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Apuntes: Revista de Estudios sobre Patrimonio Cultural - Journal of Cultural Heritage Studies

versión impresa ISSN 1657-9763

Apuntes vol.26 no.2 Bogotá jul./dic. 2013

 

Arquitectura popular de la comuna de San José de Maipo, riesgo del patrimonio y de la identidad cultural

Popular Architecture of the town of San José de Maipo, heritage and cultural identity at risk

Arquitetura popular da comuna de San José de Maipo, risco do patrimônio e da identidade cultural

Hernán Alejandro Elgueta Strange*

*helgueta@uchile.cl Arquitecto de la Universidad de Chile, Master en Dirección de empresas Constructoras e Inmobiliarias Universidad Politécnica de Madrid, DEA Doctorado en Arquitectura y Urbanismo Universidad Politécnica de Madrid. Profesor Asistente del Departamento de Arquitectura de la Universidad de Chile. Departamento de Arquitectura, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile.

Recepción: 1 de marzo de 2013 Aceptación: 8 de abril de 2013 Dispónible en línea: 20 de diciembre de 2013


Cómo citar este artículo

Elgueta, H. (2013). Arquitectura popular de la comuna de San José de Malpo, riesgo del patrimonio y de la identidad cultural. Apuntes, 26(2), 80-89. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.APC26-2.apcs


Resumen

La importancia de identificar nuestro patrimonio construido, el cual representa la respuesta de nuestra cultura, su historia y evolución, nos permite reflexionar sobre lo relevante de este en la identidad cultural. Pero esta manifestación no siempre es reconocida en la unidad básica que es la vivienda ya que muchas veces pasa desapercibida dentro del contexto en la que se encuentra. Entender la materialización de esta como la relación del hombre con el espacio y el territorio a través de formas de habitar adaptadas a los tiempos, entendiendo no solo los aspectos culturales sino también los económicos, sociales y los riesgos involucrados en el asentamiento territorial permite demostrar que la arquitectura popular es una respuesta a las diferentes variables que son parte de una identidad cultural. A través de la arquitectura popular de San José de Maipo mostraremos lo significativo de la respuesta de la vivienda en la identificación de una identidad cultural y patrimonial que no debemos dejar de valorar por lo relevante en el reflejo de la historia de los pueblos.

Palabras clave: arquitectura popular; riesgo; patrimonio construido; identidad


Abstract

The importance of identifying our built heritage, which represents the response of our culture, its history and evolution, allows us to reflect on its importance regarding cultural identity. But this manifestation is not always recognized in the basic unit which is housing, since it is often unperceived within the context in which it is located. Understanding the materialization of this as man's relationship with space and territory through ways of living adapted to the times, understanding not only the cultural but also the economic as well as social aspects and risks involved in the territorial settlement can prove that traditional architecture is a response to the different variables that are part of a cultural identity. Through the architecture of San José de Maipo we show the significance of the response of housing in the identification of cultural identity and heritage that we should not fail to appreciate because of the relevance in the reflection of the history of peoples.

Keywords: folk architecture; risk; built heritage; identity


Resumo

A importância de identificar o nosso patrimônio construído, o qual representa a resposta da nossa cultura, sua história e evolução, permitenos refletir sobre o relevante dele na identidade cultural. Mas, esta manifestação nem sempre é reconhecida na unidade básica que a habitação é e que muitas vezes fica desapercebida dentro do contexto na que ela está. Entender a materialização daquela como a relação do homem com o espaço e o território através das formas de habitar adaptadas aos tempos, envolvendo não apenas os aspectos culturais mas também os económicos, sociais e os riscos envolvidos no assentamento territorial permite demonstrar que a arquitetura popular é resposta às diferentes variáveis que são parte de una identidade cultural. Através da arquitetura popular de San José de Maipo vamos mostrar o significativo da resposta da moradia na identificação de uma identidade cultural e patrimonial que não devemos deixar de avaliar pelo relevante no reflexo da história dos povos.

