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Universitas Psychologica

versão impressa ISSN 1657-9267

Univ. Psychol. vol.15 no.1 Bogotá jan./mar. 2016

https://doi.org/10.1114/Javeriana.upsy15-1.rlpp 

"Rorschach y la psicobiología de la personalidad"*

Rorschach and psychobiology of personality

Hugo Selma Sánchez**
Universidad de la República Universidad Católica del Uruguay, Uruguay

*Artículo de investigación. El presente artículo es parte de la Tesis Doctoral que se titula así "Aportes a la fiabilidad y validez del test de Rorschach: Teoría de Respuesta al Ítem, Neurociencias y Psicopatología". Dicha tesis es en el formato de "compendio de publicaciones" y corresponde a la Universidad de Salamanca. El período sería 2012-2015.
**Profesor Adjunto en Facultad de Psicología de la Universidad de la República. Docente Asistente en Universidad Católica del Uruguay. Correo electrónico: hugoselma@psico.edu.uy

Recibido: 18 de abril de 2014| Aceptado: 13 de septiembre de 2015


Para citar este artículo

Selma, H. (2016). Rorshach y la psicobiología de la personalidad. Universitas Psychologica, 15(1), 39-64. http://dx.doi.org/10.1114/Javeriana.upsy15-1.rlpp


Resumen

El presente trabajo expone una revisión bibliográfica sistemática sobre el test de Rorschach y la psicobiología de la personalidad. El Rorschach sigue siendo uno de los tests psicológicos de referencia a nivel mundial después de casi cien años de su creación. Por otra parte, en los últimos años se están produciendo procesos de profunda transformación en los modelos, teorías, criterios diagnósticos y tipos de intervenciones en psicología clínica y psiquiatría. En dicho proceso las neurociencias ocupan un rol central. Resulta por lo tanto indispensable evaluar la pertinencia y vigencia del Rorschach en ese nuevo panorama. Una vez analizada la bibliografía relevante, se presentan hallazgos que afirman dicha pertinencia y vigencia, pero aún quedan más interrogantes y líneas de investigación por explorar.

Palabras clave: prueba de Rorschach; personalidad; diagnóstico; neuropsicología; neurociencias


Abstract

This paper presents a systematic literature review on the Rorschach test and the psychobiology of personality. Rorschach remains one of the worldwide reference psychological tests, about to be a hundred hears since its inception. Moreover, in recent years there are processes of deep transformation in models, theories, diagnostic criteria and types of interventions in clinical psychology and psychiatry. In this process neurosciences occupy a central role. It is therefore essential to assess relevance and validity of the Rorschach in that new landscape. After analyzing concerning literature, there are findings that claim that relevance and validity, but even more questions and research trends to explore.

Keywords: Rorschach test; personality; assessment; neuropsychology; neurosciences


Introducción

El test de Rorschach cumplirá 100 años en breve. En las décadas anteriores ha sido objeto de una gran controversia en la que muchos autores han señalado sus deficiencias psicométricas y han recomendado no utilizarlo (Hunsley & Michael, 1999). Sin embargo, gracias en parte al Sistema Comprehensivo (Exner, 1969), esa controversia parece haberse zanjado a su favor, y hasta el día de hoy sigue siendo un test de referencia a nivel mundial (Meyer & Archer, 2001; Society for Personality Assessment, 2005). Por lo tanto, la investigación y desarrollo relativos al test de Rorschach debieran orientarse hacia los principales lineamientos de la psicología clínica en el siglo XXI, Esta necesidad se hace aún más imperiosa en un contexto que presenta transformaciones importantes en los modelos de referencia del campo, por ejemplo los manuales diagnósticos (DSM, CIE). Estas transformaciones implican cambios en la concepción misma de los trastornos mentales y en la forma de evaluarlos, tomando un mayor énfasis los aportes provenientes de las neurociencias (Skodol et al., 2011), y pasándose a un modelo de personalidad dimensional en detrimento de uno categorial (Esbec & Echeburúa, 2011). Se desdibuja también la frontera impuesta anteriormente (DSM-IV) entre los trastornos del eje I y el eje II, entre trastornos mentales y personalidad (Esbec & Echeburúa, 2011; Skodol et al., 2011). Otras propuestas van incluso más allá, por ejemplo, la del NIMH denominada "Research Domain Criteria" (NIMH, n.d.). Dicha institución (el mayor financiador de investigación en salud mental a nivel mundial), propone los siguientes dominios y unidades de análisis para la investigación en salud mental:

Dominios: Sistemas de valencia negativa, sistemas de valencia positiva, sistemas cognitivos, sistemas para procesos sociales, arousal y sistemas regulatorios.

