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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

Print version ISSN 1692-715XOn-line version ISSN 2027-7679

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.7 no.1 Manizales Jan.June 2009

 

Segunda Sección: Estudios e Investigaciones

 

 

Imaginarios de gente joven sobre la política: Vereda Alto Bonito-Manizales, Colombia *

 

Imaginários da gente jovem sobre a política: Povoado Alto Bonito - Manizales, Colombia

 

Young people's imaginaries on politics: Alto Bonito Rural Settlement - Manizales, Colombia

 

 

Cristian David Soto Ospina1, Johanna Vásquez Jaramillo2, Yudi Bibiana Cardona Loaiza3

 

1 Coordinador Técnico Social. Asociación Sociocultural y de Cooperación al Desarrollo Por Colombia e Iberoamérica. Aculco. Manizales, Colombia. Profesional en Desarrollo Familiar. Universidad de Caldas (Manizales), Colombia. Correo electrónico: crisdasos26@hotmail.com

2 Funcionaria Pastoral Social-Caritas arquidiocesana. Manizales, Colombia. Profesional en Desarrollo Familiar. Universidad de Caldas (Manizales), Colombia. Correo electrónico: johanavasquez654@hotmail.com

3 Vicerrectoría de proyección universitaria, Unidad de emprendimiento. Universidad de Caldas, Colombia. Profesional en Desarrollo Familiar. Universidad de Caldas (Manizales), Colombia. Correo electrónico: ydicardona@hotmail.com

 

Primera versión recibida abril 1 de 2008; versión final aceptada octubre 27 de 2008 (Eds.)


Resumen:

La política transversaliza la manera como se fundamentan y despliegan las prácticas cotidianas del ser humano en los contextos sociales, institucionales, comunitarios y familiares. En el presente artículo ponemos en evidencia unos resultados de investigación que se constituyen en oportunidad para reconocer los significados que otorgan los jóvenes y las jóvenes a la política, y cómo ellos y ellas inciden en la manera de relacionarse y actuar en la familia y el colegio. Proponemos generar nuevas reflexiones frente a la manera de comprender la vinculación de dicha población en algunos procesos que demandan ambos espacios, y reconocer que el involucrarse o ser indiferente, son formas de expresión de la política en tanto ejercicio de vida.

Se destaca que en las acciones de los jóvenes y las jóvenes se hace evidente la reproducción del imaginario construido sobre la política; para ellos y ellas su actuación política tiene una relación directa o se encuentra en coherencia con lo que han concebido como forma de gobierno, donde prevalecen las promesas sin cumplimiento, el engaño, la búsqueda y el ejercicio del poder, y los mandatos; sin embargo, lo que cambia son los escenarios, los discursos y los personajes. No obstante, algunos jóvenes y algunas jóvenes refieren la política a la forma de vida o asunto transversal de las acciones cotidianas, considerando que cada acto desplegado se establece como ejercicio político, puesto que involucra intereses, iniciativas y la búsqueda de la convivencia. De allí se da paso a que la población joven reflexione sobre los significados que otorgan a algunos elementos constitutivos de sus vidas.

Palabras clave: Imaginarios, política, jóvenes, familia, colegio.


Resumo:

A política transversaliza a maneira como se fundamentam e disseminam as práticas cotidianas do ser humano nos contextos sociais, institucionais, comunitários e familiares. Neste artigo evidenciamos uns resultados de pesquisa que constituem oportunidades para reconhecer os significados que os jovens e as jovens dão à política e como eles e elas incidem nas relações e atuações na família e na escola. Nós propomos gerar novas reflexões de fronte à maneira de compreender a vinculação da dita população em alguns processos que demandam ambos espaços, como também reconhecer que o envolvimento ou a indiferença são formas de expressão da política como exercício de vida.

Destaca-se o fato que nas ações dos jovens e das jovens é evidente a reprodução do imaginário construído sobre a política. Para eles e para elas sua atuação tem relação direita ou é coerente com o que tem chamado forma de governo, onde prevalecem as promessas não cumpridas, o fraude, a busca e o exercício de poder, como também os mandados. Não obstante, aqueles que mudam são os cenários, os discursos e as personalidades. Em conseqüência, alguns jovens e algumas jovens relacionam a política com a forma de vida ou assunto transversal das ações cotidianas, considerando que cada fato estabelece-se como um exercício político, já que envolve interesses, iniciativas e a busca de convivência. Os jovens têm aqui as possibilidade de refletir sobre os significados que eles dão a alguns elementos das suas vidas.

Palavras chave: imaginários, política, jovens, família, escola.


Abstracts:

Politics transversalizes the way how the daily practices of human beings are founded and displayed in the various social, institutional, community and familial contexts. In this article we aim at evidencing some research results that become an opportunity to recognize the meanings given by male and female youths to politics, and to show how they impact the way youths relate and behave both at home and at school. We propose to generate new reflections to understand the link of such a population to some processes that require both settings, and to recognize that becoming involved or being indifferent, are ways of both political expression and a life exercise.

It is also worth noting that reproducing the imaginary constructed on politics becomes evident in the male and female youths' actions, and that their acting in politics has a relation with or is coherent with what has been considered as government action, where non-kept promises, fraud, the search for and power exercise, as well as orders; however, the change is found in discourses, scenarios and characters. Nevertheless, some youths relate politics to a way of living or to a transversal matter of daily actions, thus considering that each act performed is a political exercise, as it involves interests, initiatives and the search for coexistence. It is the way for youths to reflect about the meanings of some fundamental elements in their lives.

Keywords: imaginaries, politics, youths, family, school.


Introducción

 

El presente artículo da cuenta de una investigación realizada con 14 jóvenes de la Vereda Alto Bonito, Corregimiento el Manantial, Municipio de Manizales, Colombia1, donde se busca conocer los imaginarios que han construido sobre la política en los escenarios familiar e institucional, considerando la política como un aspecto orientador de cada acto desplegado en los diferentes ámbitos de actuación humana. Es así como busca desentrañar los significados de la política, los elementos asociados y las acciones políticas que desarrollan los jóvenes y las jóvenes en la familia y en el colegio.

Tal intencionalidad parte de reconocer que la gente joven internaliza los aprendizajes y las prácticas, al mismo tiempo que los cuestionan y recrean para dar lugar a la construcción de imaginarios orientadores de su forma de pensar, sentir y actuar. En la familia y el colegio es común encontrar discursos generalizados frente a las formas de actuación de los jóvenes y las jóvenes de acuerdo con su etapa de vida; ambos han llegado a considerar que estos jóvenes y estas jóvenes atraviesan por una serie de conflictos que, aunque propios de la edad, dificultan la convivencia: rebeldía, desacato a las órdenes, inicio de consumo de drogas y un señalamiento entre los padres y madres de familia, así como de las instituciones y personas adultas sobre la poca participación y vinculación de los jóvenes y las jóvenes en las actividades familiares y comunitarias; además se considera que éstos asumen una serie de comportamientos que generan choque y contradicción con las creencias e imaginarios culturales de padres, madres, adultos y cuidadores en general.

Tomando como base la indiferencia y apatía aparente de los jóvenes y las jóvenes para involucrarse en los diversos procesos familiares e institucionales, se hace énfasis en la connotación de la imagen de sujetos que desde sus particularidades, discursos y formas de expresión, aportan a la resignificación de su rol familiar y social, llevando a repensar la manera de concebir al joven o a la joven como un sujeto que requiere corrección, sanción, y disciplina desde la imposición, para trascenderla al reconocimiento de individuos que creanrecrean ideas y propuestas para la consecución de objetivos individuales y colectivos en su entorno familiar y escolar.

Presentamos el artículo en tres partes: en la primera retomamos los componentes metodológicos de la investigación; la segunda da unas aproximaciones conceptuales sobre los imaginarios, la política y la juventud; la tercera, permite evidenciar los resultados de estudio, y hacer una confrontación entre los actores y algunos planteamientos conceptuales; por último, exponemos las conclusiones de estudio y algunas reflexiones frente al tema.

 

I. Diseño metodológico de investigación

El proceso investigativo se enmarcó en el enfoque cualitativo desde una perspectiva interpretativa. La intencionalidad era desentrañar y comprender los imaginarios que un grupo de jóvenes han construido sobre la política en los escenarios familiar e institucional. El enfoque cualitativo permite reconocer las cualidades de los aspectos de la realidad social que, aunque no son tangibles, otorgan sentido a las experiencias cotidianas; tal como lo plantean Bonilla y Rodríguez (1997, p.104), la investigación cualitativa intenta hacer una aproximación global de las situaciones sociales para explorarlas, describirlas y comprenderlas de manera inductiva.

La perspectiva interpretativa se ha considerado como el método mas adecuado para comprender y analizar los hechos de la realidad social, dado que construye un diálogo entre el investigador o investigadora, la realidad, y la teoría, para conferir sentido a los aspectos visibilizados.

El enfoque cualitativo con perspectiva interpretativa permite adentrarse en la comprensión de los imaginarios sobre la política en los jóvenes y las jóvenes, puesto que deja ver los pensamientos, percepciones, sentidos y significados que sobre ésta han construido a partir de sus interacciones y experiencias, y permite comprender cómo éstos inciden en sus actuaciones en los escenarios familiar e institucional.

