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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715Xversão On-line ISSN 2027-7679

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv v.9 n.1 Manizales jan./jun. 2011

 

 

Segunda Sección: Estudios e Investigaciones

 

 

Tres miradas a la experiencia de la exclusión en las juventudes en América Latina*

 

Três olhares à experiência da exclusão entre as juventudes na América Latina

 

Three perspectives of on the experience of exclusion among the youth in Latin America

 

 

José Guadalupe Rivera-González

Profesor-Investigador de la Coordinación de Ciencias Sociales y Humanidades Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Doctor en Ciencias Antropológicas por el Departamento de antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. Ha publicado diversos textos en referencia al proceso de impacto sociocultural generado a partir de la llegada de inversión extranjera en la zona metropolitana de San Luis Potosí. Autor del libro: Globalización, procesos locales, territorios y cambio sociocultural en San Luis Potosí. Editado por Porrúa y la Coordinación de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, 2010. Correo electrónico: joserivera@uaslp.mx

 

 

Artículo recibido noviembre 24 de 2010; artículo aceptado febrero 3 de 2011 (Eds.)

 


Resumen:

Este es un artículo de revisión de tres investigaciones recientes, en donde el tema central es la experiencia de la vulnerabilidad y la exclusión en jóvenes de América Latina. El objetivo es analizar nuevos enfoques que se proponen para abordar el tema de la transición de la juventud a la adultez y los riesgos que implica su realización en los contextos de crisis que experimenta el mercado de trabajo, lo difícil que es el acceso a la educación y la dificultad que representa la conformación de una propia familia.

Palabras clave: Juventud, vulnerabilidad, exclusión.


Resumo:

Este artigo se baseia em três pesquisas recentes, onde o tema central é a experiência da vulnerabilidade e a exclusão entre jovens da América Latina. O objetivo é analisar novos enfoques e abordagens sobre a transição da juventude à idade adulta, e os riscos que isto gera perante os contextos de crises que experimenta o mercado de trabalho, o difícil que representa o ingresso à educação e as dificuldades nos procesos de conformação de uma família própria.

Palavras chave: Juventude, vulnerabilidade, exclusão.


Abstract:

This article is review of three recent studies, where the focus is the experience of vulnerability and exclusion in youth in Latin America. The goal is to analyze new proposed approach to address the issue of transition from youth to adulthood and the risks of implementation in the context of crisis facing the job market, how difficult it is access to education and the very difficulty of the creation a own family.

Keywords: youth, vulnerability and exclusion.


 

1. Introducción

 

Las juventudes en América Latina frente a diversos panoramas de exclusión El tema de la vulnerabilidad y la exclusión social ha sido ampliamente abordado por diferentes disciplinas del ámbito de las Ciencias Sociales. Sin embargo, recientemente el fenómeno de la exclusión y la marginación ha sido retomado por los investigadores e investigadoras, debido al impacto negativo generado en la población ante la instrumentación de medidas económicas, así como a las frecuentes y constantes crisis económicas que han venido a echar por la borda la promesa de lograr el bienestar para las mayorías. En este contexto, la constante en los últimos años ha sido la pobreza, la marginación, el desempleo, la migración, la violencia y la exclusión, volviéndose éstos claros referentes para la mayoría de la población. En general, las situaciones arriba señaladas han venido a transformar los estilos y las expectativas de vida de la población juvenil. Los tiempos actuales son los tiempos de la falta de crecimiento económico en la mayor parte de las economías de los países de América Latina. En estos países se han implementado políticas y programas que han contribuido al deterioro de las condiciones de vida de las mayorías; son economías que han padecido los efectos de devastadoras crisis y que han generado como consecuencia incrementos notables en los índices de desempleo y un crecimiento significativo de las actividades informales y de la migración, registrándose en los últimos tiempos un importante aumento en las actividades de la delincuencia organizada, la cual ha encontrado en los sujetos jóvenes desempleados en los contextos urbanos y rurales, un importante reservorio de nuevos candidatos para incorporarse a las lucrativas pero peligrosas actividades de ese sector. De tal forma que todos los eventos anteriormente señalados, han traído como consecuencia también un deterioro en distintas esferas de la vida social.

Por lo tanto, el deterioro en las condiciones de vida de los sectores juveniles en diferentes contextos geográficos y en diferentes contextos socioeconómicos y culturales, plantea la necesidad de afinar el análisis y proponer nuevas rutas de investigación, así como de plantear nuevas hipótesis de trabajo. De esta manera, he enfocado el presente trabajo a la realización de una revisión de tres obras de reciente publicación, en donde los autores exploran con diversos enfoques el carácter diverso, polisémico y dinámico de la vulnerabilidad y de la exclusión en los jóvenes y las jóvenes en América Latina, y en especial en jóvenes que tienen residencia en la ciudad de México. Las obras en cuestión son las siguientes: La juventud en Iberoamérica: Tendencias y urgencias (Cepal & OIJ, 2007, 2ª edición); Los jóvenes que viven en la calle (Makowski & Uami/Siglo XXI, 2010) y Transiciones vulnerables. Juventud, desigualdad y exclusión en México (Saraví & Publicaciones de la Casa Chata/ Ciesas, 2009). Derivado de lo anterior, las preguntas clave que pretendo resolver en el trabajo son las siguientes: ¿Qué se entiende por exclusión? ¿Cómo se experimentan a nivel individual las experiencias de la vulnerabilidad y la exclusión? ¿La exclusión de los sujetos jóvenes es resultado únicamente de variables de carácter económico? ¿Qué papel juegan factores de clase y género en el proceso de construcción de la exclusión? ¿La exclusión deja fuera la posible integración de los jóvenes y de las jóvenes en otras instancias en donde sea posible formular o reformular la construcción de sus roles y de su identidad?

La experiencia de la marginación y la exclusión desde la perspectiva de algunas disciplinas en las ciencias sociales

Las sociedades latinoamericanas experimentan nuevas formas de vulnerabilidad y de exclusión social y económica; lo anterior, como resultado de la reestructuración de los modelos de generación y acumulación de la riqueza, lo que ha traído como consecuencia, entre otras cosas, la crisis del llamado modelo de bienestar y un incremento de la población que padece situaciones de pobreza y de marginación. Sin embargo, esta no es una situación privativa o exclusiva de las sociedades latinoamericanas; es una experiencia que se ha extendido también al seno de sociedades y economías de los países altamente industrializados. Claros ejemplos de lo anterior son los Estados Unidos y también algunos países de la Unión Europea (Forrester, 1997). En estos últimos, se ha incrementado de forma significativa el número de sujetos desempleados, de nuevos pobres y de gente sin hogar. No obstante las diferencias socioculturales y productivas de las regiones y de los países, hay algo en lo que hay coincidencias: millones de personas sin acceso a un empleo formal, millones de personas sin derecho a prestaciones, millones de personas sin acceso a educación media o superior y millones de personas sin acceso o sin derecho a un futuro mejor. Este fenómeno ha impactado en todos los sectores de la población, tanto la urbana como la rural. Los pobres y las pobres en las ciudades y en el campo se hicieron más pobres, y a esta condición de pobreza ingresaron las denominadas clases medias, las que durante muchos años recibieron los beneficios del estado de bienestar y de la estrategia de la industrialización. De tal forma que todos los eventos anteriormente señalados, han traído como consecuencia también un deterioro en distintas esferas de la vida social (Rivera, 2004).

