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Apuntes: Revista de Estudios sobre Patrimonio Cultural - Journal of Cultural Heritage Studies

Print version ISSN 1657-9763

Apuntes vol.20 no.2 Bogotá July/Dec. 2007

 


La construcción tradicional en el
espacio mediterráneo portugués

Víctor Mestre

mestre.aleixo@mail.telepac.pt
Arquitecto graduado de la Escuela Superior de Bellas Artes de Lisboa (1981)
Magíster en Recuperación de Patrimonio Arquitectónico y Paisajístico de la Universidad de Évora (1997), donde su tutor fue el Dr. Fernando Távora. Diplomado en Estudios Avanzados del Patrimonio Arquitectónico de la Universidad de Sevilla, donde su tutor fue el Dr. Pérez Escolano (2005). Título de doctorado de la Universidad de Coimbra, donde su tutor fue el Dr. Walter Rossa. Tuvo su propio estudio desde 1982. Desde 1997 trabaja a través del Taller Víctor Mestre | Sofía Aleixo, Arquitectos Ltda., en las áreas de conservación, restauración y recuperación del patrimonio arquitectónico, y en construcción nueva, especialmente de edificios públicos. Coautor del libro Arquitectura Popular dos Açores (Ordem dos Arquitectos, 2000). Autor del libro Arquitectura Popular da Madeira (Argumentum, 2002). Participante del equipo de investigación para el libro Arquitectura Tradicional Mediterrânica Euromed (Programa Corpus, 2003). Participante del equipo sur de Inquérito à Arquitectura Portuguesa do século XX (IAPXX) (2003-2006). Ponencias y artículos en varias publicaciones nacionales e internacionales de los campos de patrimonio y arquitectura tradicional. Monografía Reabilitação do Tempo, Víctor Mestre/Sofía Aleixo (Caleidoscopio, 2004).

Este artículo es el resultado de una evaluación posterior a un levantamiento sistemático de campo, desarrollado por la DGEMN, como parte del Programme corpus 1999-2001, European Comission Meda. Euromed Heritage, en sociedad con la arquitecta María Fernandes. El texto también refleja otros aportes resultantes del continuo trabajo de investigación en el área de Patrimonio y Arquitectura Tradicional iniciado en 1980. Todas las figuras son propiedad del autor. Texto original en portugués, traducido por Emma Cristina Montaña Rivera.

Recepción: 12 de febrero de 2007 Evaluación: 23 de noviembre de 2007 Aceptación: 28 de noviembre de 2007



Resumen

La arquitectura portuguesa tradicional está en tal punto que uno podría considerar que, de un lado, hay un reconocimiento de su calidad arquitectónica por su tradición e integración en el paisaje, y de otro lado, que su adaptación a los tiempos contemporáneos ha sido ineficaz. A la población en general no le importa mucho la arquitectura tradicional y no duda en remplazarla por una nueva realidad, sin arrepentirse. La causa más probable de que permanezca gran parte del patrimonio tiene su origen en dos factores principales: la emigración hacia nuevas ciudades y otros países, y la dificultad económica de los que se quedan. Sin embargo, nuevas esperanzas parecen estar llegando a la superficie, después de treinta años de trabajo persistente por parte de unos pocos cuya dedicación a la arquitectura tradicional se caracteriza por la investigación local, a través de la colección de evidencia arqueológica, antropológica y arquitectónica, entre otras disciplinas. Últimamente se han unido universidades y laboratorios a la investigación de materiales y tecnologías. Al mismo tiempo, una consistente actividad editorial ha resultado en publicaciones de carácter variado. Además de las excelentes intervenciones de conservación, restauración y rehabilitación de edificaciones de tradicional tecnología y apariencia, surgieron ejemplos de arquitectura contemporánea que utiliza materiales y tecnología tradicionales, muchos de ellos (re)estableciendo equilibrios de integración física tanto en áreas rurales como urbanas.

Palabras Clave del Autor: Mediterráneo, arquitectura tradicional, adobe, medio-enmaderado, ladrillo, investigación, civilización de barro, oficios tradicionales.