 

Unidad de trabajo - Unidad de análisis

La unidad de trabajo la conforma un grupo de 14 jóvenes, 5 hombres y 9 mujeres, con edades entre 14 y 18 años, pertenecientes al colegio José Antonio Galán de la Vereda Alto Bonito, Corregimiento el Manantial, Municipio de Manizales, Colombia; quienes durante el año 2006 cursaban el grado décimo. La unidad de análisis la constituyen los imaginarios sobre la política que han construido tales jóvenes.

 

Técnicas para la recolección de información

Para la recolección de información se emplearon dos tipos de técnicas: grupo focal y entrevistas individuales, con las que buscábamos identificar en los discursos los significados sobre la política, los elementos asociados y las acciones políticas, aspectos para desentrañar los imaginarios. Por medio de las entrevistas pretendíamos conocer las expresiones individuales de los jóvenes y las jóvenes, teniendo presente que los discursos pueden variar de acuerdo con los espacios y las personas que están alrededor; en colectivo tienden a limitarse las discusiones y a restringirse algunas de las percepciones individuales. Es por ello que la entrevista, al producir expresiones individuales y formas de concebir aspectos de la realidad, permite conocer las particularidades de los discursos en la población joven.

 

Proceso de ordenamiento y análisis de información

Categorías y subcategorías utilizadas para leer los imaginarios de los jóvenes y las jóvenes sobre la política: tabla 1

 

Las subcategorías obtenidas a través del grupo focal y las entrevistas individuales fueron agrupadas en tres categorías que recogen los elementos centrales de la investigación: los significados de la política, elementos asociados con la política y acciones políticas en los escenarios familiar e institucional. En los resultados de la investigación se podrán distinguir de manera diferenciada los discursos manifestados por los jóvenes y las jóvenes a través del grupo focal y desde las entrevistas individuales. Los relatos del grupo focal se citarán como GF, y las entrevistas entre E1 y E14 (Cada número representa una entrevista), diferenciadas por género y edad.

Para el análisis de la información fue necesario construir algunos subítems que recogieran las subcategorías similares y permitieran hacer una lectura paralela entre las tres categorías. La categoría de significados y la de elementos asociados con la política se conjugan, dado que tienen elementos transversales y complementarios. A la categoría de acciones políticas se le da lectura a partir de dos escenarios: familia y colegio.

 

II. Imaginarios, política y juventud. Aproximaciones conceptuales

 

Imaginarios

"La historia de la humanidad es la historia del imaginario
Humano y de sus obras".
Cornelius Castoriadis

En el mundo cotidiano es habitual escuchar el término "imaginario" como forma de referirse a los diversos pensamientos, ideas y percepciones atribuidos a un tema determinado, usándose de manera rutinaria o natural, sin ser su significado objeto de análisis o interpretación. Pese a ello, algunas disciplinas de las Ciencias Sociales se han abocado a estudiar teórica y metodológicamente los imaginarios, por su amplio contenido simbólico e interpretativo y por las implicaciones que ello tiene en la configuración de la vida humana y social.

Autores como Cornelius Castoriadis, Charles Taylor, Yago Franco, Germán Rey, Juan Luís Pintos, entre otros, han utilizado los imaginarios para comprender el sentido y significado que atribuyen los seres humanos a la realidad social, desde diversas posturas teóricas, según los intereses y comprensiones del investigador o investigadora.

Adentrarse al mundo de los imaginarios incita a reconocer previamente cómo el ser humano, durante las diversas etapas de su curso de vida, se ve permeado por factores sociales, políticos, económicos, culturales y ambientales, que le posibilitan moldear y construir relaciones y formas de actuación en el mundo. Las relaciones que el ser humano establece en los diversos escenarios de actuación configuran los imaginarios, en tanto allí tienen lugar los pensamientos, hábitos, costumbres, en un cuestionamiento continuo de su entorno y un esfuerzo por darle sentido a sus construcciones sociales. Al respecto, Murcia (2006, p. 18) plantea que los imaginarios se constituyen desde el sentido otorgado a las imágenes que representan la realidad de los seres humanos trazada desde las relaciones cotidianas.

En esta misma línea, Baeza (2000) muestra cómo el sentido permite crear subjetividades, las cuales se reflejan en discursos, pensamientos y en la acción social. Los imaginarios tienen en su interior una amplia gama de interpretaciones que conducen a comprenderlos de manera mas integral, donde tanto el sentido como la realidad (la cual se expresa en imágenes) son concebidas en una interrelación que da lugar a nuevas subjetividades y por ende a nuevas formas de percibir la realidad.

Sin embargo, no es posible reducir el concepto de imaginarios a una carga de sentido que se le otorga a las actuaciones cotidianas. Los imaginarios contienen elementos o características particulares que varían de acuerdo con el contexto espaciotemporal en el que se ubica el ser humano; son dinámicos y movibles, no poseen estructuras estables ya que crean y recrean la imaginación, direccionando las formas de ser y vivir el mundo.

Los símbolos constituyen la forma como cada persona interpreta las imágenes que representan elementos de la realidad; sus significaciones direccionan y representan las actuaciones y las formas como cada individuo otorga sentido al mundo; por ello lo simbólico influye en la constitución de los imaginarios pero a su vez expresa imaginarios que se resignifican permanentemente por los contenidos de interpretación compartidos. Los Imaginarios no solo representan las imágenes; lo que otorga su validez o reconocimiento es el mundo de significaciones que trasciende lo meramente perceptible a los sentidos. Los imaginarios moldean los comportamientos en un proceso de generatividad de deseos, fantasías, expectativas que llevan al ser humano a moldear sus pensamientos individuales y a configurar las interacciones sociales.

Los imaginarios, como portadores de una carga de sentido individual que le otorga el ser humano a los aspectos constitutivos y direccionantes de la realidad, asumen una connotación de sociales cuando se comparten entre sujetos que hacen parte de un contexto social, comunitario o familiar determinado, y cuando se legitiman e inciden tanto en la interpretación de prácticas cotidianas como en la construcción de nuevos comportamientos. En este proceso de construcción e internalización, los sujetos asumen sus interacciones como elementos que ayudan a la interpretación y reflexión de la realidad. Pintos cit. por Hurtado (2004) conceptualiza los imaginarios sociales como aquellos esquemas construidos socialmente que permiten percibir, explicar e intervenir en lo que cada sistema social se considere como realidad.

No se hacen imaginarios sociales por el cúmulo de imaginarios individuales o ínter subjetividades, sino más bien por el reconocimiento colectivo o global de las formas de conocimiento, de interiorización y de aprehensión de los escenarios sociales de referencia. Allí se permite entrever el sentido que le da Bello (1997, p. 4) cuando plantea que los imaginarios sociales se definen como sistemas o estructuras globales de pensamiento producidos socialmente y condicionantes a su vez de la acción social. Condicionantes de la actuación social porque no se reducen al ejercicio del pensamiento, sino que se extienden al ejercicio de la acción.

Al ser los imaginarios significables, resultado de la interacción social, portadores de una historicidad y construidos desde las diversas percepciones e interpretaciones que los seres humanos otorgan a las situaciones cotidianas, se convierten en referentes que orientan y condicionan parte de las acciones del individuo; éstas no solo están determinadas por patrones de pensamiento socialmente establecidos, sino por la capacidad que la persona puede tener de resignificar dichos constructos sociales o modelos hegemónicos de la realidad. Castoriadis cit. por Murcia (2006, p.30) señala que se habla de imaginario cuando se requiere hablar de algo "inventado", de un deslizamiento o desplazamiento de sentido, en el que unos símbolos ya disponibles están investidos con otras significaciones que las "normales o canónicas". Los imaginarios no surgen de manera natural, sino que requieren de un proceso de construcción en la interacción; no son un descubrimiento, o una construcción que surge de "la nada", son volver sobre lo establecido para equiparlo de nuevas interpretaciones; surgen como creación del imaginario radical.

 

La política

El prejuicio que afirma "no hay más política que la estatal"
conduce a un empobrecimiento substancial de lo que puede
entenderse por "cultura política". Echeverría (1996)

La política es producto de un proceso histórico que demarca ciertas maneras como los seres humanos configuran y viven en el mundo. Entender la política, su desarrollo y la incidencia que ha tenido en la construcción de las dinámicas sociales, parecería ser un asunto que incumbe sólo a los politólogos y politólogas o profesionales afines con el tema; sin embargo, para efectos del interés investigativo se presentan algunos aspectos desde los cuales se entiende la política, la cual trasciende la esfera pública para permear los ámbitos de actuación cotidiana del ser humano, donde se ubica a la familia como uno de ellos.

Si se hace una revisión general de algunos momentos históricos de la política, se encuentra cómo su concepción y ejercicio ha sido susceptible a cambios ideológicos propios de diversos contextos espacio temporales. Uno de ellos es la edad media, donde se aprecia la lucha por el reconocimiento del poder divino como eje articulador de las acciones políticas; poco a poco se vienen generando nuevas posturas frente a la política: desde el Estado como principal forma de organización política y mayor regulador de las acciones sociales, a la estrecha relación entre el Estado y la sociedad. En la comprensión del tema de la política y la incidencia que ésta tiene en las acciones sociales, se decanta el lugar que adquiere el Estado en la configuración de las sociedades y en la forma como se ejerce el poder, la representatividad y la lucha de intereses tanto individuales como colectivos. Numerosos tratadistas de la política hacen uso de la relación y diferencia conceptual entre la sociedad y el Estado, donde reconocen que la acción del individuo se desarrolla en una sociedad burguesa, o por otro lado, en una sociedad política / ciudadana.

