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Apuntes: Revista de Estudios sobre Patrimonio Cultural - Journal of Cultural Heritage Studies

versión impresa ISSN 1657-9763

Apuntes v.23 n.1 Bogotá ene./jun. 2010

 

El álamo y los pilotis.
Norma y anomalía en la casa Curutchet de Le Corbusier
*

Erick Abdel Figueroa Pereira

ebfiguer@uc.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile
Arquitecto y Licenciado en Filosofía con estudios de Maestría en Filosofía, Universidad del Valle, Cali (Colombia). Ha sido docente universitario de teoría e historia de la arquitectura y la ciudad en Cali, en la Universidad del Valle, la Universidad de San Buenaventura Cali, la Universidad Icesi; en Armenia, en la Universidad La Gran Colombia, seccional Armenia. Autor de Moral y Arquitectura. Lectura de una crítica a la teoría de la arquitectura moderna (2006) y de diversos ensayos sobre patrimonio arquitectónico colonial y moderno. Ha sido investigador del Centro de Investigaciones Territorio, Construcción y Espacio (CITCE) de la Universidad del Valle, Cali. Es miembro de la Asociación Pro Rescate de Archivos de Arquitectura (apraa). Actualmente es candidato a doctor del programa de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile. Becario Programa MECESUP2, Gobierno de Chile.

El artículo es producto de un trabajo elaborado para el curso electivo "Fenomenología y Arquitectura", del Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile. El curso, a cargo del profesor Wren Strabucchi Chambers, PhD., se llevó a cabo entre agosto y diciembre de 2008.

Recepción: 23 de febrero de 2009 - Aceptación: 24 de marzo de 2010



Resumen

Un tema que ha recibido escaso tratamiento en los estudios dedicados a la única obra de Le Corbusier construida en Latinoamérica, la casa Curutchet en La Plata, Argentina —1948-1953—, es el papel del árbol contenido en aquella. Este ensayo pretende mostrar que el manejo dado por Le Corbusier al tema no es accidental y que la relación entre el árbol, el proyecto y la obra cuenta con antecedentes en algunos trabajos de dicho arquitecto que se remontan hasta la década de 1920. Para evidenciarlo se recurre al análisis compositivo de la obra y del proyecto, a la lectura del tratamiento dado al tema en las investigaciones precedentes y a la revisión de diversas publicaciones sobre la obra en mención.

Palabras claves: Siglo xx d.C, Arquitectura moderna, vivienda, naturaleza, Le Corbusier, casa Curutchet.

Descriptores: Casa Curutchet (La Plata, Argentina), Le Corbusier, 1887-1965-Critica e interpretación, Arquitectura moderna-Siglo XX, Naturaleza en el arte.



The poplar and the pilotis.
Norm and Anomaly in Le Corbusier's Maison Curutchet

Abstract

An issue that has received little treatment in the studies devoted to the only built work of Le Corbusier built in Latin America, maison Curutchet in La Plata, Argentina (1948-1953), is the role of the tree contained in that building. This essay aims to show that the management given by Le Corbusier to that issue is not accidental and that the relationship between the tree, the project and the built work has precedents in some works of this architect that date back to the 1920s. To demonstrate this fact it appeals to the compositional analysis of the project and the work, reading of the treatment of the topic in the previous investigations and the review of several publications on the mentioned house.

Key Words: 20th Century, Modern Architecture, Nature, Housing, Le Corbusier, Maison Curutchet.

Key Words Plus: Maison Curutchet (La Plata, Argentina), Le Corbusier, 1887-1965-Criticism and Interpretation, Architecture, Modern-20th Century, Nature (Aesthetics).



O poplar e os pilotis.
Norma e anomalia em maison Curutchet de Le Corbusier

Resumo

Um tema que tem recebido pouco tratamento nos estudos devotados ao único trabalho de Le Corbusier construído na América Latina, Casa Curutchet em La Plata, Argentina (1948-1953), é o papel da árvore contido nesse edifício. Este ensaio aponta mostrar que o manejo dado por Le Corbusier ao tema não é acidental e que o relacionamento entre a árvore, o projeto e o trabalho construído tem precedentes em alguns trabalhos deste arquiteto que datam dos anos 20. Para demonstrar este fato, se apela à análise compositiva do projeto e do trabalho, à leitura do tratamento dado ao tema nas pesquisas precedentes e à revisão de diversas publicações na casa mencionada.

