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Colombia Médica

On-line version ISSN 1657-9534

Colomb. Med. vol.52 no.4 Cali Oct./Dec. 2021  Epub Dec 30, 2021

https://doi.org/10.25100/cm.v52i4.5163 

Revision

Entrenamiento muscular en pacientes con hipertensión pulmonar, una revision narrativa

Vicente Benavides-Cordoba1  2 
http://orcid.org/0000-0002-9129-0183

Martijn A. Spruit3  4  5 
http://orcid.org/0000-0003-3822-7430

1 Universidad del Valle, Facultad de Salud, Cali, Colombia.

2 Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Salud, Cali, Colombia

3 CIRO, Department of Research & Development, Horn, Netherlands

4 Maastricht University, Medical Center (MUMC) Department of Respiratory Medicine, Maastricht, Netherlands

5 Maastricht University NUTRIM School of Nutrition and Translational Research in Metabolism, Faculty of Health, Medicine and Life Sciences, Maastricht, Netherlands


Resumen

Los pacientes con hipertensión pulmonar presentan tolerancia limitada al ejercicio y disminución de la capacidad aeróbica; lo que se refleja en la reducción del consumo pico de oxígeno y su desempeño funcional. Esta intolerancia al ejercicio se ha atribuido tradicionalmente a disfunciones cardíacas y respiratorias. Sin embargo, al igual que ocurre en otras enfermedades crónicas, las alteraciones de los músculos respiratorios y de los miembros inferiores y superiores también están implicadas en los pacientes con hipertensión pulmonar.

La creciente evidencia sugiere que el entrenamiento físico es una estrategia eficiente y segura. La recomendación de ejercicio de intensidad ligera y moderada se realiza en el marco de la rehabilitación pulmonar, y sus beneficios han sido descritos previamente.

En enfermedades como la EPOC, la función muscular de las extremidades inferiores, la tolerancia al ejercicio y la calidad de vida mejoran después del entrenamiento físico. Y al igual que con la EPOC, es necesario promover intervenciones basadas en la evidencia con la hipertensión pulmonar. Esta revisión narrativa se centra en la evaluación, seguridad y eficacia del entrenamiento de los músculos respiratorios y de las extremidades superiores e inferiores en pacientes con hipertensión pulmonar.

Palabras clave: Hipertensión pulmonar; fuerza muscular; musculos respiratorios; ejercicio

Abstract

Patients with pulmonary hypertension present limited tolerance to exercise and aerobic capacity; which is reflected in the reduction in peak oxygen consumption and their functional performance. This intolerance to exercise has traditionally been attributed to cardiac and respiratory dysfunction. However, as it happens in other chronic diseases, lower-limb and respiratory muscle alterations are also involved in patients with pulmonary hypertension.

Increasing evidence suggests that physical exercise training is an efficient and safe strategy. The recommendation for light and moderate-intensity exercise is made within the framework of pulmonary rehabilitation, and its benefits have been previously described.

In diseases such as COPD, lower-limb muscle function, exercise tolerance and quality of life improve following exercise training. And just as with COPD, it is necessary to promote evidence-based interventions with pulmonary hypertension. This narrative review focuses on the evaluation, safety and efficacy of training the respiratory muscles and the muscles of upper and lower extremities in patients with pulmonary hypertension.

Keywords: Hypertension pulmonary; muscle strength; respiratory muscles; exercise.