Unidades de análisis: Genes, moléculas, células, circuitos, fisiología, conducta, autorreportes, paradigmas.

Se trata de una profunda revisión de las dimensiones y variables de interés en evaluación, investigación y tratamientos relacionados con la salud mental. En este escenario, es imperioso adaptar los instrumentos de evaluación psicológica a los nuevos requerimientos. El test de Rorschach ha adoptado a lo largo de su historia distintos marcos teóricos: teorías gestálticas, psicoanalíticas y más recientemente cognitivas, han dado soporte al análisis del mismo (Exner, 1969). Para que el mismo siga siendo un instrumento fiable, válido y útil en la práctica clínica y en la investigación, el Rorschach debería también tomar los aportes provenientes de las neurociencias (Acklin & Wu-Holt, 1996), que resultan fundamentales para comprender la psicología clínica del siglo XXI (Wood, Allen, & Pantelis, 2009).

Si bien el campo de investigación relacionado con las neurociencias y la psicología clínica es muy amplio, el presente estudio pretende investigar el "estado del arte" de las relaciones entre el Rorschach y tres grandes áreas:

Neuropsicología: funciones neurocognitivas relacionadas con el proceso de respuesta.

Cerebro: áreas cerebrales involucradas en el proceso de respuesta al Rorschach.

Personalidad: modelos psicobiológicos de Eysenck, Gray, Zuckerman y Cloninger.

La elección de estas tres grandes "áreas temáticas" no es azarosa. La misma pretende abarcar los dominios y unidades de análisis propuestos por el NIMH, así como abarcar modelos psicobiológicos de personalidad tal como sugiere el DSM-5 (APA, n.d.). El objetivo del presente artículo es, por lo tanto, investigar si el Rorschach puede ser un instrumento de utilidad en este nuevo escenario científico mundial.

Método

Para este estudio se realizó una revisión de la bibliografía existente relacionada con la temática planteada, en febrero del 2013. Se seleccionaron palabras clave referidas a los criterios del NIMH (NIMH, n.d.) y del DSM-5 (APA, n.d.). La metodología de búsqueda se detalla en la Tabla 1

Resultados

Las 21 referencias obtenidas en la búsqueda, se organizaron en tres agrupaciones temáticas: neuropsicología (Tablas 2 y 31), cerebro (Tablas 4 y 5) y personalidad (Tabla 6).

Neuropsicología

La relación entre la neuropsicología y la salud mental es un área de estudio de la psicología y la psiquiatría muy antigua. La propia definición de esquizofrenia como "dementia praecox" es un claro ejemplo (Trivedi, 2006). Existe abundante evidencia respecto a la presencia de déficits cognitivos en un amplio grupo de trastornos mentales (Millan et al., 2012; Trivedi, 2006). El Rorschach posee un componente cognitivo importante en su proceso de respuesta (Acklin & Wu-Holt, 1996). Tratándose de un test que evalúa tanto personalidad como patología (Exner, 1969), deberían existir correlaciones entre variables del test y las funciones neuropsicológicas más relevantes psicopatológicamente. A pesar de ello, solo encontramos 8 referencias que relacionaran ambos tipos de variables (Tablas 2 y 3), que muestran relaciones significativas entre variables del Rorschach y:

Funcionamiento cognitivo general e inteligencia (Ilonen et al., 2004; "Abstracts from the 26th annual meeting, San Antonio, Texas," 2006)

Atención (Minassian, Granholm, Verney, & Perry, 2005; "National Academy of Neuropsychology. Abstracts from the 27th Annual Meeting, Scottsdale, Arizona, November 14-18, 2007", 2007, "Society of Biological Psychiatry 1997 Annual Meeting" , 1997)

