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Encuentros

Print version ISSN 1692-5858

Encuentros vol.15 no.1 Barranquilla Jan./June 2017

https://doi.org/10.15665/re.v15i1.731 

Artículos

Trayectos de vida y construcción de televidencias. Un estudio a la luz del análisis crítico de recepción

Paths of life and construction televidences. A critical analysis of reception study

Caminhos da vida e construção televidência Um estudo em função de recepção análise crítica

Juan David Zabala Sandoval1 

1Psicólogo, Universidad Nacional de Colombia. Magister en Educación, Pontificia Universidad Javeriana. Profesor Universidad de Ibagué, Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales, Departamento de Psicología. Universidad de Ibagué jdzabalas@unal.edu.co


RESUMEN

El presente texto plantea una investigación de tipo descriptiva que busca analizar y evidenciar procesos de construcción de televidencias, entendidas como estrategias de videncia que se estructuran con respecto a las pertenencias grupales e institucionales de los sujetos a partir de un enfoque cualitativo de relatos de vida y entrevistas a profundidad. Se encontró que hay una cercanía a las trayectorias vitales y la instauración de prácticas y pactos de videncia televisiva, lo que llevó a identificar dos televidencias principales, la concerniente al entretenimiento y la respectiva al consumo de información noticiosa. Además, se muestra que la televisión tiene un papel central en el establecimiento de jerarquías familiares y en el planteamiento de restricciones y rituales. Finalmente, las estrategias de videncia conllevaron a la toma de postura de los sujetos frente al medio televisivo y sus contenidos y programaciones, lo que dio origen a procesos reflexivos y autoreflexivos base de elaboraciones subjetivas y negociaciones intersubjetivas con la pantalla audiovisual.

Palabras clave: Subjetividad; interacción social; mediación; pantallas audiovisuales

ABSTRACT

This texts present a descriptive-analytical investigation, its search to analysis and make evident process of construction of televidences, understand them like strategies of see product of groupal and institucionalpertenences of subjtects. The investigation has a qualitative methodology center in life stories and depth interviews. It was found that there is a proximity between life trajectories and practices of seen television, it go to identify two main televidences, first, relative to entertainment, second, relative to consume of news, Also, the televisión has a central role in stablishment of familiar hierarchies starting from restrictions and rituals. Finally, strategies of seen televisión leads to subject take posture from televisual media, has contents and programs, giving rise to reflexive process for subjective constructions, negociations inter subjectives with audiovisual screens.

Keywords: Subjectivity; social interaction; mediation; audiovisual screens

RESUMO

Este artigo apresenta uma pesquisa descritiva que busca analisar e demonstrar processos de construção televidencias, entendidas como estratégias clarividência que, com relação ao grupo e institucionais pertences dos asuntos de um qualitativos historias de vida aprocimação são estruturados e entrevistas em profundidade. Verificou-se que existe uma proximidade com as trajetórias de vida eo estabelecimento de práticas e acordos clarividência televisão, o que le vou a identificar dois televidencias principais, em relação ao respectivo entretenimiento e consumidor de informação de notícias. Além disso, mostramos que a televisão desempenha um papel central no estabelecimento de hierarquias familiares e a abordagem de restrições e rituais. Finalmente, as estratégias de clarividência levou à tomada de posição do sujeito contra a mídia de televisão e conteúdo e programação, que deu origem a procesos de pensamiento e base de auto-flexiva de elaboraçoes subjetivas e negociaçoes intersubjetivas com a tela audiovisual.

Palavras-chave: Subjetividade; a interação social; a mediação; displays audiovisuais

1. Introducción

Hoy en día no es posible asumir a los medios de comunicación como herramientas inocuas de transmisión de mensajes. Las investigaciones han variado en enfoque e intención pero como constante siempre está la existencia de un ethos propio de cada medio, algo que ya explicitara McLuhan (1996) al decir que el medio comporta un mensaje en sí mismo. Así que se parte de la idea de que los medios de comunicación, entre ellos las pantallas audiovisuales, transmiten y proponen a las audiencias formas de ser en el mundo así como maneras específicas de interacción que se encuentran guiadas por discursos propios de los grupos tras los medios.

De allí que la televisión, como uno de los más emblemáticos medios masivos de comunicación se entienda como portadora de una gramática propia basada en la inmediatez e instantaneidad con imágenes de fácil consumo y sonidos que envuelven, saturan y atiborran los sentidos de la audiencia (Zabala, 2011; 2016), facilitando la transmisión unilateral de significados, roles y formas de interacciones, y al que se le atribuye entorpecer la toma de postura crítica por parte de los televidentes además de la capacidad de distorsionar la noción de realidad.

Sin embargo, resulta ingenuo aceptar la total sumisión de las audiencias ante la televisión y su omnipresencia pues sería negar la capacidad de los sujetos para orientar sus puntos de vista, construir realidades sociales, y regular su propia conducta. Al reconocer al sujeto como activo y agente de sí mismo se deben plantear otras forma de interacción entre sujetos y medios diferentes a las dinámicas de dominación y sumisión que se sobreentienden desde las miradas tradicionales de los estudios de medios. Estas se apoyan desde la psicología conductual con la concepción del sujeto como un objeto o un organismo que responde a configuraciones ambientales y es dependiente de agentes externos ajenos a sí mismo.

La agencia individual puede leerse como la capacidad para tomar acción racional y voluntaria sobre sí y el propio entorno social e histórico. Por lo cual implica necesariamente procesos de toma de postura como acto de tomar distancia y apartarse de discursos preconcebidos por otros, además de procesos reflexivos y autoreflexivos que impliquen un reconocimiento consciente de sí y de su situación o lugar en el entramado social. Siguiendo a Mead (1934; Tomasini, 2010), es mediante la capacidad reflexiva con la que el sujeto puede volcarse hacia sí y modelar su papel en el grupo social logrando regular su propia conducta a partir de la interacción con sujetos y discursos que circunden su cotidiano vivir y hagan posible la caracterización y construcción de sentidos de sí y del mundo.

Es posible entender la subjetividad como un conjunto de procesos que surgen en la interacción intra e intersubjetiva, enmarcados en condiciones históricas, económicas y sociales que ejercen tensión entre la total sujeción y la completa libertad, encontrando dicha tensión en la toma de referentes sociales que organicen y direccionen el ser y el obrar del sujeto además de la conformación de sentidos propios y personales que sedimenten formas particulares de ver el mundo. Solo a partir de la elaboración de sentidos individuales se hace plausible el movimiento reflexivo, tomándolo como la vuelta sobre sí mismo, sobre los roles sociales, las tipificaciones y cosmovisiones tomadas como propias; entendiendo la reflexividad como el seno de procesos de gestión individual y social.

La interacción con el medio televisivo se enmarca en la cotidianidad de la mayoría de los sujetos, circunda los espacios y momentos familiares y hasta invade la privacidad de las habitaciones. La televisión también se ha convertido en una de las opciones predominantes de ocio y diversión, ha logrado postularse como posibilidad educativa y se muestra como una fiel ventana del mundo que extiende el ojo humano hasta límites insospechados otorgando el control remoto del tiempo y el espacio. Sin lugar a dudas la televisión es uno de los medios de comunicación paradigmáticos del último siglo ocupando hoy por hoy desde los espacios y momentos más cotidianos hasta los más recónditos, acompañando las actividades más comunes y alimentando las visiones de mundo.

La infiltración de la pantalla televisiva en la cotidianidad hace posible la conformación y toma de roles sociales individuales y familiares en la organización de la sociedad y la realidad mostrada por la televisión, según lo muestran Cerda (2001) y López (2000). Estos dos estudios hablan de la relevancia que ha adquirido el discurso mediático en la organización social, fenómeno que repercute en la construcción social de la realidad y los sujetos, concibiendo nuevas subjetividades atadas a la realidad de la televisión, lo cual da pie a cuestionamientos acerca de la posibilidad de reflexión que puedan tener los sujetos sobre sí mismos y sobre la visión de mundo que es transmitida por el discurso televisivo.

El sujeto surge y se construye en la interacción social la cual puede darse en un sinfín de escenarios y tiempos y en contacto con muchos interlocutores. La preocupación que se extiende a lo largo de este trabajo se fundamenta en la interacción que los sujetos establecen con los medios de comunicación en la cotidianidad, preguntando específicamente por la televisión, un medio masivo de comunicación cuyas características e historia le han situado como una importante fuente de tipificaciones de sujeto y de mundo (Sampedro, 1997; Cerda, 2001; Gómez & González, 2006; Martín-Barbero & Téllez, 2012; De Alba, 2015). La relación entre sujetos y televisión no puede pretenderse simple y llana, por el contrario, parece ser nicho de múltiples discursos que establecen ciertas dinámicas dentro de las familias y los grupos de pares, además de encontrarse atravesada por múltiples visiones sociales del mundo a partir de las cuales transmite y afirma roles sociales, étnicos, de género, etc., que pueden estructurar la vida social.

De la diversidad de comportamientos que el sujeto podría tener frente a la televisión, algunos se decantan como estrategias o rituales predilectos de consumo televisivo constituyendo formas propias de interacción con el medio que sirven al sujeto para negociar con la televisión y establecer “contratos” o acuerdos tácitos basados en la interacción cotidiana. Estas estrategias son llamadas televidencias, las cuales configuran prácticas de ver, escuchar y ser con la televisión, y sirven para negociar posturas, perspectivas de realidad, ideas, significados, referentes sociales, etc., haciendo posible para el sujeto tanto aceptar una postura pasiva y simplemente satisfacer las necesidades de entretenimiento, como construir formas activas y propias de consumir televisión; esto permite entender las televidencias como importante nicho de procesos de construcción de realidades, identidades y subjetividades (González, 2007; Orozco, 1997 y 2012; Zabala, 2016)

Problema de investigación

La pregunta recae en el proceso de construcción de televidencias, cuestión que centra la atención en las distintas prácticas, trayectorias y contextos. Por prácticas se entenderán las actividades que tienen ocurrencia en la cotidianidad con el medio y a partir de la cual se sedimentan y enriquecen las interacciones; reconociendo como prácticas la relación de tiempos de contacto, las distintas preferencias de programación, el acompañamiento de familiares o pares así como las posibles conversaciones que se den antes, durante y después del momento de contacto, las actividades que acompañan la interacción con la televisión, la prevalencia del consumo mediático sobre otras actividades, entre otras.

En cuanto a las trayectorias, serán entendidas como los diversos recorridos, agrupaciones de eventos, fenómenos y experiencias que a lo largo del periodo vital del sujeto han incidido en los acercamientos al medio televisivo orientando el establecimiento de prácticas y perspectivas acerca de la televisión, del mundo y de sí mismo. La observación de trayectorias de construcción de televidencias permite apreciar su temporalidad, ofreciendo una mirada complementaria y profunda de estos procesos a lo largo de la vida del sujeto.

