien en relación a personas significativas, personas del entorno directo, mascotas, las condiciones en las cuales se vive, etc.; y 3) con lo trascendente: sentimientos positivos hacia la vida y su sentido, Dios, la naturaleza, el planeta, etc.

[...] yo creo en un patrón común más o menos de qué es la felicidad, de hecho todos dijimos como cosas parecidas, [...] como es el estar bien contigo mismo [...] relaciones con otras personas [...] tu familia, tu trabajo, [...] tu pareja, amigos, cercanos. (MEC)

Se observa en la figura cómo el macro sentimiento se construiría a partir de emociones cotidianas en relación al sí mismo, los otros significativos y lo trascendente, siendo su expresión máxima el estado de plenitud.

2) Los componentes de la felicidad

Según el análisis del discurso la felicidad tiene tres componentes: afectividad y significación positivas y el desarrollo de la acción en coherencia valorativa.

a) Afectividad positiva: la felicidad se nutre de emociones de alta activación (alegría, júbilo, éxtasis), tono medio (contento) y baja activación (paz, tranquilidad). Se da en ausencia de emociones des-estructurantes (angustia, desolación o desesperanza). Aun cuando puede haber dolor y tristeza, la emocionalidad positiva predomina sobre la negativa. Incluye además estados de ánimo y sentimientos positivos, entre ellos preponderantemente amor. "[...] tiene mucho que ver con la pasión en las distintas cosas de mi vida [...] amar un poco todas las cosas que tiene" (MPI).

b) Significación positiva: La felicidad también se constituye en la reflexividad y construcción de significados sobre la vida, su sentido y la integración de situaciones dolorosas o frustrantes como experiencias útiles, necesarias o provechosas. Expresiones como estar agradecido, auto percibirse como bendecido o valioso, 'ver el vaso medio lleno', ser optimista, aprender de las dificultades, juzgarse útil, sentir que lo vivido ha valido la pena, reflejan la construcción de una narrativa coherente y positiva. Para algunos esta significación positiva fue más retrospectiva y resiliente, para otros más actual o bien futurista, basada en el cumplimiento de expectativas.

Antes [del cáncer] estaba en un período oscuro, me sentía muy infeliz, no lograba darle un sentido a la vida, [...] Era muy apegada al trabajo, al contexto [...] Luego de la operación he como redescubierto la felicidad, el hecho de seguir aquí, puedo volver a pensar en hacer cosas [...] creo que del dolor se puede aprender mucho, [...] desde la infelicidad logras relativizar mucho las cosas [...] (MPI)

c) Acción en coherencia valorativa: Se expresó que el comportamiento en coherencia con los valores personales es un componente esencial de la felicidad. Más que la ocurrencia de experiencias juzgadas como positivas, se trata de que la puesta en acción del individuo le haga sentido, es decir que pueda obrar u omitir acción en función de sus valores y sentidos personales (aquello que le agrada, interesa, motiva, parece justo, etc.). La acción en coherencia valorativa contempla la libertad de no obrar en contrasentido y de estar en aquello que hace sentido.

[...] la felicidad es la capacidad de ser libre no solo de consciencia sino también de acción, de relacionarme libre y abiertamente con la gente y de no someterme a exigencias o estructuras de dominación [...] La autonomía de nuestros actos, la voluntad para realizarlos [...] (MEC)

3) Los tipos de felicidad según plano psicotemporal

En los resultados se observó la coexistencia de tres tipos de felicidad, según plano psicotemporal: referencial, sincrónico y diacrónico (ver Figura 2).

A continuación se describe la figura según sus partes.

a) Felicidad referencial o imaginario ético (línea superior segmentada): la felicidad se proyecta como una imagen idealizada acerca de cómo debiese ser la propia vida, el entorno y la persona misma. Esta referencia constituye un imaginario que es ético, es decir, tiene implícita una noción de bien que es personal y opera como sentido aspiracional. " [...] como fin último [...] que es a la felicidad plena en el fondo [...] la plenitud, que tú vas a estar bien en todos los distintos ámbitos [...] de la vida, se supone que debiera llevarte a la felicidad" (HEC).

