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Anagramas -Rumbos y sentidos de la comunicación-

Print version ISSN 1692-2522On-line version ISSN 2248-4086

anagramas rumbos sentidos comun. vol.19 no.38 Medellín Jan./June 2021  Epub Oct 20, 2021

 

Revisión

El papel del cine colombiano en la escena latinoamericana

* Universidad Católica de Oriente. Correo electrónico: carango@uco.edu.co. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-2120-3304

El papel del cine colombiano en la escena latinoamericana. ., Rivera-Betancur, Jerónimo León. Universidad de la Sabana, ,, Chía: ,, 2019. .


El libro del profesor Rivera-Betancur emerge como un estudio necesario en el panorama de los estudios sobre cine latinoamericano, en general, y el cine colombiano en particular. Se trata de una revisión concienzuda sobre los entrecruces, los aprendizajes, los procesos y las herencias posibles entre uno y otro. Por esa razón, asomarse a sus páginas es permitirse un viaje lleno de datos, reflexiones y apuntes críticos que recogen poco más de veinte años de la trayectoria investigativa del crítico, profesor, blogero y formador de públicos y profesionales en el área audiovisual en el país.

Sin duda, el principal aporte de este texto, que procedemos a reseñar, se encuentra en dibujar un espectro de mediaciones surgidas entre la industria cinematográfica, la cinematografía como asunto de identidad de los países, el consumo como espacio de percepción y construcción de significados. Desde allí, se trazan unas líneas de recorrido donde las legislaciones, estrategias de comercialización y juegos de apropiación por parte de los públicos, generan unos campos de tensión, gracias a los cuales, algunas veces se privilegia uno u otro de los muchos aspectos que involucran al cine.

Frente a la marejada de posibilidades metodológicas, críticas y de análisis de contenido, la estrategia del profesor Rivera-Betancur consiste en definir con claridad su objeto de estudio, lo cual no lo priva de anunciar, una y otra vez, las complejidades propias de la definición misma del objeto. Así, en líneas generales, el investigador nos advierte sobre las muchas dificultades para establecer con precisión qué es el cine latinoamericano, qué es el cine colombiano e, incluso -allí dentro- cuán difusos son los límites entre los géneros, las políticas estatales y los niveles de sensibilidad estética y política de los públicos.

Hechas las advertencias, Rivera-Betancur inicia con el capítulo primero, denominado “Origen, desarrollo y evolución del cine latinoamericano”, donde esboza un estado del arte, no tanto porque revise la documentación publicada sobre el tema, sino porque fija los puntos de encuentro entre las tradiciones europeas y estadounidense, en relación con las cinematografías de Argentina, México y Brasil. En estas se sondean búsquedas, regulaciones y narrativas, con el fin de enmarcar el contexto propio del cine colombiano como uno que surgió con precariedades propias, pero con el influjo de un continente que, desde sus propias formas de entender la pantalla y el lenguaje cinematográfico, intentó configurar una vía para hacer del cine un espacio relevante.

Ahora bien, si en ese intento se forjaron proyectos expresivos, tales como el cine de ficheras y chanchadas, el cinema novo y el cine militante, Rivera-Betancur señala con precisión cómo el deseo de llevarlos a programas narrativos no siempre logró articularse con las políticas estatales, las expectativas de consumo y las agendas de trabajo de los realizadores. De forma que, luego de este primer recorrido, donde se muestra la relación entre Hollywood, México y Argentina, se entresaca una conclusión inicial: debido a la intensa carga política que empujaba las pretensiones de los realizadores, Latinoamérica deja un balance cinematográfico en el que se depende de los apoyos estatales, pues esta ha sido la forma como, en la práctica, se ha resuelto la díada entre cine de autor y cine comercial.

Es sobre esa revisión del entorno que el segundo capítulo, “La identidad colombiana y su representación en el cine nacional”, analiza las etapas de desarrollo del cine colombiano. Allí se comentan los primeros filmes de los que se tiene noticia (aunque no siempre archivo), y se los enlaza con los períodos de los maestros (los primeros directores que estudiaron en el extranjero), Focine (capítulo obligado en todas las revisiones sobre el tópico), la crisis de los años noventa y las nuevas leyes de cine. En este libro, esos hitos -en los que muchos otros investigadores coinciden- recalcan no tanto una periodización histórica sino un mapa de tensiones entre las realidades políticas del país y la forma nerviosa, voluble y tremolante, cómo gobiernos y públicos han interactuado con las dinámicas de producción y los contenidos del cine.

Luego, en el tercer capítulo, “Posición del cine colombiano en relación con las tres cinematografías líderes en América Latina entre 2004 y 2013”, el autor revisa sistemas de producción, exhibición y distribución en dichos países, donde, además, compara las leyes colombianas en la materia en el contexto de estas. Sin embargo, más allá de una revisión de los términos, las definiciones y las reglamentaciones, Rivera-Betancur ilustra las contradicciones entre propósitos y realidades, asunto particularmente delicado en un país como Colombia, cuya cultura de la ilegalidad no deja libre ni siquiera a los propios responsables de emitir y regular las leyes.

Finalmente, en el cuarto capítulo, “Narrativas del cine colombiano”, se propone un acercamiento a los géneros, estéticas, narrativas y líneas temáticas del cine colombiano. Un trabajo valioso porque, con el auge de las producciones año tras año, y esto a pesar de los altibajos propios del hacer cinematográfico en el país, espectadores, estudiosos y los mismos realizadores, vamos perdiendo la perspectiva, asunto por demás bastante lógico en un territorio que se caracteriza por su falta de memoria.

Luego de las conclusiones, Rivera-Betancur enlista la bibliografía y la filmografía en las cuales basó su estudio, material de inmenso valor para los interesados en contar con un corpus que catalogue referencias de estudio y profundización.

Hablamos pues de un libro necesario, aportante y lúcido, donde la rigurosidad metodológica, la claridad expositiva y el amor por el cine, invitan a una aproximación donde lo afectivo no se pelee con la crítica, ni lo informativo quite lugar a la interpretación.

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