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Biosalud

Print version ISSN 1657-9550

Biosalud vol.9 no.1 Manizales Jan./June 2010

 

EDITORIAL

LA EPIDEMIA DE DENGUE EN COLOMBIA ES UN PROBLEMA DE SALUD QUE NO SE PUEDE SOSLAYAR

Desde comienzos del año 2010, todos los medios de comunicación dieron la noticia del incremento de casos de dengue en todo el país, y hasta julio 26 de este año el Instituto Nacional de Salud reportó al periódico el Mundo en su edición del 31 de julio 119.474 casos, con 154 casos posibles (probables o confirmados) de muerte por la enfermedad. Este aumento inusitado de los casos de dengue se ha asociado a varios factores: el fenómeno del niño, la gran capacidad que tiene el vector del Virus del Dengue para adaptarse a climas más templados, incluso si se encuentra a alturas de 1.800 msnm, y a su capacidad de ser intradomiciliario y de encontrarse tanto en zonas urbanas como rurales.

El problema del dengue es, a mi parecer, más grave que el de la pandemia asociada con el virus H1N1, ya que la mortalidad por el dengue está directamente asociada con la complicación de la enfermedad, que ocurre por las manifestaciones hemorrágicas de la misma, asociadas predominantemente con la reinfección y la presencia de algunos serotipos del virus, lo cual implica que el número de personas con mayor riesgo de presentación de la forma hemorrágica de la enfermedad en Colombia habría aumentado por causa de esta epidemia y, por lo tanto, el riesgo de un aumento en el número de muertes en una próxima epidemia de la enfermedad podría ser mayor por las razones ya anotadas.

A diferencia de lo que ocurre con otras enfermedades trasmitidas por vectores anofelinos, como en el caso de la malaria y de la fiebre amarilla, el dengue se ha dispersado de una manera inusitada por el territorio nacional; esto puede estar indicando una mayor versatilidad del vector para adaptarse a pisos térmicos más altos que sus congéneres, pero también podría estar asociado con la capacidad que tiene el vector de hacer trasmisión transovárica del virus a su progenie, factor que no se presenta ni en la malaria ni en la fiebre amarilla ni al hecho de que el hombre puede ser un reservorio del virus.

La diseminación de este vector en la mayor parte del territorio nacional trae consigo otro riesgo implícito, y es el asociado con la fiebre amarilla. Hasta el día de hoy podríamos afirmar que esta enfermedad está controlada en Colombia luego de la aparición de un brote en Norte de Santander; el brote presentado fue netamente selvático, asociado con la presencia de mosquitos del género Haemagogus en dicha región y con la intervención del hombre en tal ecosistema; es bien sabido que para que se produzca la fiebre amarilla urbana sólo es necesario que haya la infección con el virus de los mosquitos del género Aedes; por lo tanto, si hay una alta dispersión del mosquito en el país, sería de esperar que en cualquier momento empiecen a presentarse casos de fiebre amarilla urbana.

Por los riesgos inherentes a las complicaciones del dengue y por el potencial riesgo de diseminación de la fiebre amarilla, las autoridades de salud del país están llamadas a que en el menor tiempo posible diseñen nuevas estrategias o pongan en marcha unas políticas y acciones más drásticas que las que hasta ahora tenemos, con el fin de controlar la dispersión del vector, y esto lo pueden hacer mediante campañas más proactivas que tengan un efecto positivo en la disminución de colonias de Aedes en Colombia. Esto implica desde campañas de fumigación en todos aquellos sitios donde se reportó la presencia de dengue, hasta la educación de la población en la eliminación o el cambio frecuente de depósitos de agua donde es posible la reproducción de vector.

Por lo expuesto, sería importante que Colciencias hiciera una convocatoria para la realización de proyectos de investigación que busquen innovar los mecanismos de control de la enfermedad, no sólo desde el punto de vista del vector, sino también desde el punto de vista clínico; específicamente, para poder entender la fisiopatología de la forma hemorrágica de la enfermedad, la cual tiene grandes vacios que no han podido ser llenados, y para buscar una vacuna que sea altamente efectiva y cubra todos los serotipos hasta ahora conocidos del virus.

Es hora entonces que desde la academia, desde los entes promotores de la prevención de la enfermedad y de la promoción de la salud, así como también desde la clínica, se hagan confluir fuerzas de tipo económico, intelectual y técnico que eviten una posible emergencia sanitaria en el país asociada no sólo con el dengue, sino también con la fiebre amarilla, que tendría una repercusiones catastróficas principalmente en la población más vulnerable del país, que es, precisamente, la que vive en un contacto estrecho con el vector.

JORGE ENRIQUE PÉREZ CÁRDENAS
Director

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