Las televidencias, como estrategias para la interacción con el medio televisivo, juegan un papel relevante en los procesos de construcción de subjetividades, entendiendo que el sujeto suele ubicarse o desplazarse en una gamma de posturas activas o pasivas, proceso que toma relevancia en la interacción con otros sujetos, surgiendo así la inquietud por ¿cuáles son las relaciones entre los procesos de construcción de televidencias y los procesos de construcción de subjetividades?; pregunta que está encaminada a explorar y distinguir la multiplicidad de formas que puede asumir el proceso reflexivo en la interacción cotidiana y estratégica entre sujeto y televisión.

La mirada se centró en la toma de posición del sujeto dentro de las polaridades activo-pasivo y esperando que el sujeto, como ser en constante construcción varíe y se sitúe en diversas posiciones negociadas gracias a las televidencias, que se juegue como sujeto constantemente en cada interacción con la televisión y de esta forma se esperaría atestiguar algún tipo de relación recíproca entre las televidencias y los procesos de agencia y reflexión.

Objetivos

General

  • Explorar las relaciones entre procesos de construcción de televidencias y procesos de construcción de subjetividades, en el marco de vivencias cotidianas y pertenencias institucionales y familiares.

Específicos

  • Describir procesos de construcción de televidencias identificando prácticas, y trayectorias.

  • Identificar mutuas incidencias entre procesos de construcción de subjetividades y procesos construcción de televidencias.

Antecedentes

El estudio de los medios ha tenido diversas aproximaciones, cada una guiada por una mirada paradigmática que anuda los medios de comunicación, sus características y efectos en la sociedad y en los sujetos, a un conjunto de visiones de mundo que les dan sentido. A continuación se reseñarán brevemente cuatro corrientes de estudios de medios que han configurado su visión a partir de una cosmovisión de mundo.

Como primero, la teoría de los efectos, enmarcada en un momento donde la predominancia de la mirada científica estaba dirigida por la ciencias duras, exactas, naturales, obviando y casi despreciando la mirada humanista, con el énfasis puesto en el conductismo y su obsesión por predecir y controlar el comportamiento, la investigación se enfocaba en los efectos que tenían los medios sobre los individuos, reconociendo a estos últimos como simples organismos carentes de costumbres y visiones de mundo propias, plenamente homogenizados. La sociedad se aprecia plana y carente de diferencias culturales, étnicas e individuales; así, la investigación se lleva a cabo con la premisa de que los sujetos no son más que organismos, y que la relación entre medios y organismos es una simple transacción de carácter unidireccional donde el papel activo lo tienen quienes están tras el dispositivo mediático, los emisores (Guerrero, 2004). Sin duda alguna, el modelo de efectos otorga prevalencia al sustrato biológico del organismo humano, buscando objetividad por encima de posibles aristas sociales y subjetivas de la humanidad.

Al modelo de efectos le siguió el modelo de usos y gratificaciones que posó su interés del lado de las audiencias otorgándoles el poder de selección sobre los medios. Este modelo responde al paradigma funcionalista que tuvo su auge en la década de los 60 (Sampedro, 1997), y pretendía elaborar conocimiento acerca de la relación entre medios e individuos, dándole mayor importancia a la selección y uso que los consumidores hacían de los medios y dando a estos últimos la función de responder a las necesidades de las audiencias (Guerrero, 2004). Aunque el peso de la investigación es puesto del lado de las audiencias aún se las sigue considerando carentes de criterios para la selección, resistencia y crítica frente a los mensajes mediáticos, ya que el criterio bajo el que las audiencias llevan a cabo la selección no es más que la gratificación que el medio les pueda otorgar. Además, sea cual sea la selección que se realice, los individuos continúan viéndose como receptores sin ninguna herramienta con la cual posicionarse frente a los medios; entonces sigue siendo una relación unidireccional en la que cada persona apenas si tiene el poder de cambiar de canal (Sampedro, 1997).

Los estudios culturales se plantearon como el nuevo abordaje del estudio de medios, centrando la atención en la relación que estos últimos pudieran tener con la carga cultural propia de cada comunidad y de cada sujeto, con la recepción que pudiera tener cada grupo, se entiende que el mensaje de los medios es polisémico y que depende en su gran mayoría de la interpretación que cada grupo social haga de él. Se habla entonces del proceso de recepción como una práctica cultural donde tienen lugar “procesos objetivos y subjetivos, a nivel social e individual” (Sampedro, 1997, p.150). Sin embargo, los estudios culturales desconocen en los medios la carga cultural e ideológica, ignoran las tradiciones que hablan de la influencia y el control social que ejercen los medios y los grupos dominantes y ese desconocimiento de contenidos dominantes y de las características propias del texto mediático redunda en un relativismo que se acusa de terminar en tautologías (Guerrero, 2004; Sampedro, 1997).

Finalmente, el análisis de recepción surge con la intención de suplir el relativismo presentado por los estudios culturales, y lo hace principalmente con el reconocimiento de discursos dominantes que se reproducen a través de los medios, pero que de ninguna manera suplantan los procesos de negociación y resistencia que son posibles en la recepción (Sampedro, 1997). Se enmarcan así teorías de construcción social de la realidad y de los sujetos, el análisis de recepción permite una mirada tanto individual como grupal de los procesos de construcción de sujetos sociales y las diferentes relaciones que a partir de allí se entablan con los medios (Guerrero, 2004). Dadas las múltiples características sociales, biológicas y culturales de las audiencias, es posible hablar de diversas formas de consumo así como de distintos acercamientos e interacciones con los medios.

Dentro del análisis de recepción se encuentra el modelo de mediaciones múltiples, cuyos principales exponentes latinoamericanos son MartínBarbero (1991) y Orozco (1996; 1997). Este modelo propone que las distintas características biológicas y culturales de los sujetos interfieren y filtran la interacción con los medios. Entonces, la pertenencia a distintos grupos, la vivencia de distintas experiencias, las condiciones de antes, durante y después del contacto con el medio, entre otras, son factores que median en la relación sujeto-medio, y a partir de las cuales es posible la construcción de prácticas, rituales y costumbres individuales y grupales de ver, escuchar, atender y ser con los medios.

Tanto el análisis de recepción como el modelo de mediaciones múltiples han encontrado su auge en el estudio de la recepción en grupos focales, tales como juventudes, tribus urbanas, etc. Razón por la que no se hallan muchas investigaciones que resalten el valor individual de sujeto en la interacción con los medios. Ejemplo de ello es el trabajo realizado por Egido y cols. (1998), con el cual se trató de conocer los hábitos de recepción de medios en población universitaria de primeros y últimos semestres de la Escuela de Ciencias de la Información, indagando por situaciones de contacto con los medios a lo largo de la experiencia vital. Para ello se realizaron encuestas y entrevistas, con el ánimo recabar datos acerca de los hábitos de consumo mediático y de los diferentes usos que los sujetos daban a los medios.

A grandes rasgos encontraron diferencias en la familiaridad, acceso y frecuencia que los estudiantes provenientes de pueblos y aquellos provenientes de urbes citadinas habían tenido en sus acercamientos a los medios, mostrando así las posibles mediaciones culturales e institucionales que habrían intervenido. También se logró observar que el conocimiento especializado acerca de los medios que poseían los estudiantes de últimos semestres de la Escuela de Ciencias de la Información influía en la conciencia que los sujetos tenían de sus prácticas de consumo y en la visión que estos tenían acerca de los medios de comunicación.

Lazo (2008), centró en cambio su mirada en las configuraciones contextuales que aquejan el proceso de recepción y lo constituyen de forma histórica a la vez que vivencia o como acontecimiento, por lo cual su punto de mira no fue la interacción entre audiencias y medios sino la interacción entre contextos para producir así procesos de recepción.

Este tipo de estudios se valen de una mirada hermenéutica de las vivencias con los medios, en la que los sujetos reportan a la vez que interpretan esas vivencias en la entrevista logrando un acercamiento transversal de la experiencia vital de los sujetos. Algo que Jansson (2000) resaltó en su estudio acerca de la relación entre la audiencia y la conformación de identidades arraigadas a acervos culturales, lo cual da origen a una vía certera de comunicación entre la constitución del sujeto y los consumos mediáticos.

Esta mirada hermenéutica y transversal puede no describir con exactitud el evento de contacto con los medios, pero logra enriquecerse con la interpretación que en la actualidad da el sujeto a sus acercamientos a los medios, promoviendo en él procesos de reflexión y posicionamiento a partir de los cuales es posible dar cuenta de construcciones de formas de ver y ser con la televisión. Este punto se fortalece con el desarrollo de formas propias de implementación y acercamiento a los medios por parte de los entrevistados, siendo la radio y la televisión medios importantes para la integración con grupos sociales, pero también para la diferenciación.

El análisis de recepción, al igual de los estudios culturales, reconoce en el sujeto la capacidad de construir hábitos, costumbres y rituales propios de acercamiento a los medios, desde donde se configure la interacción. Al respecto, Orozco (1990) señala que la interacción con los medios conlleva posicionamientos de los sujetos. Así que en ocasiones puede conllevar la complicidad del televidente, obteniendo la reproducción de los sentidos propuestos por el medio, o la negociación entre los mensajes y las distintas mediaciones del sujeto, logrando como fruto de esa negociación apropiaciones críticas, alterativas, resistencias frente a los mensajes mediáticos, etc. Tanto Orozco (1996; 1997; 2001) como Martín-Barbero (1991) plantean la interacción con los medios de manera procesual enmarcada en la cotidianidad de los sujetos, de tal forma que en la interacción cotidiana con los medios se construyen prácticas de consumo, acercamiento y empleo de la televisión. Estas prácticas son conocidas como televidencias.

Acerca de las televidencias, Orozco (1990) estudió la construcción de televidencias en niños y el papel que tienen los padres, profesores y el ambiente familiar en general, empleando métodos cualitativos y cuantitativos como tratamiento estadístico de datos en busca de correlaciones a partir de muestras significativas sin pretender generalizar sus conclusiones. Se mostró que las televidencias, entendidas como prácticas culturales que definen los ritmos de vida y las demás interacciones y actividades sociales, se construyen a diario en los múltiples contactos que tienen con los medios y en las conversaciones previas y posteriores que sostienen con padres, maestros y pares acerca de los hábitos televisivos, de los contenidos, de los diferentes roles que tienen los niños en la sociedad y cómo esto se ve afectado por el consumo mediático.

Para Orozco en sus estudios presentados en 1990 y en 2001, son importantes los hábitos y condiciones situacionales a la hora del contacto directo, las conversaciones que sostienen con padres y maestros acerca en la valoración social y familiar que tiene la televisión, las predisposiciones formadas a lo largo de la vida y las interacciones con pares mediadas por el consumo mediático. Como conclusión puede destacarse que la televidencia como práctica cultural se construye cotidianamente, los diferentes hábitos y prejuicios frente a la televisión son aportados por múltiples mediaciones, obteniendo así una interacción rica en negociaciones y resistencias, donde las televidencias se produzcan a nivel individual y grupal insertándose en la vida social y no se limiten al contacto directo, sino que trasciendan a un antes, durante y después (Zabala, 2016).

