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Apuntes: Revista de Estudios sobre Patrimonio Cultural - Journal of Cultural Heritage Studies

versión impresa ISSN 1657-9763

Apuntes vol.25 no.1 Bogotá ene./jun. 2012

 

La seda. Un hilo sutil que, por siglos, ha unido a los pueblos de Oriente y de Occidente

The silk. A subtle thread that, for centuries, has brought together the peoples of East and West

A seda. Uma linha sutil que, por séculos, uniu às cidades de Oriente e de Oeste

Olimpia Niglio

o.niglio@arte.unipi.it
Universidad de los Estudios e-Campus (Italia), Forum UNESCO, ICOMOS Italia
Arquitecta de la Universidad de Nápoles "Federico II". Especialista en Restauración de Monumentos. Doctora (PhD) en Investigación en Conservación de Bienes Arquitectónicos de la Universidad de Nápoles "Federico II". Desde 2002 al 2009 enseñó Restauración Arquitectónica para pregrado de Historia del Arte en la Universidad de Pisa. Desde 2006 enseña Historia y Técnica de la Restauración en la Escuela de Especialización de Historia del Arte del mismo ateneo. Es profesora visitante en la Universidad de Ibagué (Colombia), Programa de Arquitectura, donde coordina un curso de verano de restauración arquitectónica. Profesora de Restauración en la Universidad e-Campus (Novedrate-Como) y es coordinadora científica de los cursos de especialización en "Análisis y evaluación del riesgo sísmico de los edificios históricos", con base en un acuerdo bilateral con el Ministerio para los Bienes y la Actividad Cultural. Es autora de muchas publicaciones en el campo de la historia y de la restauración de la arquitectura.

Artículo de reflexión. El artículo presenta resultados preliminares de una investigación científica en curso sobre el tema de la Pedagogía Aplicada en la Enseñanza del Patrimonio Cultural Inmaterial, en colaboración entre el autor y la Academia de Arte y Patrimonio Cultural de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Recepción: 14 de julio de 2011 Aceptación: 11 de diciembre de 2011


Cómo citar este artículo.

Niglio, O. (2012). La Seda. Un hilo sutil que, por siglos, ha unido a los pueblos de Oriente y de Occidente. En Apuntes 25 (1):82-89.


Resumen

La Ruta de la Seda era una extraordinaria red de recorridos comerciales, culturales y religiosos de casi 15.000 km de largo. Durante más de dos mil años constituyó el único enlace entre las civilizaciones del Este y del Oeste. Desde la antigua ciudad de Xi'an, centro de producción de la seda, llegó a la región mediterránea atravesando Rusia, Kazakistán, Tajikistán, Kyrgystán, Uzbekistán, Turkmenistán, Afganistán, Irán, Irak, Armenia, Siria, Turquía, Grecia y Egipto. La presente contribución tiene como finalidad analizar el valor cultural de esta ruta comercial que, por lo demás, le ha brindado a la historia muchos elementos materiales de gran valor social, económico y cultural, y que por siglos ha unido a los pueblos de Oriente y de Occidente: un tema hoy muy importante por la situación política de los países que atraviesa la antigua Ruta de la Seda.

Palabras clave: tradición, red, identidad, continuidad, conocimiento.

Descriptores: civilización oriental - relaciones culturales - civilización occidental, identidad cultural, conocimiento tradicional.


Abstract

The Silk Road is an extraordinary network of trade, cultural and religious routes of about 15000 km of length. For more 2000 years it has represented the only link between East and West peoples. From the ancient city of Xi'an, the silk production centre, the Silk Road is arrived to the Mediterranean Sea through Russia, Kazakhstan, Tajikistan, Kyrgystan, Uzbekistan, Turkmenistan, Afghanistan, Iran, Iraq, Armenia, Syria, Turkey, Greece and Egypt. The main objective of this contribution is the analysis of the cultural value of this trade route which has favoured the exchange of many products providing relevant social, economic and cultural contacts. The Silk Road, for centuries, has joined East and West peoples. A very topical theme today.

