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Colombia Médica

On-line version ISSN 1657-9534

Colomb. Med. vol.51 no.4 Cali Oct./Dec. 2020  Epub Dec 07, 2020

https://doi.org/10.25100/cm.v51i4.4353 

Articulo de revisión

Resucitación en control de daños: REBOA, el cuarto pilar

Carlos A. Ordoñez1  2  3 
http://orcid.org/0000-0003-4495-7405

Michael W. Parra4 
http://orcid.org/0000-0001-6496-6275

José Julián Serna1  2  3  5 

Fernando Rodríguez-Holguin1 
http://orcid.org/0000-0002-5326-2317

Alberto García1  2  3 
http://orcid.org/0000-0002-4096-1434

Alexander Salcedo1  2  3 

Yaset Caicedo6 
http://orcid.org/0000-0002-6128-0128

Natalia Padilla6 
http://orcid.org/0000-0003-3292-6919

Luis Fernando Pino2  5 
http://orcid.org/0000-0002-1179-2854

Adolfo González Hadad2  5  7 
http://orcid.org/0000-0001-5862-4906

Mario Alain Herrera2  5 
http://orcid.org/0000-0002-4526-7636

Mauricio Millán3  8 
http://orcid.org/0000-0002-5502-5745

Laureano Quintero-Barrera2  7 

Fabian Hernández-Medina2  5 
http://orcid.org/0000-0002-2974-0649

Ricardo Ferrada2  7 

Megan Brenner9 
http://orcid.org/0000-0002-6917-4768

Todd Rasmussen10 
http://orcid.org/0000-0003-1120-4116

Thomas Scalea11 
http://orcid.org/0000-0001-8794-4108

Rao Ivatury12 
http://orcid.org/0000-0001-7208-7836

John B Holcomb13 
http://orcid.org/0000-0001-8312-9157

1 Fundación Valle del Lili. Division of Trauma and Acute Care Surgery, Department of Surgery. Cali, Colombia.

2 Universidad del Valle, Facultad de Salud, Escuela de Medicina. Cali, Colombia.

3 Universidad Icesi, Cali, Colombia.

4 Broward General Level I Trauma Center, Department of Trauma Critical Care, Fort Lauderdale, FL - USA

5 Hospital Universitario del Valle, Division of Trauma and Acute Care Surgery, Department of Surgery. Cali, Colombia.

6 Fundación Valle del Lili, Centro de Investigaciones Clínicas (CIC), Cali, Colombia

7 Centro Médico Imbanaco, Cali, Colombia.

8 Fundación Valle del Lili, Division of Transplant Surgery, Department of Surgery, Cali, Colombia

9 University of California, Department of Surgery Riverside University Health Systems . Riverside , CA , USA

10 Uniformed Services University, F. Edward Hebert School of Medicine, Department of Surgery, Bethesda, Maryland. USA

11 University of Maryland, Department of Surgery, School of Medicine, Baltimore, MD USA.

12 Professor Emeritus Virginia Commonwealth University, Richmond, VA, USA

13 University of Alabama Center for Injury Science, Department of Surgery, Birmingham. AL, USA


Resumen

La resucitación en control de daños busca combatir la descompensación metabólica del paciente severamente traumatizado mediante tres ejes: la hipotensión permisiva, la resucitación hemostática y la cirugía de control de daños. El objetivo de este artículo es hacer una revisión de la historia de la resucitación en control de daños y la cirugía de control de daños proponiendo un nuevo paradigma basado en los recientes avances de la tecnología endovascular. Un puente ha sido creado entre el manejo prehospitalario y el control del sangrado, descrito antes de la etapa I de la cirugía de control de daños, que es la inclusión y colocación de un REBOA. Esta es una herramienta adicional en el control de la hemorragia y de soporte en la resucitación hemodinámica de los pacientes con trauma severo de tipo cerrado y/o penetrante. Por lo que se propone un nuevo paradigma “El cuarto pilar”: Hipotensión permisiva, resucitación hemostática, cirugía de control de daños y REBOA.

Palabras clave: Cirugía de control de daños; REBOA; resucitación en control de daños; rombo de la muerte

Abstract

Damage Control Resuscitation (DCR) seeks to combat metabolic decompensation of the severely injured trauma patient by battling on three major fronts: Permissive Hypotension, Hemostatic Resuscitation, and Damage Control Surgery (DCS). The aim of this article is to perform a review of the history of DCR/DCS and to propose a new paradigm that has emerged from the recent advancements in endovascular technology: The Resuscitative Balloon Occlusion of the Aorta (REBOA). Thanks to the advances in technology, a bridge has been created between Pre-hospital Management and the Control of Bleeding described in Stage I of DCS which is the inclusion and placement of a REBOA. We have been able to show that REBOA is not only a tool that aids in the control of hemorrhage, it is also a vital tool in the hemodynamic resuscitation of a severely injured blunt and/or penetrating trauma patient. That is why we propose a new paradigm “The Fourth Pillar”: Permissive Hypotension, Hemostatic Resuscitation, Damage Control Surgery and REBOA.

