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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715Xversão On-line ISSN 2027-7679

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv v.9 n.1 Manizales jan./jun. 2011

 

 

Segunda Sección: Estudios e Investigaciones

 

 

"Ciudadespacios" Recorridos y tránsitos de las prácticas culturales de jóvenes por la ciudad de Popayán*

 

"Cidadespaços" Percursos e trânsitos das práticas culturais de jovens pela cidade de Popayán

 

"Cityspaces" Routes and transit of youth cultural practices through Popayán

 

 

Deibar René Hurtado

Profesor Titular. Universidad del Cauca. Director grupo de investigación Urdimbre de la Universidad del Cauca. Doctor en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud de la Universidad de Manizales-Cinde. Profesor del Doctorado en Ciencias de la Educación de Rude-Colombia-sede Universidad del Cauca. Dirección postal: Doctorado en Ciencias de la Educación. Universidad del Cauca. Facultad de Ciencias Naturales, Exactas y de la Educación. Edificio Antiguo Liceo. Kra. 3ª Número 3N 100. Correo electrónico: deibarh@unicauca.edu.co, deibarh@yahoo.es.

 

 

Artículo recibido noviembre 5 de 2010; Artículo aceptado febrero 3 de 2011 (Eds.)

 

 


Resumen:

En el contexto de una ciudad como Popayán (Colombia), se hace muy interesante visibilizar cómo la práctica del skate bording, de la capoeira, del teatro, del death metal, y la práctica política en el movimiento estudiantil, se convierten en prácticas de subjetivación y en escenarios de configuración de imaginarios, en razón a que es a través de éstos que algunos jóvenes y algunas jóvenes se agrupan para compartir un interés común. Estas prácticas son generadoras de espacios y de itinerarios que implican la creación o la apropiación de la ciudad. Sin embargo, estos espacios tienen como característica que no están vinculados a un lugar o a un territorio en especial, sino que son parte de unos tránsitos que están marcados por la movilidad, la funcionalidad y la conveniencia.

Palabras clave: Ciudad, jóvenes, prácticas de subjetivación.


Resumo:

No contexto de uma cidade como Popayán (Colômbia), se torna muito interessante visualizar como a prática do skate, da capoeira, do teatro, do death metal e a prática política no movimento estudantil se convertem em práticas de subjetivação e em cenários de configuração de imaginários, em razão aos quais é que alguns jovens e algumas jovens se agrupam para compartilhar um interesse comum. Estas práticas são geradoras de espaços e de itinerários que implicam a criação ou a apropriação da cidade. Contudo, estes espaços têm como característica o fato de que não estão vinculados a um lugar ou a um território em especial, senão que são parte de trânsitos que estão marcados pela mobilidade, a funcionalidade e a conveniência.

Palavras-chave: Cidade, jovens, práticas de subjetivação.


Abstract:

In Popayán, the context of the city becomes very interesting to make visible how the practices of skate bording, capoeira, teather, death metal, and the political practice in the student’s movement become in subjectivation practices and settings of configuration of imaginary meanings, whose reason is why some grouped young people share common interests. These practices are generators of spaces and itineraries that involve the creation or appropriation of the city. However these spaces have as characteristic the fact they are not attached to a special place or territory, but are part of some transits marked by mobility, functionality, and fellowship.

Key words: City, young people, subjectivation practices.

 


 

No tiene sentido dividir las ciudades en estas dos clases (felices o
infelices), sino en otras dos: las que a través de los años y las mutaciones siguen
dando su forma a los deseos y aquellas en las que los deseos, o logran borrar la
ciudad, o son borrados por ella.

Italo Calvino

 

 

1. Metodología

Tipo de estudio:

Esta investigación la ubiqué dentro del enfoque cualitativo de investigación social, dado que comprendió las significaciones imaginarias en el contexto histórico donde éstas se producían, pero también desde el mundo de la vida de las jóvenes y los jóvenes. Mi interés se centró en comprender las prácticas sociales y la construcción de realidad social desde las perspectivas de los propios actores, desde su cotidianidad y desde sus vivencias, la mayoría de ellas relacionadas con el espacio urbano.

De acuerdo con las necesidades de la investigación, opté por el principio de complementariedad (Murcia & Jaramillo, 2000)1, debido a que los imaginarios eran múltiples y requería diferentes metodologías que han sido utilizadas por estudios emergentes cualitativos. La complementariedad la asumo en primer lugar como principio, en la medida en que recurre a nivel teórico a dar orientaciones epistemológicas para comprender la complejidad de la(s) realidad(es) sociales; podría ubicar la otra perspectiva de complementariedad en el diseño, al apoyar la interpretación de sentido en los diferentes momentos del proceso, desde la teoría sustantiva y desde la teoría formal con pretensión de validez, y también al optar por apoyarse en diferentes tradiciones metodológicas: Etnografía reflexiva, Hammersley y Atkinson (1994), Historia de vida, Creswell (1998) y Teoría fundada, Strauss y Corbin (2002), que permiten la utilización de herramientas propias de ellas.

Técnicas e instrumentos

Realicé en un primer momento cinco grupos focales con distintos grupos de jóvenes en la ciudad de Popayán. La información recogida la sismetaticé utilizando teoría fundada, y con las categorías emergentes procedí a desarrollar observación participante de las prácticas culturales seleccionadas2: diez historias de vida de los informantes y las informantes clave, entrevistas en profundidad, y la realización de un dibujo que fue por ellos posteriormente descrito. Una vez realicé la interpretación de sentido y definí las categorías, éstas las compartí con los informantes y las informantes clave, buscando darle mayor confiabilidad a mi interpretación y retroalimentarme con sus aportes.

 

2. "Ciudadespacios"

Es necesario en este momento, y de acuerdo con lo planteado anteriormente en relación con los tránsitos, aclarar la razón por la cual he usado el juego de palabras "ciudadespacios". Inicialmente debo resaltar que con la expresión "ciudades" en plural no estoy haciendo referencia a ciudades distintas sino, desde la perspectiva poética de Italo Calvino (1999, p. 60), a la forma en que «… a veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, que nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sí». Este sucederse sobre un mismo suelo, sólo es posible desde el andar por la ciudad, desde las trayectorias que afirman o transgreden, desde la experiencia de quien vive la ciudad, de quien la niega o se la apropia. La otra parte del juego de palabras es el espacio en plural (espacios), o sea aquello que De Certeau denominara el lugar practicado, ese cruzamiento de movilidades producido por «… las operaciones que lo orientan, lo circunstancian, lo temporalizan y lo llevan a funcionar como una unidad polivalente de programas conflictuales o de proximidades contractuales» (2000, p. 129).