Contribución del estudio

1) ¿Por qué se realizó este estudio?
La hipertensión pulmonar es una enfermedad que genera limitaciones funcionales que van desde leves a severas, estas limitaciones son consecuencia no solamente por el compromiso cardiovascular-pulmonar sino también muscular. Por esto, se realizó una revisión narrativa en la que se pretendió establecer la seguridad, las estrategias de evaluación y de entrenamiento de los músculos respiratorios y de extremidades de acuerdo a la literatura existente.
2) ¿Cuáles fueron los resultados más relevantes del estudio?
De acuerdo a la literatura revisada, el entrenamiento muscular de extremidades y de músculos respiratorios es seguro y ofrece resultados favorables en la capacidad aeróbica y la calidad de vida relacionada con la salud. Los procedimientos deben ser prescritos correctamente y se recomienda se enmarquen dentro de un programa de rehabilitación pulmonar.
3)¿Qué aportan estos resultados?
Estos resultados sintetizan las herramientas de evaluación y entrenamiento seguro de los músculos respiratorios y de extremidades superiores e inferiores de acuerdo a la literatura existente. Así como también, promueve la remisión de los pacientes con hipertensión pulmonar a los programas de rehabilitación pulmonar de acuerdo al cumplimiento de los criterios de inclusión.

Introducción

La hipertensión pulmonar se define como un aumento de la presión de la arteria pulmonar ≥25 mm Hg en reposo1. Es un trastorno fisiopatológico que involucra diferentes condiciones clínicas; y puede ser una complicación de la mayoría de los trastornos respiratorios y cardiovasculares2.

Los pacientes con hipertensión pulmonar presentan limitada tolerancia al ejercicio 3, lo que se refleja en la reducción del consumo pico de oxígeno (VO2pico), así como en su desempeño funcional evaluado con el test de caminata de seis minutos (6MWT)(4 ). Esta intolerancia al ejercicio, ha sido tradicionalmente atribuida a disfunciones cardíacas y respiratorias5. Sin embargo, como sucede con otras enfermedades pulmonares crónicas6, las alteraciones de los músculos respiratorios y de los músculos de extremidades superiores e inferiores también están involucradas 5,7,8.

La creciente evidencia y recomendaciones de la American Thoracic Society y la European Respiratory Society, sugieren que el entrenamiento físico es una estrategia eficiente y segura. La recomendación de ejercicio de intensidad ligera y moderada se realiza en el marco de la rehabilitación pulmonar. Sus beneficios han sido descritos previamente9.

En enfermedades como la EPOC, la función muscular de las extremidades inferiores, la tolerancia al ejercicio y la calidad de vida mejoran después del entrenamiento físico (10,11). Además, al igual que con la EPOC, en hipertensión pulmonar, es necesario promover intervenciones basadas en la evidencia. Esta revisión narrativa se centra en la seguridad y eficacia del entrenamiento de los músculos respiratorios y de las extremidades superiores e inferiores en pacientes con hipertensión pulmonar.

Disfunción muscular de miembros inferiores

La debilidad de los músculos de las extremidades inferiores se presenta en pacientes con hipertensión pulmonar5. Esta debilidad se asocia con disnea, angina y síncope, lo que induce a la restricción de la actividad física. Además, a medida que la enfermedad progresa, la calidad de vida relacionada con la salud disminuye y aumentan las limitaciones funcionales, provocando alteraciones en la salud física que restringen la función social de los pacientes12,13.

En la EPOC14, las fibras tipo I, que tienen una alta intensidad mitocondrial y capacidad oxidativa, se convierten en fibras tipo II, que son fibras más rápidas, con menor resistencia a la fatiga y totalmente dependientes del metabolismo anaeróbico15. Se ha sugerido que estos cambios también ocurren en la hipertensión pulmonar, con el desplazamiento de fibras tipo I por fibras tipo IIx, con una correlación inversa con la duración de la enfermedad16. Además, en la hipertensión pulmonar, la disminución de AKT y p70S6 con aumento de atrogina-1 se ha identificado como un factor relevante en la proteólisis muscular con depresión de las redes que median la hipertrofia. Además de la fosforilación del receptor de rianodina 1, lo que sugiere la alteración del retículo sarcoplásmico directamente involucrado en la producción de Ca++16. A nivel molecular, también se ha identificado una disminución de la quinasa regulada por señal extracelular ERK y microRNA 12617.