Palavras chave: Século XX, Arquitetura moderna, Vivenda, Natureza, Le Corbusier, Casa Curutchet.

Palabras chave descritor: Casa Curutchet, La Plata, Argentina, Le Corbusier, 1887-1965, crítica e interpretação, arquitetura moderna, Siglo XX, arte da natureza.

* Los descriptores y key words plus están normalizados por la Biblioteca General de la Pontificia Universidad Javeriana.



1. Introducción

En 1948, el médico Pedro Domingo Curutchet solicitó a Le Corbusier el diseño de una casa-consultorio "de precio medio para un matrimonio con dos hijas" (Liernur y Pschepiurca, 2008, pp. 385-389) en un predio localizado dentro de la cuadrícula original de La Plata (Figura 1).

Fundada en 1882 como capital de la provincia de Buenos Aires, la ciudad se ubica a 60 km al suroriente de la capital federal.1 A pesar de tratarse de la única obra del arquitecto franco-suizo construida en América Latina, escasean los estudios sobre aquella edificación.2 Por el contrario, sus planos ha sido profusamente publicados en monografías sobre arquitectura moderna, aunque la casi totalidad de ellos se ha limitado a reproducir los planos publicados en Le Corbusier et Pierre Jeanneret. Oeuvre Complete de 1946-1952, sin advertir la gran cantidad de cambios entre el proyecto y la obra. En 1988 el Estudio Grossman de Buenos Aires, bajo la dirección de la arquitecta Liliana Boffi, realizó un cuidadoso levantamiento arquitectónico que es a la fecha el único publicado de la casa tal como fue construida (Figuras 2 y 3).

De entre los elementos que componen la obra en mención, uno de ellos ha propiciado la escritura de este ensayo. Se trata del árbol existente en el vacío que separa el consultorio de la casa propiamente dicha. Este ensayo pretende mostrar que el manejo dado por Le Corbusier al tema del árbol en la casa no es accidental y que la relación entre el árbol, el proyecto y la obra cuenta con antecedentes en algunos trabajos de dicho arquitecto que se remontan a la década de 1920. Para evidenciarlo se recurrió al análisis compositivo de la obra y del proyecto, a la lectura del tratamiento dado al tema en las investigaciones precedentes y a la revisión de diversas publicaciones sobre la obra en mención.

Cuando se le contrasta con la totalidad de la obra del arquitecto, se puede constatar que dos enfoques han primado en el estudio de la casa Curutchet. El primero de ellos, muy difundido y prácticamente canónico, ha insistido en presentarla como la síntesis de veinte años de pensamiento sobre la arquitectura y la ciudad, el segundo, muy reciente, la entiende como un momento de inflexión en la obra del arquitecto, entonces ocupado en desarrollar la Unité de Marsella, el proyecto "Roq" y "Rob" en Cap Martin, el Plan Director de Bogotá y la nueva ciudad de Chandigarh.

Al primer enfoque, que valora la casa Curutchet como la interpretación moderna de la casa con patio argentina, la casa chorizo, corresponden entre otros los trabajos de Strabucchi (1989), Corona Martínez (1991) y Liernur y Pschepiurca (1987, 1991, 2008).3 Al segundo enfoque pertenece la obra de Alejandro Lapunzina Le Corbusier's Maison Curutchet (1997) en la cual se incorporó un minucioso análisis de la promenade architectural propuesta en el diseño y que se evidencia en la obra.

Con todo, cabe notar que los trabajos revisados dan cuenta de la existencia de un vacío investigativo: con la aparente excepción del cliente y del arquitecto, la atención prestada al árbol que ocupa el vacío entre el consultorio y la residencia propiamente dicha ha sido más bien escasa. La mayoría de los estudios que se han detenido en tal aspecto se han limitado a explorar el resultado de una exigencia singular del cliente, consignada en la primera solicitud entregada a Le Corbusier: que "el sol y el panorama deben ser incorporados en la casa" (Liernur y Pschepiurca, pp. 388-389). El análisis de dicha intención casi invariablemente ha concluido en interpretar la presencia del árbol como una extensión del parque ubicado frente a la casa, en detrimento de otras posibilidades de interpretación menos restringidas.4 Dicho árbol ha sido mirado como un elemento más entre los empleados por el arquitecto para producir la promenade architecturale. También se ha omitido la mención y el análisis de un segundo árbol, ubicado en la acera frente a la casa y hoy inexistente (Figura 4). Entonces, lo que se sugiere es responder dos preguntas: ¿cuál es la relación entre el árbol, el proyecto y la obra? ¿por qué está ese árbol precisamente entre los pilotis? Parte de la respuesta, creemos, está en la historia del proyecto y de la obra.


