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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715Xversão On-line ISSN 2027-7679

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv v.5 n.1 Manizales jan./jun. 2007

 

Primera Sección: Teoría y Metateoría

Educación en la globalización: un cambio en la perspectiva*

Educação na globalização: Uma mudança de perspectiva

Education and globalization: A change in perspective

Francisco Antonio Arias Murillo**

* El presente artículo es fruto de la ponencia presentada como requisito para acceder a la candidatura a Doctor en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, en el programa ofrecido por la Universidad de Manizales-CINDE, en agosto de 2005, inicialmente titulada: Educación en la Globalización: Eje del Desarrollo Humano y Social.

** Lic. en Filosofía y Ciencias Religiosas. Especialista en Gestión y Evaluación Curricular. Magíster en Planeación Socioeconómica. Profesor en el Departamento de Humanidades y Formación Integral de la Universidad Santo Tomás-Bogotá. Candidato a Doctor del Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud de la Universidad de Manizales-CINDE.
Correo electrónico: farmu4@hotmail.com y farmu2000@yahoo.es

Mi gratitud al Dr. Alejandro Acosta Ayerbe, Director de CINDE-Bogotá
y profesor del Doctorado, por su orientación, apoyo, respeto e
independencia en la elaboración del documento.


"La mayor de las vanidades es querer ser profeta,
hasta el punto de que resulta ya risible
declarar que no se quiere serlo".


Federico Nietzsche

Primera versión recibida mayo 5 de 2006; versión final aceptada diciembre 22 de 2006 (Eds.)


Resumen:

Con el presente artículo se procura hacer un acercamiento a la problemática de la globalización, intentando una breve revisión documental y discusión de los resultados de la misma, en la perspectiva de los autores y autoras que ven la globalización como una mediación positiva e ineludible en el contexto mundial que hoy nos corresponde vivir, y quienes denuncian que la han sometido y circunscrito a un carácter meramente económico y de mercado. Desde este enfoque se aborda la educación en la globalización como una estrategia apropiada que permite, en actitud crítica, reorientar los propósitos que se persiguen con la globalización en términos de inclusión. El lugar de la educación en ella se ve de manera positiva y alternativa; la tesis central es que la educación se produce EN la globalización, no CONTRA ella; desde la educación en la globalización se consigue reorientar, cambiar y transformar la realidad, teniendo en cuenta las teorías del desarrollo de adentro hacia afuera, lo que permite entender el que se la apropie como eje del desarrollo humano y social.

Palabras clave:Educación, globalización, inclusión, desarrollo humano, desarrollo social.


Resumo:

Com o presente artigo procura-se fazer uma aproximação à problemática da globalização, intentando uma breve revisão documental e uma discussão na perspectiva dos diversos autores que vêm-na como uma mediação positiva e iniludível no contexto mundial que hoje nos corresponde viver, e que têm-na submetido e circunscrito a um caráter meramente econômico e de mercado. Desde este enfoque aborda-se a educação na globalização como uma estratégia apropriada que permite, em atitude crítica, reorientar os propósitos que são perseguidos com a globalização em termos de inclusão. O lugar da educação nela é vista de maneira positiva e alternativa; a tese central é que a educação se produz na globalização, não em contra dela; desde a educação na globalização consegue-se reorientar, mudar e transformar a realidade, tendo em conta as teorias do desenvolvimento de dentro para fora, o que permite compreender que seja apropriada como eixo do desenvolvimento humano e social.

Palavras-chave: Educação, globalização, inclusão, desenvolvimento humano, desenvolvimento social.


Abstract:

This paper approaches the problems associated with globalization through a brief document revision and a discussion of its results, from the persepctive of those authors who consider globalization as an inevitable and positive reality in the world context, and who object to those who have considered only its economic and maket implications. Education in a situation of globalization is discussed as an adequate strategy that, from a critical perspective, makes it possible to reorient its aims in terms of inclusion. Thus, education is seen from a different and positive perspective. The main argument is that education takes place IN globalization, not AGAINST it. This makes it possible to transform and reorient reality, taking into account theories of development from the inside, allowing globalizaton to be understood as a key element in human and social development.

Keywords: Education, globalization, inclusion, human development, social development.


Introducción

El tema de la educación está presente en la mayoría de las agendas nacionales e internacionales como mediación adecuada para ubicar al ser humano en el mundo; así mismo se le toma como referente ineludible para sustentar o avalar las propuestas de gobierno y de organización social1, en los diversos sistemas políticos. De igual forma, la globalización, que no ha de confundirse o reducirse a la política neoliberal que la utiliza como estrategia económica2, ha tomado una fuerza inmensa, desde la que se formulan las propuestas de integración y desarrollo que han de hacer viable la superación de las muchas condiciones que someten a los grupos humanos a vivir en condiciones infrahumanas.

Con base en esta perspectiva, el presente escrito procura generar una discusión y analizar la relación que se establece entre educación y globalización, con énfasis en la categoría segunda, así como discutir la forma en que esta relación incide en los procesos del desarrollo humano y social, en las condiciones de la realidad de América Latina, como región, y de Colombia, en su condición de localidad.

El interés se centra en dilucidar las características de esta relación en el complejo mundo que nos corresponde vivir, de tal forma que se pueda ver si se pervierte o no esta relación y ver de qué manera podría ser mejor aprovechada, en forma efectiva, para beneficio general de la población.

Presupuestos en torno a la globalización

La globalización, en su intención y significación, ha hecho presencia a lo largo de la historia del ser humano y los pueblos en cuanto a que éstos buscan conocer el mundo, hacerse conocer y reconocer, salir de la anomia y abrirse al mundo de manera significante, de tal forma que su presencia contribuya al desarrollo y posibilite el avance e incremento de humanidad en el ser humano; desde la década del 70, en el siglo XX, dado el avance de los Medios de Información3, ésta se ha constituido en punta de lanza que moviliza la sociedad humana y marca la pauta de análisis en calidad de vida alcanzada por cada uno de los pueblos; ello también puede verse en algunos de los planteamientos desarrollados por Morin4.