La exclusión es un fenómeno dinámico y se experimenta en diversos ámbitos de la vida cotidiana. La exclusión no solamente afecta a la esfera de las relaciones económicas de la sociedad, de las familias y de los individuos: se hace sentir también en procesos de orden laboral, político y étnico-cultural.

La construcción de nuevas tensiones y paradojas en los sujetos jóvenes de América Latina

Es un hecho que la juventud es una etapa crucial en la vida de toda persona. Esta es una fase preparatoria para la transición que se estará experimentando entre la niñez y la etapa adulta. Es un período en donde se busca ganar independencia y autonomía. Además es también una etapa crítica, ya que marcará la búsqueda y la intención de asumir nuevos roles y nuevas funciones. Por ejemplo, el sujeto joven tratará de dejar atrás su época estudiantil y buscará ganarse un lugar en el mundo laboral, y asociado a este nuevo rol tratará de formar una nueva familia y buscará al mismo tiempo ganar independencia al intentar abandonar el hogar de origen familiar. Estos son momentos clave en la vida de cualquier persona, ya que estarán contribuyendo a la construcción de una identidad laboral, y de una identidad personal. En ambas circunstancias la persona buscará asumir un rol como generadora y proveedora de recursos económicos, lo cual le estaría ayudando a asumir un papel como jefe o jefa de familia. Sin embargo, estas transiciones y estos nuevos roles son cada vez más difíciles de asumir. Esta es una situación generalizada para la mayoría de las juventudes en el mundo latinoamericano, no obstante las diferencias que existen en cada país para definir a la juventud. En algunos países el rango de edad establecido es el de los 15 a los 24 años; sin embargo, en otros el rango es de los 12 a los 29 años, y en otros casos el rango es de los 15 a los 29 años. A pesar de estas diferencias, lo fundamental es el hecho de que en alguno de los anteriores periodos el sujeto joven busca alcanzar una mayor y plena autonomía. Sin embargo, el tema clave es cómo alcanzar una integración-inclusión y una mayor autonomía en un contexto de mayores restricciones y de mayores incertidumbres. Lo anterior es clave, ya que nos permite entender el hecho de que no hay una juventud homogénea; por lo tanto considero que hay tantas juventudes como tantos procesos y transiciones se den en la vida de cada persona, en cada región y en cada país. Este será un aspecto clave en cada uno los tres trabajos que estaré analizando más adelante.

Tensiones y paradojas en los sujetos jóvenes en Iberoamérica: diferentes caminos hacia la marginación y la exclusión social

El contexto de deterioro de las condiciones de vida de los sectores juveniles en diversas partes de mundo, y en especial en América Latina, ha motivado que desde diferentes instancias gubernamentales y también desde la propia sociedad civil, se hayan realizado importantes esfuerzos encaminados a conocer en detalle los problemas y percepciones que tienen los jóvenes y las jóvenes sobre aquellos sucesos y experiencias que se desarrollan en su entorno cotidiano, y de las cuales ellos y ellas son directamente partícipes o se ven impactados o afectados por estas circunstancias que sin duda tienen un impacto en diversos ámbitos de su vida personal y grupal. Frente a este escenario, la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (Cepal) en conjunto con la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), publicaron recientemente el trabajo titulado La juventud en Iberoamérica: Tendencias y urgencias (Cepal & OIJ, 2007, 2ª edición)1.

A partir de los diferentes escenarios que los jóvenes y las jóvenes experimentan en los últimos años en los países de América Latina, y derivado de un análisis detallado de comportamiento de programas y de políticas públicas, es que los autores del documento arriba señalado destacan que la realidad de los jóvenes y de las jóvenes se resume en los siguientes 10 puntos. Cada uno de estos puntos representa y ejemplifica nuevas formas de marginación y nuevas formas de vulnerabilidad en un contexto económico caracterizado por la instrumentación de políticas económicas de corte neoliberal, y por el arribo de sucesivas crisis económicas de carácter local, y otras de carácter global, pero que sin embargo han terminado por impactar de manera negativa en diversos sectores productivos y en el grueso de la población, generando con ello un incremento en la desigualdad. Es decir, la población en condiciones de pobreza y de pobreza extrema, se ha incrementado de manera notable, mientras que la riqueza que se genera se ha venido concentrando en muy pocas manos y en muy pocas familias. Reitero, estas condiciones han contribuido a que se experimente un deterioro de la calidad de vida de la población; sin embargo, todo lo anterior ha sido más evidente en la población juvenil. A continuación se presenta en detalle cada una de estas 10 tensiones y paradojas de la población joven.

    1) Actualmente los sujetos jóvenes en América Latina han logrado tener mayores oportunidades para lograr un mayor acceso a la educación. No obstante, contradictoriamente estos mismos sujetos jóvenes tienen menos oportunidad de acceder a un empleo remunerado. Es decir, los jóvenes y las jóvenes tienen en la actualidad una mayor escolaridad en comparación con las anteriores generaciones, pero a la vez enfrentan y padecen altos porcentajes de desempleo, no obstante que estas nuevas generaciones han adquirido mayores conocimientos; pero a la vez se encuentran cada vez más excluidas del mundo laboral y de fuentes de trabajo que les genere ingresos económicos suficientes para mejorar sus condiciones de vida. Para los jóvenes y las jóvenes en la actualidad, contar con una mayor educación no se ha logrado traducir en una mayor estabilidad laboral. Además, cuando acceden a un nuevo empleo, la mayoría de las veces lo hacen en condiciones de precariedad, las mismas en las que desempeñan sus actividades laborales.

    2) En la actualidad es un hecho que los jóvenes y las jóvenes poseen hoy más habilidades y capacidades, pero a la vez la creciente marginación urbana, la falta de acceso a canales de movilidad social y económica y la constante negación al consumo material, los coloca en situaciones en donde la violencia y los delitos a edades muy tempranas aparecen como la única alternativa. Es decir, el hecho de que algunas metas no se puedan alcanzar termina por incidir en los altos niveles de violencia en los sectores juveniles. No obstante, las pandillas y otros grupos que se conforman cobijados por la violencia, pueden estar operando, a la vez, como sistemas de integración social a un nivel micro. Además, estos grupos reflejan, compensan y refuerzan la desintegración social. Es un hecho que algunos grupos juveniles otorgan un espacio alternativo de socialización a jóvenes excluidos y excluídas de la educación a nivel medio o superior, de la familia y del empleo. Es decir, en algunas ocasiones algunas de estas agrupaciones aparecen como un espacio alternativo de socialización.

    3) Los jóvenes y las jóvenes tienen en la actualidad un mayor acceso a la información, pero a la vez tienen menos acceso al poder y a las instancias en donde se toman decisiones que resultan ser fundamentales para su desarrollo. Este acceso se da fundamentalmente a través del ingreso a redes virtuales. En este sentido, hay una mayor inclusión en torno a la información que se encuentra disponible en los medios virtuales. También, un aspecto central para la mayoría de los sujetos jóvenes, es que éstos no se sienten representados por los órganos o por las instancias del poder político, que es en donde se toman las decisiones que estarán teniendo un impacto en su vida educativa y laboral, entre muchas otras. Esta situación se traduce en una mayor dificultad para que los jóvenes y las jóvenes tengan una eficiente formación en lo que se refiere a una ciudadanía política más participativa. En este mismo sentido, los resultados de las investigaciones de la Cepal y de la OIJ, destacan que los jóvenes y las jóvenes buscan explorar en nuevos ámbitos de participación, y buscan enfocarse en estrategias de participación de abajo hacia arriba; además buscan involucrarse en proyectos menos verticales y más horizontales.

