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Universitas Psychologica

versión impresa ISSN 1657-9267

Univ. Psychol. vol.15 no.2 Bogotá abr./jun. 2016

https://doi.org/10.11144/Javeriana.upsy15-2.dveba 

Desarrollo y validación de la Escala breve de autoevaluación de la sabiduría (EBAS) en adultos mayores argentinos*

Development and validation of the Brief Scale of Self-assessed Wisdom (EBAS) in Argentinian older adults

Andrés Urrutia**
Gastón Moisset de Espanés***
César Ferrari****
Gabriela Borgna*****
Ana María Alderete
******
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina

Feliciano Villar*******
Universidad de Barcelona, España

*Artículo de investigación. Esta investigación contó con la financiación de la secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Córdoba
**
Correo electrónico: andresiurrutia@gmail.com
***Correo electrónico: gastonmoisset2@yahoo.com.ar
****
Correo electrónico: cesar_f89@hotmail.com
*****Correo electrónico: gabiborgna@hotmail.com
******Correo electrónico: aldereteanam@yahoo.com.ar
*******Correo electrónico: fvillar@ub.edu

Recibido: 31 de enero de 2015 Aceptado: 26 de marzo de 2016


Para citar este artículo:

Urrutia, A., Moisset de Espanés, G., Ferrari, C., Borgna, G, Alderete, A. M., & Villar, F. (2016). Desarrollo y validación de la Escala breve de autoevaluación de la sabiduría (EBAS) en adultos mayores argentinos. Universitas Psychologica, 15(2), 205-216. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.upsy15-2.dveba


Resumen

El objetivo de la investigación es el diseño de una escala breve en español para la evaluación de la sabiduría en adultos mayores. Para ello, se llevaron a cabo tres estudios. En el primero, una muestra de 505 adultos mayores de 50 años completó un cuestionario de 45 ítems en relación con la sabiduría seleccionados por jueces expertos. Un análisis de componentes principales ofreció una solución de 20 ítems agrupados en tres componentes, que explicaba el 42% de la varianza con una consistencia interna satisfactoria (a = 0.85). Posteriormente se puso a prueba la validez estructural de la escala mediante un AFC aplicado a los datos aportados por una muestra de 290 adultos mayores de 50 años. La solución con tres dimensiones independientes era la que mostraba una mejor bondad de ajuste. Por último, en un tercer estudio con 409 adultos mayores de 50 años se obtuvieron datos respecto a la validez concurrente y estabilidad temporal de las puntuaciones de la escala. Se encontró una relación moderadamente alta con otras escalas similares (r=0.45), una relación baja con una escala de deseabilidad social (r = 0.26) y una correlación test-retest satisfactoria (r=0.75). Se comentan las implicaciones teóricas y posibles usos de escala, así como sus limitaciones.

Palabras clave : sabiduría; adultos mayores; desarrollo adulto; desarrollo de una escala; validez; fiabilidad


Abstract

The article is aimed at designing a brief scale in Spanish to assess wisdom among older people. To do that, three studies were carried out. In the first one, a sample made up of 505 people of 50 year-old and older completed a questionnaire that included 45 wisdom-related items selected by experts. The application of a principal component analysis yielded a 20-item solution grouped into three components, which accounted for 42% of the variance, and with a satisfactory internal consistency (a = 0.85). In a second study the structural validity of the scale was tested by means of a CFA applied to data gathered in a 290 people sample. Thee three independent dimension solution was the one that fitted best. Finally, in a third study involving 409 people 50 years and older, the concurrent validity and the stability of scale scores were tested. They were moderately related with scores of a conceptually related scale (r=0.45). Their relationship with a scale of social desirability was low (r = 0.26), while the test-retest correlation was satisfactory (r=0.75). Theoretical implications, possible uses and limitations of the scale were discussed.

