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Anagramas -Rumbos y sentidos de la comunicación-

Print version ISSN 1692-2522On-line version ISSN 2248-4086

anagramas rumbos sentidos comun. vol.9 no.17 Medellín July/Dec. 2010

 

RESEÑAS

Cinembargo Colombia
El cine colombiano en clave de historia social y cultural

Juana Suárez
Cinembargo Colombia
Ensayos críticos sobre cine y cultura*
Programa Editorial Universidad del Valle, 2010

Cinembargo Colombia. Ensayos críticos sobre cine y cultura, de Juana Suárez, viene a posicionarse como un libro necesario en el horizonte de los estudios sobre cultura colombiana y, en particular, sobre cine colombiano. Sin la pretensión de ser una historia totalizante del cine hecho en Colombia, este trabajo tiene la virtud de conjugar la historia del cine y la historia cultural, por lo que los comentarios, interpretaciones y juicios de la autora logran situar películas realizadas a lo largo de casi un siglo en el contexto sociocultural de nuestro país, de Latinoamérica y del mundo globalizado. Todo ello, expuesto desde la perspectiva de los estudios culturales.

Cinembargo Colombia parte de establecer en su introducción una suerte de estado del arte de los estudios sobre cine colombiano, publicados tanto en Colombia como en Estados Unidos –país donde la autora es docente de cine Latinoamericano y colombiano–. De este modo, tras destacar algunas obras críticas e historiográficas, preocupaciones, constantes y vacíos, el libro propone superar el maniqueísmo de buenas y malas películas y, sin desconocer los aciertos y desaciertos de las obras, formular una reflexión en la cual los filmes no sean pensados sólo en su dimensión inmanente, en la inmediatez del consumo y la novedad, sino también en la relación que establecen con marcos históricos, sociales y culturales.

Desde su introducción, además, este trabajo presenta claramente su toma de posición. Cinembargo Colombia declara su propósito de desmarcarse de cualquier intención nacionalista y de ser un estudio sobre el cine colombiano que trascienda –sin eludirlo– el universo temático de la representación de la violencia. En ese orden de ideas, el libro manifiesta que "cuestiona la representación de raza, género y clase social en relación con los dispositivos de poder como demarcadores de la construcción de identidad y alteridad para analizar cómo se articula el cine colombiano dentro de los contextos sociales e históricos específicos" (p. 11). Asimismo, el libro discute una idea recibida según la cual en Colombia no hay una historia de su cine, sino una serie de películas aisladas.

El hecho es que Cinembargo Colombia sale avante en sus propósitos. En efecto, este trabajo muestra que pese a la inexistencia de una industria cinematográfica consolidada, sí es pertinente hablar de una historia del cine colombiano; y, también, que más allá de la calidad estética de las películas a través del estudio de sus contenidos se pone en evidencia cómo ficciones y documentales han contribuido a la construcción de la memoria histórica del país.

En ocho capítulos Cinembargo Colombia realiza un recorrido cronológico y temático por el cine colombiano. Cada capítulo se presenta como un ensayo autónomo, centrado en una o varias preguntas vinculadas a un conjunto de películas relacionadas por distintos rasgos.

Sin embargo, pese a su relativa autonomía los diferentes capítulos conforman una ruta de lectura en clave de continuidades y discontinuidades históricas y culturales. De esta manera, antes que proponer una periodización de la historia del cine colombiano el libro construye una serie de constelaciones. Estas constelaciones se forman alrededor de una serie de problemas que, como ejes, a pesar de la distancia cronológica entre las distintas películas consigue comunicarlas entre sí y mostrar las constantes y las variables en la representación de, entre otros, aspectos como la distribución del poder, la vida rural y la urbana y los diversos tipos de violencia que han caracterizado nuestra historia.

Esta estrategia permite que Cinembargo Colombia dé cuenta, prácticamente, de un siglo de cine en el país. A través de una selección de películas que la autora considera claves, el libro configura una historia que abarca desde el cine silente, pasa por distintos modos y momentos de representar las violencias que ha vivido el país, se ocupa de la cinematografía sobre la marginalidad, del cine político, del cine experimental, del film noir, de Focine y termina con una mirada sobre la situación del cine colombiano en un contexto de flujos trasnacionales de capital, del impulso que le ha dado la ley 814 de 2003 e, incluso, avisa sobre los riesgos de que las políticas nacionalistas condicionen y determinen la producción cinematográfica.

En cada capítulo Cinembargo Colombia recurre, además, a múltiples fuentes, entre las que figuran referencias de libros de distintas disciplinas académicas y entrevistas con directores, lo que reviste el libro de rigor, de un vigoroso respaldo teórico y documental y le permite, a su vez, encuadrar y soportar sus interpretaciones y sus juicios.