Nuevamente Orozco, en 2012 presenta un recuento de sus aportes teóricos y empíricos con especial énfasis en los medios como dispositivos de producción de interacciones. Esto implica que el punto de interés no es la producción de sujetos o de medios, tampoco de mensajes o de procesos comunicativos. El punto de interés es la interacción misma que tiene lugar en el encuentro, diálogo, confrontamiento y negociación de sentidos, significados, o simplemente de vivencias.

Por su parte, Gómez y González (2006) estudiaron la conformación de reglas de recepción televisiva en niños caleños pertenecientes a familias de diferentes estratos y diversas concepciones de educación, encontrando que las televidencias, constituidas por múltiples interacciones y regidas por reglas, surgen de la interacción cotidiana con la pantalla y la negociación de reglas con los padres acerca de los tiempos y espacios para el consumo televisivo, siendo de gran importancia la experiencia de los padres frente a la televisión, la concepción que estos tengan de la pequeña pantalla y la distribución del tiempo de los niños, la cual puede estar regida por la escuela y hacer las tareas, labores domésticas o los horarios televisivos, a partir de estas regulaciones se constituyen reglas más o menos constantes en el tiempo. Los autores afirman que las televidencias se construyen como regulaciones de la recepción y como formas de negociar con padres y pares acerca de las prácticas de recepción televisiva. En una línea similar, Cembranos (2004) presentó un estudio acerca de las relaciones de poder que se entretejen alrededor del uso de la televisión, de sus mensajes, sus prohibiciones y permisos y de la ritualística que se da conforme la selección de contenidos y tiempos para su consumo.

Es importante entender las interacciones entre sujetos y televisión inmersas en tensiones sociales que entran a dirigir las formas de consumir los medios a la vez que son retroalimentadas por el consumo mismo generando una dialéctica en el consumo social. Por ejemplo, Rueda (2000) observó en niños urbanos y rurales de diferentes estratos por medio de entrevistas y juegos, que la construcción de hábitos de lectura y televidencia dependen en gran medida del capital cultural de los padres y de las costumbres de acompañamiento que los niños tienen tanto en casa como en las escuelas. La autora enfatiza en estos acompañamientos pues a lo largo de las entrevistas fue posible observar que el concepto que se tiene de los libros y de la televisión no concuerda con las prácticas reales, es decir, por más que los niños reportaban ver al libro como un importante aporte de conocimiento e incluso decir que les gustaba leer, no demostraban practicas congruentes con lo reportado, abriendo la posibilidad para sospechar que podrían estar repitiendo el discurso que se les inculcaba en la escuela o en el hogar. De esta manera la autora mostró que el estrato se relaciona íntimamente con el capital cultural y el tiempo que los padres dedican a sus hijos, factores de gran importancia en la construcción las diferentes prácticas y acercamientos que tienen los niños frente los libros y la televisión.

Congruentemente lo anterior, Cerda (2001) observó a partir del trabajo sobre encuestas y estadísticos, la importancia del género en la constitución de diferentes prácticas de ver televisión en la vida cotidiana, entendiendo que el género, como construcción social y cultural, se traduce en gustos, relaciones de poder dentro de la familia y roles predefinidos por el grupo social. La autora encontró, que los gustos y roles se negocian o se acentúan en la cotidiana interacción de los sujetos (por separado) y sus familias con la televisión, haciéndose presente la relación dialéctica que existe entre los roles sociales y las prácticas de consumo mediático desde la que se configuran las prácticas y modifican los roles, demostrando que en las prácticas televisivas se construyen identidades tanto individuales como grupales.

López (2000) por su parte estudió la familia y la posición social de los individuos a través de los hábitos de consumo televisivo reportados por niños urbanos y rurales de diferentes estratos socioeconómicos y grupos culturales (había un grupo de niños indígenas de las comunidad Páez), encontrando que los niños caracterizan a su familia de acuerdo a las familias mostradas en la pantalla e incluso llegan a interpelar a la sociedad a partir de la experiencia televisiva. La televisión se convierte en una ventana hacia la realidad, llegando incluso a suplantarla o simplemente a obtener mayor preferencia por parte de los niños, quienes muchas veces encuentran en la pantalla un escape de sus agobiantes vidas.

De la misma forma, Rodríguez (2004) planteó que la familia es el centro de conformación de mediaciones, o mejor, múltiples mediaciones a partir de las cuales es posible hablar de un proceso de recepción. Distinguiendo mediaciones a nivel individual, situacional, institucional y tecnológica, siguiendo así la línea planteada por Orozco (1996) y ampliando las apreciaciones del mexicano. Para ello Rodríguez (2004) se valió de múltiples entrevistas a familias enteras acerca de sus hábitos de consumo, de las prácticas durante los diferentes momentos de la programación, distinguiendo entre las franjas comerciales como momentos de distención y socialización. Y prestando especial interés en los escenarios en que las familias ven televisión.

El trabajo de López (2000) permite entender la importancia de la televisión en la apropiación de roles y visiones de mundo por parte de los niños, estos aportes del medio televisivo no solo actuarán en el posicionamiento de los niños en la red social, sino que también tendrán eco en la conformación de cada niño como sujeto, en la agencia. Los estudios de Cerda (2001) y de López (2000) abren la posibilidad de preguntar ¿hasta qué punto las televidencias tienen implicaciones en la construcción de sujetos? ¿Hasta dónde son construidas a la vez que las subjetividades? Y en ese mismo sentido ¿pueden ser construcciones subjetivas?

Frente al uso de medios de comunicación en la construcción de subjetividades es posible observar en el estudio de Vélez (2009) una investigación por medio de relatos de vida que observa cómo jóvenes caleños construyen formas alternativas de sobrellevar sus desventajas sociales, culturales y económicas. Los medios son empleados como fuentes de roles y actitudes, como socializadores de sujetos al mundo del Rap; mundo que no solo genera cohesión social sino que abre la posibilidad de construir formas alternativas de vivir la vida, de construir sociedad en la interacción con pares.

Y De Alba (2015) llevó a cabo un los consumos que hacen adolescentes y la importancia de dichos consumos en la conformación de roles actuales como el de “fan” o el de “tween”. Estas etiquetas provienen del contacto cotidiano con contenidos televisivos que proporcionan esquemas de valores y conocimientos a partir de los cuales se estructura la realidad social de las audiencias. Pero más importante aún, es que los sujetos del estudio de De Alba (2015) apropian esas etiquetas como puntos de inflexión a partir de los cuales se reconocen a sí mismos, como fans, lo que lleva a la conformación de agrupaciones de autoreconocidos fans.

También está el libro de Desiato (1998) que plantea las posibilidades de lectura que ofrecen las pantallas audiovisuales, para lo cual compara sus gramáticas con medios escritos. Esto lleva al autor a presentar ciertas posibilidades de toma de postura crítica y reflexividad frente a la pantalla audiovisual que no son posibles frente a otros medios masivos. En particular, a partir de su uso multimedial que permite que sujetos se apropien con mayor facilidad de contenidos. Sin embargo, el autor también resiente la velocidad e inmediatez de la gramática televisiva que fulmina al televidente sin darle el tiempo suficiente para pensar acerca de lo visto.

Sin importar esto, Baccega (2012) enfatiza en el papel activo del sujeto frente a los medios masivos como requisito para la interacción, pues de lo contrario sería simplemente transmisión de información de un punto a otro. Por el contrario, tanto Baccega (2012) como Desiato (1998), formulan sus aportes teóricos con base en entender que el sujeto es activo y por tanto no es un proceso de transmisión sino de recepción, y concluyen en que es necesario fortalecer las múltiples instancias que median entre la pantalla y el sujeto para proveerle mayor espacio y tiempo para la toma de postura y elaboración de sí frente al medio.

2. Metodología

Relatos de vida

Los relatos de vida hacen parte del grupo de aproximaciones a partir de relatos orales que han tenido auge en las ciencias sociales en las últimas décadas, este método tiene un fundamento fenomenológico según el cual las perspectivas, eventos y sentimientos expresados por el entrevistado son fuente de conocimiento válido para la investigación (Sanz, 2005). El enfoque fenomenológico busca “siempre como información o dato lo que los sujetos sociales expresan por voz propia, le permite a la historia oral acceder al punto de vista del actor social, al conocimiento del entramado simbólico del que surge el testimonio en la situación específica propiciada por la práctica de la historia oral” (Aceves, 2008, p.14); esto hace posible al investigador obtener conocimiento de procesos subjetivos del entrevistado y su entramado histórico y social.

La elaboración de relatos de vida se lleva a cabo a través de una serie de encuentros dirigidos por el interés del investigador, en los que se busca producir relatos orales de trayectorias personales que den cuenta de “la historia de la región, grupo, medio social, familiar, en tanto emergente de un complejo entramado social y cultural” (Barbieri, 2007). En lo referente con la negociación de televidencias, el método de relatos de vida otorga acceso a

información sobre la estructura, la dinámica y el funcionamiento de la vida mental […] sobre el sistema de creencias del sujeto, sus conocimientos prácticos, sus códigos culturales y referenciales, etc. […] permiten obtener visiones sincrónicas y diacrónicas de la vida en una sociedad y una cultura (Aceves, 2008, p.21).

Por lo cual se obtiene conocimiento del conjunto de roles y valores que guían las interacciones del sujeto. Por otra parte, los relatos orales exigen la reconstrucción de fenómenos del pasado consiguiendo evidenciar la subjetividad como impronta personal en la resignificación de dichos fenómenos.

Lo que muestran los relatos son segmentos de aconteceres, de versiones y significados, cruzados, entramados en complejas relaciones que configuran el texto mismo de la historia. Relatos cruzados que, cambiando el acento de un hecho a otro, cambian el rumbo y el significado de la historia propia y social (Medina, 2008, p.167).

Se aboga entonces por un enfoque hermenéutico a partir del cual dar cuenta de la subjetividad como proceso que da sentido a fenómenos pasados a través del acto de enunciación sobre la propia vida, de dar coherencia y sentido al relato a la vez que se da sentido sobre sí mismo.

Por medio de la elaboración de relatos de vida se examinaron trayectorias y prácticas de interacción con el medio televisivo, así como eventos relevantes en el proceso de construcción de televidencias tales como normas, compañías, preferencias, entre otras. Además, a través del proceso hermenéutico llevado a cabo por el sujeto se esperó apreciar rasgos subjetivos evidenciados en sentidos, acentos y énfasis, pues “La historia oral tiene a la subjetividad como uno de sus objetos centrales de indagación y lo seguirá siendo mientras persiga las memorias y los olvidos en la experiencia vital de las personas con las que interactúa” (Aceves, 2008, p.13).