Keywords : wisdom; older people; adult development; scale development; validity; reliability


Introducción

Una de las metas más elevadas a las que puede aspirar el ser humano a lo largo de su vida es el logro de la sabiduría, cuyo estudio posee una amplia tradición desde ámbitos filosóficos, religiosos o espirituales (Birren & Svensson, 2005; Staudinger & Glück, 2011).

Pese a ello, sólo desde hace pocas décadas han aparecido líneas de investigación que tratan de definirla y estudiarla de manera científica (Baltes, 2004). Este esfuerzo no es ajeno a la emergencia de una visión más positiva de la vejez. Debido a que la sabiduría es una característica tradicionalmente asociada a los mayores, su estudio podría proporcionar un ámbito en el que, lejos del declive, los seres humanos podrían experimentar ganancias (Baltes, Glück, & Kunzmann, 2002).

Sin embargo, el abordaje empírico de la sabiduría ha mostrado que es un concepto extraordinariamente difícil de estudiar, debido a que no existe un acuerdo unánime respecto a su definición y a que las formas de evaluarla son diversas y no necesariamente equivalentes.

Así, en el estudio de la sabiduría conviven un enfoque que prima sus aspectos cognitivos y otro centrado en elementos motivacionales y de personalidad. Desde el enfoque cognitivo, la sabiduría estaría asociada un nivel excepcional de conocimiento, juicio y consejo aplicado a cuestiones importantes, complejas e inciertas relacionadas con la vida y su significado, y tendría en cuenta los propios límites e incertezas en los que se mueve todo conocimiento (Baltes & Staudinger, 2000; Sternberg, 1998). Desde este enfoque, la sabiduría se ha evaluado a partir de la reflexión acerca de dilemas en los que se exponen situaciones vitales particularmente problemáticas y complejas. Una vez transcritas, en esas reflexiones los investigadores buscan y puntúan las diferentes características que diferencian el conocimiento sabio de aquel que no lo es.

Otros autores, en cambio, vinculan la sabiduría a aspectos relacionados con la personalidad y los afectos, al logro de una madurez psicológica (Erikson, 1985; Wink & Helson, 1997) y a atributos como la trascendencia, la compasión, la prudencia y el compromiso con las otras personas. Dentro de este enfoque, Webster (2003) diferencia cinco dimensiones en la sabiduría: experiencia, regulación emocional, reminiscencia, apertura a la experiencia, y humor. Por su parte, para Brown & Greene (2006) la sabiduría se compone de elementos como el conocimiento de sí mismo, la comprensión interpersonal, el buen juicio, el conocimiento de la vida, las habilidades para la vida (incluyendo la regulación emocional) y la disposición a aprender. Desde esta orientación relacionada más con la personalidad y los afectos se han desarrollado cuestionarios para evaluar la sabiduría que incluyen las dimensiones identificadas en cada modelo. Así, por ejemplo, Webster (2007) ha construido el Self-Assessed Wisdom Scale (SAWS), de 40 ítems, o Brown & Greene (2006) el Wisdom Development Scale (WDS), compuesto por 79 ítems.

Más recientemente, encontramos también enfoques que definen la sabiduría como una característica que supone precisamente la integración y equilibro entre dimensiones cognitivas, afectivas y de la personalidad (Takahashi & Overton, 2005). Por ejemplo, Glück & Bluck (2013) plantean un modelo al que denominan MORE y que plantea que la sabiduría implica cuatro dimensiones: ser experto en resolver problemas (mastery), estar abierto a nuevas ideas (openess), profunda capacidad de reflexión (reflection) y alta capacidad para comprender puntos de vista ajenos (empathy). Dentro de este enfoque integrador también destaca el trabajo de Ardelt (2000), quien afirma que la sabiduría implica la presencia simultánea de tres componentes: uno cognitivo, que incluye una comprensión profunda de la vida y la naturaleza humana (incluyendo sus límites); uno reflexivo, referido a la capacidad de abordar los fenómenos humanos desde múltiples puntos de vista, y un tercero afectivo, referido al amor por los seres humanos y el deseo de contribuir a su bienestar. Estos componentes se evalúan a partir de un cuestionario desarrollado por la propia autora, el 3D-WS, de 39 ítems (Ardelt, 2003).