2. Una visita que llevó de la certeza a la incertidumbre

Habitada por los Curutchet entre 1953 y 1962, la casa estuvo prácticamente abandonada hasta 1987, cuando se realizó la primera restauración. La segunda, realizada en 1992, permitió transformarla en un museo, hoy al cuidado del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires. Con la experiencia de visitar la casa5 aparecieron detalles como los sinuosos peldaños que median entre el acceso peatonal y la rampa resolviendo parte de la topografía artificial introducida en la obra (Figura 5),6 o la luminosidad y transparencia de la construcción, facilitadas por la configuración arquitectónica (Figura 6).

Sin embargo, lo más llamativo de dicha experiencia fue poder advertir que el tronco del árbol, localizado en el vacío que separa el consultorio de la casa, aparentaba seguir el ritmo de los pilotis ubicados entre el garaje y la rampa, aunque desalineado con respecto a ellos. Este hecho no parecía ser mera coincidencia o algo accidental; corroborarlo o refutarlo exigió preguntarse sobre qué relación se establecía entre el árbol, el proyecto y la obra; esto es, a) si el árbol se encontraba en el predio con antelación a la realización del proyecto y fue integrado a él, b) si fue incluido como un elemento más del proyecto y como tal se materializó en la obra, o c) si se trataba de un objeto independiente del proyecto, sin relación alguna con él.

Antes de intentar responder las inquietudes planteadas era preciso constatar el despliegue de la naturaleza en la arquitectura de la casa Curutchet, es decir, atender a la forma como los pilotis van "desapareciendo", es decir, quedan ocultos tras otros elementos arquitectónicos en la medida en que el tronco asciende junto con la edificación. Así, en una rápida mirada a un detalle de las plantas de la casa Curutchet, es posible observar que en el vacío que separa la casa del consultorio, la rampa ocupa la mayor parte del área disponible en el primer piso (Figura 7, extremo izquierdo), y que el tronco del árbol se ubica libremente entre dos de los pilotis.

En los dos primeros niveles de la casa, el tronco insinúa la presencia de un árbol; por un lado, los contrastes de color y textura entre los pilotis y el tronco hacen patentes las diferencias entre los efectos plásticos de los elementos utilizados en la composición.7 Por el otro, la presencia del tronco es acentuada por el cambio de pendiente de la topografía artificial introducida en el terreno por Le Corbusier, una herramienta que por ese entonces se encontraba en pleno uso por parte del arquitecto.8 El punto más alto del terreno se encuentra aquí, en este módulo, y su inflexión coincide con la localización del tronco del árbol.

En contraste, en inmediaciones de la terraza-jardín y la zona social se despliegan las ramas: tenemos un árbol (Figuras 8 y 9). Su ubicación en la composición parece controlar la relación visual desde la casa hacia el parque pues, situado a un lado del baldaquino que cubre parcialmente la terraza-jardín, el árbol oculta las zonas menos públicas de la edificación, colmando el vacío y completando, según la estación del año, la necesidad de cobijo al aire libre o de vistas y luz.


3. La intención y sus implicaciones

La relación entre la naturaleza y la arquitectura es un tema que no ha pasado inadvertido en los análisis del trabajo de Le Corbusier, sea en la forma de su oposición o de su complemento. Sin embargo la revisión de sus implicaciones proyectuales ha tenido menor interés. El árbol de la casa Curutchet podría incluirse en dos categorías, ambas referidas a su valor como "objet à reaction poetique". Por un lado sería un elemento proveniente de la naturaleza que ayudaría a ampliar el vocabulario y el horizonte creativo del pintor-arquitecto, al mismo tiempo que evidenciaría una antítesis con la arquitectura. Por otro lado, sería inseparable de la experiencia de la obra; su presencia constituiría una extensión del parque frente a la casa. La primera interpretación sería la clave del trabajo de von Moos (pp. 268-271,305-306), la segunda, de las investigaciones de Lapunzina (pp. 168,171) y de Arrese (1993, pp. 129-131). La limitación que encontramos aquí es que el árbol ha sido relacionado con cosas lejanas a él y no con la arquitectura de la casa que lo contiene.