Técnica e instrumentos

Entrevista en profundidad

La presente investigación tiene por objeto los tipos de subjetividades que surgen de la interacción con el medio televisivo, situando la atención en los procesos de construcción de subjetividades a partir de la constitución y negociación de prácticas de consumo mediático referentes a la televisión (televidencias). La entrevista en profundidad ofrece una perspectiva fenomenológica que otorga mayor importancia a aquello que el entrevistado percibe como importante, es una técnica de investigación cualitativa empleada principalmente para obtener información detallada y profunda acerca de perspectivas propias de la persona entrevistada (Taylor y Bogdan, 1987), a través de esta se busca recabar en las memorias más íntimas y en las apreciaciones más personales con el fin de entender la manera como perciben y re-crean sus experiencias, y cómo estas han configurado su vida (Aceves, 1999).

Puede entenderse la entrevista en profundidad como una serie de diálogos vertebrados por la búsqueda de un conocimiento particular acerca de un evento, vivencia o perspectiva. La entrevista en profundidad es una herramienta valiosa que permite conocer cómo una persona ve el mundo, a través de la narración de eventos y la descripción de sensaciones y sentimientos en distintas experiencias de vida. Gracias a la cercanía que puede entablarse entre entrevistador-colaborador es posible apuntar a la comprensión que los individuos hacen del mundo (Taylor y Bogdan, 1987). Dada la naturaleza subjetiva de su objetivo, la entrevista en profundidad se perfila como una herramienta flexible y dinámica, cuya estructura se debe al ritmo negociado de la interacción investigador-colaborador careciendo de rigidez y dificultando el establecimiento del número de sesiones recomendadas para la obtención de la información adecuada para el cumplimiento del objetivo de investigación. Estas características hacen de la entrevista en profundidad una herramienta versátil e idónea para la investigación cualitativa de procesos de construcción de subjetividades.

Para la elaboración de un relato de vida a partir de la técnica de entrevista en profundidad se contemplarán descripciones profundas de prácticas de contacto con el medio televisivo, trayectorias y condiciones sociales e individuales que funcionan como contexto de los procesos de construcción de subjetividades y televidencias.

Así que la entrevista se enfocó en las prácticas, entendidas como las diversas acciones que circundan el contacto con el medio televisivo, indagando por actividades como charlar, comer, hacer los deberes, leer, entre otras, además de las distintas compañías de familiares, amigos, parejas, mascotas, entendiendo que su co-ocurrencia dirige y enriquece la interacción sujeto televisión. También es importante obtener información acerca de la cantidad e intensidad de tiempo en que se ve televisión buscando comparar y relacionar tiempos de contacto con el tiempo destinado a otras actividades, esperando abrir un horizonte de conocimiento que permita entender la importancia de la pequeña pantalla en la vida cotidiana del sujeto.

Tratando de dar cuenta de las trayectorias se urdió en la memoria de los colaboradores por experiencias que fueran consideradas relevantes en su desarrollo como sujeto, ahondando en aquellas que hayan incidido notablemente en su construcción como sujeto televidente; entretejiendo el relato con los eventos, sensaciones e incidentes que a lo largo del periodo vital del sujeto hayan marcado, influenciado y acuñado prácticas pasadas y actuales de interacción con la televisión.

Por otra parte, las condiciones hacen referencia a las características del momento histórico, a las tensiones económicas, sociales y familiares en las cuales se encuentra inscrito el sujeto y que enmarcan sus perspectivas de mundo y su actuar. El proceso de adentrarse en las condiciones en que se gestó el sujeto apunta a una mirada holística muy valiosa a la hora de profundizar en pequeños tramos de la experiencia vital que esclarezcan los procesos de construcción de televidencias.

Instrumentos y procesamiento de la información

Para el análisis de la información se empleó Atlas.Ti, software especializado en el análisis cualitativo que permite citar, categorizar y relacionar fuentes de datos. Las entrevistas fueron categorizadas en “Trayectorias”, “Prácticas” y “Construcción”, que a su vez contenían sub-categorías como “preferencias”, “tiempos de contacto”, “reglas y restricciones” para la primera; “acompañamiento de familiares”, “conversaciones antes, durante y después del contacto”, “actividades co-ocurrentes”, “preferencias de programación”, “prevalencia” y “tiempos de contacto” en las prácticas y finalmente se emplearon las sub-categorías de “ruptura del contrato”, “negociación”, “construcción de televidencias” y “construcción de subjetividades” para la categoría de construcción.

Sujetos de Estudio

Para la elaboración de los relatos de vida y el proceso de la entrevista en profundidad se escogieron tres jóvenes de entre ocho, dos hombres y una mujer, de edades entre 21 y 23 años de edad. Contemplando que la negociación de televidencias encuentra mayor interés personal en la población juvenil, etapa en la que pueden hallarse procesos maduros de negociación de significados, realidades, identidades y televidencias que tal vez no puedan apreciarse con tanta facilidad en la niñez. También está la posibilidad de abordar regresiva y reconstructivamente los conflictos y experiencias de la etapa de niño, permitiendo una mirada rica en construcciones de roles, identidades, reglas, etc., y sus posteriores incidencias hasta llegar a la actualidad que no sería posible de llevarse a cabo el estudio con niños. La población juvenil ha sido abordada en anteriores estudios (Egido y cols., 1998; Vélez, 2009), caracterizada por múltiples conflictos, diferenciaciones y afiliaciones a nivel individual y social, nicho de procesos de identificación, reflexión y construcción de subjetividades; todos rasgos que hacen de los jóvenes una población altamente interesante para la observación, descripción y posterior análisis de la construcción de televidencias y subjetividades.

Se buscaron sujetos que cumplieran con algunas características básicas que se establecieron con el fin de delimitar y facilitar los objetivos propuestos para el estudio, de esta forma se llevaron a cabo charlas previas con los participantes las cuales tuvieron como fin seleccionar aquellas personas que tuvieran alguna filiación con la televisión y que se reconocieran a través de sus trayectorias o sus prácticas como televidentes constantes; asimismo se prefirieron personas que ubicaran el consumo televisivo como una actividad preferente en su repertorio de actividades cotidianas, disponiendo de una porción importante de su tiempo libre. También se buscaron sujetos que se encontraran clasificados entre los estratos socioeconómicos 2, 3 y 41, asumiendo que estos niveles medios de la sociedad expresan algunas condiciones y disposiciones económicas, sociales y culturales similares entre sí, como la posibilidad de acceder a televisión por cable o “parabólica”, el regular ingreso a instituciones educativas tanto públicas como privadas, la habitual convivencia con uno o ambos padres, etc. Adicionalmente se requirió que los sujetos tuvieran algún grado de educación superior, bien sea que hayan terminado, estén en proceso de culminación o incluso que hayan suspendido sus estudios; entendiendo que dicho nivel de educación aporta herramientas importantes para el proceso de reflexión y toma de postura consciente frente a la televisión.

3. Resultados

En primera medida, se dará cuenta de las diferentes trayectorias de contacto con el medio televisivo, de sus vivencias, en especial de aquellas que resultan importantes o decisivas en la configuración de formas de interactuar con la televisión. Así que se abordarán los caminos recorridos por cada uno, tratando de hallar lecturas horizontales que permitan abordar generalidades sin perder de vista la individualidad de cada sujeto. En segunda instancia, se profundizará de manera similar en las distintas prácticas de ver televisión, las cuales definen, acompañan y complementan esta actividad, de tal modo que poco a poco se decantan hasta obtener televidencias, como relaciones entre las tres categorías anteriores (trayectorias y prácticas). El interés se centrará en el proceso que lleva hacia la construcción de las televidencias como estrategias que permitan establecer un diálogo con la televisión, o bien, pactos de videncia en los que es posible negociar o ceder ante los sentidos y significados que transmite la televisión dentro de su gramática, contenidos y prácticas que propone. Finalmente se expondrán aquellos procesos referidos a la construcción de subjetividades en relación con los procesos de constitución de televidencias, mostrando la existencia de relaciones de tipo dialógico entre una y la otra.

Trayectorias

Teniendo en cuenta que cada relato de vida expresa de manera única e irrepetible historias, sentimientos, pensamientos y demás fenómenos experimentados por un sujeto, su singularidad es necesaria para contrastar y evidenciar similitudes y diferencias respecto a otros relatos de vida, otras formas de ver y ser con la televisión. Se distinguieron tres momentos en estas trayectorias de vida con la televisión. Un primer momento lo establecen eventos importantes como los primeros contactos y eventos decisivos para la interacción cotidiana, las diferentes reglas y restricciones que delimitaron su relación con el medio. Un segundo momento está en la ruptura con las imposiciones paternas sobre los temas y tiempos de consumo, lo que hizo posible que otras pertenencias institucionales incidieran en el rumbo que tomaron sus gustos, horarios y prevalencias a la hora de decidir actividades y programación. Finalmente está la integración a la comunidad de adultos, lo que evidencia el papel social y jerárquico que ostentan los usos de la televisión al interior del grupo familiar. Así, como una vuelta al origen, la televisión otorga la adultez y cierra el ciclo.

Reglas y tiempos

Aparece de inicio el consumo televisivo restringido por reglas paternas, las cuales limitan los contenidos y horarios por lo que guían a los niños hacia el tipo de programación que los padres desean o aprueban. Es posible evidenciar que la mayoría de reglas y restricciones tienen por finalidad regular la actividad de ver televisión aislándola a un periodo de tiempo que no interrumpiera con la realización de labores escolares y domésticas; Alberto, por ejemplo, veía la contraposición entre la televisión y otras actividades como una necesidad antes que un impedimento:

No ver televisión más allá de cierta hora, “haga las tareas primero y después puede ver televisión”. Pero igual esa regla siempre la cumplí, […] desde pequeño me distraigo con facilidad entonces no prendía el televisor mientras estuviera estudiando o haciendo tareas… (Alberto)

En cambio, Miguel no evidencia esa ruptura entre los tiempos de consumo televisivo y los correspondientes a otras actividades sean académicas o domésticas, pues dice que en ocasiones pasaba “casi 24 horas (risa) como mirando quées lo que me podría ofrecer”, explorando la programación sin restricción alguna de parte de sus padres. Por su parte Andrea asegura no haber tenido restricción alguna más allá de tener que dormir a cierta hora determinada por el horario escolar o, en algunas ocasiones tener que almorzar primero antes de poder ver tener acceso a la televisión, sin embargo recuerda que “hacía en muchos casos las tareas en frente del televisor”.

Las restricciones no se agotan en el establecimiento de tiempos de consumo, sino que también refieren al tipo de contenidos permitidos, lo cual pone en evidencia la existencia de un control parental sobre la programación que a su vez hace importante el acompañamiento de padres a la hora de ver televisión:

…recuerdo que mi mamá cambiaba el canal cuando había escenas de tipo sexual. […] nosotros estábamos ahí con ella pues en ese tiempo pues había un solo televisor. Entonces, sí recuerdo que había ese tipo de restricciones a ese tipo de contenidos… (Andrea)

Según Gómez y González (2006) el acompañamiento de padres y familiares posibilita la negociación de reglas acerca del consumo televisivo, contenidos y horarios, las cuales se encuentran regidas principalmente en función de los deberes escolares y domésticos de los niños. Orozco (1990; 2012) asegura que las prácticas construidas a partir del acompañamiento de padres en el momento de contacto, así como en momentos precedentes y procedentes a este, influyen en gran medida en la constitución de hábitos televisivos y de lineamientos que guíen la prevalencia de la televisión con respecto a otras actividades.

