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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715Xversão On-line ISSN 2027-7679

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv v.9 n.1 Manizales jan./jun. 2011

 

 

Segunda Sección: Estudios e Investigaciones

 

 

Reflexividad dialógica en el estudio de jóvenes y prácticas políticas*

 

Dialógica reflexividade no estudo de jóvenes y práticas políticas

 

Dialogic reflexivity in the study of youth and political practices

 

 

Alfredo Ghiso1, Catalina María Tabares-Ochoa2

 

1 Maestro en Español y Literatura. Especialista en Desarrollo Social y Educación de adultos. Coordinador del grupo de Investigación Laboratorio Universitario de Estudios Sociales de la Fundación Universitaria Luis Amigó. Profesor de la universidad de Antioquia. Correo electrónico: aghiso@funlam.edu.co

2 Socióloga. Magíster en Educación y Desarrollo Humano, Universidad de Manizales – Cinde. Profesora del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia e investigadora de la línea Acción colectiva, culturas políticas y ciudadanías, del grupo Estudios Políticos. Correo electrónico: catalina.tabares@udea.edu.co

 

 

Artículo recibido en diciembre 17 de 2010; artículo aceptado en abril 11 de 2011 (Eds.)

 


Resumen:

Tradicionalmente los métodos cualitativos se han ocupado de las prácticas de los sujetos, describiendo sus acciones, expresiones y discursos. Sin embargo, es necesario innovar metodologías que aborden los sentidos y significados que los sujetos otorgan a sus prácticas, generando en el proceso investigativo reflexiones que permitan potenciarlas.

La reflexividad dialógica, comprendida como la capacidad de los sujetos para interrogar lo dicho, lo hecho y lo pensado, la asumimos como una opción metodológica que permite abordar memorias, prácticas y discursos en sus múltiples formas expresivas. El conocimiento logrado por medio de dispositivos metodológicos dialógicos como la observación participante, el taller, la entrevista y las tertulias, permite al sujeto conocido su develamiento y autorreconocimiento en el proceso de investigación.

Palabras clave: Reflexividad dialógica, investigación cualitativa, jóvenes, prácticas políticas, discursos.


Resumo:

Os métodos qualitativos tradicionalmente se centram sobre as práticas dos sujeitos por meio das descrições de suas ações, expressões e discursos. No entanto, é necessário inovar as metodologias que abordam os significados que os sujeitos atribuem às suas práticas. Neste sentido, o propósito desta metodologia é evidenciar um novo processo de investigação crítica que permita uma reflexão coletiva entre os sujeitos analisados.

Dialógica reflexividade, entendida como a capacidade dos indivíduos para questionar o que foi dito, feito e pensado, entendê-la como uma abordagem metodológica que permite refletir nas memórias, práticas e discursos em suas múltiplas formas de expressão. O conhecimento adquirido pelos dispositivos metodológicos dialógicos como a observação participante, entrevistas e grupos de discussões, permite ao sujeito conhecer e se autoreconhecer- se no processo de investigação.

Palavras-chave: Dialógica reflexiva, investigação qualitativa, jovens, práticas políticas, discursos.


Abstract:

Qualitative methods have focused, traditionally, on the practices of subjects, describing their experiences, expressions and discourses. However, it is necessary to innovate methodologies that address the senses and meanings that subjects give to their own experiences, to achieve reflection in the investigative process and enhance those practices.

Dialogic reflexivity, understood as the ability of individuals to question what was said, done and thought, represents a methodological approach that allows to tackle memories, practices and discourses in their multiple forms of expression. The knowledge gained through dialogic methodological tools such as participant observation, workshops, interviews and focus groups, enables the subject to know its unveiling and self-recognition in the research process.

Key words: Dialogic reflexivity, Qualitative methods, youth, political practices, discourses.


 

1. Introducción

 

El abordaje de la investigación "Jóvenes, formación política y participación democrática", financiada por Colciencias y desarrollada por la línea de investigación "Acción colectiva, culturas políticas y ciudadanías" del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, demandó un diseño metodológico acorde con la perspectiva investigativa de la reflexividad dialógica, que se asumió como una estrategia para construir conocimiento científico participativamente y a la vez potenciar las prácticas y discursos de los sujetos involucrados.

Ante un grupo de jóvenes diversos, irreverentes, creativos, críticos y autocríticos, además renuentes a la institucionalidad, lo que por supuesto incluye al equipo investigador1, nos vimos interpelados a la construcción de un diseño metodológico en el que los dispositivos permitieran no sólo develar los sentidos y significados expresados en sus discursos y prácticas políticas, sino también seducir a los jóvenes y a las jóvenes generando en ellos y en ellas interés por participar de la investigación; invitarlos e invitarlas a hacer parte de un proceso que les permitiera reconstruir y reflexionar sus prácticas se mostró relevante para ellos y ellas, más allá del aporte que en términos de información podían hacer al estudio. En el trabajo de campo y presentación de los resultados se evidenció que la metodología aplicada propició "una mirada hacia adentro" de los grupos y, a su vez, una exposición pública (entre ellos) de esa mirada, lo que para algunas experiencias implicó exponer sus contradicciones internas, asumir cuestionamientos en sus formas de actuación y enfrentar debates en sus organizaciones.

En este artículo damos cuenta de las claves metodológicas con las que buscamos dar respuesta a la pregunta central de la investigación: ¿Cuáles son los discursos con los que los sujetos jóvenes reconfiguran la política?; pero antes hacemos una ubicación del problema de investigación y sus hallazgos principales.

La indagación partió de reconocer la existencia de discursos alternativos que expresan lecturas y prácticas políticas que se dan más allá de los ámbitos tradicionales, institucionales o partidistas que, con otros matices propuestos por los sujetos jóvenes, reconfiguran y generan nuevos significados. En este sentido, la investigación se distancia de un enfoque de la política asociado meramente al Estado y sus mecanismos formales e institucionales de participación, para dar cabida a experiencias de jóvenes que luchan por reconfigurar la política con sus acciones y sus discursos.