Son los espacios que están vinculados con acciones y experiencias de sujetos históricos, en tanto tienen una existencia espacial. Pero a esta existencia espacial, puesta en el contexto de mi investigación, le es inherente el tránsito por la denominada "ciudad blanca", o por "la ciudad universitaria", denominación de Popayán a la cual le subyacen unos imaginarios sociales de pureza y religiosidad3, o de una ciudad para jóvenes en moratoria social4. Visibilizar estos tránsitos en esta ciudad, tiene la pretensión de contextualizar la relación entre ciudad y subjetividad; o sea, la manera como la ciudad los interpela, como la ciudad se vive, como se vive el espacio, donde el espacio es existencial y la existencia espacial5; una afectación mutua donde se ponen en escena elementos estilísticos, históricos, afectivos. Se trata de una ciudad que desde su relación centroperiferia, como desde su arquitectura, convierte sus espacios en lugares de enunciación. Así, las estructuras visibles y funcionales de la ciudad se constituyen en máquinas de sentido con efectos múltiples, que van desde el aplastamiento unificador a la re-singularización liberadora de la subjetividad individual y colectiva (Guattari, 1993). La ciudad se convierte en el espacio que posibilita la apertura o el bloqueo de prácticas de subjetivación6 y, por lo tanto, la emergencia de singulares formas de subjetividad.

Es entonces en estos tránsitos, en estas prácticas culturales y políticas, desde las cuales ellos y ellas habitan la ciudad y desde las cuales van configurando su subjetividad, sus vínculos, sus deseos, sus búsquedas. Líneas de fuga para salir de la estética católica, de la asfixia escolar, de la realidad vivida, de los problemas cotidianos. Espacios de libertad en los que pueden hacer lo que quieran y lo pueden hacer por gusto, donde pueden alcanzar el máximo nivel de actuación o de performance7, o igualmente la posibilidad de realizar la práctica sólo con el objeto de divertirse, de tener "la vivencia de un trance donde no los amarra nada". En fin, espacios de creación de productos comunicativos para expresar sus puntos de vista para llegar a otros y a otras desde una postura crítica.

Las prácticas de subjetivación se convierten en espacios de encuentro, en lugares para divertirse, para pasarla bien, para salir del estrés, pero también para soñar que otras cosas pueden ser posibles. En este sentido, el grupo permite el encuentro con otros y otras que están buscando o luchando por las mismas cosas, que están intentando cambiar la realidad que viven; pero en lo inmediato es el espacio para soñar sitios de práctica, de apoyo, y la posibilidad de ser respetados y respetadas y de tener una vida tranquila.

Igualmente resalto la contingencia de los compromisos que los unen y la diversidad de razones que los llevan a pertenecer a estos grupos de jóvenes, las dinámicas heterogéneas de relación y las maneras cambiantes en que ellos y ellas se van adaptando al grupo. Así mismo, es necesario acentuar que son espacios que no están vinculados al barrio, a la cuadra o a la esquina, sino que son lugares de práctica y de encuentro que se constituyen en su hábitat. De igual forma, es preciso resaltar que estos espacios no han sido propuestos por las industrias del ocio ni del consumo, como ha sucedido en la ciudad con los lugares de rumba, de los cuales podemos mencionar lo que fue "la noventa y cuarta"8 y posteriormente "la estación". Estos jóvenes y estas jóvenes han configurado una red de espacios que gozan de una cierta autonomía con relación a los lugares anteriormente mencionados; el consumo hace parte de sus dinámicas, de sus prácticas y de sus discursos, pero no juega un papel determinante en la configuración de sus espacios. Desde esta perspectiva se configuran otras ciudades dentro de la ciudad, otras ciudades más coloridas que se mixturan con la "ciudad blanca" y que la descentran en la dinámica de los tránsitos y recorridos propios de sus prácticas.

 

3. Crear y buscar espacios de encuentro. Formas de recorrer la ciudad.

Los territorios simbólicos configurados por los jóvenes y las jóvenes redefinen la ciudad desde las dinámicas propias de los grupos; esto implica no sólo la visibilidad que generan de ciertos lugares por donde transitan, sino la apropiación de espacios para la realización de sus prácticas o para sus encuentros. Entonces, casas, calles, parques, andenes, garajes, corredores universitarios, cafeterías, adquieren una nueva significación en función de sus intereses. De ahí que la noción de espacio público, en relación con la funcionalidad del lugar, puede que no coincida con los usos dados por los jóvenes y las jóvenes, razón por la cual en algunas ocasiones son expulsados. Ellos y ellas desean espacios de práctica, y no tenerlos los lleva a apropiárselos a su manera, así sean prohibidos; esto los hace sentir como realizando una práctica marginal en la cual se consideran excluidos. El siguiente testimonio lo refrenda:

    A mí me gustaría que más que un reconocimiento tuviéramos como la oportunidad de que nos dieran espacios para realizar la práctica, pero desafortunadamente aquí en este contexto no hay en dónde patinar; básicamente nos toca es la calle y no somos reconocidos por nadie […] entonces uno muchas veces es marginado porque golpea a la gente o porque la misma policía no deja patinar, bueno en este caso no se nota, pero cuando salimos a otros lugares donde son sitios, digámoslo así, prohibidos, nos sacan muy rápido (I:03/Gr: Skb/Tec: Ep/R:22/G:M)9.

La ciudad no tiene espacios diseñados para que ellos y ellas realicen su práctica; los espacios existentes son espacios públicos que ellos y ellas transforman en lugares adecuados, donde las prácticas hacen que se rompa el ordenamiento social de la ciudad. Algunos de los lugares de práctica son alquilados (salones y garajes), pero los preconceptos de los vecinos y vecinas (considerándolos como desocupados o drogadictos) o de la misma familia, la intensidad de la música y el ruido que producen, hace que de estos espacios también sean expulsados, así que de forma permanente están cambiándose de un lugar a otro. Otros informantes señalan:

    Ensayábamos por allá al frente de las Bethlemitas, eso se alquilaba por horas, después eso lo quitaron y ahí ni más, en la casa del guitarrista allá vamos a ensayar ahora (I:05/Gr:Dm/Tec:Hv/R:23/G:M).