Podría entenderse que el acompañamiento de padres resulta ser relevante en la construcción de límites que separen la televisión de otras actividades del niño facilitando el balance entre unas y otras:

Pues supondría yo que eran como una necesidad de control por parte de mis padres, […] para que el tiempo invertido viendo la televisión no pudiera afectar otras actividades, o sea, las horas de sueño, comer, ir al colegio, levantarme temprano para ir al colegio. (Alberto)

En casa de Alberto existían reglas acerca de la televisión que aclaraban su lugar entre las demás actividades, el tiempo dedicado a la televisión estaba ligado al tiempo que requerían los diferentes deberes, así que era necesario conseguir un balance entre la televisión y otras actividades, tratando de no mezclarlas sino de dedicarles un tiempo propio y definido a cada una. Miguel, por su parte, manifiesta haberse encontrado solo mirando la televisión, carente de acompañamiento por parte de sus padres, quienes trabajaban, no obtuvo de ellos bases para la regulación del consumo televisivo. Muy similar es la situación comentada por Andrea, quien en su infancia se encontró bajo el cuidado de su abuela materna, pues sus padres se habían separado y su mamá trabajaba; ante la falta de una reglamentación acordada y clara no acostumbró a diferenciar el ver televisión de otras actividades.

Siguiendo el concepto de zona de desarrollo próximo de Vygotski (2000), el acompañamiento de padres a la interacción de sus hijos con la pantalla televisiva no se limitaría al establecimiento de reglas y restricciones de contenidos y horarios, o límites y jerarquías de actividades, sino que es evidente su función de andamiaje. El contacto familiar con la televisión podría ser una actividad de andamiaje en la que se jugaran formas de estructurar al grupo social, al sujeto y al mundo. Es posible evidenciar que la televisión permite en la interacción con ella dos formas de negociación de gustos, jerarquías, roles y visiones de mundo; en la primera, ver televisión es una actividad en la que se juegan roles y jerarquías dentro del grupo social de acuerdo a prácticas que afirmen relaciones de poder, como por ejemplo la elección del canal o el programa, la determinación de restricciones de contenido y horario, entre otras:

… digamos que al principio era como muy “oh, los papás pusieron noticias” a la hora de la cena o cuando se llegaba o mientras se comía, […] ya con el tiempo sí le fui cogiendo cierto gusto a ver noticias… (Alberto)

Es posible entender que la elección de la programación y el establecimiento de reglas pasa por el necesario acompañamiento de adultos como supervisores, encontrando que estas prácticas ubican y refuerzan los roles familiares y sociales de cada televidente identificándolo dentro de una jerarquía como hijo, padre, abuelo o niño, joven, adulto e incluso como visitante o anfitrión. Este ordenamiento de la vida social es reforzado por una segunda vía, la categorización de contenidos, en el cual el medio televisivo propone reglas propias para cada grupo o rol social, segmentando a la audiencia tal y como es expuesto por Martín-Barbero (1991). Existen cambios en las prácticas de ver televisión conforme la persona se clasifica y es clasificada dentro de uno u otro grupo, de esta manera, crecer y pasar de ser niño a ser adolescente genera cambios en la interacción con el medio.

Las rupturas

En cierto punto de los relatos se hace evidente un segundo momento en las trayectorias el cual puede asociarse con la ruptura de las restricciones. La selección es dirigida por la búsqueda de contenidos acordes con el grupo social al que se inscriben los sujetos, por ejemplo, Alberto se reconoce como adolescente y como tal admite que sus gustos y posibilidades de programación o contenidos se encuentran delimitados por la membrecía a dicho grupo; él comenta que “… un adolescente en crecimiento ve, no sé, yo veía muñequitos, sigo viendo muñequitos, alguna que otra serie americana”. Los gustos y actitudes frente a la televisión se encuentran definidos por la pertenencia a grupos sociales y la asunción de roles, los cuales se ponen en juego cotidianamente en interacciones intersubjetivas en las que se abordan temáticas y contenidos televisivos “…creo que también depende como de los gustos que uno va desarrollando no solo con respecto a la televisión sino también como en la vida como tal, o sea, de pronto de los mismos amigos, digamos en el colegio.” (Andrea)

Los relatos de Alberto y Andrea permiten entrever la mediación institucional de la que hablara MartínBarbero (1991) y que resaltara López (2000), al hablar específicamente de la importancia de ver televisión en familia, o Lazo (2008), al entender que el proceso de recepción es resultado de múltiples solapamientos contextuales e institucionales que dan forma a la óptica con la que se mira la pantalla, También muestran el papel de dicha pertenencia en la selección de contenidos para su consumo, así como el planteamiento de prácticas de postconsumo tales como el comentar aquello que se vio con amigos y compañeros de escuela. Es esta una práctica cuyo fin es el de afianzar lazos sociales, que a su vez, delimita qué se ve y qué no.

Este momento de ruptura también se caracteriza por un contacto con la televisión en el que las reglas y restricciones de los padres pasan a un segundo plano en el momento de definir horarios y contenidos, otorgándole primacía a gustos y hábitos desarrollados en el primer momento y que ahora se erigen como propios, logrando en muchas ocasiones una regulación propia del consumo televisivo:

¿Entonces la televisión tenía un tiempo propio?

Sí un tiempo propio que yo le invertía de acuerdo a mis necesidades o al como yo quisiera el punto de empalme con las otras actividades. Es decir, si un día le dedicaba más tiempo al otro, si un fin de semana le dedicaba más tiempo a la televisión que a hacer mis actividades, pues obviamente en el transcurso de la semana pues iba reponiendo ese tiempo. (Alberto)

Alberto habla de la búsqueda de un balance entre las distintas actividades de su vida cotidiana, ubicando una frontera entre la televisión y otras actividades evitando mezclarlas. Este tipo de regulación propia parece posible a partir de un cese o pérdida de protagonismo de la reglamentación de los mayores, algo que se hace posible gracias a la posesión de un televisor en la habitación, lo cual alejó el consumo televisivo de la mirada de los padres otorgando un mayor peso en la elección que hagan los sujetos:

…en la habitación que yo compartía entonces con mi primo resultó un televisor!, entonces ahí ya hubo una libertad mayor en cuanto a contenidos y sobre lo que yo elegía […] entonces yo podía tener elección de los contenidos en la mañana […] y ya por la noche, después que se cumplieran los rituales en la casa de comer juntos, de ver las noticias juntos, podíamos ir a la habitación a ver televisión o a hablar mientras el televisor sonaba, […] mi madre ya no estaba, no vivía conmigo en esa casa, entonces no había una restricción aparte de mi abuelo, de vez en cuando yendo a golpear, pero no gran cosa… (Alberto)

Es así que la interacción con la televisión solitaria o junto a pares toma prevalencia sobre las formas asistidas o supervisadas que suelen darse en la infancia. Este paso de relaciones verticales, entre padres e hijos, a relaciones tendientes a la horizontalidad, entre pares, se distingue en el relato de Andrea, en el que se evidencia un cese en la censura de contenidos por parte de la madre, logrando un consumo regido por normas y gustos que se reconocen como compartidos o de vez en cuando negociados en lugar de subsumidos al control parental:

…no vería televisión en mi cuarto, si no la compartiría con otras personas como mi mamá o mis hermanas […] podemos estar viendo algo y mi mamá me puede estar preguntando cómo me fue en el día o qué voy a hacer al otro día o algo así y otras veces si es como en relación a lo que está pasando digamos en las novelas… (Andrea)

En este caso la madre de Andrea no regula el consumo televisivo de su hija, sino interactúa junto a ella con la pantalla, comentando, recapitulando y compartiendo en lugar de censurar y prohibir. En la familia de Miguel puede verse una práctica similar, en ocasiones charlan o discuten acerca de un tema en específico, muchas veces aportado por los noticieros de televisión:

… está su familia viendo la noticia. Todo mundo tiene una opinión, tiene algo que discutir. Si es un hecho lamentable, si es un hecho atroz el que ha sucedido, la gente toma una posición muchas veces como que dictada por las emociones […] Entonces la familia se carga de esas cosas, de esas opiniones […] uno tiene más o menos que aportar. Igual siempre se aporta algo. Entonces es cómo dije siempre, yo disfruto de una buena conversación, de una buena charla, eran los momentos en los que también se daban… (Miguel)

El que Miguel pueda discutir con su familia, exponiendo su opinión, indica que no se encuentra tan alejado del círculo de los adultos, por lo cual la televisión hace las veces de mediador social, de pívot a partir del cual las evolucionan las relaciones sociales al interior del grupo social, en este caso, la familia. El poder opinar no solo es una muestra marcada de aceptación y de ascensión en la jerarquía interna sino también da origen a nuevas y posibles interacciones matizadas por el consumo mediático.

Yo adulto

Un tercer momento puede identificarse en que los sujetos relatan ya no ser considerados niños que deban supervisarse o personas ajenas al círculo adulto de opinión, sino que son cercanos e incluso les son confiadas tareas como la supervisión de los menores y la elección de la programación, así como también son reconocidos como contrapartes en una discusión. En esta instancia las formas de interactuar con la televisión no se dan en la soledad, por el contrario parecen retornar al núcleo familiar convirtiendo el ver televisión en una actividad de acompañamiento y enseñanza a los menores, ubicando a los sujetos en el papel de restringir y reglamentar el consumo televisivo de otros como en su momento los mayores lo hubieran hecho con ellos.

Tanto Andrea como Miguel han asumido su papel de hermanos mayores y adultos al acompañar y restringir el consumo televisivo a los menores; por su parte Andrea supervisa la programación de su hermana de 10 años, trata de que no vea lo mismo que siempre ve afirmando que “ella ha visto muchas veces ese mismo capítulo, entonces intentar que vea algo diferente […] ya se sabe hasta la diálogos entonces muchas veces intentamos que cuando estamos nosotros vea algo que ella no vería sola”. A su vez, Miguel y su mamá tratan de que los niños no vean televisión solos, así que se hacen acompañantes y partícipes:

…yo me encuentro en un papel en el que mis hermanos me preguntan a veces cosas que dudan, cosas que ven en la televisión y son cosas en las que yo también tenía dudas, y yo trato de no solo estar ahí con ellos como alguien que supervisa sino también alguien que participa.

El papel de hermano mayor, de adulto supervisor, implica un cambio en la forma en que se ve televisión de niño y el cómo se ve televisión estando solo o con pares, bajo regulación propia o negociada. Al convertirse en supervisores superponen su forma de ver televisión a las de los niños, hay una tendencia a restringir y censurar pero también a compartir y disfrutar. Este tercer momento acentúa la diferencia de Alberto con respecto a Miguel y Andrea, pues al no tener una relación cotidiana con niños menores parece no haber asumido ni desarrollado el papel de supervisor, sin embargo, si diferenció sus consumos de los ostentados por otros adultos.

