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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715Xversão On-line ISSN 2027-7679

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv v.7 n.2 supl.1 Manizales jul. 2009

 

 

Segunda Sección: Estudios e Investigaciones

 

 

Claves para entender las nuevas sensibilidades: Estudios sobre producciones culturales juveniles en Costa Rica*

 

Chaves para compreender as novas sensibilidades: Estudos sobre as produções culturais juvenis em Costa Rica

 

Clues to understand new sensitivities: Studies on juvenile cultural productions in Costa Rica

 

 

Priscilla Carballo Villagra


Investigadora del Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericana, y docente de la Carrera de Trabajo Social de la Sede de Occidente. Licenciada en Trabajo Social, actualmente cursa la Maestría Centroamericana de Sociología en la Universidad de Costa Rica. Correo electrónico: priscilla.carballo@ucr.ac.cr

 

 

 

Primera versión recibida octubre 29 de 2008; versión final aceptada marzo 17 de 2009 (Eds.)


 

Resumen:

En el contexto de la academia costarricense, el estudio de la población joven se ha desarrollado generalmente a partir del interés por problemas socialmente visibles, como el embarazo adolescente, las prácticas sexuales de riesgo, etc. Sin embargo, en los últimos cinco años, varias investigaciones han llamado la atención sobre otras posibles formas de entender las dinámicas juveniles urbanas. Estas investigaciones proponen analizar las vivencias jóvenes desde producciones culturales como la música, el baile, la estética, el fútbol y los espacios callejeros. Pretendemos a partir de dichas investigaciones plantear algunas claves, como las hemos denominado, para continuar con el análisis y debate de las producciones juveniles como formas de entender las nuevas sensibilidades.

Palabras clave: juventud, producciones culturales, música, fútbol, estética, investigación cualitativa.


Resumo:

No contexto da academia costarriquenha, o estudo da população jovem tem-se desenvolvido geralmente a partir do interesse dos problemas socialmente visíveis, tais como a gravidez na adolescência, as práticas sexuais de risco, etc. No entanto, nos últimos cinco anos, varias pesquisas chamaram a atenção sobre outras formas possíveis de compreender as dinâmicas juvenis urbanas. Estas pesquisas propõem analisar as vivencias dos jovens desde as produções culturais tais como a música, a dança, a estética, o futebol e as experiências da rua. Pretendemos expor algumas chaves a partir dessas pesquisas, como as temos denominado, para continuar com a analise das produções juvenis em tanto que maneiras de compreender as novas sensibilidades.

Palavras-chave: juventude, produções culturais, música, futebol, estética, pesquisa qualitativa.


Abstract:

From the perspective of Costa Rican academy, the study of young population has been developed, in general terms, from the interest in socially visible problems, such as teenage pregnancy, risky sexual practices, etc. However, in the last five years several research studies have made emphasis on other possible forms to understand urban juvenile dynamics. These studies aim at analyzing youths' experiences from cultural productions such as music, dance, aesthetics, soccer and street experiences. Our goal is to define some clues, as we have called them, from such research studies to continue with the analysis and debate of juvenile productions as the way to understand new sensitivities.

Keywords: youth, cultural productions, music, soccer, aesthetics, qualitative research.


 

1. Introducción

 

Al aludir a los sectores juveniles como referente para el análisis en el caso específico de Costa Rica, encontramos una importante cantidad de trabajos que analizan elementos demográficos o estadísticos de esta población, a partir de situaciones problemáticas tales como embarazos adolescentes, prácticas sexuales de riesgo, violencia, etc. Sin embargo, parece que seguimos sin poder entender a ese sujeto colectivo juvenil, y seguimos sin entender cómo viven esas personas jóvenes que vemos transitando en grupo por las calles de la urbe de manera recurrente.

Para poder acercarse a este sujeto juvenil colectivo se hace necesario, en nuestro criterio, cambiar la perspectiva de hacer investigación sobre juventud, para lo que se requiere trascender el trabajo cuantitativo y estadístico que estudia esta población a partir de problemáticas determinadas por el mundo adulto. Consideramos que es necesario analizar la experiencia juvenil desde la calle, que es, dentro de sus dinámicas sociales, el espacio de encuentro donde se recrea todo un universo lleno de significados y sentidos que nos puede dar algunas claves para comprender su experiencia vital.

En este artículo pretendemos plantear como idea generadora para la discusión y la investigación, el análisis de las producciones culturales de los sectores juveniles, como una forma de acceder y conocer sus visiones de mundo y la construcción de imaginarios, algo que puede brindar información valiosa para comprender estos colectivos más allá de la estigmatización que diferentes medios de difusión social nos ofrecen. Este trabajo es parte de un proceso de investigación que se está realizando en el Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericana (Ciicla) de la Universidad de Costa Rica, aprobado en el acta número 10-2007, con el código institucional No.818-A8-071, que se desarrolla entre el 1 de enero de 2008 y el 31 de diciembre del 2009, y que analiza el contenido discursivo del reggaetón en relación con el tema de la sexualidad; este documento es parte de la reflexión del estado del arte sobre producciones culturales en este contexto concreto.