Key words: tradition, net, identity, continuity, knowledge.

Keywords plus: Eastern civilization- Cultural relations - Western civilization, Cultural identity, Traditional knowledge.


Resumo

O Route da Seda era uma rede extraordinária de comercial, viagens culturais e religioso de quase 15.000 kms. de muito tempo. Durante mais de 2000 anos constituiu a única ligação entre as civilizações do Oriente e ocidental. Da cidade velha de Xi'an, centro de produção da seda, chegou ao região cruzar mediterrâneo, Rússia, Kazakistán, Tajikistán, Kyrgystán, Uzbekistan, Turkmenistán, Afeganistão, Irã, Iraque, Armênia, Síria, Turquia, Grécia e Egito. A contribuição presente tem como pretenda analisar o valor cultural desta rota comercial que, excessivamente, ofereceu à história muitos elementos materiais de reunião social, grande valor económico e cultural e que por séculos uniu às cidades de Oriente e de Oeste: um tópico muito importante hoje para a situação política dos países que cruzam o Route velho da Seda.

Palabras-chave: rede, identidade, continuidade, conhecimento.

Palavras-chave descritores: oriental civilization - relações culturais - civilização ocidental, identidade cultural, conhecimento tradicional.

* Los descriptores y key words plus están normalizados por la Biblioteca General de la Pontificia Universidad Javeriana.


Introducción

La Ruta de la Seda constituye un conjunto de itinerarios comerciales que, por más de dos mil años, unía el Asia, y en particular la China, al cercano Oriente y al mar Mediterráneo. Durante siglos, a lo largo de esta ruta fueron transportadas cargas de seda, un precioso material procedente de la China que por mucho tiempo conservó el secreto de su elaboración. De este modo, la China logró también garantizar para sí misma el monopolio de un precioso tejido que ya era conocido de los romanos. La sérica -denominada así porque era producida por el pueblo de los Serios, como los romanos llamaban a los chinos- era, después del oro, el material más precioso de la nobleza romana (Turri y Beonio-Brocchieri, 1983). En realidad, la ciudad de Roma no tuvo nunca contactos directos con la China, porque los territorios estaban separados por dos grandes imperios: aquel de Persia y el de los Kushana, territorios que hoy corresponden a Afganistán y Pakistán. De manera que los romanos no conocían ni el origen de la seda ni el proceso de elaboración necesario para tejer este producto tan particular. En la obra Naturalis Historia, Plinio el Viejo afirmaba que los Serios, por lo tanto los chinos, "fueron famosos para la lana de sus selvas". Y Plinio añadió: "Despegan una pelusa blanca de las hojas y la riegan; las mujeres por lo tanto ejecutan el doble trabajo de trabajar y de tejer este producto" (Plinio Secondo, 1489). Pero los romanos no conocieron los gusanos de seda. En China, el secreto de un producto tan fundamental en las relaciones comerciales con el mundo occidental, estaba custodiado con el máximo sigilo, tanto que la exportación de los gusanos de seda estaba prohibida mediante una ley muy severa (AA. VV., 1952).

Una nueva ruta comercial de Oriente a Occidente

El comienzo de esta ruta comercial tuvo lugar bajo la dinastía Han (206 a. C.-220 d. C.) y sobrevivió hasta finales del siglo xv, 150 años después de los viajes del veneciano Marco Polo, cuando fueron abiertas las rutas comerciales marítimas. Esta ruta llegó a tener más de 15.000 kilómetros de largo y, además de su carácter comercial, también alcanzó un gran poder de intercambio cultural. Podemos definirla como un sistema primordial de comunicación entre diferentes culturas:

desde China a los países del Medio Oriente y hasta el Occidente completo (Curatola y Rubin de Cervin, 1990). Hoy en día, a lo largo de todo el recorrido todavía se encuentran huellas de los pueblos, de las ideas y de las mercancías que le dieron vida a esta ruta comercial.