En su punto máximo la referencia es a un perfecto estado de bienestar y plenitud, con condiciones favorables y emocionalidad completamente positiva. En este caso, las proyecciones apuntan a la vida ideal y/o la persona omnipotente.

Vida ideal: ideal de felicidad centrado en los satisfactores. La imagen es la de una persona realizada en la vida, que ha obtenido todo aquello que anhela. " [...] una persona feliz es una persona completa, realizada en sus expectativas de vida" (MEI). La persona omnipotente: la felicidad está puesta por completo en el locus de control interno, aludiendo a un individuo capaz de lograr todo lo que se propone. Una imagen común fue la del individuo exitoso, que logra todo lo que se propone, con buena autoestima y socialmente apreciado. Otra imagen que se observó en menor grado, fue la del individuo ataráctico5 (imperturbable), aquel sujeto cuyo bienestar es independiente de las circunstancias, efectivo en su estoicismo, desapego emocional y control interno. "Una persona feliz [...] enfrenta la vida con valentía, con resiliencia [...] tiene resueltos todos sus rollos personales [...]" (MEC).

b) Felicidad sincrónica o emociones positivas (línea continua zigzagueante): En este plano la felicidad fue reconocida como una emoción positiva, de frecuencia breve, que emerge al disfrutar cosas simples y en momentos de éxtasis. Disfrutar cosas simples: se compone del goce de experiencias cotidianas como compartir con los seres queridos, contemplar el paisaje circundante, contactarse con el placer de comer, etc. "La felicidad es sentirse a gusto con esas cosas simples ]...] que te hacen sentirte vivo, como [...] el amor de quienes te rodean" (HEC). Momentos de éxtasis: emociones positivas de gran intensidad que destacan del cotidiano, como un exacerbado estado de júbilo, paz o plenitud. "Un estado de júbilo mayor que uno puede presentar, donde uno está completo como persona, [...] uno se siente conforme, motivado, inspirado [...]" (MEC).

c) Felicidad diacrónica o sentimiento de bienestar estable (línea punteada de ondas amplias): De manera longitudinal, la felicidad fue descrita como un sentimiento positivo que posee: 1) estabilidad temporal, 2) estructuralidad, pasando a conformar núcleos identitarios en la persona, y 3) reflexividad. La representación fue la de un continuo de experiencias positivas, neutras y negativas donde prevalecen las positivas (vivir agradable) configurándose una integración de significados que da sentido, además de resiliencia, frente a las experiencias negativas (vida con sentido).

Esta representación incluyó experiencias de satisfacción, goce y realización que generan emocionalidad positiva frecuente (de alta, neutra y baja activación) además de sus contrastes a través de dificultades y frustraciones. La vivencia es de plenitud en las áreas vitales más importantes para la persona y el juicio que puede emitir sobre su vida es positivo, es decir, hay una valoración de la propia experiencia de vida.

[...] a lo mejor van a haber momentos tristes, pero eso es pasajero, en cambio la felicidad no es tanto como... una sensación, sino que algo más permanente, que va a ir teniendo modificaciones, de acuerdo a las vivencias [...] (MEC)

En el plano diacrónico se observaron dos orientaciones para la felicidad: la satisfacción o sentirse bien con la vida, y la existencial o sentirse bien en la vida. Felicidad-satisfacción: de acuerdo a esta representación la felicidad en el largo plazo sería consecuencia de la presencia de satisfactores deseados. Estos son definidos desde el imaginario ético personal de felicidad (plano referencial). Cuando los satisfactores están presentes la persona se sentiría bien con su vida, consigo misma, con aquello que le rodea; cuando no lo están, sentiría malestar. No es necesario que estén todos los satisfactores de su imaginario, muchas personas están conscientes de la brecha entre su realidad objetiva y el plano referencial, no obstante la orientación apunta hacia la vida ideal. Esta orientación se observó con mucha mayor preponderancia en los sujetos más jóvenes de la muestra italiana.