Descriptores*: Arquitectura portuguesa - Conservación y restauración, Construcciones de adobe - Investigaciones, Materiales de construcción - Investigaciones, Construcciones de adobe - Investigaciones



Traditional construction in
mediterranean Portugal

Abstract

Portuguese traditional architecture is at a stage that one could consider as expectant, in the measure that, if on the one hand there is a recognition of its architectonical qualities linked to tradition and to landscape integration, on the other hand its adaptability to contemporary times has been inefficient. The general population doesn't give it much credit, and doesn't hesitate to replace this heritage by a new reality, with no feelings of loss. The probable cause of the permanency of so much of this heritage, both individual and in rural groups, is based on two main factors, emigration to new cities and other countries, and economical difficulties in the ones who stay. Nevertheless, a new hope seems to be emerging after 30 years of persistent work of a very few whose dedication to traditional architecture has been marked by local research, through careful register of archaeological, anthropological, architectural evidence, amongst other disciplines and, lately, through the careful investigation of materials and technologies with the resources of universities and their laboratories. In parallel, reference editions have emerged. Besides the excellent interventions in conservation, restoration, and rehabilitation of buildings of traditional technology and expression, other examples of contemporary architecture that uses traditional materials and technology, a lot of them (re) establishing equilibriums in the field of physical integration, both in rural and urban areas.

Author Key Words: Mediterranean, traditional architecture, adobe, half-timbered, brick, research, clay civilization, traditional crafts.

Key Words Plus*: Portuguese architecture - Conservation and restoration, Building, adobe - Research, Building materials - Research, Building, adobe - Research

* Los descriptores y key words plus están normalizados por la Biblioteca General de la Pontificia Universidad Javeriana.


Durante la presente investigación, recorrimos el territorio "mediterráneo" portugués utilizando preferencialmente las carreteras secundarias que pasan por pequeños aglomerados de viviendas y casas dispersas. Esta opción nos permitió evaluar zonas que se han mantenido prácticamente estables y que, por consiguiente, han sufrido pocas alteraciones físicas en las últimas décadas. El estado decadente de la mayoría nos reveló con facilidad aspectos constructivos y nos permitió la identificación de materiales. Sin embargo, intentamos buscar básicamente en los conglomerados con vida comunitaria activa aquellos aspectos de la experiencia social asociados con las tipologías dominantes.

Se entiende aquí que las zonas que constituyen el mapa tipológico son aquellas donde se aprecia mayor ocurrencia de una determinada tipología, técnica constructiva y/o material. Así pues, no las entendemos como zonas fijas o "estanque"; de hecho, constatamos la sobreposición que hay entre algunas de ellas y aquellos casos en que existe una zona de transición donde, por suerte, la "hibridación" de algunas tipologías y/o técnicas de construcción presentan particularidades de gran interés. Sin embargo, hay zonas "semiestanque" donde se puede constatar el carácter excepcional de una tipología -como es el caso de las azoteas de Olhão-, de una tecnología -los travesanos para construcción de terrazas en el naciente Barrocal algarvio- o incluso de un material poco común en la construcción tradicional -como es el caso del uso de corcho entre vigas maestras en la zona de Gavião o en Lavre-.

Pero además de las excepciones que aumentan el interés de esta investigación, buscamos identificar los "circuitos" tradicionalmente asociados con la tapia, el adobe y el ladrillo como elementos estructurantes de una designación de la arquitectura meridional -cultura de la tierra y o del barro- basada en los estudios de arqueólogos, antropólogos, etnólogos, geógrafos y arquitectos1 de finales del siglo XIX y del siglo XX. Esas zonas tradicionalmente investigadas -en el caso de la tapia es prácticamente el Alentejo entero- nacen en la Sierra de Algarve y las zonas de Lagos, Portimão, Silbato y Faro, mientras que el adobe está más restringido a zonas de arenas dispersas. Se destaca, entonces, el "corredor" de Beja que va hacia el sur por el Valle de Mértola hasta el Algarve donde surgen pequeñas "bolsas" en el Barrocal central, y el litoral entre Faro y Olhão hasta Villa Real de Santo Antonio.