    4) Los jóvenes y las jóvenes cuentan hoy con mayores expectativas de autonomía; sin embargo, cuentan con menos apoyo para materializarlos. En algunos casos, gracias a las amplias trayectorias educativas que logran materializar, los sujetos jóvenes tienen ahora mayores destrezas y habilidades en el manejo de las nuevas tecnologías de la información; sin embargo, paradójicamente amplios sectores de la juventud en América Latina y en México, se encuentran excluidos de los espacios y de las oportunidades de traducirlos en mejores condiciones de vida y de trabajo, es decir, de poder alcanzar verdaderas vidas autónomas. Esta es una situación que acrecienta la crisis de expectativas de los jóvenes y de las jóvenes.

    5) En la actualidad los sujetos jóvenes tienen menos posibilidad de morir en la juventud por causas de alguna enfermedad; sin embargo, los jóvenes y las jóvenes son una población sumamente vulnerable para ser víctimas de muerte por otras causas, entre las que se destacan las siguientes:
    • Agresiones físicas
    • Consumo de drogas
    • Consumo de alcohol
    • Muertes provocadas por enfermedades de transmisión sexual
    • Suicidios
    • Embarazos no deseados
    • Recomposición de los hogares
    • Actitudes de violencia vinculadas o asociadas al machismo

    6) Hoy los sujetos jóvenes despliegan una actitud y una conducta más dúctil, y son ellos mismos más propensos a ser más móviles, pero también son afectados por trayectorias migratorias que se caracterizan por ser sumamente violentas y peligrosas. Es importante destacar que la experiencia migratoria ha desembocado en generar diversos problemas de inclusión/exclusión social, de tal forma que una amplia capa de los migrantes y de las migrantes son marginados en los lugares de destino, ya que ahí no cuentan con los mismos derechos que en sus lugares de origen. Por lo tanto, miles de migrantes enfrentan severos problemas para integrarse a nuevos espacios, a nuevas ciudades y a una nueva cultura.

    7) Actualmente los sujetos jóvenes son hoy más cohesionados hacia adentro, pero paradójicamente son menos tolerantes hacia el resto de la población. En este sentido, en las personas jóvenes se generan nuevas identidades colectivas, y participan en nuevos y variados universos simbólicos, los cuales se han caracterizado en los años recientes por ser bastante efímeros y también muy cambiantes. Este comportamiento ha terminado por traducirse en identidades poco consolidadas, muy fragmentarias, muy cerradas y sumamente excluyentes, lo cual termina por generar conflictos con otras identidades, incluso también con otros grupos de jóvenes.

    8) Actualmente la gente joven parecen estar o ser más apta para el cambio productivo; sin embargo se encuentra excluida de oportunidades en donde pueda poner en marcha y en operación dichas ventajas. Todo este capital no está siendo aprovechado, ya que las personas adultas ven con descontento y con desconfianza el mundo de los cambios y el mundo de las transformaciones.

    9) Si hace tres o cuatro décadas atrás los jóvenes y las jóvenes fueron los portadores y los portavoces del cambio, hoy han sido redefinidos estos papeles, ya que ahora los mismos sujetos jóvenes son percibidos como sectores y/o actores vulnerables, carentes de opciones y de alternativas. En la actualidad, muchas personas jóvenes son vistas y percibidas como un sector de la población al que hay que proteger, brindarle servicios y desarrollar políticas y programas especiales para atender sus demandas y sus necesidades. Sin embargo, es un hecho que los jóvenes y las jóvenes parecen estarse volcando cada vez más sobre sus mundos y sus estilos de vida, de una manera más cotidiana y menos épica. En este sentido, resultan ser los creadoresgeneradores de nuevas sensibilidades y de nuevas identidades.

    10) Hoy los sujetos jóvenes resultan ser mayores consumidores y creadores —a la vez— de bienes simbólicos, mientras que por otro lado, por las carencias y limitaciones que enfrentan, viven restringiendo mucho su consumo material. Son altamente consumidores de imágenes, pero ven cómo las oportunidades de acceder a un nuevo y mejor empleo pasan de largo en sus trayectorias. La mayoría de las sociedades de América Latina se caracterizan por ser sociedades con una marcada concentración de los ingresos en muy pocas familias, y esto termina llevando a muchas personas a vivir marginadas de los espacios de la promoción. Además, por un lado se percibe en los jóvenes y en las jóvenes una mayor autodeterminación y un mayor protagonismo; sin embargo, por otro lado se observa una mayor precariedad y una mayor vulnerabilidad y desmovilización. Es cierto que proyectan con mayor facilidad sus ideas y sus expectativas, y se crean mayores y nuevos espacios de comunicación, participación que se hace desde las redes virtuales. Los sujetos jóvenes se movilizan en torno a nuevos temas y en torno a nuevas agendas; en este sentido, se construyen nuevos colectivos y se redefine su participación en el nuevo mapa de la cohesión social colectiva. Es decir, todo esto forma parte de su nuevo mapa de la cohesión social, mas no de su negación. Así, de esta manera, muchas de sus iniciativas encuentran en las personas jóvenes a sus más decididos protagonistas. Sin embargo, en el reverso de la moneda los encontramos siendo altamente estigmatizados y percibidos como sujetos violentos, potenciales trastocadores del orden social, poco interesados en la política y poco motivados o interesados en involucrarse en acciones-hechos concretos que contribuyan a dotarles de una mejor ciudadanía política. Viven con mucha apatía y con desconfianza.

Cada uno de los 10 puntos arrojados por el diagnóstico elaborado por la Cepal y por la OIJ, nos hace ver la cotidianidad de los jóvenes y de las jóvenes en América Latina, y como ésta se desarrolla en un contexto de luces y de sombras. Es una realidad que se distingue por lo que aquí he denominado las paradojas y las contradicciones del mundo juvenil frente al mundo moderno y globalizado. También es verdad que para muchas personas jóvenes, esta es una etapa en donde se presentan las oportunidades para desarrollar nuevas habilidades, y es además una fase en la que los jóvenes y las jóvenes están cada vez más expuestos a consumir y a adquirir nuevos conocimientos a partir de su contacto con nuevas tecnologías de la información. Sin embargo, esta es una época que también ha venido a contribuir en el incremento de las desigualdades, y ha hecho que amplios sectores de gente joven se encuentren en una situación de mayor vulnerabilidad.

Resulta significativo observar que, no obstante muchas de las nuevas ventajas de la población juvenil, en la actualidad millones de jóvenes padecen experiencias de mayor desempleo, reciben salarios más bajos que el resto de la población trabajadora y también se les excluye de muchas prestaciones laborales. Aquí podemos encontrar uno de los mecanismos que hacen que las condiciones de pobreza que enfrentan los jóvenes y las jóvenes junto con el resto de sus familias, no se puedan resolver en el corto y mediano plazo, al estar imposibilitados para tener acceso a los ingresos que ayuden a salir de la pobreza y acceder a mejores condiciones de vida.