Función ejecutiva (Ilonen & Leinonen, 2000; Ilonen et al., 2004; Minassian et al., 2005; "National Academy of Neuropsychology. Abstracts from the 27th Annual Meeting, Scottsdale, Arizona, November 14-18, 2007" , 2007)

Lenguaje ("Abstracts from the 26th annual meeting, San Antonio, Texas", 2006)

Memoria (Ilonen et al., 2004; "Abstracts from the 26th annual meeting, San Antonio, Texas", 2006)

Percepción y procesamiento visual (ICOSR, 2001; Minassian et al., 2005; Smith, Bistis, Zahka, & Blais, 2007; "Society of Biological Psychiatry 1997 Annual Meeting", 1997)

Si bien los trastornos mentales son un amplio y heterogéneo grupo, y los déficits cognitivos asociados a ellos también, puede observarse un cierto patrón. En la mayor parte de trastornos mentales, las áreas cognitivas deficitarias más destacadas parecen ser: atención y procesamiento de la información, función ejecutiva, memoria de trabajo (Trivedi, 2006) y lenguaje (Millan et al., 2012). Las mismas han presentado correlaciones significativas con diversas variables del Rorschach en los estudios encontrados.

Cerebro

Al igual que sucede con las funciones neurocognitivas, un importante número de trastornos mentales presentan alteraciones a nivel anatómico-funcional en diversas áreas cerebrales (Wood et al., 2009). A pesar de ello, son pocas también las investigaciones sobre el correlato neuroanatómico del Rorschach, puesto que se hallaron solo 11 referencias (Tablas 4 y 5). Los hallazgos presentados por las mismas pueden dividirse en dos grupos:

Áreas cerebrales relevantes en el proceso de respuesta al Rorschach: Áreas amplias de ambos hemisferios (Ejima, Takahashi, Yamamoto, & Goda, 2007) y el cuerpo calloso (Brown & Paul, 2000; Lewis, 1979). Destacan áreas visuales, la corteza prefrontal (Ejima et al., 2007) y las AB 10 (Hiraishi et al., 2012) y 20 (Ejima et al., 2007) derechas.

Áreas cerebrales vinculadas a variables específicas del Rorschach: Se hallaron patrones específicos relacionados con la frecuencia de las respuestas (frecuentes, infrecuentes o únicas) y al movimiento humano (M). En relación con la frecuencia, se halló una relación entre una mayor frecuencia de respuestas únicas (RU) y el volumen de la amígdala y el AB 24 (bilateral), del caudado y las AB 20, 21 y 31 izquierdas, y de las AB 4, 6 y 17 derechas (Asari et al., 2010a). Las RU implicaron la participación del polo temporal derecho y del córtex prefrontal (CPF) izquierdo (AB 38 derecha y las AB 10, 11, 25, 32 y 39 izquierdas), mientras que las respuestas frecuentes (RF) implicaron la participación de áreas prefrontales derechas y áreas occipitotemporales (AB 10 derecha, cerebelo y AB 8 izquierdos, y AB 18, 19 y 37 bilaterales) (Asari et al., 2008). La amígdala, con el AB 38 actuando como "nodo", modula la conectividad entre las AB 10 (izquierda) y 38 (derecha) positivamente, y entre las AB 38 (derecha) y 37 (bilateral) negativamente (Asari et al., 2010b), lo que sugiere su rol modulador en la originalidad de las respuestas. Además, su volumen correlaciona positivamente con dicha variable (Asari et al., 2010a). Se hallaron también patrones específicos de actividad cerebral respecto a las respuestas de movimiento humano (M), mostrando una mayor activación de las AB 1, 2, 3, 4 y 6, parte del circuito de "neuronas espejo" (Giromini, Porcelli, Viglione, Parolin, & Pineda, 2010).