Los cambios producidos en el músculo pueden afectar el trofismo, la contractilidad, la capilaridad y la capacidad oxidativa. Sin embargo, esas alteraciones aún no son evidentes y definidas18. Se ha encontrado un aumento en la expresión de las ligasas E3 MAFbx/atrogin-1 y MURF-1, que se consideran marcadores de activación de la vía ubiquitina-proteosoma en los músculos; provocando la reducción de las fibras transversales y la degradación de las proteínas miofibrilares19.

La contractilidad es posiblemente alterada por un aumento en la fosforilación del receptor de rianodina, lo que cambia la integración de la excitación-contracción muscular16. Asimismo, la densidad mitocondrial y su capacidad oxidativa18)y la capilaridad reducida secundaria a la disfunción endotelial son fundamentales en la reducción del rendimiento muscular que presentan los pacientes con hipertensión pulmonar, situación que compromete su funcionalidad y, por tanto, su calidad de vida relacionada con la salud.

Los pacientes con hipertensión pulmonar presentan disminución de la proporción de fibras musculares tipo I/tipo II y un área transversal más pequeña de miofibras tipo I en comparación con sujetos sanos16. También, el aumento en la fosforilación de RyR1, que funciona como un canal en el que se libera calcio desde el retículo sarcoplasmático hacia el citosol, con el fin de inducir la contracción muscular; la hiperfosforilación induce fugas, lo que sugiere un secuestro alterado16. También se ha encontrado que el aumento en la expresión de la proteína MuRF1 no solo se debe a la inactividad física (como ocurre en sujetos sanos) sino también como consecuencia del aumento de la resistencia vascular pulmonar20.

La atrofia de los músculos de los miembros inferiores conduce a la debilidad, lo que aumenta la degradación estructural de las miofibrillas y algunas proteínas21. Todos estos cambios estructurales provocan alteraciones funcionales y consecuentemente el compromiso de la realización de las actividades diarias asociadas a los síntomas22)y la calidad de vida de los pacientes16)con daño muscular respiratorio y de las extremidades19. En consecuencia, el entrenamiento muscular surge como una estrategia para implementar en programas de rehabilitación pulmonar. El ejercicio físico parece ser seguro y eficaz, por lo que existe la necesidad de establecer programas especializados para pacientes con hipertensión pulmonar23-25.

Los pacientes con hipertensión pulmonar son físicamente inactivos, asociados a un mayor riesgo de hospitalización26. Además, dado que la inactividad física puede ser uno de los principales impulsores de la debilidad de los músculos de las extremidades inferiores en pacientes con hipertensión pulmonar, medir los niveles de fuerza parece tener importancia clínica27,28. Esto también proporciona una justificación clara de por qué las intervenciones basadas en el ejercicio son efectivas en pacientes con hipertensión pulmonar para aumentar la función muscular, la tolerancia al ejercicio y la calidad de vida.

Disfunción de los músculos respiratorios

Los pacientes con hipertensión pulmonar estadio II-IV tienen reducción de la fuerza muscular en comparación con individuos sanos (25% menos)29)Por ser progresiva, la hipertensión pulmonar resulta en una reducción de la capacidad aeróbica y de la fuerza de los músculos respiratorios30). Se ha identificado que la capacidad aeróbica funcional está directamente relacionada con la fuerza muscular en pacientes con hipertensión pulmonar; se ha documentado disfunción diafragmática en modelos animales y pacientes que padecen intolerancia al ejercicio; en ratas con hipertensión pulmonar por el modelo de monocrotalina, la contracción y la generación de la fuerza tetánica máxima del diafragma fueron menores. La fibra transversal del diafragma fue significativamente más pequeña en ratas con hipertensión pulmonar 31,32. Además, se han reportado debilidad y atrofia en los músculos respiratorios de pacientes con hipertensión pulmonar; situación que refuerza el concepto de que esa disfunción de los músculos respiratorios, contribuye a la disnea y la fatiga durante el ejercicio33.