Si bien, como se advirtió, el libro procura trascender el tema de la violencia como pauta de acceso al estudio del cine colombiano –objetivo que logra–, uno de sus aspectos más relevantes está precisamente en su aproximación a esta temática. Este acierto se explica, en gran medida, en las conexiones entre algunos de los ensayos.

Así, este trabajo consigue desvelar cómo en la historia del cine también está escrita, con contradicciones y ausencias, la historia de nuestros conflictos, cómo éstos se han ido haciendo más profundos y complejos.

Por otra parte, el libro también aborda cuestiones relacionadas con los géneros, con el lenguaje cinematográfico y con las bandas sonoras de las películas. De esta manera, Cinembargo Colombia supera el reparo de estar ilustrando tesis teóricas con lecturas fragmentarias de los filmes. En este sentido, merece la pena destacar capítulos como "Disyuntivas visuales: del experimento al gótico tropical" y "El descentramiento del centro: Film noir y las metamorfosis de Bogotá". En efecto, en estos ensayos se aprecia cómo el análisis sobre convenciones y recursos de géneros como el cine de terror y el cine negro, aplicado a películas como Pura sangre, Carne de tu carne y La mansión de Araucaima, por un lado, y a La historia del baúl rosado, La gente de la universal, Soplo de vida y Perder es cuestión de método, por otro, permite lecturas de la configuración en nuestra sociedad de tradiciones de cuño feudal y de la transformación del espacio urbano.

Al detenerse a comentar más de 50 películas, Cinembargo Colombia revisa filmes y directores históricos y remoza la lectura de algunas obras. Así, por ejemplo, tras señalar algunos altibajos de El río de las tumbas (Julio Luzardo, 1964), anota que esta películas permanece "como ejemplo de búsquedas de la década del sesenta por darle cuerpo visual al espesor de ese momento histórico" (p. 66), y sobre Canaguaro (Dunav Kuzmanich, 1981) subraya que "amerita otras miradas que no pasen de largo y tan apresuradamente sobre el bagaje de la simbología de la violencia y la manera sutil como se incorpora" (p. 78). Igualmente, destaca el valor del colectivo Cine Mujer, cuyo enfoque fue "un acto de guerrilla intelectual" (p. 120), y concede atención especial a los trabajos de la directora Marta Rodríguez y de los directores Víctor Gaviria y Fernando Vallejo.

Como se dijo, Cinembargo Colombia no sólo analiza e interpreta las películas que conforman su corpus sino que también propone juicios sobre ellas. Y aunque varios trabajos salen bien librados del ejercicio crítico de la autora, a otros no les va tan bien. Es el caso de El colombian dream (Felipe Aljure, 2006), el cual es criticado duramente porque en el filme se lee un discurso que "racializa" la violencia, celebra y erotiza la violencia machista y trivializa el secuestro. No obstante, queda la impresión de que la severidad del juicio sobre esta película no acepta el contrato de comunicación que el filme plantea, pues al rechazar su caricaturización y su acentuación de algunos estereotipos parece rechazar también el hecho de que el humor y la parodia desbordan los marcos de la corrección política. Queda, entonces, abierta una discusión sobre el modo como el humor puede abordar ciertos temas, e incluso sobre los desencuentros entre las perspectivas moral y humorística.

Por último, cabe destacar que al trazar un amplio panorama de la cinematografía nacional y de sus relaciones con nuestra historia y nuestra cultura, el libro traza además, un derrotero que permite vislumbrar una suerte de agenda o programa para buena parte de lo que integra el mundo del cine: desde las políticas oficiales, pasando por el mundo de la producción y la realización hasta los estudios sobre el cine colombiano. En tal sentido, Cinembargo Colombia señala tareas, retos y necesidades. Su múltiple perspectiva y su rigor ratifican la singularidad y la pertinencia de su planteamiento. Por eso se presenta como un libro necesario en los estudios sobre cine colombiano.

 

 

Por: Manuel Silva Rodríguez
Doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad Autónoma de Barcelona. Magíster en Filosofía de la Universidad de Antioquia. Comunicador social-Periodista Universidad de Antioquia. Correo electrónico: manuel.silva@correounivalle.edu.co.

 


* Este trabajo fue ganador de la Beca de coedición de proyectos editoriales sobre cine y audiovisual colombiano del Ministerio de Cultura 2009, y recibió una Mención de honor en el Concurso de ensayo sobre cine iberoamericano de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, 2007.

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