Palavras-chave: arquitetura popular; risco; patrimônio construído; identidade


A partir de los resultados de la investigación "Arquitectura popular de San José de Maipo: razón y tipos constructivos", realizada en conjunto con las académicas María Eugenia Pallares T. y Mirtha Pallares T., en la cual fundamentalmente se buscaba como objetivo la detección, identificación y clasificación de las invariantes de la arquitectura popular de San José de Maipo, referida a las viviendas construidas en los alrededores de los ríos Maipo, Yeso y Volcán, las cuales se caracterizan por ser apropiadas al lugar, flexibles en el tiempo y adaptables a la evolución de los cambios económicos y tecnológicos, surge la inquietud referente a qué sucederá en el paso del tiempo con esta arquitectura que poco a poco se ha ido quedando sin memorias históricas como resultado de la inexistencia de políticas de protección o de conservación, la falta de reconocimiento y valoración por parte de la comunidad, y también, por la escasez de los recursos necesarios para mantenerla, lo que indudablemente produce una pérdida en la identidad cultural y patrimonial de este entorno.

La vivienda

A lo largo del tiempo, desde que las primeras comunidades desarrollaron algún grado de estabilidad y sedentarismo, la vivienda ha sido un elemento fundamental para permitirles algún grado de comodidad y estabilidad. Junto con ella el lugar ha cumplido un importante rol ya que no solo les permitía acceder a la obtención de los alimentos o cubrir sus necesidades básicas, sino que además la geografía les determinaba su ubicación, forma y materialidad teniendo en cuenta el clima, la topografía, disponibilidad de recursos, etc. A esas características hay que incorporar en la respuesta arquitectónica la influencia cultural, la económica y de la sociedad, elementos capaces de plasmarse y que marcan diferencias, así como también las condiciones de riesgo que involucra el asentamiento. La combinación de todos estos factores nos permite identificar características especiales que muestran, a través de su arquitectura habitacional, la adaptación de los pueblos a un entorno. Sin embargo, lo que nos preocupa hoy es que sin la identificación y la valoración de estas características en la vivienda se genere un riesgo de pérdida de la identidad cultural y patrimonial.

El tema de los espacios domésticos es ocasionalmente tratado y habitualmente olvidado dado que se estima que su aporte es menor; según Rapoport (1969), esto obedece a que la monumentalidad de la obra destinada al bien público muestra de manera elocuente el desarrollo en el tiempo de todos y cada uno de los procesos que permitieron materializarla, sean estos de origen conceptual, asociados a las corrientes de pensamiento de las épocas en que se ejecutaron, o tecnológicos, relativos a los modelos de producción consecuentes con los niveles de desarrollo alcanzados en los diferentes períodos. Aspectos dignos de considerar, aunque, sin embargo, parciales desde la perspectiva de la cuantificación de la producción material pues estadísticamente la cantidad de metros cuadrados construidos en todos los períodos, destinados al habitar de los individuos, ha sido siempre y en todos los tiempos el volumen más importante, cuestión que también se observa cuando se analiza la frecuencia de uso y la aceptación con el cumplimiento de los requerimientos o necesidades, tema, como señala Vela (1995), validado por la permanencia que se demuestra en el tiempo.

Según Pallares (2009), la focalización de los estudios en las grandes construcciones como recurso para la interpretación de los modelos de sociedad y de pensamiento, es una visión reduccionista que pretende hacer una generalización a partir de una parcialidad, cuestión que podría asimilarse al modelo de análisis de las ciencias, que desde la observación de una muestra infiere conclusiones para un universo: la debilidad de la aplicación del modelo radica en que la muestra no es representativa, dado que no incluye a todos los actores con las cargas representativas correspondientes. Estadísticamente la mayor producción en cada uno de los tiempos, han sido las unidades destinadas a la satisfacción de las necesidades básicas de los individuos, las cuales, independientemente de las fuerzas culturales y funcionales que las caracterizan, en términos generales se conocen como viviendas.