Se refleja cómo desde la época clásica hasta el siglo actual, la política se ha entendido como forma de gobierno, como lucha por el control del poder del Estado y por la forma como se organiza y gobierna; más recientemente se entiende como los planes, programas y proyectos que implementan políticas, permitiendo al Estado actuar en búsqueda del bienestar colectivo, dando sensación de orden, horizonte o camino. Para que se den estos objetivos se ha contemplado la acción estatal como espacio clave o determinante del ejercicio de la política; en términos de Bordeau cit. por Roth (2002), el Estado es un territorio, una población y una autoridad cultural e ideal por medio del cual la idea de un poder no individualizado se concreta históricamente concibiéndola desde el desarrollo de la gestión pública; es así como la acción del gobierno, de las sociedades, la búsqueda del poder de los sujetos y la prospectiva de acción gubernamental, se entrecruzan y forman lo que podría llamarse política, además de las decisiones tomadas por sus representantes.

El bien común ha sido perseguido a lo largo del tiempo desde múltiples ideologías, donde compiten los individuos o grupos por sus fines, intereses, concepciones de sociedad e ideales que buscan constituir un orden mediante la organización del poder. Lo anterior se evidencia en tiempos de campaña electoral: los candidatos y candidatas plantean sus propuestas de gobierno, muestran el país, ciudad, o espacio que sueñan, desean y que están dispuestos y dispuestas a alcanzar a lo largo de su gobierno, en función del bienestar de quienes conforman un territorio.

La política, al ser abordada desde diversas posturas ideológicas, ha recibido múltiples definiciones, siendo atribuida como una esfera del poder, lucha de intereses, acción pública o gubernamental. Sin embargo, surgen nuevas reflexiones sobre este concepto; en términos de la investigación se buscó entenderla como un asunto que trasciende lo público y se constituye en una forma de actuación cotidiana en los escenarios de vida familiar, comunitaria, institucional y social, siendo ésta una forma de actuación de todo el género humano. Tal como lo afirma Buchheim (1985, p. 37), el pensamiento político va mucho mas allá de lo que comúnmente llamamos "política" pues resulta ser constitutivo de todo tipo de relaciones humanas.

La acción política no solo la ejercen los representantes gubernamentales, cada acción realizada por el ser humano tiene un carácter de responsabilidad social y por lo tanto tiene un componente político, de reconocimiento individual y colectivo. Además, todas las relaciones se orientan desde el reconocimiento de los límites, la construcción de reglas, las negociaciones de intereses individuales o colectivos, los cuales son asuntos relacionados con lo que se manifiesta respecto a la política. Martínez (2006) atribuye este término (política) a la cualidad que se construye, que emerge en toda interacción humana, un encuentro donde, con el otro, se reconoce la diferencia, lo que presupone de manera inmediata hacer acuerdos para la convivencia.

Es pertinente devolver la mirada sobre la política y reconocer en palabras de Buchham, que la forma de pensar no está limitada a "la gran política", referida a lo público, sino que también desempeña un papel en la vida privada al tratarse de ámbitos que no se pueden separar porque constituyen un continum que se expresa en todos los espacios humanos, desde el circulo de amigos y amigas hasta la confrontación político-mundial.

 

Juventud

"No siempre y no todos anuncian el mismo joven; las ideas que
se atribuyen a este sujeto social son variadas, cambiantes, obedecen a
intencionalidades distintas".
Escobar (2006)

Diversas disciplinas del conocimiento han encontrado en este tema el interés por conocer las características que cubren la realidad del sector poblacional juvenil, brindando elementos de análisis para la construcción de conocimientos y para la comprensión de este grupo desde las dimensiones bio-psico-socio-culturales. Villegas (1998, p.31), afirma que el concepto de juventud ha tenido diferentes aproximaciones de acuerdo a las condiciones históricas, culturales, socioeconómicas y políticas del momento. Los jóvenes han movido la imaginación de poetas y escritores, quienes han encontrado en el tema de juventud una constante fuente de inspiración. Desde la mirada de Restrepo y Palacio (2008, p. 18), la juventud es entendida como categoría analítica que marca la particularidad de un curso de acción biográfico, y la población juvenil es entendida como sujetos de acción e interacción.

Los jóvenes y las jóvenes se han contemplado a la luz de diversos factores sociales, se han comprendido desde su desarrollo biológico, sus cambios comportamentales, las formas como se relacionan, la incidencia que han tenido en el desarrollo de la sociedad, entre otros componentes que emergen de acuerdo con el interés particular de estudio. Algunas de estas reflexiones no solo se han guardado en las bibliotecas o centros de registro sobre población juvenil, sino que han posibilitado diversas formas de abordar a los jóvenes y a las jóvenes, es decir, muchas de las formas como se concibe a la gente joven dan pié para regular sus comportamientos y generar nuevas alternativas de acción social donde ellos y ellas se han visto implicados. Escobar (2006, p. 10) afirma que uno de los discursos que ha hecho del joven un sujeto de conocimiento es el académico. Por supuesto, tal conocimiento genera reseñas acerca de los jóvenes y de las jóvenes, los anuncia de ciertas maneras, contribuye a producir representaciones sobre ellos y ellas, privilegia unas realidades sobre otras y construye unos problemas al tiempo que deja de lado otros.

Con lo anterior, es pertinente adentrarse un poco hacia las comprensiones generales que se han dado en torno a la población juvenil en las diversas investigaciones, lo que permite entender y visualizar su rol y posibles formas de actuación política. Dar un concepto determinado sobre la juventud es difícil, dada su complejidad y las interpretaciones que existen sobre ella, de acuerdo con el interés que despierta en las personas que asumen este tema como componente de estudio. Como diría Villegas (1998, p. 30), nadie ha dicho la última palabra para entender la juventud; esta frase lleva a un proceso de construcción cultural donde se moldea, se piensa y se resignifica la categoría de juventud, es decir, el joven o la joven ha sido un sujeto que se crea y recrea permanentemente de acuerdo con las demandas e intereses del medio, pero a su vez desde las comprensiones que alcanza para actuar en función de la vida social.

No es posible ubicar una denominación específica o totalizante sobre lo que significa ser joven, cuando se encuentran implícitos elementos que transversalizan su cotidianidad, tal como son las diversidades culturales, espaciales, la realidad social que se construye de acuerdo con el momento histórico, entre otros elementos que inducen a la manifestación de diversas formas de entender la juventud. Gonzales y Sánchez (2000, p. 3), afirman que hay distintas maneras de ser joven en el marco de una intensa heterogeneidad que se observa en el plano económico social y cultural.

Dada la multiplicidad de factores que inciden en la forma de conceptualizar a la gente joven, y que imposibilitan un único concepto, existen algunas generalidades o características que, más que definirlo, permiten un acercamiento a la comprensión de la realidad juvenil desde diversas miradas sociales. Es así como el curso de vida, las implicaciones individuales que tiene la condición de transitoriedad, y las diversas connotaciones otorgadas a las jóvenes y a los jóvenes como sujetos de crisis o en otros momentos como actores de procesos culturales y del desarrollo social, permiten entrever la condición de la población juvenil en la realidad social, y los cambios que han surgido en la forma de entender la categoría de juventud.

Cada etapa del curso de vida humano presenta una serie de características propias de la edad y el género definidas por la sociedad, ubicando posibilidades, permisividades y limitaciones de actuación en el medio. En el enfoque de desarrollo humano, una de las maneras de regular o establecer las etapas del curso de vida se dan desde los segmentos de edad establecidos legal, institucional y legítimamente; es decir, cada edad define la etapa en la que se encuentra el ser humano y por ende el tipo de comportamientos, derechos y deberes que debe adoptar consecuente al orden establecido y promovido.

Han sido amplias las discusiones generadas en torno al segmento de edad que define a los jóvenes y a las jóvenes —cuándo se empieza a ser joven y cuándo llega esta etapa a su conclusión—, y en torno a las implicaciones que tienen los comportamientos adoptados, tanto para ellos y ellas como para su contexto; es así como la edad es una de las primeras características atribuidas al concepto de juventud, ya que agrupa y otorga a dicho segmento poblacional su particularidad. Estos enclasamientos por edad no se homogenizan en las sociedades, ya que pueden variar de acuerdo con el espacio geográfico, y según los intereses políticos, administrativos e institucionales de cada organización. De igual manera, la delimitación o demarcación temporal lleva a los jóvenes, a las jóvenes, a la familia y a la sociedad, a encontrarse en una disyuntiva entre lo que se quiere hacer y la edad permitida para hacerlo; en algunos países cumplir 18 años de edad otorga el status y la condición de mayoría de edad y por lo tanto la capacidad de asumir ciertas responsabilidades en algunos aspectos, mientras que en otros sigue considerándose como persona con poca experiencia, inestable o como muy joven, es decir, se es muy joven para hacer algunas cosas y al mismo tiempo se es muy mayor para hacer otras.