Claude Bastien afirma que "la evolución cognitiva no se dirige hacia la elaboración de conocimientos cada vez más abstractos, sino por el contrario, hacia su contextualización"5. Podría decirse que la globalización es una realidad que no se produce de manera igual para todos y todas; ella se realiza de manera cualitativamente diferente en cada grupo social. En este orden de ideas, Morin (2001b, p.39) afirma que "la contextualización es una condición esencial de la eficacia", de ahí que se corre riesgo al homogeneizar, dado que ello llevaría a medir a todas y todos con el mismo rasero e incurriría en injusticia e inequidad, que es lo que Morin presume ha venido sucediendo.

En las últimas décadas del siglo XX, la globalización se posicionó e identificó con los procesos económicos constituyéndose en el punto de referencia privilegiado en la lucha para llegar a determinar el nivel de participación alcanzada por los países en el mercado mundial; así entendida, entró en un proceso muy complejo para definir sus contribuciones a la integración y el desarrollo, como se puede observar en los acercamientos que a este respecto hace Richard Sennett, refiriéndose a ella y su contrastabilidad: "En la generación anterior, la política social se basaba en la creencia de que las naciones, y dentro de éstas las ciudades, podían controlar sus fortunas; ahora se abre una brecha entre la política y la economía"6; esta brecha llama la atención en cuanto que puede constituirse en un riesgo y no en beneficio, al parecer de Bauman.

Lo anterior lleva a reconocer que esa es una variable ineludible a la hora de medir crecimiento, desarrollo económico y capacidades y posibilidades de negociación, tanto en el nivel externo como interno, pues las políticas se hacen extensivas y se sienten aún más en el mercado doméstico; sin embargo, Morin (2001a, p. 13) encuentra que "todos los problemas particulares no pueden plantearse y pensarse correctamente si no es en su contexto, y el contexto de estos problemas debe plantearse cada vez más en el contexto planetario". Desde aquí se fijan condiciones para la participación, la distribución de los bienes, la redistribución del ingreso y la riqueza; de ahí que Morin (2001a, p. 14) afirme que "el desafío de la globalidad es... al mismo tiempo el desafío de la complejidad".

Acogiendo la idea de contextualización de Bastien, en la globalización se hace necesario distinguir, mantener las diferencias sin que por ello se atente contra la igualdad y menos contra la equidad. Esta es una dificultad aún no resuelta y pienso que es donde residen las discrepancias y confusiones acerca de ella, pues hay quienes la asocian de inmediato con el mercado o la política económica, y en ésta la agotan.

Con el sentido anterior, la globalización interviene y determina los modos de producción, redefine el concepto y valoración del tiempo, elimina las fronteras, reduce el espacio y replantea las condiciones geofísicas. Dice Bauman (1999):

    (...) la velocidad global del movimiento toma impulso... algunos objetos se desplazan más velozmente que otros. La "economía" —el capital; o sea, dinero y otros recursos necesarios para hacer las cosas, para ganar más dinero y hacer aún más cosas— se desplaza rápidamente; lo suficiente para mantener un paso de ventaja sobre cualquier gobierno (territorial, claro está) que intente limitar y encauzar sus movimientos. (p. 75)

Lo anterior contrasta con las muchas valoraciones sobre los efectos que la globalización produce en las posibilidades de existencia de los seres vivos; son múltiples las posiciones al respecto desde las diversas vertientes del pensamiento político, social, económico y cultural, en últimas, de todos aquellos y aquellas que de alguna forma se preocupan por las condiciones del desarrollo humano sostenible y sobre todo sustentable en el planeta.7

En la globalización el efecto cultural es uno de los puntos más álgidos. Si convenimos en que la cultura es todo cuanto produce el ser humano, ello es lo que le otorga sus categorías identitarias, lo que le permite reconocerse en su mundo —el mundo— y entrar en una relación dinámica con él. A este respecto dice Bauman (1999):

    Algunos consideran que la "globalización" es indispensable para la felicidad; otros, que es la causa de la infelicidad. Todos entienden que es el destino ineluctable del mundo, un proceso irreversible que afecta de la misma manera y en idéntica medida a la totalidad de las personas. Nos están "globalizando" a todos; y ser "globalizado" significa más o menos lo mismo para todos los que están sometidos a ese proceso. (p. 7)

    La globalización es el mecanismo moderno utilizado por el ser humano para ejercer su dominio sobre el mundo, haciéndolo suyo, poseyéndolo. De esto se sigue el interés que envuelve al ser humano de homogeneizar, totalizar y declararse Señor de cuanto existe.

La globalización, en este nivel, es la concreción de las aspiraciones del ser humano de la modernidad, es la emergencia del sujeto que se pone en condiciones de pensar la realidad como su realidad, pero cae en el engreimiento que lo endiosa y se abroga el derecho, el poder de dominar política, social, económica y culturalmente a sus iguales, a la Tierra y al Cosmos. Superar esta ceguera se afirma como un imperativo, pues hoy, como asegura Morin (2001a, p.14), "una inteligencia incapaz de encarar el contexto y el complejo global se vuelve ciega, inconsciente e irresponsable".