La medida de la sabiduría por medio de cuestionarios, aunque puede ser acusada de simplista y de estar afectada por sesgos como la deseabilidad social (Staudinger, Dorner, & Micker, 2005), tiene la ventaja de ofrecer un medio sencillo y rápido para acercarse empíricamente al constructo, lo que permite conocer sus antecedentes y consecuentes. Así, por ejemplo, diversos estudios han relacionado positivamente las puntuaciones en cuestionarios de sabiduría con la felicidad (Etezadi & Pushkar, 2013), la satisfacción vital (Ardelt & Jacobs, 2009) o la competencia emocional y la autoeficacia (Glück et al., 2013).

Sin embargo, todas las escalas de sabiduría que podemos encontrar en la literatura han sido validadas sólo con muestras procedentes de país anglosajones, un aspecto que es muy relevante si tenemos en cuenta la naturaleza intrínsecamente cultural que algunos autores atribuyen a la sabiduría (Takahashi & Overton, 2005). Por otra parte, las escalas existentes son quizá demasiado largas (en torno a los 40 ítems las más breves), lo que dificulta su inclusión en estudios amplios en los que se evalúen otros constructos y su aplicación a muestras poco habituadas a contestar cuestionarios, como pueden ser ciertos perfiles de adultos mayores. Por último, cada escala de las existentes depende de un marco teórico muy determinado, incluyendo dimensiones que no sabemos hasta qué punto podrían ser equivalentes de un marco a otro.

Con el fin de abordar esas dificultades, el presente trabajo tiene el objetivo de desarrollar una escala breve en español para la evaluación de la sabiduría que pueda ser utilizada con mayores garantías que las ya las existentes en personas que se encuentran en la segunda mitad de la vida. Para ello, se llevarán a cabo tres estudios con muestras independientes: en el primero se seleccionarán de acuerdo con criterios empíricos los ítems que forman parte de la escala a partir de un conjunto de reactivos procedentes de diversos marcos teóricos. En un segundo estudio se pondrá a prueba la validez estructural de la escala y se determinará su consistencia interna.

En el tercer estudio se ofrecerán resultados respecto a la validez concurrente y estabilidad temporal de sus puntuaciones.

Estudio 1

Método

Participantes

La muestra del primer estudio estuvo compuesta por 505 personas adultas mayores de 50 años usuarias del CEPRAM (Centro de Promoción del Adulto Mayor), una entidad sin ánimo de lucro que ofrece cursos y actividades para adultos mayores de 50 años en la ciudad de Córdoba, Argentina.

La mayoría de los participantes fueron mujeres (91%). Las edades de los participantes oscilaban entre los 50 y los 89 años, con una media de 66.26 años (SD = 7.25). La mayor parte de ellos era casado (51%), seguido por los viudos (30%) y en menor medida divorciados y solteros (11% y el 8% respectivamente). Predominaban las personas con estudios universitarios, ya sean completos (49.8%) o incompletos (14.5%), seguidos por aquellos que tenían estudios secundarios (el 26.1% los había completado, el 6.1% no). El restante 3.4% de la muestra sólo había cursado estudios primarios.

Instrumentos

Se aplicó a los participantes un cuestionario con dos partes. En la primera se solicitó información sociodemográfica, mientras que la segunda incluía un conjunto de ítems para evaluar sabiduría. La selección de ítems siguió un procedimiento en tres pasos.

En primer lugar se generaron ítems cuyo objetivo era evaluar algún aspecto en relación con la sabiduría. Estos ítems se redactaron traduciendo al español el contenido de ítems presentes en escalas de sabiduría ya existentes y validadas en muestras anglosajonas (en concreto, la escala 3D-WS de Ardelt (2003), la SAWS de Webster (2007) y la WDS de Brown & Greene (2006)) o generando ítems con contenido nuevo que recogían los aportes teóricos de Baltes (2004), Erikson (1985), Stemberg (1998) o Glück & Bluck (2013). Se tuvo un especial cuidado en que las principales teorías respecto a la sabiduría, con las diferentes dimensiones que identifican, estuviesen representadas en el banco de ítems, que finalmente constó de 125 reactivos.