A su vez, para Waisman (1992) la vivienda es la más modesta de las producciones que dan testimonio de la vida histórica de la masa social, a diferencia de los grandes monumentos que son los héroes de la sociedad, por esto es factible suponer que en la medida en que se repiten estas unidades se obtienen el perfeccionamiento y la aceptación de las construcciones que resuelven las necesidades de individuos de un grupo en un determinado lugar; el análisis de estas estructuras permite acercarse a lo que Ramón Gutiérrez (2000, 1998, 1997, 1986) ha considerado la identidad de los sitios, entendiéndola como "la igualdad que se realiza siempre, cualquiera sea el valor de las variables contenidas en su expresión", es decir, las edificaciones que más se repiten en una determinada localidad son las construcciones que acompañan a los monumentos, por lo que, cuando se logra tipificarlas, se puede construir una matriz de señales de correspondencia, asociada a la combinación de variables más que a la presencia de ellas. En este sentido es conveniente comprender que de los bienes culturales producidos por la comunidad, la arquitectura es un documento testimonial de excepcionales particularidades para aportar a la memoria colectiva, dado que es el medio que facilita la interacción a través de la domesticación del entorno, lo que se capta mejor en las edificaciones que se sienten cercanas por ser facilitadoras de las relaciones entre el individuo y la sociedad.

La arquitectura popular

Indudablemente, las segmentaciones generan polarizaciones y las exclusiones producen reivindicaciones que se manifiestan como respuestas a situaciones no aceptadas, en este contexto surge como un manifiesto de rescate de las edificaciones olvidadas el libro de Rudofsky Arquitectura sin arquitectos (1964), que evidencia la magnitud del aporte a la comprensión de las distintas épocas de las construcciones no consideradas por la historia de la arquitectura, que aún sin responder a un nombre, e independiente de la discrepancia semántica, se conocen como: anónima, espontánea, rural, indígena, popular, primitiva, vernácula, etc.; conceptos asociados con autorías, lugaridades, modelo de sociedad y otros, que no resultan homologables, pero que cumplen con la condición de identificarse con un tipo de edificaciones que, sin pretensión, es el reflejo material de una cultura.

La gran cantidad y variabilidad de estas construcciones aparentemente han sido la razón que justifica el establecimiento de clasificaciones que pretenden identificar distintos ambientes en que se desarrolla la arquitectura. Rapaport (1972) diferencia los términos primitivo y vernáculo en función de la organización, especialización y capacitación de los constructores, así, lo primitivo está asociado con la construcción realizada por sociedades sin especialización, lo que condiciona la existencia de pocos tipos, mientras que la construcción vernácula se asocia con productores especializados capaces de reproducir tipos incorporando adaptaciones, tiene fuerte relación con la lugaridad y no tiene pretensiones teóricas o estéticas, tiene capacidad de agregación y la resultante es consecuencia de la colaboración de muchos actores en el tiempo, lo que la transforma en tradicional. La arquitectura popular también se considera vernácula y parece más transversal y más modesta, se conserva en la medida en que se sostenga el uso y la actividad económica de los usuarios.

Definiciones más precisas las entregan Cárdenas, Maldonado y Gil (2007) al señalar que:

La arquitectura popular se construye con materiales muy sencillos obtenidos en el lugar (barro, piedra, madera...), utilizando siempre herramientas sencillas y elementales. Está concebida por y para los propios habitantes de un lugar, generalmente en las zonas rurales, y está vinculada, por ello, a las actividades campesinas, y en general a unos usuarios cuyo medio de trabajo es esencialmente manual, por consiguiente se vincula a clases socioeconómicas modestas. La arquitectura tradicional es aquélla construida sin métodos industriales, o con una mínima industrialización: podemos considerar como tradicional la arquitectura del ladrillo, aunque necesite de una relativa industrialización. Por último la arquitectura vernácula es la ligada a un territorio concreto, en cuya formación y caracterización han influido la historia del lugar, las particularidades sociológicas de la población, los materiales propios del entorno, sus condiciones medio ambientales, la necesaria sostenibilidad, tratando siempre de aprovechar al máximo las posibilidades que dicho lugar ofrece, con todas sus características, para lograr una óptima economía de medios (p. 69).

