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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715Xversão On-line ISSN 2027-7679

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv v.9 n.1 Manizales jan./jun. 2011

 

 

Primera Sección: Teoría y metateoría

 

 

Jóvenes en acciones colectivas y movimientos sociales para redefinir los espacios públicos y las prácticas ciudadanas*

 

Jovens em ações coletivas e movimentos sociais para redefinir os espaços públicos e as práticas cidadãs

 

Youth in collective action and social movements in redefining public spaces and citizenship practices

 

 

Catalina Morfín

Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, Iteso. Licenciada en Ciencias de la Comunicación por el Iteso, Maestra en Investigación en Ciencias de la Educación por la Universidad de Guadalajara y Candidata a Doctora en Ciencias Sociales y Antropología por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Ciesas Occidente. Es profesora titular desde 1998 del Centro de Formación Humana del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, Iteso, en donde ha impartido las materias de Introducción a la universidad, Introducción al problema social, Desafíos de la Globalización e Interculturalidad.

 

 

Artículo recibido en febrero 1 de 2011; artículo aceptado en mayo 11 de 2011 (Eds.)

 


Resumen:

El objetivo de este artículo es analizar, desde algunas categorías de los nuevos movimientos sociales, la cultura política que se expresa en las acciones colectivas de los jóvenes que participan en los recién formados movimientos sociales en Guadalajara, para demandar mejores condiciones para la movilidad y el espacio público.

Palabras clave: Movimientos sociales, cultura política, jóvenes, ciudadanía, espacio público.


Resumo:

Este artigo visa a analisar, desde algumas categorias dos novos movimentos sociais, a cultura política que se expressa em ações coletivas dos jovens que participam nos movimentos sociais formados recentemente em Guadalajara, com o propósito de urgir condições melhores para a mobilidade e para o espaço.

Este artigo faz parte de uma pesquisa titulada Jovens e cultura política em Guadalajara: Movimentos sociais urbanos como práticas que expressam formas diferentes de assumir a cidadania, que a autora realiza desde setembro de 2009 para obter o grau de Doutora em Ciências Sociais do Centro de Pesquisas e Estudos Superiores em Antropologia Social, Ciesas Occidente, Guadalajara, Jalisco, México. Numero de Registro 88777.

Palavras-chave: Os movimentos sociais, cultura política, juventude, cidadania, espaço público.


Abstract:

The purpose of this paper is to analyze, based on some categories of new social movements, the political culture expressed in the collective actions of the youth participating in the newly formed social movements in Guadalajara to demand better conditions for the mobility and public space.

Keywords: Social movements, political culture, youth, citizenship, public space.

 


 

La politización de lo social, de lo cultural, e incluso de lo personal, abre un inmenso
campo para el ejercicio de la ciudadanía y revela, al mismo tiempo, las limitaciones de la
ciudadanía de extracción liberal, incluso de la ciudadanía social, circunscrita al marco del
Estado y de lo político por él constituido.

Boaventura de Sousa Santos, 2001

 

1. Introducción

 

En los últimos años, Guadalajara ha sido escenario de la aparición de una gran cantidad de grupos ciudadanos cuyo común denominador es la demanda por mejores condiciones para los espacios públicos de la ciudad. El deterioro en la calidad de vida de esta metrópoli, evidente en los problemas de movilidad urbana, contaminación del medio ambiente, expansión descontrolada, reducción de áreas verdes y un largo etcétera, han motivado a que estos grupos se manifiesten en la esfera pública para exigir la protección y garantía de su derecho a la ciudad y para evitar que la urbe se convierta en negocio de unos cuantos. Agrupaciones como Ciudad para todos, Ciudad Alterna, Queremos un Metro en Guadalajara, Gdl en bici y Comité Salvabosque Tigre II, son algunos colectivos que en los últimos cinco años decidieron expresar públicamente su desacuerdo con la manera en que se definen las condiciones y los usos del espacio público de la ciudad. Este incremento en la manifestación pública del descontento es significativo para una sociedad que se calificaba como apática y pasiva. “Perla apatía” en lugar de tapatía, suele ser el calificativo irónico que se da a nuestra ciudad.

De acuerdo con Castells (1983), la definición del significado histórico de lo urbano es un proceso conflictivo, resultado de la lucha entre actores por el control del poder, de los recursos, del espacio y de los códigos culturales. La definición de la ciudad es, para cada sociedad, lo que intentan hacer de ella los actores históricos que luchan en esa sociedad, lo cual no significa que sea un proceso meramente subjetivo, sino que viene determinado por relaciones de producción y fuerzas productivas. Siguiendo a este autor, los movimientos sociales urbanos encuentran su verdadero sentido cuando se convierten en acciones colectivas que quieren intencionalmente modificar el significado histórico de lo urbano (Castells, 1983, p. 115). ¿Podemos identificar a las agrupaciones tapatías que se han formado recientemente como movimientos sociales urbanos que tienen la intención de modificar el significado histórico de lo urbano? ¿Tienen los jóvenes que participan en ellas un imaginario alternativo de ciudad como propuesta?

El objetivo de este artículo es analizar la cultura política que se expresa de los jóvenes que participan en los recién formados movimientos sociales en Guadalajara que demandan mejores condiciones para la movilidad y el espacio público desde la perspectiva de los nuevos movimientos sociales y de las nuevas ciudadanías. Para ello se presentan algunos antecedentes de la acción colectiva y los movimientos urbanos de Guadalajara, se describe el proceso de formación, las causas y las propuestas de las agrupaciones en las que participan los jóvenes sujetos de esta investigación y se analizan sus prácticas a partir de conceptos y categorías desarrolladas desde diversas teorías de los nuevos movimientos sociales.

 

2. ¿Acciones colectivas o movimientos sociales; urbanos o ciudadanos?

Identificar sin mayor explicación a los colectivos que analizamos como movimientos sociales, no es de gran ayuda para aclarar de qué tipo de fenómeno social estamos hablando si tomamos en cuenta las diversas y amplias maneras en que se les ha conceptualizado. Ramírez-Sáiz (1996) lo constata al enumerar ocho distintos enfoques provenientes de las teorías sociológicas para el análisis de la acción colectiva y los movimientos sociales. En la siguiente tabla se recuperan algunas de las características de éstos:

 

 

Estos enfoques se diferencian por el énfasis que cada uno coloca en los actores o en las estructuras; por las esferas sociales que privilegia: la económica, la política, la subjetiva, o varias de ellas; también se distinguen por las metodologías que utilizan. Reconoce que todos estos enfoques presentan limitaciones porque frente a la emergencia de actores y conflictos nuevos, se requieren nuevas miradas. Sugiere que en tanto no se construya una teoría de manera creativa y crítica, se opte por un pluralismo teórico (Ramírez- Sáiz, 1996, p. 26). En un ensayo posterior, Ramírez-Sáiz, (1999) identifica algunos conceptos y categorías que poseen validez propia y capacidad heurística para el análisis de los movimientos sociales. Entre ellos destaca los que provienen del accionalismo de Touraine y Melucci, con conceptos como identidad, oposición y totalidad. La identidad está referida a la manera en que el colectivo se define a sí mismo y se autorreconoce de manera diferente frente a otros; la oposición identifica al adversario del actor, así como la relación antagónica que establece con él; la totalidad tiene que ver con un proyecto alternativo de sociedad que el colectivo se plantea.

Que el campo de los movimientos sociales es de compleja definición, lo había señalado ya Melucci (1999), para quien la acción colectiva no es un dato ni una unidad, ni tampoco los movimientos sociales son actores empíricos unificados. Por tanto, lo que el análisis sociológico debe hacer es cuestionar este dato e indagar la pluralidad de elementos analíticos que convergen en este fenómeno. Lo que es referido empíricamente como movimiento, en realidad contiene una amplia gama de procesos sociales que una investigación debe identificar. Un movimiento social es un sistema de acción que asocia orientaciones y significados plurales. La diferencia entre acción colectiva y movimiento social está en que la primera es un comportamiento conflictivo dentro de un sistema social, mientras que el segundo es un comportamiento conflictivo que no acepta roles sociales impuestos y anula las reglas del sistema político.

La noción de movimiento social para Touraine (2000) sólo es útil si permite poner en evidencia la existencia de una forma específica de acción social en la que se pone en cuestión una forma de dominación social e involucra contra ella valores que buscan privar de legitimidad a su adversario. Este autor utiliza el nombre de movimiento societal para distinguirlo de otros tipos de acción colectiva que se limitan a un grupo de interés o grupo de presión política (Touraine, 2000, p. 100).