Plantearemos reflexiones sobre varios elementos que nos pueden dar claves para entender las dinámicas juveniles y que pueden convertirse en puntos de entrada para analizar la situación que estos sectores experimentan desde sus propios códigos, por lo que hacemos referencia al fútbol, a la calle como espacio de encuentro, a la música y el baile. Para esto citamos algunos trabajos que en el contexto de la academia costarricense han dado aportes significativos en la reflexión de estos fenómenos, trabajos realizados todos ellos por jóvenes investigadores e investigadoras que han visto en estos temas, claves para entender nuevas sensibilidades.

Es importante señalar que el inicio de los estudios sobre producciones culturales juveniles en Costa Rica ha estado influenciado por una serie de investigaciones y autores o autoras que, para el caso latinoamericano, han desarrollado reflexiones diversas sobre el tema, siendo los dos núcleos principales de referencia los trabajos realizados en México y Colombia, por autoras y autores entre quienes destacan Rosana Reguillo, Ángel Quintero, Carlos Feixa, Jesús Martín Barbero, Carlos Perea, Luis Carlos Restrepo, entre otros. Estos trabajos han dado importantes aportes para el inicio de los estudios de las poblaciones jóvenes en Costa Rica, al poner atención al espacio urbano y fundamentalmente al tema de la juventud urbana como un sujeto invisibilizado y criminalizado en las políticas públicas; y han marcado la pauta de preguntarse qué pasa con esta población joven.

Poco a poco se está empezando a desarrollar un cuerpo de estudios locales que, a partir de las experiencias de investigación mexicanas y colombianas de estos autores y autoras, están cotejando la situación en su respectivo país; de esta manera el desarrollo del tema está marcado por esa posibilidad de intercambio de materiales e investigaciones que se han desarrollado en los espacios formales e informales.

Los textos que se presentan a continuación, escritos por investigadores e investigadoras costarricenses, acuden de manera recurrente al diálogo con estos autores y autoras, tanto para debatir sus planteamientos como para buscarles utilidad explicativa en las dinámicas de la juventud en Costa Rica.

Es importante destacar que el desarrollo de las investigaciones a las que haremos referencia se ha dado principalmente a nivel de tesis de licenciatura y maestría; en muy pocos casos se ha concretado en proyectos inscritos en centros de investigación universitarios, lo cual consideramos que es una dirección en la que se debe avanzar para concretar acciones de investigación a más largo plazo y menos coyunturales.

Plantearemos en este artículo aportes del trabajo de Zúñiga (2006) sobre el rock y sus metáforas políticas, el trabajo de Rodríguez (2005) sobre la participación de personas jóvenes en las barras de fútbol, las investigaciones de Carballo (2001, 2006) sobre la música y la conformación de espacios en los colectivos juveniles, y finalmente el trabajo de Fuentes (2004) sobre la construcción simbólica de los punk y los góticos. Tomamos estos trabajos investigativos como referente pues es importante plantear que son pioneros en el desarrollo de estos temas en el país, y porque llama la atención que en un periodo de siete años se inicia un proceso de producción de investigaciones en temas relacionados con las producciones culturales callejeras de los colectivos juveniles, que hasta hace poco había sido ignorado por la academia en este país.

El interés fundamental del artículo es proponer algunas claves, como las hemos denominado, para continuar con el análisis y debate de estas producciones culturales; pretendemos plantear que en estas investigaciones existen ideas recurrentes de temas aglutinadores que se deben reforzar y profundizar; además, existe el interés de difundir estos trabajos para entrar en diálogo con las experiencias en otros países.

 

2. El concepto de juventud y el estudio de las producciones culturales juveniles

Al trabajar el tema de juventud se pueden encontrar varias formas de abordaje o visiones que sustentan los trabajos realizados; se puede decir, en un intento de hacer una síntesis, que el concepto de juventud ha sido abordado al menos desde cuatro perspectivas, que son:

    - Visión biologista: que entiende el concepto de juventud como una serie de cambios físicos que sufre la persona, marcados fundamentalmente por la aparición de características sexuales secundarias.

    - Visión psicologista: perspectiva desde la cual se entiende la juventud como una etapa en la que se conforma la identidad de la persona, y hay un distanciamiento con respecto a la familia, particularmente al padre y a la madre.

    - Visión legal: que refiere a los derechos que tiene una persona joven, y a partir de cuándo gozará de los derechos de las personas adultas; se contemplan temas como: "matrimonio, mayoría civil, responsabilidad criminal, derecho al voto, servicio militar, acceso a bebidas alcohólicas, consentimiento al tratamiento médico..." (Chacón, 1993, p. 5).

    - Visión social: en la que se determinan indicadores de carácter social o cultural para ubicar esta etapa, desde donde se ve a la juventud como una fase de la vida entre la infancia y el mundo adulto, la cual concluye con el rito del matrimonio y con la inserción en el mercado laboral.

Estas concepciones han estado presentes en los estudios sobre juventud en Costa Rica de manera predominante; sin embargo, consideramos que se dejan de lado otros aspectos culturales que influyen en las personas, lo cual puede pasar por alto aspectos importantes de su vivencia y de los imaginarios que surgen en una colectividad determinada.