No obstante, según los documentos aquí revisados, en algunos países los porcentajes de desempleo en la gente joven disminuyeron en los últimos años; en la mayoría de los países de América Latina, esto no ha sido suficiente para erradicar la pobreza, y además, uno de los datos más significativos que dejan estos dos diagnósticos, es el hecho de que las propias tensiones y desigualdades que enfrentan los jóvenes y las jóvenes con el resto de los sectores de la sociedad, se hacen extensivas y evidentes incluso en los propios sectores de la población juvenil.

Los jóvenes y las jóvenes que viven en la calle (Makowski, 2010)

Este trabajo se coloca en la línea de un vasto número de investigaciones que han visto la luz en las últimas décadas, donde se pretende analizar el impacto que ha tenido en la ciudad y en sus habitantes el proceso de reestructuración de los modelos de generación y acumulación del capital. Sobre lo anterior, resulta innegable el impacto negativo de la instrumentación de políticas neoliberales en los contextos urbanos. Por lo tanto, la ciudad se ha venido a constituir en un espacio privilegiado para analizar los procesos de reconfiguración social, económica, política y cultural. Es la ciudad el espacio en donde se hacen presentes y visibles diversas experiencias de exclusión. Frente a esta situación, como lo destaca la autora, en el trabajo se presentan los resultados de una investigación volcada a conocer las diferentes problemáticas relacionadas y vinculadas a la exclusión que viven un conjunto de jóvenes en diferentes espacios de la ciudad de México.

La experiencia de la exclusión puede ser vivida y experimentada de múltiples maneras. La pérdida o la falta de empleo, el no acceder a la educación en cualquiera de sus niveles, la carencia de una vivienda propia, la migración clandestina y el no tener acceso a distintas formas de comunicación a través de las diversas tecnologías (PC, Internet, Ipod, Iphone, telefonía celular), son algunas de la maneras en las que cotidianamente se vive la experiencia de la marginación y que pueden llevar al individuo a experimentar una situación de exclusión. Sin embargo, resulta significativo el hecho de que para quienes poseen estos objetos, será a partir del uso cotidiano que hacen de éstos que se construye la idea de la inclusión, lo que representa la manera en la que están incorporados a otras comunidades. Por lo tanto, para la autora la práctica de vivir en la calle representa, tal vez, la experiencia límite de la desintegración del mundo familiar de los jóvenes y de las jóvenes. Sin embargo, la experiencia de la vida callejera —difícil, llena de peligros y traumática— representa también una oportunidad para que sean los mismos sujetos jóvenes quienes construyan nuevos y fuertes vínculos, los cuales de una manera u otra suplen la ausencia de afecto, de cariño, de solidaridad y de compañerismo, que no hubo en el espacio familiar.

 

2. Elementos teóricos para estudiar la exclusión

Antes de presentar algunos aspectos relacionados con la experiencia cotidiana de la vida en la calle, se vuelve fundamental acompañar a la autora en el proceso de revisión de algunos presupuestos de carácter teórico que serán fundamentales en la manera en que se analizarán los datos etnográficos de la investigación. En un primer término, se vuelve indispensable tener un punto de partida; en este sentido resulta clave el señalamiento de que la exclusión no es un fenómeno nuevo. Sin embargo, lo que si es novedoso son los amplios y nuevos sectores de la población a la que este fenómeno ha impacto en las últimas tres décadas. Ante lo complejo del fenómeno, se han hecho cada vez más frecuentes los ejercicios que buscan hacer un análisis cada vez más detallado del fenómeno. En este sentido, la autora destaca el interés de este tipo de investigaciones en el seno mismo de las sociedades más industrializadas, pero que también han enfrentado en los últimos años los efectos negativos de la globalización de las relaciones productivas y que han traído como consecuencia un incremento en los índices de desempleo. Un síntoma de esta situación es el hecho de que en el año de 1994, el Programa Europeo de lucha contra la pobreza modificó su nombre por el de lucha contra la exclusión.

Ante un fenómeno que atraviesa límites geográficos y barreras socioeconómicas y culturales, se plantea la necesidad de afinar el análisis y proponer nuevas rutas de investigación, y esbozar nuevas hipótesis de trabajo. En este sentido, se vuelve crítica la necesidad de buscar las causas de la exclusión, no solamente en argumentos o en causas de carácter estrictamente económico; para ello también hay que considerar la necesidad de colocar el énfasis en variables de orden social, político y simbólico-cultural. Este aspecto será clave en el entendimiento que tendrá el concepto de exclusión que retomará la autora para analizar la situación de los jóvenes y de las jóvenes que viven en la calle. De ahí que sobre la exclusión señala:

(…) tiene múltiples facetas y alude a diversas formas de relación o no relación con las instituciones, con las estructuras políticas, familiares, profesionales, económicas: se puede hablar de exclusión profesional, exclusión racial y exclusión sindical. Siempre se está excluido de algo y de alguien (Makowski, 35).

Esta es una afirmación de gran valor, ya que la experiencia de la exclusión no es igual para todos los sujetos jóvenes. Incluso en un mismo contexto de deterioro y en un mismo sector de la población se generan diferentes manifestaciones de la exclusión: desempleados, gente sin casa, población migrante o itinerante, enfermos mentales, indígenas marginados, etc. Lo anterior demuestra lo importante que es contar con un concepto amplio, diverso e incluyente, en donde se pueda analizar las variantes del fenómeno.

Para enfrentar este dilema, en este trabajo se retoma la propuesta de otros investigadores e investigadoras, quienes han señalado la necesidad y la importancia de analizar la exclusión social por etapas o por niveles, para lo que han optado por recurrir a otras categorías analíticas para hacer referencia a los diferentes procesos de exclusión social. La experiencia que recupera la autora se desprende de las reflexiones-trabajo de tres autores, quienes desde diferentes ámbitos ofrecen nuevas formas de estudiar el mundo de la exclusión.

En primer lugar, se destaca el trabajo de Paugam (1991). La propuesta de este autor consiste en que la desintegración social es una condición que se presenta y que se experimenta a partir de ciertas condiciones materiales. En este sentido, una de las condiciones fundamentales que coloca a los individuos en una condición de vulnerabilidad, está dada por la fragilidad del ámbito laboral, que conlleva la fragilidad en el ámbito relacional. La dificultad para acceder a un trabajo de tiempo completo coloca a las personas en una situación que dificultará la integración de estos individuos, y por lo tanto se percibirá una dificultad en su proceso de construcción de una identidad como individuos proveedores de los recursos materiales, como también se observará una limitación en el proceso de ser los forjadores de cierta estabilidad familiar. De esta forma, la percepción que estos individuos se construyen entre ellos es la ser dependientes de la asistencia del Estado, y de algunas otras dependencias. Quienes carecen de una base laboral se exponen o, mejor dicho, se ven en la necesidad de estar instrumentando una serie de estrategias, de renegociaciones de su identidad y de construcción de nuevas racionalizaciones en torno a su nueva y cambiante situación. El mismo Paugam propone la condición de asistido, aludiendo a la situación de dependencia que el individuo experimenta respecto a los programas de asistencia y de diversos proyectos de políticas públicas. La tercera y última categoría propuesta por este autor es la de los marginados y marginadas, quienes se encuentran en una condición límite de la exclusión social. Aquellos sujetos que se enfrentan a una situación de marginación son parte de la degradación no sólo económica, sino también moral, y sufren una profunda condición de deterioro en su identidad que los descalifica y los margina como personas.