[...] felicidad es como la cumbre del bienestar de la persona [...], como si fuesen un conjunto de elementos que culminan, no sé, uno para ser feliz debe tener salud, estar bien, tener un trabajo que lo satisfaga y después, quizás escuchar la música, y ver las personas, entonces es como un conjunto de todas condiciones de bienestar y la felicidad fuese casi el culmen. (MPI)

Felicidad-existencial: de acuerdo a esta otra imagen la felicidad se produce al orientar la vida hacia la experiencia de ser y vivir con relativa independencia de la presencia de determinados satisfactores, pudiendo estos estar o no presentes. Es la felicidad de ser, la cual se observó, en algunos casos, orientada a la espiritualidad.

En el caso de la felicidad-satisfacción la ética si bien puede variar de contenido (éxito personal o bienestar ajeno), lo que la caracteriza es la atribución causa-efecto entre satisfactor y bienestar. En cambio en la felicidad-existencial, si bien las nociones de lo bueno y deseable pueden ser las mismas, no se identificaría la felicidad con dichos satisfactores, pudiendo darse a pesar de su ausencia. Además, se hicieron diferencias en relación al sentido de la vida. En el caso de la felicidad-existencial este sentido no es un llegar a ser, tener, hacer, sino un ser en sí mismo (estar siendo). Esta orientación se observó con mayor frecuencia en personas adultas que en jóvenes.

[...] uno podría alcanzar la felicidad, según yo, de acuerdo a cómo uno entiende la percepción de las cosas, por ejemplo, yo soy feliz quizás cuando no tengo tanto dinero, a cuando quizás no tengas la relaciones satisfactorias, como decir, la felicidad no es tanto al exterior como al interior. Es una experiencia más [...] de [...] equilibrio, como decir, es llegar a vivir en manera solar [...] en manera serena. (MEI)

Estas dos orientaciones pueden superponerse o alternarse de acuerdo a diversas etapas de la vida de un mismo sujeto.

Discusión

La investigación constata que los discursos tanto de estudiantes como de profesionales de Chile e Italia comparten una representación con núcleo común al reconocer la felicidad como la experiencia psicológico-subjetiva de sentirse bien, es decir, es hedónica. Este sentirse bien es atribuido a bienes que son definidos desde una ética positiva idiosincrática (personal) y relativos a experiencias concretas de vida. Esta convergencia en el significado de la felicidad para ambos grupos puede comprenderse desde el sentido que esta ha adquirido como valor en las sociedades occidentales de países industrializados, cada vez más individuo-céntricas. No obstante, se dieron algunas diferencias cualitativas entre los grupos de Chile e Italia, las cuales pueden ser leídas a la luz de las desiguales condiciones vitales asociadas al nivel de desarrollo socioeconómico de cada país y ciertas diferencias culturales, como por ejemplo la valoración que se hizo en la muestra chilena del disfrute como sentido de felicidad, elemento reconocible en distintas sociedades latinoamericanas. El detalle y discusión sobre estas diferencias será presentado en otro artículo de investigación.