Los valores de presión inspiratoria y espiratoria máxima han sido relacionados con la distancia en la prueba de marcha de 6 minutos8. Además, se ha demostrado que los pacientes con hipertensión pulmonar experimentan hiperventilación tanto en reposo como durante el ejercicio34,35. La actividad muscular continua aumenta la demanda de energía y reduce la capacidad de generación de fuerza; por lo tanto, es posible inferir que esta relación directa debe promover el entrenamiento de los músculos respiratorios, y así, indirectamente, habrá una mejora en la capacidad aeróbica y en la funcionalidad de los pacientes.

Evaluación

La evaluación de los pacientes debe incluir una revisión completa de la historia clínica, incluyendo aspectos sociodemográficos y clínicos como la disnea de ejercicio 36 y la calidad de vida relacionada con la salud37. Además, la evaluación de la capacidad aeróbica funcional ha sido incluida en varios estudios de pacientes con hipertensión pulmonar38,39. Para mejores resultados, se recomienda que el mismo fisioterapeuta realice las evaluaciones semanalmente.

La evaluación muscular implica estrategias instrumentales con resultados mayoritariamente objetivos; las alternativas se describen en la Figura 1. Para la evaluación de las extremidades se han utilizado en los miembros superiores el ergómetro de brazos, el 6-minute pegboard and ring test y la repetición máxima. En miembros inferiores, la contráctil leg fatigue, la repetición máxima y para análisis profundos la tomografía de cuádriceps y la biopsia para pruebas moleculares. La evaluación de los músculos respiratorios se realiza principalmente con un manovacuómetro con el que se obtienen la presión inspiratoria máxima y la presión espiratoria máxima. Cada una de las herramientas se describen en detalle a continuación.

Figura 1 La valoración muscular es necesaria para establecer los objetivos de la intervención; se incluyen diferentes estrategias instrumentales. Los músculos respiratorios se miden por cambios de presión que permiten identificar la fuerza inspiratoria generada por el diafragma y los intercostales y la fuerza espiratoria por los abdominales; Su medición se realiza principalmente con un manovacuómetro con el que se miden la presión inspiratoria máxima y la presión espiratoria máxima. En cuanto a la evaluación de la fuerza de las extremidades, en los miembros superiores se utiliza el ergómetro de brazos, el 6-minute pegboard and ring test y la repetición máxima, y su evaluación puede realizarse por grupos musculares o por actividades funcionales. En miembros inferiores las valoraciones se centran principalmente en cuádriceps y tríceps sural en los que se ha aplicado la contractile leg fatigue, la repetición máxima y para análisis a detalle, la tomografía de cuádriceps y la biopsia para pruebas moleculares. MMSS: Miembros superiores, MMII: Miembros inferiores, 1-RM: Una repetición máxima, PIM: Presión Inspiratoria Máxima, PEM: Presión Espiratoria Máxima, SNIP: Presión inspiratoria nasal  

Función de los músculos de las extremidades inferiores y superiores

Para evaluar la fuerza de los miembros inferiores, se utilizan estrategias simples, como la prueba de una repetición máxima, hasta mediciones que requieren equipos especializados, como la tomografía computarizada. La prueba de una repetición máxima se define como el peso máximo que se puede levantar con la técnica adecuada; en pacientes con EPOC y otras comorbilidades, se considera el estándar de oro en situaciones en las que no se pueden realizar pruebas de laboratorio. Es una prueba bien tolerada y de fácil acceso40,41. La prueba consiste en un calentamiento con diez repeticiones en un peso ligero, seguido de un período de descanso de 2 minutos antes de la prueba máxima de una repetición. El peso inicial se calcula en función del peso corporal y se va aumentando progresivamente hasta alcanzar el máximo. Se recomienda un período de descanso de 60 segundos entre las mediciones42,43.

Con respecto a las evaluaciones específicas de la fuerza de los músculos de las extremidades inferiores, la contractile leg fatigue after cycling se ha utilizado para evaluar la fuerza volitiva y no volitiva en los cuádriceps44. Durante la contracción voluntaria máxima, los pacientes mantienen la fuerza isométrica al máximo posible durante tres segundos; las señales son amplificadas y registradas en software45.

