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Opinión Jurídica

Print version ISSN 1692-2530On-line version ISSN 2248-4078

Opin. jurid. vol.18 no.37 Medellín July/Dec. 2019

https://doi.org/10.22395/ojum.v18n37a11 

Artículos

La conflagración musulmán-israelí*

The Muslim-Israeli Conflagration

A conflagração muçulmano-israelita

Gabriela Aguado Romero** 
http://orcid.org/0000-0003-3733-6459

Luis Vázquez Martínez*** 
http://orcid.org/0000-0002-4602-533X

Joel Osvaldo Campos Rodríguez**** 
http://orcid.org/0000-0002-6539-2629

** Abogada, Universidad Autónoma de Querétaro, México, magíster en Derecho, Universidad Autónoma de Querétaro, México, doctora en Derecho, Universidad Autónoma de Querétaro, México. Profesora e investigadora de tiempo completo, Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Querétaro, México. Correo electrónico: aguadogabriela@hotmail.com. Orcid: https://orcid.org/0000-0003-3733-6459

*** Licenciado en Comunicación Social, Universidad Autónoma Metropolitana, México, maestro en Administración Pública Estatal y Municipal, Universidad Autónoma de Querétaro, México, estudiante, Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Querétaro, México. Correo electrónico: luis.vazquez.martinez31@hotmail.com. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-4602-533X

**** Estudiante, Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Querétaro, México. Correo electrónico: osvaldocr17@hotmail.com. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-6539-2629


RESUMEN

Aparentemente no se vislumbra un inicio claro, pero al hacer un recuento de los hechos es evidente que hay algunas constantes eslabonadas en las guerras suscitadas en la región de Medio Oriente. Se ha notado una lucha ideológica, aunado a un problema relacionado con el control del espacio físico y de los hidrocarburos. El problema tiene dos aristas: el hermetismo ideológico de las naciones musulmanas y los intereses económicos y geopolíticos de las potencias occidentales encarnadas en la nación israelí.

Palabras clave: Israel; Palestina; conflicto; ideología; árabe; sionismo; musulmán; Organización de las Naciones Unidas

ABSTRACT

Apparently, there is not a clear beginning, but by making a recount of the facts is evident that there are linked constants in the Middle East wars. It has been noted an ideological struggle, combined with a struggle related to the physical space and hydrocarbons control. The problem has two arrises: the ideological hermeticism of the Muslim nations and, on the other hand, the economic and geopolitical interest of western powers embodied in the Israeli nation.

Keywords: Israel; Palestine; conflict; ideology; Arab; Zionism; Muslim; United Nations

RESUMO

Aparentemente, não se vislumbra um início claro, mas, ao fazer uma recontagem dos fatos, é evidente que há constantes relações entre as guerras suscitadas na região do Oriente Médio. Nota-se uma luta ideológica, somada a um problema relacionado ao controle do espaço físico e dos hidrocarbonetos. O problema tem duas arestas: o hermetismo ideológico das nações muçulmanas e os interesses econômicos e geopolíticos das potências ocidentais enraizadas na nação israelita.

Palavras-chave: Israel; Palestina, conflito; ideologia; árabe; sionismo; muçulmano; Organização das Nações Unidas

INTRODUCCIÓN

El conflicto bélico que se vive actualmente en Siria obedece a una trama compleja que se vincula con otras guerras que han ocurrido en la región de Medio Oriente y que se encuentran relacionadas entre sí, lo cual demuestra que la problemática tiene un origen común: la conflagración árabe-israelí. De hecho, podemos considerar que se trata de una guerra prolongada con periodos de tregua en la cual vuelve a emerger de manera impetuosa la pugna original: el rechazo a la existencia de Israel como lo dispone el Artículo 19 de la Carta Nacional Palestina (1968).