El grupo de investigación se acercó, en la ciudad de Medellín, a ocho experiencias juveniles en las que, por medio de la pintura, el graffiti, las prácticas vegetarianas, el performance, el baile, la música, entre otras expresiones, los jóvenes y las jóvenes manifiestan su inconformidad con la política tradicional y proponen otras maneras de ampliación de la esfera pública. Preguntas centrales como: ¿Cuales son los discursos y formas de organización de los jóvenes y de las jóvenes que potencialmente renuevan las prácticas políticas? ¿Cómo perciben las agrupaciones de jóvenes las dinámicas de exclusión y/o reconocimiento que se presentan en sus contextos? ¿Cuáles son los sentidos políticos que los jóvenes y las jóvenes otorgan a sus prácticas de organización y de expresión?, acompañadas de enfoques teóricos que ubican la política como relación social no limitada al Estado, a sus instituciones y a la representación, requirieron un diseño metodológico contextualizado y coherente con los sujetos participantes, con el objeto de la investigación y con los referentes teóricos.

Entre los hallazgos centrales del estudio2 se encuentra la denuncia que los jóvenes y las jóvenes hacen de su malestar con la sociedad y la política, referido al reconocimiento de su contexto social político y económico considerado problemático y a la necesidad de emprender acciones para su transformación; la creación y alimentación de redes sociales es un elemento central que potencia sus acciones políticas; en este sentido, el encuentro con grupos de pares significó en algunos casos conocer y en otros reconocer los distintos caminos que jóvenes de la ciudad de Medellín toman para contribuir al cambio de prácticas políticas de las cuales se distancian.

La diversidad de subjetividades es reivindicada por estos jóvenes, quienes apelan a la libertad y a la autonomía para poner en cuestión el orden establecido; reconocen que hoy pueden entablar diálogos y emprender acciones con diferentes grupos; es así como una banda de punk, un colectivo de Hip Hop y un grupo de ecologistas tienen puntos de encuentro en el objetivo común de modificar comportamientos y actitudes que encuentran problemáticas en la sociedad. Los grupos acuden a marcos interpretativos e ideológicos para explicar la complejidad social que los circunda; sus discursos no se reducen a la dicotomía izquierda - derecha, apelan al feminismo, el ecologismo, el vegetarianismo, al antimilitarismo, al anarquismo, al humanismo, y nutren sus propuestas con la educación popular (Hurtado, 2010).

Los resultados de la investigación sugieren "interpretar las luchas por el reconocimiento de los jóvenes como un esfuerzo por profundizar la democracia, al promover el pluralismo y la utilización de los medios de comunicación para difundir, justificar y posicionar las subjetividades negadas" (Restrepo, 2010, p. 181).

Expuestos algunos elementos contextuales de la investigación, pasamos a presentar las claves que fundamentan una propuesta metodológica que asume la reflexividad dialógica reconociendo que los caminos hermenéuticos propios del "proceso de interacción, diferenciación y reciprocidad, entre la reflexividad del sujeto cognoscente -sentido común, teoría, modelo explicativo de conexiones tendenciales - y la de los actores o sujetos objeto de la investigación" (Guber, 2004, p.87), son también el "reconocimiento de la capacidad del sujeto conocido de hacer significativa la acción social y a la vez reflexionar sobre ella" (Vasilachis, 2003, p. 30).

La adopción de la reflexividad exige prestar atención tanto a los términos que los jóvenes y las jóvenes utilizan para calificar sus acciones como a las fuentes de conocimiento que proveen de sentido el ejercicio enunciativo. La reflexividad dialógica como nudo metodológico permite tejer la red de pasos, momentos y acciones que configuran la investigación. Los jóvenes y las jóvenes son los protagonistas en la construcción de respuestas a la pregunta orientadora del estudio, pero también tienen un papel relevante en el diseño de instrumentos para la generación de información. La flexibilidad de la propuesta metodológica permitió ir realizando cambios en las formas de abordar los encuentros; los comentarios y apreciaciones de los participantes influyeron en los espacios de encuentro posteriores y en las técnicas utilizadas.

La reflexividad en este caso permitió la problematización de la teoría, de los investigadores e investigadoras y de los jóvenes, quienes en el proceso de investigación no sólo dieron cuenta de sus memorias, de sus prácticas y de sus formas expresivas en relación con la política, sino que también las interrogaron intentando descubrir los sentidos que subyacen en ellas. Para que esto fuera posible, se hizo necesario indagar antes que las acciones políticas públicas de los sujetos jóvenes, sus motivos para conformar los grupos de los que hoy hacen parte y las formas de relacionarse en éstos. Para la indagación de los motivos, acudimos al diseño de talleres de la memoria, con preguntas como ¿qué hechos, circunstancias, y situaciones del contexto influyeron en la conformación del grupo? ¿cuáles fueron los malestares frente a los cuales decidieron actuar? Los grupos evocaron los motivos que derivaron en su conformación y los contextos que dieron origen a sus experiencias; el resultado de esta indagación se plasmó en murales que con distintos materiales cada grupo elaboró.

En el texto presentamos en un primer momento la opción hermenéutica como aquella que permite a través del núcleo histórico, núcleo territorial y núcleo de la práctica, leer, comprender e interpretar las experiencias de los jóvenes y de las jóvenes; después brindamos algunas claves con el fin de ubicar teóricamente la reflexividad dialógica, para finalmente entrar a reconocer cómo se tejió el hilo que configuró la trama metodológica de la investigación, es decir, de la reflexividad dialógica.

 

2. La opción hermenéutica

La hermenéutica es entendida en esta investigación como la opción y el camino que permite tematizar, relacionar, contextualizar, comprender y problematizar los relatos y expresiones que los jóvenes y las jóvenes generan sobre sus prácticas. Esta elección enfatiza lo relacional, la interacción entre sujeto cognoscente y sujeto conocido, en el encuentro donde se reconocen haciendo parte de un proceso de construcción de conocimientos y de un todo social donde se influyen mutuamente. Comprender la propuesta metodológica desde la hermenéutica lleva a identificar el papel particular de los sujetos que participan en la indagación, reconociéndose en complementariedad, en circularidades discursivas y en prácticas de construcción de conocimientos caracterizadas por la diversidad y la dialéctica propias de lo dialógico. En este sentido, nuestro acercamiento a los jóvenes lo hicimos rompiendo con la tradicional figura de investigador como portador del conocimiento; hubo relaciones de cercanía y confianza que propiciaron la profundización en la información generada.