Lo relevante del estudio de la arquitectura popular es que permite observar a través de los objetos arquitectónicos simples, la coherencia entre forma y función, entre exigencia doméstica y medios económicos, entre materiales y tipos de construcción, lo que Fernández Alba (1990) llamó "la memoria de los márgenes". Por su parte, Maldonado, Rivera y Vela (2002) señalan que la arquitectura popular es una arte colectivo que utiliza los materiales autóctonos, generando estructuras en las que solo se observa la presencia de lo apropiado, se trata de "Estos sistemas de construcción tradicional le imprimen un carácter fundamentalmente localista, donde los valores más sobresalientes son la eficaz utilización de los materiales de construcción y la perdurabilidad durante generaciones, de las maneras tradicionales de hacer las cosas" (p. 177).

Identidad cultural y patrimonio

Para comprender la identidad cultural es necesario analizar el concepto de cultura, el cual ha sido muy variable en el tiempo, sin embargo, según plantea Molano (2008), "todas coinciden en que (...) es lo que da vida al ser humano: sus tradiciones, costumbres, fiestas, conocimiento, creencias, moral" (p. 72), esto nos lleva a concluir que sus variaciones pueden ser concebidas como una compleja interrelación de diversos factores económicos, sociales y de lugaridad que se hacen propios. Por otra parte, la UNESCO (1982) plantea que cultura "Es el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales, materiales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social. Ella engloba, además las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, creencias y tradiciones" (p. 1). Por su parte Amerlinck (2008) menciona que "todas las sociedades y grupos humanos tienen la capacidad de generar cultura, y lo importante no es determinar su nivel o graduación, sino comprender como funciona ese patrimonio, como comunica y da identidad" (p. 382).

En cuanto al término patrimonio cultural de conjunto, este es definido por la UNESCO (1972) como: "grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia" (p. 1). Por lo tanto podemos decir que parte de la identidad es posible y puede manifestarse a partir del patrimonio cultural, que existe de antemano y su existencia es independiente de su reconocimiento o valoración.

Bajo estas conceptualizaciones entendemos entonces que la vivienda cumple un rol fundamental en la construcción, reflejo o expresión de las distintas culturas ya que es en ella donde queda plasmada la experiencia adquirida y que le da pertenencia a un lugar único tanto geográfico como social trascendiendo en el tiempo.

Riesgo y arquitectura

A partir de la definición de riesgo que entrega la rae: "(Del it. risico o rischio, y este del ár. clás. rizq, lo que depara la providencia). 1. m. Contingencia o proximidad de un daño", es posible comprender lo que señala Argüello-Rodríguez (2004) sobre lo que es el riesgo en arquitectura: "las posibilidades de ocurrencia de daños y pérdidas tanto humanas como materiales en situaciones concretas de ocurrencia de características del territorio junto a su forma de ocupación o transformación o construcción" (p. 2). Por lo tanto, nuevamente existen diversos factores que pueden estar involucrados en el riesgo donde el territorio y sus condicionantes pueden afectar la integridad o permanencia de la arquitectura, por otra parte, los cambios culturales también modifican la continuidad de las estructuras o las nuevas necesidades pueden no solo afectar a la materia sino también a lo inmaterial.