En un segundo momento, tres jueces, expertos en psicología del desarrollo y conocedores del concepto y teorías sobre la sabiduría, identificaron en el banco de ítems aquellos que mostraban un contenido redundante. Cada juez realizó esta tarea de manera independiente.

Por último, los tres jueces compararon entre sí las redundancias encontradas y discutieron entre ellas hasta llegar a un acuerdo sobre qué ítems conservar y, de los que presentaban contenido redundante, cuáles eliminar. Fruto de este trabajo, los 125 ítems se redujeron a 45, escritos todos ellos en primera persona del singular y evitando ítems redactados de manera negativa. Para cada uno de ellos se incluyó un formato de respuesta tipo Likert de cinco puntos, de 0 "nunca" a 4 "siempre" y se ordenaron de manera aleatoria. Esta versión preliminar de la escala es la que se aplicó a los participantes en el estudio.

Procedimiento

De entre todos estos cursos y actividades organizadas por el CEPRAM se seleccionaron de manera aleatoria 30, a cuyos participantes se les presentaron los objetivos del estudio y se les invitó a completar los instrumentos. Estos instrumentos fueron auto-administrados en una situación grupal dentro del aula donde se desarrollaba la actividad.

En la primera página del cuestionario se explicitaba que la participación era de carácter voluntario, anónima, confidencial y que la información derivada de la investigación se utilizaría con fines exclusivamente científicos. Se explicaban brevemente los objetivos del estudio y se solicitaba firmar un consentimiento informado. Sólo los formularios que incluían esa firma formaron parte de la muestra.

Las dudas generadas fueron respondidas por el administrador oralmente. La administración total llevó, como máximo, 20 minutos.

Resultados

Se realizó un análisis de componentes principales (ACP) a fin de estudiar la estructura de la escala. Para de determinar la factibilidad del ACP se calculó el índice de adecuación muestral Kaiser-Meyer-Olkin (KMO = 0.866) y la prueba de esfericidad de Bartlett (X2 = 2720.95; gl = 210; p<0.001). Ambos resultados sugieren que las variables se encuentran lo suficientemente interrelacionadas para proceder con el AFE.

Dado que teóricamente se esperaban correlaciones elevadas entre los componentes, se aplicó una rotación oblicua. El ACP, siguiendo el criterio de Kaiser-Guttman (valores propios mayores que 1) extrajo 21 componentes que explicaban el 71.1% de la varianza total. Tras observar el gráfico de sedimentación, se llegó a una solución más parsimoniosa de tres componentes que explicaban el 42.16% de la varianza. Se incluyeron los ítems que cumplían dos condiciones: a) la saturación del ítem en su componente era mayor que 0.50 y b) las saturaciones del ítem en el resto de componentes eran menores a 0.30.

Como se puede observar en la tabla 1, 20 ítems cumplieron esas condiciones. Los ítems se distribuyeron en tres componentes: a) "eficacia resolutiva", que implica la capacidad para resolver problemas complejos, con perspicacia para discriminar lo central de una situación difícil y creatividad para generar opciones de resolución. Explicó el 26.37% de la varianza; b) "reflexión empática", cuyo contenido corresponde con la capacidad para identificarse cognitiva y afectivamente con otras personas y la posibilidad de escuchar sus dificultades. Explicó el 8.83% de la varianza; c) "deseo de aprender", cuyo contenido da cuenta de la iniciativa y dedicación a pensar y extraer lecciones valiosas de la experiencia. Explicó el 6.95% de la varianza. La escala resultante fue llamada Escala breve de autoevaluación de la sabiduría (EBAS).