Aunque en la trayectoria de la producción académica de Touraine se distinguen varios momentos y posturas respecto al papel de los movimientos sociales en la transformación social, mantiene constante una valoración positiva sobre ellos al considerarlos importantes, ya que su presencia o ausencia determina casi todas las formas de acción social. Cree que su definición les viene dada por el vínculo que establecen entre unas orientaciones culturales y un conflicto social que no se limita a aspectos políticos. La importancia del movimiento societal se define además porque es un espacio de integración de lo que nuestras sociedades han venido fragmentando: la cultura, la política, el Estado y la sociedad; lo cual produce yuxtaposición de grupos de presión, movimientos particulares sobre temas limitados y acciones colectivas específicas. Señala que nuestras sociedades están en riesgo de verse privadas de sentido porque están dominadas por la disociación de las prácticas y la conciencia, de los actos y los discursos. Es por ello que la idea de movimiento societal debe ser defendida y problematizada, porque da sentido al conjunto de conductas contradictorias originadas en la descomposición de los antiguos movimientos sociales (Touraine, 2000, pp. 132-133).

Aunque para Touraine la aparición de diversos tipos de movimientos como los estudiantiles, ecologistas o feministas en países desarrollados, fue pronto motivo de decepción porque no tuvieron la importancia que se esperaba, otros investigadores como Melucci vieron en ellos aspectos de renovación y formas nuevas de emancipación. Con el nombre de Nuevos Movimientos Sociales (NMS) se construyó una especie de paradigma para su análisis. Estos movimientos se caracterizan, a diferencia de los precedentes, por combinar formas de acción que tienen que ver con varios niveles o sistemas de la estructura social; implican diversas orientaciones, y pertenecen a diferentes fases de desarrollo de un sistema o distintos sistemas históricos. Sin embargo, su crítica se basó en que muchas características de las formas de acción contemporánea también aparecían en anteriores periodos históricos. Lo importante de esta distinción entre lo nuevo y lo anterior es el reconocimiento de que la acción colectiva como fenómeno empírico combina diferentes orientaciones y significados (Melucci, 1999, pp. 58-59).

A pesar de que no se puede afirmar que existe un acuerdo entre los teóricos respecto a la novedad de los NMV el término se ha referido en general a los movimientos pacifistas, feministas, ecologistas y a favor de la autonomía local que han aparecido en los países del Occidente desde mediados de la década de los setenta. Una característica significativa de estos movimientos es su capacidad de autoreflexión que sustituye los sueños revolucionarios a favor de una reforma cuyo destinatario no es necesariamente el Estado sino la defensa y la democratización de la sociedad civil (Cohen & Arato, 2001, pp. 556- 557).

Desde una mirada latinoamericana Zibechi (2003) reconoce que hasta los años setenta, la acción social se centraba en las demandas de derechos a los Estados, al establecimiento de alianzas con partidos políticos y otros sectores, y a la lucha por modificar la correlación de fuerzas. Identifica cuatro rasgos distintos en los NMV: el primero es su territorialización, o sea su arraigo en espacios físicos recuperados o conquistados, el segundo es la búsqueda de su autonomía, tanto de los Estados como de los partidos políticos; en tercer lugar buscan la revalorización de su cultura y la afirmación de la identidad más allá de la definición de ciudadanía liberal; y el cuarto rasgo es su capacidad para formar sus propios intelectuales (Zibechi, 2003, pp. 185-186)

Para Santos (2001) la novedad más importante de estos NMS es que constituyen una crítica tanto a la regulación social capitalista, como a la emancipación social socialista como la definió el marxismo. Al identificar nuevas formas de opresión que van más allá de la producción (como las basadas en diferencias generacionales, de género, culturales, étnicas, de preferencia sexual o de relación con el ambiente, entre otras), y al buscar un nuevo paradigma social basado menos en la riqueza y el bienestar material y más en la cultura y la calidad de vida, los NMS denuncian con una fuerza radical los excesos de regulación de la modernidad. Estos excesos no llegan sólo al modo en que se organiza la producción, sino al modo en que se descansa y se (con) vive, y no se limitan a una sola clase social sino que llegan a todas (Santos, 2001, p. 178).

Además de la identificación de estas nuevas formas de regulación y por tanto de emancipación, los NMS están evidenciando la necesidad de una nueva relación entre la subjetividad y la ciudadanía. Para algunos, estos movimientos buscan el énfasis de la subjetividad frente a la ciudadanía y un rechazo tácito a la política formal. Para otros es sólo una forma de prolongar el sentido de la ciudadanía (Santos, 2001, p. 180). Santos considera que la novedad de los NMS no está en el rechazo a la política y a sus instituciones formales, sino en su ampliación más allá del marco liberal de la distinción entre Estado y sociedad civil.

    La politización de lo social, de lo cultural, e incluso de lo personal, abre un inmenso campo para el ejercicio de la ciudadanía y revela, al mismo tiempo, las limitaciones de la ciudadanía de extracción liberal, incluso de la ciudadanía social, circunscrita al marco del Estado y de lo político por él constituido (Santos, 2001, p. 181).

Lo dicho hasta ahora sobre las categorías de movimiento social y la acción colectiva ayudará a identificar en el contexto los procesos sociales, los conflictos, el papel de la subjetividad y la ciudadanía, las disputas por el significado urbano que dan sentido a la conformación de las agrupaciones y sus manifestaciones públicas, para luego caracterizarlas en el marco de estas categorías. Sin embargo, aunque por su capacidad heurística las categorías de análisis construidas desde otros contextos pueden ayudar a entender nuestra realidad latinoamericana, es indispensable dar cuenta de las peculiaridades culturales a las que se deben ajustar.

Desde la perspectiva del contexto nacional, y para analizar esos componentes en los movimientos sociales de la reciente historia de nuestro país, Ramírez-Sáiz (1994) propone distinguir entre movimiento urbano y movimiento ciudadano. En el primero se involucran tres factores: las trasformaciones aceleradas que tuvo la estructura económica, territorial y poblacional del país a partir de los años sesenta y el impacto de las políticas públicas sobre la ciudad; la contradicción entre la producción social de la ciudad y su apropiación privada por parte de quienes comercializan su suelo, vivienda y servicios; y las implicaciones políticas del proceso de urbanización cuando se convierte el espacio urbano en terreno de disputa entre los diferentes grupos y clases sociales. De ahí que los problemas más comunes en este tipo de movimiento son las carencias de suelo, vivienda, espacios comunitarios de ocio y diversión, servicios urbanos básicos, los conflictos del transporte, la inseguridad pública, la contaminación ambiental, las catástrofes urbanas, etc. Por otra parte, los movimientos ciudadanos están en estrecha relación con la afirmación y defensa de los derechos humanos civiles, políticos y sociales. Su centro es la reivindicación de la dignidad ciudadana y la modificación de las relaciones entre sociedad y gobierno considerando nuevas formas de ciudadanía que incluyan la pluralidad y diferencia cultural, la afirmación de complementariedad entre ciudadano y gobierno, la conciencia del poder de la sociedad civil como contrapeso del gobierno y la creación de formas de representación que complementen a los partidos políticos (Ramírez-Sáiz, 1994, pp.19-23).

En su propuesta, Castells (1983, p. 429) considera que los movimientos urbanos no son expresiones aleatorias de descontentos que cambian de una ciudad a otra, sino que, en su estructura y sus objetivos, portan los estigmas y proyectos de todos los grandes conflictos históricos de nuestro tiempo. En este sentido, los objetivos principales de los movimientos urbanos que analiza este autor, están en relación con tres proyectos alternativos a los modos de producción y modos de desarrollo que dominan nuestro mundo actual. El primero de estos objetivos es trasformar el valor de cambio de la ciudad por uno que le devuelva su valor de uso, el segundo es oponerse a la comunicación lineal y unidireccional con una comunicación en red y el tercero buscar la autogestión frente al poder de un Estado autoritario.

Las agrupaciones que en la actualidad se han formado en la ciudad para defender diversos problemas en torno al espacio público, reúnen características tanto de movimientos urbanos como de movimientos ciudadanos; ya que a la vez que surgen a partir de un problema de la vida urbana, por lo general su lucha no se limita a la solución concreta sino que se amplía y busca la defensa de derechos ciudadanos tales como a un medio ambiente sano, a la libre expresión y a contar con bienes básicos. Parecen además proponer, como lo señala Castells (1983), algunos rasgos de los proyectos alternativos a los modos de producción y de desarrollo que el capitalismo y su versión neoliberal ha impuesto en el mundo actual. Asimismo parecen expresar una forma diferente de integrar subjetividad, ciudadanía y emancipación como Santos (2001) considera que ocurren en los NMS latinoamericanos.

Para poder dar cuenta con una mayor precisión de ellos es necesario conocer el contexto histórico que les antecedió y las peculiaridades que la expresión del conflicto y la resistencia ha tenido en nuestra ciudad.

 

3. Guadalajara, espacio peculiar para la expresión del conflicto

Aunque la historia de la ciudad no ha estado ausente de conflictos entre grupos políticos, religiosos o empresariales, durante años la relación entre ciudadanos y gobierno parecía tener un entendimiento que impedía que aflorara el desacuerdo y la diferencia. Además, la vida política trascurría bajo el control del monopartidismo, sin una experiencia de competencia electoral que hiciera visible los desacuerdos entre grupos en el poder.