Podemos entender bajo estas consideraciones que la vivienda se encuentra expuesta a diferentes tipos de riesgo con sus respectivos grados. Por ello, si dentro de la respuesta arquitectónica no se consideran factores como el medio ambiente natural -como son los sismos, volcanes, aluviones, crecidas de los ríos, maremotos, etc.-, el entorno normativo, aspectos culturales, la identificación del patrimonio en conjunto con la identidad cultural construida o inmaterial, se genera una degradación paulatina de ella.

Junto con estos factores ya mencionados, otros aspectos que son partícipes en el riesgo son la expansión y la densificación urbanas, por la cuales muchas veces se reemplazan las arquitecturas más simples al no existir una identidad que refleje, resguarde o valore lo existente.

San José de Maipo: el lugar y su patrimonio

La comuna de San José de Maipo se caracteriza por ser principalmente rural, aunque tiene la mayor superficie de la región metropolitana de Santiago de Chile: 4.989 km2. Sin embargo, solo cuenta con 12.800 habitantes (según el último registro validado del censo 2002), debido a que la geografía del lugar juega un rol particular en la conformación del espacio y, sobre todo, en el asentamiento de las diferentes localidades.

Geografía

El territorio comunal es fundamentalmente montañoso, con alturas sobre el nivel del mar que varían entre los 800 m (La Obra) y los 5.000 m (El Morado), el 80% de la superficie tiene pendientes superiores a cinco grados debido a la conformación dada, mayoritariamente, por cordones montañosos y cuencas. La geomorfología del territorio comunal se clasifica en cuatro unidades principales: valle, piedemonte, cordillera media y alta cordillera, situación que determina la existencia de las mayores reservas de agua potable de la región: el embalse El Yeso, la Laguna Negra y la Laguna del Encañado, y parte del sistema hídrico de la comuna, compuesto principalmente por la gran cuenca del río Maipo y sus tributarios: el río Olivares, el río Colorado, el río Yeso y el río Volcán que, apoyados por un clima templado, con una temperatura media de 14°C -variando a 1°C en invierno y 28°C en verano-, convierten al territorio en una importante reserva de flora y fauna.

Los habitantes ocupan es el valle y el piedemonte, que en San José de Maipo están directamente relacionados con el emplazamiento de las terrazas fluviales del río Maipo y sus distintos afluentes.

Asentamiento

El origen de los distintos asentamientos y el desarrollo que han tenido en el tiempo, se asocia a los cambios ocurridos en la economía del país que a la vez afectaron a la zona produciendo variadas adaptaciones y acomodaciones en las actividades -minera y de pequeña ganadería, energéticas y recreacionales-, lo que generó la necesidad de cambio en parte de la población, la cual, en algunos casos, migró a otros centros poblados, y en otros, asumió nuevos desafíos, transformando y adaptándose a distinto tipo de prestaciones.

La situación de las distintas localidades varía en función de la sectorización de actividades; en este sentido, San José de Maipo se destaca como un centro urbano que incluye residencia y servicios, mientras que en el resto se combina residencia con una segunda vivienda; el caso extremo se da en Lagunillas, donde la actividad que se presenta en la segunda vivienda es exclusivamente recreacional (por ser esta localidad un centro de esquí). Así, el área y la ocupación de las localidades urbanas presentan distintas conformaciones en función de las actividades productivas factibles de desarrollar en su territorio.

Espacialmente, San José de Maipo se desarrolla a través de las 22 localidades que conforman la comuna, que son: La Obra, Las Vertientes, El Canelo, El Manzano, Guayacán, San José de Maipo, Lagunillas, El Toyo, El Melocotón, San Alfonso, El Toyo Chico, El Ingenio, San Gabriel, Romeral, Los Queltehues, El Volcán, Baños Morales, Lo Valdés, Baños Colina, Las Melosas, Alfalfal y Los Maitenes; 13 de las cuales, según el instrumento de planificación, contemplan área urbana. El poblamiento originalmente obedeció al desarrollo de actividades productivas como la minería, que generó los poblado de San José de Maipo y El Volcán; con el paso del tiempo, se consolidaron ocupaciones generadas por acciones de infraestructura, como fueron la construcción del ferrocarril, que originó el poblado de La Obra, y de la central hidroeléctrica Los Maitenes, que provocó la instalación del poblado del mismo nombre.

