SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.52 número1Genetic markers for preeclampsia in Peruvian women índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Em processo de indexaçãoCitado por Google
  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO
  • Em processo de indexaçãoSimilares em Google

Compartilhar


Colombia Médica

versão On-line ISSN 1657-9534

Colomb. Med. vol.52 no.1 Cali jan./mar. 2021  Epub 18-Mar-2021

https://doi.org/10.25100/cm.v51i4.4778 

Editorial

Las inequidades en la emergencia, las manifestaciones y las consecuencias del COVID19

1 Universidad del Valle, Facultad de Salud, Escuela de Salud Publica, Cali, Colombia


El virus de la desigualdad, llama una publicación de OXFAM al SARS-COV2, al resaltar que durante la pandemia los 10 hombres más ricos del planeta han ganado 540,000 millones de dólares, una cifra que serviría para financiar una vacuna universal para el COVID19 1. Este hecho es una ejemplar demostración de las inequidades de la pandemia, analizadas a continuación en tres dimensiones diferentes: 1) Los orígenes de la pandemia, en medio de sistemas socio-ecológicos inequitativos donde se ha roto la relación entre los seres humanos y de estos con la naturaleza; 2) Sus manifestaciones, en condiciones de inequidad social, con sus patrones de ocurrencia y un doloroso rastro de enfermedad y muerte; y 3) Las consecuencias, en un círculo vicioso con los complejos sistemas que dieron su origen, causando una profunda situación de inequidad, en otras palabras, la pandemia como fuente de más diferencias injustas.

En primer lugar, son tan abundantes los llamados de advertencia desde el conocimiento científico moderno, como desde las voces antiguas de muchos pueblos originarios, que han señalado como raíz de muchos de nuestros males sociales, y de la afectación en la salud individual y colectiva, a la ruptura ontológica de nuestra sociedad con la naturaleza. Dicha ruptura está presente en nuestras formas de vida moderna y se manifiesta en las maneras de ver, sentir, entender y actuar nuestras relaciones con los demás seres vivos de este planeta. Es en medio de esta ruptura llena de inequidad y violencia socioambiental que apareció la actual pandemia. Bajo los preceptos de objetividad, ciencia, competitividad, individualidad y logro autónomo del éxito nos hemos lanzado como sociedad a una carrera sin límites. Una carrera hacia el desarrollo que trae la promesa de las tecnologías y la innovación que nos llevarán con seguridad a la prosperidad. Bajo esta premisa pareciera que es posible ir más allá de los límites físicos de este planeta. Podremos, por ejemplo, producir más agricultura industrializada a costa de la biodiversidad, de la seguridad y soberanía alimentarias de los más vulnerables. Por ello hemos empujado el límite de nuestros sueños delirantes con proyectos de producción en masa que desconocen los ciclos de la naturaleza, hemos expandido el extractivismo minero y ampliado la frontera agrícola, irrumpiendo en territorios ricos de biodiversidad para desarrollar modelos de producción industrial basados en combustibles fósiles, con pesticidas y semillas transgénicas. En los territorios de mayor biodiversidad es donde precisamente surgieron las anteriores pandemias y surgirán las que vendrán 2. Tras la anécdota de Wuhan, yace una historia de violencia global de depredación y crecimiento inequitativo hecho a costas de los pueblos más vulnerables, de animales silvestres y ecosistemas arrasados para dar paso al desarrollo uniforme. Fue allí donde surgió el SARS-COV2 y en contextos similares surgieron los virus del Nipah, Ébola, SIDA y otros.