Hablar de la juventud como un espacio intermedio donde ni se es niño ni se es adulto ubica a los jóvenes y a las jóvenes en la condición de espera frente a lo que desean ser y frente al abandono de lo que ya han sido; tal afirmación se teje al reconocerse que este espacio de tránsito o espera se concibe como un puente que conduce o lleva a la meta final: "ser adulto". Al retomar esta imagen que han dado algunos autores y autoras sobre la etapa juvenil, es propio reconocer que esta condición de transitoriedad no sólo trae consigo ciertos cambios individuales, sino que involucra a las personas cercanas, como lo son los integrantes de su grupo familiar, la comunidad y la sociedad.

Desde la concepción de transitoriedad o etapa intermedia, uno de los puntos de encuentro y de confrontación de los jóvenes y de las jóvenes con las personas cercanas, en especial con las figuras de autoridad, radica en la búsqueda de criterios para quebrantar la imagen de dependencia que los acompañaba en su etapa anterior. En esa búsqueda permanente de autonomía y reconocimiento por parte de la persona joven se producen tensiones por los nuevos estilos de comportamiento que en ocasiones van en oposición a lo pautado familiar y socialmente. Mientras el joven o la joven buscan trascender los esquemas otorgados a lo largo de su proceso de socialización, la familia y los demás escenarios los ubican como sujetos vulnerables a las demandas sociales, ya que tan solo se encuentran en un estado de preparación para el venir a ser.

Algunos autores y autoras, al referirse a esta etapa como espacio de transición hacia la adultez, hacen referencia a la persona joven como constructora de inestabilidad y por ende generadora de crisis que repercuten especialmente en el grupo familiar, llegando a considerar que el rol de autoridad que ha sido delegado a la familia y a las instituciones sobre estos sujetos se desvanece; por lo tanto han sido visibles las atribuciones o juicios valorativos sobre los comportamientos adoptados, generando discursos que señalan a los jóvenes y a las jóvenes como "rebeldes", "desobedientes", "aislados" y "revolucionarios".

Las anteriores concepciones han permeado la imagen construida sobre la población joven y al mismo tiempo se ha trascendido dichas miradas; actualmente se tejen nuevos discursos, imágenes y representaciones que ubican al sujeto joven en nuevos escenarios desde donde se mueve y actúa a partir de sus ideas y propuestas encaminadas a la búsqueda del desarrollo individual, familiar y social.

Los modelos y figuras construidas en torno a la población juvenil han adquirido diversos matices; sin entrar en detalles históricos, se encuentra que la mirada respecto al individuo joven como productor de inestabilidad, desorden y de un sinnúmero de acontecimientos que generan tensión en su entorno, se ha venido deconstruyendo y por lo tanto han surgido nuevas reflexiones. Actualmente se generan algunas distinciones otorgadas a dicha población, tales como, el joven o la joven es actor estratégico para el desarrollo, un sujeto de cambio, sujeto de derechos y deberes, o actor con potenciales y destrezas para actuar hacia el bienestar colectivo.

Dichas connotaciones han conducido al logro de un mayor reconocimiento de la persona joven y su rol social en el panorama nacional, proyectándola como líder de procesos políticos, sociales y culturales del país que no solo benefician a dicho sector poblacional sino a otros sectores en los cuales podrían tener incidencia; es decir, los jóvenes y las jóvenes no solo actúan en función de sí mismos y de sus pares: al ser considerados como generadores y generadoras de nuevas ideas y propósitos, influyen directa e indirectamente en los ámbitos de actuación cercana.

Actualmente se dan pistas respecto a los avances adquiridos por las instituciones y las entidades que conforman los sectores públicos y privados en cuanto a la forma de asumir e involucrar a los jóvenes y a las jóvenes en sus planes, programas y proyectos; aunque no ha sido fácil superar la mirada de joven como persona carente, con necesidad de atención e intervención inmediata, cada vez surgen más espacios donde se visualiza como sujeto con particularidades para seguir configurando la vida social, debido a los cambios que éste proporciona, a las ideas que emanan de su experiencia y de sus expectativas de vida. Es así como de sujeto vulnerable y carente con necesidad de atención pasa a ser concebido como el responsable de proponer nuevas alternativas hacia el cambio y el desarrollo social.

Escobar (2006, p. 12) estima que una vía de los sentidos sobre el sujeto joven en las investigaciones es la de actor de ciudadanía, en tanto esperanza de la transformación social, motor del cambio social, agente de protagonismo o de actoría social. Hay aquí una noción de inclusión del sujeto social joven a través de su propia acción, que le atribuye además un encargo de resolución de problemáticas sociales, ya sea mediante la participación o desde el trabajo comunitario.

 

III. Resultados

Para los jóvenes y las jóvenes, la política es una forma de autoridad, promesas incumplidas, discursos que emiten los adultos con el ánimo de obtener el poder. En especial, hay un imaginario de la política referido a los asuntos de gobierno y de partidos políticos, reflejados en los discursos y prácticas de representantes como Alcaldes, Gobernadores y Gobernadoras, Presidentes y demás figuras reconocidas, elegidas mediante un mecanismo de participación ciudadana como lo es el voto. En pocos casos se entiende la política como forma de vida; por ello, la asumen como algo externo al sujeto, como una manera de actuación en la sociedad que es reconocida, con la cual no se está muy de acuerdo pero de la que inevitablemente se hace parte, pues se naturaliza esta forma de relación.

 

"Mandar o decirle al otro lo que tiene que hacer"

Al asumir la política como medio para gobernar, los jóvenes y las jóvenes connotan que ésta tiene el fin último de adquirir, mantener, y hacer uso del poder, puesto que permite ejercer un control e influencia sobre los individuos para que ellos actúen de acuerdo con los criterios del representante o la representante. En este sentido, asumen que la política es impositiva porque aunque el colectivo elige a sus representantes, sus intereses y pensamientos no siempre se reflejan en las decisiones tomadas por el gobierno, dando paso a la insatisfacción frente al cumplimiento de la normatividad y a la labor del representante o la representante. "…La política tiene que basarse con un gobernador, con un alcalde, que con la Constitución de Colombia, con las reglas que tenemos implantadas para nuestro país, entonces todo eso se basa en eso y eso no nos gusta…" (GF. Mujer, 16 años)

Algunos jóvenes y algunas jóvenes consideran que el voto es el único medio de incidencia en las decisiones políticas del país. Allí ubican la figura tradicional del ciudadano como individuo que ha alcanzado la mayoría de edad, adquiere su derecho al voto y decide de manera autónoma quién será su representante y cuáles son las necesidades que debe suplir a la hora de adquirir el status correspondiente."…La política es como la única forma de nosotros tener la participación y elegir lo que queremos…" (E1.Mujer, 16 años.), "…Política es como que el pueblo también puede participar ahí, con los votos y todo…" (GF. Hombre, 18 años.)

A pesar de reconocer que tienen la posibilidad de elegir, los jóvenes y las jóvenes critican los mandatos que imponen las figuras representativas, lo cual se debe en parte a que ellos y ellas asumen el mandato como un ejercicio que restringe sus actuaciones, que limita la libertad y la autonomía que pretenden en su etapa de vida, aunque detrás de ello se encuentra implícito el desinterés por el cumplimiento de estos mandatos y por el reconocimiento de figuras de autoridad que regulen sus comportamientos. Este imaginario acerca de la política como forma de gobierno y mandato, ha sido construido socialmente y reproducido a partir de los discursos, las representaciones, y el flujo constante de información que conduce a la construcción de referentes de pensamientos y actuaciones en la población joven.

En contraposición a lo que venían planteando la mayoría de los jóvenes y las jóvenes, para algunos y algunas la política da una noción de orden o de forma de estimación social, desde donde se busca obtener el bien común a partir de las acciones e interés compartidos. La política como orden muestra que, si bien se requiere de un común denominador entre los sujetos como son las reglas, los límites, la representatividad y la imagen jerárquica, éstas son recurrentes para que se dé una estructura acorde con los intereses y necesidades humanas que tienen como fin último el alcance de objetivos y beneficios colectivos. "…La política se hace para obtener un bien común, es algo que nos brinda beneficios, es como un sistema donde hay un reglamento que nos gobierna a nosotros…" (E14. Mujer, 15 años); "…Con la política se establecen reglas, condiciones que debe seguir, por ejemplo la constitución porque nos da beneficios a los ciudadanos…" (GF. Hombre, 17 años. 2006).

De igual forma distinguen que el orden, las reglas y las designaciones son componentes de la política que hacen parte de la vida cotidiana, que permiten decidir sobre los asuntos de la vida y construir formas de relación que busquen la convivencia humana. Algunos jóvenes y algunas jóvenes reconocen que el logro de la convivencia y un orden social que beneficie a los ciudadanos y ciudadanas no es posible si no se está sujeto a los lineamientos y pautas establecidas por quienes gobiernan, y aunque no estén de acuerdo con la totalidad de las decisiones administrativas consideran que son las que dirigen y posibilitan parte de sus decisiones.

 

"Promesas sin cumplimiento, mero verbo"

"…La política es gente que habla mucho, promete muchas
cosas y nunca cumple nada…"
(E6. Hombre, 15 años).