Un conjunto de caminos puede conformar la base de varios circuitos; en algunos casos encontramos zonas de "cohabitación" o de exclusividad de técnicas o de materiales distintos. No tiene cabida en este texto una ejemplificación exhaustiva o detallada; sin embargo, es importante subrayar algunos aspectos que (re)confirman lo que ya se ha identificado en varios trabajos científicos y a la vez dan nuevas luces para la lectura y comprensión de la arquitectura tradicional mediterránea. En este caso se trata de la identificación de un "circuito continuo" de uso del adobe desde el Vale do Tejo -margen sur, inclusive- hasta Aveiro. A pesar de que la intensidad de ocurrencia y la dimensión de los adobes no es constante, y de que las tipologías a ellos asociadas no siempre encajan en un mismo grupo, a partir de la "casa elemental" podemos confirmar una línea de continuidad. Ello obedece al paso sucesivo entre montañas o simples elevaciones que crean valles, líneas de agua, terrenos eriales y planicies cultivadas, donde la materia prima más favorable para la construcción es la "tierra".

Los conglomerados aparecen como asentamientos dispersos, aglutinados o en frentes continuos al lado de las carreteras rurales o nacionales, situación que se hace notoria a partir de la región hidrográfica de la desembocadura del río Tajo hacia el norte.

Todas las poblaciones ribereñas al sur y al norte del Tajo utilizan la tierra en la construcción de sus casas; se observa el uso de adobe en el margen sur, mientras que en el norte predomina la tapia intercalada con ladrillo y posteriormente el ladrillo.

Poblaciones como Azambuja, Cartaxo, Santarém, Salvaterra, Muge, Benfica do Ribatejo, Almeirim, Alpiarça, Chamusca y Golegã presentan gran afinidad constructiva, mientras que la región de Entroncamento / Torres Novas surge como transición a una nueva identidad que utiliza preferencialmente el adobe; en particular, hablamos de la zona de Tomar hasta Ourém después de que la Serra dos Candeeiros se convierte en valle. A partir de aquí el territorio "se angosta" entre la Serra de Sicó y de Lousã para ensancharse de nuevo en el Vale do Mondego. De nuevo ocurre una situación de estrangulamiento que empieza en el Buçaco, pasa al noroeste de la Serra do Caramulo y termina definitivamente al sur de la Serra da Gralheira y de la Serra da Arada. Contrastando con el interior montañoso, el litoral surge más plano entre Figueira da Foz y Aveiro; aquí el terreno "se vuelve estrecho" hasta llegar al mar, en una franja entre Águeda y Leiria, pasando por Coimbra. En esta inmensa franja costera, el adobe predominaba en las construcciones "antiguas" -hasta la década de 1950- y daba "estructura" a las tipologías de preferencia; ejemplos de ello son la Casa da Murtosa y la Casa Gandaresa. Debajo de esta franja y hasta el borde de la Serra dos Candeeiros y el Macizo de Porto-Mós tenemos la Marinha Grande como frontera al sur. En la zona de Pombal surgen diversas "bolsas" que rompen hacia el interior el "espacio constructivo" con la albañilería de piedra y en algunos casos de ladrillo. De aquí se abren las zonas geográficas de Ourém, Tomar, Torres Novas, Abrantes, llegando incluso hasta Gavião, claramente una zona de transición. Al sur, junto al valle del río Tajo y sus respectivos afluentes, el territorio se vuelve plano aunque se conforman valles suaves, elevaciones y tierras eriales. En esta región predomina la tapia aunque existen casos puntuales de adobe. En las zonas -constituidas por areniscas compactas y arenas sueltas- de Alcochete, Montijo, Moita, Barreiro y las respectivas zonas de influencia hasta el macizo de Arrábida, predomina el adobe de grandes dimensiones, fabricado hasta la década de 1960.

Figuras 1 a 3

Muchas de las técnicas constructivas detectadas obligaron a intensificar la investigación de campo con el objetivo no sólo de validarlas en cuanto técnicas no ocasionales, sino primordialmente para identificar un eventual recurso que ha surgido durante su gestación y divulgación. En este caso podemos identificar la piedra rodada cuya utilización exige una técnica y una destreza que se obtienen de un largo entrenamiento en la construcción tanto de paredes estructurales como de frontales interiores.