La Figura 2 ilustra de modo sintético los resultados expuestos en este apartado, así como las áreas cerebrales relevantes en tres campos fundamentales de la cognición social: teoría de la mente (TOM) (Millan et al., 2012), procesamiento facial y de la mirada (PFM) (Millan et al., 2012), y auto-conciencia (self) (Otsuka, Osaka, Yaoi, & Osaka, 2011). Tal como ocurrió respecto a las funciones neurocognitivas, se da también un solapamiento neuroanatómico parcial (ver Figuras 1 y 2) 2.

Modelos psicobiológicos de la personalidad

Se encontraron únicamente dos referencias que cumplieran con los criterios de inclusión y exclusión mencionados (Tabla 6). Una de ellas incluye el análisis de correlaciones entre variables del Rorschach y del TCI (Fassino, Amianto, Levi, & Rovera, 2003). La otra referencia (Lundback et al., 2006), si bien es un estudio acerca de la correlación entre el nivel de serotonina, y variables del Rorschach, se enmarcó dentro de este grupo pues existe amplia bibliografía que relaciona dicho neurotransmisor con los rasgos de personalidad Evitación del Daño (Cloninger, Svrakic, & Przybeck, 1993) y Neuroticismo-Ansiedad (Zuckerman, 2005). La investigación llevada a cabo por Fassino et al. (2003), muestra correlaciones entre todas las variables de temperamento de la escala TCI con al menos dos variables del Rorschach, en la dirección esperable teóricamente, a priori (Fassino et al., 2003):

Búsqueda de novedad: La dimensión con Dd (-), F- (+), agua (-); sus facetas con Dbl, FC, FM, M, Cc, F- (+), m, C (-), A (+).

Evitación del daño: La dimensión con C (+), FM, M, sangre (-), shock (+); las facetas con W, D, Dd (+), Dbl (-), F, FC, C, F+/- (+) , M, m, F+% (-), A, Bot, Anat, Obj (+), (H) (-), shock, shockT, PSV, desvitalización (+).

Dependencia de recompensa: La dimensión con Arquitectura (+), CONTAM (-); las facetas con W (+), Dbl (-), Fcc, FC, FM, m, ChF (+), F% (-), Hd, Ad, Geo, Obj, arquitectura (+), rechazos (-), autorreferencia (+).

Persistencia: La dimensión con FM (+), Geo (+).

En concordancia con los postulados básicos del modelo de personalidad de Cloninger (Cloninger et al., 1993) y del Sistema Comprehensivo de Exner (1969), se encuentran los hallazgos de Lundbäck et al., (2006), hallando correlaciones negativas entre los niveles de 5-HIAA en el fluido cerebroespinal y S-CON, Vista y CF+C>C. El 5-HIAA es un metabolito de la serotonina, un estimador fiable de sus niveles en el cerebro midiendo su concentración en el fluido cerebroespinal (Lundbäck et al., 2006). Menores niveles de serotonina se relacionan con estados depresivos (Gjerris et al., 1987) y con el riesgo de suicidio (Mann, 2003). Sin embargo, no se hallaron correlaciones significativas con DEPI ni CDI tal como cabría esperar teóricamente.

Discusión

En los últimos años se ha podido observar un espectacular avance en la investigación de las relaciones entre cerebro, personalidad, psicopatología y funciones cognitivas (Wood et al., 2009). Es en ese marco que se interpretan los resultados obtenidos de la presente investigación. Acklin y Wu-Holt (1996) consideran el Rorschach como un test que implica un complejo proceso cognitivo, en el que participan amplios circuitos de ambos hemisferios, incluyendo aspectos de atención, percepción, gnosias, memoria asociativa, lenguaje y función ejecutiva. Ejima et al. (2007), sugieren que la generación de significados a partir de estímulos ambiguos implica la interacción entre memoria y percepción, y que regiones anteriores del hemisferio derecho resultan fundamentales en dicho proceso. Belyi (1988) señala la presencia de un sistema jerárquico en el hemisferio derecho respecto a la percepción visual, en donde las áreas frontales realizan procesos cada vez más complejos y de orden superior. Alteraciones en los niveles superiores preservan la percepción de detalles y pueden dar lugar a fenómenos fabulatorios. En efecto, en el proceso de respuesta al test participan "zonas amplias" de ambos hemisferios (Ejima et al., 2007; Wood et al., 2009), áreas relevantes en lo que respecta a lo que el test pretende evaluar: personalidad y psicopatología, así como en áreas relacionadas al procesamiento visual (Belyi, 1988). En lo que respecta al procesamiento visual la actividad de la corteza occipital es largamente documentada, así como la participación de áreas fundamentalmente de la derecha relacionadas con el procesamiento visoespacial más complejo (Lezak, 2004). El hemisferio derecho es también relevante en lo que respecta al procesamiento emocional en general y en lo que respecta a afectividad negativa en particular (Killgore & Yurgelun-Todd, 2007).