El proceso investigativo desarrollado, se caracteriza por una "hermenéutica doble" (Giddens, 1997, p. 21) orientada a descubrir significados y sentidos, a comprender y explicar experiencias organizativas y de acción política, apuntando más allá de la racionalización o evaluación de intenciones, razones y motivos; para mayor claridad metodológica de lo que se está proponiendo, se retoman textualmente los planteamientos del sociólogo inglés, cuando señala:

    Para apreciar la validez de estas ideas es preciso ir más allá de la temática tratada en 'las nuevas reglas sobre el concepto de hermenéutica doble, y no tanto con respecto al sentido de 'doble' cuanto al de hermenéutica. La idea de la hermenéutica doble es en parte lógica y en parte empírica. Toda vivencia social es incuestionablemente hermenéutica, en esta acepción: poder describir lo que alguien hace en un contexto dado significa saber lo que el agente o los agentes mismos saben y aplican en la constitución de sus actividades. Es ser capaz (en principio) de ser con: un saber mutuo, compartido por los participantes y por sus observadores de la ciencia social. He ahí el lado lógico de la hermenéutica doble. Los actores legos son seres que vehiculizan conceptos, los que forman parte constitutiva de lo que ellos hacen; los conceptos de las ciencias sociales no se pueden mantener aislados de su apropiación e incorporación potenciales en la acción cotidiana (Giddens, 1997, pp. 23-24).

Asumir la hermenéutica doble en el proceso investigativo llevó a resignificar el conocimiento científico desde el conocimiento cotidiano, superando simplificaciones, fragmentaciones y encapsulamientos, sobre todo en las presunciones de objetividad, verdad, acabamiento y neutralidad valórica; lo que pasa por la reflexividad y la toma de conciencia de las configuraciones histórico/ culturales, de las formas de expresar la realidad, de las elecciones y apuestas y del papel que tanto jóvenes como investigadores e investigadoras desempeñan en el proceso de construcción de conocimiento.

La investigación, entonces, se concreta en pasos, actividades y tareas caracterizadas por ambientes y dinámicas dialógicas que permiten el desarrollo de momentos descriptivos, narrativos, explicativos e interpretativos de la práctica política de los jóvenes y de las jóvenes. Desde una perspectiva hermenéutica, la investigación se ocupa de la realidad, de quehaceres sociales y culturales, de prácticas políticas juveniles que implican sentidos, normas y formas de ejercer el poder, que se expresan y están constituidas dentro de contextos que operan como marcos significativos para los actores y dando cuenta de esquemas interpretativos complejos de la actividad política de los grupos juveniles.3 Este enfoque hermenéutico consta de tres núcleos: el núcleo histórico, el núcleo territorial y el núcleo de la práctica, los cuales se desarrollan a continuación:

Núcleo Histórico.

Relaciona los relatos sobre las experiencias y las prácticas políticas juveniles con hitos, sucesos, acontecimientos, y sus repercusiones en contextos, entornos, colectivos y sujetos.

Las prácticas, las opciones e intereses que las fundan se comprenden y valoran con relación al contexto histórico, a las tensiones entre pasado, presente y futuro que configuran hechos y actores. Reconocer la dimensión histórica, la multidimensionalidad del tiempo de las ideas y las prácticas políticas, permite a los jóvenes y a las jóvenes encontrarse con vertientes, tradiciones y tránsitos del ejercicio del poder, de la toma de decisiones, de los modelos de sociedad marcados por continuidades y rupturas, muchas de ellas invisibles y latentes; las que en el proceso de investigación ganan en profundidad y sentido.

En la investigación hicimos talleres de la memoria; en este espacio los jóvenes y las jóvenes relataron las circunstancias que los llevaron a tomar la decisión de unirse con otros para emprender acciones que irrumpieran con la serie de la cual estaban haciendo parte (Foucault, 2002). En las narraciones se evidenciaron situaciones de dominio y exclusión a las que los sujetos jóvenes se oponían, y relataron la violencia de la que han sido víctimas y victimarios; uno de los jóvenes plantea: "Fue una época difícil, muchos jóvenes tenían que irse a pueblos por amenazas provenientes de los paramilitares" (Taller contextos generadores con integrantes de grupos participantes). La ausencia de espacios de participación, las condiciones de miseria de sus barrios, vicios de la política tradicional como la corrupción, el clientelismo, los nexos de funcionarios públicos y la iglesia con actores armados, entre otras situaciones. Un joven lo enuncia de la siguiente manera:

    "[…] la aparición de diversas formas de violencia, tanto en el ámbito rural como urbano. Surgieron los grupos de justicia privada, las milicias, el sicariato. Fue justamente esta situación la que exigió una nueva expresividad musical. El rock era el sonido a imponerse, con el que una gran cantidad de jóvenes se identificaron. (Taller contextos generadores con integrantes de grupos participantes).

Justificaron entonces sus acciones presentes haciendo referencia a su inconformidad con el pasado; se remontaron a la marca que para ellos dejó la violencia de los años 80 y 90 en la ciudad de Medellín, hicieron mención a la desaparición y asesinato de líderes y amigos de sus barrios; pero en esa inconformidad también hay una visión de futuro, están convencidos de la necesidad de generar propuestas tendientes a la transformación de su realidad.

Según lo enunciado no es posible comprender la temporalidad en la construcción de lo social si se asumen el presente, el pasado o el futuro como puntos-momentos aislados, sin interpretarlos desde una conexión con los contextos históricos y desde una opción de futuro, que contextualice su existencia en relación con etapas precedentes y con sus potencialidades de continuidad.