Con respecto a los resultados comunes sobre la noción de felicidad, se hace evidente que cuando la vida es evaluada se emplea este sentido de lo bueno como parámetro de referencia. Lo anterior implica que una autoevaluación sobre la felicidad personal refleja el resultado del juicio que se hace sobre la experiencia vital al comparar lo vivido con los parámetros de la ética personal. Este imaginario ético, no obstante es individual, se ha desarrollado a través de la socialización y la construcción social, por lo que se tiñe de los valores y valoraciones de la influencia cultural. Es empleándolo que la persona emite sus juicios de satisfacción con la vida, peor-mejor vida posible, felicidad subjetiva y otros que apelen a una evaluación global de la vida en base a la cualidad de la experiencia, empleando la subjetividad remota. Se considera que este es un factor relevante para comprender las diferencias en las mediciones de felicidad en los estudios mundiales. Para el caso de este estudio, la propuesta resulta coherente tomando en cuenta que tanto Chile como Italia reportan indicadores de mejor peor-vida posible semejantes — 6.6 Italia y 6.11 Chile en la Escala Cantril (Helliwell, Layard, & Sachs, 2012), 6.4 Italia y 6.6 Chile en el Happy Planet Index (NEF, 2012) —, observándose diferencias en las mediciones de satisfacción con la vida —3,7 Italia y 6.0 Chile en Satisfacción con la vida (OCDE, 2014) y felicidad global: 5.9 Italia y 7.1 Chile para el 2010 (Veenhoven, 2014).

Podemos decir que el núcleo compartido de la RS de la noción de felicidad la define como un macro-sentimiento positivo o 'sentirse bien' en relación al sí mismo, el entorno significativo y lo trascendente, compuesto por afectividad y significación positivas y acción en coherencia valorativa. La complejidad aparece respecto a los tipos de felicidad que pueden ser tres: la felicidad referencial, la sincrónica y la diacrónica, siendo este un factor a considerar en el caso de preguntar por felicidad. En este sentido, cuando se trabaje en estudios extensivos es recomendable tener en cuenta si se está preguntando por emociones, por sentimientos o por el imaginario ético.

Además, cuando se trabaje con felicidad diacrónica o sentimiento, es importante distinguir si los individuos están significando la felicidad desde la orientación satisfacción o la existencial, puesto que la valoración que se hace de la presencia de los satisfactores es totalmente diferente. En este sentido, tanto en los participantes de Chile como de Italia fue posible diferenciar la felicidad diacrónica como experiencia de sentirse bien con la vida (mediada por el juicio de satisfacción ético) de la experiencia de sentirse bien en la vida. Esta última es más sensitiva y trasciende la emoción positiva condicionada a la presencia de satisfactores-éticos. Justamente en este sentido se presentaron diferencias en los resultados por edad de los participantes, dándose mayor preponderancia a la felicidad-existencial entre los profesionales que los jóvenes.

Al parecer, en la transición entre juventud y adultez, el elemento frustración en la vida por pérdida o ausencia de satisfactores, sobre todo afectivos y de logro, más la conciencia de límites que imponen los problemas de salud y económicos, juegan un rol importante en la pérdida de protagonismo de felicidad diacrónica como satisfacción cobrando mayor relevancia la orientación existencial. Habría que considerar además las influencias culturales en dicho proceso, como por ejemplo cuánto se valora el éxito personal en una determinada sociedad.

Los significados de la felicidad sincrónica también pueden afectar las evaluaciones sobre felicidad, así como tener influencias sobre la orientación del proyecto de vida y la interpretación de las experiencias vitales. Al incorporar los elementos simples y el disfrute de lo cotidiano como parte de la semántica de la felicidad, los buenos momentos se reconocen abundantes, otorgando una impresión más positiva de la vida. En cambio, cuando la felicidad sincrónica solo es identificada en las experiencias cumbre, el éxtasis o la satisfacción por el logro de metas aspiracionales, la frecuencia de esta impresión positiva de la vida tiende a ser menor.

Por otra parte, la frecuencia de los momentos felices afecta a su vez la felicidad diacrónica (sentimiento estable) ya que la nutre. Este es otro factor a considerar en el caso de comparar felicidad nacional o por segmentos de la población, puesto que la valoración que se dé a las emociones positivas varía según las distintas culturas (Tucker, Ozer, Lyubomirsky, & Boehm, 2006).