    Que nos uniéramos y lo que yo siempre he tenido pensado, tener un sitio donde patinar, donde no nos echen, donde no nos saquen, donde tengamos nuestros módulos, no sé si ahora te distes (Sic) cuenta, nos van a echar del Parque de la salud también, entonces lo ideal sería un sitio específico para patinar (I:03/Gr:Skb/Tec:Ep/R:25/G:M).

Estos procesos de apropiación, trastrocamiento o desplazamiento en términos de la funcionalidad, se enfrentan a los procesos de racionalización de la ciudad que hace de ella un campo de operaciones programadas y controladas; pero al mismo tiempo son los jóvenes y las jóvenes quienes posibilitan el enriquecimiento del espacio con nuevos atributos:

    Pues sí, hay muchos lugares donde uno llega y siente como una buena energía (I:01/ Gr:Cp/Tec:Ep/R:95/G:F).

    Claro, digámoslo por la perfección del sitio para patinar, o sea, es perfecto para patinar, entonces uno se arriesga, es por eso, porque el lugar le da las condiciones precisas para hacer una práctica ideal (I:03/Gr:Skb/ Tec:Ep/R:24/G:M).

Para los jóvenes y las jóvenes, la búsqueda de espacios de reunión y de práctica es muy importante. Ellos y ellas deben desplazarse por la ciudad buscando lugares adecuados para la realización de sus prácticas; lugares donde puedan realizar sus actividades en cualquier momento y sin tener condicionamientos de ningún tipo, lo que implica libre acceso y posibilidad de hacer lo que se quiera, pero además en donde puedan guardar los implementos y encontrarse. La necesidad de estos espacios es una de las justificaciones de estos tránsitos y además una de las razones por las cuales ellos y ellas se sienten al margen de la configuración de la ciudad:

    Después nos quedamos escampando debajo de la caseta y mientras tanto realizamos un círculo para jugar con un balón de fútbol, hasta que un skate propuso que por qué no se iban para el coliseo de Palacé, los demás le dijeron que ¡listo!, pero que cuando escampara, éste les respondió que no esperaran, que se fueran así lloviendo. Los demás aceptaron, entonces nos dirigimos a pie y mojándonos hasta el coliseo del barrio Palacé (Gr:Skb/Tec:Dc/R:122/G:M).

De esta manera transitan la ciudad en una especie de correría urbana, lo que implica acuerdos para definir a qué lugar van y en dónde se reúnen. Esta decisión depende de qué actividad pretendan desarrollar en cada jornada, lo que implica a su vez decidir de acuerdo con la necesidad concreta que se plantee en el lugar de reunión, ya que lo que se pretende hacer sólo se decide en el momento en que están los sujetos integrantes del grupo. En este sentido, un joven Skate nos dice:

    Yo antes patinaba en las salesianas […] ahí al comienzo yo creo que se empezaron a reunir, ya después cuando se armó un grupo más grande, pues ya se iba a diferentes sitios, a volar, deslizar andenes, ahí ya digámoslo según una opinión grupal, o sea entre todos se elige qué es lo que se quiere hacer, si se va a volar, si se va a deslizar, ¿si me entendés? (I:03/Gr:Skb/Tec:Ep/R:15/G:M).

En el caso de la capoeira y la banda de deth metal, los lugares donde realizan las prácticas tiene dos características: puede ser un lugar alquilado que sirve de espacio para guardar los instrumentos y algunas cosas propias de la práctica, pero al mismo tiempo son lugares públicos que ellos buscan, donde hacen sus reuniones y presentaciones y donde se encuentran con otros practicantes. El espacio propio desde esta perspectiva se considera de gran importancia:

    No sé, como grupo lo que me gustaría que tuviéramos y que ahorita no lo tenemos es un local propio, yo creo que es el problema, pues si lo vemos como que no podemos tomarlo a cualquier hora y hacer lo que queramos y cuando queramos (I:01/Gr:Cp/ Tec:Ep/R:87/G:F).

Para los jóvenes y las jóvenes del movimiento estudiantil, su espacio es la Universidad del Cauca; cualquier lugar de ella es su territorio y este territorio se siente como propio y se defiende, y es precisamente por la apropiación que se hace de este espacio que se lucha por la defensa de la universidad pública, como principal motivación de existencia del movimiento. Ser estudiante de una universidad pública representa una sensibilidad distinta frente a lo público y a lo social, pero igualmente una forma de ser sí mismo en el territorio. Un estudiante del movimiento estudiantil afirma que:

    Uno se representa dentro de un territorio […] lo que implica ciertas responsabilidades y ciertas características culturales ¿qué pasa mano?, ¿por qué es que no siente su territorio?, ¿por qué no defiende lo suyo?; si no defiende donde nació, mucho menos va defender de donde viene la demás gente, es como una auto-relación de lo que somos (I:07/Gr:Me/Tec:D/R:07/G:M).

En estos procesos de apropiación simbólica de la ciudad, en estas búsquedas de espacios de práctica, se dan procesos que implican la creación de lugares de encuentro, que no necesariamente son espacios físicos, sino también de producción escrita y musical, de producción radial y de televisión, de foros, tertulias y producción teatral tal como lo reafirman los siguientes relatos:

    Ah pues, con unos compañeros me encontré por ahí y comencé a hacer un periódico que se llamaba Kraken que estamos viendo si lo volvemos a sacar; un periódico cultural […] Hice un programa para jóvenes que se llamaba Caja Negra donde presentaba, hacia producción junto con Federico, y por azar me metí en el medio de la TV, en un convenio de Imaginando nuestra imagen, entre la Casa de la cultura y la Universidad del Cauca y el Ministerio de la Cultura (I:10/ GrTe/Tec:Hv/R:04/G:M).

    Pues siempre se están haciendo foros y cosas de esas… tertulias, entonces detrás de eso siempre hay alguien, algún pensador o alguna cosa que lo motiva, entonces por ejemplo vamos a hablar sobre el TLC10, entonces detrás de esa vendría una producción escrita sobre el TLC o un programa de radio. Los medios de comunicación masiva no muestran este lado, entonces escribamos cómo nos parece, digamos lo que nosotros realmente pensamos, siempre apoyados de algunas lecturas, pero entonces la idea era levantar la voz, decir, yo no estoy de acuerdo (I:07/Gr:Me/Tec:Ep/R:08/G:M).