Los jóvenes y las jóvenes relacionan la política con estrategias o herramientas que tienen como fin último la búsqueda del poder, como es el caso de las promesas; sin embargo, éstas han recibido la connotación de incumplidas. Para ellos y ellas, los objetivos que proyecta la clase política a través de promesas, carecen de veracidad porque al no cumplirlas atentan contra el valor de la palabra y la confianza que les fue otorgada al ser elegidos. "…No me gusta la política por el simple hecho de que en realidad son mentiras, son puros argumentos falsos que nos hacen creer, que nos dicen que va ser esto y de verdad no lo es, listo, tienen en cuenta lo que uno piensa pero no lo someten o tienen en cuenta para hacer las cosas…" (E2. Mujer, 16 años). El ser humano, al acometer una serie de acciones determinadas por los discursos, hace uso de los actos lingüísticos, los cuales son un conjunto de prácticas del habla que permanentemente se utilizan dentro de los procesos comunicativos y que implican acciones determinantes. Echeverría (1994) plantea que el individuo constantemente realiza afirmaciones, declaraciones, peticiones y promesas, las cuales son expresiones lingüísticas que configuran realidades, y permiten la coordinación de acciones y la creación de expectativas.

Al manifestar que el lenguaje crea realidades y posibilita el cambio, es pertinente resaltar que el uso inadecuado de los actos lingüísticos (incumplimiento) conlleva a la no coordinación adecuada de diversas acciones y por lo tanto deconstruye la coherencia entre lo que piensa, dice y realiza el sujeto en relación con los demás.

Incumplir las promesas desdibuja el reconocimiento que se da a los sujetos y hace que se reelaboren las discusiones, ideas y construcciones simbólicas respecto a la política. Fue así como al iniciar las reflexiones sobre el referente de la política en los jóvenes y las jóvenes, se vislumbró poca estimación o trivialidad respecto al tema; de esta manera fue común encontrar percepciones de incredulidad, carencia de expectativas y reconocimiento de la política como "carreta" o como "gente que sabe enredar muy bien" (E10. Hombre, 18 años). "…Desde el punto de los políticos y todo eso, la política es una cosa ¡harta! Que a nadie le gusta…" (E3. Mujer, 15 años).

El incumplimiento de un programa de gobierno, la lejanía luego del periodo electoral, el desconocimiento o tal vez la poca valoración de lo realizado, da elementos para formular un reclamo, revalidar un discurso, reproducir un pensamiento de insatisfacción y encontrar sentido-significado a la realidad política desde la postura de los jóvenes y las jóvenes; a su vez, la satisfacción respecto a una gestión lograda da pie para que se comparta la sensación de logro o pleno desarrollo de los objetivos plasmados previamente; la política desde la postura de los jóvenes y las jóvenes ha sido un "diga y haga, de lo contrario no hable".

 

Del concepto al ejercicio político de los jóvenes y las jóvenes

Las discusiones sobre la política fueron el primer alcance obtenido en el proceso investigativo; éstas adquieren su matiz cuando se entremezclan con lo que significa la política para la vida de los jóvenes y las jóvenes, es decir, cuando se busca comprender el concepto a la luz de sus prácticas cotidianas y cuando se asocian comportamientos o actitudes individuales con lo que se proyecta respecto a la política. Es ahí donde se interrelaciona el ¿para usted qué es la política?, con ¿cómo se ve en la política, la relación que hace entre sus comportamientos cotidianos y los elementos asociados a la política?

Las imágenes, símbolos y significados que permean los discursos de los jóvenes y las jóvenes sobre la política, son los mismos que configuran en su vida diaria y en los escenarios donde creen ejercerla. Para ellos y ellas, su actuación política individual, familiar, institucional y social, tiene una relación directa o se encuentra en coherencia con lo que piensan sobre la política en el ámbito público; sin embargo, lo que cambia son los escenarios y los personajes tal como se aprecia a continuación.

 

En búsqueda de la autonomía

Al realizar la analogía entre los imaginarios sobre la política y las formas de actuación política en los jóvenes y las jóvenes, se evidencia que el ejercicio de gobierno que aludía al concepto, ahora es trasladado al ejercicio juvenil; la interpretación de los discursos y de los fragmentos retomados del grupo focal y de las entrevistas, permitieron entrever cómo la búsqueda de la autonomía en la etapa del curso de vida que atraviesan las personas jóvenes es un elemento central que determina la comprensión de la política como forma de gobierno individual. Cuando afirman que tienen su propia política, hacen alarde a la búsqueda del ejercicio de la individualidad sin requerimiento de límites, imágenes alternas de autoridad, sujetos o instituciones que demarcan un orden y regulan sus comportamientos cotidianos. "…Uno es único, uno tiene su política… para hacerse valer como persona y no dejarse de nadie…" (E11. Hombre, 16 años); "…La política es una perdedera de tiempo, porque yo pienso que cada quien hace lo que quiere… por ejemplo si yo quiero estudiar estudio, si me quiero quedar en la casa me quedo en la casa, todos hacemos política…" (E5. Hombre, 17 años).

Algunos jóvenes y algunas jóvenes, a pesar de manifestar su apatía respecto a la política, consideran simbólicamente que el poder obtenido en ella es la manera como pueden construir sus vidas desde sus formas de pensar, sentir o actuar, ajenas a los modelos establecidos socialmente y a los criterios de quienes continuamente están revisando sus actuaciones. La búsqueda del poder es uno de los fines últimos de la política tal como se ha entendido culturalmente; así mismo, en los jóvenes y en las jóvenes la búsqueda del autogobierno como "ejercicio político" es respaldado desde el establecimiento de posiciones que han ubicado cuando reconocen que en tanto jóvenes pueden ejercer acciones independientes de las reglas y normas construidas socialmente. "…La política son las diferentes formas de uno pensar sobre algo, sobre cualquier cosa se puede hacer política..." (E9. Mujer 15 años); "…La política es defender lo que nosotros pensamos, sin tener que cumplir las reglas…" (E5. Hombre, 17 años).

 

Tras un bien común

A pesar de haber prevalecido en el imaginario de los jóvenes y de las jóvenes el discurso sobre cómo gobernar siendo joven independiente de las reglas construidas socialmente, este planteamiento contrasta con el criterio de algunos jóvenes y de algunas jóvenes, cuando asumen la política como un aspecto que permite la convivencia social a partir del establecimiento de reglas, de la búsqueda de acuerdos y negociaciones para el bien común.

"…La política es para hacer acuerdos nada más, porque todas las personas no pensamos iguales (sic); si no estamos de acuerdo cada uno se va con quien quiera; por ejemplo, como hacemos los debates entonces que hay un grupo y el otro grupo que no está de acuerdo… creo que ahí se está haciendo política para llegar a una conclusión o a unos parámetros…" (GF. Hombre, 15 años).

Para los jóvenes y las jóvenes, uno de los elementos que permite el logro de la convivencia es el reconocimiento de que los individuos son portadores de pensamientos, ideas e intereses que no siempre son acordes con los de las demás personas; esta diversidad es reconocida por ellos y por ellas como una forma de expresar diversas posiciones y conjugar los intereses individuales con los del colectivo.

La diversidad de pensamientos la escenifican las personas jóvenes con un debate, puesto que para ellas el expresar los discursos, asumir posturas y confrontar argumentos conduce, más que a la unificación de criterios, al complemento de los mismos, ya que cuando se busca dominar o persuadir con una sola idea los pensamientos del otro lo último que se pretende es llegar a acuerdos donde ambas partes queden satisfechas. Otro de los aspectos que retoman los jóvenes y las jóvenes como parte de la convivencia y a su vez como expresión de la política en la vida cotidiana es el establecimiento de reglas que al ser cumplidas orienta la configuración de relaciones acorde con sus intereses. "…La política son (sic) una serie de reglas que se deben llevar a cabo para estar todos como en sociedad y sin problemas, cuando un grupo de personas conviven y se llevan bien…" (E13. Mujer, 15 años).

En párrafos anteriores los jóvenes y las jóvenes asumen las reglas como unos constructos impuestos por los gobernantes y las gobernantes en función del orden social; ahora, al retomarlas como ejercicio cotidiano, afirman que pueden hacerse partícipes de su construcción y esto facilita su cumplimiento, ya que las conciben como un medio para superar las dificultades de un colectivo y obtener al mismo tiempo beneficios individuales.

 

Familia y Colegio: Escenarios para la vivencia de la política

Al comprender la manera como los jóvenes y las jóvenes configuran sus acciones políticas en los escenarios familiar e institucional, se encuentra que ellos y ellas lo relacionan con lo expresado y representado anteriormente sobre la política; es decir, la imagen de política como forma de gobierno, promesas, intereses individuales o compartidos, asunto de negociaciones o forma de vida, lo trasladan a la familia y al colegio.

 

"Mis padres son los políticos de la casa"

Para los jóvenes y las jóvenes el imaginario más cercano de la política es la de gobierno y uso del poder; esta imagen la proyectan al interior del grupo familiar al atribuirla en su mayoría al padre, a la madre o a los hermanos y hermanas mayores, quienes, desde su percepción, se encargan de controlar y regular las acciones del grupo familiar, asumiendo cotidianamente el poder y la autoridad. "…En mi casa hay política porque siempre lo mandan a uno y uno tiene que hacer lo que los papás digan…". (E5. Hombre, 17 años).