Una segunda alternativa para el análisis de la exclusión estudiada por Makowski, es la desarrollada por Castel (1995), autor que reconoce que el proceso de desafiliación de las personas se presenta principalmente a partir de la falta de vinculación con el mundo laboral, lo cual se traduce en una condición de desdibujamiento o debilitamiento de las redes relacionales de las personas que carecen de un empleo formal. Es decir, la falta de empleo se traduce en la mayoría de las veces en una situación de aislamiento social.

Finalmente, la autora hace referencia a la desinserción social, propuesta que retoma a partir de los análisis hechos por de Gaulejac e Taboada (1997). Estos autores destacan las dimensiones subjetivas y simbólicas que construyen los individuos en la esfera de la exclusión. La no integración, es decir la exclusión, se promueve por la falta de empleo, por la pobreza, por el aislamiento, por la ruptura de los lazos o vínculos de pertenencia, por el estigma y finalmente por la desvalorización. Para estos dos autores, las situaciones de ausencia de integración configuran un proceso que se genera ante la ruptura en tres ejes fundamentales:

• Factores de índole económico
• Factores de índole social
• Factores de índole simbólico

Sin embargo, ninguno de los tres factores en sí mismo será suficiente para hablar de una exclusión total. Lo relevante del análisis consiste en la articulación de cada uno de ellos y en ver las distintas maneras en las que se construyen las estrategias individuales o familiares para enfrentar la situación. Bajo esta perspectiva, resulta fundamental entender que no hay una sola variable o un solo factor que sea el único y exclusivo determinante para que una persona experimente la situación de la exclusión. Podrá ser que alguien vea cancelada su situación laboral y por lo tanto deje de percibir un sueldo y las demás prestaciones a las que por ley tiene derecho; mas sin embargo esta misma condición de la pérdida de un empleo formal coloca a esa misma persona en la situación de echar mano de su red de amigos, amigas y parientes, para poner en marcha una estrategia de trabajo por cuenta propia. Es decir, se podrán encontrar casos en los que los sujetos ponen en operación de forma casi inmediata una serie de acciones o estrategias encaminadas a evitar una exclusión o desintegración social total. Por lo tanto, mientras se cancela una opción de trabajo, ellos mismos pueden estar poniendo en marcha otras alternativas que les permitan seguir manteniendo la participación en el conjunto más amplio de redes sociales, y que muchas actividades de consumo (importantes en el proceso de construcción y reconstrucción de las identidades) se sigan manteniendo.

Por lo tanto, la exclusión se visualiza entonces como una experiencia que resulta, en un primer lugar, relativa, y en segundo lugar, es una experiencia polisémica, y siempre será dinámica. Bajo esta perspectiva, la experiencia de la inclusión o integración estará siempre articulándose con la propia experiencia de la exclusión. De igual forma, la exclusión y la inclusión deberán entenderse como parte de un mismo proceso y no como experiencias definitivas o como parte de procesos. En este sentido, las historias de vida o de trayectorias vitales analizadas por la autora, se presentan como importantes estrategias metodológicas que permite apreciar la manera en que los jóvenes pueden estar viviendo experiencias de inclusión y exclusión a la vez. Resultado de este rápido recuento de propuestas, la autora considera a esta última como la que más y mejor se ajusta a los intereses que más adelante habrá de abordar y habrá de analizar, para el caso de los jóvenes y de las jóvenes que han optado por la experiencia de la vida en la calle.

Cuando la calle se volvió la casa. La experiencia cotidiana de jóvenes en calles y plazas en la ciudad de México.

Los niños, niñas y jóvenes que habitan en las calles y en las plazas de la ciudad de México, no son algo nuevo; su presencia se remite a décadas y tal vez a siglos atrás. Lo que sí resulta algo novedoso es la cantidad de niños, niñas y jóvenes viviendo en la calle. A este incremento en términos demográficos hay que añadir la diversidad de la población que se hace presente; en este sentido se destaca el incremento de la presencia de mujeres. Incluso es notable en algunos sitios de la ciudad de México la presencia de jóvenes indígenas (principalmente en la zona de la Central de Abasto, el mercado de la Merced y en los alrededores de algunas centrales de autobuses).

En el trabajo se destaca que a la calle se llega porque se ha abandonado de manera temporal o definitiva la residencia en la casa. Además, la casa se abandona por haber sido víctima en ella de la violencia familiar o por alguna otra circunstancia. Incluso en cuanto a muchos de estos sujetos jóvenes, es posible señalar que la experiencia de la marginación y de la exclusión se inició desde mucho antes de llegar a la calle. Para los jóvenes y las jóvenes que se encuentran en condición de calle y para quienes viven de manera definitiva en la calle2, ésta se ha vuelto el espacio en donde se vive y en donde se trabaja; pero también la calle es el escenario en donde se enfrentan a la violencia de los policías y a la violencia promovida por los vecinos, vecinas y usuarios de la calle y de las plazas. Sin embargo, en la calle los jóvenes y las jóvenes se ríen y se divierten, pero allí mismo se pelea y en ocasiones se muere. En la calle los sujetos jóvenes roban, se drogan y hacen sus necesidades fisiológicas. No obstante, también en la calle los jóvenes y las jóvenes despliegan su talento creativo y se pueden ver casos en donde ciertos espacios de la calle o las frías bancas de asfalto de algún parque, son tomados y transformados por los jóvenes y las jóvenes, volviéndose este un espacio en donde ellos y ellas instalan sus nuevas moradas. Las nuevas moradas de los sujetos jóvenes se levantan con los materiales que ellos mismos recuperan de la basura; así que implementan toda una estrategia de la reutilización. Sus carpas o sus casas se hacen presentes, pero a la vez son invisibles, ya que también hay olvido por parte de las autoridades, de los vecinos y vecinas, y de otras instituciones.

En cierta medida, los jóvenes y las jóvenes entrevistados por la investigadora se han dado cuenta de que ellos mismos y ellas mismas se han vuelto un botín de los políticos y políticas, quienes se acercan a ellos y a ellas para sacar provecho de su situación; sin embargo también es importante destacar que los jóvenes y las jóvenes igualmente han sabido sacar provecho de esta misma condición. En este sentido, ellos y ellas han aprendido a manejar un doble discurso que los coloca como víctimas de las arbitrariedades y de la violencia ejercida desde el poder, pero también han aprendido el manejo de un discurso en donde se hace referencia a la defensa de sus derechos humanos; y han recurrido a este discurso para hacer frente o impedir los abusos que sobre ellos y ellas se cometen desde el poder, o también por parte de la ciudadanía, que los excluye y los margina por el simple hecho de vivir en la calle.

Para la gente, el hecho de que los jóvenes y las jóvenes tomen y hagan suya la calle y la hagan su casa, es algo que contradice o se contrapone a muchas de sus normas, valores y reglas. Para la mayoría de la gente, la casa normalmente está representada o se le vincula con la idea o la imagen de un espacio limpio, ordenado y seguro; mientras tanto, la calle transformada o hecha casa por los jóvenes y las jóvenes, es percibida como lo contrario de los anteriores valores, es decir, ahí se hace presente lo sucio, el desorden, lo inseguro y lo violento. Ante esta situación, los espacios y las plazas que los jóvenes y las jóvenes han adaptado para construir sus casas, son territorios que constantemente están en disputa entre los propios sujetos jóvenes, las autoridades locales y los propios vecinos y vecinas. Ante esta situación, la calle y la ciudad se transforman en un espacio que margina y que busca hacer invisibles a los jóvenes y a las jóvenes; incluso se destaca el hecho de que la calle representa un espacio bastante peligroso. Sin embargo, esta peligrosidad no se experimenta de igual forma en hombres y en mujeres. Así lo demuestran los relatos y las experiencias de las jóvenes mujeres entrevistadas, quienes no solamente están expuestas a la violencia física, sino que también resultan estar más expuestas específicamente a violaciones sexuales.