Ellos consideran que estos espacios sirven para levantar la voz, para que la gente vaya ampliando el panorama, para conocer otras cosas y para hablar de los problemas sociales, para generar debate y crítica. Plantear utopías y hacerse conscientes de la situación actual que se vive en Colombia es la tarea, ya que:

    Crear espacios para que la gente vaya cambiando esa visión que tienen, no para que vayan cambiando esa visión, sino para que vayan conociendo otras cosas, sí, que les vaya ampliando el panorama, que les vaya dando otro punto de vista, diría mejor. Por medio de foros, de charlas, al sólo reunirse ahí a hablar con alguien, nosotros estamos abriendo un espacio de tertulia que se llama "tertulia Hemingway", y ese espacio intenta que nosotros leamos textos y los comentemos; entonces también es como ese espacio de debate que va construyendo y va generando debate y crítica, y tener otro punto de vista, eso es lo que genera, que te abra como la concepción (I:08/Gr:Me/ Tec:Ep/R:02/G:F).

    De la sociedad es de lo que estoy hablando, porque el ser humano sigue siendo tan caníbal; ¿por qué se matan? […] yo tomo mis letras así, algo como fantasioso, como utópicas […] entonces hablan de eso, coger consciencia […] poner a pensar a la gente como: ¿qué podemos hacer? y algo hay que hacer, pero algo bien, algo que nos sirva aquí en Colombia, pero algo que nos sirva porque vea como estamos, estamos jodidos (I:06/ Gr:Dm/Tec:Ep/R: 06/G:M).

En este sentido, se trata de espacios formativos en los cuales encuentran la posibilidad de formar a otros; espacios diferentes a los espacios formales en los cuales se rompe esa llave formación-escuela. Son espacios desde los cuales se moviliza, se informa y se compromete a otros sujetos jóvenes que participan o están interesados en estas prácticas. Espacios, en fin, desde los cuales, y mediante la producción de piezas comunicativas de diferente tipo, se brinda la posibilidad de expresión, de interlocución y participación.

Las trayectorias, la apropiación, la búsqueda y la creación de espacios, van componiendo una historia múltiple que pone en diálogo las prácticas de subjetivación de estos grupos juveniles con la ciudad. Estas maneras de habitar la ciudad, estas prácticas del espacio, remiten a "maneras de hacer" y a necesidades específicas, a otra espacialidad que pasa por la experiencia de vida; o sea, aquellas experiencias (antropológica, poética y mítica del espacio) que hacen de la ciudad una ciudad habitada (De Certeau, 2000). La apropiación de la ciudad depende de los tránsitos de los diferentes grupos en los que están inscritos los sujetos, de los territorios recorridos y apropiados, de los territorios desde los cuales han sido también expulsados, de sus búsquedas y creaciones. Así, entonces, la ciudad se configura desde el uso social del espacio pero también desde las necesidades particulares de los grupos. Desde ahí construyen unas formas de ubicación en la ciudad que va de lo permitido a lo prohibido, del día a la noche, de la ciudad real (blanca) a la ciudad deseada (de múltiples colores).

La ciudad deseada es aquella ciudad vivida, generadora de espacios donde todos y todas caben. Ciudad habitada e incluyente que hace lectura de las diversas maneras en que sus espacios han sido apropiados, de los lazos emocionales que la constituyen, de los tránsitos y recorridos que configuran unos mapas diferenciados de la misma ciudad. Mapas de inclusión con espacios divergentes o convergentes, donde caben todas y todos y donde se admiten las diversas maneras en que la ciudad se habita.

 

4. Diversión, libertad y transformación. Entramado de goce y solidaridad.

Es en el contexto de la ciudad donde se ubican estas prácticas, en tanto espacios alternativos creados por los jóvenes y las jóvenes para divertirse y pasarla bien. Espacios de libertad para hacer lo que se quiere; escenarios para la adrenalina, la euforia, la alegría y la tranquilidad. Éstos se ubican en oposición y en complementariedad con las lógicas apolíneas de la escuela, el trabajo y la iglesia. En oposición, desde aquella disyuntiva en la cual el trabajo y la escuela se asocian con la razón y la seriedad, con horarios y disciplina; y en complementariedad, porque sus prácticas no niegan la escuela ni el trabajo, sino que son prácticas dionisíacas que les permiten realizar un tipo de catarsis y después restablecer la unidad con lo apolíneo. Espacios que les ofrecen:

    Libertad, la mayor libertad cuando salgo a patinar, o sea, si me preguntas de esto, en mi caso, cuando salgo a patinar, yo me olvido de todo, de todo lo cotidiano, del estudio, de los problemas, de todo, me subo a mi tabla y me pongo es a patinar, tengo la libertad de tirarme al piso estando bien vestido o tengo la libertad de vestirme como quiera, tengo la libertad de hacer los trucos que yo quiera y la libertad de interactuar con los skater que yo quiera, la libertad de escoger el momento de patinar (I:03/Gr:Skb/Tec:D/R:8/G:M).

La libertad para ellas y ellos es como la capacidad de hacer lo que quieren, de desconectarse y mejorar en relación con su práctica; la libertad de hacer lo que se hace por gusto. Esta noción de libertad que tienen los jóvenes y las jóvenes en relación con sus prácticas se acerca al concepto clásico de libertad propuesto por Ruggiero y citado por Bauman (2001: 29), como la «… capacidad de hacer lo que a uno le gusta, la libertad de elección implica el derecho del individuo a no ser obstaculizado por otros en el desarrollo de su propia actividad». Pero el acento de este concepto está colocado en la capacidad -la capacidad como cualidad de la práctica-; de ahí que la búsqueda de diversión, de gozo como experiencia práctica, como posibilidad de infinidad de posibles, está directamente relacionada con la responsabilidad de elección. Ser libres en la experiencia de aquello que se hace por gusto, de aquello que se ha elegido libremente y que ofrece placer y alegría. En tal sentido, las prácticas se convierten en un escenario en donde la libertad y el goce no se restringen al consumo, sino que abre otras posibilidades de vivenciación. Entonces, para ellos y ellas:

    La libertad es como la capacidad de hacer lo que vos querés […] La libertad te permite evolucionar como vos querás y en diferentes connotaciones de libertad, digámoslo así; por eso te digo que la libertad para mí no tiene forma; ¿por qué?, porque yo evoluciono en lo que yo tengo libertad de hacer y en lo que yo tengo la libertad de hacer, lo hago es por un gusto, al tener el gusto y la libertad, puedo evolucionar. ¿Qué es en lo que más evoluciono? pues en mi práctica, también evoluciono en el estudio, intelectualmente, en el conocimiento, pero no es una evolución como si uno tuviera una libertad completa (I:03/Gr:Skb/Tec:D/R:7/G:M).