La ocupación de la zona ocurrió según las oportunidades que el territorio brindaba, se utilizaron las terrazas que dejaban el curso de los ríos, principalmente el Maipo, y también las menores pendientes del pie andino. Los distintos poblados se desarrollaron de manera independiente, habitualmente condicionados por los eventos asociados con las oportunidades de empleo, factor que en general permitió consolidar algunos y variar el destino de otros para transformarlos en lugares de residencia de segunda vivienda y de servicio al turismo.

Por otra parte, los distintos poblados se han unido formal y funcionalmente por diversas razones: inicialmente, por el río; posteriormente, por la construcción del ferrocarril; y fundamentalmente, por compartir el mismo camino; por ello, no resulta extraño que morfológicamente la comuna de San José de Maipo esté constituida por una sucesión de poblados que, como cuentas de un collar, aparecen unidos y, por consiguiente, relacionados por un conector natural que los condiciona espacial y ambientalmente, y que en el tiempo ha sido el lugar para instalar otros conectores.

Además, se evidencian al menos dos modelos de agrupación que condicionan distintas densidades: la primera, localizada en las áreas urbanas, se caracteriza por la cercanía entre las unidades, con un mayor aprovechamiento del suelo; y la segunda, localizada en áreas rurales, en zonas marginales de los poblados o en las zonas de conexión entre ellos, se caracteriza por edificaciones dispersas y aisladas en suelos habitualmente sin demarcaciones.

Las viviendas en San José de Maipo

Tal como ocurre en cualquier asentamiento, la mayor producción de edificaciones corresponde a la destinada a vivienda; en ella se observan características formales y constructivas diversas asociadas a las particularidades zonales, los períodos de ejecución, el rol de los usuarios en la sociedad y las actuales funcionalidades.

Se identifica la presencia de una tipología de viviendas caracterizada por ser una solución formal que, sin embargo, se construye con distintas materialidades, aparentemente en distintas épocas, presente en casi todas las localidades, en todas las ubicaciones y está destinada a uso habitacional o mixto (comercio-vivienda). Estas se localizan fundamentalmente enfrente de la ruta, en las zonas de contacto entre poblados. Sus características principales son:

- Construcción aislada instalada en la cabecera del predio.

- Fachada sobre la línea de edificación o muy cercana a ella.

- Pocas ventanas.

- Cubierta asimétrica en dos aguas, con la falda más corta enfrentada al camino.

- Espacio de acceso o atrio que antecede a la vivienda: corredor.

- Acceso por el centro de la fachada que genera un espacio de distribución lineal que entrega a distintos recintos hacia ambos lados.

- En ocasiones acceso secundario por un costado.

De la revisión del parque habitacional de la comuna se detectaron 350 unidades, que corresponden al 7,27% del total, que presentan características formales factibles de identificar con la tipología encontrada, de ellas aproximadamente el 80% se encuentra en el área rural y corresponde al 16,3% de dicho parque.

De un primer análisis, en el que se consideraban aspectos formales y documentales, se concluyó que 53 viviendas presentaban características semejantes. Esto permitió considerarlas como parte del conjunto que se debía detallar a fin de identificar, por una parte, los elementos formales que definen específicamente a estas construcciones, y por otra, las adaptaciones que, a pesar de acoger materialidades y procesos tecnológicos, y de la necesidad de la mejora continua, permitían conservar la morfología espacial, y a la vez, adaptar los resultados a los tiempos y eventos.