En segundo lugar, el SARS-COV2 es hoy lo que es porque pudo transmitirse en medio de condiciones de inequidad social y ecológica. La novedad global de esta pandemia es que la enfermedad y la muerte llegaron a Europa y Norteamérica en cifras no vistas desde la última epidemia de Influenza un siglo atrás. No obstante, aunque el COVID19 ha llegado a distribuirse globalmente, y crea una situación en la que pareciera “todos los habitantes del planeta estamos en esto”, en verdad la inequidad demuestra con crueldad que la pandemia no ha sido ni será lo mismo para todos. Es evidente que la pandemia no se manifiesta de igual manera en el Norte que en el Sur global. En diferentes escalas y en diferentes contextos geográficos y políticos el COVID19 se manifiesta desigual en medio de las complejas interseccionalidades de género, raza-etnia y posición socioeconómica. Para dar algunos ejemplos, en Europa, fueron los países que más han privatizado sus sistemas de salud (i.e.; Italia y España) los que mayor carga de morbimortalidad han tenido que sufrir 3; son las comunidades rurales y las urbanas hacinadas en los círculos de miseria sin acceso a agua las más vulnerables 4; dentro de Israel, el país que logró con mayor rapidez establecer un programa de inmunización, los palestinos no tienen acceso a ser vacunados 5.

Y como algunos lo han dicho de manera clara: no nos morimos de COVID si no de las enfermedades de base preexistentes, enfermedades que son el resultado de inequidades, pues la configuración social del riesgo explica como se encarnan en los cuerpos de las mujeres, de los pueblos racializados y de los más pobres las condiciones de vulnerabilidad: obesidad, hipertensión y diabetes no controladas, para nombrar las más conocidas. A lo que habría que añadir que en medio de esta situación de crisis y la fractura del sistema de salud se ha limitado aún más el acceso al tratamiento de condiciones crónicas y se han manifestado las sinergias con la violencia, la enfermedad mental y otras enfermedades infecciosas y prevenibles (sindemia). Para la muestra, según el Observatorio Feminicidios Colombia, durante 2020 se registraron en Colombia 630 de estos crímenes, lo que representa casi un 10% de incremento en comparación con el año anterior 6.

A pesar de la aparente “anormalidad” habría que reconocer que NO estamos frente a condiciones excepcionales. Paradójicamente, esta situación singular es la manifestación de una desigualdad que se volvió normal. Se nos pide a todos distanciamiento social, cuando vivimos distanciados. Existen grandes distancias sociales entre las vidas de las mujeres y de los hombres; entre los pueblos negros, indígenas y demás minorías étnicas con las poblaciones blancas; entre los habitantes del campo y aquellos que viven en las ciudades; entre los habitantes de menores ingresos que viven en territorios vulnerables y los de mayores ingresos que viven en entornos saludables.

Aún en el contexto propio de las sociedades contemporáneas orientadas por el mercado y la competitividad, pareciera sorprender que bajo la crisis humanitaria de esta pandemia se presente una agudización de los conflictos entre las potencias mundiales, cierre de fronteras a viajeros de países con nuevas variantes virales y la lucha por acceso a vacunas entre estados con arengas nacionalistas. Pero en realidad, después de la Segunda Guerra Mundial no hemos dejado de escalar la producción de armamentos, las hordas de migrantes desesperanzados chocan con muros fronterizos, y los discursos nacionalistas ocupan la agenda política de muchos partidos en el poder. Pareciera sorprender la desigual negociación por vacunas entre naciones enteras con las farmacéuticas, cuando las reglas de mercado y las inequitativas condiciones de patentes de medicamentos son las que le han dado a estas transnacionales el poder económico que hoy ostentan en el (des)orden mundial; nos sorprende que hoy muchos no accedan al diagnóstico y tratamiento oportunos para COVID19, cuando el bajo acceso a los servicios es la regla en un sistema donde prevalece el interés económico sobre el de la salud. Y por ello el tan mentado anhelo de regresar a la “normalidad” parece tan inocuo como innecesario, pues parece que sí, volveremos a la normalidad, sin haber salido de ella.