Keywords: Hemorrhage; Shock; Damage Control Resuscitation; REBOA

Introducción

La cirugía de control de daños es una estrategia en el manejo del paciente con trauma severo que se enfrenta a un desafío metabólico debido a la gravedad de la lesión y la pérdida sanguínea. El principal objetivo quirúrgico de la cirugía de control de daños es ser un puente entre el control de la hemorragia y la recuperación del paciente. El objetivo de este artículo es elaborar un recuento de la historia de la cirugía de control de daños y proponer un nuevo paradigma que surge de los recientes avances en la tecnología endovascular: el balón de resucitación de oclusión aortica (REBOA). El presente artículo es un consenso del grupo de cirugía de Trauma y Emergencias (CTE) de Cali, Colombia conformado por expertos de Hospital Universitario Fundación Valle del Lili y el Hospital Universitario del Valle “Evaristo García”, con la Universidad del Valle y la Universidad Icesi, en colaboración con la Asociación Colombiana de Cirugía y la Sociedad Panamericana de Trauma, en conjunto con especialistas internacionales de EE.UU, que reúne la experiencia de los últimos 30 años en el manejo del trauma, cirugía general y cuidado crítico.

Historia

Durante la segunda mitad del siglo XX los cirujanos expuestos al trauma realizaban un manejo agresivo y definitivo que demandaban cirugías largas y reparos anatómicos complejos. Las grandes pérdidas sanguíneas, la reanimación volumétrica masiva y la respuesta inflamatoria desencadenaba una falla metabólica que actualmente se conoce como triada de la muerte: acidosis, hipotermia y coagulopatía (Figura 1).

Figura 1 La triada letal  

Sin embargo, experiencias contrarias a esta postura en la década de los años 80’s se implementaron, como lo fue la “laparotomía abreviada” descrita por Stone y colaboradores. Esta consistía en la finalización temprana de la cirugía abdominal y que posteriormente se integró al concepto del “manejo por etapas” 1. El empaquetamiento abdominal y la posibilidad de completar el esfuerzo quirúrgico después de la corrección de la coagulopatía fueron revolucionarios y controversiales a pesar de reportar tasas de supervivencia mayores al 50% 2-6. Rotondo en 1993 acuñó el término “control de daños”, expresión proveniente de la Armada de los EEUU que consiste en la habilidad de absorber y reparar daños en el barco sin interrumpir la misión para luego en puerto realizar las reparaciones definitivas 5. Él aplicó este concepto a un grupo de pacientes con pérdida volumétrica masiva en tres etapas 7:

Etapa I: Control de hemorragia y/o contaminación, empaquetamiento abdominal y cierre temporal rápido

Etapa II: Reanimación y restauración fisiológica.

Etapa III: Reexploración, tratamiento y cierre definitivo.

La tasa de supervivencia reportada inicial fue del 58% que permitió una reflexión conceptual de esta aproximación quirúrgica incipiente. Johnson y colaboradores, adicionaron la Etapa 0, también conocida como Ground Zero, donde se incluyó el manejo prehospitalario, la admisión y la decisión temprana de que pacientes requieren control de daños en salas de emergencia 6,8. El abordaje diferido inició una revolución en la cirugía de trauma y se reconoció la importancia del uso equilibrado de la reanimación. Se denominó “Resucitación en Control de Daños” (Damage Control Resuscitation), al cuidado y manejo del paciente que requiere intervención quirúrgica de control de daños previniendo el desarrollo de la triada de la muerte 9,11. La resucitación en control de daños busca combatir la descompensación metabólica desde tres frentes de batalla tradicionalmente descritos: Hipotensión permisiva, Resucitación hemostática y Cirugía de control de daños (Figura 2).