Para determinar la consistencia interna del instrumento se utilizó el coeficiente alpha de Cronbach. La escala total presentó un valor a = 0.85, que puede ser calificado como satisfactorio. Los valores de cada componente se encuentran en la tabla 2. En la misma tabla observamos las correlaciones entre componentes, que como se esperaba, alcanzaron valores moderadamente elevados.

La correlación de Pearson entre la edad y las puntuaciones tanto de la escala completa EBAS (r= 0.18, p < 0.001) como de los diferentes componentes (r =0.12, p < 0.01 con "eficacia resolutiva", r =0.19, p < 0.001 con "reflexión empática" y r =0.09, p < 0.05 con "deseo de aprender") fueron positivas. Aunque en todos los casos se alcanzó la significación estadística, la magnitud de las correlaciones fue débil.

La nueva escala EBAS de 20 ítems se sometió a subsecuentes pruebas de validez estructural y validez concurrente en el estudio 2.

Estudio 2 Método

Participantes

En el segundo estudio participaron 290 adultos mayores de 50 años. La muestra se obtuvo de la misma institución que en el estudio 1. El 85.8% (248) de los participantes fueron mujeres y el 14.2% (41) hombres. La edad de los participantes osciló entre los 51 y los 91 años de edad, con una media de 67.5 años (DE = 8.31).

Instrumentos y procedimiento

Los participantes en el estudio completaron un cuestionario en el que se preguntaba por algunos datos demográficos (género, edad, estado civil) y se incluía la versión del EBAS de 20 ítems desarrollada en el estudio 1. El procedimiento fue idéntico al seguido en el primer estudio. En este caso, sin embargo, los cursos del CEPRAM que fueron seleccionados aleatoriamente para invitar a sus participantes a completar el estudio fueron 18.

Resultados

Con el fin de comprobar la validez estructural de la escala EBAS se realizó un análisis factorial confirmatorio mediante el programa estadístico AMOS 5.0 y aplicando el método máxima verosimilitud. Se comprobaron tres modelos: 1) un modelo con un único factor; 2) un modelo con tres factores independientes, los identificados en el estudio 1; 3) un modelo con tres factores independientes más un factor latente de segundo orden que recogía las relaciones entre ellos.

Para evaluar la bondad de ajuste de los modelos se utilizaron múltiples índices, tanto relativos (índice de ajuste no normativo, NNFI, índice de ajuste comparativo, CFI y error cuadrático medio de aproximación, RMSEA) como absolutos (raíz cuadrada media residual, RMR, e índice de bondad de ajuste ajustado, AGFI), siguiendo los criterios que señalan Hu & Bentler, 1995. Los resultados (véase tabla 3) mostraron que ninguno de los tres modelos mostraba una excelente bondad de ajuste en todos los índices, aunque el modelo 3 fue sin duda el que presentó mejor ajuste. En este modelo, tres de los índices (RMR, CFI y RMSEA) indicaron un ajuste excelente o aceptable del modelo, mientras que los valores de los dos restantes índices (AGFI y NNFI) no alcanzaban valores aceptables de ajuste por muy poco. En el resto de modelos (y en especial, el modelo unidimensional), en general los índices eran mucho menos indicadores de ajuste, ni siquiera bajo los criterios más liberales establecidos por la literatura.

Las correlaciones lineales de Pearson encontradas entre las dimensiones fueron ligeramente más elevadas que las obtenidas en el estudio 1, aunque su patrón fue idéntico: la correlación más alta se obtuvo entre la dimensión "eficacia resolutiva" y "reflexión empática" (r = 0.51), mientras la más baja se dio entre "reflexión empática" y "deseo de aprender" (r = 0.38). La correlación entre la dimensión "eficacia resolutiva" y "deseo de aprender" se situó en un punto intermedio, con un valor r = 0.41. En cuanto a la consistencia interna, evaluada mediante el alpha de Cronbach, los valores fueron moderadamente altos, muy similares a los del estudio 1: la escala total presentó un valor de 0.78, "eficacia resolutiva" un valor de 0.64, "reflexión empática" un valor de 0.75 y "deseo de aprender" un valor de 0.76.