Es la posibilidad de divertirse y sentirse libre o de soltar el cuerpo y reconocer las limitaciones que imponen los reglamentos; libertad de expresar quién se es a través de las prácticas, lo que va asociado también a la manera de vestirse y de imponerse su propia disciplina, y asumir las consecuencias de los riesgos que se corren; de esta forma, las prácticas se convierten en actividades de ocio que les ofrecen: «la posibilidad de ellos ser lo más auténticos posibles, dado que en ese campo ellos estarían más libres de las presiones sociales. Esto no significa la inexistencia de coerción externa» (Freitas y Nacif; 2005, p. 13). De ahí que se convierten en espacios donde pueden hacer lo que quieren pero conscientes de la existencia de un orden social; así pues:

    Para mí la libertad no tiene forma, porque la libertad, o sea, uno la puede ver de diferentes puntos de vista; la libertad de hacer lo que uno quiere, pero también los grados de libertad en los cuales uno está limitado, porque muchas veces la libertad no es libertad como tal, no es sólo hacer lo que yo quiero, uno tiene que… como ligarse o basarse en reglas, ya sea del contexto donde vive o de diferentes cosas; entonces yo por eso la libertad la veo como sin forma, porque para mí la libertad no tiene forma, antes pienso que toma muchas formas, si ves… (I:03/Gr:Skb/Tec:D/R:6/G:M).

    Poder soltar el cuerpo y que hiciera otras cosas […] poder hablar duro, durísimo o de hablar muy pasito, de disfrazarse, de sacar la ropa vieja de la casa, ir y proponer cosas en escena (I:09/Gr: Te/Tec:Hv/R:16/G:F).

Los jóvenes ponen la libertad más en el plano individual, mientras que en las jóvenes la libertad se asume de manera diferente, ya que remite a la relación con otros, a una forma colectiva de liberarse. En este sentido, una joven afirma:

    En una marcha vos sentís que estás dando todo lo que podés dar, porque te motivás al ver mucha gente, reunida con gente que piensa igual que vos y es como la forma que uno tiene de liberarse, de gritar; hay gente que piensa que uno está loco pero es la forma colectiva de liberarse. Aunque sea una persona se va a preguntar ¿qué es lo que pasa? y ¿por qué la gente esta ahí?, y esa inquietud que sembrás en las personas hace que se vayan enterando (I:08/Gr:Me/Tec:Ep/R:17/G:F).

Las prácticas de subjetivación, como espacios de diversión y libertad que permiten -como diría uno de los informantes- "olvido de lo cotidiano", nos muestran elementos que coinciden con prácticas como el carnaval de la edad media que Bajtín resaltó a partir del estudio de la obra de Rabelais. El carnaval representaba, al igual que en estas prácticas, espacios de «huida provisional de la vida ordinaria (es decir, oficial)» (Bajtín, 1995, p. 13). El carnaval ofrecía una especie de liberación transitoria y la abolición provisional de las relaciones jerárquicas, de los privilegios, de las reglas y de los tabúes. Expresión de un advenir incompleto que se oponía a la perpetuación, al perfeccionamiento y a la reglamentación. Los espectadores y espectadoras no asistían al carnaval, sino que lo vivían.

A las prácticas como experiencia carnavalesca tampoco se asiste; ellas se viven, son un espacio de vida y libertad, son una experiencia transitoria de liberación, que implica otras formas de relación, otras reglas de juego, otras maneras de comprensión de la realidad. Estas prácticas no son sólo una forma de expresión artística, deportiva o de lucha política, sino que se constituyen en una forma concreta de la vida misma donde la práctica se transforma en vida real; en una forma singular de vida en la cual los jóvenes y las jóvenes se ubican en la frontera entre sus procesos formativos formales y estos espacios no formales de formación, esa esfera intermedia que para el caso del carnaval se situaría entre lo real y lo ideal, entre la vida y el arte.

Un elemento que me parece clave resaltar por la pertinencia para este caso, es la diferenciación que hace Bajtín entre carnaval y fiesta oficial, lo que a mi juicio podría ser válido para una oposición entre las prácticas y las fiestas oficiales de la ciudad de Popayán e igualmente entre las prácticas y el deporte. La fiesta oficial se caracteriza por su concepción determinada y concreta, y porque

    (…) tendía a consagrar la estabilidad, la inmutabilidad y la perennidad de las reglas que regían el mundo: jerarquías, valores, tabúes religiosos, políticos, morales. La fiesta era el triunfo de la verdad prefabricada, victoriosa, dominante, que asume la apariencia de una verdad eterna inmutable y perentoria (Bajtín, 1995, p. 15).

En el caso de Popayán, la fiesta oficial de mayor tradición es la Semana Santa (451 años). Fiesta religiosa que se caracteriza por la procesión de imágenes que reproducen la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, por la calles de la ciudad. En las procesiones se reproduce el orden social de la ciudad, e igualmente es el espacio donde las jerarquías y las diferencias de clase se hacen visibles. Es una especie de desfile de autoridades morales, religiosas, políticas, educativas y militares. Esta fiesta oficial es determinante en la configuración de los espacios en la ciudad; la arquitectura del centro histórico se mantiene inmutable y se embellece para esta ocasión; esta es una de las razones por la cuales las prácticas de los jóvenes y las jóvenes han sido expulsadas del centro histórico de la ciudad o están en él por apropiación o transgresión. Las prácticas de subjetivación de los sujetos jóvenes son configuradoras de otros espacios, de otros mapas distintos de ciudad, de otros centros que hacen relevantes otros lugares11 y la convierten en una ciudad des-centrada, en una ciudad con múltiples centros.