Los países musulmanes de Medio Oriente consideran la política sionista como imperialista, ilegítima, invasora y apegada al apartheid, pues la creación de Israel violenta la autodeterminación del pueblo palestino, según se lee en el artículo 22 de la Carta Nacional Palestina (1968):

El sionismo es un movimiento político orgánico asociado con el imperialismo internacional y antagónico a toda acción por la liberación y a los movimientos progresistas del mundo. Es racista y fanático en su naturaleza, agresivo, expansionista y colonialista en sus objetivos, y fascista en sus métodos. Israel es el instrumento del movimiento sionista, y la base geográfica para el imperialismo mundial colocados estratégicamente en medio de la patria árabe para combatir las esperanzas de la nación árabe por la liberación, la unidad y el progreso. Israel es una fuente constante de amenaza con respecto a la paz en Medio Oriente y el mundo entero. Puesto que la liberación de Palestina destruirá la presencia sionista e imperialista y contribuirá al establecimiento de la paz en Medio Oriente, el pueblo palestino busca el apoyo de todas las fuerzas progresistas y pacíficas, e insta a todos, independientemente de sus afiliaciones y creencias, a ofrecer al pueblo palestino toda la ayuda y apoyo en su justa lucha por la liberación de su patria.

Incluso lo anterior es contrario a lo que establece la Carta de las Naciones Unidas emitida en 1945. Por lo tanto, si queremos delimitar el conflicto de manera contemporánea, entonces estamos obligados a señalar dos momentos: el primero es el 29 de noviembre de 1947, que corresponde a la fecha en que la Resolución 181 fue aprobada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (1947, p. 5), en la cual se recomendaba la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe. En dicha resolución se contemplaba un corpus separatum1 que estipulaba además, de manera puntual, la restricción de cierta zona, la cual sería administrada por un régimen internacional, donde se incluiría a las ciudades santas de Jerusalén y Belén que estarían a cargo del Consejo de Administración Fiduciaria de las Naciones Unidas; es decir, ni árabes ni judíos podrían tener control sobre estas ciudades, aunque esto solamente ha sido teoría, pues en la práctica el mandato lo ostentan estos últimos.

Ya con antelación, la Asamblea General había preparado el terreno, pues el 15 de mayo de 1947 creó el Comité Especial de las Naciones Unidas para Palestina -Unscop, por sus siglas en inglés- (Organización de las Naciones Unidas, 1947, suplemento 11, capítulo 1), esto a petición de la delegación de la Gran Bretaña, con la finalidad de formular recomendaciones, según lo estipulado en el artículo 10 de la Carta de las Naciones Unidas (1945):

La Asamblea General podrá discutir cualesquier asuntos o cuestiones dentro de los límites de esta Carta o que se refieran a los poderes y funciones de cualquiera de los órganos creados por esta Carta, y salvo lo dispuesto en el artículo 12 podrá hacer recomendaciones sobre tales asuntos o cuestiones a los Miembros de las Naciones Unidas o al Consejo de Seguridad o a éste y a aquellos.

El Unscop dio su informe el 29 de noviembre de 1947, los once países integrantes de dicho comité votaron por mayoría a favor de la creación de dos Estados separados, uno árabe y otro judío. Cabe aclarar que, para mantener neutralidad, ninguna de las potencias inmiscuidas en los asuntos de la región formó parte de este comité. Canadá, Checoslovaquia, Guatemala, Holanda, Perú, Suecia y Uruguay fueron los países que votaron por la creación de dos Estados distintos. Por otro lado, estaban India, Irán y Yugoslavia, quienes propusieron la creación de una sola nación. El otro país miembro era Australia, quien se abstuvo de emitir un fallo.

Ninguna de las dos partes estuvo de acuerdo totalmente con esta decisión. Sin embargo, los judíos tomaron el espacio designado originalmente para ellos y poco a poco ocuparon, mediante la fuerza, los territorios de Gaza y Cisjordania, para poder integrar los tres sectores geográficos dispersos que originalmente les habían proporcionado.