El progreso tecnológico ha hecho de los medios de información la herramienta mediatizadora utilizada para alcanzar o potencializar el proceso de globalización, pues la tecnología permite la extensión de los dominios a través del mercado financiero, el mercado de capitales, los cuales se declaran exentos de condiciones de territorialidad, como bien nos lo presenta Bauman (1999): "La empresa tiene libertad para trasladarse; las consecuencias no pueden sino permanecer en el lugar. Quien tenga libertad para escapar de la localidad, la tiene para huir de las consecuencias. Este es el botín más importante de la victoriosa guerra por el espacio". (p.16)

A este nivel carecen de compromiso social, sólo benefician a quienes los poseen y a los demás se los excluye. Continúa Bauman (1999):

    Aparece una nueva asimetría entre la naturaleza extraterritorial del poder y la territorialidad de la "vida en su conjunto" que el poder —ahora libre de ataduras, capaz de desplazarse con aviso o sin él— es libre de explotar y dejar librada a las derivaciones de esa explotación. Sacarse de encima la responsabilidad por las consecuencias es la ventaja más codiciada y apreciada que la nueva movilidad otorga al capital flotante, libre de ataduras; al calcular la "efectividad" de la inversión, ya no es necesario tomar en cuenta el coste de afrontar las consecuencias. (p. 17)

Si la tecnología era un factor cultural que garantizaba a quien la producía una ventaja comparativa y competitiva que se volvía hegemónica en el mercado de bienes y servicios, esta garantía sólo es posible hoy para quienes hacen la inversión que lleva a su producción; la tecnología incrementa el consumo que es a su vez el iceberg para monopolizar y posicionar su dominio en el mercado mundial. Se da por entendido que pueblo o sociedad que no produce ni invierte en la producción de tecnología está obligado a importarla; así se incurre en una asimilación de culturas que les son extrañas, carentes de sentido para sí, lo que hace que estos pueblos se eximan de la responsabilidad en la búsqueda y construcción humana de su entorno.

Las tecnologías que enajenan las culturas particulares, las inoculan, las transforman; por su influencia cambian sus costumbres en el consumo y en sus modos de producción. Toma fuerza la idea del fin de la geografía expresado por Richard O'Brien, para quien "las distancias ya no importan y la idea del límite geofísico es cada vez más difícil de sustentar en el "mundo real..."; la "distancia", lejos de ser objetiva, impersonal, física, "establecida", es un producto social; su magnitud varía en función de la velocidad empleada para superarla"8.

El problema de la globalización está asociado no sólo a la capacidad de producir tecnología como afirmación cultural y posibilidad de contribuir con lo propio y en igualdad de condiciones en los mercados, sino a la capacidad de inversión que tengan los pueblos para contribuir al desarrollo de la sociedad humana, superando su exposición y riesgo de desaparecer y, al decir de Arias (2002), "preguntándose acerca de cómo producir guardando... una relación ecuánime con la naturaleza, preservando el medio ambiente y haciendo sostenible (y sustentable) el ecosistema".

La globalización es un fenómeno que hoy hace presencia al margen de nuestras particulares valoraciones sobre su bondad o maldad. En ella la educación de niños, niñas y jóvenes como generaciones que han de afrontar la tarea y consecuencias de este proyecto de globalización-mundialización en un futuro inminente, es fundamental; la educación se constituye en el espacio social privilegiado para generar conciencia de lo que la globalización es, e implica su modus operandi y los tipos de hombres y mujeres que su realización exige. Desde una visión crítica se puede formar a las futuras generaciones teniendo clara la globalización como alternativa de desarrollo y de relaciones específicamente más humanas9.

Es posible crear o construir estrategias que conscientemente hagan frente a la globalización para intentar que ésta les preste un servicio efectivo a los hombres y mujeres que habitan el planeta; a este respecto dice Arias (2002):

    (...) los beneficios económicos no pueden seguir siendo el principio que rige la utilización de los recursos con el fin de alcanzar dominio y poder hegemónico; es inaplazable recurrir a la conciencia y capacidad evaluativa de los hombres y mujeres de ciencia para que pongan por encima de sus intereses personales y locales, el valor de la vida, no sea que queriendo conquistar el mundo alcancemos la propia muerte. (p. 4)

En el caso de América Latina, la globalización, tal como se ha entendido recientemente, ha hecho carrera como un proceso devastador, discriminador y alienante de la cultura, que atenta contra los procesos identitarios, pues su intención es la homogeneización de los grupos sociales, todos ellos vinculados al consumo de bienes y servicios, hecho éste que le ha endosado un buen número de enemigos y detractores, dado que su visión ha sido esencialmente economicista; controvirtiendo esta visión, es interesante lo que dice Hayek, a quien se le reconoce como el padre del neoliberalismo: "...nadie que sea sólo un economista puede ser un gran economista... un economista que no es más que economista se convierte en alguien perjudicial y puede constituir un verdadero peligro"10. Con Hayek se invita a superar la tesis que afirma que "la economía es simultáneamente la ciencia más avanzada desde el punto de vista matemático y la más atrasada desde el punto de vista humano"11.

En este panorama que se ha dibujado, la educación es una mediación cultural sumamente importante para retomar la globalización en su carácter benevolente, constructivo y creativo, que contribuye a la ubicación y apropiación del ser humano y del mundo, haciendo que éste se descubra como un ser de sentido, que significativamente se desarrolla en él con el fin de conformar y desarrollar, cada vez más, su humanidad.

Educación como factor cultural

Abrir la mente para llegar a ser un otro es el principio rector de la educación; de ahí que la educación es uno de los componentes más significativos en el proceso de desarrollo cultural de la sociedad; con ella se definen las diversas concepciones del ser humano para una época determinada de la historia, y desde ella se plantean, también, las prioridades sobre las que se ha de trabajar con el fin de lograr la tan anhelada humanización a que aspiran los individuos y grupos sociales.