Pero este análisis también podría utilizarse en la oposición entre las prácticas y el deporte; al fin y al cabo éste también reproduce ideologías, formas organizativas para el control y la producción (jerarquías, competencia, reglas de juego), como formas de adiestramiento. Al contrario, estas prácticas rompen con las lógicas del mundo adulto presentes en el deporte, con las lógicas del rendimiento, con la presencia de un entrenador o entrenadora que ostenta el saber y el poder, con los espacios predeterminados12; son prácticas de libertad y de diversión que en algunos casos -como el skate y la capoeira- se ubican en un lugar intermedio, ya que hacen hibridaciones entre deporte y arte.

A pesar de que estos espacios de encuentro se caracterizan por ser espacios no institucionalizados que ofrecen la posibilidad de hacer lo que se quiera, en ellos existe también una preocupación por cambiar ciertas cosas que los afectan directamente. Esa preocupación y esos deseos de cambio se encuentran acentuados principalmente en los jóvenes y en las jóvenes del movimiento estudiantil, y difieren de los otros cuatro grupos. Los sujetos jóvenes del movimiento estudiantil quieren transformar la realidad que les ha tocado vivir, darles a los otros la posibilidad de vivir unas condiciones de las cuales ellos no han podido gozar, buscar que las cosas sean diferentes, tal como lo afirmara una joven estudiante:

    Que todos pensamos y todos creemos que otras cosas pueden ser posibles y que todo ese amor que cada uno de nosotros como jóvenes le damos a esa organización puede cambiar, y que nos une -como diría un amigo- "esa sangre de la gente que murió" construyendo este proyecto, y nos une ese sueño de querer que sea diferente y de querer que nuestros sobrinos o hijos, los que vienen, vivan otra patria (I:08/ Gr:Me/Tec:Ep/R:11/G:F).

Es de aclarar que los jóvenes y las jóvenes del movimiento estudiantil se han adscrito a una práctica explícitamente política, y su compromiso es reivindicativo y solidario frente a la situación de otros, pero también frente a su propia situación. No solamente se trata de hacerse sensible a la realidad que sufren ellas y ellos y los demás, sino de llevar sus conocimientos políticos a la práctica. Dentro de las transformaciones a la realidad que viven, está la búsqueda de espacios y conocimientos que les permitan ampliar la manera como asumen la realidad, pero manteniendo y respetando las diferentes visiones de ella:

    Claro, la sensibilidad para vos percibir el mundo diferente y entonces meterte en el cuento de que ya no es sólo uno, sino que son varios los que quieren luchar y meterse en el cuento de querer cambiar las cosas; yo creo eso, una transformación y seguir unos lineamientos pero desde tu misma conciencia, no porque alguien te dijo tené un libro de Marx y de Lenin y te dijo léelos y si no leés bien y si entendés pues también y entonces metete; no por eso, porque igual leíste, te pareció bacano, pero en la práctica tenés que ver cómo aplicar eso, en la práctica no sólo son esos textos que te dieron, son muchas más cosas y también como tu amor, todo lo que uno percibe se puede aplicar en una realidad (I:08/Gr:Me/Tec:Ep/R:36/ G:F).

    Pues conocer muchas cosas y ampliar esa visión, porque igual, el hecho de que compartan un mismo sueño no quiere decir que todos tengamos una visión igual, porque pues igual, el individuo es individuo y entonces lo que cambia es también conocer como piensa el otro y ampliar ese panorama (I:08/Gr:Me/Tec:Ep/R:05/G:F).

Igualmente, llevar a la práctica lo aprendido en la universidad y vivir bien y de forma tranquila, ser respetados, reconocidos, apoyados y tenidos en cuenta. Por esa razón consideran:

    Con la emisora es donde uno pasa de la teoría a la práctica, porque ahí tenés que asumir tus responsabilidades frente a lo que decides y lo que realizas, y ahí sí dar ejemplo, si te vas a sostener económicamente tenés que ser muy buena cabeza para saber con quién te aliás y con quién no, a qué le apostás (I:07/Gr:Me/ Tec:Ep/R:55/G:M).

    Quiero vivir bien, no vivir bien digamos de que todos los lujos y las comodidades, sino de una forma tranquila (I:04/Gr:Skb/Tec:D/ R:7/G:M).

A los otros cuatro grupos los une el deseo de tener mejores lugares de práctica o espacios donde se puedan conseguir elementos relacionados con ella, motivándose desde la vivencia y generando otras posibilidades de vida para quienes vienen atrás. Espacios diversos desde lo cuales aportar; así por ejemplo:

    Yo quiero montar un skate-shop es para ayudar a evolucionar el skate boarding en Popayán, ¿si ves?, no por cogerlo por producir, o sea, pues yo sé que uno gana dinero y todo, pero es que en el skate uno puede ganar lo suficiente y no cogerlo como por lucro, que lo hace la mayoría de la gente, sino por ayudar a evolucionar la cultura (I:03/Gr:Skb/Tec:D/ R:20/G:M).

    Que ojalá, digamos, cuando ya esté montando mi hijo, si monta algún día, no pues que esto ya haya mejorado muchísimo más, que sea de un mejor nivel, que hayan mejores lugares para patinar, que haya más apoyo que es lo que hace falta… apoyo (I:04/ Gr:Skb/Tec:Ep/R:44/G:M).

Los jóvenes y las jóvenes no desean lo imposible; por ello las transformaciones son planteadas en lo inmediato, de forma realista; un acto imaginativo de lo que se puede cambiar, que no es demasiado abarcador espacialmente y depende de los efectos posibles de sus propias acciones, politizando los escenarios donde expresan sus deseos más intensos. Son prácticas culturales pero del mismo modo espacios de libertad y diversión que tienen como finalidad el gozo, y que podrían ser considerados como prácticas de individualización13. Sin embargo, es necesario resaltar la importancia de matizar esta afirmación, ya que junto a estas búsquedas van aunados sentimientos de solidaridad para con otros que, como ellos y ellas, precisan de ayuda. La solidaridad está planteada más en términos de desear para los demás aquello de lo cual ellas y ellos también carecen, y no en la perspectiva de una solidaridad filantrópica, en la cual comparto con "otros" aquello que disfruto a plenitud o en exceso; o sea, desde una perspectiva asistencial a las demandas de ayuda. Entonces, y tal como lo planteara Beck (2002, pp. 13-14): «La autoafirmación, el goce de sí y la preocupación por los otros no se excluyen sino que se incluyen, van juntos, se refuerzan y se enriquecen mutuamente».