La expresión Ruta de la Seda fue utilizada por primera vez en 1877, por el geógrafo alemán Ferdinand von Richtohofen, cuando en la introducción a la obra Tagebücher aus China, publicada en Berlín en 1907, denominó así al tortuoso sistema de vías a lo largo de las cuales, en la antigüedad, se desarrollaron los comercios entre el imperio chino y el Occidente.

Esta expresión definida por von Richthofen no fue cambiada más y muchos autores han escrito libros sobre esta extraordinaria ruta comercial.

La Ruta de la Seda comprende en realidad dos itinerarios: uno terrestre y otro marítimo. Sin embargo, aquel al cual se refiere este artículo es el terrestre.

La ruta terrestre de la seda partía de la ciudad de Chang'an y llegaba a Roma. Chang'an fue la antigua capital de China y hoy corresponde a la ciudad de Xi'an, capital de la provincia del Shaanxi, en la parte centro-septentrional del país. En esta ciudad también se encuentra la tumba del primer emperador chino Qin Shihuang. No sabemos con precisión cuándo iniciaron los mercaderes su tráfico comercial a lo largo de este itinerario. Los datos históricos sugieren que el período más próspero de la ruta remonta al siglo II a. C. Por más de mil años, hasta la mitad del siglo XIV, sobre la base del comercio de la seda y sus derivados, la China y varios países occidentales tuvieron amplios intercambios comerciales en muchos sectores (Surich, 2007). Con el término "Occidente" se entienden los países situados al oeste de la China y en particular el Asia central, África septentrional y toda Europa. La apertura de la ruta de la seda parece haber sido completamente casual. En realidad, alrededor del año 140 a. C., la dinastía Han, que estaba en el poder en China, era invadida frecuentemente por los hunos, un pueblo nómada que se encontraba en el norte del país. En el año 139 a. C., el emperador mandó a Zhang Qian al Estado de Rouzi, correspondiente al actual Afganistán, para convencerlo de que atacaran a los hunos, junto a los Han. El viaje de Zhang Qian hacia Occidente duró 13 años.

A pesar de que la alianza con el Estado de Rouzi contra los hunos no pudo lograrse, se aumentó de todos modos el interés comercial de la China hacia las zonas occidentales. Así fue como, en el 119 a. C., autorizado por el emperador Zhang Qian condujo una gran expedición hacia varios países occidentales. Gracias a los dos viajes hasta Occidente, Zhang Qian visitó muchos países del Asia central y envió a muchos de sus colaboradores al Asia occidental, al África norte-oriental, a la India y a algunos países situados al norte del mar Negro y del lago Aral para realizar actividades políticas y comerciales. Sucesivamente, con el pretexto de ofrecer tributos, algunos países mandaron delegaciones a Chang'an para hacer visitas o actividades comerciales. Justo a lo largo de este itinerario emprendido por Zhang Qian, la seda china fue transportada hacia el Occidente, en donde encontró un éxito particular en muchos países. Algunos datos históricos refieren que el emperador César, en Roma, vistió togas de seda elaborada en China para asistir a los espectáculos públicos.

Los aristócratas y los ricos imitaron al emperador y por esto el precio de la seda alcanzó el del oro. Gracias a la apertura de la Ruta de la Seda, fue comercializado no sólo este precioso material sino que, junto con él, se difundió la técnica de crianza del gusano y de tejido de la seda. Además de estos productos, fueron exportados el papel, la porcelana y el té, mientras que la China importó artículos como la lana, el vidrio, el algodón y la uva. Durante su evolución de más de mil años, a causa de los cambios históricos la Ruta de la Seda se fue subdividiendo en algunos itinerarios entre los cuales están el del desierto y el de la pradera. El principal, aquel del desierto, arrancaba de Chang'an, en China, y llegaba a Dunhuang, en el oeste, para luego dividirse en dos líneas, sur y norte, ambas dirigidas hacia Occidente. La línea sur, atravesaba la parte meridional del Xinjiang Uygur en China y llegaba a Afganistán, mientras que la línea norte, que cruzaba la parte septentrional del Xinjiang Uygur en la China y las repúblicas de Uzbekistán y Turkmenistán, se unía luego a la línea sur, y por lo tanto pasaba por Irán, Irak y Siria, hasta alcanzar la costa oriental del Mediterráneo, el actual Israel, y de allí hasta Roma y hasta el África septentrional.