En este tipo de conceptualizaciones, en algunos casos no se contemplan aspectos de la coyuntura específica que puede llevar a construir un concepto de juventud descontextualizado, y ver a esta población como "una condición natural y sin diferenciación, definida por sus procesos psico-biológicos, independiente de las condiciones históricas, económicas y culturales que lo producen" (Duarte, 1994, p. 6).

De esta forma es importante, al hacer referencia a las producciones culturales juveniles, plantear que en este trabajo partimos de la afirmación de que el concepto de juventud es una categoría sociocultural marcada por determinantes del contexto histórico, y que por tanto se manifiesta de manera distinta y diversa; esto como un intento de alejarnos de cualquier visión esencialista sobre las personas jóvenes.

Se entiende que la juventud está marcada por la edad y por una serie de factores de tipo biológico pero también socio-culturales e históricos, ya que no es lo mismo ser un hombre joven a ser una mujer joven, y no es igual ser joven en Perú que ser joven en Holanda; tal diversidad debe ser comprendida y respetada. Una diversidad marcada por la condición cultural, social, geográfica, histórica, étnica, religiosa, factores que afectan el posicionamiento de las personas en la realidad y el mundo, y que deben ser comprendidas para captar la complejidad de los fenómenos sociales en los cuales las personas jóvenes se ven envueltas, y mucho más si hacemos referencia a las producciones que éstas generan.

Desde esta diversidad de experiencias, los colectivos juveniles construyen formas de expresión, rituales, ejes de aglutinamiento y formas de apropiación de espacios, que en las urbes son más evidentes, y que si sabemos interpretarlos son ventanas que se abren para el estudio de las experiencias de vida de los diferentes colectivos. Estas producciones tienen un escenario común que es la calle, y en algunos casos tienen escenarios más concretos como las esquinas de los barrios, los conciertos, los bares, los estadios, lugares a los que los colectivos se acercan en esta necesidad de encuentro, que es una necesidad neotribal, tal como nos plantea Costa (1996).

A continuación haremos referencia a algunas de las claves para el estudio de las dinámicas y visiones juveniles desde sus producciones culturales, a partir de estudios iniciales que se están elaborando en el contexto costarricense. Para esto priorizamos en algunos escenarios de estudio posibles y referimos a algunas investigaciones que en este sentido se han realizado.

Con relación a las investigaciones que escogimos para este trabajo es importante plantear que, dada la complejidad de los temas y la subjetividad que está implícita en la totalidad de ellos, son estudios cualitativos en donde por medio de entrevista individual y colectiva, y en muchos casos por conversaciones informales y callejeras y con un importante componente de observación participante, se establece diálogo con las personas. Se trata en estos trabajos de experimentar con nuevas formas de análisis cualitativo, tomando como base los textos musicales o la posibilidad de reflexionar sobre el cuerpo como un texto en movimiento, y de ver en estas producciones callejeras referentes para el análisis desde las ciencias sociales.

 

3. El graffiti y la construcción de espacios callejeros

En los colectivos juveniles, la demarcación de zonas urbanas es una forma de diferenciación dentro de la colectividad social, con lo cual se constituyen espacios independientes en contraposición con el manejo de los espacios que les imponen las personas adultas. Para muchos grupos de jóvenes urbanos y urbanas, la calle es uno de los espacios de interacción más significativos, pues es un lugar de encuentro y de intercambio ya que "Lejos de toda demonización, la calle se convierte en el escenario donde palpita la vida" (Perea, 2000, p. 77).

Algunos colectivos juveniles ante la necesidad de encuentro han asumido la calle como un espacio que además no está mediatizado por el consumo, pues pueden estar transitando o permaneciendo en lugares específicos el tiempo que elijan. Por ejemplo, en el estudio titulado "Cantar y contar: un estudio cualitativo de la música como generadora de espacios de interacción de la juventud popular" (Carballo, 2001), se plantea que en muchos barrios urbanos de sectores populares es frecuente observar esquinas que sirven de puntos de encuentro permanente a los cuales no solo llegan jóvenes del barrio, sino amigos y amigas de otras vecindades.

Es en estos espacios donde se crean complejas redes de solidaridad y apoyo en diversas direcciones, desde hacer "banca" para comprar algo de comer, hasta consolarse mutuamente ante conflictos familiares o de pareja, avisarse de trabajos, de conciertos, y otros. De esta manera, los jóvenes y las jóvenes transforman lugares de paso en espacios donde comparten sueños e imaginarios; lugares de tránsito se convierten así en lugares de encuentro, en un intento por tratar de hacer más humano y habitable el asfalto.

El estudio citado en el párrafo anterior plantea elementos importantes de las dinámicas cotidianas de ciertos colectivos urbanos desde la calle, pues refiere a que ellos y ellas construyen una serie de espacios alternativos además de las esquinas, por ejemplo, canchas de fútbol improvisadas en una calle haciendo el marco con piedras, o ponen un aro de baloncesto en un poste de alumbrado público para simular una cancha, pues ante la necesidad del juego no hay impedimento que valga. Además, destaca el interés por las actividades nocturnas que los alejan de la mirada adulta.