Lo que proponemos aquí se encuentra a mitad de camino entre las dos interpretaciones. Se toma distancia del primer enfoque pues, como ya se observó en los planos, según ascienden el tronco y las plantas de la edificación pasamos, de los cuatro pilotis y un tronco confinado al recinto delimitado por aquellos y la rampa, a un árbol que se convierte en contraparte de un baldaquino mientras ayuda a delimitar una terraza. En cuanto a la segunda aproximación, si bien se acepta la naturaleza poética del árbol, no se comparte la idea de considerarlo exclusivamente como una extensión del parque frente a la edificación, y proponemos que se le entienda como un objeto que afecta profundamente la arquitectura de la casa.

Como lo indican el plano del predio y los bocetos de los sucesivos anteproyectos y proyecto (planos FLC 12144,30534A-30544B,12098-12109A; Arrese, p. 153), el árbol no existía en el sitio y fue parte del diseño desde el principio. Las reproducciones de los primeros días del diseño y de la obra recién terminada (Lapunzina pp. 54, 124) lo confirman (Figuras 10 y 11). Ello se puede corroborar fácilmente si se revisan tanto las reproducciones de los planos originales y fotos de la maqueta del proyecto para la casa Curutchet, como lo que se había escrito sobre el árbol en los estudios realizados sobre aquella obra.

La presencia del árbol no era producto de las circunstancias del predio ni se trataba de un capricho del cliente, sino que fue una decisión del proyectista instalada desde los primeros esquemas realizados en febrero de 1949 (planos FLC 30538C-30541C). Así, en la memoria del proyecto que Le Corbusier envió a Curutchet, fechada el 24 de mayo de 1949, se señalaba: "un árbol podrá ser plantado en el nivel 1, en el vacío disponible delante de la fachada de la vivienda; su follaje podrá subir a voluntad" (Revista 3, p. 20). Aunque aparecía dibujado en los planos arquitectónicos, el árbol no se encontraba entre la vegetación inventariada en el plano del lote entregado al arquitecto; su inexistencia fue corroborada por el propietario durante una entrevista realizada en 1984: "con relación al árbol, en el terreno no había nada y Le Corbusier lo indicó en su plano. Lo plantamos después de hecha la casa" (Casoy, 1991, p. 158).

Le Corbusier nunca especificó qué árbol había que sembrar, sólo mencionó la posibilidad de sembrar uno. La proposición del arquitecto, confirmada por los planos (FLC 12098-12109A), era tanto indicativa como normativa: delegó en Curutchet la responsabilidad de plantarlo. Éste acató su proposición, sembrando "un álamo, que tiene un gran valor porque da sombra al living, al comedor e inclusive a los dormitorios, porque ha llegado muy arriba y en verano es valioso" (Casoy, p. 159).

De lo dicho por Curutchet al ser entrevistado se pueden inferir dos cosas. Una, que el propietario no mencionó la existencia de vegetación en el predio, contradiciendo la evidencia aportada por los planos (FLC 12144). Probablemente no había ningún árbol de interés en el lote, hecho que no podemos comprobar o desmentir pues no se tiene evidencia de registros fotográficos o de observaciones frente al tema. Dos, que el álamo plantado suplía una falencia práctica de los brise-soleils; suponemos que el árbol de la acera, hoy inexistente, cumpliría igual cometido respecto del sol que afectaba al consultorio durante el verano. Este asunto de la incidencia solar no parece haber sido advertido en el estudio de asoleamiento realizado por la oficina del arquitecto (plano FLC 12140).

Gracias a una entrevista hecha en 1998 al ingeniero electricista Hugo Sarraillet, quien participó en la etapa final de la obra, ahora sabemos que se trata de un "álamo Mussolini":

Con respecto al árbol, pregunté al Dr. "¿dónde está el árbol de Le Corbusier?" si lo único que había hasta el momento era el agujero. Curutchet se preguntaba qué tipo de árbol poner y decía que de Lobería no podría traer ninguno. Le ofrecí hacer una consulta a la Facultad de Agronomía ya que mi hermano era profesor de química allí y muy amigo del responsable del jardín botánico, Atilio Grattoni, que (sic) había venido de Italia, botánico excelente. Lo fuimos (sic) a buscar, y preguntó si queríamos un árbol de crecimiento mediano o lento. Se le respondió que no queríamos un árbol muy grande, y que fuera de crecimiento rápido. Explicó que tenía aclimatada una especie de álamo, que en Italia se llamaba "álamo Mussolini". Que era un árbol que podía podarse, que era muy limpio. Se resolvió que fuera ese árbol, trajimos tierra negra y lo plantamos. Fue en el año 1956. Le hicimos unos tutores por el viento. No necesitaba mucha luz, ésa fue una de las condiciones que debía tener, y el árbol estaba aclimatado para ello (Merro, pp. 131-133).9