Es hasta la década de los noventa cuando esta aparente calma y equilibrio empieza a desquebrajarse. El malestar, la protesta y la movilización social comienzan a aflorar. Sucesos como las explosiones del 22 de abril de 1992, el asesinato del Cardenal Posadas en 1993, la muerte de la joven Elva Frank por policías que intentaban liberarla de sus secuestradores en 1996, entre otros, originaron acciones y movilizaciones sociales que se prolongaron en expresiones colectivas (Ramírez- Sáiz, 1994, p. 27). El pacto corporativo que estuvo presente en el país desde 1940 en Guadalajara tuvo una modalidad cupular que se expresaba a través de acuerdos entre empresarios, sindicatos, partido oficial e iglesia católica. Al inicio de los años noventa ese pacto empieza a tener fisuras debido a la inseguridad pública prevaleciente en la ciudad, a la ineficiencia de las policías para enfrentarla y al nepotismo del gobernador Guillermo Cosío Vidaurri (PRI), entre otros agravios que en su conjunto generan un cambio en los ciudadanos, quienes pasan del consenso y el apoyo al reclamo y la protesta organizada (Ramírez-Sáiz & De la Torre, 2003, p. 286).

Es en la década de los noventa cuando aparece en el Área Metropolitana de Guadalajara una mayor expresión de la demanda por el cumplimiento de las obligaciones del Estado y del respeto de los derechos políticos.

Por otra parte, Olvera (1999) identifica la emergencia en el país de las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) como un tipo de movimiento social, la que difería radicalmente del patrón de acción de décadas anteriores y reflejaba un cambio en los actores y escenarios de lucha social. Añade que las ONGs constituyeron una vertiente del movimiento estudiantil-intelectual y que eran una forma de acción secundaria de grupos políticos de izquierda o progresistas de la Iglesia católica. Expresaban también la creciente importancia que sectores ilustrados de la clase media urbana otorgan a valores surgidos en países desarrollados, como el ecologismo, el feminismo y los derechos homosexuales (Olvera, 1999, p. 156).

En ese sentido, se explica que en Guadalajara en la década de los ochenta y en la de los noventa surgieron movimientos y redes de gran importancia pública en Jalisco; algunos impulsaron acciones sobre asuntos hasta entonces no previstos en la agenda pública. A los colectivos generados en torno a temas considerados socialmente novedosos, como la lucha por la equidad de género, los derechos humanos y la ecología, se les llamó nuevos movimientos sociales (Peralta, 2008, p. 74).

Aunado a la diversidad que existe entre las ahora llamadas Organizaciones de la Sociedad Civil (OSCs), el incremento que en los últimos años han tenido en la Zona Metropolitana de Guadalajara es un indicador que muestra un panorama diferente, al menos en lo cuantitativo, respecto a la presencia y participación de grupos sociales de la década anterior. De acuerdo con Peralta (2008), a finales de los años noventa, el primer gobierno panista en la entidad, encabezado por Alberto Cárdenas, se dio a la tarea de efectuar un registro general de OSCs en Jalisco. La Subsecretaría de Gobierno y Participación Social contabilizó, 650 organizaciones no gubernamentales en 1995, y en el año 2000, encontró 1.617. En enero de 2003, la Secretaría de Desarrollo Humano reportó la existencia en Jalisco de 2.576 organizaciones (1.097 de ellas ubicadas en la zona metropolitana). La aparición de estas organizaciones no puede atribuirse únicamente a una mayor conciencia ciudadana o a un reconocimiento de la necesidad de participar en la solución de problemas sociales, sino que puede deberse también al aumento de las necesidades de la población marginada, al decremento en la atención de los servicios del Estado y un mayor apoyo del gobierno, al menos en el discurso, para respaldar dichas organizaciones (Peralta, 2008, pp.78-79).

 

4. Años recientes: tiempos de hartazgo y movilizaciones

En la última década es evidente en Guadalajara el incremento de grupos que se manifiestan en la esfera pública para cuestionar decisiones que toma el gobierno en turno, para exigir el cumplimiento de ciertos derechos, para demandar mejoras en las condiciones de vida de la ciudad. Por supuesto que no todos los que se preocupan por un mismo tema, convergen en la propuesta de solución o en el ideal a alcanzar; más bien parece lo contrario, que la diversidad de opciones es la norma y que la disputa por el significado de la ciudad lo cotidiano. Desde esta perspectiva, Orozco (2010) desarrolla su reciente investigación sobre las diversas utopías con las que distintos colectivos de la ciudad se disputan el sentido de la ciudad. Como parte de su diagnóstico nos ofrece una sistematización de información en la que hace un recuento del número de colectivos, organizaciones de la sociedad civil e instituciones de la Zona Metropolitana de Guadalajara, que entre 2005 y 2008 piden alguna reivindicación en torno a un tema particular y de sus demandas específicas. Son temas relacionados con los derechos humanos: el medio ambiente, la salud, lo laboral, los derechos sexuales y reproductivos, derecho a la información, al agua, a la movilidad y derechos económicos y políticos. Identifica alrededor de cien organismos (colectivos, grupos, asociaciones, movimientos) relacionados con estos temas y alrededor de una treintena de demandas de solución a la falta de cumplimiento de estos derechos (Orozco, 2010, pp. 30-35).

A diferencia de años anteriores, los movimientos y grupos formados en la última década ya no se reúnen únicamente por influencia de grupos eclesiales o de partidos de izquierda, tampoco aparece en muchos de ellos la formalidad de una organización estructurada y constituida con reglas estables, la cuestión generacional no es tampoco un aglutinador tan fuerte como antes. De igual manera, la diversidad entre estas propuestas parece aumentar: encontramos expresiones tanto de grupos conservadores como críticos, radicales y moderados, con apertura hacia el diálogo con el gobierno o que lo desconocen. Los jóvenes ya no participan únicamente en grupos formados exclusivamente por ellos: estudiantiles, bandas, cholos, sino que se integran o crean otros con demandas ciudadanas incluyentes. Es en este ambiente social en el que aparecen colectivos en los que participan una gran cantidad de jóvenes que piden mejores condiciones para la movilidad urbana y el espacio público. Es este tipo de grupos los hemos elegido para conocer con mayor detalle elementos de la cultura política de los jóvenes que participan en la esfera pública, profundizar en las maneras que establecen su relación con el Estado, y ahondar en su concepción de ciudadanía y de lo que les significa el espacio público. Cuatro de ellos comparten el tema de la movilidad, aunque no se limitan a él, también comparten una similar extracción social de sus integrantes. Resultó interesante en términos metodológicos incluir al quinto, Comité Salvabosque, porque los jóvenes que participan en él presentan características distintas y el tema que los convoca es también diferente.

A continuación presento un análisis descriptivo de las características de los grupos en los que participan los jóvenes sujetos de esta investigación, construido a partir de los relatos que algunos de sus integrantes me ofrecieron en entrevistas, de mis observaciones directas de diversas acciones públicas en las que participé, del análisis de la información que ha aparecido en los diarios locales, en sus páginas web, blogs y su presencia en redes sociales del Internet. Es en principio una historia descriptiva con la que se quiere ofrecer un marco contextual y general para el posterior análisis de esta realidad social.

Ciudad para todos

Para uno de los fundadores de la agrupación Ciudad para todos, “el agilizador vehicular fue un regalo”1 porque sirvió como detonador de una movilización ciudadana que, hasta la fecha, ha sido fuente de aprendizajes y espacio para la expresión de propuestas para la vida en la ciudad; así como de cuestionamientos sobre decisiones de las autoridades que no resuelven de manera sustentable y a largo plazo los problemas de la movilidad y la protección del espacio público.

Etienne recuerda que para él llegar a formar y de alguna manera coordinar el grupo que tomó el nombre de Ciudad para todos, fue fortuito.

El sábado 22 de septiembre de 2007, paradójicamente dedicado al día mundial sin auto, la Secretaría de Vialidad del Estado decidió sin ningún aviso a los ciudadanos y menos con una consulta previa, convertir la Avenida López Mateos, que atraviesa de norte a sur la ciudad, en una especie de viaducto al eliminar el cruce de autos en la mayor parte de intersecciones con semáforo, de manera que existiera una circulación continua. Una de las calles que mantuvo abierto el paso peatonal se encontraba frente al centro comercial Plaza del Sol. Ese día se aparecieron varios vecinos del lugar para protestar por algo que, a decir de Etienne, “intuitivamente sentíamos que no estaba bien, que así no se resolvían las cosas”. La protesta de ese día consistió en prolongar un poco más los quince segundos que se dejaban al peatón para cruzar, lo que bloqueaba el paso del automóvil por unos momentos. Dado que la medida sólo se implementaba los fines de semana, los vecinos acordaron regresar con algunas pancartas al siguiente sábado. En esa segunda ocasión la protesta fue más nutrida y mantuvo un estilo similar a la anterior, pero esta vez las autoridades enviaron helicópteros y policías antimotines. Pidieron hablar con el Secretario de Vialidad quien se presentó poco tiempo después. Etienne recuerda que algunos vecinos le pidieron que fuera él quien se acercara a dialogar. “Le dije que no nos íbamos hasta tener una cita con él, nos dio la cita para el lunes siguiente a las ocho del a mañana”.