Investigar las prácticas sociales, culturales y políticas implica reconocer la multidimensionalidad o la bi-dimensionalidad y descubrir la "ratio cognoscendi del tiempo", su fundamento oculto, la diferenciación en dos vertientes: la de los presentes que pasan, en la sucesión, y la de los pasados que se conservan, en la duración. Agrega Deleuze:

    En la primera, el presente se distingue de las otras dimensiones temporales por ser expresión de algo que deja de ser presente cuando es reemplazado por 'otra cosa' […] En la segunda vertiente, la de los pasados que se conservan, radica propiamente la dinámica temporal de la historia. Aquí, el presente ensanchado, desprendido de su propia actualidad, permite una lectura vertical o en profundidad de un solo y mismo acontecimiento que 'se prepara, llega y se disipa', y que 'ya no se confunde con el espacio que le sirve de lugar, ni con el actual presente que pasa'. No hay un futuro, un presente y un pasado sucesivos, conforme el paso explícito de los presentes que discernimos. Hay más bien, como lo quería Agustín, tiempo interior del acontecimiento en la implicación simultánea de tres tipos de presentes -el futuro, el pasado y el propio presente- que permiten que 'las puntas del presente' se asomen en el campo formado por los pasados acumulados en cada ahora (Deleuze, 1987, p. 193).

Para el análisis de las experiencias, el estudio parte de tres ejes sobre los cuales gira la conformación del reconocimiento: el recuerdo, entendido como la capacidad de memoria y evocación de los motivos que condujeron a la conformación de la organización juvenil; el presente, entendido como las motivaciones actuales y de contexto para mantener el vínculo con la agrupación y, la promesa, referida a la idea que los jóvenes y las jóvenes tienen de la sociedad futura.

En el presente, el aquí y ahora, los sujetos jóvenes constituyen su identidad personal y colectiva enfrentando el señalamiento y la estigmatización que algunas instituciones y adultos ponen sobre ellos porque "se salen de la fila" y empiezan a constituir y promover otras formas de subjetividad, a la vez que cuestionan los patrones tradicionales de las relaciones sociales. En el presente la conformación del Yo y del Nosotros está bajo el signo de la tensión, de la etiqueta que unos a otros se cuelgan con la intención de lograr desmotivar el impulso inicial que condujo a los jóvenes y a las jóvenes a la organización.

Núcleo Territorial

El núcleo territorial expresa, describe y comprende los ámbitos de las prácticas políticas, los espacios prolongados en los que se ubican los procesos organizativos, los espacios internos y externos, así como aquellos en los que se genera, se permite o se impiden movimientos, tránsitos; los espacios marcados por señales emocionales, por luchas o recuerdos, en los que confluyen las cargas de sentido, algunos portadores de confianzas, otros promotores de desconfianzas; algunos garantes de vida y otros lugares de muerte.

Los espacios de la acción adquieren trascendencia para los investigadores e investigadoras, quienes ponen su mirada no sólo en los sujetos y las acciones, sino también en los lugares habitados como lo menciona este autor:

    Los tiempos pasan y los contextos donde se despliegan las representaciones y prácticas políticas juveniles mutaron considerablemente. Los rasgos de época merecen ser pensados a partir de la inclusión de otra pregunta para referir más a la indagación en torno a ¿dónde soy? La elección de este tipo de abordaje implica cambiar el lente de observación para preguntarse menos quiénes son estos jóvenes y más por los lugares donde circulan y los espacios en que se encuentran con otros y otras jóvenes (Núñez, 2008, p. 149)

En los textos juveniles que dan cuenta de prácticas políticas, la investigación descubre los espacios de la voz y del silencio, los espacios reales y virtuales, los del diálogo y la censura. Investigadores e investigadoras y jóvenes se mueven entonces en espacios, ambientes y entornos polivalentes donde los sujetos jóvenes se configuran como tales, se distancian o se acercan, se observan o se niegan, se encuentran o se alejan. En este sentido, los jóvenes y las jóvenes construyen y dan vida a los espacios que habitan: la sede, el ensayadero, la huerta; llevan su sello con graffitis, calcomanías, pinturas, señales que demarcan usos y límites. Allí se reúnen, ponen sus propias reglas, dialogan y planean sus acciones; nuestro primer paso dado en la investigación para conocer las experiencias juveniles consistió en el acercamiento a sus espacios cotidianos; allí, por medio de la observación participante, caracterizamos estos espacios producto de la lucha de jóvenes que sin recursos económicos logran apropiarse de espacios físicos y políticos.

La calle y el parque, como escenarios públicos en los que toma vida la política4, les permiten dar a conocer sus discursos por medio de expresiones artísticas y puestas en escena -el baile, el performance5, la obra de teatro, el concierto6 o la olla comunitaria-, que hacen que los espacios se conviertan en una de las dimensiones configuradoras de la práctica política de los sujetos jóvenes, y ayudan a la comprensión de las mismas y de sus ámbitos caracterizados por el conflicto o la convivencia. Una de las participantes de la investigación expresa:

    […] la calle es el parche de amigos, todos podíamos estar en ella y conspirar, tomarse la calle, el espacio público mediante una comparsa no sólo fue el detonante de la Red, en la que se unieron 80 organizaciones de jóvenes, sino que era la manera de irrumpir el silencio (Taller contextos generadores con integrantes de grupos participantes).

Núcleo de la práctica

Al proponer la práctica como eje del proceso de investigación, se alejan las miradas unilaterales y entrópicas de las ideas y de las opciones políticas propias. La práctica, como eje del relato, lleva a que el proceso comprensivo interrogue y recree los sentidos, a la vez que potencia sinergias desde los intercambios (reales o virtuales) y los encuentros (observación participante, talleres, tertulias) entre los jóvenes involucrados en los procesos. Es así como los participantes y las participantes de la investigación reconocieron las prácticas políticas de sus pares; en ocasiones las cuestionaron y problematizaron, en otras, las apropiaron y potenciaron, e incluso emprendieron y siguen emprendiendo acciones conjuntas.7

El proceso investigativo operativiza su opción comprensiva al buscar divergencias y convergencias de sentido, al dinamizar ambientes de búsqueda de consensos sin desconocer las áreas de disenso, al promover reflexividades que permitan deconstruir y reconstruir los relatos sobre el hacer político y los sentidos que en él se generan y expresan. Reconocer este núcleo permite que en la investigación se identifiquen y caractericen los espacios, intensiones, acciones y tensiones colectivas que pueden potenciar la reflexividad política de los jóvenes y de las jóvenes.