La presencia y características de cada uno de los elementos empíricamente detectados permitió observar las transformaciones y adaptaciones ocurridas a través del paso del tiempo, la mayoría de las cuales obedecen al perfeccionamiento de sus atributos, a demandas técnicas derivadas de la materialización, y también, a cambios en el uso o en las formas de habitar. Esta última situación ha producido las mayores alteraciones, que muchas veces ocultan el modelo original e impiden su catalogación. Por esta razón resulta fundamental la exploración documental, a través de la cual es posible, mediante el análisis del proceso constructivo en el tiempo, identificar los períodos de intervención y el tipo de intervenciones destinadas habitualmente al acondicionamiento de espacios, información que, al ser relacionada con los usos y destinos, permite explicar la evolución de la tipología.

Se analizó la información de campo, mediante la cual se identificaron las variables que condicionan la arquitectura popular de San José de Maipo y que permiten detectar la presencia de una tipología espacial y constructiva que desde poco más de cien años acoge el habitar, pero se adapta materialmente a las oportunidades tecnológicas.

La evolución del modelo está dada por la incorporación de elementos espaciales y constructivos destinados a conseguir una mejor habitabilidad, teniendo como consideración fundamental las características del lugar desde las perspectivas climática, geográfica y topográfica.

La presencia de la tipologia en varias épocas, con distintas materialidades y acogiendo diversos usos da cuenta de una construcción que recoge las formas de habitar el espacio en la comuna de San José de Maipo, que demanda no solo recintos para el cobijo y el encuentro, sino condiciones ambientales que buscan el confort para protegerse de las condiciones exteriores producidas por la altitud la cual provoca bajas temperaturas, fuertes nevazones, constantes vientos, condición geográfica que disminuye la intensidad lumínica y de accidentada topografía que dificulta la conectividad.

Las condiciones medioambientales se superan dotando a las construcciones de características de habitabilidad dadas, fundamentalmente, por: tipología de espacios, combinación de materiales y formas de utilización (sores, orientación, etc.), instalación de ventanas en forma, tamaño y zonas que permitan la ventilación e iluminación natural sin afectar otras variables. Es decir, las mayores precauciones en el diseño se relacionan con las pérdidas o ganancias energéticas dependiendo de la estacionalidad.

Conclusión

La adaptación de la arquitectura muchas veces grafica o expresa claramente la respuesta ante los riesgos del lugar, por lo cual estos son reconocidos por la arquitectura como parte de su evolución. La arquitectura vernácula es considerada como el resultado de las adaptaciones del medio construido por el hombre a las variables climáticas que han demostrado ser apropiadas frente a las amenazas del lugar. La tradición y el conocimiento profundo de sus territorios ha permitido que las comunidades encuentren respuestas y soluciones habitacionales llenas de información sobre los procesos de adaptación.

La localización de las comunidades junto con los problemas relacionados con el ordenamiento territorial son factores claves que también influyen en el riesgo para esta arquitectura. Por otra parte, los costos muchas veces impactan en la calidad y resistencia, sin embargo, la experiencia permite que la arquitectura popular, esa que se ha transmitido de generación en generación y que en el tiempo ha sabido modificarse y adaptarse con el mínimo de recursos, nos hace concluir que para lograr la identidad cultural no solo se necesita de una normativa que permite mantener la vivienda en el tiempo y en el lugar y reducir parte de los riesgos a los que está sometida, sino que requiere del reconocimiento por parte de las comunidades -tanto internas como externas-, de las características y fortalezas de estas edificaciones.

San José de Maipo ha sido el lugar adecuado para probar la tesis de que en entornos cercanos con un determinado rol en el contexto de la región, existen tipologías asociadas a los conceptos de la arquitectura popular que deben ser documentados a fin de ponerlas en valor, entre ellos, la consecuencia arquitectónica que condiciona su existencia independiente de los cambios que han ocurrido durante alrededor de 100 años, y la conservación de las invariantes que las generaron pero que han permitido la adaptación constructiva y tecnológica.


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