Dentro de las mencionadas "zonas amplias", es destacable la participación de la CPF, principalmente derecha (Ejima et al., 2007; Hiraishi et al., 2012), tal como se observa también en el test de Holtzmann (Gill & O'Boyle, 2003). La activación prefrontal es mucho mayor ante estímulos poco estructurados que respecto a otras tareas de percepción visual (Ejima et al., 2007; Gill & O'Boyle, 2003). Dicha corteza, se halla estrechamente relacionada con un amplio rango de funciones cognitivas (Lezak, 2004): atención, funciones ejecutivas, lenguaje y memoria (Millan et al., 2012); las que a su vez muestran alteraciones en un importante número de trastornos mentales (Millan et al., 2012). También es un área relevante en lo relativo a la personalidad (Cloninger et al., 1993), la psicopatología (Wood et al., 2009), el procesamiento emocional (Killgore & Yurgelun-Todd, 2007) y las habilidades sociales (Wood et al., 2009). Los circuitos frontoparietales parecen tener un papel fundamental respecto a la inteligencia (Jung & Haier, 2007). Puesto que son un área clave en el funcionamiento cognitivo "clásico" y social, parece lógico que también se observen patrones específicos de activación frontal y frontoparietal durante la aplicación del test de Rorschach.

En tal sentido, resulta interesante la especialización hemisférica respecto a la originalidad de la respuesta, con un patrón prefrontal derecho convencional y prefrontal izquierdo original (Asari et al., 2008). Resulta interesante que en las mismas áreas se de una especialización respecto al procesamiento afectivo en lo que respecta a su valencia, con un patrón derecho de afectividad negativa (o de evitación) e izquierdo de afectividad positiva (o de aproximación) (Herrington, Koven, Heller, Miller, & Nitschke, 2009). Dicha valencia positiva versus negativa se ha asociado tradicionalmente en el Rorschach a las respuestas de color cromático versus acromático respectivamente (Exner, 2007). La activación amigdalina modula justamente la participación de la CPF derecha e izquierda (Asari et al., 2008, 2010b) lo cual marca su estrecha relación con áreas clave del procesamiento emocional. Algunos autores sugieren una especialización hemisférica de la CPF dorsolateral respecto a la Teoría de la Mente (izquierdo) y al Autoconcepto o self (derecho) (Otsuka et al., 2011). Podría pensarse que un mayor autocentramiento (self) se relacionaría justamente con respuestas originales (que en el Rorschach presentan una mayor activación de la CPF izquierda), lo cual parece contradecir la especialización mencionada respecto a la CPF dorsolateral (Otsuka et al., 2011). Sin embargo, las investigaciones reveladas no han hallado una participación significativa de la CPF dorsolateral específicamente, en relación a la originalidad de las respuestas. Sí se encontraron, en cambio, asociaciones entre una mayor originalidad de las respuestas y una mayor activación del caudado izquierdo, área relevante para el procesamiento del self (Otsuka et al., 2011). Parece razonable que una mayor frecuencia de respuestas únicas o frecuentes se asocie a un mayor o menor autocentramiento respectivamente, pues clásicamente se lo ha interpretado como indicador de ajuste o convencionalidad social de la personalidad (Exner, 1969). En tal sentido, sigue siendo muy poco el conocimiento científico acumulado, siendo deseable que futuras investigaciones exploren las relaciones entre convencionalidad, autocentramiento, emocionalidad y activación prefrontal.