La práctica política como eje del proceso investigativo permite el paso de la idea y de la opinión, a la expresión y comprensión contextuada y crítica de la misma, dando paso a la producción de un conocimiento plausible sobre el quehacer político juvenil; se ponen así de manifiesto los "esquemas interpretativos mediante los cuales los actores constituyen y comprenden la vida social en tanto provista de sentido" (Giddens, 1997, p. 142). Es en la interacción reflexiva que se descubren las aristas del quehacer político, sus alcances y límites. Así, en el caso de la investigación, la presencia de "otros" como pares de los jóvenes, alimentó el diálogo entre investigadores e investigadoras y sujetos participantes. Fue usual que en medio de los encuentros, los sentidos y significados de las prácticas políticas fueran emergiendo y configurándose en el acto de la conversación: mientras uno de los grupos tomaba de la experiencia de otro con el fin de explicar y ampliar su perspectiva, otro la interpelaba, lo que a su vez enriquecía el diálogo.

El diálogo se hizo extensivo a los tiempos en los que no hubo encuentros presenciales; en ocasiones los participantes nos escribieron correos electrónicos en los que profundizaban sus planteamientos; así sucedió después de una tertulia cuyo objetivo era conocer las aspiraciones, propuestas y utopías que los grupos han construido como alternativas a la cultura política tradicional:

    Hola cata!!! quede rabón con la idea que no pude expresar, en los momentos de discusión a uno se le pasan muchas cosas que quisiera decir, o pasa también que las ideas se escapan de la punta de la lengua, son escurridizas. La idea era esta ¿por que algunos jóvenes expresan su desacuerdo y otros no?…si era esta?

    la violencia en el país tiene una trayectoria histórica y los escenarios en los que los jóvenes se enfrentan están, y estarán configurados desde diversas evoluciones de la guerra, en este contexto guerrerista, los jóvenes buscan vivir al margen de la guerra, de la violencia generalizada, del sadismo estatal, al margen de la profunda crisis económica, de la corrupción política, del secuestro, del desplazamiento forzado, por esto lo que viven los jóvenes en algunos escenarios urbanos es una actitud de negación, pero esta no debe tomarse o interpretarse como negativa, ni de indiferencia, sino como un esfuerzo de atarse a la vida como pueden. con un futuro incierto toca instalarse en el presente con toda intensidad, y esto debe ser leído como una acción afirmativa; y vivir una vida con acciones afirmativas, es un propósito político (Correo electrónico escrito por integrante de uno de los grupos participantes).

La reflexividad dialógica

    […] supone un replanteo de la forma y el modo de producir conocimiento social, tomando distancia de posiciones positivistas como subjetivistas y asumiendo la capacidad reflexiva de los sujetos, que permite acceder a las interpretaciones acerca del mundo social en que se desenvuelve su existencia (Ameigeiras, 2006, p. 115).

Esto implica, como lo hemos venido planteando, el reconocimiento de la capacidad interpretativa de los sujetos para explicar su propia realidad. El diálogo aquí es comprendido como

    […] la dinámica que permite el encuentro entre los sujetos y de éstos con el mundo para la tarea común del saber y actuar; no presupone la uniformidad de los sujetos; más bien exige que sean diversos para que se puedan enriquecer recíprocamente desde sus diferentes saberes, de igual manera requiere de humildad, confianza y respeto, reconociendo que nadie lo sabe todo, nadie lo ignora todo (García, González, et al., 2002, p. 74).

     

3. Claves teóricas en torno a la reflexividad dialógica

En esta investigación asumimos la reflexividad con inspiración hermenéutica, por la cual el objeto sólo es definible en su relación con el sujeto. El presupuesto de reflexividad considera que un sistema está constituido por la interferencia recíproca entre la actividad del sistema objeto y la actividad objetivadora del sujeto.8 De ahí que el primer paso dado tras entablar diálogo con los sujetos participantes, haya sido la reconfiguración del tema de estudio, lo que a su vez tuvo incidencia en todo el proceso investigativo, incluyendo el diseño de técnicas o dispositivos para la generación de información, para la validación y para el análisis realizado. Esto explica la flexibilidad que asumimos los investigadores en el trasegar metodológico, estando atentos a la voz de los jóvenes y de las jóvenes con el fin de hacer los virajes necesarios para el óptimo desarrollo de la investigación.

Espina (2004, p. 19) señala que el sociólogo Jesús Ibáñez, en 1991, identifica diferentes niveles de reflexividad, que denomina y caracteriza de la siguiente manera:

Óntico: cuando se maneja un sistema material que no genera sentido. Aquí la interferencia se produce al medirlo.
Lógico: cuando se maneja un sistema formal que no genera sentido. La interferencia se produce al interpretarlo.
Óntico-lógico: cuando se manejan sistemas que conjugan ambos componentes. La interferencia se produce porque el sistema no puede aislarse del sujeto que lo maneja.
Epistémico: cuando manejamos un sistema óntico-lógico natural (un ser vivo) que produce sentido. La interferencia se produce entre la actividad objetivadora del sujeto y la actividad objetivadora limitada del objeto, entre las interpretaciones del medio operadas por el sujeto y por el objeto.
Autoreflexivo: cuando se manejan sistemas hablantes, que ejercen una actividad objetivadora o producción de sentido del mismo nivel que la del sujeto. La interferencia se produce entre las actividades objetivadoras del sujeto y el objeto, por reflexividad recíproca.

La investigación se desarrolla en el nivel autoreflexivo, porque en ella el conocimiento de la realidad social se entiende como construcción intersubjetiva, como ámbito de prácticas posibles, de opciones cuyos contenidos se materializan en quehaceres constructores de realidad, lo que no significa "subjetivismo", negación de lo objetivo, sino reafirmación, énfasis en la intervención de los sujetos en la configuración de lo social, de lo cultural, y en el carácter interaccional de lo sociopolítico y del conocimiento de lo social.