La función del cuádriceps en la hipertensión pulmonar también ha sido evaluada con dinamometría hidráulica46; los pacientes se colocan en flexión de cadera a 90°, flexión de rodilla a 70°; el transductor se encuentra aproximadamente 10 cm por encima del maléolo medial. Una contracción voluntaria máxima se mide haciendo cinco intentos con una pausa de 1 minuto entre cada intento47.

También se ha incluido la valoración por tomografía computarizada, especialmente en el cuádriceps. Además, se ha utilizado una biopsia muscular del lado no dominante para identificar la capilaridad muscular y la actividad enzimática del cuádriceps44). Sin embargo; Estas medidas están más relacionadas con la investigación y su aplicabilidad clínica se reduce significativamente en países con difícil acceso a herramientas de diagnóstico.

Para miembros superiores, además de la valoración de una repetición máxima, se ha usado el 6-minute pegboard and ring test, en el que los sujetos deben mover anillos que van desde 14 a 50 gramos, como fuera posible en 6 minutos, y la puntuación era el número de anillos movidos durante este período de tiempo.

Función de los músculos respiratorios

En cuanto a la evaluación de la musculatura respiratoria, la medición de la presión inspiratoria máxima y la presión espiratoria máxima ha sido utilizada en estudios que incluyen pacientes con hipertensión pulmonar29,48,49.

Estas evaluaciones se realizan con dispositivos de presión que contienen boquillas para realizar las mediciones; la maniobra de presión inspiratoria máxima, se realiza a partir de una máxima espiración cercana al volumen residual y la presión espiratoria máxima tras una máxima inspiración. Los valores de presión inspiratoria máxima y presión espiratoria máxima se calculan a partir del esfuerzo máximo sostenido durante un segundo; se repiten las pruebas hasta alcanzar valores superiores con una diferencia del 10%; sin embargo, otros autores consideran realizar de tres a cinco repeticiones y tomar el mayor valor de las pruebas realizadas30,33). También se ha utilizado la medida de la presión inspiratoria nasal realizándola a partir de la capacidad funcional residual49,50)(Figura 1).

Entrenamiento

Entrenamiento muscular de las extremidades

Los ejercicios de intensidad baja a moderada han demostrado seguridad en pacientes con hipertensión pulmonar. Se ha identificado que el entrenamiento puede mejorar la capacidad de ejercicio y la calidad de vida relacionada con la salud. Para iniciar con los protocolos de entrenamiento, los pacientes deben estar recibiendo sus terapias farmacológicas y deben ser supervisados, minimizando las complicaciones4. Ejercicios de escalón con extremidades sin apoyo con y sin mancuernas; uso de circuitos que involucran grandes grupos musculares utilizando equipos específicos para el fortalecimiento, como press de piernas, extensión de piernas, movimientos laterales y abdominales51. También se ha reportado que el entrenamiento de fuerza en cuádriceps debe ser progresivo, y depende de lo obtenido en las evaluaciones iniciales, comenzando en la primera semana con tres series de 12 repeticiones al 50% del test de una repetición máxima y progresando al 75% en la semana 7, hasta llegar a la semana 12 con las mismas series y repeticiones. En cuanto a la resistencia, se aumenta el número de repeticiones a 30, también tres series, pero comenzando en la semana uno al 30% de la prueba máxima de una repetición y progresando al 40% en la semana 7, también hasta llegar a la semana 1246.

Para las extremidades superiores, se han reportado entrenamientos con mancuernas con bajo peso (500-1000g), enfocados en los músculos de forma independiente51,52; durante 30 minutos, cinco veces por semana durante 12 semanas; esto podría deberse a la intención de realizar actividades seguras que eviten en lo posible la aparición de complicaciones relacionadas con alteraciones musculoesqueléticas y también con la interacción corazón-pulmón53.

Uno de los resultados más reportados es la disminución relativa de fibras tipo IIx luego del entrenamiento muscular en rehabilitación pulmonar. Este resultado está fuertemente correlacionado con la disminución en la producción de CO244; resultados que han sido identificados no sólo en pacientes con hipertensión arterial pulmonar sino también en pacientes con hipertensión pulmonar tromboembólica crónica que además mejoraron su capacidad aeróbica funcional y calidad de vida52.