Las ventajas que encuentran los jóvenes y las jóvenes de la experiencia de vivir en la calle

Una vez que la autora ha presentado en detalle las particularidades de la experiencia de la vida callejera, una pregunta obligada es la siguiente: ¿tiene alguna ventaja para los jóvenes y para las jóvenes la vida familiar en la calle, no obstante que se vive en un contexto de creciente violencia y de invisibilidad? La experiencias relatadas por los sujetos jóvenes entrevistados permiten afirmar que, no obstante las difíciles y complejas situaciones que se viven y que se enfrentan de manera cotidiana en la calle, es posible rescatar algunos aspectos positivos que deja esta experiencia. En una primera instancia hay que destacar que en la calle se aprende a vivir desarrollando nuevos códigos y desarrollando nuevas estrategias de adaptación y de defensa. Por ejemplo, los jóvenes y las jóvenes desarrollan sus actividades de manera grupal, y ello conlleva el hecho de que se aprenda a socializar a partir de la puesta en marcha de nuevos roles, y que se establezcan nuevas reglas y haya quien las haga cumplir. Es decir, lógicas muy parecidas a las que se desarrollan en una familia “normal”. Así en la calle, los jóvenes y las jóvenes han aprendido a vivir en familia. Aunque en ocasiones no se tengan familiares consanguíneos, se establecen importantes vínculos y relaciones que adquieren un gran peso en la vida cotidiana. En algunos casos hay varias generaciones de niños y niñas que se volvieron adolescentes y padres o madres de familia, teniendo a la calle como su casa, como su hogar. Además, los jóvenes y las jóvenes con quienes trabajó la investigadora ven en la calle un espacio de libertades, de oportunidades y de autonomía. Si en sus hogares de origen estuvieron bajo el yugo y la vigilancia paterna o materna, en la calle han aprendido a establecer sus propias reglas y además le otorgan un sentido a sus vidas. Con los compañeros y compañeras de coladera o de plaza, se construyen verdaderos vínculos afectivos y emocionales, los cuales suplen ese enorme vacío de afecto que no tuvieron en su casa con sus padres, sus madres o sus hermanos y hermanas.

Sin embargo también hay que destacar el carácter volátil de muchas de estas relaciones que se construyen en la calle, ya que la vida en ella representa igualmente una situación de entrada a espacios en donde los sujetos jóvenes intentan ser readaptados o reintroducidos a sus espacios familiares de origen, o también pueden estar ingresando a espacios en donde se pretende que paguen sus deudas con la ley; esta es una situación que termina trayendo graves consecuencias para los jóvenes y las jóvenes, ya que se terminan rompiendo de manera momentánea o definitiva los vínculos o las relaciones construidas con anterioridad. Un hecho que también es relevante en el contenido de la investigación, es el que se refiere a los bienes materiales con los que las personas jóvenes adecúan y transforman los espacios públicos para darles un uso privado, espacios en donde desarrollan sus actividades cotidianas. En estos lugares la investigadora encontró televisores, radios, salas, colchones, cobijas, sillas, mesas…; claro, todos estos objetos se han obtenido de muy diversas maneras; la mayoría son muebles que los jóvenes y las jóvenes encuentran en los tiraderos y los trasladan a estos lugares para seguirles dando un nuevo uso. Al interior de los espacios que han sido acondicionados por los jóvenes y las jóvenes, se establecen una serie de normas o de reglas mínimas acerca del uso del mobiliario, y de la misma forma se establecen horarios para el desarrollo de algunas actividades que se realizan en común. Por ejemplo, se logran acuerdos sobre el uso del televisor y del radio. También se establecen horarios para poder llevar a cabo actividades de limpieza del área y del espacio en particular, y por lo tanto hay algunos jóvenes y algunas jóvenes que ejercen algún tipo de autoridad dentro de los espacios que se han acondicionado para uso doméstico. Es decir, donde se descansa, se duerme, se consumen alimentos, y donde se llevan a cabo las actividades de limpieza. A la par del uso de estos espacios que ellos mismos han acondicionado, es posible encontrar otros más, los cuales son utilizados de manera frecuente por los jóvenes y las jóvenes; entre esos se destacan algunos hoteles de paso y un gran número de instituciones que se encargan de brindar apoyo a esta población itinerante. Los jóvenes y las jóvenes acuden a muchos de estos sitios para resguardarse del frio, de la policía, de los violadores, de los asaltantes y de los propios ciudadanos y ciudadanas. Normalmente la presencia de los sujetos jóvenes en estos lugares es una presencia esporádica y de poca duración. Acuden ahí también para tener tratamiento de alguna enfermedad o de algún otro problema de salud o jurídico. Reitero, su paso por estos lugares es sumamente intermitente y esporádico. Sobre este punto, es importante destacar que la experiencia de la itinerancia de las personas jóvenes en la calle, así como también su paso y estancia en algunas de las instituciones creadas para su atención, son también oportunidades que permiten la construcción de nuevos vínculos y de nuevas redes sociales que serán de gran valor para estos sujetos jóvenes que viven en estas condiciones.

Transiciones vulnerables: las desventajas de la transición de la juventud a la adultez en el México contemporáneo (Saraví, 2009)

El interés por el tema de la juventud se desprende del hecho de ser este el sector de la población que estará padeciendo y enfrentando las situaciones de tensión y exclusión social. Los jóvenes y las jóvenes conforman un sector importante de la población y se encuentran insertos dentro de esta misma sociedad que padece nuevos retos. La investigación enfocada hacia la situación de los sujetos jóvenes es a la vez una investigación que refleja las condiciones bajo las cuales se lleva a cabo la reproducción de todos los sectores de la sociedad. Es decir, la agenda de la investigación en torno a los problemas que embargan a la juventud, debe ser capaz de plantear interrogantes al conjunto de la sociedad.

Este trabajo se inicia con el planteamiento de dos interrogantes aparentemente simples, pero cuya búsqueda de una respuesta a los mismos implica colocar sobre la mesa una serie de aspectos de carácter teórico y metodológico, para analizar las causas y condiciones que contribuyen a que un conjunto de jóvenes de sectores económicos vulnerables que habitan en diferentes colonias en el oriente de la Ciudad de México, experimenten una situación de vulnerabilidad y de exclusión. Los interrogantes en cuestión son los siguientes: Cuando hablamos de la experiencia de la exclusión en los jóvenes y las jóvenes, ¿de qué estamos hablando? ¿Qué características presenta el proceso bajo el que se construye la experiencia de la exclusión?

En la actualidad la población en general, pero la juventud en particular, experimenta una serie de situaciones que hacen cada vez más complicado y difícil el proceso de la transición a la adultez, ya que actualmente los contextos familiares, educativos y laborales de los jóvenes y de las jóvenes se presentan en situaciones de riesgo y vulnerabilidad, lo cual hace que se encuentren en condiciones de graves desventajas. En este sentido, la investigación de Saraví se encuentra enfocada en conocer y analizar la experiencia de la transición a la adultez que viven jóvenes de sectores muy desfavorables en contextos urbanos.