Tomó tiempo para los judíos, pero su paciencia muestra hoy en día los resultados: “tal pareciera que todo fue parte de una maniobra planificada, pues de esta manera, además de dominar y expandirse, también podrían impedir la creación del Estado palestino” (Flapan, 1988, pp. 8-9), el cual hasta el 29 de noviembre de 2012 fue reconocido como un Estado gracias a las presiones de la comunidad internacional en el seno de las Naciones Unidas (Asamblea General de las Naciones Unidas, 2012).

El segundo momento que se considera importante para poder delimitar y comprender la lucha suscitada en esta parte del mundo es el 14 de mayo de 1948. “El Reino Unido e Irlanda del Norte finalizan su mandato sobre Palestina y el líder sionista David Gurión, proclama el Estado de Israel” (Gruhim, 1980, p.199), pues ese día terminó el mandato británico de Palestina y se fundó el Estado de Israel2. Al día siguiente hubo una declaración de guerra por parte de Irak, Siria, Transjordania, Líbano y Egipto en contra de la recién creada nación. Es así como tras la fundación del Estado judío dio inicio al primero de varios conflictos armados, conocido como la Guerra de 1948, en el cual Israel salió triunfante (Cifuentes, 2009, p. 18).

Esta fue la primera de una serie de disputas entre judíos y árabes. Los segundos consideran a los primeros unos invasores y nación artificial que funge como satélite de Occidente, primeramente a favor del Gran Bretaña y, posteriormente, de los Estados Unidos. La hostilidad de ambos pueblos es milenaria, prácticamente desde los orígenes de los tiempos, según el Antiguo Testamento(Gn. 25: 19-28). Los judíos, aparentemente, son descendientes de Isaac y los árabes de Ismael, ambos medio hermanos e hijos de Abraham.

Isaac era hijo legítimo y su madre era Sahara, no así Ismael, quien era vástago de una esclava egipcia de nombre Agar (Gn. 16: 1-6) y entre los dos medio hermanos siempre hubo rencillas. Sin embargo, el conflicto mayúsculo es por saber quién fue el verdadero hijo de la promesa de Abraham, mientras las escrituras hebreas manifiestan que fue Isaac, el Corán afirma que fue Ismael (Sura ‘La Vaca’, 2: 124-128).

Si bien este asunto tiene un matiz religioso, lo cual es relevante para Medio Oriente, también hay que recordar que la lucha por la tierra y lo económico es un factor transcendental, pues no se debe olvidar la riqueza petrolera de Medio Oriente en su conjunto. Es verdad que estas pugnas tienen un origen milenario, pero los dos momentos ya mencionados serán el parteaguas de estos conflictos: la Resolución 181 de la ONU y la fundación de Israel.

El precedente para la creación de Israel no es el fin de la Segunda Guerra Mundial, pues tenemos que ir más atrás, al año 1917, donde la Declaración Balfour nos sirve como pauta que da origen a esta idea “un hogar para el pueblo judío en Palestina” (Balfour, 1917). Es por eso que el escenario que dio origen es la clara intromisión por parte de Gran Bretaña para mantener sus intereses dentro del territorio bajo la premisa de un hogar para el pueblo judío.

1. ESCALADA DE GUERRAS

A partir de la guerra de 1948, los conflictos bélicos han sido más que constantes en Levante. Debido a la nacionalización del Canal de Suez por parte de los egipcios, en el año de 1956 se desencadenó la Guerra del Sinaí, en la cual se enfrentaron Egipto y la Liga Árabe contra Israel, ya que los judíos vieron perdida su única salida al mar Rojo; cabe recordar que tuvieron como aliados a Gran Bretaña y Francia.

De igual manera que la construcción de dicho canal fue realizada por Francia y Egipto, quien vendió a Gran Bretaña su participación y vio amenazados sus intereses. Esto causó que tomaran la decisión, junto con los franceses, de participar en la mencionada contienda. Para el restablecimiento de la paz fue necesaria la intervención de Estados Unidos y la antigua Unión Soviética.