En esta perspectiva se relacionan una serie de presupuestos, a manera de desafíos, que de no cumplirse impedirían alcanzar o lograr los estándares proyectados. El Banco Mundial (2003) destaca las negatividades que deben ser superadas y para lo cual la educación es una mediación apropiada:

    pobreza: en descenso pero todavía un reto; desigualdad en aumento; conflicto devastador; (de igual forma) aire contaminado; agua dulce cada vez más escasa; suelo en proceso de degradación; recursos forestales en proceso de destrucción; zonas de pesca en descenso... En un mundo interdependiente, ninguno de estos patrones sociales y ambientales es consistente con el desarrollo sostenido a largo plazo. (pp. 2-3)

El ser humano, en su condición de tal, que como lo afirma Morin (2001b, p.17), a nivel "físico, biológico, síquico, cultural, social, histórico" es una realidad dinámica que se moviliza, madura y se ajusta a las nuevas exigencias del entorno, es también un sistema tecnológico que se va haciendo, construyendo y distinguiendo de su estado natural; su distinción opera dentro de unos presupuestos culturales que implican el modo del ser humano habérselas con su mundo; por ello cada pueblo desarrolla tecnologías cualitativamente diferentes y su objeto o meta es la misma: llegar a comprender qué es lo que es concretamente humano, en aras de la realización del ser humano en el mundo.

La globalización viene incidiendo de manera particular y significativa en la reestructuración de los currículos12; las políticas de educación que se vienen implementando en América Latina y Colombia favorecen la adecuación a las nuevas condiciones globales, para que se realicen los ajustes que el actual sistema exige, de manera tal que se apoye su consolidación. No obstante se observa un fuerte sacrificio natural, social, político, económico, cultural y en especial humano, pues, como ya se dijo, la globalización ha estado asociada a las políticas del mercado y éste es el catalizador de la oferta y la demanda. La educación hoy se afirma en la demanda y no en la oferta, como se puede observar en el proceder actual del sistema en Colombia, que favorece su tendencia privatizadora.

Se puede advertir que las políticas educativas se enfocan no en la globalización como posibilidad de inclusión social, sino como medio de exclusión (a ello conducen los procesos de privatización de la educación, la educación contratada y la entrega de colegios en concesión al sector privado). Es aquí donde puede darse la perversión del sistema, pues mientras la globalización es una posibilidad para generar mecanismos en los que todos los individuos se sientan efectivamente con potencial para desarrollarse humanamente, ésta se viene aplicando como mecanismo exclusor, aprehendida por los modelos políticos y económicos que la ponen a su servicio e impiden que la globalización y la educación se reconozcan, en una visión más amplia, como mediaciones apropiadas para procurar y batallar por el desarrollo humano de los integrantes de la sociedad.

Cuando parece que se llega a un proceso de inclusión de los sujetos que conforman las diversas sociedades, a través de la tan promocionada participación, se percibe una contradicción, pues se descubre sirviendo al sistema imperante y promocionando, sin darse cuenta, la exclusión.

Este es un dilema en el que se está atrapado: ¿cómo hacer para que la educación sea un medio efectivo de emancipación de niños, niñas y jóvenes, futuros hombres y mujeres responsables del mundo y de la vida que se produce en él?; a esto responde Morin (2001a, pp. 20-21) diciendo que se hace necesario implementar "la reforma del pensamiento [lo cual] permitiría el pleno empleo de la inteligencia... se trata de una reforma no programática sino paradigmática, que concierne a nuestra aptitud para organizar el conocimiento".

La educación se ha promocionado como mecanismo de inclusión, como lo es la globalización; los Estados se comprometen con la educación en su carácter de bien público, sin negarse a aprovechar la iniciativa privada para quienes están en condiciones de sufragarla; sin embargo, no hay que desconocer el pensar de los grandes analistas del sistema educativo, para quienes en ello hay más un problema de voluntad política y decisión sobre los derroteros de la sociedad en particular.13

La educación de la juventud, como la más próxima a la etapa productiva, contempla los presupuestos de una formación centrada en las posibilidades de vida compartida con todos los fenómenos que conforman la realidad y que contribuyen significativamente al desarrollo de la vida. En este punto es importante hacer conciencia de que todo cuanto puebla el universo es importante para la existencia del hombre y la mujer como humanos en el planeta, ya sean estos seres animados o inanimados, pues todo contribuye al equilibrio del ecosistema; de ahí el imperativo que viene haciendo carrera sobre la preservación del globo terráqueo y la relación que ello guarda con el concepto hoy tan marcado de la iniciativa por la ecología y la propensión por una ciudadanía terrestre. En este sentido es ilustrativo Morin (2001a): "una educación para una cabeza bien puesta, que ponga fin a la desunión entre las dos culturas [la científica y la humanista], la volvería apta para responder a los formidables desafíos de la globalidad y de la complejidad en la vida cotidiana, social, política, nacional y mundial". (p.35)

Una cosa es cierta: la educación ha de pensar al hombre y la mujer del futuro como algo ya presente, no centrarse en una añoranza del pasado —sin desconocerlo—, intentando formar a los jóvenes y a las jóvenes para vivir lo que, por razones históricas, vivimos o malvivimos; es aquí donde se encuentra el mayor riesgo del sistema educativo, en especial para quienes en alguna forma tienen la responsabilidad de su funcionamiento.

La educación, bajo esta óptica, es generadora de cultura porque potencializa para producir en una realidad concreta, como diría Nietzsche (1994, p.9), con una "tendencia de 'ensanchar' y 'difundir' la cultura"14; así mismo cumple el objetivo de globalizar, pues abre el horizonte de la inteligencia humana para que se reconozca y sienta al unísono con el resto de los seres. Nunca se educa para minimizar al ser humano, se educa para hacer de él un ser grande, lo máximo, capaz de 'domeñar' y superar el 'dominar'. He aquí otra de las condiciones que trastoca el sistema educativo en la forma como es asumido hoy.