Ser coherente con lo anterior lleva a no aceptar la realidad social como determinada, o los hechos sociales y políticos como acabados; más bien se piensan como posibilidades históricas de acción donde el sujeto, al conocer, transforma y es transformado, concede significados, interpreta según estructuras preestablecidas que él produce, y esta acción de "significación", de "objetivación", forma parte también de la realidad. Se trata de un sujeto no determinado por sus circunstancias, un sujeto capaz de resistirse al contexto que intenta anularlo; en palabras de Zemelman (2004), un sujeto "constructor de historia", autónomo, crítico, con capacidad de incidir en su realidad.

Nuestra propuesta metodológica de investigación reafirma la realidad social como relacional, configurada en la interacción, en su complejidad, multidimensionalidad, dialéctica y diversidad.9 El sujeto se reconoce en una doble vía; el sujeto que investiga (cognoscente) y el sujeto que participa (conocido), ambos construyen conocimiento en un proceso dialógico de ida y vuelta en el que la interpelación convertida en pregunta estuvo presente para unos y para otros: los investigadores con sus objetivos y los participantes con sus cuestionamientos constantes referidos a los conceptos y a los marcos interpretativos propios del mundo académico. Los jóvenes cuestionaron conceptos con los que estaban siendo léidos por los investigadores, como el de ciudadanía y democracia, propiciando con esto discusiones teóricas que implicaron para unos (los investigadores) reconocer los límites de la teoría, y para otros (los jóvenes y las jóvenes) ampliar las lecturas clásicas acercándose a las nuevas conceptualizaciones de la política.

 

4. Reflexividad, el hilo que configura la trama metodológica

El principio según el cual "la investigación no se hace 'sobre' la población sino 'con' y 'a partir de ella'" (Guber, 2001, p. 41), acompañó el proceso investigativo, no sólo derivado de reflexiones planteadas por autores como Rosana Guber, Hugo Zemelman, Irene Vasilachis y Paulo Freire, quienes hacen hincapié en el reconocimiento del otro como sujeto portador de conocimientos, sentidos y significados; también fue reforzado por los discursos de los jóvenes y de las jóvenes referidos a sus procesos organizativos y formativos. Una de las participantes manifiesta:

    El poder sobre y el poder con, para nosotros es importante el poder con, la horizontalidad, no se trata de negar el poder porque siempre existirá, sino de ejercerlo de otra manera, de una horizontal que opera basada en la confianza, aunque la horizontalidad no es que todos estemos en todo. Por eso cada uno da lo que tiene y puede; y como el trabajo es voluntario es una cuestión de actitud. Es muy importante la reflexión constante para que se discuta el ejercicio del poder y así sacar los sin sabores (Intervención de una participante en la Tertulia rupturas).

Se parte de reconocer el papel activo del investigando en el proceso investigativo, por tanto se asume este sujeto como alguien que desarrolla una acción determinada y cuyos rasgos (fines, medios e impactos, entre otros) hacen considerarla, en primera instancia, valiosa. La acción ejercida por el investigando requiere justificaciones para llegar a ocupar y mantener un espacio real, porque los procedimientos de legitimaciones tienen exigencias verbales; es decir, las justificaciones toman la forma de palabras y de encadenamientos de sentidos de realidad (prácticas discursivas) y pretensiones de constitución de "mundos" cuyo alcance comunicativo y de acción están supeditados a los contextos que remite y en los cuales adquiere sentido aquello que se dice.

Puede observarse que la reflexividad evita la separación entre el decir y el hacer del investigando, asunto contrario a ciertos enfoques tradicionales de la investigación en ciencias sociales10; reconocer la acción relacionada con el decir, con las pretensiones de legitimidad del sujeto, hace visible el conocimiento del que dispone el investigando; es él quien conoce su realidad porque es protagonista de ella, por tanto, no es el investigador o investigadora el único que tiene la potestad para interpretarla. Desde la reflexividad, los sujetos emiten enunciados con una determinada carga informativa que necesariamente crea y remite a un contexto específico en el cual esa información puede llegar efectivamente a existir y a adquirir sentido. Según Rosana Guber, la relación entre el decir y el sentido que adquiere ese decir condicionado a un contexto, muestra que "los sujetos producen la racionalidad de sus acciones y transforman a la vida social en una realidad coherente y comprensible" (Guber, 2001, p. 46). De este modo, y para el caso de este estudio, la investigación de corte reflexivo debe estar atenta a la acción adelantada por los jóvenes y por las jóvenes, a la comprensión que ellos y ellas tienen de su acción, y a los medios utilizados para manifestar tal comprensión.

La reflexividad exige de esta forma aceptar que el otro tiene unos saberes e intereses que animan su acción y, a la vez, conduce a evidenciar las pretensiones que los sujetos tienen de que sus acciones sean consideradas como aceptables -legitimas- Sin embargo, este reconocimiento no implica para el investigador o investigadora aceptar como válida la acción y los conceptos empleados por el investigando; acá el reconocimiento recae sobre el hecho de aceptar que el investigando tiene aspiraciones, pues justamente en el proceso de investigación es esta validez la que está en juego. O sea, el investigador o investigadora entiende que el sujeto de la investigación tiene derecho a tener aspiraciones, intereses, entre otros aspectos, pero eso no es de por sí una aprobación de los contenidos y medios a los que éste aspira, ni mucho menos una validación incuestionable de la acción que despliega.11

Para alimentar constantemente la reflexividad entre investigadores y jóvenes, el diálogo se mantuvo después de realizado el trabajo de campo; con lo que el equipo denominó validación de información, se sostuvieron algunas reuniones con cada uno de los grupos en las que se conocieron las notas ampliadas12 y las notas densas13. En estas reuniones los grupos no sólo conocieron, previamente a la publicación de los resultados, las lecturas que estábamos haciendo de ellos; también problematizaron, ampliaron o profundizaron lo que allí se había planteado y aprehendieron nuestra comprensión de sus experiencias, lo que motivó reflexiones en sus agrupaciones14.