Metodológicamente la investigación se desarrolla en dos vertientes o en dos caminos complementarios: la biografía, y la historia en el más amplio sentido del término. Para el investigador, las situaciones de exclusión y desamparo no pueden ser las mismas para todos y todas, ya que en este sentido las biografías individuales ejercen una notable influencia en las condiciones en que se desarrolle la vida de los sujetos jóvenes. Las situaciones de vulnerabilidad que enfrentan las transiciones de las personas jóvenes hacia la adultez, hacen que el propio concepto de juventud tenga que ser repensado y replanteado.

La experiencia de la exclusión y la falta de integración social

La experiencia de la exclusión no resulta ser algo que un individuo o una comunidad puedan enfrentar de manera alargada, ya que puede generar efectos contrarios y devastadores para la persona, así como para la red o las redes sociales más amplías en las que ésta tiene alguna participación. Más bien, la perspectiva del autor es que la experiencia de la exclusión hace referencia a la vez a una o a varias experiencias de innovación e integración. En la actualidad, los jóvenes y las jóvenes pueden experimentar varias formas de estar en, o de experimentar, la exclusión. Es decir, los sujetos jóvenes no se encuentran totalmente excluidos, pero también es cierto que están parcialmente integrados a muchas instituciones, por lo tanto hay cierta integración; sin embargo, ésta se da en condiciones de una clara desventaja y en ocasiones dicha integración se da en condiciones totalmente desfavorables.

Integración-exclusión serán por lo tanto dos situaciones que se experimentan y padecen en condiciones estrictamente individuales, pero indudablemente son el resultado de condiciones que se desarrollan y se experimentan en un ámbito más amplio. De igual forma, las experiencias de inclusión-exclusión tienen no sólo un impacto en las trayectorias de vida o en las biografías personales; su impacto se presenta en el contexto social más amplio, ya que de estas experiencias personales-individuales se alimentan los escenarios de una fragmentación social y económica de gran impacto a nivel macro.

La juventud como un proceso, una transición y una experiencia

Derivado de los anteriores argumentos, se desprende la siguiente premisa fundamental en lo que se refiere al aspecto teórico y metodológico de la presente investigación: la juventud es más que una cuestión de edades. Al proponer una definición de la juventud como un conjunto de actores que están constantemente experimentando una serie de transiciones, también se debe entender a los jóvenes y a las jóvenes como portadores y generadores de una serie de experiencias encaminadas a desarrollar una serie de proyectos de adaptación. Tomar una postura de esta naturaleza, implica que las condiciones bajo las cuales se lleva a cabo la experiencia de la transición de la juventud a la adultez, son distintas, y a la vez cada etapa o contexto histórico impone diferentes condiciones para que se lleve a cabo la reproducción de este sector de la población.

En este sentido, se vuelve también sumamente relevante entender el hecho de que las transiciones que experimentan los jóvenes y las jóvenes se están dando actualmente en una serie de contextos diferenciados. Algunos de estos contextos pueden ser de igualdad y de oportunidad, pero también para otros sujetos jóvenes, pueden ser contextos y experiencias de marginación, de vulnerabilidad, y pueden estar traduciéndose a final del camino en experiencias de exclusión. Ante esto, las situaciones y experiencias del curso biográfico de los sujetos jóvenes mexicanos y latinoamericanos, son experiencias diversas y heterogéneas. La juventud es simultáneamente la experiencia de un proceso histórico que se traduce a la vez en un fenómeno de carácter biográfico o individual. Es decir, la experiencia cotidiana de vida de los jóvenes y de las jóvenes se desarrolla y se organiza al interior de diversos escenarios en donde los sujetos jóvenes interactúan entre ellos mismos o con algunas otras comunidades. Algunos de los escenarios más relevantes para la vida cotidiana de las personas jóvenes son la familia, la escuela, el barrio, la pandilla, los grupos de pares y el espacio en donde se trabaja o donde se labora. Ahí se construyen y reconstruyen las biografías o las historias de vida de los jóvenes y de las jóvenes, y es ahí mismo en donde se refuerza la idea de la integración, pero también en donde se puede iniciar las experiencias que conllevan a la vulnerabilidad o a la exclusión.

En la época del llamado modelo estatista, las transiciones o las experiencias de vida de los sujetos jóvenes se realizaban en cierta medida de forma estandarizada y de forma homogénea. La transición de la juventud a la adultez se daba en tiempos más cortos, de manera más estable y de forma menos traumática. Este patrón de transición ha experimentado importantes modificaciones; en la actualidad, los eventos que marcan la transición a la etapa de la adultez se llevan a cabo con ciertas particularidades. Por ejemplo, la transición misma se lleva de forma cada vez más tardía, lo que indica que la experiencia de la juventud se ha prolongado; también los cambios de estatus tienden a darse y a experimentarse por parte de los jóvenes y de las jóvenes sin un orden determinado; esto hace que la vida de las personas jóvenes en el proceso de transición se experimente cada vez de una forma más compleja e incierta. Ciertamente, en la mayor parte de los países de América Latina que han enfrentado reestructuraciones de sus políticas económicas, éstas han contribuido a que los jóvenes y las jóvenes se enfrenten a una serie de nuevos riesgos y nuevas tensiones.

Es decir, las experiencias de vida y de transición de los muchos sujetos jóvenes son más accidentadas, menos previsibles, más extensas y más fracturadas, lo que se ha traducido en un incremento de situaciones y experiencias de mayor desigualdad, mayor vulnerabilidad individual y una tendencia al incremento de la polarización y de la exclusión de estos sectores de la sociedad. En este proceso de crisis en las transiciones de los jóvenes y de las jóvenes a la vida adulta, hay que destacar la centralidad de al menos tres ámbitos: la transición para formar una nueva familia, el paso de la escuela-educación a la obtención de un empleo y, finalmente, la transición hacia la construcción de una identidad propia. Es precisamente el análisis de estos componentes en donde se debe centrar el interés volcado hacia la gente joven, ya que estos son tres aspectos clave para analizar la manera en la que se desarrollan y experimentan los procesos de vulnerabilidad, desigualdad y exclusión social.

¿Cómo se construye la experiencia de la exclusión?

La confluencia y emergencia de diversos procesos conducen al debilitamiento de los lazos que construyen el sentido de la pertenencia. En este sentido, se destacan las reformas económicas de las últimas tres décadas que trajeron como resultado importantes modificaciones en las condiciones de reproducción de la sociedad, y produjeron igualmente una alteración de las condiciones en las que operaba y/o funcionaba el mercado de trabajo. Todo esto transformó las maneras en las que se desarrollaba la relación-vinculación-pertenencia de los individuos con su entorno social más amplio. La noción de exclusión y de vulnerabilidad se coloca como uno de los paradigmas más importantes de análisis para comprender lo procesos de marginación que se experimentan en las sociedades contemporáneas, en particular en las sociedades de América Latina.