Se ha reportado que después del entrenamiento, hay una mejora en la distribución de las fibras musculares23), Actividades como bicicleta ergométrica con entrenamiento continuo (30 min 50% carga de trabajo pico) e interválico (1 min rápido/30 lento; 10-25 min; 10-60 W; con intensidad 60-80% del VO2 pico); aumento progresivo durante el programa54,55. El entrenamiento específico del cuádriceps ha provocado una mejora en el rendimiento y función muscular, esta mejora es consecuencia de cambios morfológicos a través del aumento de la capilarización y de la actividad enzimática oxidativa evaluada con biopsia del vasto lateral46,56.

La estimulación eléctrica neuromuscular se ha utilizado como intervención en pacientes con trastornos pulmonares crónicos y es una alternativa para aquellos que no tienen la capacidad suficiente para participar en programas de ejercicio de intensidad moderada a alta57). Este método es pasivo y más tolerable para pacientes con síntomas severos resultantes de una baja carga metabólica en el sistema cardiorrespiratorio58,59.

En hipertensión pulmonar, aunque hay poca evidencia que apoye su uso; Un estudio de 8 semanas usó estimulación eléctrica neuromuscular en cuádriceps y deltoides con frecuencia de 50 Hz en pulsos de 350 µs durante un ciclo de encendido: apagado, que se incrementó semanalmente de 2:15 s a 5:20 s a 10:15 s. La intensidad fue aumentando según la tolerancia del paciente. El protocolo estaba programado para 40 minutos al día tres días a la semana. La intervención mejoró la fuerza de los músculos periféricos, el área transversal y el grosor de los músculos, la rigidez arterial, la capacidad de ejercicio, la movilidad funcional, el equilibrio, la confianza en el equilibrio, el nivel de actividad física y la calidad de vida en pacientes con hipertensión arterial pulmonar59.

En general, el entrenamiento muscular promueve el aumento del consumo máximo y pico de oxígeno; así como la reducción de los síntomas durante el ejercicio medido con la escala de Borg; asimismo, a nivel hemodinámico, los cambios en la frecuencia cardíaca y las presiones sistólica y diastólica demuestran beneficios que van desde lo funcional hasta lo estructural, con cambios moleculares y clínicos43,55.

Integrando los resultados obtenidos, se ha encontrado que el entrenamiento de fuerza mejora la calidad de vida relacionada con la Salud cuando se evalúa con cuestionarios como CAMPHOR y SF36; los cambios ocurren generalmente en las funciones físicas, mentales, de percepción de la salud, del dolor corporal y de la vitalidad43,55,60.

Cuando se entrena a pacientes con una enfermedad como la hipertensión pulmonar, que tiene un alto compromiso en el sistema cardiovascular y pulmonar, con alto riesgo de complicaciones, los efectos adversos son un riesgo. Ha habido reportes de pacientes con síncope que generalmente puede aparecer horas después del entrenamiento y episodios de taquicardia en pacientes con antecedentes de arritmia; sin embargo, estos eventos adversos no se transformaron en un empeoramiento clínico de la insuficiencia cardíaca que se resolvió rápidamente. El monitoreo continuo y contar con personal altamente capacitado es la mejor manera de mitigar estos riesgos.

Entrenamiento de los músculos respiratorios

Los pacientes que se ha informado se benefician del entrenamiento de los músculos respiratorios son aquellos con hipertensión pulmonar moderada 48 e incluso severa61); debido a la gravedad y compromiso cardiovascular de los pacientes, la prescripción debe realizarse de forma segura y eficaz.