Se refleja la relación que la gente joven hace entre la política y el poder, donde es visible la figura de quién manda, cómo manda y quiénes obedecen dichos mandatos. Esto da cuenta de la reproducción sociocultural de unas formas de relación jerárquicas permeadas por la cultura patriarcal, donde el padre es la principal figura de poder, encargado de preservar el orden y de regular cada una de las acciones de los demás integrantes de su grupo familiar. En este sentido, la manera como se organiza la familia expresa la forma de organización de la sociedad, es decir, la imagen de padre dirigente con la del gobernante local, regional o nacional, que tiene como punto de partida el poder del hombre, tal como lo expresa el siguiente relato."…En mi familia sí hay política porque desde siempre mi papá me manda a hacer lo que él quiere y eso es muy parecido al presidente y toda esa gente que manda a los de abajo…" (E4. Mujer, 16 años).

Algunos jóvenes y algunas jóvenes no se reconocen como personas políticas ya que no conciben su etapa actual como un espacio desde donde puedan dirigir o gobernar a otros, debido a que en su mayoría deben estar sujetos a la figura de autoridad ejercida por sus antecesores y antecesoras. Sin embargo, el desconocimiento de su rol político en familia se desvanece cuando reconocen que son políticos a pesar de no ser los primogénitos o primogénitas, puesto que tienen la posibilidad de ejercer algún tipo de control sobre otros, como lo podría ser sobre los hermanos menores, bajo la connotación: ¡Si me mandan yo también mando! Ejercer control y gobernar en la familia es concebido como uno de los imaginarios que los jóvenes y las jóvenes han construido sobre el significado y la forma de hacer política.

 

"La rectora y los representantes de grupo son los políticos del colegio"

Para las personas jóvenes se ha tornado más fácil asociar los elementos de la política con uno de los ámbitos institucionales como lo es el colegio, a diferencia de la familia, donde expresaban que al ser un espacio privado, es más complejo relacionarlo con la política. El colegio les representa un espacio que posibilita una mayor visualización de los elementos que tejen el concepto de la política, otorgando protagonismo al tema de la representatividad y la acción gubernamental o administrativa que en el colegio es reflejada desde dos actores: acción gubernamental desde el rector-directivos, y los estudiantes y las estudiantes.

a) La Política desde los directivos. Al trasladar la figura de gobierno local al contexto educativo desde el panorama de la gente joven, se hace la analogía entre "la rectora como figura de alcalde", "los docentes y demás directivos como su gabinete o sus aliados", y "los jóvenes y las jóvenes como los beneficiarios y beneficiarias de sus acciones, quienes se encargan de actuar con responsabilidad y en coherencia con los constructos de la institución y los reglamentos establecidos".

De esta forma la población joven asume como imaginario central de política en el ámbito institucional, la relación jerárquica existente entre los directivos-docentes y estudiantes, a partir de las distinciones o diferencias demarcadas por el rol socialmente establecido, relación que conlleva a que las personas jóvenes asuman la política dentro del colegio como el espacio donde se imponen pautas a través de los manuales de convivencia y otros reglamentos que buscan responder a las demandas institucionales. "…La rectora es la política en el colegio, porque es como la persona que manda y pone los reglamentos para que según ella las cosas salgan bien…" (E8. Mujer, 17 años).

Este imaginario político de orden institucional refleja la inconformidad del sector poblacional joven frente a la acción de gobierno que se ejerce en el colegio, lo que genera su poca participación en las decisiones, en la construcción de las reglas y en las conductas que les benefician o afectan cotidianamente. En consecuencia se refleja una respuesta pasiva de los grupos de jóvenes frente a la toma de decisiones, y el rechazo o dificultad para cumplir las reglas establecidas, lo que puede ser interpretado por el cuerpo directivo como un "acto de desobediencia o rebeldía", o como el "irrespeto al reglamento estudiantil y a los encargados y encargadas de su formación".

b) La política desde los estudiantes y las estudiantes. Aunque las personas jóvenes conciben que la actitud pasiva o silenciosa les permite permanecer indiferentes a las situaciones ya que no les representa responsabilidad alguna, reconocen que además del ejercicio político y decisorio por parte del equipo directivo, existe una esfera que promueve el ejercicio político en los jóvenes y las jóvenes del plantel educativo, a través de la vinculación en procesos de participación juvenil como lo es el gobierno escolar. Desde su imaginario, la persona reconocida como política en el colegio es aquella que representa los intereses de todos los estudiantes y las estudiantes. "…Yo me considero una persona política porque al ser la representante de grupo tomo en cuenta lo que piensan mis compañeros, y depende de las opiniones que haya en mi salón me baso para manifestarme ante los profesores…" (E2. Mujer, 16 años).

Este proceso de participación juvenil denominado por el grupo de jóvenes como una manera de hacer política en el colegio siendo estudiante, responde a una forma de ordenamiento institucional reglamentado por el Congreso de la República mediante la ley 115 de 1994 (ley general de educación de la República de Colombia), la cual señala las normas generales para regular el Servicio Público de la Educación que cumple una función social acorde con las necesidades e intereses de las personas, de la familia y de la sociedad.

Para contribuir a la participación activa del grupo estudiantil en su formación integral, el articulo 92 de la ley 115 hace énfasis en la necesidad de generar acciones pedagógicas que contribuyan al desarrollo de sus habilidades y capacidades para la toma de decisiones, la adquisición de criterios, el trabajo en equipo, la administración eficiente del tiempo, la asunción de responsabilidades, la solución de conflictos y problemas y las habilidades para la comunicación, la negociación y la participación.

Una de las estrategias establecidas mediante esta ley para alcanzar los intereses propuestos anteriormente es la elección de representantes estudiantiles y un personero, personas que dentro de la comunidad académica sirven como puente entre el grupo estudiantil y el equipo directivo, y a su vez tienen la función de promover los intereses, derechos y deberes de los estudiantes y de las estudiantes.

Desde la percepción de los jóvenes y las jóvenes, el ser representante de grupo o personero es la mayor forma de hacer política en el colegio, no solo porque se representa a otros o se tiene una figura jerárquica, sino también porque detrás de ello se encuentran todas las características que refleja la figura de un gobernante o de una gobernante. En el caso del personero, éste se presenta como candidato y compite con otros estudiantes y otras estudiantes, elabora un plan de trabajo, traza propuestas a desarrollar a lo largo de su periodo de gobierno, hace campañas y promesas de posibles beneficios para la institución y para el grupo de estudiantes en caso de ser elegido, lo que le permite adquirir un número de personas que le garanticen el cargo. "… Un personero debería hacer política y no politiquería, prometer cosas y cumplirlas, el próximo año me voy a lanzar de personero y les prometo que voy a hacer esto pero cumpliendo..." (E5. Hombre, 17 años).

El imaginario de política en los jóvenes y las jóvenes, como figura de quien representa a otros, es asumido por algunos jóvenes y por algunas jóvenes como un ejercicio "poco deseado", debido a lo que implica asumir las responsabilidades otorgadas por dos colectivos: por un lado, el grupo de docentes y el cuerpo directivo que esperan tener un aliado o aliada entre los estudiantes y las estudiantes, incentivando a la reproducción del orden y a la aprobación de las decisiones tomadas en aras del beneficio escolar. Por otro lado se encuentra el colectivo de compañeros y compañeras escolares en espera de que todos sus intereses, ideas y propuestas sean aprobados, independientemente de que estén en contraposición al equipo directivo o a las apuestas institucionales. "…En el colegio hay política, una de ellas es el consejo directivo, pero a mi no me gusta estar porque es un cargo pesadito, porque hay que estar en todas las reuniones, es que es responder por gente y no aguanta…" (E14. Mujer, 15 años).

Esto muestra cómo las responsabilidades implican para quienes tienen el cargo de representantes, asumir posiciones que no siempre son acordes con sus criterios personales; además, cuando las presiones son de ambos colectivos, recae sobre dicha persona un cuestionamiento sobre sus decisiones o actos representativos y juicios acerca de sus acciones, como por ejemplo: "buenos representantes" o "éste dijo mucho y no cumplió nada".

 

"Hago política cuando me conviene"

"Uno negocia con la mamá cuando le pide los permisos, le doy esos
permisos pero si me barre y arregla la casa y si a uno le convienen las
cosas pues las hace o si no, no".
(E5. Hombre, 17 años)

Para los jóvenes y las jóvenes el llegar a acuerdos es una característica significativa de la política, porque es allí donde se entrecruzan intenciones individuales y se obtienen beneficios compartidos. Es así como uno de los imaginarios más sobresalientes respecto al ejercicio de la política en la familia alude a la búsqueda de "acuerdos" para satisfacer intereses de partes involucradas, como pueden ser las personas jóvenes en relación con las personas que conforman su sistema familiar.

Aunque inicialmente manifestaban poco interés a la hora de versar sobre la política y expresaban su apatía respecto a ella, resignifican su mirada, reconociendo que en su vida familiar "es buena" cuando se convierte en un medio para alcanzar beneficios individuales propios de su etapa de vida actual. "…La política en parte es buena porque se negocian muchas cosas de interés como los permisos, es que a uno como joven lo retienen mucho y por eso es vacano negociar los permisos…" (E5. Hombre, 17 años).