Hasta ese momento el grupo de gente que se había reunido no se conocía, algunos reconocían ciertas caras pero nada más. Antes de la cita con el Secretario de Vialidad, entre sábado y domingo, se reunieron en dos ocasiones para redactar sus demandas que básicamente fueron dos: una explicación de las razones para convertir la Avenida López Mateos en viaducto y conocer el plan de movilidad integral para la ciudad. El Secretario recibió a tres de ellos, y hasta la fecha en que se realizó la entrevista con Etienne (1ro. octubre 2009) continuaba sin responder a esas dos demandas.

Para Etienne la protesta de este grupo, desde su inicio y sin ponerse de acuerdo, tenía un carácter diferente, una intención tácita de no querer afectar a terceros, la premisa de expresar las ideas de manera lúdica y una preocupación por acercarse y explicarle al automovilista las razones de sus acciones. Sin embargo, también recuerda que no eran expertos en el tema de movilidad, ciudad, espacio público; pero al tiempo que se fueron formando en ellos, se acercaron quienes sí conocían sobre la materia.

La coordinación del grupo se ha turnado, han estado al frente otras dos personas, y las diversas tareas han sido encargadas a quienes consideran tienen más habilidades para desempeñarlas. Una de las que demanda más tiempo es el mantenimiento de la página web y su presencia en redes sociales como Facebook y en Twitter. También es visible la cantidad de tiempo que dedican a sus comunicaciones, tanto en estos espacios electrónicos como en las actividades que organizan. Una de las características en las manifestaciones de esta organización es su carácter teatral, lúdico y creativo que parece tener la intención de allegarse adeptos a su causa y evitar generar el rechazo de quienes no comulgan con sus objetivos. Esta característica también se debe a que varios de sus integrantes tienen formación en áreas afines al diseño, la comunicación y las artes.

La relación entre funcionarios públicos y miembros de Ciudad para todos ha sido ambivalente. Por una parte, ha habido cierta deferencia con el grupo al ser recibidos por el Secretario de Vialidad, por ejemplo, pero ello no significa que sus demandas hayan sido siquiera consideradas por éste. Por otra parte, han logrado que de alguna manera se tomen en cuenta sus propuestas respecto a la movilidad no motorizada, pero sin tocar los intereses del trasporte público. 2010, no han iniciado ni un kilómetro de lo ahí planeado.

Ciudad para todos no nació a partir de un proyecto perfectamente definido y una organización prevista. El grupo inicial se identificó con necesidades y modos comunes que fueron desarrollando acciones y tareas que se veían importantes y necesarias, y en el proceso de realizarlas fueron descubriendo los ejes importantes que sostenían al movimiento. Así, el detonador fue la movilidad, pero luego al descubrir que no podrían tener ninguna incidencia en las políticas de la autoridad sin involucrar a otros ciudadanos, encontraron que ese era su segundo pilar: la participación ciudadana. Por otro lado, el tercer eje fue la ciudad, el cual nació a partir de la relación con otros grupos organizados con temas específicos, pero todos sobre algún aspecto de la ciudad.

Esta agrupación ha intentado en varias ocasiones realizar una planeación estratégica con asesoría de externos, sin embargo se debate entre el activismo y la reflexión. A dos años de su formación, algunos de los iniciadores han tenido que dejar al grupo por desgaste y cansancio. Respecto a su forma de organizarse uno de sus integrantes comenta:

    Siempre ha existido el consenso de que no queremos para nada una estructura vertical, no queremos ni un líder, ni un coordinador inamovible e incuestionable, hemos aceptado por momentos el rol de un coordinador que sea temporal, por unos meses y hemos tenido tres o cuatro coordinadores pero luego nos quedamos otra vez sin coordinador, […] pero de repente el grupo encontró como una manera de funcionar muy rica sin, una definición precisa, exacta, todo el mundo empezó a aportar lo que podía, y encontramos un ritmo que era sostenible, y así ha estado funcionando hasta ahora.2

Una de las acciones que los llevó a ser visibles, y en las que de manera más decidida Ciudad para todos ha confrontado las decisiones de la autoridad, es el campamento que durante un mes sostuvieron en el espacio en el que se construye la obra vial más costosa de la actual administración estatal, conocida como el Puente Atirantado Jorge Matute Remus. Desde la postura del colectivo, la oposición a esta obra está sustentada principalmente en su elevado costo, el hecho de que no resolverá el problema, la falta de un plan de movilidad integral, el favorecer el uso del auto, el impacto ambiental que causará, entre otros argumentos. El campamento, además de instalar en este espacio casas de campaña y de tener una veintena de muchachos viviendo ahí, organizaba de vez en cuando actividades recreativas y artísticas. Pocas personas asistieron a ellas. Sin embargo, para algunos el impacto de esta acción estuvo ligado a la presencia que lograron en los medios de comunicación; para otros fue un aprendizaje personal:

    He aprendido muchísimo de estar aquí en el espacio público, veo cómo la gente que pasa en sus automóviles vive aislada, muchas veces ni siquiera se da cuenta de que estamos aquí. Otros nos ven, pero no les llama la atención de qué se trata […] Para quienes caminan o van en transporte público, esto es muy diferente. El espacio público es la posibilidad del encuentro con el otro. La experiencia en bicicleta significa también un cambio en la percepción de la ciudad.3

Por otra parte, la experiencia del campamento significó para varios reconocer que su lucha, su interés por lo que consideraban el bien común, no era compartido por una buena parte de los ciudadanos que transitaban por las calles en las que se instalaron y que con mucha frecuencia les gritaban insultos y calificativos denigrantes respecto a su postura. Una manera de asimilar estas constantes agresiones fue contabilizar en una gráfica pública el número de manifestaciones en contra y a favor de su plantón que los automovilistas les hacían saber a gritos.

Asimismo, aunque los entrevistados reconocen que la convivencia al interior del grupo, el sentido de pertenencia y de identidad compartida es algo de lo que más valoran y les ayuda a mantener su activismo, también reconocen que han existido conflictos entre ellos y con algunos participantes que han abandonado al grupo. Por ejemplo, un grupo de seis estudiantes universitarios que realizaba una especie de prácticas profesionales con el movimiento, abandonó al grupo porque consideraron que éste se había cerrado a la participación amplia del colectivo y se había enfocado en el protagonismo de unos cuantos.

GDL en bici

GDL en bici se cristaliza como agrupación un poco a la par de Ciudad para todos, incluso varios de sus integrantes formaron, en algún momento, parte de ambos grupos. Sin embargo, la peculiaridad de GDL en bici es su énfasis en la promoción del uso de la bicicleta como medio de movilidad urbana para cambiar a la sociedad y a las personas.

El 22 de septiembre de 2007 pudo haber sido “un día mundial sin auto” más para la ciudad de Guadalajara. Pero por alguna casualidad extraña, la madrugada de esa fecha reunió en las calles dos proyectos antagónicos de ciudad: el de la ciudad como negocio económico y el de la ciudad como derecho ciudadano. Esa madrugada, diversos grupos que habían experimentado el pedaleo nocturno se reunieron para pasear una vez más por las calles haciendo explícito su derecho a ocupar sus espacios públicos. Esa misma madrugada, la Secretaría de Vialidad del Estado implementó por primera vez el “agilizador” vehicular, que consistía en impedir el paso en los cruces sobre la Avenida López Mateos, manteniendo el flujo continuo para quienes circulaban sobre ella. Esta coincidencia significó para al grupo de ciclistas una muestra evidente de la distancia existente entre su manera de concebir el espacio público urbano y la de nuestras autoridades.

Una ciclista que estuvo en este paseo comenta que recibieron la advertencia de una reportera de no circular sobre la Avenida López Mateos. Supusieron que se trataba de alguna obra urbana; pero no, se trataba de la implementación por primera vez del “viaducto”, es decir una calle de flujo continuo. La entrevistada señala:

    […] nos enteramos que en el momento de nosotros hacer nuestro festejo del día mundial sin auto, ese mismo día la Secretaría de Vialidad se le ocurrió iniciar su viaducto, el agilizador vehicular, y fue algo como muy impresionante porque nosotros por un lado festejando el día mundial sin auto y estos canijos aumentando el flujo vehicular, que la gente ahí le prenda a la velocidad. Lo que más se nos hizo cínico de parte de alcalde Sánchez Aldana es que él fue a nuestro paseo, él andaba en bici ese día mundial sin auto y él había dado ya la confirmación de que en su municipio se diera lo del agilizador vehicular.4

Varios de estos ciclistas participaron en la manifestación que frente a Plaza del Sol organizaba un grupo de vecinos. De ahí se formaron luego y de manera simultánea dos colectivos: Ciudad para todos y GDL en bici. Al paso del tiempo, apareció la necesidad de separarse, GDL en bici tiene claro que su interés es la promoción del uso de la bici, y sus miembros quieren enfatizar esta acción; mientras que Ciudad para todos reúne a quienes prefieren una mirada más abarcadora sobre la ciudad, más allá de las bicicletas y la movilidad urbana.