De acuerdo con Merro, "se trata de un Populus x euroamericana cv. I-154", denominado vulgarmente como "álamo Mussolini", especie que fue llevada desde Italia a Argentina por los colonos agrícolas en el año 1938 en reemplazo del "Populus nigra cv Italica", de hojas caducas y que florece a finales del invierno (pp. 133).

Ahora bien, ¿por qué se decidió Curutchet a plantar el árbol pudiendo abstenerse de ello, pues el espacio disponible era muy reducido y podría complicar la iluminación natural de la casa? Podemos aventurar una hipótesis: el propietario actuó movido por el respeto que tenía a la autoridad del arquitecto. Para Curutchet y el equipo que concluyó la obra sería una anomalía no realizar los deseos de Le Corbusier, cuando no una transgresión: la norma sería seguir sus preceptos con la mayor fidelidad posible. Y, al hacerlo, quedaron demostrados tanto la confianza como el optimismo de quien sabe que ha acertado en la elección de su arquitecto. Sin embargo, estaba claro que la norma era de libre interpretación. A las libertades y cambios que se dieron en la materialización del proyecto en obra se sumó un hecho más: ésta no incluyó dos árboles pequeños, proyectados por el arquitecto para ser sembrados en los patios traseros de la casa (planos FLC 12098, 12099, 12103A, 12107A). La accidentada historia de la casa muestra que no siempre seguir la norma conduce a resultados satisfactorios para las partes.

Describir el despliegue del árbol de la casa Curutchet nos permite afirmar que, aunque no se trataba de un elemento casual o caprichoso en el diseño, tampoco era particularmente significativo para el arquitecto. En sintonía con los deseos de su cliente, Le Corbusier dio más importancia a la presencia del parque frente a la casa, hecho que sintetizó en el diseño de la terraza jardín con baldaquino ubicada sobre una parte del consultorio y que además defendió en la memoria explicativa del proyecto. Así, las intenciones del arquitecto minimizaron el protagonismo que adquirió el álamo en la obra mientras ascendía entre losas, muros, pilotis, circulaciones y espacios de la casa Curutchet. Probablemente fue esto lo que lo hizo invisible ante quienes estudiaron el proyecto y la obra (Figuras 12 y 13).

Hemos constatado que el árbol de la casa apareció con ella, fue proyectado, y como tal era inseparable del objeto arquitectónico; era claro que la casa quedaría incompleta sin él, dependía de su árbol. Al respecto decía Lapunzina:

(...) The tree in Maison Curutchet constitutes thus an element that Le Corbusier incorporated into his architectural language and charged with poetic implications. Along with the other components of his architectural vocabulary, it is a fundamental constituent of the building's spatial and compositional equilibrium, [without that tree] the building might not have been much more than a satisfactory resolution of complex programmatic requirements (p. 168).

En una interpretación complementaria aunque siempre dentro de la lectura poética de la obra de Le Corbusier, Merro sugirió que la presencia del árbol estaba asociada a la relación entre verticalidad y concentración, las cuales eran para Gastón Bachelard las propiedades básicas de una casa: "La dirección vertical, representada por una línea oscura ascendente que contrasta fuertemente con [las] líneas blancas de los pilotis, con el significado más concreto, vinculado al hogar, que expresa el verdadero proceso de la construcción" (Merro, p. 131).

Lo dicho hasta ahora permite evidenciar, en una doble operación, las intenciones ocultas tras la decisión de incorporar el árbol en el proyecto y en la obra: las intenciones del arquitecto, quien delegó en el cliente la apropiación de la obra, y las del cliente, quien se obligó a sembrarlo. Con la presencia del árbol, cliente y arquitecto nos han invitado a cuestionar su rol en la obra misma. En el caso del proyecto, el árbol se convirtió en contrapunto de la geometría del diseño arquitectónico, principio heredado del período purista en cual se inspiró la casa-consultorio. En cuanto a la obra, por tratarse de una especie de hoja caduca, estacional, el álamo sembrado introdujo la contingencia y el azar que caracteriza al cambio.