La decadencia de la Ruta de la Seda principió hacia la mitad del siglo XIV, a causa del constante desarrollo de la navegación marítima. Entonces, la Ruta de la Seda marítima se llegó a convertir en el principal canal de los intercambios económicos y culturales entre Este y Oeste.

Desde muchos años antes de la llegada de Marco Polo al Oriente, hacia los siglos VI-VII, la Ruta de la Seda ya había empezado su lenta decadencia, en parte por la escasa estabilidad política del Imperio chino en sus regiones más occidentales y luego por el embate del Islam. Pero fue sobre todo el nuevo itinerario marítimo el que determinó el desplazamiento del interés de los mercaderes europeos: la India y la China ya se podían alcanzar por vía marítima. Desde los primeros siglos después Cristo, las embarcaciones empezaron a salir de los puertos del mar Rojo o del golfo Pérsico y, gracias a la ayuda de los monzones, pudieron llegar a Barygaza o a Muziris, sobre la península india. El trayecto continuó hasta la China meridional y llegó hasta las costas de la península indochina. Los barcos eran atacados con frecuencia por peligrosos piratas durante su paso a lo largo de la costa pakistaní, pero la ruta del mar era definitivamente más rápida y más segura que los caminos de tierra. De este modo terminó la larga historia de la Ruta de la Seda.

La cultura del gusano de la seda en Italia

El gusano de seda no llegó a Occidente sino hacia el año 582 d. C., gracias a dos monjes que donaron la semilla al emperador Justiniano. De Bizancio, los árabes lo llevaron a España y, alrededor del año 1000, llegó a Italia y, más concretamente, a Sicilia. Desde aquí, paso a paso, se fue difundiendo por toda la península (Bussagli, 1986).

Cuando los sarracenos conquistaron Sicilia (siglo X), introdujeron la crianza de los gusanos de seda, un producto desconocido. Sucesivamente, esta producción también se difundió en otra región del sur de Italia, a saber, la Calabria. Pero Sicilia mantuvo por muchos siglos una posición privilegiada en la producción de la seda, actividad que contribuyó notablemente a la riqueza de la isla (Ciolino, 2002).

En Sicilia, el gusano de seda tuvo una gran difusión a partir del siglo XVI. El cultivo de las moreras para el gusano de seda y la elaboración de la fibra sacada de los capullos, lo mismo que la elaboración de la tela, son típicos de la provincia de Catania y en particular de los territorios, actuales ayuntamientos, de Calatabiano, Piedimonte Etneo y Fiumefreddo de Sicilia (Cassar, 1986; Petino, 1942).

El cultivo de la morera fue difundido ya como cultivo esparcido, ya como monocultivo, de acuerdo con las exigencias de la artesanía local de la seda, que conoció su fase de máxima expansión entre los finales del siglo XVII y los comienzos del XVIII, mientras que la industria de la seda alcanzó los más altos niveles de rentabilidad en los años transcurridos entre 1626 y 1667. En la actualidad, se mantienen en los toponímicos los nombres mangani o manganelli, que eran los instrumentos utilizados para la elaboración de la seda, tales como las grandes tinas para el agua caliente en donde eran sumergidos los capullos, las cuales también en su mayoría han desaparecido (Verdirame, 1918).