Las prácticas son consideradas como generadoras de espacios en los cuales se instituyen unas nuevas significaciones, un nuevo vínculo social donde la solidaridad se convierte en una forma de tránsito del espacio del yo al espacio del otro. Una solidaridad desde el nosotros, como lo propusiera Rorty (1996), ya que en las prácticas se configura un nosotros los jóvenes, nosotros los que realizamos una práctica, pero un "nosotros" que se extiende a aquellos seres humanos que anteriormente fueron considerados como "ellos", como "los otros". Es una solidaridad que se vivencia y que implica sensibilidad a las necesidades y carencias de esos otros u otras de los cuales ellos y ellas hacen parte; necesidades que son pensadas en términos de transformación, de espacios, de otras condiciones, de otros ordenamientos institucionales y de otro tipo de ciudad más incluyente. Esta combinación de libertad y solidaridad es un entramado que está presente en las experiencias que viven los jóvenes y las jóvenes al interior de estas prácticas de subjetivación, y son garantía para la libertad misma, porque sin solidaridad ninguna libertad es segura; afirma Bauman (2001, p. 252): «La libertad de cada individuo y el libre disfrute de dicha libertad, requiere libertad de todos; y que la libertad de cada uno ha de estar asegurada y garantizada por los esfuerzos conjuntos de todos».

Las prácticas son formas de remplazar las contingencias heredadas, en relación con la ciudad, con los espacios, con lo que se espera de ellos, por contingencias creadas por ellos mismos que les dan libertad, diversión y deseos de transformación, apostándole a sus propios procesos creativos como una forma de llegar a ser sí mismos quienes son; la manera en que esa creación puede estar predeterminada no les interesa, como tampoco las oposiciones [metafísicas en términos de Rorty (1996)] entre libertad y determinismo. Se trata de espacios de libertad que les implican riesgos e incertidumbre que están dispuestos asumir, pero también sensibilidad a las carencias propias y a las de los demás. Son espacios donde pueden disfrutar la embriagadora libertad sin tener nada garantizado.

 

5. A manera de cierre

El saber social generado en estos espacios y en estos grupos14 tiene como característica común el desarrollo de una actividad performativa, así ésta se dé en el contexto de una práctica política como la de los jóvenes y las jóvenes pertenecientes al movimiento estudiantil. La manera de instituir los universos simbólicos propios de cada práctica, se da mediante el encuentro intersubjetivo al interior de los grupos y mediante la estabilidad y la regularidad de lo que allí se aprende. Es lo que Beriain (2005, p. 48) denominó una praxis interactiva, donde los lenguajes a través de los cuales un grupo se comunica consigo mismo, no están confinados únicamente a los actos de habla sino que abarcan gestos, músicas, danzas y representaciones simbólicas.

Una de las formas a través de las cuales se instituyen estos universos simbólicos que ahí se configuran, es el proceso de ritualización instituido-instituyente de las prácticas simbólicoritualistas. En ese sentido, Beriain (2005, p. 48) plantea que «el ritual menta una representación simbólico-constitutiva que se manifiesta a través de una actividad performativa, contribuyendo a la reproducción social». Sin embargo, a pesar de que las prácticas de subjetivación, a través de las cuales los jóvenes y las jóvenes se agrupan, guardan desde esta perspectiva una enorme proximidad con las prácticas rituales; en lo que respecta a la actividad performativa no necesariamente se constituyen en un espacio de reproducción social, porque de ser así, ¿en dónde quedaría lo instituyente?

Esta producción de subjetividad, estos procesos de formación que se dan en estos espacios no institucionales mediante las prácticas, implican la reproducción social; sin embargo, como espacios de transitoria libertad se abre en ellos la posibilidad de trasgresión de ese orden, lo que implicaría también el encarnamiento de otras significaciones, de otros habitus. Traigo aquí el concepto de habitus15 de Bourdieu (1991), porque se encuentra estrechamente vinculado a una teoría de la práctica, al sentido de ella, pero también a la in-corporación del orden social. Este último acento sobre el papel del cuerpo se me hace muy pertinente, ya que considero que las prácticas de subjetivación juegan un papel fundamental como espacios de incorporación de unos habitus que los hacen más sensibles y transgresores del límite.

 


Notas:

* Este artículo de reflexión se deriva de los hallazgos de mi tesis doctoral "La configuración de significaciones imaginarias del deseo en jóvenes urbanos de la ciudad de Popayán". Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. Universidad de Manizales - Centro de estudios avanzados en Niñez y Juventud/Cinde. La investigación fue desarrollada entre agosto de 2003 y agosto de 2007 con préstamo condonable, según contrato Nº 056-2005. Agradezco expresamente a la Universidad del Cauca por el tiempo otorgado en comisión de estudios de doctorado para realizar la investigación en los años anteriormente mencionados. Con este trabajo busqué comprender las significaciones imaginarias de deseo en jóvenes urbanos de la ciudad de Popayán, mostrando cómo para ello es necesario urdir entramados de interdependencia a partir de las prácticas de subjetivación y de la experiencia del mundo de las jóvenes y los jóvenes. Este ejercicio comprensivo me mostró además cómo el skate bording, la capoeira, el teatro, el death metal, y la práctica política en el movimiento estudiantil, se convierten en espacios de libertad transitoria y en campos de posibilidad para la configuración de imaginarios. En tal sentido, la investigación me permitió visibilizar a las jóvenes y a los jóvenes como actores sociales que habitan, recorren y apropian la ciudad de Popayán, creando en ella otros centros y otros mapas de la ciudad deseada; tal es el énfasis que comparto en este artículo. Igualmente pude ver el carácter atópico del deseo expresado en mixturas, ambigüedades, hibridaciones y ambivalencias presentes en sus procesos de significación, y por último, la manera como estos escenarios de vivenciación de la corporeidad configuran otras formas de ser sujeto.

1 Principio de complementariedad que ha sido usado en otras investigaciones realizadas en la línea de jóvenes e imaginarios sociales. Para ampliar, ver en: Murcia y Jaramillo (2005), Murcia (2008) y Hurtado (2008).