Dentro del CPF, el AB 10 es un área particularmente activa en el test (Hiraishi et al., 2012), y asociada a respuestas convencionales en el hemisferio derecho (Asari et al., 2008). Cabe preguntarse si esa asociación entre una mayor activación derecha respecto a la izquierda no se deba justamente a la gran frecuencia de respuestas convencionales. El AB 10 es un área fundamental para un importante número de procesos cognitivos superiores a través de la integración y modulación de los diferentes recursos cognitivos (Burgess, Dumontheil, & Gilbert, 2007). Por ello, su participación es fundamental en los procesos de atención selectiva (contexto versus imaginación), la adaptación al medio, la motivación, la modulación emocional, la personalidad (Burgess et al., 2007), y la memoria prospectiva (Volle, Gonen-Yaacovi, Costello, Gilbert, & Burgess, 2011). Por otra parte, también resulta interesante que la mayor parte de respuestas impliquen la activación de dicha área (AB 10 derecha), pues justamente la mayor parte de trastornos mentales del Eje I y II del DSM-IV, se caracterizan por una intensa actividad de la afectividad negativa (Miettunen & Raevuori, 2012). En la realización del Rorschach, la participación del AB 10 parece estar relacionada con los procesos de comparación entre las imágenes generadas internamente y los estímulos visuales (Asari et al., 2010b), podría denominarse esta tarea como automonitorización de las respuestas, automonitorización que justamente se muestra alterada en gran parte de los trastornos mentales más severos.

Otra área destacada es el AB20 (derecha), que también juega un papel relevante en el proceso de respuesta (Smith et al., 2007). Dicha área se relaciona con el procesamiento visual de alto nivel, en la integración partes-todo y en la memoria de trabajo de dicho procesamiento, así como también participa del procesamiento verbal (Trans Cranial Technologies, n.d.). Este área es relevante también para el procesamiento facial y de la mirada (fundamentalmente el área derecha), la "Teoría de la Mente" (Millan et al., 2012), y la cognición social (Ibañez & Manes, 2012). Su participación es destacable en el proceso de respuesta al Rorschach en general, fundamentalmente en el hemisferio derecho, y a su vez su activación en el hemisferio izquierdo se relaciona con respuestas originales, en conjunto con el AB 21, entre otras.

Respecto a la amígdala, puede decirse que está largamente documentada su relación con el procesamiento emocional (Bush, Luu, & Posner, 2000), por ello no es extraño que tenga un papel relevante en el Rorschach. La amígdala actúa como modulador en la actividad de circuitos frontotemporales (modulación positiva) y occipitotemporales (modulación negativa) (Asari et al., 2010b). Su incidencia resulta determinante en el procesamiento neuronal diferenciado de respuestas frecuentes o únicas. En sujetos con mayor proporción de respuestas únicas se ha encontrado un volumen mayor de materia gris de la amígdala y de las AB 24 y 31 (cingulado) (Asari et al., 2008, 2010a). El cingulado posee una estrecha relación con diversas funciones cognitivas y habilidades sociales (Millan et al., 2012), el Self (Otsuka et al., 2011), el procesamiento emocional y la motivación (Holroyd & Yeung, 2012). Existe también una relación significativa entre el volúmen de la amígdala y diversos trastornos como psicosis afectivas (Velakoulis et al., 2006), y psicosis en pacientes con epilepsia temporal (Tebartz Van Elst et al., 2002). La poca convencionalidad en las respuestas al Rorschach es una de las características que presentan los protocolos de pacientes con trastornos de pensamiento (Exner, 1969), por lo que no es sorprendente esta asociación. Lo que sí parece sorprendente es la activación frontal asociada a las respuestas originales, donde se hipotetiza por parte de Asari et al. (2010b) que este hecho puede corresponder a un mecanismo de compensación ante la interferencia emocional que distorsiona el proceso perceptivo. Distorsión que caracteriza justamente los perfiles de respuesta del Rorschach en caso de psicosis (Fenómenos Especiales, F-, etc) según Exner (1969, 2007). Una sobreactivacion frontal, en pacientes con disfunción frontal ampliamente documentada, podría explicar las respuestas desviadas debido a distorsiones perceptivo-cognitivas y a fallas en la automonitorización.