Al igual que Ciudad para todos, GDL en bici se caracteriza por el fuerte énfasis en el uso de las tecnologías de la información para entrar en contacto con el público cibernauta. Tanto a través de su página, como de diversas redes sociales, han logrado reunir a cuatro mil participantes en su paseo nocturno, el Paseo de todos, que se organiza los jueves primeros de cada mes.

Este paseo se caracteriza por su carácter lúdico y en cada ocasión se invita a los asistentes a ir disfrazados con algún motivo temático. Aunque los organizadores son pocos, pues en la actualidad se limita a ocho miembros activos, los paseos se desarrollan con mucha organización. Sin embargo, al cabo de dos años, para una de sus dirigentes no se ha logrado comunicar tanto a los participantes como a los automovilistas la intención política de la actividad. Muchos asisten sólo por diversión e incluso por el desahogo y venganza contra el auto. En varios paseos, algunos de los participantes incurren en expresiones de agresión tanto contra los automovilistas como contra algunos peatones. La masa también propicia que el anonimato exalte las expresiones grotescas hacia las mujeres transeúntes.

Durante 2008 GDL en bici publicó cuatro números de un boletín impreso, en 2009 no pudieron dar continuidad a esta tarea pero en 2010 reanudaron esta publicación. La actividad más importante de 2009 fue la organización del II Congreso Nacional de Ciclismo Urbano programado en principio para mayo, que tuvo que suspenderse por la epidemia de influenza y finalmente se realizó en septiembre. La tónica del Congreso fue la de reivindicar el uso de la bicicleta y reforzar la necesidad del respeto al ciclista y la recuperación del espacio público para ellos. Los participantes, nacionales y extranjeros, se acercaban desde diversas perspectivas, aunque al final todos coincidían en sus postulados y propuestas. Había quien ofrecía datos duros para reafirmar el imperativo de la sustentabilidad y quienes desde la experiencia afectiva llamaban a modificar los hábitos de trasportarse. La gran mayoría de los participantes arribaban en bicicleta al lugar del evento.

Otra de las actividades que la organización mantiene es la denominada Charlas Ciclistas que se realiza el segundo jueves de cada mes desde inicios del 2008, en donde participan personajes que promueven el uso de la bicicleta y reflexionan sobre temas de la ciudad.

Para los integrantes de GDL en bici el uso de la bicicleta es un medio concreto y contundente por el cual es posible lograr cambios en las formas de relación y convivencia entre los ciudadanos. “Andar en bici es manifestarse por una transformación en la ciudad. El tráfico no es el problema, sino el olvido de quien es más importante en las calles. Peatón, bicicleta, transporte público y automóvil es el orden prioritario en el cual trabajamos”5

La relación que los integrantes de esta organización mantienen con las autoridades en el gobierno es ambivalente. Es decir, mientras que uno de ellos, a la fecha de la entrevista, trabajaba en el Ayuntamiento de Guadalajara y además participaba en proyectos apoyados por el municipio como Al Teatro en Bici y Bikla6, otros se manifestaban abiertamente en contra de mantener cualquier tipo de relación o negociación con los representantes políticos. Para una de ellas, es insoportable porque sabes que siempre “te están engañando”. Sin embargo, como organización están presentes en el Consejo Ciudadano para la Movilidad Sustentable, y una de sus integrantes fue contratada para colaborar en la elaboración del Plan de Movilidad no Motorizada financiado por el gobierno.

A tres años de su fundación, en agosto de 2010, Gdl en bici decidió constituirse como Asociación Civil, con lo que espera allegarse fondos para solventar proyectos. También la asociación se instaló en un espacio físico denominado Casa Ciclista. Habrá que ver de qué manera esta formalización impacta en el grupo.

Ciudad alterna

Agrupación pequeña, aunque no mucho más que las anteriores, que ha limitado su expresión pública casi totalmente a su sitio electrónico es Ciudad Alterna, conformada en su origen por un grupo de 9 jóvenes que desde agosto de 2007 decidieron abrir un blog.

Luis Guillermo, estudiante de Arquitectura, narra que esta idea nació cuando “nos dimos cuenta de todo lo que estaba viviendo Guadalajara en cuanto a movilidad, clase política, anuncios, basura, propaganda, y la sociedad como estaba sin hacer nada y nomás nos tragábamos todo lo que nos dice el periódico y la televisión y como que nos empezamos a enfocar más a movilidad urbana y a la ciudad y a empezar a ver que realmente nos está afectando a todos.”7

Este grupo presenta su sitio (http://unaciudadalterna.com) como un “ blog [que] pretende ser un espacio de opinión y reflexión sobre varios temas que afectan a la Zona Metropolitana de Guadalajara, tales como transporte público, política, movilidad urbana, ecología, arte, diseño, arquitectura, noticias irrelevantes, nuevas ideas y proyectos y demás ocurrencias de los que aquí escribimos.”

Una de las características de este grupo es que no pretende ser una asociación que se reúna con cierta frecuencia con el objetivo de acordar cosas y mantener una organización, sino como lo señala uno de sus fundadores, “la idea es que a través del blog no se necesitan estar como asociados o ir a una junta semanal o ir a algún lado y juntarse mucha gente para hacer algo por la ciudad, sino que nosotros proponemos algo y todo lo que propongamos está libre y las ideas son libres, cualquier persona las pueda agarrar y cualquier persona puede comentar en el blog y pues algo bastante libre y que cualquier persona lo puede utilizar, es algo muy flexible.”8

Además del blog, a fines de 2008 realizaron varias actividades como la del “paso peatonal”, que consiste en colocarse en alguna esquina para cubrir con una manta con rayas amarillas los frentes de los autos que pisan el paso de zebra asignada a los peatones que cruzan a la otra acera. Además, entregan un volante al conductor en el que se dice que el peatón tiene la preferencia y un extracto de la ley de tránsito donde se asienta. Como colectivo, Ciudad Alterna participa también en el Consejo Ciudadano para la Movilidad Sustentable.

En octubre de 2008 estos jóvenes fueron invitados por gente del Organismo Coordinador de la Operación Integral del Servicio de Transporte Público del Estado (Ocoit) a participar en un Congreso Internacional de la Unión Internacional del Trasporte Público (Uitp). Tres de ellos acudieron al congreso y presentaron propuestas para el trasporte público en Guadalajara. Al final de este encuentro se formó el Parlamento, con nueve jóvenes de Guadalajara, del Youth for Public Transport (YFPT), que es el capítulo de jóvenes de la Uitp. El siguiente congreso de parlamentos de jóvenes de la YFPT sería en Viena en junio de 2009. María, una de las integrantes de esta agrupación cuenta que no estaba en sus planes, ni tenían los recursos para un viaje así, pero como la Ocoit financió dos pasajes, pues sólo consiguieron los recursos para un tercero y fueron a Viena. Ahí se reunieron los parlamentos juveniles que la Uitp ha impulsado en alrededor de veinte países, María señala que “presentamos nuestro trabajo que fue un video con recomendaciones que le hacíamos a los transportistas de todo el mundo, a los gobernantes, a los encargados por ejemplo del metro de París, a la gente más importante del transporte a nivel mundial. Entonces hicimos diez recomendaciones desde nuestro punto de vista, de lo que podían hacer, eran recomendaciones globales, porque venía desde gente de Taiwán hasta México. De nuestro país había funcionarios del Distrito Federal y de Monterrey, pero de Guadalajara no asistieron.”9

Sobre el dato, la entrevistada señala “de hecho supimos que se habían pagado tres inscripciones y tres vuelos [para los funcionarios] para ir al Congreso, pero nunca llegaron.”

A su regreso, las autoridades patrocinadores no les pidieron informes de sus aportaciones o aprendizajes; fue después de dos meses, en septiembre de 2009, cuando presentaron sus resultados. Lo que sí han recibido son invitaciones de autoridades de gobierno a que escriban a la Comisión Estatal de Derechos Humanos para que no se politicen los temas del transporte público, como ha sido el caso del Macrobús. No se les indicó qué escribir, ellos accedieron a hacerlo y “presentamos un oficio a la CEDHJ, donde les pedimos que intercedan para que los temas de movilidad y mejoramiento urbano no se vean politizados. Para pedirle a los partidos que en vez de saciar sus propios intereses, trabajen en conjunto por el bien común de la ciudadanía. Que se recuperen los espacios públicos y que se ofrezca a los habitantes un mejor sistema de transporte público. Que se de continuidad a los proyectos actuales, sin importar los cambios de administración”.10Esto lo hicieron público en una rueda de prensa en la que estuvieron presentes varios medios de información, radio y periódicos11. También les solicitaron su ayuda para aplicar encuestas en las que se sustentara el apoyo que la gente tenía hacia el Macrobús. En esto no estuvieron de acuerdo, aunque como no se les insistió, no tuvieron que afrontar un conflicto con la autoridad.