Del enfoque de la reflexividad, como lo mencionamos anteriormente, siguió el diseño de una estrategia metodológica que permitiera conjugar la acción, las prácticas discursivas y los conocimientos de los sujetos jóvenes y nuestros intereses como investigadores. En esta cuestión, el aporte de Foucault para la investigación fue fundamental, especialmente los planteamientos hechos en el texto El orden del discurso (2002). De allí se derivaron los principios de discontinuidad, especificidad, trastocamiento y exterioridad que sirvieron como lente para la lectura de las experiencias. De manera sintética, a continuación mencionamos cada uno de estos principios:

    Principio de discontinuidad: comprendido como la serie de situaciones, circunstancias y hechos de los cuales los jóvenes y las jóvenes están haciendo parte en el momento en el que deciden emprender la acción con otros. Metodológicamente este principio se concretó en el levantamiento de los contextos de exclusión relatados por los jóvenes y las jóvenes en los talleres de la memoria, y de los cuales se distancian.

    Principio de especificidad: En este principio se identifican las características y rasgos identitarios de los grupos, espacios de trabajo, configuración grupal, motivaciones para la acción y discursos. Para dar cuenta de esto, el grupo de investigación utilizó dispositivos como la observación participante y las entrevistas a profundidad.

    Principio de trastocamiento: Aquí se hace referencia a las acciones con las que los jóvenes y las jóvenes se distancian del orden establecido, de la dinámica y de la organización juvenil tradicional. Por medio de técnicas interactivas como sociodramas, historietas, la elaboración de pequeños videos, la observación participante y tertulias en las que se abordaban con integrantes de todos los grupos los temas de interés para la investigación, pudo darse cuenta, con este principio, de la pregunta de investigación ¿cuáles son los discursos con los que los jóvenes reconfiguran la política?

    Principio de exterioridad: Finalmente, en este principio hicimos referencia a los límites, condicionantes que le impone el orden social a las prácticas de los jóvenes y de las jóvenes, para lo cual utilizamos la contrastación teórica, la lectura permanente del contexto y la información generada en el trabajo de campo.

 

5. Reflexividad dialógica, escrituras, lenguajes y discursos

En la investigación realizada asumimos las descripciones y relatos de los sujetos jóvenes sobre sus experiencias, buscando dar cuenta de las relaciones que éstas tienen con el contexto en las que se configuraron. Es al develar y describir el carácter contextual de sus prácticas sociales y políticas que se reconoce, en el proceso investigativo participativo, la naturaleza histórica y cultural de ese hacer político presente. En relación con lo anterior, es importante considerar que "(…) describir una situación es construirla. La reflexividad designa las equivalencias entre la comprensión y la expresión de dicha comprensión" (Coulon, 1995, p. 44).

Las narrativas permiten expresar los diversos elementos configuradores de la experiencia política de los jóvenes y de las jóvenes, y ponen de manifiesto cómo éstos están relacionados entre sí y con la totalidad de la vida social y política que se desarrolla en el entorno local, regional y nacional. Los relatos que los jóvenes hacen de sus prácticas políticas durante la investigación, surgen en momentos marcados por la reflexividad dialógica y la introspección; en ellos recuerdan y realizan observaciones sobre sus quehaceres organizativos, estéticos, comunicativos, y específicamente políticos (denuncias, resistencia, demandas, entre otros), poniendo en relación la vida y la cotidianidad político cultural propia y la de otros.

La metodología cualitativa, marcada por la reflexividad dialógica, busca la presencia mediadora de las experiencias e historias de otros grupos juveniles (otredades). La opción epistemológica y metodológica de la investigación desarrollada, sospechó, desde sus inicios, que tanto el desarrollo de los textos descriptivos y narrativos, como el desarrollo de procesos comprensivos (interpretativos) colectivos, requieren de reflexividad, autoconocimiento y comprensión contextuada y crítica de las prácticas y percepciones propias y ajenas, donde otras formas de ser, estar, sentir y expresar las opciones políticas sean reconocidas, contrastadas y apropiadas críticamente por los jóvenes y las jóvenes participantes en el proceso investigativo.

Las narrativas y la reflexividad de los grupos de jóvenes y de investigadores e investigadoras convergen en momentos metodológicos marcados por el encuentro, el reconocimiento y el diálogo. Aquí, la "reflexividad del investigador se encuentra con la reflexividad del sujeto investigado, posibilitando una comprensión básica desde su singularidad como seres humanos" (Ameigeiras, 2006, p. 116). La palabra, y la experiencia propia y ajena, alcanzan significación y sentido en el diálogo; la objeción, la pregunta de los interlocutores e interlocutoras, evidencian ideologías y comprensiones. En la expresión narrativa los grupos prestan sus reflexiones sobre las experiencias interpelándose entre sí; los otros, a su vez desde sus relatos, son los que mueven a la reflexividad.

La comprensión del otro sólo es posible a través de sus manifestaciones. Es por medio de las expresiones, los textos, las gráficas, la palabra, los gestos que se puede encontrar, reconstruir, comprender e interpretar la experiencia de una práctica política, reconociendo a la vez su peculiaridad e identidad, como semejanza con la alteridad. Por ello es que en la propuesta investigativa desarrollada asumimos

    […] una reflexividad en la que están implicados todos los sujetos sociales, en el marco de la cual y a través de la cual no solo son capaces de reflexionar, sino también de explicar a los otros lo que hacen, tanto como comprender las explicaciones de los otros sobre lo que hacen (Ameigeiras, 2006, p. 115).

La reflexividad sobre las prácticas hace tránsito a través de imágenes, ideas y nociones, que al problematizarse en la interacción dialógica pueden asumirse como conocimientos plausibles de y sobre la acción política; es a partir de estos que se busca descubrir colectivamente los elementos configuradores del quehacer político de los jóvenes y de las jóvenes en un contexto social, cultural, ecológico, político y económico determinado. Esto es posible cuando en los procesos de reflexividad dialógica se crean "climas de seguridad, tensión intelectual, interés y confianza, que favorecen niveles de conceptualización de la experiencia que raramente aparecen en forma espontánea en la vida cotidiana" (González, 1999, p. 60).