Otra área importante en el proceso de respuesta es el AB 38 (polo temporal) derecha. En primates, el AB 38 presenta conexiones con la amígdala, así como con áreas prefrontales y occipitoremporales (Kondo, Saleem, & Price, 2003; Webster, Ungerleider, & Bachevalier, 1991). El AB 38 derecha juega un rol fundamental en tareas tales como memoria emocional y autobiográfica (Calabrese et al., 1996; Dolan, Lane, Chua, & Fletcher, 2000; Kapur, Ellison, Smith, McLellan, & Burrows, 1992), reconocimiento de rostros y objetos familiares (Gorno-Tempini et al., 1998; Tsukiura, Mochizuki-Kawai, & Fujii, 2006), la Teoría de la Mente (Fletcher et al., 1995), el almacenamiento de asociaciones percepción-emoción y la activación de recuerdos personales relevantes relacionados con estados afectivos (Bar et al., 2001). Por otra parte, en el test de Rorschach el AB 38 derecha actúa como nodo, que conecta áreas frontales y occipitales mediante la modulación amigdalina (Asari et al., 2010b), es responsable de la generación de respuestas a las láminas por medio de la selección o combinación de imágenes fragmentarias producidas en regiones occipitotemporales (señales "bottom-up") y recibie el control ("top-down") de regiones temporales anteriores izquierdas e interferencias emocionales de la amígdala (Asari et al., 2010b).

La participación del AB 37 se relaciona con el reconocimiento de estímulos ocultos (Bar et al., 2001) y la recuperación de contenidos visuales (Wheeler & Buckner, 2003). En el Rorschach, participaría en procesos de percepción espontánea de estímulos visuales (Asari et al., 2010b). La modulación negativa de la amígdala sobre dicha área podría relacionarse con las dificultades en la precisión del reconocimiento visual debidas a la interferencia afectiva (Asari et al., 2010b).

El AB 39 se suele denominar también como área de Wernicke, y su relación con el lenguaje es largamente documentada. La relación del AB 39 con respuestas originales se da únicamente en el hemisferio izquierdo, por lo que los autores hipotetizan que ello podría relacionarse con una mayor exigencia lingüística en respuestas menos convencionales (Asari et al., 2008). Es decir que nuevamente tenemos un solapamiento entre áreas cerebrales y funciones cognitivas que intervienen en el proceso de respuesta al Rorschach así como otros muchos procesos de diversa índole.

Muy interesante resulta la activación de las neuronas espejo en respuestas con movimiento humano o M (Giromini et al., 2010). Es lógica la activación de áreas relacionadas con la percepción visual, tales como las AB 17, 18, 19, 20 entre otras (Grossman 6 Blake, 2002). Si algo no poseen las láminas del test es movimiento, y justamente no se observa una activación significativa de las áreas encargadas de la percepción de movimiento: circuitos occipitoparietales desde las AB 17, 18 y 19 occipitales hacia el AB7 temporal (Grossman & Blake, 2002). Se observa activación occipital significativa (Asari et al., 2008), pero no del AB 7 (al menos en las investigaciones relevadas). En cambio, si se observa activación en áreas relacionadas con las "neuronas espejo" (AB 1, 2, 3, 4 y 6), las que a su vez han mostrado una asociación interesante con diversas patologías, tales como autismo o esquizofrenia (Millan et al., 2012), así como una estrecha relación con las habilidades sociales (Giromini et al., 2010).

A manera de resumen, se puede decir que se observa un solapamiento parcial entre los circuitos relacionados con el proceso de respuesta al Rorschach y los circuitos relacionados con el procesamiento emocional, las habilidades sociales, el self y la cognición.