Ciudad alterna, por su parte continúa con la alimentación de su blog y con la vinculación y el apoyo a otros grupos relacionados con la ciudad. Algunos de sus integrantes participaron en el campamento que mantuvo Ciudad para todos contra la construcción del Puente Atirantado sobre las s López Mateos y Lázaro Cárdenas, mencionado en su momento.

Metro GDL o Rescatemos Guadalajara

Metro GDL nace a principios de 2008 a partir de inquietudes de jóvenes universitarios, que encuentran el respaldo de algunos profesores y el apoyo de sus universidades, para iniciar una serie de contactos con las autoridades y proponer, con base en estudios y experiencias de otros países, un proyecto de metro para la ciudad. La idea surgió a partir de charlas entre dos amigos que habían vivido experiencias de viajar a ciudades con mayor calidad en el transporte público. A partir de esas experiencias, el contraste con Guadalajara era evidente y sus pláticas giraban en torno a una constante queja. Hasta que un día decidieron intentar cambiar la queja por alguna propuesta. La primera acción fue crear un grupo en facebook que se llamó Queremos un metro para Guadalajara, que reunió a más de nueve mil adeptos. En la actualidad este grupo lo conforman 11 personas, Abraham Jaime es quien las coordina y mantiene una activa presencia en las redes electrónicas en la que día con día comunica las noticias sobre el transporte público de la ciudad.

Estos jóvenes aprovechan su estatus social, que les permite ser recibidos y escuchados, para establecer una relación tanto con las autoridades como con grupos de poder económico y cultural. Javier, activista de este grupo, expresa la forma en que iniciaron:

    […] pero así nos lanzamos con todo, empezamos con la intención de recolectar firmas e investigamos de que para que fuera legal, un procedimiento con peso legal, necesitaban ser más de 50 mil firmas, algo así eran varios miles, y pues nos poníamos a asolearnos en las plazas, en el centro, en los templos pedíamos chance, dábamos el mensaje al final, y a juntar firmas con mesitas y varios amigos que quisieron jalar, empezamos a darle y en la trifulca nos dimos cuenta que no sólo era juntar las firmas y ya sino que el gobierno estaba totalmente apático a los movimientos, y le valía madre lo que haces […] Cuando estábamos juntando firmas conocimos a gente que me decía ‘oye, yo chambeo en tal lado y a lo mejor te puedo ayudar con información’ o ‘oye yo soy miembro de no sé qué diablos y estoy enterado de esto búscame’, y así, tal cual, empezamos a tener algunos contactos. Después gestionamos un punto de acuerdo en el Congreso para urgir al gobernador a que reactivara el proyecto de metro en la ciudad y se votó a favor unánime, nadie se abstuvo. Y bueno eso quedó y se lo pasó por el arco del triunfo, y entonces empezamos a darnos cuenta que la presión la teníamos que ejercer pues por donde pudiéramos.12

En su página (http://metrogdl.org/) se presentan como una “iniciativa ciudadana sin fines de lucro, apartidista, basada en el diálogo, propositiva y encabezada por jóvenes profesionistas y universitarios.”13

Quienes conforman esta agrupación decidieron crear una Asociación Civil bajo el nombre de Rescatemos Guadalajara porque, en palabras de Javier Riegwlen se tienen más proyectos para la ciudad además del metro. Esta “fundación tiene, como principal objetivo, promover la unidad de los jaliscienses mediante la organización social, la participación comunitaria en tareas colectivas, el consenso sobre los grandes objetivos del desarrollo estatal, la armonía, la colaboración y el entendimiento entre todos los sectores de la población”; señalan también en su página.

Metro GDL es una agrupación que al igual que las anteriores cayó en cuenta de la conveniencia de unirse y apoyar a grupos semejantes, como lo señala Javier: “vimos la necesidad de ponernos más en contacto con GDL en bici, Ciudad alterna, Ciudad para todos, y dije estamos tirando para el mismo lado nomás por diferente camino, y los tratamos de apoyar en todas sus manifestaciones que son pacíficas, tener un poco más de diálogo para retroalimentarnos.”14 En los últimos meses han apoyado la lucha de otras organizaciones por defender el espacio público frente a la construcción de las instalaciones para los juegos Panamericanos, como Propuesta ciudadana.

Con estrategia similar a la que dio origen a Metro Gdl, el grupo abrió otro blog denominado Red Árbol a través el cual denuncian la poda indiscriminada de árboles que realizan en esta ciudad, sobre todo los negocios. También llevan a cabo actividades para incrementar el tamaño y el cuidado de las áreas verdes de la ciudad.

Comité Salvabosque Tigre II

Si bien fueron principalmente los problemas de movilidad los que impulsaron a jóvenes ciudadanos a formar las cuatro agrupaciones descritas, es evidente que ese problema está relacionado con un modelo de ciudad que responde a intereses económicos de unos cuantos dueños de capital local e internacional coludidos con el poder político. Un caso emblemático que desde esta perspectiva ha venido sucediendo en la ciudad es el de la defensa del Bosque El Nixtiquil, localizado en el norte de Zapopan, que se mantiene como área natural protegida y sobre la que pesa la presión de los desarrolladores inmobiliarios para construir una gran cantidad de fraccionamientos e impactar el ecosistema de manera irreversible. Frente a ello, en 2005 un grupo de familias vecinas de la Colonia El Tigre II se organizaron como Comité Salvabosque Tigre II para defender el derecho a este espacio público; pues como ellos declaran: “hemos sido testigos de cómo el modelo económico neoliberal y su teoría del desarrollo sustentable (ecologismo burgués, liberal y conservacionista) funciona como brazo ideológico y político permisivo de la destrucción, privatización, despojo y mercantilización de los recursos naturales a favor de los intereses de la sociedad en el poder” (Cepad, 2009, p. 46).

De acuerdo con los defensores del Bosque, existen al menos diez proyectos que amenazan a El Nixticuil; siete son inmobiliarios: La Cima, Verde I Serena, San Lorenzo, Santa Luza, Bosque Encantado, Mirasierra y el impulsado por el Ejido Zapopan. Otro proyecto amenazador es el Parque de Investigación Científica promovido por el Corporativo de la Universidad Autónoma de Guadalajara; y dos más son del gobierno municipal: el tanque elevado Los Robles del Siapa y la ampliación de la Avenida Dr. Ángel Leaño.

En fechas recientes se hizo del conocimiento público la intención de realizar uno de los proyectos inmobiliarios para esta región de mayor magnitud, tanto por su tamaño como por el impacto ambiental: Mirasierra de Zapopan. Este desarrollo inmobiliario “refleja el modelo de ciudad que empresarios y políticos plantean para la Zona Metropolitana de Guadalajara; es decir, una ciudad caótica que privilegia la ganancia económica sobre los recursos naturales, con todos los costos que esto implica” (Cepad, 2009, p. 49).

El Comité Salvabosque Tigre II denunció la relación familiar que los promotores del proyecto Mirasierra tienen con el Alcalde de Zapopan, así como el tamaño del impacto que tendría con la construcción de 22 mil viviendas y campos de golf sobre 691 hectáreas. Lo anterior significaría un núcleo urbano de más de cien mil viviendas, similar a Ciudad Guzmán, que implicaría el derribo de más de 25 mil árboles, o sea 70 hectáreas de bosque, además de convertir el Río Blanco en drenaje.

A diferencia de las anteriores agrupaciones, los miembros del Comité Salvabosque no se caracterizan por una mayoritaria participación juvenil, aunque sí existe la participación de ellos en buen porcentaje. Otra diferencia es la relación vecinal que existe en Salvabosque y que no ocurre con los grupos antes descritos. El estrato social de este último grupo es uno de menores recursos del que tienen los miembros de las primeras agrupaciones.

A partir de la entrevista realizada a cuatro de sus integrantes, aparece también claro que ellos no intentan ningún tipo de relación ni negociación con el gobierno, sino que buscan la mayor autonomía posible en la satisfacción de sus derechos.

Comulgan y están en contacto con el movimiento zapatista de “La otra campaña”: “[Lo que queremos es] formar nuestra propia autonomía basada en nuestra propia organización, que siempre se ha caracterizado por ser lo más horizontal posible, ante cualquier situación para no repetir los mismo errores que ya han ido incurriendo [en otras formas de organización]”.15

Congruentes con esta búsqueda de independencia del Estado, para ellos noción de ciudadanía tampoco significa nada: “nosotros vemos esto de la ciudadanía como algo que te quieren vender a fuerzas, como algo que quieren que tú te ganes, y que a veces te estén dando, es como una estrategia del sistema”.16

En lo que sí coinciden con los otros cuatro grupos es en el intenso uso de la comunicación electrónica y las redes sociales. Asimismo destaca que, al igual que los demás, hay una fuerte valoración por el conocimiento experto como forma para legitimar el discurso que defiende sus causas.