Figura 2 Resucitación en control de daños: descripción clásica  

Resucitación en control de daños

Hipotensión permisiva

Consiste en mantener la presión arterial tan baja que minimice la pérdida sanguínea y la remoción de coágulos en el sitio de la hemorragia traumática; pero, lo suficiente para continuar la perfusión de órganos vitales. Cannom y Fraser en 1918 afirmaron que si la presión arterial aumenta antes de que el cirujano esté preparado para controlar la fuente de sangrado, la sangre que es imprescindible puede perderse 10. Este concepto fue practicado y reforzado por Beecher durante la II Guerra Mundial, denominándola “resucitación hipotensiva” con la recomendación de mantener la presión sistólica entre 70 y 80 mmHg antes del reparo quirúrgico 9. Bickel y Mattox describieron en 1994 que la resucitación con bajos volúmenes de cristaloides en combinación con la hipotensión permisiva (presión arterial sistólica entre 70-90 mm Hg) se asoció con una disminución en la mortalidad y en la tasa de complicaciones 12.

Resucitación hemostática

Se ha descubierto que la administración deliberada de cristaloides y paquetes globulares exacerba la coagulopatía en los pacientes con trauma severo y promueve la persistencia del sangrado 13. Actualmente, se recomienda que la restauración volumétrica de la perdida sanguínea debe lograrse por medio de una relación de hemocomponentes 1:1:1:1 de glóbulos rojos, plasma fresco congelado, plaquetas y crioprecipitados 14,15. Esta estrategia ha demostrado disminuir la mortalidad de un 65% a un 19% y de complicaciones como resangrado y sepsis 16,17. Las metas de la resucitación hemostatica son:

  • Hemoglobina de ≥8g/dL.

  • Conteo de plaquetas ≥100,000/dL.

  • Normalización en los tiempos de coagulación (Tromboelastografía / Tromboelastometría rotacional).

  • Fibrinógeno por encima de 100 mg/dL en sangre circulante.

El concepto militar de la transfusión de sangre total se ha retomado por las Fuerzas Armadas de EEUU en los conflictos en Iraq y Afganistán. A pesar de que en centros de trauma civil ha tenido obstáculos en su implementación debido a dificultades técnicas, logísticas y económicas que este concepto implica para los bancos de sangre civiles 18,19. El grupo de cirugía de trauma y emergencias de Cali - Colombia ha sido pionero para liderar la cruzada en América Latina y en el mundo de que la sangre total contiene los componentes esenciales incluyendo glóbulos rojos, factores de coagulación y plaquetas, que podrían brindar una capacidad hemostática efectiva para suplir las necesidades transfusionales de un paciente con traumatismo severo, disminuir las demandas de hemocomponentes y complicaciones relacionadas a la transfusión masiva 20,21.

El 55% de los pacientes con trauma que llegan al área de urgencias antes de la administración de hemocomponentes presentan hipocalcemia 22. Los hemocomponentes para transfundir se almacenan en los bancos de sangre usando Citrato-Fosfato-Dextrosa-Adenina como anticoagulante. El citrato actúa como quelante del calcio en la unidad transfusional que junto a la respuesta metabólica al trauma puede agravar la hipocalcemia.

El manejo temprano de la hipocalcemia podría ser de mayor valor de lo que se creía previamente ya que al disminuir los niveles séricos de calcio, la coagulopatía se presenta, persistiendo la hemorragia y conduciendo posiblemente a la muerte. Ditzel y Anderson 23 recientemente han incluido el concepto de la hipocalcemia como un nuevo componente de la clásica triada de la muerte y han propuesto el “Rombo de la muerte” (Figura 3).

Figura 3 El diamante letal 

Cirugía de control de daños

Principios

La cirugía de control de daños es una estrategia que permite salvaguardar la economía metabólica, pero puede ser perjudicial en aquellos que no cuentan con indicaciones para su desarrollo 24-26. Esta puede ser aplicada en cualquier cavidad del cuerpo comprometida incluyendo tórax, abdomen, pelvis y extremidades. Esta estrategia no es una decisión clínica intraoperatoria, se debe iniciar con una serie de intervenciones simultáneas desde la identificación del paciente en la escena del trauma. Algunos de los criterios de inclusión para realizar control de daños son:

  • Trauma abdominal penetrante o cerrado con presión arterial sistólica de ingreso menor a 90 mm Hg.

  • Trauma mayor con una perdida sanguínea estimada superior a 1,200 mL

  • Incapacidad de controlar el sangrado por presión directa, empaquetamiento de la herida y/o torniquete (Stop the Bleed ®)

  • Progresión de la acidosis, hipotermia, hipocalcemia y/o coagulopatía.

Estos criterios no son exclusivos del escenario prehospitalario, sino que también puede ser aplicado en la sala de urgencias/trauma y sala de cirugía. Una vez el paciente está bajo el manejo del equipo de trauma, los criterios que pueden indicar la implementación de la cirugía de control de daños son:

  • Incapacidad de controlar el sangrado quirúrgico

  • Imposibilidad de cierre de la cavidad abdominal por el riesgo de generar hipertensión abdominal debido al edema masivo visceral.