Finalmente, el impacto de la pandemia en las condiciones de vida no solo se pone de manifiesto a nivel económico con aumento en el desempleo, decrecimiento económico y afectación del modelo de desarrollo mundial, si no que se expresa con una mayor profundización de las condiciones de inequidad (Figura 1). De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) 7 se estima que el total de personas en pobreza pasó de 185.5 millones en 2019 a 230.9 millones en 2020, lo que representa el 37.3% de la población. La deuda económica en los mercados financieros internacionales de las naciones de medianos y bajos recursos se empieza ya a traducir en más recortes en salud, educación y en general en un debilitamiento de las políticas redistributivas. Esto no es un cambio en las tendencias mundiales que venían haciendo prevalecer una sola visión de mundo con preponderancia del interés económico; se trata de una aceleración que llevará a más de lo mismo, a estados pequeños para abrir espacio al sector privado, a emprendimientos, a universidades vueltas engranes en la máquina del desarrollo. En contraste, no se reconoce que el financiamiento con recursos públicos de las mayores potencias económicas mundiales al sector privado fue un ingrediente esencial para el desarrollo de las vacunas en tiempo record, aunque la industria farmacéutica saldrá con grandes beneficios 8.

Figura 1 La inequidad demuestra con crueldad que la pandemia no ha sido ni será lo mismo para todos. El desempleo en medio del confinamiento impactó con mayor fuerza a los más vulnerables. Foto tomada en Salento (Quindio, Colombia). (F. Méndez) 

Como lo ha mencionado De Sousa, hay una cruel pedagogía en este virus 9. El problema es si vamos a aprender algo nuevo de él. En una sociedad copada de información necesitamos hacer mayores y profundas conexiones históricas y políticas para producir conocimiento. Necesitamos combinar ciencia básica con la economía ecológica y la filosofía política de las pandemias, en un diálogo ético con otras formas de ver el mundo, en particular de los que históricamente no han podido ser escuchados. De nada nos servirá en este cruel aprendizaje reconocer las variantes moleculares del SARS-COV 2 si no construimos una sociedad más justa y si no reconstruimos una paz saludable con la naturaleza. Ese cambio civilizatorio podría parecer utópico, pero como académicos, y en última instancia como sociedad, tenemos la obligación de llevarlo a cabo.

References

1. Berkhout E, Galasso N, Lawson M, Rivero Morales PA, Taneja A, Vasquez Pimentel DA. El virus de la desigualdad: cómo recomponer un mundo devastado por el coronavirus a través de una economía equitativa, justa y sostenible. Oxfam; 2021 p. 85. [ Links ]

2. Morse SS, Mazet JA, Woolhouse M, Parrish CR, Carroll D, Karesh WB, et al. Prediction and prevention of the next pandemic zoonosis. Lancet. 2012; 380(9857):1956-65. [ Links ]

3. Armocida B, Formenti B, Ussai S, Palestra F, Missoni E. The Italian health system and the COVID-19 challenge. Lancet Public Health. 2020; 5(5): e253. [ Links ]

4. Jiwani SS, Antiporta DA. Inequalities in access to water and soap matter for the COVID-19 response in sub-Saharan Africa. Int J Equity Health. 2020; 19(1): 82. [ Links ]

5. Martin S, Arawi T. Ensure Palestinians have access to COVID-19 vaccines. Lancet. 2021; 397(10276): 791-2. [ Links ]

6. Red Feminista Antimilitarista. Feminicidios en Colombia. 2020. Cited: 2021 Mar 1. Available from: http://www.observatoriofeminicidioscolombia.org/attachments/article/451/Feminicidios%20en%20colombia%202020.pdfLinks ]

7. Filguera F, Galindo LM, Giambruno C, Blofield M. América Latina ante la crisis del COVID-19: vulnerabilidad socioeconómica y respuesta social. Santiago: CEPAL; 2020. [ Links ]

8. Allen A. For billion-dollar covid vaccines, basic government-funded science laid the groundwork. Scientific American; 2020. Cited 2021 Mar 1. Available from: https://www.scientificamerican.com/article/for-billion-dollar-covid-vaccines-basic-government-funded-science-laid-the-groundwork/. [ Links ]

9. de Sousa SB. La cruel pedagogía del virus. Series: Biblioteca Masa crítica. CLACSO; 2020. Doi: 10.2307/j.ctv1gm01nn. Available from: https://www.jstor.org/stable/10.2307/j.ctv1gm01nnLinks ]

Creative Commons License This is an open-access article distributed under the terms of the Creative Commons Attribution License