De acuerdo con la evidencia revisada, el dispositivo threshold es el más utilizado para entrenar los músculos involucrados en la inspiración, utilizando cargas del 30% de la presión inspiratoria máxima durante 30 minutos, los 7 días de la semana durante seis semanas30.El entrenamiento muscular inspiratorio umbral permite entrenar en un rango de 9 cm H2O a 41 cm H2O. las cargas generalmente comienzan en el 30% de la presión inspiratoria máxima; Los entrenamientos de 15 minutos se pueden repetir dos veces al día durante ocho semanas, cinco días a la semana48.

También se han incluido actividades de entrenamiento que van acompañadas de terapia respiratoria cinco veces por semana. Otras actividades, que incluyen ejercicios para estirar los músculos relacionados con la respiración y los músculos del tronco, técnicas como fruncir los labios y la modulación consciente de los patrones de respiración49, y técnicas de yoga (respiración Ujjayi), que han demostrado mejorar la sensibilidad barorrefleja en población sana62.

Se requiere monitoreo continuo de las variables hemodinámicas para realizar los procedimientos. El punto de corte se sugiere en ≤130/min de frecuencia cardiaca. En cuanto a la saturación de oxígeno periférico, se considera un valor de saturación ≤85% para decidir disminuir la intensidad; en los casos en que la saturación disminuya, los pacientes pueden recibir oxígeno suplementario durante la realización de los procedimientos, que puede ser entregado utilizando bajo o alto flujo63.

Se ha reportado que la adición del entrenamiento de los músculos respiratorios, al tratamiento funcional de las extremidades superiores e inferiores, ofrece beneficios más significativos a la mejora en la función de los músculos involucrados, también los beneficios en el sistema cardiocirculatorio, calidad de vida y reducción de la disnea durante el ejercicio 61. Sin embargo, otro estudio demostró que realizando entrenamiento muscular con threshold cinco días a la semana durante 15 minutos, dos veces al día, solo conseguía mejorar la fuerza de los músculos respiratorios, pero ningún otro parámetro (calidad de vida y síntomas). Este resultado puede reforzar la idea de que el entrenamiento muscular debe realizarse tanto en los músculos respiratorios como en los de las extremidades; y que los beneficios se obtienen con entrenamiento localizado acompañado de entrenamiento global48(Tabla 1).

Tabla 1 Estrategias y observaciones para el entrenamiento muscular en pacientes con hipertensión pulmonar 

Región Estrategia Observaciones
Músculos Respiratorios Dispositivo Threshold Permite entrenar en un rango de 9 cm H2O a 41 cm H2O. Las cargas generalmente comienzan al 30% de la presión inspiratoria máxima8,30
Miembros inferiores Equipos específicos para el fortalecimiento Press de piernas, extensión de piernas y movimientos laterales; comenzando en la primera semana con tres series de 12 repeticiones al 50% de la prueba máxima de una repetición y progresando al 75% en la semana 7 para fuerza46,51
Para resistencia, se aumenta el número de repeticiones a 30, también tres series, pero comenzando en la semana 1 al 30% de la prueba máxima de una repetición y progresando al 40% en la semana 746
Miembros superiores Entrenamiento con mancuernas Se ha reportado uso de peso bajo (500-1,000 g), enfocados en los músculos de forma independiente durante 30 minutos, cinco veces a la semana durante 12 semanas. Realización de incrementos según la respuesta del paciente4,51,53

Conclusión

Existen varias alternativas para la evaluación y el entrenamiento muscular en hipertensión pulmonar. Se ha demostrado que el entrenamiento muscular en pacientes con hipertensión pulmonar es seguro y eficaz; la selección del paciente adecuado, en función de la gravedad de la enfermedad, teniendo en cuenta los valores obtenidos en el cateterismo cardíaco derecho, imágenes, biomarcadores y clasificación funcional de los pacientes. Se necesita promover la inclusión temprana en programas de entrenamiento, que pueden estar en el marco de la rehabilitación pulmonar. Es fundamental elegir formas de evaluación e intervención.

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Recibido: 03 de Marzo de 2021; Revisado: 14 de Septiembre de 2021; Aprobado: 28 de Diciembre de 2021

Conflicto de interés:

Los autores declaran no tener conflicto de intereses

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