Editorial

El creciente interés de incorporar la cultura como elemento estratégico del desarrollo de las naciones y la preocupación por su salvaguarda y protección han hecho que las comunidades reafirmen la necesidad de garantizar la preservación del conjunto de expresiones y bienes que hacen parte de su Patrimonio Cultural. Consecuencia de esta nueva percepción, es el estudio e implementación de nuevos modelos de intervención y gestión que puedan garantizar la permanencia en el tiempo de su cultura, en este marco, el desarrollo de herramientas metodológicas de planeación que orientan su manejo, se incluyen cada vez más en las políticas culturales e intentan responder a las nuevas demandas que exigen al Patrimonio Cultural, ser parte activa en el desarrollo de las condiciones económicas, sociales y culturales de los territorios en los que se enmarca.

Paralelamente, estas nuevas condiciones han determinado diferentes criterios para su valoración con lo cual el Patrimonio Cultural ha enriquecido la variedad de muestras o expresiones que conforman el acervo cultural de los pueblos.

La complejidad de las variables que se deben tener en cuenta al momento de su protección ha supuesto la necesidad de conformar equipos interdisciplinarios que analizan y sustentan, desde multiplicidad de aspectos, las acciones que deben tenerse en cuenta para su conservación. De la misma forma, el desarrollo de las naciones supone para el patrimonio cultural nuevos desafíos en su manejo, como explorar estrategias novedosas frente a cada territorio para consolidar procedimientos que garanticen su conservación, plantear acciones que van desde el reconocimiento hasta la gestión de recursos que se constituyen en procesos claves y determinantes en las agendas públicas de los gobiernos.

En el caso colombiano, la Ley de Cultura exige el desarrollo de Planes Especiales de Manejo y Protección (PEMP) para el conjunto de bienes que conforman el Patrimonio Cultural, si bien se hace un esfuerzo para la implementación de este instrumento, aún se presentan dificultades relacionadas principalmente con la articulación de variables, ya sean institucionales, administrativas o de gestión, que se deben tener en cuenta al momento de su formulación y adopción. Las dificultades entre el desarrollo de planes de manejo y su articulación frente a otros instrumentos de gestión, hacen que al día de hoy no sea una herramienta sistemática aplicada a los Bienes de Interés Cultural, por tanto su implementación ha sido un desafío mismo en la política cultural de la nación. En cuanto a los sitios y expresiones en nuestro país que hacen parte del Patrimonio de la Humanidad —Centros Históricos de Cartagena y Mompox, Parque Arqueológico de San Agustín, Isla de Malpelo y los carnavales de Barranquilla y de Blancos y Negros en Pasto—, se han desarrollado planes estratégicos de articulación con el ordenamiento y desarrollo del territorio; el reto es ajustarlos a los nuevos desafíos que exigen su preservación con las antiguas declaratorias, en las cuales la definición de las áreas a proteger propiciaron las segmentación de los espacios patrimoniales frente a los espacios físicos y culturales que los contienen.

Frente a estos nuevos retos, esta edición busca divulgar experiencias relacionadas con la inclusión de los sitios en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, estos textos señalan estrategias que incentivan la generación de espacios de convergencia y actuación propios de diversas disciplinas que buscan desde su saber garantizar la permanencia del Patrimonio Cultural y el significado de los espacios en los que se enmarcan; así mismo, expone aspectos procedimentales en las cuales las acciones se orientan al manejo, protección y salvaguardia de los bienes y expresiones culturales. A partir de estas experiencias y de la identificación de variables que hacen posible su candidatura, su declaratoria y posterior administración y manejo, se analizan estudios de casos que pueden orientar el trabajo de los profesionales y estudiosos del Patrimonio Cultural hacia la elaboración e implementación de planes de manejo y de salvaguarda del Patrimonio Cultural.

La reunión de experiencias de declaratorias como Patrimonio de la Humanidad de las Ciudades Universitarias de México y Caracas, los centros históricos de Goias, Camaguey y San Juan de Acres, los paisajes Agavero en México y Cafetero de Cuba y finalmente el Patrimonio Natural de Brasil, señalan la diversidad de métodos y estrategias para el manejo de estos sitios y la articulación con diferentes organismos e instituciones vinculadas con su protección.

Desde diferentes escenarios el grupo de investigadores que divulga resultados de investigaciones en este número, dan cuenta de los retos que implica su reconocimiento, la presentación en una candidatura para ser inscrita como Patrimonio de la Humanidad, la gestión de recursos que su conservación implica y la planeación de estas acciones. Estas experiencias, permiten una lectura de diferentes aspectos y su incidencia en la conservación de los sitios analizados así como las dificultades que se han presentado en su valoración y elaboración de planes de manejo para su sostenibilidad y será de gran utilidad para los organismos e instituciones encargadas de la salvaguarda y protección de nuestro Patrimonio Cultural.

Finalmente agradecemos a los investigadores que con sus textos enriquecen los debates sobre la protección de nuestro Patrimonio Cultural y Natural, así como a los evaluadores externos que con sus apreciaciones garantizan la calidad de los artículos publicados. Esperamos que este número sirva tanto a estudiantes como a profesionales que profundizan sobre esta temática en particular.

Lina Constanza Beltrán-Beltrán
Editora
Apuntes: revista de estudios sobre Patrimonio Cultural
Pontificia Universidad Javeriana
Facultad de Arquitectura y Diseño

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