Según los jóvenes y las jóvenes, así como en el ámbito público se negocian intereses entre instituciones e individuos para obtener el bienestar individual o colectivo, en la familia esta característica perdura cuando se alcanza un fin determinado; desde el imaginario de la gente joven, en la familia es posible hacer política cuando se pone en escena el poder de las conversaciones, las peticiones, las promesas con el fin último de alcanzar los intereses a partir de una ganancia "compartida. "…Yo hago política cuando me pongo de acuerdo con mi mamá; por ejemplo, ella me dice que tengo que tender mi cama o si no, no me deja jugar, o que tengo que lavar mi ropa o si no, no me deja ir a tal parte..." (E14. Hombre, 15 años);"…Yo solo le hago caso a mi mamá y eso que en algunas cosas, como en lo que me conviene a mi; por ejemplo ella me dice que arregle la pieza y me da plata entonces yo le hago caso…" (E11. Hombre, 17 años).

Inicialmente los jóvenes y las jóvenes proponían sus mayores discusiones respecto a la política como un acto donde priman las promesas sin cumplimiento, lo que les da elementos para enjuiciarla como "algo malo" que no trae beneficios a la sociedad sino a quien la representa. Sin embargo, al contrastar este tema con su vida familiar, se encuentra que son ellos y ellas quienes representan y reproducen esta imagen de política al hacer constantemente promesas que no son cumplidas pero en las que obtienen un beneficio individual. De tal manera, se hace evidente cómo los imaginarios políticos de los jóvenes y las jóvenes se mueven en una paradoja entre el deber ser que plantean y las actuaciones cotidianas que emergen de ellos y ellas.

Tal afirmación incita a cuestionar hasta qué punto se habla de acuerdos, negociaciones y redefinición de reglas cuando lo que se evidencia son chantajes, un movimiento de intereses individuales y un quebrantamiento de las responsabilidades que hacen parte de los sujetos que viven en familia, reproduciendo las prácticas "clientelistas y politiqueras" con las que se logran algunos intereses sociales. "…Uno hace política cuando se trama a la mamá pa' que le dé un permiso, y le promete algo que no va cumplir después…" (E5. Hombre, 17 años).

No es posible construir un escenario político en familia cuando prevalecen los intereses individuales de las personas jóvenes sobre los del colectivo, ni hay un ejercicio de negociaciones al carecer de argumentos que validen las posturas asumidas tanto por los jóvenes y las jóvenes como por los demás integrantes.

El acuerdo no se puede construir sobre la base del chantaje ni en la evasión de responsabilidades, porque éstas hacen parte del rol social de cada integrante de la familia; así, las acciones políticas de los jóvenes y las jóvenes se enmarcan contradictoriamente en un "acuerdo" que lleva a la ganancia individual, y no en un acuerdo que permita el diálogo de pensamientos, posturas y objetivos que puedan ser puestos en común y nivelados para beneficio compartido.

El desdibujamiento de la política y la perpetuación de las prácticas en los jóvenes y las jóvenes no sólo ha sido responsabilidad de ellos y ellas; la familia ha tenido una amplia incidencia en su formación, al permitir que las responsabilidades propias del rol de la gente joven sean ejercidas como algo opcional, asumiendo que algunos de sus deberes pueden ser cumplidos u obviados de acuerdo con los intereses individuales.

Si se busca construir relaciones democráticas en la familia y un ejercicio político en sus integrantes, es necesario partir del cumplimiento de cada uno de sus roles y funciones, y trasladar las conveniencias individuales a la ganancia compartida, reconociendo que a través de los procesos de formación familiar es posible devaluar las prácticas egoístas y encaminarlas hacia una responsabilidad familiar basada en fines altruistas. Al asumir tales posturas no se hace un favor a la familia y a la sociedad; tan sólo se asume la responsabilidad social de actuar como individuos con derechos y deberes sociales.

 

En la familia. "Sin plata no hay aporte"

Otro de los elementos que asocian los jóvenes y las jóvenes con el ejercicio de la política está relacionado con los aportes que se pueden brindar para el beneficio de la familia, los cuales se dan desde lo económico o desde las actitudes y comportamientos de sus integrantes. Este imaginario tiene una estrecha relación con el imaginario de la política como gobierno, búsqueda y ejercicio del poder, en tanto se puede apreciar que los recursos económicos permiten o sustentan el poder y por ende las decisiones de los representantes y las representantes gubernamentales.

Desde la mirada de la gente joven este panorama de acción política se visualiza diariamente en la familia, en la medida en que el manejo de los recursos monetarios por parte de algunos y algunas integrantes, les otorga el privilegio de ejercer ciertos comportamientos y tomar decisiones que involucran a las personas que no se encuentran en la misma condición económica. Bajo esta línea, la mayoría de jóvenes manifiesta que no participan políticamente puesto que no contribuyen económicamente a la satisfacción de las necesidades de su grupo familiar; al contrario, demandan recursos y servicios de sus antecesores y antecesoras para solventar los requerimientos cotidianos. "…Como joven yo no aporto nada en mi casa porque todavía no estoy trabajando ni nada, antes me tienen que dar mis padres para salir adelante…" (GF. Mujer, 16 años); "…En mi casa el único que se diría que hace política es mi hermano porque está trabajando y da cualquier cosa en la casa, entonces mi mamá como que le presta más atención a lo que dice, y nos dice a nosotros que le debemos hacer caso…" (E7. Hombre , 15 años).

El último relato refuerza el contenido que le otorgan los jóvenes y las jóvenes a lo económico como forma de brindar aportes en la familia, puesto que les da posibilidades y privilegios de ser reconocidos y reconocidas, o adquirir un status ante los demás integrantes. Paradójico a lo anterior, en otros jóvenes y en otras jóvenes yace la connotación de que sus aportes en la familia se dan desde los pensamientos, comportamientos y actitudes que pueden contribuir a los beneficios e intereses del grupo familiar. La vinculación política no la limitan a la contribución económica; afirman que se da desde la capacidad que tienen para expresar sus pensamientos y puntos de vista que afectan de manera directa e indirecta las decisiones que emergen en la dinámica familiar. "…Yo hago política cuando en un momento dado doy opiniones acerca del bienestar de mi familia, donde decimos vamos a hacer esto, las leyes que vamos a cumplir son tales…" (E12. Mujer, 17 años).

Es oportuno señalar que para el alcance de comportamientos democráticos al interior de la familia, se requiere repensar el lugar atribuido a sus integrantes, reconociendo que cada uno ocupa una posición determinada de acuerdo con su etapa de vida y puede incidir en la familia de diversas formas; de esta manera, se asume que los jóvenes y las jóvenes tienen un rol específico e importante, así no contribuyan económicamente; ellos y ellas aportan continuamente desde el cuidado, acompañamiento y cariño que pueden ofrecer a los demás integrantes, entre otros aportes que requieren ser valorados.

Una última característica de los aportes como elemento asociado a la política, está relacionado desde la mirada de los jóvenes y las jóvenes con la respuesta de ciertos compromisos adquiridos en la vida cotidiana, como por ejemplo el asumir un comportamiento adecuado en el ámbito escolar, en retribución a los intereses y expectativas que tiene la familia sobre su formación como medio para lograr el bienestar individual y colectivo. "…Yo aporto en mi familia cuando no les genero problemas, por ejemplo, que vaya bien en el colegio, porque eso los mantiene a ellos de alguna manera tranquilos…" (E4. Mujer, 16 años); "…Aporto en mi familia siendo responsable, cumpliendo con mis deberes, y siendo una buena estudiante…" (E1. Mujer, 16 años).

Con los relatos anteriores se refleja cómo para algunos de los jóvenes y las jóvenes el cumplimiento de sus deberes, más que ser un acto de reciprocidad o de corresponsabilidad familiar, es comprendido como un aporte que otorgan a la familia, como es el ser responsable o usar adecuadamente sus recursos. No obstante, más que ser aportes que coadyuven al grupo familiar; son acciones necesarias que contribuyen a la formación individual del colectivo joven.

Las personas jóvenes reconocen que a pesar de que les han sido establecidos una serie de comportamientos para la convivencia en familia y para la satisfacción de sus necesidades e intereses, sus logros están demarcados por sus libertades y por las decisiones de ser, actuar y aportar en la construcción de los sueños familiares, sueños que en palabras de Gimeno (1999), surgen de los deseos compartidos, de las necesidades humanas mas básicas y de las más particulares y personales.

En conclusión de este punto, los aportes tanto económicos como actitudinales son un componente de la política en familia desde la mirada de los jóvenes y las jóvenes, porque permite construir nuevas realidades familiares y contribuir al logro de los intereses, requerimientos y sueños construidos, tal como se vislumbra cuando los ciudadanos y las ciudadanas ponen su mirada sobre el gobernante o la gobernante en espera de que sus promesas y los sueños construidos a lo largo de su periodo de elección, logren su cumplimiento.