Construcción de televidencias como prácticas de consumo

Cada uno de los sujetos entrevistados elaboró acerca de las diferentes prácticas que llevan a cabo en sus interacciones con la televisión, entre las cuales sobresalen dos principales, a saber, el uso de la televisión como entretenimiento y la búsqueda de información útil y noticiosa. También hay algunas prácticas comunes que hacen las veces de hábitos, como el uso de la televisión como compañía de otras actividades, además de formas pasivas y activas de selección de la programación, así como la delimitación de horarios entre los cuales se prefieren los nocturnos y por último, la ubicación del televisor como centro de encuentro familiar y social.

Rutinas y costumbres

El relato de Alberto nos adentra a una constante relación de convivencia con la televisión que ha perdurado a lo largo de su vida, pues desde su nacimiento contó con un hogar con televisor. Es de resaltar que el televisor es ubicado como un objeto importante de la familia que penetra en la cotidianidad a tal punto que se establece la rutina de encenderlo, “…el televisor está ahí y es un objeto inamovible en un rincón de la casa, […] a veces se prende más que todo para, como que haga bulla o para escuchar otras voces que para ver lo que están dando en él” (Alberto), así que se le otorga el papel de acompañante, esperando que llene la casa con su ruido “…en ocasiones quizás solo lo prenda como por costumbre, […] pero en realidad ni miro qué están dando, es como ya la costumbre y la maña de prenderlo y girar y mirar y ya…” (Alberto)

Esto nos adentra a una primera práctica evidenciada en los relatos de los tres sujetos, básicamente dice que la televisión ha ocupado una fracción importante en la vida diaria de los sujetos entrevistados, siendo una actividad a la que se le dedica una buena cantidad del tiempo libre, en algunos casos, disputa e incluso comparte tiempo con otras actividades convirtiéndose en acompañante de la rutina diaria y solventando, muchas veces, la necesidad de escuchar otras voces, de percibir ruido de fondo. Andrea asegura que el televisor “todo el tiempo está ahí, prendido, puedo estar en internet y a la vez estar viendo televisión o puedo estar haciendo cualquier otra actividad y a la vez el televisor, siempre está prendido, prácticamente todo el día.”(Miguel). Éla su vez refiere al televisor como una compañía constante en sus quehaceres diarios:

…si pienso en mi tiempo libre siempre veo el televisor prendido ahí, […] el televisor es como uno de los electrodomésticos que más uso tiene aparte de la nevera y creo que mi tiempo libre se puede llegar a fundir, o sea, porque yo digo 4 o 5 horas pero no es como si las 4 o 5 horas estuviera pendiente completamente del televisor… (Miguel)

Pese a que la televisión exige atención, muchas veces termina fundiéndose con otras actividades como leer, comer, charlar, realizar deberes académicos o domésticos, entre otras, lo cual le permite estar presente en la cotidianidad de los sujetos sin intervenir en su flujo normal.

Es importante contrastar las diferentes formas de ver televisión que existen entre Andrea, Miguel y Alberto, quienes, en ese orden, muestran prácticas cada vez más severas en cuanto a los límites de tiempo que diferencian la televisión de otras actividades. Andrea reporta prácticas que rozan la inexistencia de divisiones temporales mezclando el ver televisión con actividades como vestirse, comer, hablar, entre otras labores cotidianas. Por su parte, Miguel reconoce la necesidad de apagar el televisor en tanto necesite concentrarse para la realización de algo importante.

…solo cuando estoy muy ocupado es cuando realmente no prendo el televisor y no dejo, de hecho, que lo prendan donde yo estoy estudiando, entonces hay veces que a mis hermanos les toca salirse de donde yo estoy estudiando porque a mí me molesta tener el ruido de la televisión cuando tengo que hacer algo muy importante. (Miguel)

Dice Miguel que por lo general el televisor permanece encendido, esté focalizando su atención en ella o no, incluso, al igual que Andrea, puede realizar trabajos y tareas disfrutando de música u otros programas brindados por la televisión. Mientras que Alberto se muestra mucho más rígido, relatando que desde pequeño trata de establecer una diferenciación de tiempos que le permita balancear sus quehaceres con el entretenimiento que le brinda la pantalla televisiva.

Selección activa o pasividad en la videncia

Dentro de las prácticas de interacción con la televisión se encuentra la selección y negociación de la programación como parte importante del cotidiano vivir, en los relatos de los tres sujetos es posible distinguir dos momentos de selección de programación. Un primer momento que refiere a ver televisión sin una pre-selección, escogiendo algo que entretenga y llene el tiempo que se tiene pensado dedicar a la actividad de ver la televisión o simplemente gastar el tiempo pasando de canal en canal (canalear), y un segundo momento en el que ve televisión según un curso de acción previamente decidido evitando el “canalear”:“… más que ver televisión busco lo que me gusta ver a través de los medios que lo permiten en la internet, que es donde se consigue la mayor información y uno puede ser más selectivo con lo que ve.” (Alberto)

Ambas prácticas de ver televisión tienen por finalidad entretener, pero se diferencian en la planificación y ejecución, pues la segunda implica conocimiento previo, destinación del tiempo y organización, mientras que la primera se trata de ver televisión sin mayor reparo en qué ver, además, cuando se planifica la programación con antelación el sujeto suele prestar mayor atención, de lo contrario, tenderá a emplear la televisión como fondo o acompañamiento para otras actividades o simplemente verla esperando gastar su tiempo:

…el día que no tenga planificado nada simplemente busco algo que me interese simplemente como para llenar el espacio […] a veces no hay ningún programa o, a veces, ya se sabe que por la hora no voy a encontrar nada, es algo predecible, entonces muchas veces dejo cualquier cosa que me haga ruido mientras hago otra actividad. (Andrea)

La distinción entre las prácticas de planificación de la programación y el “canaleo” yace en el sentido que los sujetos den a la interacción con el medio televisivo, si bien en ambos se lleva a cabo un proceso de selección de acuerdo a los gustos y demás condiciones que puedan intervenir, el “canaleo” tiene por intención gastar tiempo muerto, para ello los sujetos entregan su atención esperando entretenerse y gastar su tiempo, mientras que la planificación de la programación supone una decisión por parte del sujeto acerca de con qué interactuará, con qué entablará discusión y negociación de las visiones de mundo y de sí mismo. Podría decirse que la planificación de la programación abre camino a la conformación de posturas activas frente a la televisión y a procesos de agenciamiento (construcción) del sujeto, bien sea desde la aceptación o desde la negación del consumo.

Entonces podría decirse que la interacción cotidiana con la televisión deriva en una regulación de tiempos de la cual hacen parte las pausas o aceleraciones de la gramática televisiva. Los ritmos vertiginosos de los diferentes shows y los recesos que representan las franjas comerciales llegan a condicionar e incluso a guiar la percepción temporal que desarrolla el sujeto:“…tengo unos programas o unas cosas que quiero ver entonces me concentro cuando estoy viendo esas cosas, en el momento en que se acaban o se van a comerciales puedo cesar o quitarme de ahí…” (Miguel)

Además, la oposición entre televisión y deberes domésticos o académicas puede llegar a definir los periodos de ocio; convirtiendo al medio, que es empleado como ventana hacia el mundo o como foco de atención cotidiana, en un referente que permite la ubicación temporal de los sujetos en el entramado físico y social que es la realidad.

En el centro de la familia

Por otra parte, también es posible identificar que compartir con la familia y amigos alrededor de la televisión es una práctica muy común. En estos casos la pequeña pantalla realiza las veces de excusa para la reunión, fortaleciendo lazos, roles y jerarquías que circundan en la interacción social.

Actualmente Alberto no comparte mucho con su familia, esto hace que, en su caso, el ver televisión sea una actividad en su mayoría solitaria y de goce personal, sin embargo, hace una excepción en cuanto a encontrarse con algunos amigos y presenciar un evento deportivo, encuentros que no se dan muy a menudo pero que conforman una práctica de encuentro social alrededor de la televisión. A diferencia de Alberto, Andrea reconoce en la televisión un punto de encuentro familiar con el cual reunir y poner en contacto a los diferentes miembros de su familia gracias a coincidencias en las preferencias de programación:

Pues cuando tengo el tiempo, ya no veo televisión en mi cuarto, sino que la comparto con otras personas como mi mamá o mis hermanas, con ellas veo otro tipo de programas […] Con mi mamá, aunque también ve programas de salud y belleza, muchas veces veo telenovelas y con mi hermana normalmente veo muñequitos […] Es una forma de compartir un momento con esa persona en relación a lo que estamos viendo porque es algo que compartimos los dos. (Andrea)

La narración de Andrea pone en evidencia a la televisión como centro alrededor del cual orbita la atención de los miembros de la familia o grupo de pares, así que la pantalla sirve de fondo o excusa para que dos o más personas compartan un tiempo juntas. Esta práctica de ver televisión en compañía no se limita a la búsqueda de entretenimiento, sino que también puede emplearse para acompañar, supervisar y restringir el consumo de los menores, e incluso para generar discusión y establecer opiniones dentro del grupo:

… yo disfruto de una buena conversación, de una buena charla, esos eran los momentos, en los que también se daban; por ejemplo, si acababa de ver una película, […] al final siempre quiero discutir algo sobre eso porque uno se reunía en familia a ver televisión. (Miguel)

Este tipo de prácticas posicionan a la televisión como tema cotidiano de discusión, bien sea antes del contacto, por ejemplo, acordando un encuentro para presenciar algún evento o programa; durante el contacto, explicando y acompañando a los menores o comentando el programa; y después del contacto, discutiendo acerca de noticias o películas. Sin embargo, las charlas y discusiones no solo remiten a la televisión, sino que muchas veces se refieren a temáticas personales o de diferente índole que pueden estar poco o nada relacionadas con lo que se está viendo, esto puede convertir el ver televisión en una actividad en que se intercambien opiniones, se discutan posturas y visiones de mundo, se compartan dudas y se comente los acontecimientos cotidianos, entre ellos, lo que presenta la televisión.

Los pactos de videncia

Las televidencias llegan a ser estrategias que sirven al sujeto para afrontar el medio televisivo, permitiéndole negociar en su interacción cotidiana con la televisión significados de entender el mundo, así como diversas maneras de verse a sí mismo. Las diferentes televidencias que se aprecian en los relatos construidos hacen referencia a modos conscientes o inconscientes de abordar la televisión, lo cual ubica al sujeto en una constante tensión entre posiciones pasivas y activas que invitan a pensar en procesos de construcción de subjetividades.

Se distinguieron dos pactos principales de videncia: el entretenimiento y la obtención de información y construcción de opinión. En primera instancia está la función de entretenimiento, la cual no solo existe como intercambio de los sujetos y la pantalla, sino que también da origen a prácticas de consumo grupal como el reunirse en familia o con pares para disfrutar y comentar la programación. Así mismo, las preferencias de programación manifestadas, como seriados, caricaturas, películas, programas de variedades y de música, apuntan a un uso de la televisión como fuente de satisfacción de gustos particulares perfilados por el consumo prolongado, en busca de ser una distracción que rivalice con otras actividades exigiendo atención a cambio.