 

5. Análisis preliminar de los cinco colectivos como movimiento social urbano

Si partimos de la concepción de movimiento social urbano en Castells (1983) como aquel constituido por acciones colectivas conscientemente destinadas a modificar fundamentalmente el papel de la ciudad en la sociedad, o a redefinir el significado histórico de lo urbano, no parece inmediato declarar que estos cinco colectivos respondan a estas metas tan generales y amplias. Sin embargo, sí podemos encontrar que estos colectivos apuntan hacia los tres objetivos que este autor identifica en los movimientos sociales, a saber: lograr, para los residentes, una ciudad organizada en torno a su valor de uso, en contra de la noción de vida y los servicios urbanos entendidos como una mercancía que entraña la lógica del valor de cambio; la defensa de la comunicación entre la gente, el significado social definido de manera autónoma y la interacción personal contra el monopolio de los mensajes por los medios de comunicación, el predominio de los flujos de información unidireccionales y estandarización de la cultura de acuerdo con unas fuentes cada vez más heterónomas; y la búsqueda de un poder creciente para el gobierno local, la descentralización de los barrios y la autogestión urbana, en contradicción con el Estado centralizado y una administración territorial subordinada e indiferenciada. (Castells, 1983, pp. 430-431).

En algunos con mayor énfasis que en otros, aparece esta búsqueda por quitar la idea del espacio público como mercancía y devolverle su vocación de lugar para el disfrute y la convivencia. La búsqueda por una comunicación alternativa a través de redes sociales y manifestaciones públicas está presente como una necesidad para escapar de los mensajes unidireccionales sobre las decisiones que toma la autoridad de gobierno sobre los espacios públicos. Y, por último, coinciden en una búsqueda por prácticas de autonomía, quizá no del Estado central, pero sí, de la autoridad local.

Latencia-visibilidad

Aunque la coincidencia temporal de la expresión visible de las luchas colectivas y los movimientos descritos parece casual, vale la pena reflexionar respecto a los elementos convergentes presentes que gestaron de manera latente las visiones comunes y las creencias de estos grupos.

Pareciera suficiente señalar que el detrimento en la calidad de vida de la ciudad producido por el deterioro de los servicios públicos como el transporte o las calles, el consecuente incremento en el parque vehicular, el crecimiento acelerado y caótico de la mancha urbana, entre otros problemas; son elementos que compartieron los jóvenes que llegaron a su límite de tolerancia y salieron a las calles a expresar su descontento, que los llevó a aglutinarse en colectivos. Sin embargo, cuando pensamos en aquellos lugares con peores condiciones donde estas expresiones no se han dado, necesitamos buscar otros posibles detonantes.

Uno de ellos lo encontramos en que estos jóvenes activistas, en su mayoría, tuvieron la oportunidad de comparar las condiciones de su ciudad con otras ciudades del mundo. Casi todos ellos han viajado y son actores dotados de recursos, educación, conocimiento e información. Son recursos de tipo cognoscitivo, relacional y comunicativo que permiten a esos sujetos tanto individuales como colectivos, actuar como sujetos autónomos, como sujetos capaces de producir, recibir e intercambiar información (Melucci, 1999, p. 87). Estos mismos recursos les abren el universo de las tecnologías de la información y comunicación, que manejan con maestría, como herramientas para relacionarse con otros y generar espacios de diálogo público.

Pero los viajes que han realizado la mayoría de estos jóvenes no son únicamente al mundo desarrollado, un buen porcentaje tuvo alguna experiencia en el mundo rural mexicano cuya pobreza y abandono le impactó e impulsó a buscar espacios para transformar esa realidad y fue en el colectivo donde encontró esto.

En el ambiente también está la falta de credibilidad en que los funcionarios y las autoridades políticas se preocupan por las necesidades de sus ciudadanos y planean en función de ellos. Si algo ha producido la alternancia en el poder y la incipiente cultura de la transparencia es ser testigos de innumerables actos de corrupción y despotismo en los que incurren.

Otro común denominador es la situación económica que de manera directa impacta en el decremento de expectativas de estos jóvenes de clase media, que difícilmente podrán alcanzar el mismo nivel socioeconómico de sus padres, para quienes su formación profesional ya no es garantía de un buen empleo. Y que si llegan a obtenerlo la permanencia prolongada y la seguridad laboral son cosas del pasado.

Aunque es difícil descubrir evidencias explícitas en el discurso de estos jóvenes, la experiencia cotidiana de vivir en esta ciudad no parece distinta a la que describen diversos diagnósticos de la vida social y cultural que, entre otros rasgos, encuentran la paradoja de que los supuestos avances científicos y tecnológicos, emancipados de todo tutelaje ético, se rebelan contra sus mismos creadores produciendo lo opuesto a lo que de ellos se esperaba: la gran cantidad de información, nos desinforma; los descubrimientos científicos, que no se dieron tiempo para la verificación de sus implicaciones no han logrado lo prometido, por ejemplo el automóvil se ha convertido en fuente de contaminación y su utilización irracional en las grandes ciudades no cumple con su promesa de traslado seguro y rápido.

Estas características crean una sociedad en riesgo que busca continuamente la seguridad, a veces de manera patológica, con la creación de guetos basada en la desconfianza hacia los otros. La experiencia generalizada en nuestras sociedades actuales es la de contingencia, de finitud, de vulnerabilidad. Frente a ello, no existe una respuesta única, la diversidad de grupos culturales ofrece una amplia oferta de salidas que saturan el horizonte de elecciones y quizá obliga a algunos a inclinarse por experiencias vivibles en el aquí y en ahora, a cambios experimentables en el consumo y en los hábitos cotidianos como el de la movilidad.

Identidad, oposición, totalidad

Los colectivos que se analizan en este trabajo están formados en su mayoría por gente de clase media y alta, aunque no es esa una condición explícita para pertenecer a ellos. Sus causas no están directamente relacionadas con su lugar de residencia, sino con temas que afectan visiblemente a toda la ciudad: transporte urbano, espacio público, contaminación ambiental, participación ciudadana en las políticas públicas, contraloría social.

Los primeros cuatro grupos se integran, en su mayoría, por sujetos cuya formación escolar trascurrió en escuelas privadas. Varios de ellos recuerdan experiencias de formación escolar que fueron importantes para decidir ser activistas. Todos estos grupos tienen también la característica de estar conformados por un grupo relativamente pequeño que tiene capacidad de convocar en sus acciones, en algunos casos, a varios miles. En estas agrupaciones existe un claro repudio hacia los partidos políticos de cualquier signo. La cercanía del clero progresista, en especial los jesuitas, aparece en los antecedentes de la formación social de varios activistas, pero no así en la acción social presente.

La identidad de los activistas no se limita a la pertenecía o participación de un solo grupo. La gran mayoría de ellos participa en al menos otros dos o tres grupos en los que se exigen demandas con temas diferentes pero quizá con la misma intención, como la Asamblea Nacional Ciudadana, los Afectados por Presas, Voto Nulo, diversos grupos ecologistas, entre otras más.

El adversario es, para casi todos, las autoridades en el gobierno, los partidos políticos y ciertos grupos de poder económico que pactan con la autoridad política para hacer prevalecer sus intereses privados. Cada grupo tiene identificado algunos funcionarios como peores oponentes. Pero también se han dado cuenta que tienen que enfrentar como opositores a otros ciudadanos comunes que no comparten sus ideales. Sin embargo, las estrategias de relación con este adversario son muy distintas. Pueden ir de la exigencia o la negociación hasta la total indiferencia y desprecio.

Hay en todos ellos una utopía de ciudad y de modos alternativos de relaciones sociales. Pero estas utopías difieren en cuanto a su distancia con las ideas liberales de política, unas las siguen muy de cerca, mientras que otras, como las del Comité Salvabosque no ven en ellas nada bueno.

Aunque la idea de esta investigación plantea acercarnos a la cultura política de algunos jóvenes que participan en acciones colectivas y movimientos sociales relacionados con el espacio público, es preciso dar cuenta que encontramos que la mayoría coincide en estar viviendo una etapa similar de su vida, una época entre los 23 y 29 años que es una especie de edad intersticial de quien está terminando con su juventud e iniciando la vida adulta. Un umbral etario que antecede al periodo en el que las tradiciones culturales dictan que se “deben” asumir responsabilidades o definirse en algún rol. Una edad en la que se dispone de tiempo porque se ha terminado la educación formal y aún no se tiene empleo, o el que se tiene no es fijo o es precario. Es un momento en el que se es capaz de entender la realidad social con todas sus carencias e injusticias y, a la vez, de sufrir la impotencia de no encontrar espacios de incidencia para su solución.