Contrario a los principios básicos considerados incontrovertibles por las escuelas oficiales donde se aprende que la piedra pulida irregular no tiene capacidad de adhesión entre sí, ni siquiera utilizando argamasa como mezcla adherente, en la realidad pudimos observar que en una región de grandes dimensiones que ocupa parte del Vale do Tejo entre Santarém y Gavião, donde se destaca especialmente la población del Pego cerca de Abrantes, esta técnica fue exclusiva en la construcción de casas durante largo tiempo. En este vasto territorio nos fue posible observar y registrar algunos matices en el uso de este material: en paredes de soporte en las que es utilizado como base elevada para asentamiento de tapias, o entre hileras de tapias alternado con ladrillos. Las paredes interiores se construyen con frontales, una especie de armazón de plomos verticales cruzados por una retícula de ripias en las dos caras, cuyo interior se rellena con piedra rodada argamasada con sablón y un poco de cal. Aún es posible observar paredes de soporte construidas totalmente en piedra rodada de grandes dimensiones.

Este ejemplo que acabamos de describir muestra por encima de todo la diversidad que existe en la civilización del barro identificada por Orlando Ribeiro. A pesar de que el uso intensivo de este material -que "vive oculto" detrás de los revoques de cal con la tierra como aglutinante-está poco divulgado o no ha tenido una valorización especial por parte de los investigadores del área, existe a gran escala en un grupo de conglomerados y revela que las formas constructivas asociadas a determinadas tipologías y características de cierta región, utilizan recursos locales. En la Vila de Alpiarça pudimos constatar que, a pesar de algunas evidencias como el uso de la tapia intercalada con hileras de ladrillos y/o roca fragmentada, también se encuentran paredes de soporte en adobe que tienen paja en su composición para lograr mayor consistencia. En esta población, y en otras como Vale Cavalos, Chamusca, Golegã o Salvaterra, el ladrillo de primera generación comenzó a reforzar la tapia en cuñas, dinteles y cornisas, y vino a sustituir gradualmente la misma tapia.

También en estos lugares y en una misma época, estas alteraciones de uso de los materiales hicieron que se conservara la mayoría de las tipologías e incluso los aspectos formales más comunes. Sin embargo, con la aparición del ladrillo hueco -años 30/40 (inicio) y 40/50 (definitivo)-, aunque con dimensiones semejantes al ladrillo macizo, aparecieron en los principales conglomerados las casas "adornadas" con una tendencia acentuada al llamado "estilo regional", con incursiones estilísticas en la arquitectura erudita en la que ciertos elementos formales, como bordes, platabandas, cuñas, frisos, marcos, chimeneas y alpendes, se "perfeccionaron", alterando así la escala y las volumetrías de la continuidad en los planos marginales de la calle.

Sólo las casas más humildes de esos conglomerados, casi todas en las calles secundarias o circundantes, se conservaron prácticamente en su estado original. Algunas casuchas insalubres y pobres subsisten sólo por la débil condición social de sus ocupantes. Hoy casi todos estos lugares están en proceso de transformación acelerada debido al abandono de la agricultura que ha provocado, en primer lugar, la desertificación de los conglomerados y, luego, la sustitución sistemática del patrimonio arquitectónico por nuevas construcciones que esencialmente servirán de dormitorios a los centros urbanos generadores de empleo, o que incluso se transformarán en casas de recreo y/o de veraneo. Estas nuevas construcciones alteran por completo los conglomerados; rara vez se constata su adopción o rehabilitación y mucho menos su restauración. La alteración de la escala, de los materiales y de las propias tipologías tradicionales ligadas a la agricultura y/o a las actividades tradicionales, lo mismo que una profunda negación de lo artesanal y del recuerdo de las generaciones anteriores, hicieron y hacen surgir una nueva realidad que tiende a la uniformidad estereotipada. Los protagonistas de estas profundas alteraciones son no sólo los propietarios sino también los "diseñadores" de casas, el ingeniero que a partir de la década de 1960, a través de su formación técnica, asume definitivamente el rol principal en el surgimiento de una nueva manera de construir y también de un gusto dominante muchas veces importado o simplemente copiado de alguna revista, mientras se pierde el conocimiento y el uso de las técnicas tradicionales. Esta alteración profunda apareció y proliferó rápidamente con la total aceptación de las diversas entidades responsables de la administración del territorio, tanto autárquicas como de la administración central.