La educación está comprometida con la globalización porque ella misma es globalizante. Mediante la educación el individuo se abre a un mundo más amplio, reconocesus límites pero supera las fronteras, le permite entrar en contacto dinámico y creativo con el resto de las sociedades que le circundan, lo faculta para el diálogo constructivo que facilita la creación de una ciudadanía planetaria; la educación favorece dar el salto de lo local a lo mundial, para descubrir que las aspiraciones de los hombres y mujeres son las mismas, porque es el planeta el que en últimas convoca a su preservación y desarrollo sostenible y/o sustentable.

La educación está impelida a contribuir y hacer conciencia de que la globalización no puede reducirse a la idea de la economía liberal en el mundo, aunque sea en la economía el campo donde ella mayormente se ha reconocido. Hoy la educación, como la globalización, cumple con unas condiciones cuales son su vinculación con la era de la información15, pues un ser humano educado ha de reconocer que habita un mundo global, interconectado, con un manejo de la información que permite tomar decisiones, participar efectivamente, tener dominio y movilidad; de ahí que a la globalización se la asocie con el poder.

Desde este nivel se entiende la nueva brecha que se extiende entre quienes acceden a la información y quienes están limitados en su acceso a ella. El que tiene la información puede o tiene posibilidad de decidir; se ve que la información, medio eficaz para la globalización, es un instrumento o una herramienta valiosísima en términos del ejercicio y práctica del poder; ella otorga poder a quien la posee y domina; los sistemas de información viabilizan y hacen visible la tarea y objeto de la globalización. En este sentido, la educación sería la virtual creadora de una cultura global, pues en la medida en que vincula los medios de información a su sistema, se hace efectiva a la hora de cumplir su cometido de incluir a todos en términos de posibilidad.

Castells afirma que para que la globalización llegue a ser lo que está llamada a ser, y se puede aplicar a la educación, se deben cumplir las condiciones de superación de los Estados Nacionales (cosa nada fácil como se puede observar hoy por el comportamiento de pueblos con tradiciones milenarias, como es el caso de los países que conforman la Unión Europea), pues éstos no favorecen el proceso de globalización real; serán siempre una limitante porque hay la tendencia a proteger su propia industria, producción e inversiones, lo cual inhabilita el desarrollo libre de la hoy llamada "aldea global".

El proyecto de universalización (globalización) de la modernidad hoy queda en entredicho porque, como dice Bauman (1999): "lejos de homogeneizar la condición humana, la anulación tecnológica de las distancias de tiempo y espacio tiende a polarizarla. Emancipa a ciertos humanos de las restricciones territoriales a la vez que despoja al territorio, donde otros permanecen confinados, de su valor y su capacidad para otorgar identidad". (p.28)

La educación tiene que participar decididamente en la discusión en torno a lo que es globalización y cómo es ella misma una mediación globalizante; la discusión puede ser extensa, pero se ha de convenir con Castells en que ésta es hoy el resultado de los procesos de desarrollo informacional que ha habilitado a los individuos y a las sociedades para superar sus fronteras, valorar lo local dentro del conjunto de las culturas, superar los límites fijados por los Estados o Naciones y abrirse a un mundo de posibilidades en el campohumano; así mismo, habrá de convenirse con Bauman en la visión crítica que presenta de la globalización como un fenómeno de riesgo para la humanidad, dadas las consecuencias que ésta ha de afrontar en beneficio de un número muy reducido de hombres y mujeres que ejercen su dominio del mundo a través de su posesión de capital y las formas en que hacen uso excluyente de él. De esta forma es importante entender lo que plantea Morin (2001a, p. 49) en perspectiva pedagógica: "en la educación se trata de transformar la información en conocimiento, de transformar el conocimiento en sapiencia".

En este aspecto es posible cuestionar los planteamientos en boga, en cuanto a que el sistema educativo no pretende excluir sino incluir a los sujetos en la escuela, cosa que se valida o sustenta con base en las políticas y estadísticas de cobertura en escolaridad para países como Colombia —y en general para América Latina—, por parte de los organismos nacionales e internacionales. En realidad, se puede observar que si bien la tasa de cobertura (nominal) ha sido alta en las últimas décadas, ello no ha de tomarse como principio que explica que haya inclusión, dado que ésta se produce de manera desigual al pasar la educación a los presupuestos de la competitividad, que no de la competencia.

La globalización ha modificado el modus vivendi de las generaciones contemporáneas en sus relaciones sociales, económicas, políticas y culturales; ha transformado los sistemas productivos y laborales, las formas de constituir empresa, pues el capital no tiene territorio ya que se invierte en cualquier lugar del mundo en la misma unidad real de tiempo, fundados en los medios de información para garantizar la más alta circulación de capital nunca antes vista.

Los capitales hoy no tienen patria, carecen de nacionalidad, hoy están aquí y mañana allí, en una unidad de tiempo menor estarán en otro lugar, donde puedan competir y obtener beneficios. Es claro que en este sistema muy poco puede hacer el Estado por controlar efectivamente; es cada vez menos interventor y más permisivo, sólo le va quedando su carácter social y poco a poco pierde el valor con el que devino Estado en la modernidad.

La educación hoy hace suya la tarea de lograr que esta visión y aplicación de la globalización sea modificada. Podría decirse, sin temor a equivocarse, que la educación es tabla de salvación para el ser humano en la sociedad contemporánea, pues a medida que la educación se afirma como más incluyente, haciendo a los hombres y mujeres del mundo competentes y competitivos, se afirma a sí misma como una alternativa emancipadora, liberadora, pues habilita a hombres y mujeres para desempeñarse y dar razón de su propia vida y la de los otros, con quienes comparten su condición humana.