A partir del siglo XIV, la crianza del gusano de seda alcanzó otras regiones italianas más al norte, como la Toscana y el Véneto, que, en el siglo XIII, fueron el centro principal de la producción de la seda de toda la península italiana. Efectivamente, la historia del molino de la seda empezó en Lucca a finales del siglo XII. Allí apareció el primer tipo de hiladora de forma rotonda, telar perfeccionado en Bolonia, entre los siglos XIV y XVI, con la añadidura de la rueda hidráulica. Pero los continuos desórdenes políticos de la ciudad de Lucca causaron una vasta emigración de la población hacia otros centros de producción (Devoti, 1989; Stefani, 1845).

De modo que, entre 1309 y 1317, muchos habitantes de Lucca se trasladaron a Venecia, la antigua República Marinera, que desde hacía tiempo ya comerciaba el precioso producto gracias a los continuos contactos comerciales con el Oriente. Venecia difundió la crianza de los gusanos de seda a lo largo de las costas de Dalmacia y del Istria. En 1488, en Venecia, fue fundada la escuela de los tejedores (Giorgetti, 1752).

Desde el siglo XVI, el cultivo del gusano de seda también llegó en la región del Trentino, en el norte de Italia, a través del Val Lagarina. El clima del Trentino era favorable para el cultivo de la morera y por lo tanto para la crianza del gusano de seda. A principios del siglo XIX, la crianza del gusano de seda entró a formar parte de la economía rural del Trentino y fue la riqueza primaria para la mayor parte de los campesinos. En esta región, a finales del siglo XVII, se contaban más de 275 hilanderías y la seda producida era exportada a todos los países europeos. La crisis se inició hacia mediados del siglo XVIII con la importación de la seda del Oriente y otros comercios, facilitados por la apertura del Canal de Suez (1869). En realidad, el cultivo del gusano de seda en Italia conoció momentos de gran difusión y el país fue uno de los mayores productores de esta fibra. En el siglo XIX, en Italia, se dieron muchas actividades artesanales para la elaboración de la seda, en particular en la actual provincia de Como y en el territorio de Forli y San Leucio, cerca de Nápoles, producción introducida por los Borbones (Onorati, 1817). Aquí se fabricaron, y en parte hoy todavía se fabrican, productos de seda muy preciosa, que son exportados al mundo entero.

En San Leucio es posible visitar el museo de la antigua fábrica: un recorrido de arqueología industrial con antiguos instrumentos para la producción y elaboración de la seda.

Pero, durante el período comprendido entre las dos guerras mundiales, la producción de gusanos de seda en Italia empezó a declinar hasta desaparecer después de la última guerra (1939-1945), a causa de dos importantes factores: la producción de fibras sintéticas y el cambio de la organización agrícola.

Hoy la sericultura en Italia está prácticamente desaparecida; pocas empresas crían los gusanos para una pequeña producción artesanal o como actividad didáctica (Poni, 2009).

Qué queda de la antigua Ruta de la Seda

Como consecuencia de los descubrimientos arqueológicos en el territorio del Tarim hechos por Marc Aurel Stein, arqueólogo húngaro, muchos vestigios de la antigua Ruta de la Seda se mantienen en el British Museum de Londres. Actualmente, con excepción de lo que está expuesto en el British Museum y en otros museos europeos, los testimonios de la antigua Ruta de la Seda están custodiados, sobre todo en las ruinas de las ciudades, de las fortificaciones, de los albergues de caravanas y de las torres vigía que, desde Xi'an hasta Petra, puntean toda el Asia. En los últimos cincuenta años, a las pistas polvorientas se les ha agregado una sutil faja de asfalto. El formidable progreso económico que está conociendo actualmente el continente oriental y sus inversiones transformarán esta antigua ruta en una autopista del siglo XXI, a lo largo de la cual será posible observar las riquezas y las esperanzas del nuevo capitalismo asiático. No tenemos que olvidar, sin embargo, que esta ruta constituirá para siempre una importante pieza del patrimonio histórico y cultural que ha unido, por siglos, las tradiciones del Oriente y del Occidente.


Referencias

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