Que la incorporación del árbol al proyecto no se trató de un evento aislado lo muestran los incontables dibujos para otros proyectos de Le Corbusier que se encuentran enmarcados entre paisajes verdes, como la Ville Contemporaine o ciertos antecedentes en su obra construida que integran árboles: la casa La Roche-Jeanneret de 1923, el pabellón de L'Esprit Nouveau de 1925, el taller de artistas en Boulogne-sur-Seine de 1926 o la Petite maison de week-end de 1935.10 Sin embargo, hay una diferencia radical entre dichas obras y la casa Curutchet: los árboles que acompañan a aquellos edificios estaban ahí, eran previos a esos proyectos y no nacieron en la mente del arquitecto o en la mesa de dibujo. Los diseños debieron adaptarse a la inevitable presencia de los árboles, pues no podían talarse para dar paso a los edificios (Boesiger y Stonorov, 1948, pp. 60 67,98-108,122-123; Benton, 2002, pp. 112-119; Bill, 1991, pp. 124-130).

Dicho lo anterior, es evidente que el diseño de la casa Curutchet pertenece a una categoría distinta, la de obras que integran árboles desde el comienzo, que nacen con el proyecto. Esto queda confirmado con un ejemplo de 1934: el proyecto para las viviendas obreras del plan Macià para Barcelona de 1932-1934 se acerca al diseño de la casa Curutchet pues incluye árboles proyectados frente a ellas como elementos que definían el límite entre la acera y la calle (Boesiger y Stonorov, 1995, pp. 196-199; Busquets y Correa, 2006, pp. 96,101-102). Sin embargo el proyecto de la casa Curutchet se aparta un poco de este precedente pues el árbol se encuentra dentro del diseño y no frente a él. Es decir, está a mitad de camino entre un elemento que es condicionante e insustituible y aquel que es indiferente y por lo tanto prescindible.


4. Conclusión

Ayudados por el recuento de un tema de la experiencia directa de la obra y por una reconstrucción parcial de la historia del proceso de diseño hemos participado de la relación entre la naturaleza y la arquitectura que se materializó en la casa Curutchet, constatando que fue un elemento con mayores implicaciones de las previstas en el proyecto. Que el árbol esté presente en la casa es, aunque parezca extraño decirlo, resultado de un acto de fe pactado de manera explícita entre Le Corbusier y el doctor Curutchet, hecho que posibilitó al álamo sumarse a los otros elementos que completan la promenade architecturale propuesta por el arquitecto. Sabemos que no se trató de un elemento accidental pues, a través de los documentos entregados, Le Corbusier impuso al propietario la necesidad de su presencia. Y Curutchet aceptó plantarlo al mismo tiempo que, como también pudimos comprobar, requirió de los servicios de un botánico para escoger la especie a sembrar.

Recordemos que el término tensión-contradicción era utilizado para señalar, en la obra de Le Corbusier, los conflictos que se desataban entre los efectos plásticos de los elementos que se oponían en una composición (von Moos, pp. 305). Extendiendo esta noción a la casa Curutchet, creemos que el árbol haría visible el contraste entre lo inestable e impredecible de la naturaleza, por su contingencia formal ante las estaciones, y lo estable de la geometría de la arquitectura, manifiesta en los trazados reguladores y en la estructura de soporte de la edificación.

Cuando integra el consultorio y la vivienda, obligando a una mirada atenta, filtrada, hacia el cielo, es en ese momento cuando el árbol completa la casa y se vuelve inseparable de ella. Tan obvia es la cuestión que ha pasado largo tiempo desapercibida: no es sólo la tradición urbana que Le Corbusier combatió durante décadas la que, como bien lo señalaba Strabucchi, reapareció como el ave fénix en La Plata, sino que es también la vida misma la que es representada en los ciclos del álamo, cuyo follaje cae durante el otoño y en primavera vuelve a renacer. Certeza y contingencia: la casa con su árbol, siempre los mismos y, sin embargo, siempre distintos.

En nuestro interior llevamos grabada la veneración por los elementos, por el agua, por la luz, por el aire: una profunda veneración por el mundo animal y por el mundo vegetal. Pero como todo lo que está profundamente enraizado en el sentimiento y en una parte de nuestra existencia psíquica, no es algo que se ponga de manifiesto fácilmente.