Israel, que había obtenido el control del Monte Sinaí, se vio obligado a devolverlo a Egipto, debido a presiones internacionales, quien además recuperó el control del canal. Sin embargo, Israel formalizó su unión con los países occidentales, lo que se entiende como el inicio del acceso a un mayor y mejor armamento. Para el año de 1967, Israel atacó por sorpresa a Egipto, Siria y Jordania en una operación veloz, a este nuevo conflicto bélico se le conoce como la Guerra de los seis días. En esta nueva lucha hubo alrededor de 15 mil muertos y más de 50 mil heridos, lo cual propició que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP)3 se replanteara su razón de ser, su esencia misma, lo que a la postre derivó en tomar un papel mucho más activo en el campo político.

Sin embargo, esta decisión significó perder la simpatía de muchos palestinos, pues ya no se sentían representados, muchos de ellos optaron por engrosar filas de movimientos como Fatah en Kuwait y el Movimiento Nacionalista Árabe (MNA) en Irak, cuya lucha contra Israel era con tácticas de guerra de guerrillas. El nuevo líder de la OLP, un joven Yasser Arafat, consideraba que los palestinos querían un movimiento que diera como resultado un Estado independiente.

En un inicio, la misión de este organismo era la destrucción del Estado de Israel, de hecho, en sus estatutos plasmados dentro de su carta orgánica señalan abiertamente la aniquilación de sus vecinos y el retorno de los palestinos desplazados por las distintas guerras (Hamid, 1975, pp. 90-109). Según lo vemos plasmado en el artículo 8 de la Carta Nacional Palestina:

The phase in their history, through which the Palestinian people are now living, is that of national (watani) struggle for the liberation of Palestine. Thus the conflicts among the Palestinian national forces are secondary, and should be ended for the sake of the basic conflict that exists between the forces of Zionism and of imperialism on the one hand, and the Palestinian Arab people on the other. On this basis the Palestinian masses, regardless of whether they are residing in the national homeland or in diaspora (mahajir) constitute - both their organizations and the individuals - one national front working for the retrieval of Palestine and its liberation through armed struggle4.

En 1968 surgió un nuevo conflicto, la Guerra de desgaste, que tuvo como característica primordial la violencia discrecional, pues prevalecieron las escaramuzas y enfrentamientos de baja intensidad con tácticas y estrategias propias de la guerrilla. De hecho, a este conflicto se le ve como una continuación de la Guerra de los seis días . Egipto pretendía recobrar el Sinaí pero, tras la firma de los tratados de paz en 1970, las fronteras quedaron igual que cuando la guerra empezó.

En octubre de 1973, Egipto y Siria se unieron y nuevamente pretendieron apoderarse del Sinaí y de los Altos del Golán, respectivamente, y le declararon la guerra al enemigo en común, Israel en un conflicto que se denominó la Guerra del Yom Kipur5. En un primer momento, el factor sorpresa jugó a favor de los árabes en los dos frentes. Sin embargo, poco a poco Israel recuperó las posiciones perdidas. Esta pugna duró solamente del 6 al 25 de octubre de 1973, pero las repercusiones de la misma fueron mucho más prolongadas, pues dieron pauta a que los países del Golfo Pérsico miembros de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) boicotearan, el 16 de octubre de 1973, la venta de crudo a los países occidentales que apoyaron a Israel en dicha guerra (Blinder, 1979).

Esto provocó que la inflación aumentara y derivara en una crisis a nivel mundial, con una etapa de bajo crecimiento económico. Precisamente en este periodo, marcado por una elevada inflación y una economía estancada, se acuñó el término estanflación que se refiere a un momento en el que se produce un estancamiento de la economía y el ritmo de la inflación no cede.

Esta definición combina los términos de recesión e inflación y es uno de los peores escenarios económicos que se puedan presentar debido a la dificultad de su manejo y corrección. Este término surge en 1965 por el entonces Ministro de Finanzas de la Gran Bretaña Ian McLeod quien, en un discurso ante el Parlamento, dijo:

We now have the worst of both worlds - not just inflation on the one side or stagnation on the other, but both of them together. We have a sort of “stagflation” situation. And history, in modern terms, is indeed being made6 (McLeod, 1965, pp. 1-165).