Un análisis profundo también requiere considerar la influencia ambivalente que puede tener el imaginario ético sobre la felicidad sincrónica y la diacrónica. De producirse identificación con las aspiraciones, la felicidad tiende a situarse en un locus futurista (llegar a ser, tener y/o hacer). La aspiración que se anhela es la vivencia de ser-estar completo. Este imaginario ético aspiracional permite orientar el proyecto de vida, pero también puede operar como una brecha ponga neurótico al sujeto, remitiéndole a un permanente estado de insatisfacción (sea por la falta de los satisfactores o por la inseguridad de perderlos). Además, los contenidos de la felicidad referencial son sensibles a ser manipulados por el marketing y la publicidad que promueven una imagen de felicidad y realización personal a través del consumo de experiencias generadoras de la identidad reíficada a la que se aspira en la cultura moderna occidental (vida ideal, sujeto exitoso, ideal de belleza). Lo anterior fue particularmente evidente en la muestra italiana, tocando aspectos en relación al sentido de la vida, siendo distinto localizarlo en el llegar a realizar-alcanzar un bien (llegar a ser) que en el ser mismo (goce de ser), lo cual afectaría tanto la felicidad sincrónica como la diacrónica.

Esta distinción queda más clara al diferenciar en el plano diacrónico la orientación a la felicidad-satisfacción de la orientación existencial, declarándose junto a la primera de ellas la auto-percepción de vulnerabilidad y sentimientos de ansiedad. La felicidad-satisfacción no apunta a la satisfacción de necesidades básicas, sino a la idea de completar la propia vida con satisfactores externos, a los que la persona se adhiere a pesar de reconocerlos como temporales. En este sentido, un aspecto que valdría la pena evaluar es cuánto se ve afectado el proceso de contacto con la vida actual al proyectarse sobre esta el ideal de vida, es decir, cuánto de la felicidad referencial puede estar afectando la felicidad sincrónica y por ende la diacrónica. Al respecto, experiencias de vida que van dando cuenta de la ambivalencia de los ideales y las aspiraciones podrían explicar por qué con el avance de la edad la orientación de las personas se vuelca hacia la felicidad-existencial, y el imaginario ético se orienta más al goce de ser que al llegar a ser, relativizándose los máximos.

La imagen de felicidad como éxito encuentra sus raíces más antiguas en los ideales de lo perfecto que son propios de las filosofías teleológicas. Lo bueno transformado en ideales de súper persona o súper vida. Si en la edad clásica el fin era la areté de Aristóteles, en la edad media fue el servicio a Dios y al rey y en el occidente moderno es la realización del individuo, que en la actual cultura individualista y pragmatista se ha identificado con el éxito social. Esto nos llama a cuestionarnos sobre el significado mismo de la felicidad, la cual de acuerdo a los resultados de esta investigación se representa como responsabilidad de la propia persona, a lo que se suma que es además un mandato social (PNUD, 2012).

Desde aquí, resulta comprensible esta mayor preferencia en los adultos por la felicidad-existencial desplazando la orientación satisfacción con sus referencias a los ideales de vida y persona. La felicidad-existencial es definida como un sentimiento positivo en relación a la existencia. Este goce de ser es el goce de la toma de contacto con el ser, el estar en el momento presente. No sería goce con la vida sino en la vida. No es la satisfacción consigo mismo, sino el goce de sí mismo. En este discurso estar en contacto con el presente se bastaría a sí mismo. Es la felicidad que declaran sentir las personas luego de una enfermedad grave o una situación particularmente difícil: la felicidad de ser. La no presión de completar la vida, el sentimiento de libertad, la aceptación de la realidad, de quién se es, el disfrutar de lo presente, de lo que se hace, el relajo, la aceptación del dolor y la frustración como algo natural son algunas de sus facetas. Observamos que la ética personal positiva sigue existiendo, la persona puede seguir anhelando realizar cosas en su vida pero su goce de ser no está condicionado a satisfacer expectativas de llegar a ser. Tal como se observó en el discurso, tanto en los participantes italianos como en los chilenos, ambas orientaciones co-existen, dando cuenta de la riqueza y complejidad con la cual las personas experimentan, interpretan y orientan sus vidas.