La educación, como proyecto cultural en la globalización, abre paso a nuevas formas de ser niños, niñas, jóvenes, hombres, mujeres, familia, sociedad. Se van creando nuevas formas culturales y se van modificando los desempeños de las organizaciones o instituciones en su función social, entre ellas la escuela básica, el colegio de secundaria y la universidad. Estas etapas de educación y formación modifican sustancialmente su modus operandi, pues se busca responder a nuevas exigencias del ser humano y del entorno, un entorno que es cada vez menos aprehensible, cada vez más inasible, cada vez más imposible de dominar, para la inmensa mayoría. Aquí cabe la crítica que hace Morin (2001a):

    Existe una presión sobre-adaptativa que lleva a adaptar la enseñanza y la investigación a las demandas económicas, técnicas, administrativas del momento, a adaptarse a los últimos métodos, a las últimas recetas del mercado, a reducir la enseñanza general, a dejar al margen la cultura humanista. Pero siempre en la vida y en la historia, la sobreadaptación a condiciones dadas fue, no signo de vitalidad, sino anuncio de senectud y de muerte, por pérdida de la sustancia inventiva y creativa. (p. 87)

De ahí que "la reforma del pensamiento exige la reforma de la universidad", según afirma Morin (2001a, p, 88).

Función de la educación en la globalización

El mundo globalizado es el mundo de la incertidumbre, del momento, de lo creativo, de lo caduco tan pronto es creado; es el mundo de lo flexible y adaptativo, de lo no definitivo ni fijo; es el mundo del movimiento, del cambio y la transformación constante, pero es el mundo que exige el conocimiento, el dominio del conocimiento abierto, competente y competitivo, capaz de modificarse a sí mismo tan pronto sea necesario o lo exija el sistema; por ello hoy hay que "educar en la aldea global [pues] la educación es el pasaporte de los individuos y de las naciones a la sociedad del conocimiento y a la aldea global", como lo afirma Gómez (1999, p. 42). La globalización es desafiante para el sistema educativo, sobre todo en lo que tiene que ver con la internacionalización de la cultura; por todos los retos que implica educar en la aldea global, esta acción se constituye en algo maravilloso e intimidante.

El problema de la globalización está no en la intencionalidad del proceso sino en la gestión que de ella se ha hecho, pues ha sido un sistema de exclusión de las mayorías, esto es, de los pobres en los países en vías de desarrollo16. En este sentido la idea bien intencionada que presenta el Banco Mundial en su Informe sobre el Desarrollo Mundial 2003 parece ilusa, pues se basa en un S. O. S. a los hombres y mujeres que dirigen el mundo, pero se cierra los ojos a las prácticas de poder que se evidencian en la realidad y que dejan maniatada a la mayoría de la población mundial.

Para la educación la globalización genera alta incertidumbre, pues está obligada a decidir a quién educar, si a la totalidad de los ciudadanos y ciudadanas o a unos pocos privilegiados y privilegiadas para que ingresen al mundo global, pues el dominio del conocimiento, que como ya se dijo es condición para ello, hace caducos los oficios no calificados. Este es un problema que hay que resolver desde el punto de vista ético y social; lo primero, por el derecho a participar en los avances de la humanidad, y lo segundo porque la igualdad de oportunidades es la base para la democracia. Desde lo social la educación se descubre como la vía hacia la integración nacional, el crecimiento económico y la superación de la pobreza.

Lo anterior parece evidenciar la necesidad que la educación hoy tiene de trabajar bajo la premisa de aprender a aprender, lo cual habilita para resolver problemas. Con base en ello se propone la fórmula de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, convocada por la UNESCO: "Todas las formas de la educación deben orientarse hacia cuatro grandes aprendizajes o 'cuatro pilares de la educación a lo largo de la vida': aprender a vivir juntos, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a ser"17. Cabe aquí la visión de Morin (2001a), para quien:

    La reforma del pensamiento es una necesidad democrática clave: formar ciudadanos capaces de enfrentar los problemas de su tiempo es frenar el deterioro democrático que provoca, en todos los campos de la política, la expansión de la autoridad de los expertos, especialistas en todos los órdenes, que restringe progresivamente la competencia de los ciudadanos. (p. 108)

Bajo estas premisas, en la sociedad postcapitalista la persona educada es el centro de todo, "en la sociedad del conocimiento la persona educada es el emblema de la sociedad, su símbolo, su portaestandarte", como lo afirmara Drucker (1994, p. 229).

Drucker entiende que la sociedad del conocimiento necesita tener una persona educada bajo la premisa de un concepto universal, pues en una sociedad global esta persona educada será una fuerza unificadora. Exalta el valor de la formación humanística, pero no a la manera decimonónica —de carácter estático—, pues su conocimiento debe estar al servicio del presente. En la misma línea dice Morin (2001a):

    Hoy somos víctimas de dos tipos de pensamiento cerrado: uno, el pensamiento fragmentario de la tecno-ciencia burocrática que segmenta el tejido complejo de lo real..., el otro pensamiento, cada vez más cerrado, replegado en la etnia o la nación, que corta en pedazos como si fuera un rompecabezas el tejido de la Tierra Patria. (p.108)

A pesar del valor que da Drucker a los humanistas, los critica porque piensa que éstos no ofrecen un conocimiento de futuro; aquí hay un desfase respecto a lo que las humanidades son en realidad, pues como se dijo más arriba, lo humano responde a un modo de ser del ser humano en una época determinada, lo cual dice que lo humano no es estático sino dinámico, acorde a las nuevas condiciones de la realidad.