Esta evidencia surge en todo el país y son raras las excepciones. Incluso en zonas otrora estables, como el Alentejo, hay muchas que empezaron a dar señales de idéntica pretensión, aunque más camuflada. Algunas zonas están más presionadas que otras y las razones son prácticamente idénticas; en el litoral, debido al flujo de turistas que van de vacaciones a la playa, los pobladores originales tienden a ser rápidamente sustituidos por personas de las grandes ciudades, entre las que se destacan las de Lisboa, que afectan principalmente las regiones del sur y del centro; al norte son Coimbra, Leiria, Porto y Braga las ciudades más dominantes que buscan una segunda casa cerca de la costa.

En el interior, la situación cambia por la búsqueda de casas cerca de los ríos, pueblos y villas y también de los embalses existentes, como en el caso de Alqueva, donde ya se siente la compra de tierras con ese objetivo. Por otro lado, el tipo de explotación agrícola practicada por los extranjeros, que han crecido en gran número principalmente en el sur del país, da señales de alteración de los sistemas de trabajo del campo con repercusión en la organización de las casas y las construcciones rurales. No obstante, la política agrícola común ha acelerado el abandono de la actividad agrícola provocando relaciones irreversibles entre el hombre y la explotación de la tierra y, por consiguiente, alterando los modos de vida relacionados con las construcciones y la propia casa. En otras áreas es sistemática la eucaliptalización del territorio que deshace por completo prácticas ancestrales, acabando completamente con las explotaciones tradicionales y, en consecuencia, con las relaciones colectivas de trabajo en el campo.

Las regiones asociadas a las faenas del mar o de los ríos que durante años unieron poblaciones en conglomerados de palafitos de madera, eventualmente divididas entre actividades de pesca y actividades agrícolas, como Tocha y Mira en la región de Aveiro, como el valle del Tajo en Vila Franca, o la pequeña e interesantísima aldea lacustre de Patacão en Alpiarça, o el antiguo aglomerado de la costa de Caparica, o la persistente Carrasqueira en Alcácer do Sal, son lugares que sufrieron una enorme descaracterización o son candidatas a la desertificación. La razón principal es el abandono de las actividades tradicionales y su transformación en sitios vacacionales.

Sin embargo, se han mantenido algunas tipologías, aun cuando ya nada las une a sus relaciones ancestrales con las actividades tradicionales. En estas circunstancias se encuentran muchas de las casas rústicas de la región de Sintra, Mafra y Ericeira que, a pesar de estar sujetas a alteraciones, aún tienen alguna capacidad para "aceptar" ampliaciones o remodelaciones que introducen elementos de confort necesarios en la vida contemporánea. En las provincias de Algarve y Alentejo también es evidente que algunas tipologías, como la colina alentejana, se resisten -posiblemente debido a su pequeña dimensión y escala- a ser mínimamente preservadas en su identidad tipológica y formal. En estas circunstancias se encuentran las casas del margen sur y el valle del río Tajo, las casas de Pego, las de Serra, las de Gandara y las de Mira, entre otras.

Pero más allá de las dificultades de vivir según el estilo de vida actual, en algunas de las tipologías tradicionales, principalmente debido a las dimensiones reducidas de las alcobas que en algunos casos son pequeñas habitaciones que se integran a minúsculas salas, o incluso por la ausencia de distribución o compartimentación que obliga a pasar de una sala a otra, todo se complica cuando se compara el mantenimiento de las tecnologías y de los materiales tradicionales.

Se ha perdido casi por completo no sólo una manera de construir sino también el conocimiento de cómo construir y conservar estas técnicas con los respectivos materiales tradicionales. La situación actual es comparable al caso en que disponemos de un equipo que no sólo se quedó obsoleto por las nuevas alternativas que han aparecido, sino principalmente porque no existen las personas calificadas para sustituir o reparar las piezas dañadas.

Claro que existen todavía personas que saben bien cómo se reciclan o se producen por métodos artesanales los materiales necesarios; pero se convirtieron en una élite para otra élite, que acarrea costos que el ciudadano común no puede asumir.