Es posible considerar el intercambio de atención por entretenimiento como un primer acuerdo entre sujeto y televisión. La búsqueda de entretenimiento también se ve sustentada por eventos pasados, en los cuales el entretenimiento era el motivo principal por el cual se compró un televisor, incluso es la razón por la cual la televisión traspasó los límites de la intimidad y se instaló en cada una de las habitaciones; la televisión es vista por los sujetos como una fuente importante de entretenimiento y fue empleada de la misma forma por sus padres. Por ejemplo, Alberto comenta que actualmente en su trabajo escucha música a la vez que ve televisión simplemente para entretenerse, además, busca por internet seriados que disfruta en sus tiempos de ocio, de forma similar, veía con sus padres películas cuyos contenidos violentos y cómicos, divertían.

Emplear la televisión como fuente de entretenimiento personal y familiar es algo que se repetiría en Andrea, quien acostumbra disfrutar la televisión cuando su padre va de visita, así como en el relato de Miguel, quien se pierde entre los dibujitos animados mientras comparte con sus hermanos menores. La concepción de la televisión como fuente de entretenimiento a nivel personal y grupal ha sido construida y sedimentada por las vivencias cotidianas de los sujetos, lo cual refuerza el empleo de la pantalla para la obtención gratificación y diversión mediante la concesión de la atención.

Pero la televisión, aunque predominantemente empleada para el entretenimiento, también ofrece la posibilidad de obtener información relevante de ámbitos cercanos y lejanos al sujeto. Frecuentar los noticieros puede ser una práctica instaurada por familiares, cuyo gusto se transmite junto con algunos criterios para afrontar la información noticiosa, como en el caso de Alberto, quien acostumbraba escuchar noticias por radio o ver el noticiero por televisión con sus padres y abuelos; o bien puede ser una práctica construida por sí mismo, encontrando fundamento en la necesidad de la información así como en la utilidad que esta presta para el vivir cotidiano o para el desempeño profesional, como lo admite Miguel, quien encontró el gusto por los noticiarios a medida en que su nivel de educación aumentó, pues al principio los consideraba un desperdicio de tiempo y ahora los ve a diario y los considera necesarios. La televisión se convierte en una fuente de información que no encuentra límite en la cotidianidad, sino que puede trascender a otras esferas:

…el 11 de Marzo de este año hubo un terremoto y luego un tsunami que azotó a Japón […] uno debe medir esas cosas, es algo que se puede aprender, de todo lo que pasa se puede aprender algo, en Japón sucedió una tragedia, un desastre natural en el que bastantes mecanismos de control no funcionaron siendo una de los lugares más seguros en términos de tecnología sismo-resistente, pues ver que cayó de esa forma le abre a uno los ojos, sobre todo en Colombia donde son pocas las edificaciones que están construidas de una forma sismo-resistente […] Entonces como que algo se puede aprender y pues yo como le dije estudio Ingeniería industrial, que a un país tan importante en la industria le pase eso y yo me entere una semana después significa que no estoy haciendo en parte bien mi tarea de informarme qué es lo que le está pasando a una ciudad que afecta mucho mi área de conocimiento. (Miguel)

Los noticieros de televisión incluso pueden brindar información útil para la formación profesional, siendo necesario mantenerse informado para un buen desempeño académico y profesional, por lo tanto, el saber que se encuentra en la pantalla televisiva puede trascender la cotidianidad, convirtiendo a este medio en una herramienta útil para la consolidación de puntos de vista y de saberes.

Un primer nivel de búsqueda de información se da a nivel cotidiano, en el cual los noticieros brindan información que de otra manera estaría lejos del alcance de los sujetos y puede resultar importante en su diario vivir:

…me parece muy útil sobre todo a nivel local, o sea, saber qué ha pasado en Bogotá en este momento. No sé, las lluvias, el estado de las vías, ese tipo de cosas. Las otras noticias son para tener un conocimiento general y luego tener un tema de conversación con las personas que también pudieron enterarse de eso, como llegar y “ay mire que pasó tal cosa en Irak” o ese tipo de noticias que son de relevancia mundial. Se vuelven un tema de conversación luego con las otras personas. (Andrea)

La información noticiosa ofrecida por la televisión también puede jugar un papel que desborda la función informativa, siendo importante en la conformación de visiones de mundo y la toma de posturas frente a lo que allí se presenta.

Construcción subjetiva

La construcción de televidencias se encuentra relacionada con procesos de construcción de subjetividades en tanto las diferentes estrategias con que se afronta la televisión hacen posible la conformación de sentidos y puntos de vista propios acerca del mundo y de sí mismo, estas relaciones se establecen en ambos sentidos, dándose procesos de retroalimentación y ajuste que permiten la apropiación de roles, posturas y puntos de vista frente a la televisión.

Las televidencias trabajadas muestran dos usos de la televisión, el primero es la obtención de entretenimiento y el segundo la obtención de información noticiosa. El acuerdo establecido alrededor del entretenimiento se basa en la focalización de la atención del sujeto en la pantalla televisiva, dinámica que varía entre interacciones o posicionamientos activos y pasivos que el sujeto asumirá de acuerdo a las prácticas que haya establecido a lo largo de sus trayectorias. En esta televidencia se han distinguido varias formas de interacción con la televisión, las cuales varían entre las polaridades de la elección de programación y tiempos de contacto que se contrasta con la carencia de elección, en la que se entrega la atención indistintamente de la programación o los horarios. Así que se observaron prácticas que se basan en la selección previa de la programación, en la cual se lleva a cabo una distinción de los tiempos de interacción con la televisión frente a otras actividades, estas prácticas evidencian un posicionamiento del sujeto que tiende hacia la actividad, mostrando capacidad de despegar la atención de la pantalla de acuerdo a la previa planeación:

…si le invertía tiempo a la televisión terminaba no invirtiendo tiempo a la escuela […] Es decir, si un día le dedicaba más tiempo, si un fin de semana le dedicaba más tiempo a la televisión que a hacer mis actividades, pues obviamente en el transcurso de la semana iba reponiendo ese tiempo. (Alberto)

La posibilidad que plantea la premeditación de qué programas y cuánto tiempo ver refiere a una negociación entre sujeto y pantalla en la que el sujeto se posiciona frente a la televisión, es decir, asume un conjunto de valores, roles y visiones de mundo que le permiten intentar predecir la televisión y sus gestos, lo cual haría posible procesos reflexivos acerca de las actitudes y comportamientos que el sujeto asumirá frente a la pantalla televisiva, tal como lo plantea Desiato (1998). Alberto, por ejemplo, trata de balancear el consumo televisivo con sus otras actividades buscando un equilibrio que permita la satisfactoria realización de cada una de ellas; la televisión, al captar la atención de Alberto, se contrapone a la realización de todo lo demás, razón por la cual debe de ser regulada.

Ruptura del Pacto

Sin embargo, el pacto que se establece en busca de entretenimiento no siempre implica una posición activa frente a la televisión, sino que es posible asumir posturas en las que la decisión de la programación y de los tiempos de contacto no sea una prioridad, ubicando la atención del sujeto en otras actividades o simplemente delegando la decisión a la pantalla televisiva. Ver la televisión con fines de entretenimiento y cediendo la iniciativa al medio parece tener por finalidad la obtención de diversión fácil además de pasar el tiempo, también es posible decir que esta televidencia omite el uso activo del tiempo y la televisión además de dificultar la negociación con esta última, también genera en el sujeto la renuncia a la posibilidad de elegir de entre otras actividades. Por ejemplo:

…el día que no tenga planificado nada simplemente busco algo que me interese como para poner, simplemente como para llenar el espacio […] Pues como tal no creo que tengan mucha utilidad aparte de entretenerme… (Andrea)

Ante la eventualidad de no tener nada planificado, Andrea no permite ver posicionamientos o construcciones de subjetividad activa, sino que se aloja en la pasividad frente a la televisión, bien sea por decisión o por omisión, ella termina confiando su entretenimiento a la televisión, a la cual le brinda su atención y tiempo. Pero, pese a la pasividad mostrada, no es posible decir que no se den procesos de construcción de subjetividades en la interacción con la televisión, mas sí que estos parecen requerir la toma de postura frente a la pantalla de tal manera que pueda llevarse a cabo procesos de apropiación y creación de posturas propias a través del contacto cotidiano con el medio televisivo.

El pacto de videncia alrededor del entretenimiento requiere, la mayoría de las veces la entrega de la atención y del tiempo, conllevando a una supuesta pasividad, aunque es de resaltar que esta pasividad es, de alguna forma, buscada por el vidente. Por otra parte, también es posible evidenciar una suerte de ruptura del pacto de entretenimiento, expresada en la búsqueda de entretenimiento por otras vías o en el rechazo a la programación o contenido ofrecido, estas serían acciones de toma de postura y distancia frente a la televisión.

…dejó de ofrecerme algunos canales que era en los que yo me centraba y veía televisión; al no ofrecérmelos pues ya no había una razón como para estar más pendiente del televisor y lo que me ofrecían los otros canales no me parecía…no me llamaba la atención, no me llenaba, no era como útil ni siquiera para entretenerme… (Alberto)

Este desencantamiento llega a tocar incluso el segundo pacto de videncia, el de entender que todo lo mostrado es fiel imagen de lo que ocurre en el mundo, pacto que exige la atención y credulidad a cambio de información noticiosa, que mantiene actualizado al televidente. Sin embargo,

Por ejemplo, Alberto ha decantado en una postura con respecto a los noticieros y la información que muestran, ignoran, obvian o resaltan, afirmando que esta información no está completa ni es objetiva, sino que se encuentra tergiversada por los intereses privados de los canales y los particulares que los integran, así que para Alberto los noticieros rara vez son de fiar:

Yo crecí con corresponsales de guerra del conflicto interno en este país, entonces habían unas imágenes muy en vivo o sea no eran las imágenes que llegaban, que le muestran a uno de lo que entrega el propio ejército o las propias fuerzas militares o la policía, el DAS o la fiscalía de los operativos en las capturas, sino eran de los reporteros en el campo de batalla, lo que le daba un toque, no sé, más objetivo y un poco más real y menos desdibujado que lo que se muestra ahora. (Alberto)

Frente a esto, propone situarse frente a los medios e “intentar mirar qué aspectos se contradicen, qué aspectos faltan en uno, qué aspectos sobran en el otro e intentar forjar una propia visión, una propia opinión” (Alberto). Él termina buscando información que considere más verídica, además, trata de forjar un punto de vista propia a partir de las congruencias y discrepancias de diferentes medios, como la televisión, la radio, el internet y la prensa escrita. El gusto por las noticias le fue inculcado por sus padres, que dieron valor a los noticiarios como espejos del mundo, algo que desarrolló hacia otra dirección a razón de que él entiende que la televisión ofrece información que se encuentra atravesada por intereses que pueden afectar su veracidad. Al respecto, Alberto expresa un posicionamiento que bien puede trascender la postura que él mismo reconoce como asumida por una buena parte de las personas, superando al “Mí” y haciendo posible hablar de posturas que faciliten la construcción de un “Yo” (Mead, 1934; Tomasini, 2010), de sentidos frente a la televisión y la forma en que ella muestra al mundo; Alberto afirma intentar mediar entre la información brindada por varios medios, es decir, los puntos de vista de varias personas, buscando conformar un punto de vista propio.