La naturaleza de la Naturaleza
Louis I. Kahn, 1961.



Notas

1 El predio era trapezoidal, confinado por tres de sus costados. El frente del lote, oblicuo con respecto a las medianeras, miraba al norte, abriéndose al principal espacio verde de la ciudad, el parque Rivadavia. Los otros tres costados limitaban con edificaciones de diversas épocas.

2 El trabajo más reciente sobre la casa Curutchet es una tesis doctoral realizada por Daniel Merro (2009), aún inédita, que estudió la relación entre la obra, el proyecto, el diseñador y su primer director de obra, el arquitecto Amancio Williams. Dicha tesis precisó aspectos clave para este escrito, aunque deja sin desarrollar el aspecto que nos interesa aquí. Agradecimientos a Gonzalo Carrasco, quien señaló la existencia de dicha investigación.

3 Para Strabucchi, la casa Curutchet es un "fénix" cuyo renacer se expresa en "la tradición de la ciudad, la ciudad de calles y plazas, de fachadas continuas, de edificios que surgen del suelo, [tradición] que Le Corbusier una y otra vez envió a la hoguera" (p. 38). Corona Martínez propuso además un interesante ejercicio relacionado con la posibilidad de replicar la casa constituyendo alineaciones dentro de manzanas ortogonales (pp.148-155).

4 Corona Martínez estableció un aspecto de gran interés para el presente trabajo, pues señaló el vacío ocupado por el árbol como "un centro, inaccesible y omnipresente", tema que luego reaparecería, a otra escala, en el Convento benedictino de La Tourette, contemporáneo a la opus Curutchet (p. 149). La idea de centralidad estratégica de dicho vacío también es destacada por Merro, mas no hay desarrollo del tema (pp. 131).

5 Se realizaron sendas visitas los días 1 y 2 de mayo de 2008; la primera de ellas se limitó al exterior, durante la segunda visita fue posible realizar el recorrido por el interior de la edificación.

6 Dichos peldaños no aparecen en los planos de proyecto ni en los de obra (Echelle-1 y FLC, 2006, planos 12098,12110-12111; LC CUR, planos 1291 AW, 1296 AW, Revista 3,1996, pp. 30,32-33); surgieron para corregir un error de la nivelación de la casa en el terreno, que se inclina suavemente hacia el nororiente. Los planos y perspectivas del primer nivel y de la fachada principal muestran que se interpretó el predio como un plano horizontal. En todo caso, ya no era posible aumentar la inclinación de la rampa para resolver el problema de diseño (Aujame, 1987, p. 54).

7 von Moos (1994) utilizaba el término tensión-con tra dicción para señalar, en la obra de Le Corbusier, los conflictos que se desataban entre dichos elementos (pp. 305).

8 La manipulación de la topografía con el propósito de acentuar cualidades arquitectónicas es un recurso al que Le Corbusier se remitió constantemente por esos años, tal como se manifestó en las casas Jaoul o en la explanada del centro administrativo de Chandigarh (González Cubero J., 2003, pp. 162-177). Un ejemplo temprano lo constituye la Petite maison de weekend de 1935 (Benton T., 2002, pp. 112-119) y los primeros esbozos de la escalera que daba a la terraza exterior de la villa Stein-de Monzie en Garches.

9 La entrevista fue realizada por los arquitectos Guillermo Basualdo y Norberto Gobelli, y se encuentra en la tesis de Merro.

10 Merro confirma que el tema del árbol como componente integral del diseño aparece en el Pavilion de 1925, como parte del tema del "patio con árbol en posición central", mas no da razón alguna de su aparición en dicha obra. Indica además que este tema reaparecerá posteriormente en el proyecto "Roq" y "Rob" en Cap Martin, contemporáneo del proyecto para la casa Curutchet. En la Oeuvre Complète se indicaba que se colocarían limoneros entre los edificios cada 3, 4 ó 5 metros, en terrazas cuya longitud oscilaría entre 20,30 ó 50 metros. Eventualmente se colocarían árboles en sus patios, mas no se articulaban con el proyecto como en el caso que nos ocupa (Boesiger y Stonorov, 1976, pp. 54-61).



Referencias

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* Cómo citar este artículo: Figueroa, P., E. (2010). El álamo y los pilotis. Norma y anomalía en la casa Curutchet de Le Corbusier. En: Apuntes 23 (1): 46-55.

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