Se considera relevante tomar en cuenta este punto, no solo en lo que respecta a las comparaciones entre niveles de felicidad personal, sino sobre todo en lo que respecta a la socialización y reproducción de los significados de la misma. En este sentido, el papel de agentes socializadores en calidad de vida es protagonista. Los resultados nos llaman a observar y reflexionar con detención los procesos de socialización formal en los ámbitos de la salud y la educación, sobre todo en cuanto a los componentes aspiracionales de la felicidad y su fuerte identificación con la satisfacción. Se sugiere desarrollar más investigación sobre la influencia psicológica e interpersonal que pueda tener el hecho de orientar la felicidad hacia la satisfacción o el goce de ser.

Finalmente, es necesario desarrollar una reflexión y problematizar las implicancias que puede tener tratar la felicidad como una aspiración global, desde la naturalización de su significado. Se recomienda que la felicidad no sea abordada desde la ciencia como un máximo universal, puesto que en las esferas sociocultural y subjetiva no tiene un único contenido. Además, este tratamiento de la felicidad como norte de la vida humana, sobre todo en lo que toca a las políticas públicas, suele saltarse la discusión de las implicancias psicológicas y sociales de los distintos significados de felicidad y sus matices.

Desde la mirada pública, la felicidad es un valor que hace sentido desde la posibilidad de que todo individuo tenga derecho a desarrollar su individualidad. Esta felicidad como valor universal es relativamente reciente y fruto de la modernidad. En el mundo occidental forma parte de declaraciones con peso jurídico que, no obstante, la mayoría de las veces no presentan una definición conceptual. Su noción en el mundo de las ciencias sociales no termina de quedar clara, pero su bondad no es cuestionada. Cuando vamos a la vida cotidiana nos encontramos con múltiples matices, siendo para algunos satisfacción de expectativas, goce de ser, emociones positivas, etc. Que el ser humano sea feliz abre el horizonte de lo diverso y también de lo infinito, y es en este punto que se requiere profundizar en conocimiento y comprensión de la felicidad como horizonte de bondad. Sin problematizar, sin cuestionar ni discutir, la felicidad 'científica' bien puede operar reduccionistamente sobre el horizonte moral, en incluso el valor, de la vida humana.

Por lo anterior, se insta además a la exploración emic de los múltiples significados de felicidad y sentido de vida en poblaciones cuyos estilos de vida encuentran poco reconocimiento frente a la hegemonía de las instituciones culturales dominantes. De manera tal que este perfilamiento del desarrollo moral de la sociedad, que parece imparable en la lógica de las regulaciones, declaraciones e instituciones, considere al menos el sentido último de lo que la felicidad personifica: la importancia del individuo, como persona con derecho a ser él o ella misma, lo cual implica por cierto, un respeto al a diversidad.

En este sentido, para la autora la felicidad no consiste en un fenómeno natural de bondad incuestionable, sino en cambio en un constructo polisémico, de construcción y reproducción histórica situada, cuyos contenidos son de una enorme potencia psicosocial y cuya exaltación actual afecta el devenir moral de la sociedad, sus instituciones y formas de vida.


Pie de página

1Entrevista a Emilio Moyano, informante experto, el 18 de agosto del 2008.
2Entrevista a Federico Javaloy, informante experto, el 17 de mayo del 2008.
3Entrevista a Jaime Barrientos, informante experto, el 25 de marzo
4Entrevista a Roberto Roche, informante experto, el 3 de febrero del 2009.
5De la ataraxia o imperturbabilidad griega. El nombre de la categoría es de la autora.


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(Footnotes)

1 n° corresponde al número de veces que una respuesta de este tipo apareció en los cuestionarios.

2 n° corresponde a la preponderancia que este tipo de respuesta tiene en el discurso. Se calcula considerando el número de veces que tal contenido se mencionó en relación al numero de sujetos de la muestra por país.