Desde esta perspectiva, la educación como formación es un reto que se está buscando asumir, investigando sobre las nuevas condiciones que hacen que el ser humano sea realmente humano y que permita descubrir los mecanismos que han de hacer posible la construcción de lo humano, pues se cree, y en esto convengo, que lo humano es una tarea a ser realizada, que es un constitutivo que precisa ser desarrollado. Peter Drucker se queda en la discusión decimonónica del humanismo, al punto que desconoce los avances del desarrollo en las ciencias humanas y sociales, así como el reconocimiento de la diversidad y riqueza cultural de los pueblos.

Es desde estas condiciones que se asume la educación en la globalización, en cuanto a que las jóvenes generaciones son las que están bajo su responsabilidad y a las que se tiene la tarea de formar para asumir la incertidumbre con una cierta esperanza, pues el reto del futuro hace presencia en nuestro mundo desde ya, como lo deja ver Nietzsche (1894): "Nadie puede hablar sobre el futuro de nuestra educación y, por consiguiente, de nuestros medios y métodos pedagógicos en tono de profecía si no puede demostrar que este futuro está ya contenido en el presente y sólo necesita un mayor desarrollo para ejercer un necesario influjo sobre las escuelas e institutos de enseñanza". (p. 9)

Hay que convenir con Drucker en el carácter hermenéutico que atribuye a la tarea educativa desde lo humanístico, pues entiende que hay que formar para interpretar y comprender los conocimientos para que no se vuelvan estériles y caducos; que el cambio más grande que se puede dar es el del conocimiento, en su forma y contenido, en su significado, en su responsabilidad y en lo que significa ser una persona educada. Así mismo entiendo que los planteamientos de Nietzsche, a fines del siglo XIX, perfilan una realidad que hoy es clara y contundente.
Para el caso de Colombia, Garay (2002) lo expresa en términos del desarrollo:

    El reto fundamental de la sociedad colombiana reside, quizás, en avanzar decididamente en la inclusión social de gran parte de la población que hoy se encuentra al margen de progresos esenciales alcanzados por la humanidad. Colombia se caracteriza por ser una sociedad con una profunda exclusión social o, si se quiere, por mantener, de manera perversa y discriminatoria a amplias capas de su población, a quienes se les impide potenciar y aprovechar sus habilidades y capacidades para el enriquecimiento de la vida, la ampliación de las libertades, la solidaridad, el sentido de pertenencia, la cooperación, la construcción participativa a través de instituciones y prácticas democráticas, el desarrollo, el bienestar económico y social. (p. Xiii)

    Garay es ilustrativo y deja ver con claridad las muchas falencias que se viven en nuestra sociedad, las que no son muy distintas de las que han anidado en los procesos de globalización a nivel mundial, pues los países, en general, continúa Garay (2002)

    ...giraron de un modelo "estadocéntrico" sustentado en una estrategia de sustitución de importaciones y con políticas de prestación y protección social centralizadas y administradas por el propio Estado, hacia un modelo "mercadocéntrico" abierto a la competencia externa en medio de la globalización y con una determinada descentralización, focalización y "mercantilización" —delegación y participación privada en la financiación y administración— de políticas sociales con estrictas restricciones fiscales en el marco de ajuste y reforma estructural. (p. Xiv)

Este cambio en el planteamiento sobre el desarrollo moviliza las fuerzas que han de hacer posible la afirmación de la educación en la globalización como estrategia a ser tenida en cuenta a la hora de decidir sobre la significación de cada uno de los Estados en el concierto de los pueblos. La pérdida de soberanía del Estado ha debilitado los sistemas de gobierno, los ha hecho más dependientes; de ahí que "Los Estados débiles son justamente lo que necesita el Nuevo Orden Mundial, que con frecuencia se parece a nuevo desorden mundial, para sustentarse y reproducirse", al decir de Bauman (1999, p.92), con lo que se confirma que "la fragmentación política y la globalización económica son aliadas estrechas y conspiran juntas", concluye Bauman (1999, p. 94). Esta es una 'perversión' que habremos de superar.

Educar en la globalización obliga a tener en cuenta la eficacia; este es el mecanismo que se ha impuesto para medir y evaluar el logro de los objetivos de una empresa u organización —la institución educativa entre ellas—; es indudable que "Una determinada iniciativa es más o menos eficaz según el grado en que cumple sus objetivos, teniendo en cuenta la calidad y la oportunidad, y sin tener en cuenta los costos", como lo aclara Mokate (2001, p. 2). No obstante esto, la educación no se ajusta a la claridad de este principio, pues no se realiza la inversión ni se destinan los recursos para que los objetivos sean alcanzados en forma concreta. Se le exige su cumplimiento pero se le niegan los recursos, lo cual es una prueba más de la debilidad del Estado frente a las exigencias del nuevo orden mundial en el que se desdibuja la bondad de la globalización.

El sistema educativo busca ser eficaz para justificar su existencia, y lo ha de ser siempre que cumpla con las exigencias que se le hacen: adaptar a educadores, educadoras, educandas y educandos a las nuevas formas y condiciones del desarrollo en el mundo de la globalización; pensar la educación al margen de este imperativo es estar fuera de lugar, entrar en un tipo de autismo social... lo que inhabilita para pensar de manera alternativa, propositiva y transformadora el desarrollo de la sociedad. Desde el sistema educativo se viene asumiendo esta forma de enfrentar el mundo y la realidad; sin embargo, es indispensable pensar la globalización desde otras condiciones que acojan las aspiraciones humanas de emancipación de los pueblos, especialmente de los países en vías de desarrollo, lugar donde se palpan decididamente marcadas desventajas.