Ciudadanía y subjetividad

La idea de ciudadanía aparece en los cuatro primeros grupos como algo idílico, libre de cargas negativas como las que pesan en las autoridades de gobierno o en quienes representan al mercado. Así, asumirse como ciudadano es tener una perspectiva desde la cual se puede pensar en el bien común, se puede ir más allá de la corrupción del gobierno y del ansia de lucro del mercado. Sin embargo, esa noción parece querer ser una ampliación de la noción liberal al incluir aspectos de humanidad y subjetividad que aquella dejó de lado. Para los integrantes del Comité Salvabosque la noción de ciudadano, dada su relación indisoluble con la de Estado, no ayuda a pensar en una forma de organización autónoma.

Encontramos en todos los grupos la convicción de que su causa no defiende en exclusiva la garantía o la satisfacción de un derecho humano, sea cívico, político o social. Más bien busca el logro de condiciones de vida mejores para todos y esa causa una especie de puerta para ingresar a ese bienestar integral. En el caso de quienes promueven el uso de la bicicleta como medio de transporte lo hacen, no para resolver únicamente el problema de movilidad, sino convencidos de que es un medio para entrar en contacto con otros, para convivir, para fortalecer el tejido social y un camino para la transformación desde abajo.

No deja también de llamar la atención que el tema de la movilidad y de los espacios de tránsito público despierte tanto interés entre los jóvenes, los emocione y los lleve a preocuparse por el otro, a modificar sus costumbres. Son varios los testimonios en los que la experiencia de subirse a una bicicleta, usar un trasporte público de calidad o caminar es tal que trasforma su manera de ver la ciudad, de relacionarse con los otros, con lo otro y con el medio ambiente, de cuestionar sus hábitos. Varios de los jóvenes entrevistados tuvieron una experiencia de acciones de asistencia o promoción social inducida por las instituciones educativas en la que se formaron, experiencias de trabajo con indígenas, con campesinos o en espacios laborales precarios. Para ellos, estas experiencias los impulsaron a buscar una forma viable y permanente para incidir en la resolución de algún problema social. Cambiar de hábitos de consumo, la manera de transportarse, es un cambio cotidiano que permite experimentar el cambio en uno mismo; que no requiere esperar a que ocurra la gran transformación de la estructura para sentir un mínimo de satisfacción.

Emancipación-regulación: la relación con quienes gobiernan

Las diversas experiencias de estos activistas en relación con las autoridades de gobierno coinciden en constatar la inexistencia de un interés auténtico en el diálogo democrático, pero más bien se han topado con la simulación, los intentos de manipulación o la atención de propuestas hasta donde no se pongan en riesgo los intereses partidistas o de ciertos grupos con poder económico. Ese fue el caso del Plan de Movilidad no Motorizada que hasta ahora ha quedado en el papel. Sin embargo, a pesar de esta coincidencia, existe una postura muy diversa respecto a la relación con los gobernantes, que va desde la negociación y la colaboración hasta la total indiferencia y la búsqueda de la autonomía en la solución de los problemas sociales dada su rotunda ineficacia.

Es interesante que una forma de legitimar la emancipación frente al adversario sea en todos estos grupos el uso de un saber experto, de una argumentación en la que los estudios fundamentados en datos y en la ciencia, los hace suponer que en el diálogo público, frente a otros actores sociales, su capacidad de demostrar la verdad los hará ser respetados y les otorgará el derecho a ser tomados en cuenta. Asimismo, les permite demostrar cómo la autoridad en el gobierno no basa sus decisiones en estudios técnicos sino en intereses políticos. Esto es, develar que estamos siendo engañados por nuestras propias autoridades.

Esta constatación hace necesario aclarar que estos jóvenes no comparten las condiciones de precariedad en las que vive la mayor parte de la juventud mexicana en la actualidad. Hoy por hoy, la mayoría de los jóvenes mexicanos no tienen la oportunidad de estudiar o de tener empleo, acceder a servicios de salud o vivienda digna. En este sentido valdría la pena destacar que lo que encontraremos al analizar los rasgos de algunos elementos de la cultura política de nuestros jóvenes sujetos de esta investigación, no servirá para describir a la juventud mexicana en su conjunto; sino para postular que el interés de estos jóvenes por participar en la vida social no tiene que ver con su edad o con su género, sino quizá con la oportunidad de aprender en situaciones de convivencia con lo diverso, o de experimentar otras formas de vivir en sociedad, o del hastío e insatisfacción de la cultura del consumo. Caer en cuenta que a pesar del enorme déficit del Estado mexicano y de nuestra precaria ciudadanía sea posible que algunos jóvenes agrupados en colectivos intenten modificar el significado del sentido urbano en esta ciudad, es sin duda esperanzador.

 

6. Conclusiones

La intención de este artículo fue presentar las características peculiares de las expresiones sociales de conflicto y desacuerdo con la autoridad que antecedieron a las manifestaciones en las que participan los sujetos de nuestro estudio, así como una descripción de estos colectivos a la luz de algunas categorías de análisis de las teorías de los movimientos sociales. Ello con el objetivo de elaborar un marco inicial para la interpretación de los significados que, sobre la relación con la autoridad y con sus grupos de referencia, tienen los jóvenes sujetos de esta investigación.

Más que afirmaciones contundentes, quiero concluir con preguntas que incentiven una reflexión que nos permita mantener el análisis y el diálogo continuo.

En primer lugar, llama la atención algo que parece una regla necesaria e implícita en estos grupos: mantener un tamaño pequeño, pero impactar lo más ampliamente en la opinión pública o en el número de adeptos. Este número reducido ¿nos habla de que el impacto social no depende del tamaño sino de la capacidad de incidencia del grupo?, ¿se prefiere multiplicarse en grupos pequeños y actuar como red para evitar conflictos en la toma de decisiones?

Una segunda línea de reflexión está en relación con la peculiar configuración de prácticas y creencias con las que se identifican los jóvenes activistas, lo que difícilmente se puede colocar en el ámbito exclusivo de la paradoja que señala Beck (2002) sobre una postura “apolítica altamente política”, que se expresa en una rebelión contra el embrutecimiento y las obligaciones; pero ciertamente tampoco son prácticas que muestran un regreso a la política limitada a sus instituciones formales. Es decir, se interesan y demandan un diálogo con la autoridad, pero saben que por ese camino van a lograr poco. Reconocen las instituciones formales de la política, pero esperan casi nada de ellas. ¿Cómo se explica esta especie de búsqueda de equilibrio entre las vías legales y las alternas, entre el diálogo y la contestación, entre la aceptación de la regulación y la emancipación calculada?

 


Notas:

* Este es un artículo corto que forma parte de una investigación titulada Jóvenes y cultura política en Guadalajara: Movimientos sociales urbanos como prácticas que expresan formas diferentes de asumir la ciudadanía, que la autora realiza desde septiembre de 2009 para obtener el grado de Doctora en Ciencias Sociales por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Ciesas Occidente, Guadalajara, Jalisco, México. Número de registro 88777.

1 “Agilizador vehicular” se le llamó a la idea de mantener el flujo constante de autos en una de las principales avenidas de la ciudad, permitiendo el cruce de peatones y autos por breves momentos.

2 Entrevista con Jesús Carlos, integrante de Ciudad para todos, realizada el 18 de noviembre de 2009, en el Campamento del Puente Atirantado.

3 Diario de campo, plática con Jesús Carlos, el 17 de noviembre de 2010.

4 Entrevista con Patricia Karenina integrante de GDL en bici, realizad el 24 de noviembre en el Iteso.

5 En http://www.gdlenbici.org/index.php?option=com_content&task=v iew&id=107&Itemid=98 Consultado 12 de mayo de 2011.

6 El primero es una actividad mensual en la que se facilita el préstamo de una bicicleta para trasladarse a un teatro de la ciudad donde se presenta una obra. El segundo consiste en el préstamo de bicicletas gratuitas en ciertos puntos de la ciudad.

7 Entrevista con Luis Guillermo integrante de Ciudad Alterna, realizada el 1 de diciembre de 2008 y el 4 de noviembre en el Iteso.

8 Entrevista con Luis Guillermo integrante de Ciudad Alterna, realizada el 1 de diciembre de 2008 y el 4 de noviembre en el Iteso.

9 Entrevista con María, de Ciudad alterna, realizada el 12 de noviembre a las 12:00 horas, en el Taller de pintura donde ella trabaja.

10 Ibid.

11 http://www.youthforpt.org/?p=591 Consultado 10 de enero de 2011.

12 Entrevista con Javier, de Metro GDL, realizada el 13 de noviembre de 2008 y el 29 de octubre a en el Campamento del Puente Atirantado.

13 http://www.metrogdl.org/?page_id=10, Consultado 15 de enero de 2011.

14 Entrevista a Javier, de Metro GDL, realizada el 29 de octubre 2009 en el Campamento del Puente Atirantado.

15 Entrevista a Beto y Adrián, integrantes del Comité Salvabosque Tigre II realizada en la casa de los entrevistados el 3 de febrero de 2010.

16 Ibidem.


 

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    Referencia para citar este artículo: Morfín, C. (2011). Jóvenes en acciones colectivas y movimientos sociales para redefinir los espacios públicos y las prácticas ciudadanas. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 1 (9), pp. 61-79.

     


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