  • Manejo quirúrgico definitivo que excede el tiempo intraoperatorio requerido.

Filosofía

La cirugía de control de daños demanda no sólo una articulación de diversos actores en pro de contener la lesión y evitar el avance del rombo de la muerte (acidosis, hipotermia, coagulopatía e hipocalcemia), sino que requiere un completo replanteamiento de todas las partes involucradas. Los cirujanos deben constantemente anticipar las potenciales lesiones por la reperfusión y al mismo tiempo reconocer la demanda metabólica de la víctima de trauma que está luchando por su vida 27. Este cambio de pensamiento es una visión holística hacia el problema que incluye:

  • Indagar por ayuda cuando lo requiera que indica el buen juicio del cirujano

  • El manejo quirúrgico definitivo en la primera cirugía no debe ser el objetivo principal. La meta debe ser controlar todas las fuentes de sangrado, la contaminación intestinal y restaurar la fisiología normal.

  • La cirugía en cuatro etapas debe tener como objetivo prevenir los eventos metabólicos que podrían conducir al paciente a la muerte.

Las Cuatro Etapas de la Cirugía de Control de Daños

GROUND 0: Manejo prehospitalario

En la escena del trauma se inicia con la evaluación ABCDE propuesta por el American College of Surgeons en el ATLS, reconociendo oportunamente situaciones graves y aplicando el concepto “recoge y corre” que busca lograr un tiempo óptimo de traslado. Se deben aplicar los principios del “Stop the bleed ®” que es una estrategia que ha sido creada por el American College of Surgeons y el Committee on Trauma, que describe el reconocimiento y el control de la hemorragia que amenaza la vida mediante presión directa, empaquetamiento de la herida y/o aplicación de un torniquete. Al ingreso de la sala de urgencias o centro de trauma, un equipo multidisciplinario corrobora la evaluación, establece los pasos a seguir y define si el paciente es candidato para cirugía de control de daños 6. Si es así, la resucitación hemostática se inicia y el paciente es trasladado inmediatamente a salas de cirugía (Figura 4).

Figura 4 Las cuatro etapas de la cirugía del control de daños  

ETAPA I: Control del sangrado y la contaminación

En salas de cirugía se inicia un proceso para el control de la lesión. El objetivo de este primer tiempo quirúrgico es controlar las fuentes del sangrado y realizar acciones como el empaquetamiento del lecho cruento, ligadura de vasos, derivaciones temporales y taponamiento con sondas por balón 28-30. Las lesiones de vísceras huecas son manejadas durante la primera intervención quirúrgica y reparadas por medio de procedimientos simples como resección y ligadura de la boca proximal y distal. El cirujano debe ser consciente de que está llevando una carrera contra el tiempo debido al inminente avance del rombo de la muerte sobre el paciente, esto limitará el tiempo quirúrgico entre 60 y 120 minutos 31,32. Un cierre temporal de la cavidad lesionada debe complementarse con un sistema de presión negativa y el paciente debe ser trasladado inmediatamente a Unidad de Cuidado Intensivo (UCI) para recuperación térmica, corrección de la coagulopatía, la hipocalcemia y la acidosis 33.

ETAPA II: Manejo en cuidados intensivos

La recuperación hemodinámica del paciente severamente traumatizado requiere varias medidas que se inician en la sala de urgencias o la sala de cirugía y que son continuadas en la UCI. Estas incluyen la implementación de la resucitación en control de daños con una relación de los hemocomponentes 1:1:1:1 más la adición de ácido tranexámico, calcio, prevención de la hipotermia y un estricto monitoreo hemodinámico 34. Una revisión terciaria del paciente es completada con estudios imagenológicos si se requiere para descartar o asistir el control de lesiones críticas persistentes. Un monitoreo continuo de la presión intraabdominal en la UCI es necesario para evitar el desarrollo de hipertensión abdominal y síndrome compartimental abdominal, inclusive en el paciente con abdomen abierto. Estas medidas contingentes incrementan la supervivencia de los pacientes después de la cirugía de control de daños 35.

ETAPA III: Manejo quirúrgico definitivo

El paciente debe ser llevado de nuevo a salas de cirugía, cuando se han logrado las metas de la resucitación en control de daños. Se realiza el retiro del empaquetamiento, lavado de cavidad, reparo definitivo vascular, de órganos o de vísceras huecas, y el cierre permanente de pared 36. Sin embargo, el regreso a salas de cirugía se puede presentar bajo una situación planeada o por un escenario no esperado, en el cual la inestabilidad hemodinámica persiste debido a un sangrado quirúrgico no controlado, omisión de alguna lesión intestinal o el desarrollo de un síndrome compartimental. El escenario ideal es regresar a la sala de cirugía en un contexto controlado que ocurra entre las primeras 24 a 48 horas, una vez los esfuerzos de resucitación realizados en la UCI hayan restaurado la homeostasis del paciente 31,37.