Pero es claro que la reflexividad implícita en la dinámica de la autoaserción no esconde la alteridad que supone el ejercicio del "yo puedo", esto es, el paso de la potencialidad de la capacidad a su efectuación (del yo al nosotros); en una primera modalidad, del decir al ser oído; en una segunda, del poder-hacer al hacer mismo, es decir, que los acontecimientos ocurran en el mundo físico y social, procedimiento que implica en las relaciones intersubjetivas que los otros asuman el rol de obstáculo, de ayuda o de cooperante, cuestión que se resuelve en el campo conflictivo de los intereses de los sujetos y de las circunstancias en que entran en juego.

Para finalizar, reiteramos que enfrentarse a jóvenes críticos, pertenecientes a colectivos, que han reflexionado sobre la política, el sistema y el orden revelándose frente a él, nos impuso un reto, el de presentarnos frente a ellos y a ellas con una metodología atractiva, que les permitiera una participación activa en el proceso, que fuera más allá de la consecución de información o de la simple socialización de resultados al final de una investigación, que realmente los involucrara y potenciara su acción política. La pretensión entonces fue la de que en reflexividad ganáramos tanto los investigadores e investigadoras, como los sujetos jóvenes.

 


Notas:

* Este artículo de reflexión es resultado de la investigación "Jóvenes, participación política y formación democrática" realizada por el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia y el Iesco de la Universidad Central, con la cofinanciación de Colciencias; su duración fue de febrero de 2007 a febrero de 2009 (Código 160 -2000).

1 Algunos de los integrantes manifestaron prevención ante la presencia de un grupo de investigadores por experiencias previas en las que se sintieron "utilizados"; relataron que en otras ocasiones instituciones y personas habían acudido a ellos y a ellas con el fin de conseguir información, sin dar cuenta más adelante de los resultados del proceso; tampoco les regresaron materiales que ellos les habían facilitado. Esto dificultó en la primera fase el acercamiento y la creación de condiciones de confianza entre nosotros y los sujetos participantes de la investigación.

2 Se sugiere revisar los artículos "Los jóvenes de Medellín ¿ciudadanos apáticos?" de Deicy Hurtado Galeano y "Los jóvenes y sus luchas por el reconocimiento" de Adrián Restrepo Parra, publicados en la revista Nómadas N° 32 en los que se desarrollan los hallazgos de la investigación.

3 Estas ideas pueden ser profundizadas, ampliadas y puestas en un contexto disciplinar contemporáneo con la lectura de "las nuevas reglas del método sociológico", de Anthony Giddens.

4 Algunos autores hacen referencia a la "política de la calle", "que se ha visibilizado en el mundo de manera creciente desde fines del siglo pasado, no es un fenómeno nuevo para América Latina. La exclusión y/o falta de ciudadanía de significativos sectores sociales desde los tiempos mismos en que se constituyeron estas sociedades hizo de la interpelación a las autoridades desde la calle con motivos diversos —por ser único— un recurso recurrente" (López, Iñigo, Calveiro, 2008, p. 11).

5 Uno de los grupos relata que en el barrio Castilla (ubicado en la zona noroccidental de Medellín) ellos realizan con cierta frecuencia bazares, festivales, conciertos y performances que irrumpen en la cotidianidad del barrio con el fin de denunciar sus malestares con la sociedad y propiciar reflexiones en la comunidad.

6 Otro de los grupos cada año se "toma" sin permiso uno de los parques del centro de la ciudad para realizar allí el "antimili sonoro", conciertos antimilitaristas en el que agrupaciones de distintos géneros musicales como el Hip Hop, el punk, el metal y el reggae, expresan su inconformidad con la guerra.

7Uno de los resultados de la investigación mencionado en la introducción de este artículo tiene que ver con la creación de redes para emprender acciones. En los encuentros (talleres y tertulias) se consolidaron lazos entre los grupos que en la actualidad se reflejan en el emprendimiento de acciones conjuntas. Algunos de los integrantes mencionaron en la presentación de resultados del estudio, que haber hecho parte de este proceso había creado y fortalecido vínculos entre sus experiencias y las de otros para la acción.

8Para ampliar esta afirmación conviene retomar los textos de Pablo Navarro (1990) "Tipos de sistemas reflexivos". En: Suplementos Anthropos Nº 22, Barcelona.

9 Los planteamientos que aquí enunciamos de manera sintética, tienen sus raíces en las ideas del pensador latinoamericano Hugo Zemelman. En sus obras pueden alcanzar mayor desarrollo y fundamentación.

10 La acción ha sido considerada como el campo de trabajo propio de las ciencias sociales, al punto de pensarse que el papel de los estudiosos y estudiosas sociales radica en la explicación de los hechos a partir de un conocimiento de procedencia dudosamente objetiva, en tanto suele soslayar como una de las fuentes de ese conocimiento el saber propio del mundo de la vida; es decir, la costumbre en la investigación social conduce a una división social del conocimiento, al punto de pensar que por un lado existe una masa amorfa de personas que actúa, en el mejor de los casos, con intereses, pero de los cuales no tiene capacidad de dar cuenta. En esa perspectiva, el investigador o investigadora sería el encargado de verbalizar el sentido de la acción y, por necesidad, brindar legitimidad o abstenerse sobre la base de la objetividad —entendida como imparcialidad— provenida de la investidura del conocimiento científico.

11 En este sentido, la particularidad del científico social no radica en los métodos, pues éste está abocado a seguir las lógicas con las cuales los actores sociales producen sus realidades, sino más bien en "el control de la reflexividad y su articulación con la teoría social" (Guber, 2001, p. 47).

12 Documentos que condensaban los datos que los grupos en las observaciones, videos, material escrito, entrevistas, talleres y tertulias, habían suministrado.

13 Documentos escritos por nosotros que describían los contextos de origen de los grupos, sus acciones y discursos.

14 Uno de los grupos no estuvo de acuerdo con la información consignada y descrita por nosotros; por este motivo no publicamos los resultados de esta experiencia.

 


 

Lista de referencias

 

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Referencia para citar este artículo: Ghiso, A. & Tabares-Ochoa, C. M. (2011). Reflexividad dialógica en el estudio de jóvenes y prácticas políticas. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 1 (9), pp. 129 - 140.


 


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