Después de sostener cinco guerras en contra de Israel, Egipto aceptó firmar la paz, lo cual fue visto como una traición a la causa palestina, incluso Arafat llegó a señalar que era una puñalada por la espalda y aunque firmaran numerosos documentos, eso no significaba nada, puesto que dejaba entrever un nuevo tipo de relación con Egipto para con su causa. Este suceso se conoce como los acuerdos de Camp David (1978), donde los líderes de Egipto, Anwar El-Sadat, e Israel, Menájem Bejin, quienes bajo el auspicio del entonces presidente de los Estados Unidos, James Carter, firmaron la paz entre ambas naciones el 17 de septiembre de 1978. Las consecuencias de esta firma derivaron en que varios países árabes rompieran relaciones diplomáticas con Egipto, y en 1981 se perpetró el asesinato del presidente Sadat.

Regresando al año 1970, el rey Hussein de Jordania expulsó a los miembros de la OLP, quienes vivían en su país en campos de refugiados, pues ya las contiendas con su ejército, las Fuerzas Armadas Reales de Jordania, eran numerosas y desestabilizaban a su nación. Mientras tanto, los palestinos intentaron reorganizarse en Líbano. En julio de 1980, el parlamento israelí, conocido como Knesset, aprobó la Ley Fundamental: Jerusalén, capital de Israel, mediante la cual declaraba: “Jerusalén completa y unida es la capital de Israel” (Parlamento de Israel,1980). Esto generó una fuerte respuesta mundial. El Consejo de Seguridad acordó no reconocer la controvertida ley y otras acciones que busquen alterar el carácter y estatus de Jerusalén (Steinsleger, 2017, p. 31). Hecho que a la postre suscitó un nuevo conflicto.

Entre 1982 y 1983 se desató la Guerra del Líbano, en la cual Israel combatió contra Líbano y Siria. Israel llevó a cabo la operación militar Paz para Galilea, los sionistas tenían como objetivo limitar la capacidad de acción de los palestinos, lo cual consiguieron tomando el control de la frontera libanesa, cuya economía quedó destrozada.

2. IRÁN Y SU REVOLUCIÓN INCÓMODA

Se ha señalado que las guerras directas entre judíos y árabes, no son los únicos conflictos que se han vivido en la región, ya que han ocurrido otros sucesos en los cuales Israel no ha participado, al menos no de forma directa, pero que le han beneficiado, tales como golpes de Estado que se han suscitado en naciones árabes o agresiones de países occidentales, principalmente Estados Unidos y Gran Bretaña. Sin embargo, se debe mencionar un hecho histórico poco conveniente para Israel y que ha cambiado por completo la geopolítica regional: la Revolución Islámica de Irán de 1979, movimiento que fue un golpe duro para las pretensiones sionistas de la región, ya que modificó radicalmente el tablero regional, puesto que la República Islámica de Irán dejó de orientarse a la independencia y al no alineamiento.

Con el ascenso al poder del movimiento encabezado por el Ayatola Jomeini, Estados Unidos e Israel perdieron a un aliado en la región: la Dinastía Pahlavi, aquella que gobernaba en Irán, sí reconocía al Estado de Israel, ya que al ser derrocada por la revolución persa, la nueva república islámica se declaró enemiga de Occidente.

Irán tiene un programa nuclear desde la década de los cincuenta. Actualmente los trabajos han continuado, al grado de poseer un desarrollo lo bastante avanzado sin el apoyo de asistencia técnica de ninguna nación extranjera. En un principio, esto no representaba problema para Washington, pero a partir de 1979, con el ascenso del Ayatola Jomeini, se convirtió en un asunto de cuidado. Sin embargo, el país persa ha insistido en que el desarrollo de la energía nuclear se ha implementado con fines pacíficos, pues tiene como prioridad generar combustible doméstico. Estados Unidos e Israel siempre han asegurado que dicho programa tiene como finalidad el desarrollo de armas nucleares para llevar a cabo un posible ataque en contra de esta última, pues han señalado que existen alrededor de 16 plantas nucleares dispersas por todo el país musulmán (Nuclear Threat Initiative, 2006).