Con el fin de obtener evidencias respecto a validez convergente, estabilidad temporal, y consistencia interna de la escala, se procedió a realizar un tercer estudio.

Estudio 3

Método

Participantes

En este estudio participaron 409 usuarios del CE-PRAM. Su edad iba de los 50 a los 91 años (M = 67.42, DE = 8.71). El 83% eran mujeres (340) y el 17% varones (69). Su distribución en las variables estado civil y estudios fue muy similar a la encontrada en los dos estudios anteriores.

Instrumentos y procedimiento

Los participantes completaron un cuestionario que preguntaba por algunos datos demográficos (género, edad, estado civil) e incluía tres escalas:

- Escala de breve de autoevaluación de la sabiduría (EBAS), de 20 ítems, en una versión idéntica a la utilizada en los estudios 1 y 2.

- Escala de tres dimensiones de sabiduría (3D-WS) de Ardelt (2003). Es una escala autoadministrable de 39 ítems que evalúa tres dimensiones de la sabiduría: a) cognitiva (14 ítems), b) reflexiva (12 ítems) y c) afectiva (13 ítems). Aunque todos los ítems de la escala presentan una opción de respuesta de cinco puntos, en algunos de ellos las alternativas son de "totalmente de acuerdo" (4) a "totalmente en desacuerdo" (4), mientras que en otros, redactados en primera persona, van de "muy cierto para mí" (4) a "nada cierto para mí" (0). Se escogió esta escala por ser la única que evalúa una versión in-tegradora de la sabiduría que tiene en cuenta los enfoques cognitivo y afectivo. El 3D-WS presenta una buena estabilidad test-retest (r=0.85) en una aplicación repetida con diez meses de latencia, así como una también aceptable consistencia interna (cognición: a=0.78; reflexión: a=0.75; afecto: a=0.74). Dos traductores bilingües español-inglés tradujeron los ítems originales al español. Las dos traducciones se compararon y discutieron hasta llegar a una redacción consensuada en español de cada uno de los ítems.

- Escala de sinceridad (Eysenck & Eysenck, 1964), empleada con el objetivo de controlar los efectos de la deseabilidad social y traducida al español por Seisdedos (1988). El instrumento es autoadministrable y consta de nueve ítems con una modalidad de respuesta dicotómica y que preguntan sobre comportamientos poco deseables o incorrectos socialmente, pero que todas las personas alguna vez en su vida han realizado. Las respuestas sinceras son valoradas con un 1 y las orientadas a la deseabilidad social con un 0.

El procedimiento fue idéntico al seguido en el primer estudio, aunque en este caso se seleccionaron aleatoriamente 25 cursos de los impartidos por el CEPRAM. Cuatro semanas después de la primera recogida de datos, se volvió a contactar a los participantes para volver a aplicar la Escala de autoevaluación de sabiduría. Sólo formaron parte de la muestra definitiva aquellos participantes con el cuestionario completo en los dos momentos de aplicación, que fueron el 92% de ellos.

Resultados

Respecto a la estabilidad de las puntuaciones globales del EBAS, se obtuvo una correlación lineal de Pearson de r = 0.75 entre las dos ocasiones de medida, siendo de r = 0.62 para "eficacia resolutiva", r = 0.68 para "reflexión empática" y de r = 0.68 para "deseo de aprender". Como evidencia adicional de la estabilidad de las puntuaciones, a lo largo de este periodo se establecieron las diferencias entre las puntuaciones medias obtenidas en ambas ocasiones de medida, tanto para la escala global como para sus tres dimensiones. Los resultados muestran que no hubo diferencias estadísticamente significativas en ningún caso (véase tabla 4).