Para lograr este objetivo en forma eficaz, —la educación en la globalización hoy—, se tendrá que entrar a replantear qué es lo que constituye valor, y modificarlo decididamente si es necesario, haciendo que éste genere desarrollo y contribuya a re-crear el principio humano y material de la riqueza. Esto no es un imposible puesto que ya ha ocurrido en otras etapas de la historia; la riqueza se ha modificado en términos de su denominación y se replanteó y asumió un nuevo principio de eficiencia social.

A este respecto dice Max Neef (2003, p. 9): "He aprendido lo suficiente como para estar absolutamente convencido de que debemos —con decisión y sin inhibiciones— repensarnos profundamente y pronto para ser coherentes con los desafíos históricos de nuestro tiempo y de nuestras circunstancias".

Hay una y muchas realidades en coexistencia. Es aquí donde se está obligados a trabajar para una educación que afirme las diferencias y las respete en la práctica, que reconozca la identidad propia de cada uno de los grupos humanos en los que ella se realiza, pero que abra el horizonte y permita ver y descubrir un mundo más amplio que el que presenta lo local como alternativa viable. La globalización ha de llegar a producirse desde nuestras condiciones y circunstancias.

No hay que resistirse a la globalización, lo que sí es que hay que reformar el sistema educativo para que la desarrolle y promocione en función de la humanidad, haciendo frente a todo aquello que pretende tergiversarla, apropiársela. Para lograr que la educación en la globalización sea efectivamente eje del desarrollo humano y social, se hace inaplazable reconocer que "la enseñanza tiene que dejar de ser solamente una función, una especialización, una profesión y volver a convertirse en una tarea de salvación pública, en una misión", como lo afirma Morin (2001a, p. 105).

A modo de conclusión

La discusión en torno a lo que significa y es la globalización para el desarrollo del ser humano y las sociedades en el mundo, así como la importancia de la educación dentro de ella para favorecer el desarrollo humano y social, deja ver con claridad la necesidad de superar muchas de las percepciones que a su respecto se han venido afirmando y que han impedido a los diversos grupos humanos descubrir que forman parte y están dentro de sus propias condiciones de existencia.

Esta manera de ver y asumir la globalización ha inhabilitado al ser humano, especialmente el que habita en los países en vías de desarrollo, para apropiársela, creando las estrategias necesarias que le permitan vincularse a ella como constitutivo de su realidad vital.

Se hace necesario e imperativo replantear y ampliar las teorías que sustentan la globalización, con el fin de rescatarla de los saberes y disciplinas que se la han apropiado, para devolverla a la humanidad como parte de su patrimonio en su constitución y desarrollo.

La educación, especialmente formal, está obligada a desarrollar su capacidad crítica para crear y no retrotraerse frente a los desafíos que le plantea la historia, pues ha de habilitarse para descubrir que cuando algo se le cuestiona es su posibilidad para redefinirse en su tarea y ser estratégica a la hora de responder a las nuevas exigencias.

Si bien se afirma que la educación es producto de un proceso cultural, como la cultura es fruto de la misma educación, no puede olvidarse que por eso mismo está en constante producción, lo cual le hace posible su permanente transformación, que no adecuación, en función de facilitar el desarrollo humano y social.

Podría decirse que la globalización 'responde a un proceso natural de la evolución humana' y que la educación parte de esta realidad natural para contribuir a recrear al ser humano en su proceso de humanización. Desde aquí se entiende el que la educación en la globalización sea eje del desarrollo humano y social.

Educar en la globalización implica desarrollar un pensamiento crítico, creativo y re-creativo; si el futuro es el presente que lo visibiliza, la educación no ha de eximirse de potenciarlo, pues la tarea básica de la educación es la reconstrucción constante de la realidad que habita el ser humano para hacerla siempre nueva.

Construir realidad es asumir la tarea de la producción cultural; la educación es producto y productora de la cultura en su relación dinámica, pues parte de ella como su realidad para regresarla modificada, transformada, re-producida, humanizada.

Educar en la globalización es tarea inaplazable, resignificándola para que se constituya, efectivamente, en el eje del desarrollo, esto es, pensando al ser humano de hoy desde mañana, para potencializarlo y hacerlo capaz de vivir en el mundo, el mundo que le ha tocado.


Notas:

1 Como lo afirman Arias (1997, p. 5) y los documentos que al respecto emiten la ONU, UNESCO, BM, FMI, PNUD, OEA y los planes de desarrollo de gobierno propuestos por el Estado colombiano, desde el informe del Pe. Lebret hasta hoy.

2 En este sentido se pueden leer los planteamientos o acercamientos de Falk (2002).

3 A este respecto son importantes los trabajos desarrollados por Manuel Castells (1994 y 2000), a través de Naciones Unidas, donde presenta evidencias sobre la globalización e incidencia de estos Medios en la educación.

4 Cfr. Edgar Morin (2001b). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro.

5 Tesis en que se apoya Morin (2001b: pp. 38-39).

6 Citado por Bauman (1999, p. 75).

7 Como lo afirma el Banco Mundial (2003) en su informe sobre Desarrollo sostenible en un mundo dinámico.

8 Citado por Bauman (1999, pp. 20-21).

9 Planteamiento que se encuentra desarrollado en la propuesta de Morin (2001a).

10 Citado por Morin (2001a, p.12).

11 Ibíd., p. 11.

12 A este respecto se pueden revisar las leyes y decretos que reforman la educación en Colombia, leyes 30 (1992) y 115 (1994) y el decreto 2566, de septiembre de 2003, sobre sistema de créditos.

13 Ibídem, Stiglitz (2002).

14 Originalmente leído por Nietzsche en 1871-1872.

15 Como lo desarrolla Castells (2000).

16 A este respecto es importante el planteamiento de Stiglitz. (2002). El malestar en la globalización. Capítulo 9 (pp. 307-314).

17 Como lo cita Gómez en su estudio (1999, p. 45).


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