La ciudad como espacio es manipulada para crear estos lugares que posibilitan el tan ansiado encuentro con los pares, pues "Uno de los reproches que se le hace a las ciudades nuevas, surgidas de proyectos de urbanización y voluntaristas, es el de no ofrecer el equivalente de esos espacios animados producidos por una vida más antigua y más lenta, donde los itinerarios individuales se cruzan y se mezclan, donde se intercambian palabras y se olvida por un instante la soledad" (Augé, 1992, p. 72).

En las calles, algunas personas jóvenes utilizan diferentes formas de bautizo de los territorios que frecuentan sus grupos, y ante esto el graffiti toma importancia en las producciones culturales, como un elemento del paisaje urbano que ha tenido una importancia histórica significativa. En el caso de los diferentes colectivos de jóvenes, el graffiti se convierte en una forma de marcar territorio, de denunciar las situaciones que les molestan, pero ante todo en una forma de autoafirmarse.

En el estudio citado, (Carballo, 2001) se plantea que el graffiti es el reflejo más evidente de que existe un territorio dado, que es la ciudad o el barrio en el que por su condición económica y social se encuentran ubicados los grupos de jóvenes de estas localidades; y, por otra parte, está el espacio construido que en muchos de estos barrios lo constituyen los parques o las esquinas, y esto lo reflejan y testimonian sus paredes; por ejemplo, algunos parques urbanos tienen rotulaciones como "zona Ska", pues son lugares que son frecuentados por quienes aman este ritmo musical y por lo tanto lo reclaman como su zona. De igual manera, las barras de fútbol los utilizan como forma de marcar los lugares por donde transitan después de un partido, para que conste en las paredes su presencia en ciertos espacios urbanos.

El análisis de los graffitis como producciones culturales juveniles en el contexto costarricense puede dar elementos para el estudio de temas como la participación política, la visión que se tiene sobre los partidos políticos y el ideal de la democracia. El investigar los temas y los principales contenidos a los que estas producciones refieren y, por supuesto, su propia existencia, nos ayuda a comprender la carencia de espacios de encuentro y de expresión.

Estudiar estos contenidos que son expuestos para ser leídos y tener la oportunidad en la medida de las posibilidades de hablar con los autores y autoras que los generan -lo cual es un reto metodológico por el anonimato y la clandestinidad que envuelve estas prácticas-, puede ayudar a dimensionar el papel que siguen teniendo estas producciones que históricamente han acompañado procesos políticos y sociales en el contexto latinoamericano.

 

4. La estética de los colectivos juveniles

El arreglo del cuerpo constituye una manifestación de la juventud urbana que es común observar en la calle; por ejemplo, grupos de jóvenes vestidos y vestidas de manera similar, con algunos elementos en común (aretes, estilo del peinado, colores de la ropa, diseños, etc.), y por supuesto otros ornamentos, como los tatuajes. Esta confluencia estética tiene generalmente referentes aglutinadores que en muchos casos están basados en la música o el fútbol, es decir, la propuesta de arreglo corporal de su preferencia es reproducida y resignificada por las personas jóvenes quienes, dependiendo de su condición económica, las asumen.

En las diferentes sociedades el manejo de la ropa y del cuerpo ha sido fundamental en las relaciones sociales; definir por ejemplo zonas del cuerpo que deben ser tapadas y exhibidas es un elemento importante de significación social, y en la sociedades occidentales cruzadas por la religión, el manejo del cuerpo es un elemento central en el establecimiento del control social y de reglas morales, por lo que no es de extrañar la importancia que estos colectivos le dan a los mensajes que envían por medio de su apariencia.

Algunos elementos de su arreglo corporal son centrales tanto en hombres como en mujeres, por ejemplo los llamados piercing, los aretes, collares y pulseras, y en la vestimenta elementos como el tipo de pantalones, las camisetas y los estampados de éstas, y por supuesto los tatuajes.

Posiblemente uno de los elementos de la estética juvenil que genera más reacción social en la actualidad es el tatuaje, pues históricamente se ha vinculado a la criminalidad, y en el caso centroamericano la reacción es mucho más fuerte pues se relaciona con las maras; es una forma de decoración corporal estigmatizada pues, tal como plantea Valenzuela, "El tatuaje arrastra un pecado original derivado de su uso asiduo en las cárceles, cuando los presos optaban por diluir cenizas de cigarro para posteriormente construir fisuras grises mediante agujas repetidamente incrustadas en la piel... El tatuaje ha sido estigma de muchas sociedades donde aún hoy se le asocia con actitudes delictivas y con el consumo de drogas" (Valenzuela, 1997, p. 59).

El fenómeno de los tatuajes es una manifestación de esta lucha simbólica de territorio, ya no sólo del territorio geográfico sino del corporal. En la actualidad, algunos colectivos juveniles utilizan símbolos que reflejan diferentes motivos, desde sus grupos musicales favoritos, símbolos religiosos, ideológicos, y otros; el reto es, justamente, cómo desde las ciencias sociales podemos aprender a leer estos signos que se portan, con los cuales se transita por la calle, y que tienen como fin ser leídos y descifrados.