Si bien es cierto que Israel logró llegar a acuerdos de paz con Egipto, esta súbita revolución islámica dejó en claro que en la región había otro enemigo poderoso. Lo que es una realidad, es el posicionamiento súbito e inesperado de Irán, debido a que es una potencia emergente de la región y esto le ha permitido controlar e influir sobre el resto. Un Estado prevalece y se desarrolla si logra imponerse a los demás o de lo contrario desaparece o es absorbido por los más fuertes.

CONCLUSIONES

La situación actual en Medio Oriente, la Guerra Civil en Siria y los movimiento suscitados a raíz de la Primavera Árabe no es el resultado fortuito de rebeliones encabezadas por grupos subversivos, más bien obedece a un plan perfectamente diseñado por Estados Unidos e Israel de querer desestabilizar a la región a través de grupos extranjeros mercenarios. Se afirma que hay organizaciones terroristas financiadas con este propósito, siendo la principal el Estado Islámico.

El pasado reciente demuestra que tal afirmación no es una mera casualidad, simplemente basta ver los últimos conflictos que se presentaron: las dos guerras contra Irak con la finalidad de derrocar y ejecutar a Saddam Hussein, la represión que ejerce Israel sobre Palestina, siendo ya un emblema el muro de la ignominia que se levantó en dicha región, y el reconocimiento por parte de Estados Unidos de Jerusalén como capital de Israel, por mencionar solo algunos.

Estos sucesos solamente han contribuido a la tensión regional en Levante, donde además se han presentado otros movimientos financiados desde el Occidente, concretamente la Primavera Árabe, la cual se caracterizó por la aparición repentina de varias revueltas civiles que provocaron un efecto dominó, trayendo consigo el derrocamiento en distintos países de sus regímenes, pero también inestabilidad y carencia económica.

La Primavera Árabe tuvo su inicio en Túnez, a raíz de la inmolación de un vendedor ambulante que se vio despojado de sus mercancías, una forma extrema de protesta contra un régimen despótico. Este hecho aconteció el 17 de diciembre de 2010 y fue el inicio de varias manifestaciones en contra de diversos mandatarios musulmanes en distintos países de la región. Las protestas han sido de todo tipo, unas menores, lo cual no significa que hayan sido poco intensas, sino más bien fueron desactivadas a tiempo7, y otras más cruentas, las cuales han derivado en guerras civiles que depusieron a presidentes, tal es el caso de Egipto, Libia, Túnez y Yemen.

Siria es otra nación que sufrió los embates de una revolución, la cual inició hace siete años con protestas pacíficas en las calles de su capital, Damasco. Sin embargo, se puede decir que estos movimientos subversivos que se presentaron de manera repentina obedecen al control que Estados Unidos e Israel quieren ejercer.

Es verdad que en cada una de estas naciones no impera la democracia, negarlo sería una necedad, pero a Occidente eso solamente le importa cuando se trata de buscar un pretexto oportuno a sus intereses para intervenir alguna nación, al considerarla un peligro para el orden mundial que pretenden establecer de acuerdo a sus políticas. Actúan en atención al beneficio o perjuicio que cada régimen de Medio Oriente les pueda proporcionar y de allí viene el apoyo que brinden o la desestabilización que puedan provocar.

Existen dos países que están muy atentos a lo que pueda suceder, se trata de Rusia e Irán. El primero de ellos tiene dos bases militares, una naval en el puerto de Tartús y otra aérea en Hmeymim. Irán, por su parte, decidió tomar una participación mucho más activa en el conflicto, pues han movilizado sus tropas hasta territorio sirio con la finalidad de convertirla en una cortina protectora de su propia circunscripción y así repeler lo que ellos consideran el avance sionista hacia su nación. De hecho, Israel aseguró haber sufrido ataques desde Siria por parte de la nación persa.