En cuanto a la consistencia, medida a partir del alfa de Cronbach, se obtuvieron valores ligeramente superiores a los de los estudios 1 y 2: a = 0.83 para la EAS global, a = 0.79 para "eficacia resolutiva", a = 0.75 para "reflexión empática" y escucha y a =0.79 para "deseo de aprender". Estos valores fueron muy similares a los obtenidos en la escala 3D-WS, cuyo valor para la escala global fue también de a=0.83, mientras que para las diferentes dimensiones se obtuvieron a = 0.72 para la cognitiva; a = 0.60 para la afectiva y a = 0.74 para la reflexiva.

Respecto a la relación entre la EAS y 3D-WS, ambas escalas correlacionaron de manera positiva y moderada (r = 0.45). El patrón de correlaciones entre sus diferentes dimensiones se muestra en la tabla 5.

Ambas escalas muestran también un patrón de correlación con la edad similar: en ambas los valores fueron bajos (r = 0.18 en el caso del EBAS, r = 0.03 en el caso del 3D-WS), aunque en el caso del EBAS el valor alcanzó una significación estadística p < 0.01.

Por último, para examinar hasta qué punto afecta la deseabilidad social a las puntuaciones del EAS, se correlacionaron esas puntuaciones con las de la escala de sinceridad de Eysenck & Eysenck (1964), obteniéndose un valor positivo, aunque relativamente bajo (r = 0.26).

Discusión

Los estudios presentados pretenden desarrollar una escala breve autoadministrable para la evaluación de la sabiduría en muestras de adultos mayores hispanohablantes, así como la aportación de evidencias de fiabilidad y validez de la escala.

En cuanto a la consistencia interna, los valores encontrados para la EBAS fueron aceptables y similares a los que se reportan para otras escalas que evalúan sabiduría (por ejemplo, Ardelt, 2003 o Brown & Greene, 2006). En el caso de sus dimensiones, se obtienen valores de consistencia en torno a 0.75, también aceptables y similares los encontrados por Glück et al. (2013) para los factores de distintas escalas que valoran componentes de la sabiduría. La EBAS también muestra unos valores muy aceptables de estabilidad temporal en sus puntuaciones.

Respecto a la validez, los estudios presentados aportan evidencias que avalan de manera suficiente la validez estructural de la escala, compuesta por tres componentes que integran aspectos cognitivos con otros de naturaleza motivacional.

La escala EBAS correlaciona positivamente con la 3D-WS de Ardelt (2003), la escala más ampliamente utilizada para evaluar la sabiduría desde esta perspectiva integradora, lo que supone una prueba de validez concurrente. Pese a que esa correlación tan solo es moderada (r = 0.45), es bastante más elevada que las encontradas por Glück et al. (2013) al correlacionar la 3D-WS con puntuaciones de sabiduría obtenidas desde el modelo cognitivo (r = 0.25), o como la escala SAWS de Webster (2003), que parte de un modelo motivacional de sabiduría (r = 0.26).

Las dimensiones identificadas por la EBAS y la 3D-WS, aunque relacionadas, no se corresponden de manera exacta. El componente "eficacia resolutiva" recoge la idea de la sabiduría como competencia cognitiva e implica la percepción de capacidades para resolver problemas importantes, complejos e inciertos de la vida, de manera similar a cómo contemplan la sabiduría Baltes & Staudinger (2000) o Sternberg (1998). Los contenidos de los ítems de la EBAS que se encuadran en esta dimensión sólo coinciden parcialmente con contenido que Ardelt atribuye a la dimensión cognitiva de la 3D-WS, que contempla conocer el mundo y los factores intra e interpersonales que influyen en ese conocimiento, pero no la capacidad para resolver problemas y sentirse eficaces en esa resolución, aspectos estos que sí se encuadran en la "eficacia resolutiva" de la EBAS.