Las personas jóvenes se ponen sobre su cuerpo banderas que reflejen sus gustos y su forma de pensar; camisas, por ejemplo, con hojas de marihuana, figuras del Che Guevara, dibujos de manos que hacen señas "obscenas", caricaturas chinas, y otros, que son formas de reflejar su posición y sus preferencias. Toda esta indumentaria en algunos casos configura otra lógica de representación del cuerpo diferente de la impuesta socialmente, y se transforma en un símbolo de rebeldía. Las reacciones sociales ante su apariencia son muy frecuentes, así como las diferentes estigmatizaciones de las que ellos y ellas son objeto; pero son supuestas sanciones sociales con las que juegan en esta constante lucha de provocación, acentuando sus diferencias ante los otros, por lo que se convierten en elementos de separación de quien no comparte sus gustos.

En el contexto costarricense existen varios trabajos que hacen referencia al tema de la estética como una forma de representación de la adscripción a un colectivo; en los trabajos de Fuentes (2004) y Carballo (2001) se hace referencia a la presencia de una estética particular entre los colectivos de jóvenes, que vinculan entre sí por su preferencia a ritmos musicales, como los góticos, los punk, los raggas (seguidores del reggae) y los skate (seguidores del ska). Al respecto Fuentes (2004) plantea, en relación con el grupo con que trabajó, por ejemplo: "El cuerpo para los punk es un instrumento de acción que descolla fuerza y se protege contra los otros, las botas militares, el mohawk (la "cresta de gallo") o el rape, y los spikes simbolizan defensa o estar preparados para un eventual ataque ..." (p. 250).

También la apariencia va a ayudar a reflejar una imagen que igualmente va a estar cruzada por la identidad de género, pues en los colectivos juveniles la propuesta de arreglo corporal va a estar mediada por una diferenciación por género; es decir, a pesar de que se comparten elementos comunes, las mujeres van a tener variantes que en todos los casos tienen que ver con proyectar una imagen corporal más erotizada que la imagen de los hombres.

Por su parte, el estudio de Rodríguez (2005) sobre la participación juvenil en las barras de fútbol también refiere a códigos estéticos comunes dentro de los aficionados; sobre la ultra morada (una de las barras de fútbol más grandes en Costa Rica) que es su referente de estudio, plantea que el uso de los colores del equipo (morado y blanco) y diferentes símbolos con las iniciales UM, son parte fundante de la noción estética de pertenencia al grupo que quiere ser asumida y proyectada hacia otros. Es decir, en la estética juvenil se da una forma de dramatizar su identidad, con rasgos de pertenencia a ciertos colectivos, sea por la adscripción a un ritmo musical o a una barra de fútbol, pues por su necesidad de reflejar la identidad la portan y la tatúan; no es simplemente ropa y accesorios, ya que, como plantea Reguillo: "No se trata solamente de fabricarse un "look" sino de otorgar a cada prenda una significación vinculada al universo simbólico que actúa como soporte para la identidad" (2000, p. 97).

Es desde esta clave de lectura de la importancia de la imagen como forma de representación de la pertenencia, y teniendo presente que las personas jóvenes que son parte de estos colectivos se asumen a sí mismas como identidades transportables y visibles, como se debe analizar la importancia de la apariencia y de lo proyectado para aprender a interpretar sus códigos, los que reflejan la forma de concebirse a sí mismos y de transitar por las calles.

 

5. El fútbol como eje de articulación

El manejo del tiempo libre es un elemento importante para las diferentes sociedades; la construcción social de los deportes ha servido justamente para generar propuestas de manejo de este tiempo, en algunos casos para practicarlo, pero en la mayoría de los casos para verlo. Con el desarrollo de la industria cultural, el deporte quedó inmerso en nuevas dinámicas de consumo y generación de ganancias, para lo cual se ha hecho necesario el desarrollo de nuevas dinámicas sociales con la conformación de un nuevo actor: el aficionado, el cual va a tener protagonismo dentro del deporte por medio del consumo de entradas a los partidos, de ropa y de símbolos en general.

El fútbol, para el caso latinoamericano, es un deporte central no igualado en importancia social por ningún otro en términos de masas de seguidoras y seguidores. Este deporte es un elemento importante en la forma de organización de las personas jóvenes, tanto que los mismos clubes de fútbol invierten importantes sumas de dinero en la promoción de las llamadas barras de fútbol e inician procesos de organización de las mismas, contratan personas que animen a las barras, crean canciones y símbolos para ser portados y consumidos por ellas.

A pesar de que en muchos países las organizaciones juveniles vinculadas al fútbol han sido estigmatizadas, los procesos de acercamiento a estos colectivos sigue siendo masivos, y estas pertenencias deportivas se convierten en importantes ejes estructurantes de dinámicas subjetivas identitarias para las personas jóvenes.