 

En el colegio: "Aporto desde mis actitudes y comportamientos"

Algunos y algunas de los jóvenes y las jóvenes resaltan que no necesariamente se es político en el colegio al ejercer cargos representativos, al encabezar las filas de la candidatura para el gobierno escolar, o por ser el preferido de los compañeros, compañeras y docentes. Se es político continuamente al dirigir acciones, confrontar pensamientos, organizarse en función de los intereses que los benefician y las benefician como colectivo escolar; al hacer negociaciones y llegar a acuerdos para la consecución de objetivos tanto individuales como grupales. "…A nosotros nos iban a poner a repetir el servicio social y no era justo porque nosotros hicimos un curso que lo remplazaba, entonces nos unimos para decirle a los profesores que no estábamos de acuerdo, entonces cedieron y nos dieron la oportunidad de darnos las horas…eso es política…" (E12. Mujer, 17 años), "…En el salón hacemos política cuando trabajamos en subgrupos y entonces decimos que usted hace esto y yo tal cosa, y así nos dividimos el trabajo…" (E10. Hombre, 18 años).

Las personas jóvenes manifiestan que el ser político en el colegio es un acto necesario, ya sea para fines individuales o colectivos, en tanto induce a movilizarse y dirigir nuevos pensamientos en aras de objetivos que comprometan su bienestar como grupo estudiantil. La toma de iniciativa, el llegar a acuerdos y generar propuestas, son elementos políticos que no requieren de un status o título de quien los ejerce (representante o personero); ello puede surgir de cualquier integrante del grupo como respuesta a una necesidad evidenciada. Lo colectivo, el bienestar del otro y el trabajo grupal no siempre constituyen el interés de la mayoría de los jóvenes y las jóvenes; hay quienes piensan que la política no depende de la interacción con las demás personas o de construir ideas conjuntas, sino más bien de los intereses individuales que sólo competen la acción personal que tiene responsabilidades y resultados individuales, como lo es el éxito o fracaso escolar. "…Soy político cuando digo: el próximo periodo no pierdo materias, me voy a dedicar al trabajo…" (E5. Hombre 17 años); "…No pues, hay veces cuando uno dice voy a hacer tal cosa y no lo hace, o dice uno ahí voy a estudiar para tal cosa y no estudia, a la final eso a nadie le afecta, si hay que entregar un trabajo yo veré si lo llevo o negocio con el profesor y le pido plazo..." (E8. Mujer, 17 años).

Las líneas anteriores responden al cúmulo de pensamientos que surgen por parte de los jóvenes y las jóvenes sobre el ejercicio de la política, pensamientos que no siempre dependen del sentir colectivo, ya que algunos de ellos adquieren significado y reconocimiento al ser vistos como pensamientos alternos a lo que se piensa comúnmente. Cada imaginario refleja la asociación de imágenes construidas socialmente, reproducidas y recreadas de acuerdo con los referentes adquiridos a lo largo del curso de vida de la persona joven; con ello se refuerza que los imaginarios sobre política en el escenario institucional no están aislados de los evidenciados en el ámbito familiar o en el contexto global, ya que imprimen las mismas características y sólo cambian algunos actores y el escenario.

Para los grupos de jóvenes, el detenerse a pensar sobre sus actuaciones cotidianas en la familia y en el colegio, es explorar un mundo en el que se mueven diariamente pero en el que pocas veces se reflexiona y pocas veces se desentrañan las vivencias y significados que le otorgan a los elementos constituyentes de su vida diaria. Al mismo tiempo que los jóvenes y las jóvenes comparten que el volver sobre su realidad familiar e institucional es un asunto nuevo, reconocen que lo que antes asumían como actos aislados, como lo son las promesas, intereses, aportes, poder, se encuentran asociados con la actuación política en familia y en el colegio.

 

IV. Conclusiones

 

Los resultados de la investigación destacan que el principal imaginario sobre la política en los grupos de jóvenes hace referencia a los asuntos de gobierno y de partidos políticos, reflejados en las prácticas y discursos de los representantes y las representantes como Alcaldes, Alcaldesas, Gobernadores, Gobernadoras, Presidentes, Presidentas y demás figuras representativas. Algunos jóvenes y algunas jóvenes refieren la política a la forma de vida o ejercicio que transversaliza las acciones cotidianas ejercidas en diferentes ámbitos de interacción. Desde este último imaginario, las personas jóvenes consideran que en la simplicidad y naturalidad de sus relaciones se establecen actos políticos, ya que reconocen los actos individuales como forma de influir en los demás sujetos y de buscar la convivencia social, a través del establecimiento de reglas, de la búsqueda de acuerdos y de negociaciones para el bien común.

Los discursos y acciones de algunos jóvenes y de algunas jóvenes evidencian la reproducción del imaginario de la política como forma de gobierno en los escenarios familiar e institucional. Para ellos y ellas, su actuación se encuentra en coherencia con lo que piensan sobre la política como forma de gobierno (promesas sin cumplimiento, engaño, búsqueda y ejercicio del poder, mandatos); sin embargo, lo que cambia son los escenarios y los personajes. Aunque los jóvenes y las jóvenes otorgan elementos políticos a las acciones familiares, se les torna más fácil asociar algunos aspectos de la política con el colegio, puesto que en tal escenario encuentran mayor presencia del tema de la representatividad y las figuras jerárquicas: Alcalde-ciudadanosciudadanas, Rectora-colegio.

La mayoría de los jóvenes y de las jóvenes se mueve en una paradoja entre el deber ser que plantean y las acciones que ejercen; es decir, aunque ellos y ellas manifiestan su apatía respecto a la política, consideran que "el poder" obtenido a través de ésta es la manera propicia para ejercer acciones libremente en el colegio y en la familia, trascendiendo los beneficios individuales sobre los colectivos.

Las relaciones de poder y la concepción tradicional del joven no permiten su reconocimiento como actor político en el medio familiar e institucional. La familia y el colegio son espacios propicios para la vivencia y actuación política de los jóvenes y las jóvenes; sin embargo, desde estos escenarios no se está potenciando su rol político debido a las clases de relaciones de poder existentes, acompañadas del imaginario tradicional sobre el joven o la joven como persona carente y en situación de riesgo que los deja en una posición limitada para involucrarse en diferentes asuntos propios de cada escenario. Para lograr un ejercicio de la política al interior del grupo familiar y en el colegio, es necesario empezar por la modificación de las relaciones de poder y la mirada tradicional de las personas jóvenes, y empezar a reconocerlas con capacidad de incidir y aportar en sus contextos inmediatos.

Es necesario reconocer el rol o forma de actuación política desde la cual la gente joven se vincula a los propósitos de desarrollo que emergen en la familia, y cómo su reconocimiento en este primer espacio posibilita afianzar su rol político en tal espacio cercano, como lo es el colegio. No es factible para quienes asumen la familia como campo de investigación y acción, menguar el rol que asume el grupo jóvenes en los procesos de desarrollo familiar y social, ni limitar los aportes que puede dar para la comprensión de la vida en familia, con base en sesgos relacionados con algunos imaginarios sociales construidos sobre los jóvenes y las jóvenes que los ubica en condición de riesgo a causa de los diversos factores coyunturales que permean la realidad social (Ejercicio de la maternidad a edad temprana, uso de sustancias psicoactivas, alcoholismo, entre otros)

Continuar asumiendo al sector poblacional de la gente joven desde una postura liminal, invisibilizando su rol sociofamiliar, conduce al desvanecimiento del discurso que se ha planteado coherentemente desde la academia y desde las diversas organizaciones sociales, donde se asume el empoderamiento y la capacidad de agencia o potenciación como elementos clave para entender los procesos de cambio en la población juvenil.


Notas

* Este artículo es una síntesis de la investigación denominada "Mero Verbo": Imaginarios sobre la política en los jóvenes y las jóvenes. Trabajo de grado en modalidad de práctica investigativa para optar al título de Profesional en Desarrollo Familiar. Universidad de caldas, 2008. Propuesta aprobada por el Comité de Currículo en junio de 2006 y presentada públicamente en febrero de 2008. Resolución 004 de 2008. Acta de calificación Nº 03, firmada el 13 de febrero de 2008. Asesorada por Sandra Milena Franco Patino, Profesional en Desarrollo Familiar, Mg en Educación y Desarrollo Humano. Directora del Programa de Desarrollo Familiar, Universidad de Caldas.

1 La Vereda Alto Bonito se encuentra localizada en la zona norte del Municipio de Manizales, Departamento de Caldas, Colombia, a una distancia aproximada de 20 minutos del casco urbano (10km.). Político-administrativamente hace parte del "Corregimiento El Manantial", conformado por las veredas Espartillal, Sierra Morena, Guacaica, Maracas, Pueblo Hondo, Hoyo Frío, Sinai, El Guamo, El Porvenir, Santa Rita. Alto Bonito cuenta con una población aproximada de 476 habitantes, dispone de una infraestructura institucional que la convierte en centro de confluencia de las demás veredas del corregimiento, entre ellas el colegio José Antonio Galán, que ofrece formación primaria y secundaria, en la modalidad técnica-agropecuaria para los niños, niñas y jóvenes de la vereda y sectores aledaños. La cercanía geográfica-espacial con la cabecera municipal favorece el establecimiento de relaciones sociales, institucionales y económicas estrechas con los procesos político-administrativos que se viven en la ciudad y, en consecuencia, algunos de los imaginarios de los jóvenes y las jóvenes reflejan formas de pensamiento urbano-rurales que surgen desde las interacciones cotidianas.


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