El componente "reflexión empática" supone el reconocimiento de las propias limitaciones para comprender la realidad, así como la presencia de puntos de vista diferentes respecto a esa realidad, que se han de respetar y con los que se ha de ser empáticos. Si bien la EBAS no evalúa las emociones positivas hacia los otros (dimensión afectiva de la 3DWS), el factor de "reflexión empática" supone la contemplación de la subjetividad de otras personas a la hora de proceder sabiamente. Así, se valora la cautela, el respeto hacia la privacidad de las otras personas, sus ideas, la disposición a escuchar y aconsejar a otros y el reconocimiento de las propias debilidades y limitaciones. Estos puntos se acercan conceptualmente a lo que la Ardelt (2003) incluye en la dimensión afectiva, lo que explicaría la correlación moderada y positiva entre esta dimensión y el segundo componente de la EBAS (r = 0.47).

Respecto al tercer componente, sus ítems están vinculados a la motivación para aprender y adquirir nuevos conocimientos, aspectos que tienen que ver con ciertas disposiciones de personalidad (p.e., apertura a la experiencia, del modelo de cinco grandes rasgos de personalidad de McCrae & Costa, 1997) que no están contemplados de manera explícita en la 3D-WS de Ardelt (2003), pero sí en otros modelos, como el de Brown & Greene (2006), que identifican una dimensión de la sabiduría a la que llaman "disposición para aprender".

Esta correspondencia empírica sólo parcial entre EAS y el instrumento de Ardelt contrasta con similitud entre las dimensiones identificadas por el EAS y el modelo MORE de sabiduría de Glück & Bluck (2013), comentado en la introducción. Así, el sentido de maestría refiere a que las personas sabias saben que son capaces de resolver problemas y aquello que les pase (competencias que valora la "eficacia resolutiva" de la EBAS). Apertura se entendió por Glück & Bluck como la curiosidad y el interés en nuevas experiencias y perspectivas, lo que coincidiría con el componente "deseo de aprender" de la EBAS. Finalmente, la reflexión y empatía entendidas como la motivación para pensar profundamente e incluir las perspectivas y sentimientos de los otros se corresponde el segundo componente de la EBAS.

Por último, también se examina la relación de EBAS con la edad y la sinceridad. Respecto a la edad, la literatura existente sostiene que el envejecer podría ser una característica necesaria pero no suficiente para desarrollar la sabiduría (Staudinger, 1999; Sternberg, 2005). En este sentido, la baja correlación entre la edad y las puntuaciones del EBAS es consistente con esos trabajos previos. Respecto a la deseabilidad social, que podría ser un factor particularmente distorsionador en medidas de autoinforme como la EBAS, los resultados muestran que tiene una influencia en todo caso baja y similar a los valores que Glück et al. (2013) reportan para la escala 3D-WS de Ardelt (2003), que en ese estudio se correlacionó también débilmente con el engaño (r = 0.20) y la deseabilidad social (r =0.24).

Para interpretar estos resultados deben también tenerse en cuenta sus limitaciones. La más relevante de ellas es la forma de selección no aleatoria y la composición de las muestras con las que se trabajó. Se recogieron en un mismo centro donde se organizan actividades educativas para mayores y estuvieron compuestas por personas de un nivel cultural relativamente alto y con un gran predominio de mujeres. La validación de los resultados en muestras de otras edades y niveles culturales sería necesaria para valorar su solidez. Posteriores investigadores deberían explorar los vínculos entre la EBAS y otros aspectos sociodemográficos (tipo de ocupación, por ejemplo), de personalidad y ac-titudinales con los que debería estar relacionado, para aportar nuevos datos de validez.

Pese a estas limitaciones, la EBAS se presenta como una medida de autoinforme válida y fiable de evaluar la sabiduría desde un punto de vista multidimensional, incluyendo aspectos cognitivos y motivacionales. Su brevedad la hace especialmente recomendable en estudios donde, junto con la sabiduría, se evalúen otros constructos. Es, además, el primer instrumento para evaluar la sabiduría que ha sido desarrollado utilizando muestras hispanohablantes, lo hace particularmente útil para el estudio de la sabiduría en nuestro ámbito cultural.


Referencias

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