Como plantea Rodríguez (2005) en un novedoso estudio realizado sobre la participación de personas jóvenes en la "ultra morada" -la barra de fútbol seguidora del equipo costarricense Deportivo Saprisa-, la capacidad de convocatoria de esta agrupación no es nada despreciable, pues su afiliación en un país pequeño como este, es de entre 2000 y 3000 personas, por lo que se está haciendo referencia a un fenómeno de masas. El autor plantea el fútbol como un elemento aglutinador a partir del cual las personas jóvenes generan procesos de autoafirmación y construyen otredades con las cuales interactúan y pelean, ya sea física o simbólicamente, con lo que la barra tiene una relación directa con los procesos de conformación de identidad; de esta manera

    (...) el joven barrista se siente incorporado, respaldado y perteneciente al colectivo. Por medio de la aprehensión de la dinámica y el proceso de reproducción de la barra el joven aprende, incorpora y reproduce en su ser y con los demás barristas los rasgos esenciales que le dan vida ontológica a la ultra morada (p. 46).

A partir de esto se generan redes de apoyo al interior de las barras de fútbol, que pasan por actividades como financiar a un compañero que no tiene dinero para ir a ver al equipo, o complejas formas de organización y utilización del tiempo libre que giran en torno a la identificación con un equipo concreto.

Estas manifestaciones juveniles a partir del deporte tienen un rasgo característico que se puede encontrar en diferente medida en otros colectivos, y es que son escenarios con participación predominantemente masculina; aunque existen mujeres en ellos, son mayoritariamente hombres quienes conforman las barras y son homosociales en sus dinámicas de conformación. Un elemento importante a destacar es que también han sido objeto de atención de los medios de información de masas por diversos incidentes de violencia de los que han sido parte, pues son recurrentes, al igual que pasa en otros países, las peleas callejeras al final de los partidos con otros aficionados de algún equipo rival, lo que implica en muchos casos daños físicos severos. Esto deja ver la importancia que llega a adquirir el equipo de fútbol en la conformación de la identidad, al ver la necesidad de arriesgar el cuerpo con tal de defender al equipo al que pertenecen.

Consideramos que en la investigación desde las ciencias sociales, esta capacidad de convocatoria que ha adquirido el fútbol puede ser una interesante puerta de entrada para entender los referentes de conformación de identidades juveniles, y por sus características concretas puede dar aportes particulares en relación con la conformación de identidades masculinas juveniles, por los componentes homosociales de sus dinámicas.

 

6. La música como práctica significante

La música ha estado presente en las diferentes formas de organización humana como un medio de expresión de los temas e intereses de los colectivos; a partir de ella se transmitía y se transmite información u opinión sobre temas fundamentales como el amor, el desamor, la solidaridad, el odio, la guerra, etc. Esta forma de arte es uno de los ejes de articulación más significativos en los colectivos juveniles, pues a partir de su adscripción a una forma musical en particular, estas personas definen referencias de arreglo corporal, lugares de encuentro, visiones de mundo, prácticas de consumo, entre otras.

Tanta importancia tiene la música dentro de los colectivos que muchos grupos de jóvenes construyen su identidad y se nombran a sí mismos y a sí mismas a partir de la preferencia por una forma musical concreta; por ejemplo, un amante del reggaeton es un reggaetonero, y un amante de la música gótica es un gótico, etc.; por tanto, ese es su elemento central de identidad. Es decir, si un elemento como la música -que muchos consideran como marginal y accesorio vinculado al tiempo libre-, en los colectivos juveniles se convierte en una forma de autodenominarse para ubicarse en el colectivo juvenil urbano, es una manifestación a la que se debe poner atención en los estudios sobre juventud.

La importancia de la música radica justamente en que es un discurso de la visión de mundo de un sujeto sobre un tema en concreto, y esta visión, al ser socializada, es asumida por otros que al escucharla encuentran algún nivel de coincidencia con el planteamiento, con lo que se da una idea o un mensaje que se convierte en un referente para quien decide tomarla.

Pero además alrededor de la música se construye una serie de espacios de interacción como los bailes, los conciertos y las fiestas, lo cual la hace muy importante como articuladora de dinámicas; entonces su importancia trasciende la cuestión individual y la vuelve colectiva. También se convierte en un elemento que genera propuestas estéticas, pues basta con ver a los seguidores y seguidoras de un ritmo particular y comparar su vestimenta con algunos de los cantantes y las cantantes, para saber cómo se asume también la propuesta de arreglo corporal que tiene cada ritmo musical.

En el artículo titulado "La música como práctica significante en los colectivos juveniles", Carballo (2006), el cual hace referencia a las personas jóvenes que se agrupan a partir de dos ritmos musicales que son el reggae y el ska, se plantea que la música cumple diferentes funciones de acuerdo con las necesidades de cada una de las personas y grupos. De esta forma, en este estudio, siguiendo los planteamientos de Castillo (1998), tal forma de arte es una ventana pues nos deja verlos como grupo, es un espejo donde se sienten reflejadas sus emociones y vivencias en otros como ellos y ellas; transporta, pues divierte con el baile y el contacto corporal, que es tan valorado por estas personas, relaja de las diferentes presiones que sienten tanto internas como del contexto, y por supuesto es una cueva pues les cobija y los hace no sentirse solos en la sociedad, y es "una especie de "círculo de protección" ante la incertidumbre provocada por un mundo que se mueve mucho más rápido que la capacidad del actor para producir respuestas" (Reguillo, 2000, p. 70).