ETAPA: Balón de resucitación de oclusión aortica (REBOA)

Hasta el momento se ha descrito las clásicas etapas que están asociadas al concepto de cirugía y resucitación en control de daños. Sin embargo, gracias a los avances en la tecnología, un puente ha sido creado entre el manejo prehospitalario y el control del sangrado descrito antes de la etapa I de la cirugía de control de daños, que es la inclusión y colocación de un REBOA 38,39 (Figura 5).

Figura 5 Cirugía del control de daños: Estados que incluyen REBOA 

Esta técnica de control endovascular no es reciente, los primeros reportes datan del año de 1954 durante la guerra de Corea 40,41. Pero, el desarrollo de un catéter con balón específico para el control de la hemorragia en escenarios de trauma solo ha ocurrido recientemente, siendo el grupo de cirugía de trauma y emergencias de Cali pionero a nivel internacional en su implementación clínica y fuente de evidencia científica que ha contribuido a su consolidación en el campo de la cirugía de trauma 42,43. A partir de esta experiencia se presentan varias observaciones sobre el uso del REBOA:

1) El REBOA es una herramienta vital en la resucitación hemodinámica, que permite mantener el contenido intravascular volumétrico y que se dirija hacia los órganos vitales como el cerebro y corazón. No es tan solo una herramienta para el control del sangrado 44,45

2) El REBOA es una herramienta dinámica que requiere que su colocación y monitoreo deba ser realizado por un cirujano entrenado 46-48.

3) El REBOA plantea un nuevo cambio de paradigma, en el que después de la evaluación inicial ABCDE propuesta por el ATLS, un introductor debe ser posicionado en la arteria femoral común en la sala de cirugía o el área de trauma. Esto permite realizar un monitoreo en tiempo real de la presión arterial sistólica de un paciente hemodinámicamente inestable y con trauma severo. La indicación de colocar el REBOA (presión arterial sistólica <70 mmHg) es con el objetivo de reducir la lesión celular y la descompensación hemodinámica, por medio, del control de la fuente del sangrado tanto en el trauma cerrado como el penetrante 42,46,49,50.

Así, la descripción clásica de la resucitación de control de daños se le podría adicionar otro componente crucial que interactúa positivamente con los otros tres. Nosotros proponemos un nuevo paradigma “El cuarto pilar”: Hipotensión permisiva, resucitación hemostática, cirugía de control de daños y REBOA (Figura 6). A este punto, nosotros hemos extendido las indicaciones del uso de REBOA y lo hemos aplicado para salvar pacientes con trauma penetrante y cerrado de abdomen y pelvis 40,44, inclusive de tórax que se habia considerado como una contraindicación. Recientes investigaciones han demostrado el éxito del REBOA en el manejo de este tipo de trauma 42,46,51-53. Sin embargo, la implementación del REBOA debe ser en escenarios específicos de pacientes con inestabilidad hemodinámica asociada a una hemorragia persistente no compresible del torso para impedir el arresto cardiaco. No se está promoviendo su uso para todos los pacientes con trauma 54.

Figura 6 REBOA como un componente integral de resucitación de control de daños /cirugía del control de daños  

Finalmente, nosotros somos conscientes que la inclusión de un programa de REBOA como parte de la indumentaria de los equipos de trauma es costoso y requiere una significativa inversión que podría ser excesiva para muchos centros en América Latina y otras partes del mundo, pero creemos que cuando esta tecnología sea accesible para todos, podrían beneficiarse de su uso.

Conclusiones

El desarrollo de los conceptos de la resucitación y la cirugía de control de daños han sido uno de los más importantes avances en la cirugía de trauma. Estos conceptos han sido clásicamente basados en tres pilares fundamentales: hipotensión permisiva, resucitación hemostática y cirugía de control de daños. Nosotros hemos introducido un nuevo cuarto pilar que es la inclusión del balón de resucitación de oclusión aortica (REBOA)

“No hay nada más difícil de emprender, ni más peligrosa conducta, ni incierto en su éxito, que tomar la iniciativa en la introducción de un nuevo orden de las cosas, para el innovador tiene por enemigos a todos aquellos que han hecho bien en el pasado, y los defensores tibios en todos aquellos que pueden hacerlo bien en el futuro”.

Nicolas Maquiavelo, tomado de Kenneth L. Mattox

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