Por su parte Miguel reconoce que los noticiarios de televisión pueden presentar información parcial e incompleta, razón por la cual debe completarla con ayuda de otros medios como el internet y la prensa escrita, profundizando en temas que sean de su interés o le presten alguna utilidad; así que la televisión puede funcionar como un primer filtro para la obtención de información concreta:

…sigo pensando que las noticias simplemente dan un abrebocas, ni siquiera puedo decir “una visión general” porque no lo hacen, como digo, están cargadas con una intención. Al menos es un abrebocas para que uno por sí mismo quiera investigar en esos temas y que yo piense que me sirven en este momento (Miguel)

La búsqueda de información noticiosa surge ante la necesidad o el gusto fomentado de mantenerse informado, esta televidencia encuentra soporte en la utilidad que brinda en la cotidianidad, aportando información práctica que facilite las actividades diarias, además, funciona como fuente de conocimiento que actualiza al sujeto ofreciendo perspectivas y posturas frente al mundo. Esto permite entrever en su relato no solo posicionamientos frente a la televisión que se mueven entre lo activo y lo pasivo, sino que hace posible hablar de construcción de subjetividades en tanto Miguel se reconoce como parte de una comunidad y una pluralidad, siendo a partir de ello que él se acerca a la televisión de una u otra manera, valorándola de acuerdo a la necesidad de expandir su propia visión de mundo y con el fin de aportar al desarrollo de su familia, país, etc. Miguel hace evidente procesos de agenciamiento a través de la televisión a nivel personal, los cuales pueden repercutir en la sociedad; él desarrolla posturas frente a la televisión y el general de los medios que le permiten emplearlos como herramientas que facilitan su crecimiento personal, profesional, entre otros, lo cual habla de construcción de usos propios de la pantalla televisiva que varían entre la actividad y la pasividad, puesto que esta también hace parte del uso cotidiano del cual se da cuenta en los relatos.

A través del contacto con la televisión Miguel logró tomar una postura en la que duda de lo que ve y profundiza en lo que le interesa, sería posible hablar de un uso activo de la televisión en tanto se emplea como un primer momento de acercamiento a la información que no agota la posibilidad de generar opinión propia, sino que a partir de la búsqueda y concreción de la información se forman maneras de ver y ser en el mundo, opiniones y sentidos propios:

…sé que estoy en una formación en que me están dando lo que hay y por eso depende de mí aprovechar esos recursos para poder ampliar mi campo de visión […] Ya queda como una herramienta que le presenta a uno generalidades y con esas generalidades uno busca herramientas más aptas, como por ejemplo el internet… (Miguel)

Los procesos de conformación de televidencias influyen en la construcción de subjetividades en tanto hacen posible asumir posturas frente a la televisión, lo cual delimita el conjunto de interacciones que pueden darse con la pantalla. A su vez, se perfilan interacciones cada vez más específicas y más propias generando construcciones de televidencias que contienen puntos de vista propios.

La generación de posturas negociadas gracias a las televidencias también repercute en estas últimas, construyéndolas y reconstruyéndolas, perfilándolas cada vez más hacia lo que el sujeto requiere para su agenciamiento y el de la sociedad a la que pertenece. Las televidencias, como usos funcionales del medio, facilitan asumir posturas, una vez se han asumido formas de ver televisión, estas se perfilan y se tornan propias a medida que el sujeto las emplea y las tiñe con sus experiencias, lo que a su vez permite crear televidencias propias desde las cuales sea posible construir formas propias de ver el mundo.

4. Discusión y conclusiones

El presente estudio tuvo como objetivos la descripción de televidencias deteniendo la mirada en las diferentes prácticas, trayectorias y contextos que hacen parte de dicho proceso, así como la exploración de posibles relaciones entre procesos de construcción de televidencias y de subjetividades. En la satisfacción de estos objetivos se esperó evidenciar procesos de reflexividad y de agenciamiento tanto individuales como sociales a partir de la interacción con el medio televisivo.

En primera medida, es posible afirmar que los relatos de vida, conjuntamente con la entrevista en profundidad, resultó ser una metodología altamente útil y viable para la aproximación a procesos de construcción subjetiva individual y social a cuenta de la interacción con la televisión como un componente valioso de dichos procesos. En gran parte, el valor de la presente disertación yace en esa apuesta por un enfoque que sin abandonar la mirada social enfatice en la capacidad individual de posicionarse ante los medios lo que permite la exploración en un campo poco trabajado por los estudios de recepción de medios, los cuales centran su atención, por lo general, en grupos etarios, étnicos, etc.

Debe resaltarse el papel del grupo familiar en la constitución de televidencias, el cual fue uno de temas más recurrentes tanto en trayectorias como en prácticas, mostrando la importancia del papel que juegan los padres, abuelos y amigos a la hora de establecer reglas y directrices acerca de los tiempos y contenidos permitidos y preferidos a la hora de ver televisión, algo que habría expuesto Orozco (1990; 1991; 1997) así como Gómez y González (2006), encontrando además que las experiencias previas de contacto con el medio que ostentaran los padres intervienen en la enseñanza de cómo ver televisión, siendo el tiempo y la atención que le presten a sus hijos factores relevantes en el establecimiento de normas (Gómez y González, 2006; Rueda, 2000).

También se corroboraron las afirmaciones de López (2000) y Cerda (2001) acerca de las implicaciones que puede tener las formas de interactuar con la televisión en la apropiación de roles sociales y visiones de mundo, encontrando que las prácticas televisivas proporcionan un aporte cardinal a las formas que desarrolla sujeto de interactuar con sus pares, con su grupo y en las relaciones reflexivas que establece consigo mismo, así como resultan decisivas en la formación y ubicación del sujeto dentro del entramado social, histórico, económico y político.

De acuerdo con el planteamiento hecho acerca del análisis de recepción de medios y el modelo de múltiples mediaciones propuesto por Jesús Martín-Barbero (1991) y Guillermo Orozco (1997), se evidencia que la pertenencia a diferentes grupos, la vivencia de diversas experiencias así como las diferentes condiciones que anteceden, acompañan o siguen al contacto con el medio televisivo resultan ser claves en la conformación de prácticas y trayectorias de ver televisión, esto a su vez muestra la importancia de las televidencias como estrategias que surgen en la cotidiana interacción con el medio, las cuales facilitan la conformación de sentidos y toma de posicionamientos propios que permitan negociar y resistir a los discursos mediáticos, así como la complicidad que puede darse entre televisión y sujetos en la que se reproducen sentidos y significados propuestos por el medio.

Ahora bien, los diferentes eventos, momentos y situaciones importantes en el trayecto de vida de la persona conjuntamente con los diferentes contextos y condiciones que delimitan el cotidiano vivir y el contacto con los medios, poco a poco decantan en prácticas actuales de contacto con la pantalla televisiva a través de las cuales se constituyen estrategias de afrontamiento de la televisión, sus contenidos y gramática, lo cual habla de unos usos y unas posturas frente a la televisión que se perfilan no solo en cada contacto, sino también en los diferentes tiempos que se contraponen o diferencian de la actividad televisiva.

Es posible afirmar la existencia de intercambios dialógicos entre televidencias y procesos de construcción de subjetividades dándose relaciones que hacen posible posicionamientos propios frente a la televisión así como negociar visiones de mundo y roles sociales. Esta relación entre los dos procesos debe entenderse como recíproca en tanto la interacción cotidiana con el medio televisivo sea el escenario en que mutuamente se perfilan televidencias y subjetividades (Zabala, 2016). Así, la interacción con los medios hace posible asumir posturas de resistencia, negociación o complicidad, las cuales establecen una tensión en la que se juegan como polaridades activas y pasivas en la que se sitúa el sujeto (consciente o inconscientemente) con respecto a la televisión.

Por otra parte, es posible decir que las pantallas ofrecen concepciones complejas de mundo que comprende visiones históricas, económicas e incluso relaciones espacio-temporales así como roles sociales, aptitudes y posicionamientos previamente construidos, que ayudan a ubicar al sujeto dentro de dinámicas del entretejido social que se conforma con el discurso mediático como guía transversal. En especial, ha de destacarse el papel de la televisión como instrumento pívot de relaciones sociales que permiten el establecimiento y afirmación constante de jerarquías sociales a partir de la restricción y selección del consumo mediático. Sin embargo, el sujeto tiene la capacidad de volver hacia sí mismo y dirigir su conducta a partir de la capacidad reflexiva, esta última evidenciada en los relatos de los sujetos entrevistados quienes se cuestionan a sí mismos y a sus interacciones con la televisión, volcándose sobre sí para construir posicionamientos y negociar formas de entender la realidad a partir de su contacto con la televisión.

A la luz de los hallazgos que, el sujeto, en su continuo proceso de construcción de sí, interactúa con la televisión logran roles que guían la interacción social del sujeto así como la construcción de subjetividad.

Por último, debe decirse que el presente estudio representa un paso más hacia la comprensión de los procesos que subyacen la interacción con los medios de comunicación y la importancia que estas relaciones tienen en la construcción de sujetos y subjetividades actualmente. Este estudio representa un avance en cuanto al reconocimiento de la televisión como medio ampliamente influyente en el tejido social y en los diferentes procesos de interacción y construcción de sujetos. Así mismo, también es una apuesta por una mirada social y profunda del sujeto, diferente a la empleada normalmente en los estudios de recepción de medios, buscando apreciaciones individuales sin desconocer las grupales, lo cual abre a la psicología amplias posibilidades de participación en el campo de los estudios de medios. Finalmente, es un avance para el estudio de la subjetividad desde una perspectiva interdisciplinar, el cual amplía el panorama de fenómenos y metodologías de estudio a disposición de la psicología.

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How to cite this paper: Zabala Sandoval, Juan D. (2017) Trayectos de vida y construcción de televidencias. Un estudio a la luz del análisis crítico de recepción. Revista Encuentros, Universidad Autónoma del Caribe, vol. 15-01. pp. 107-132. DOI: http://dx.doi.org/10.15665/re.v15i1.731

1Para Colombia, se emplea una clasificación estratificada de 1 a 6, que contempla el acceso a servicios públicos domiciliarios, la ubicación inmobiliaria (urbana o rural), entre otros indicadores socioeconómicos que facilitan el cálculo de impuestos y beneficios sociales, así como también una apreciación del nivel de capital económico, entendiendo los estratos 1 y 2 como bajos, 3, 4 como pertenecientes a la clase media, el 5 como medio alto y el 6 como estrato alto.

Recibido: 26 de Abril de 2016; Aprobado: 18 de Enero de 2017

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