El estudio de Zúñiga (2006) titulado "Cartografías de otros mundos posibles: el rock y el reggae costarricense según sus metáforas", plantea que por medio de la producción musical se expresan discursos políticos en los ritmos musicales en el contexto en estudio. En este sentido el autor refiere que el discurso político contenido en las letras y en los discursos de estas personas jóvenes urbanas, pasa por una idealización del pasado y de lo que el autor llama "El repliegue a la micropolítica" (p 139), además de la construcción de referentes base que en el caso del reggae pasan por figuras como Babilonia, que representa el centro del poder corrupto.

Para estas personas jóvenes la música no solo sirve como una forma de generación de espacios de encuentro y de referentes de arreglo corporal, sino que tiene un papel importante como una forma de expresión política, con lo cual se complejiza el papel que cumple esta forma de arte.

Fuentes (2004), por su parte, plantea que otras agrupaciones de la escena underground en Costa Rica construyen procesos de identidad y autoafirmación a partir de la adscripción a un ritmo musical, que desembocan en conflictos simbólicos; este es el caso de los grupos góticos y los punk; y en otros colectivos, como los raggas y los skate (Carballo, 2001), también pueden desembocar en conflictos que incorporan la violencia física.

A partir de esta importancia de la música en la confirmación de la identidad y de los grupos de referencia y visiones de mundo, se están planteando otros trabajos de investigación vinculados a temáticas específicas; por ejemplo, el proyecto de investigación "Nuevos textos discursivos en torno a la sexualidad: las metáforas del reggaeton", en proceso de concreción y planteado por la autora de este artículo, pretende aportar al análisis del discurso de este ritmo musical de gran difusión, y tratar de interpretar la visión de los roles de género y de las relaciones intergenéricas referidas a la sexualidad que están contenidas en este ritmo tan aclamado por ciertos sectores juveniles.

De esta forma, varios trabajos en el contexto costarricense están intentando llamar la atención en la academia sobre la riqueza de interpretación de los contenidos de las formas musicales y también de los aportes que éstas dan como parte del desarrollo de ritmos latinoamericanos, dentro del contexto juvenil; es necesario sentarse a escuchar y analizar qué es lo que estas producciones que invaden las calles, los buses, y los bares, están planteando, y por qué convocan, qué mensajes transmiten que ayudan a conformar identidades dentro de estos colectivos. Por tanto, desde las ciencias sociales debemos afinar el oído.

 

7. El baile como experiencia de la sensualidad juvenil

Muy vinculado al tema anterior está el tema de las formas de baile que se desagregan de los ritmos musicales de los colectivos. El baile está muy vinculado al tema del manejo social del cuerpo, pues es una de las pocas formas de contacto públicas permitidas en diferentes sociedades; de esta manera, existen diferentes valoraciones sobre el nivel de contacto físico que debe tener una u otra forma de baile, y respectivas sanciones sociales al respecto.

El baile es una actividad fundamentalmente colectiva en la que se hace presente la necesidad de encuentro con los pares alrededor de la música, pues los conciertos o los bailes "permiten a los adolescentes y a los jóvenes aislarse de los encuentros familiares sin necesidad de encerrarse en su propia habitación, sino "amuchándose" (como ellos dicen)... Como si desde esta posibilidad construyeran un frente rockero, muro inexpugnable y simbólico" (Gilberti, 1998, p. 175).

El baile, además de ser relajante y placentero, puede vincularse a una experiencia de sensualidad que es central en la conformación de la identidad sexual de las personas jóvenes, y que en el caso de los ritmos latinoamericanos como la salsa, el reggae y el reggaetón; tanto la cadencia de sus ritmos como los movimientos del baile tienen fuertes rasgos eróticos. Es para muchos jóvenes y muchas jóvenes un espacio donde se sienten cómodos para tocarse y acercarse; es también una forma de establecer a partir de este contacto relaciones amorosas o eróticas, y por esto es un elemento central en los contextos en los cuales está presente la música; y en una fiesta o concierto ante los primeros "toques" musicales el ambiente se completa y poco a poco se va generando el movimiento.

En los diferentes ritmos musicales se crean formas de baile diversas; por ejemplo están las formas de baile en parejas, que son parte de la tradición musical latinoamericana en ritmos como la salsa, y que en el caso del reggaetón están presentes, pero que en la actualidad desarrollan formas de nombrarse y de bailarse con nombres particulares, como el caso del "perreo" en este último ritmo. Por otro lado, también existen bailes que rompen con la forma tradicional de las parejas, pues en ritmos como el ska o el punk se apela a formas de baile colectivo donde los grupos se mueven en círculos al compás de la música y con un alto componente de contacto físico, que en muchos casos incluyen los empujones y las patadas.