2 Escogí las prácticas culturales juveniles seleccionadas bajo el criterio de que en ellas se realizara algún tipo de producto cultural, bien fuera corpóreo, musical o escrito, o que mixturara las anteriores expresiones.

3 Durand (2005) plantea cómo en la misma constelación simbólica convergen lo brillante, lo luminoso, lo solar, lo dorado, lo puro, lo blanco, lo azul, lo real, lo vertical. Toda esta constelación simbólica se ubica en el régimen diurno del imaginario, régimen de la trascendencia donde el afán purificador se restablece a través del agua lustral. Durand muestra cómo el agua lustral por excelencia es la nieve, ya que purifica tanto por la blancura como por el frío.

4 Este último aspecto será de gran importancia considerarlo, ya que la mayoría de las informantes y los informantes de la investigación se encontraban estudiando, habían terminado o estaban terminando la universidad.

5 La noción de espacio vivido implica la fijación del sujeto en un medio contextual, un anclaje posible que se relaciona con las maneras concretas en que se recorre la ciudad, con que se frecuenta, con la relación de diversos puntos de referencia; por lo tanto, con el sentido o los sentidos que se configuran de ella (Merleau-Ponty, 2000).

6 Para Foucault, la subjetivación es una práctica, y es en este sentido en que las prácticas culturales consideradas en el trabajo las asumo como prácticas de subjetivación, ya que en ellas se llevan a cabo procedimientos «… que permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto numero de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos con el fin de alcanzar cierto grado de felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad» (Foucault, 1996, p. 48).

7 Asumido como forma de actuación que implica presentación de sí mismos ante los otros.

8 "La noventa y cuarta", denominada así por las jóvenes y los jóvenes, correspondió a un momento histórico de la ciudad (2002-2004) en el cual en la carrera novena con calle cuarta (plazoleta de la iglesia San Francisco) fueron ubicados varios bares considerados los lugares "IN" y que por lo tanto tuvieron un enorme suceso. Se llamó la noventa y cuarta como una analogía paródica de la zona rosa de Bogotá. Esta zona de ocio provocó que los jóvenes y las jóvenes se apropiaran de la plazoleta de San Francisco los días jueves, viernes y sábado, en las horas de la noche hasta la madrugada. La enorme presión realizada por aquellos habitantes que consideraron violentado el lugar, teniendo en cuenta que se encontraba en el centro histórico y al frente de una iglesia, provocó su desplazamiento. Posteriormente y con la construcción —por fuera del centro histórico— del centro comercial "La estación", este lugar pasó a remplazar a "la noventa y cuarta", debido a la ubicación nuevamente de bares. Actualmente aún existen los bares en este lugar pero no poseen el grado de convocatoria que alcanzó "la noventa y cuarta" en su mejor momento.

9 En los códigos utilizados (I: corresponde a número de informante, Gr: al grupo de jóvenes, Tec: a la técnica de recolección información utilizada, R: al número del relato y G: al género).

10 TLC, tratado de libre comercio con los Estados Unidos.

11 La otra fiesta oficial más importante de la ciudad son las denominadas "fiestas de Pubenza". Actualmente es una fiesta oficial, pero comenzó como el carnaval de blancos y negros o fiesta popular de reyes (5 y 6 de enero). Es un híbrido entre fiesta y carnaval, ya que tiene una programación oficial que pocos disfrutan y una actividad no oficial —de hecho prohibida—, en la que gran parte de la ciudad participa, donde las personas, sin hacer ningún tipo de distinción, echan a los demás agua, talcos, harina y betún de diferentes colores.

12 Considerados oficialmente para los jóvenes y las jóvenes, así como los espacios propuestos por las empresas de ocio y de consumo.

13 El concepto de individualización se retoma de Beck (2002, p. 231) y significa que «el hombre aparece como constructor de su identidad, como planificador del curso de su vida, como usufructuario racional estratégico y en lo posible también como productor de relaciones sociales».

14 Para el análisis se hace necesario aclarar que las jóvenes y los jóvenes estudiados alrededor de estas prácticas de subjetivación, están vinculados a lo que indiscriminadamente hemos llamados grupos. He asumido el concepto de grupo como ese espacio simbólico en el cual los sujetos jóvenes configuran subjetividades alrededor de sus prácticas. Esta aclaración se hace pertinente si se tiene en cuenta que en Reguillo (2000) encontramos una diferenciación entre grupo y colectivo, en relación con el grado de organicidad. Los grupos, para ella, no tienen ninguna organicidad, a diferencia de los colectivos. Dentro de la clasificación por ella propuesta, el movimiento estudiantil se ajustaría más al concepto de movimiento juvenil, lo que «supone la presencia de un conflicto y de un objeto social en disputa que convoca a los actores juveniles en el espacio público. Es de carácter táctico y puede implicar la alianza de diversos colectivos o grupos» (Reguillo, 2000, p. 54-55). Independiente de la clasificación de Reguillo, para nuestro caso optaré por el concepto de grupo, aclarando que éstos se encuentran organizados, aunque los grados de organicidad difieran, así como el grado de compromiso y los tipos de relaciones.

15 El habitus se asume en una perspectiva de in-corporación del orden social, de: «… las experiencias pasadas que, depositadas en el organismo bajo la forma de principios [schémes] de percepción, pensamiento y acción» (Bourdeau, 1991, p. 95), garantizan su reproducción y su constancia a través del tiempo. Es la historia hecha cuerpo, lo instituido y las instituciones habitando los cuerpos de estos sujetos jóvenes, imponiendo, inscribiendo y encarnando su lógica particular y el mecanismo práctico a través del cual se le mantiene activa, viva y vigorosa. Pero el concepto de habitus no puede ser asumido solamente como incorporación de disposiciones adquiridas y permanentes; también es necesario resaltar su régimen de producción y generación, de libertad e invención: esa «capacidad infinita de engendrar en total libertad (controlada) productos, pensamientos, percepciones, expresiones y acciones» (Bourdeau, 1991, p. 95), pero con una libertad condicionada y condicional, impuesta por los límites de sus condiciones de producción histórica, socialmente situada.

 


 

Lista de referencias

 

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Referencia para citar este artículo: Hurtado, D. R. (2011). "Ciudadespacios". Recorridos y tránsitos de las prácticas culturales de jóvenes por la ciudad de Popayán. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 1 (9), pp. 215 - 226.


 


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