Por otro lado, es evidente que prácticamente en toda la región estudiada, e incluso en los casos donde las entidades autárquicas intentaban conservar la identidad de los lugares creando Planos de Conservación o Planos de Detalle a partir de los Planos Municipales o por medio de Comités Técnicos Locales (CTL), el problema persiste por la ausencia de mano de obra calificada y se agrava por el hecho de que la existente es completamente adversa a reparar, restaurar y/o ampliar con técnicas y materiales tradicionales. Los procesos utilizados son altamente destructivos; básicamente se usa el sistema de viga-pilar y viguetas prefabricadas de hormigón en la elaboración de losas para piso y de estera para techos, que prácticamente sustituyen de manera integral la casa preexistente.

Recurrir a los maestros de tapia o de escalera hace mucho que dejó de hacerse -finales de la década de 1950-, pero lo sorprendente es que está pasando lo mismo con el albañil tradicional, el carpintero, el ladrillero, el ebanista y hasta el mismo pintor o el blanqueador. En casi todas partes estas profesiones existían y pasaban de generación en generación heredando el conocimiento a través del aprendizaje normal, de maestro a aprendiz, que garantizaba la estabilidad de los conglomerados.

Después del corte de este ciclo sociocultural, las poblaciones quedaron a merced de curiosos y de profesionales de formación acelerada en construcción civil corriente que, completamente ignorantes de las artes y oficios tradicionales, introducen alteraciones profundas en las construcciones que intervienen.

Esta situación es verificable en toda la zona investigada y sólo se contradice puntualmente, por lo cual podemos señalar de manera global la precariedad en que se encuentra la arquitectura de carácter popular.

Los esfuerzos por cambiar esta realidad son poco significativos en términos generales, pues no han tenido impacto en las poblaciones y revelan básicamente una incapacidad de quienes elaboran las políticas sobre protección patrimonial en cuanto objetivo social tanto del gobierno central como de las autarquías que trabajan directamente con este tipo de problema. Sin embargo, éstas tienen grandes dificultades tanto financieras como por la legislación centralista, y hay mucha discrepancia en la realidad física del país.

De hecho, cabe hacer justicia a algunas -pocas- de esas autarquías que con mucho esfuerzo intentan preservar su patrimonio tradicional, tanto en conglomerados como en situaciones aisladas, mediante su clasificación, emprendiendo acciones de formación y estimulando la creación de pequeñas empresas dedicadas a su conservación. Recordamos la experiencia pionera del Primer Encuentro de Maestros Constructores en Noudar, 1984, Barrancos, dirigido por el Dr. Cláudio Torres; la creación de la Escuela Profesional de Serpa hecha conjuntamente por la Dirección General de Edificios y Monumentos Nacionales, DGEMN, y la Cámara Municipal de Serpa, después del éxito del Encuentro Internacional de Arquitectura de Tierra organizado por la DGEMN, e incluso los varios cursos llevados a cabo por el Campo Arqueológico de Mértola y por el Centro de Formación Profesional de la Industria de la Construcción Civil y Obras Públicas del Sur.

Estas gotas de agua se pierden en el inmenso desierto de la construcción civil devastadora que tiene brutalmente asolado al país y que, por consiguiente, está dilapidando el patrimonio nacional. Poco a poco se ha ido perdiendo la identidad cultural de cada región, de cada conglomerado, y vamos camino a la masificación.

Sin embargo, y a pesar del alto grado de destrucción, tendrá que mantenerse la esperanza y renacer un nuevo ciclo en el que se entienda definitivamente que el patrimonio construido, sea cual fuere, es un bien público y no sólo un bien privado que a todos afecta y al cual no podemos ser indiferentes; él refleja el marco cultural del país y por eso debemos exigir que no continúe esta descaracterización sistemática mediante la substitución de construcciones con carácter, con identidad, mediante "objetos" menores que no aportan ningún valor estético y que no responden al equilibrio urbano y/o paisajístico.



Notas

1 Leite de Vasconcelos, Jorge Días, Raquel Soeiro de Brito, Ernesto Veiga de Oliveira, Fernando Galhano, Benjamim Pereira, Orlando Ribeiro, Fernando Távora y Nuno Teotónio Pereira, entre otros.

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