Estas formas de contacto, y estos códigos que las personas jóvenes construyen a partir de la música, permiten entender formas de relacionamiento, posiciones frente a su cuerpo y frente al cuerpo del otro, en algunos casos vinculadas a la erotización, y en otros más vinculadas al juego y el contacto, como una forma de apropiación paulatina del propio cuerpo.

Fuentes (2004), en el estudio citado, plantea que el baile es parte de los ritos de los colectivos juveniles que tienen que ver con la expresión de emociones y estados anímicos; es decir que, por ejemplo, en el caso del punk las formas de baile con rasgos violentos son formas de depositación de enojos e iras, y en el caso de los góticos refieren a experiencias de erotización grupal donde las mujeres pueden bailar entre ellas sin necesidad de presencia masculina. De esta forma, el baile completa muchos de los espacios de encuentro de los colectivos, quienes, como lo vienen realizando con otras manifestaciones tales como su estética y su vestimenta, siguen hablándonos con el cuerpo.

 

8. A manera de cierre

Las nuevas producciones culturales de los colectivos juveniles nos muestran una necesidad de iniciar un proceso de separación, tanto geográfico como simbólico, de las personas que no viven sus preferencias como una manera de afirmar su identidad colectiva, y para esto, siguiendo a Serrano (1998), plantean diversas formas de separación o diferenciación de los otros, así sean personas adultas, u otras personas jóvenes que no viven sus preferencias:

    - Separación temporal: en la selección de las horas en la que se realizan algunas de las actividades que son de preferencia nocturnas, para alejarse de la mirada adulta por ejemplo con la experimentación erótica del baile, o bien para sumergirse en la clandestinidad como en el caso de los graffitis.

    - Separación geográfica: con los lugares en los que se encuentran donde, como planteamos anteriormente, los espacios de calle no mediados por el consumo cumplen un rol fundamental en la necesidad de encuentro que se tiene.

    - Separación grupal: de su grupo de referencia frente a los otros sectores juveniles o adultos que no comparten sus preferencias, sean musicales, deportivas o estéticas, ante lo cual se generan conflictos grupales tanto simbólicos como físicos.

    - Separación del cuerpo: por medio de la diferenciación en el vestuario, como se desarrolló al hacer referencia al cuerpo como forma de dramatización de su identidad.

Con estos procesos refuerzan al grupo y se diferencian fuertemente del otro, y asumen las reacciones que estas elecciones generan en la familia, el barrio, los medios de comunicación o incluso en las políticas públicas.

Estas prácticas callejeras son, a nuestro criterio, las que nos pueden ayudar a comprender este sujeto colectivo juvenil; pero este reto implica la posibilidad de estar en la calle viendo, escuchando y transitando para poder entender sus códigos, y por tanto implica un reto metodológico importante desde la investigación cualitativa.

La academia tendrá que abrirse ante estos temas, abrir espacio a estas nuevas sensibilidades; y tendrá que romper con la lógica de que aspectos como la música son temas marginales dentro de las dinámicas sociales. Diferentes disciplinas, en este caso la Antropología, el Trabajo Social y las Ciencias de la Comunicación Colectiva, tratan de dar su aporte ante estas experiencias juveniles y trascienden la división del análisis social por disciplinas; además estas investigaciones en sus formas de abordaje dialogan con diversas áreas de conocimiento y cuerpos teóricos, evidenciando la complejidad de los temas abordados.

Afortunadamente, en el caso costarricense este camino se ha empezado a abrir; sólo en la medida en que podamos comprender las dinámicas de esta vida cotidiana callejera, de estas acciones diarias que le dan sustento a las prácticas y visiones de mundo de los sujetos, podremos acercarnos y trabajar con los colectivos juveniles desde nuevas lógicas.

Sin embargo, consideramos importante seguir avanzando en la conformación de equipos de trabajo y programas de investigación a nivel de las universidades costarricenses y de los centros de investigación existentes para desarrollar de manera sistemática investigaciones sobre la situación y manifestaciones juveniles que permitan hacer una discusión política de importancia a nivel nacional.

Consideramos central también, para seguir trabajando en esta línea, el intercambio de experiencias de investigación desde los profesionales y las profesionales de las ciencias sociales latinoamericanas, para poder compartir estrategias y hallazgos de investigación, y para poder pensar grandes vertientes de análisis que nos permitan ver tendencias estructurales de cambios en las dinámicas juveniles que sirvan para generar procesos de inclusión de estas poblaciones desde sus propias voces.

 


Notas:

* Este trabajo es parte del proyecto de investigación denominado: Nuevos textos discursivos en torno a la sexualidad: las metáforas del reggaeton, que se encuentra inscrito en el Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericana. Universidad de Costa Rica. San José, Costa Rica. aprobado en el acta número 10-2007, con el código institucional No.818-A8-071, que se desarrolla entre el 1 de enero de 2008 y el 31 de diciembre del 2009


 

Lista de referencias

 

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    Referencia

    Priscilla Carballo Villagra, "Claves para entender las nuevas sensibilidades: Estudios sobre producciones culturales juveniles en Costa Rica", Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Manizales, Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud del Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud de la Universidad de Manizales y el Cinde, vol. 7, núm. 2, (especial) (julio-diciembre), 2009, pp. 1331-1347.

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