En lo que respecta a los modelos psicobiológicos de personalidad y el Rorschach, se ha investigado muy poco. El único artículo encontrado referido a la temática (Fassino et al., 2003), muestra correlaciones significativas entre todas las dimensiones y facetas del TCI (Inventario de Temperamento y Carácter de Cloninger) con variables del Rorschach. No se presentan correlaciones con dimensiones o facetas del carácter, lo cual resultaría fundamental evaluar a futuro. En línea con lo anterior, se hallaron también correlaciones significativas entre niveles de metabolitos de la serotonina y SCON, Vista y CF+C>C (Lundback et al., 2006), pero no con DEPI ni CDI. Son varias las teorías o modelos psicobiológicos de la personalidad que postulan la relación entre serotonina, ansiedad y depresión (Albores-Gallo, Márquez-Caraveo, & Estañol, 2003), y dicha relación está ampliamente documentada (Gjerris et al., 1987; Mann, 2003). Es necesaria más investigación en esta área para poder lograr un acercamiento más adecuado a la temática, y poder mejorar también la metodología aplicada al Rorschach a futuro.

Otras investigaciones realizadas con técnicas de características similares al Rorschach aportan datos de gran interés. Utilizando el test Random Shapes (Vanderplas & Garvin, 1959) y el EPQ-R (cuestionario de personalidad de Eysenck) se hallaron correlaciones significativas entre Psicoticismo, Impulsividad del EPQ-R, con Color y Forma del Random Shapes (Zuber & Ekehammar, 1988). Lo más interesante, fue que dichas correlaciones variaban a lo largo del día, con patrones inversos entre el día y la tarde (Zuber & Ekehammar, 1988). No existe investigación alguna que evalúe esta relación en el Rorschach, y los sistemas de codificación e interpretación no toman en cuenta la hora del día (Exner, 1969, 2007). Existe también evidencia de la influencia del temperamento, (evaluado a través del STI-R) en la frecuencia cardíaca y respiratoria durante la aplicación del Rorschach, y de la variación de las mismas frente al estado de reposo (Keltikangas-Ja'rvinen & Jokela, 2010). También se hallaron correlaciones entre variables temperamentales y número de respuestas en la misma investigación, que no fueron tomadas en cuenta para la presente revisión por no utilizar uno de los tests de temperamento y personalidad propuestos en el proceso de búsqueda.

En definitiva, podemos suponer que existen relaciones significativas entre variables del Rorschach y los rasgos de temperamento propuestos por Robert C. Cloninger (Cloninger et al., 1993), aunque es necesario ampliar significativamente el número de investigaciones en tal dirección.

Como conclusión general, podríamos decir que existe un grupo de evidencias que hacen razonable la compatibilidad del test de Rorschach con las nuevas "reglas de juego" en lo que a evaluación psicológica refiere. Tal como muchos autores proponen, se encontraron correlaciones significativas entre variables del Rorschach y diversas funciones cognitivas. Se hallaron solapamientos neuroanatómicos parciales entre las áreas activas durante la aplicación del test y áreas relacionadas con funciones tales como: procesamiento emocional, cognición, cognición social y autoconcepto o self. También se encontraron evidencias que muestran cómo el Rorschach presenta correlaciones con dimensiones de temperamento según algunos modelos psicobiológicos de la personalidad.

Sin embargo, se presentan algunas limitaciones importantes a la hora de analizar los resultados de la presente investigación. La primera es la complejidad y disgregación de autores y teorías que relacionan neurociencias y psicología clínica. Esto dificulta la elección de palabras clave que abarquen dicha complejidad. La segunda es la complejidad de la temática en sí misma. La neurociencia aplicada a la psicología clínica abarca niveles de que van desde lo ortomolecular hasta lo psicosocial. La tercera es la cantidad, son evidentemente muy pocos artículos para un tema que pareciera tan relevante en lo que respecta a la usabilidad futura de un test tan importante como el Rorschach, uno de los más utilizados en ámbitos clínicos a nivel mundial desde hace casi 100 años. A pesar de dichas limitaciones, y al no encontrarse trabajos previos en la temática propuesta, se entiende de interés la realización de un acercamiento al "estado del arte" de la misma. Sería deseable que fuese el puntapié de futuros trabajos que permitieran profundizar en la misma, para lograr un mejor conocimiento de la temática y el desarrollo de herramientas de evaluación más eficaces.


Pie de página

1En el grupo con DTA se aplica la encuesta inmediatamente después de la fase de asociación libre.


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