Por todo lo anterior, se puede afirmar que Siria no es el objetivo final de esta guerra, sino más bien Irán. Es por esto que los movimientos militares de Israel van encaminados a copar las posibles salidas de este último. Irán reacciona de esta manera para no ser rodeado por países con gobiernos proestadounidenses, lo cual sería catastrófico para el régimen de los ayatolas, pues en el momento que Estados Unidos e Israel tengan el control territorial y gobiernos afines a ellos, podrían intentar deponer al régimen islámico.

Por otro lado, esta tesis se fortalece al ver cómo Washington ha roto el pacto que tenía con Irán, el llamado acuerdo nuclear, cuyo nombre oficial es el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), que apenas se firmó en 2015. Donald Trump rompió así con otro compromiso suscrito por su antecesor, Barack Obama. Además, restableció las sanciones económicas contra ese país, lo cual también afecta a sus aliados europeos y es por este motivo que las relaciones se han vuelto más tensas en la región, pues se ven afectados los países firmantes del acuerdo: China, Francia, Gran Bretaña, Alemania y Rusia (Naciones Unidas, Plan de Acción Integral Conjunto, 2015).

No se vislumbra una solución a corto plazo, pero es apremiante que Estados Unidos dé marcha atrás y no abandone este pacto, para que se pueda al menos tener una paz exigua en la región, pero tal parece que Washington optará por recurrir a lo que ha venido haciendo anteriormente, privilegiar la fuerza sobre la negociación y así imponer su agenda económica y política.

Lo anterior se ha demostrado con acciones como el cambio de embajada por parte de Estados Unidos al reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y no así a Tel Aviv dando muestra de un abrupto cambio en sus relaciones diplomáticas a diferencia de las otras naciones. Aquí es donde se pondera el derecho de existir con plenitud de Israel, pero también debemos contemplar el derecho legítimo de los países árabes de poder vivir en paz.

REFERENCIAS

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* El artículo deriva de la actividad investigativa del cuerpo académico consolidado Derechos humanos y globalización (CAC-148), Universidad Autónoma de Querétaro, México.

1 Es un término en latín que significa cuerpo separado, el cual es utilizado para describir la zona correspondiente a Jerusalén y sus alrededores, incluida la ciudad de Belén. Este acuerdo se encuentra dentro del Plan de las Naciones Unidas para la partición de Palestina (1947). El objetivo que se perseguía era que la zona en cuestión se pondría bajo un régimen internacional debido a su importancia religiosa.

2Fue una administración territorial encomendada por la Sociedad de Naciones, antecesora de la ONU.

3Mientras que para Israel esta organización es un grupo terrorista, para los árabes es un organismo compuesto por grupos rebeldes que buscan la independencia de Palestina.

4La fase de su historia a través de la cual está hoy pasando el pueblo palestino, es la de la lucha nacional por la liberación de Palestina. En consecuencia, los conflictos entre las fuerzas nacionales palestinas son secundarios, y deben ser finalizados en bien del conflicto básico que existe entre las fuerzas del sionismo y del imperialismo por una parte, y del pueblo árabe palestino por la otra. Sobre esta base las masas palestinas, sin consideración si están residiendo en la patria nacional o en la diáspora constituyen -tanto sus organizaciones como sus individuos- un frente nacional trabajando por la recuperación de Palestina y su liberación a través de la lucha armada.

5Yom Kipur es la conmemoración judía del Día de la Expiación, donde prevalece el perdón y el arrepentimiento de corazón.

6Traducción al español: “Ahora tenemos lo peor de ambos mundos: no solo inflación por un lado o estancamiento por el otro, sino ambos juntos. Tenemos una especie de ‘estanflación’. Y, en términos modernos, se está haciendo historia”.

7El caso más representativo es el de Arabia Saudita, nación que tiene un régimen tiránico. Sin embargo, nunca es reprobado por Washington, ya que Riad ha colaborado con Estados Unidos.

Recibido: 19 de Diciembre de 2018; Aprobado: 10 de Mayo de 2019

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