Condicionantes de la exclusión:
• Pobreza y desigualdad
• Desempleo y precariedad laboral
• Limitantes o el no cumplimiento de los derechos de la ciudadanía

El resultado de las investigaciones realizadas enfocadas a esta situación, conlleva a entender que la exclusión social es una experiencia que se construye como resultado de una amplia gama de situaciones. La exclusión no sólo está dada por una variable de carácter económico, aunque cabe destacar que esta variable ejerce un gran peso; sin embargo, están presentes otros factores. Es decir, hay fracturas en otros frentes y no sólo en el económico; hay que destacar también el frente social y el simbólico. Por lo tanto se vuelve importante destacar que hay factores o dimensiones objetivas y subjetivas en el proceso de la exclusión.

En este trabajo, la exclusión se manifiesta como un resultado de la acumulación de desventajas que en su proceso van minando la relación individuosociedad. Por lo tanto, la exclusión puede entonces ser entendida como resultado de una sucesiva acumulación de procesos generadores de rupturas que poco a poco van limitando la capacidad del individuo para integrarse en redes de carácter social, económico, político, y en redes de carácter simbólico-cultural. Esta situación puede estar alejando potencialmente al individuo de su posible integración en las redes señaladas con anterioridad, y lo margina de una posible participación en grupos, y le imposibilita el acceso a bienes materiales que le otorguen un prestigio y que le construyan una identidad. La exclusión tiene, o se vive, a partir de un conjunto de experiencias y situaciones. Por eso se dice que esta situación es el resultado de un proceso multidimensional. No sólo opera en un ámbito individual (biográfico), sino que también sus efectos se manifiestan en el ámbito social.

El estudio de la exclusión debe contemplar diversas situaciones que conllevan a que esta sea una situación que experimenta una persona; a la exclusión se llega como resultado de las experiencias de vulnerabilidad y de un conjunto de vivencias que generan desventajas en diversos contextos, las cuales pueden tener manifestaciones más o menos intensas que pueden generar círculos de desventaja y de exclusión. En este sentido, las variables étnicas, de clase, de género y familiares, contribuyen a que los jóvenes y las jóvenes experimenten y construyan transiciones que los colocan en una situación de desventaja. Sin embargo, los sujetos jóvenes, a la par que conviven con la desigualdad y la marginación, también construyen, reaccionan, innovan, crean, reestructuran. Es decir, la investigación de la exclusión no debe ser una investigación de la exclusión por la exclusión misma, ya que también se deben considerar las nuevas formas sociales de integración que experimentan los jóvenes y las jóvenes. Puede que hoy la gente joven enfrente una situación de marginación, o puede mostrar poca o nula participación política en los espacios tradicionales (partidos políticos), pero puede igualmente tener una amplia participación política y social a través de su involucramiento en diversas causas, a partir de las redes sociales más comunes en estos días (Facebook, Twitter, hi5, etc.) Es decir, los jóvenes y las jóvenes experimentan situaciones de exclusión y de vulnerabilidad, pero a la vez también se enfrentan a situaciones de integración.

La exclusión en los jóvenes y las jóvenes, como resultado de la acumulación de desventajas

En la actualidad, hablar o referirse a la experiencia de la exclusión implica hacer referencia a una gama muy amplia y variada de situaciones que son experimentadas por un individuo o persona a lo largo de una trayectoria de vida. A lo largo de la historia de vida, cada persona y cada joven experimenta una serie de importantes trayectorias y transiciones. En este sentido, la juventud se entiende como una parte fundamental en la historia de vida de cada quien. La juventud es un proceso o una etapa clave en el desarrollo de la persona, ya que es una época de transición a la etapa de adultez, y tanto en la fase de la juventud como en del periodo de adultez, el individuo tiene que cumplir con ciertos roles; además, cada una de estas etapas está asociada con la adopción y el cumplimiento de ciertas normas y valores. De igual forma, el sujeto joven y la persona adulta asumen comportamientos, postulan ciertos derechos, pero también buscan asumir determinadas obligaciones que están determinadas con la ubicación de cada una de estas etapas. En este sentido, la juventud debe entenderse como una etapa crucial para la organización de las subsecuentes fases biográficas del individuo. La juventud misma debe entenderse como un fenómeno de carácter dinámico y de continuos cambios.

El trabajo sobresale en el sentido de la metodología propuesta por el investigador, ya que en concordancia con su concepto de juventud como una etapa de transición, el autor propone un acercamiento de carácter biográfico, toda vez que esta estrategia permite analizar la manera en la que se han venido dando las diferentes transiciones por parte del sujeto joven, y esto ayuda a entender el impacto que ha tenido en este sector una serie de momentos que se pueden considerar como relevantes o críticos en la vida de un individuo o individua. El análisis biográfico permite conocer de primera mano las “trayectorias de riesgo”, y cómo éstas pueden aparecer como momentos o dramas clave para entender el futuro desarrollo o las restricciones que podrá estar experimentando cada uno de los jóvenes. Sin lugar a dudas, hay factores externos que pueden colocar en una situación de mayor o menor vulnerabilidad a una persona; sin embargo también hay factores endógenos que pueden estar teniendo un peso determinante en el rumbo que lleve la historia de vida de cualquier sujeto. En cuanto a los factores externos, ya he mencionado algunos como la reestructuración de los procesos de generación y acumulación de la riqueza, las reestructuraciones del mercado de trabajo, las condiciones de desigualdad económica que imperan en la sociedad en su conjunto.

A nivel personal, los factores de género, las experiencias educativas y laborales de algunos miembros de la familia, la violencia intrafamiliar, el consumo de drogas y otros factores más, pueden resultar elementos clave. Es decir, se vuelve crítico poder identificar una diversidad de factores que por su relevancia y nivel de impacto son clave para entender el entorno de debilidades y de fortalezas que enfrenta la persona. En este sentido, algunos investigadores e investigadoras señalan la interacción entre diferentes tipos de causas que pueden ejercer una influencia en el proceso de la construcción de la exclusión social. Entre los niveles que son reconocidos por algunos investigadores, se destacan los siguientes: Individual, familiar, comunitario, local, nacional y global.

Es decir, se hace relevante señalar y destacar la necesidad de perfeccionar el análisis sobre las coyunturas que generan escenarios que puedan promover el desarrollo de experiencias de desintegración y de una paulatina y creciente experiencia de exclusión. En otras palabras, según el investigador se debe proponer mecanismos de análisis que permitan el enriquecimiento de estrategias y perspectivas que contribuyan a realizar el estudio sobre cómo abordar el tema de la exclusión y la desigualdad.

 

3. Comentarios finales

La reflexión generada en torno al tema de la exclusión sin lugar a dudas plantea importantes debates acerca de la situación de los jóvenes y de las jóvenes en el contexto actual. De entrada, a partir de los trabajos consultados y analizados, queda muy claro que la cuestión de la juventud es más que una simple cuestión de edades. La juventud significa y representa, hoy más que nunca, un proceso dinámico lleno de tensiones y contradicciones, lo cual hace que esta experiencia se viva de manera cada vez más compleja y cada vez más difícil.

El entender a la juventud como un proceso y como una etapa de transición y como una biografía que se construye en un espacio o contexto más amplio, nos permite conocer por qué ahora los jóvenes y las jóvenes tienden a extender más tiempo su residencia en el hogar familiar o tienden a alargar más tiempo su estancia en la escuela, en la búsqueda de una mayor capacitación profesional con la intención de poder colarse en un empleo. Sin embargo, como se muestra en las investigaciones consultadas, esta es una transición muy compleja y difícil de lograr. Por otro lado, también es relevante señalar que el tema de la vulnerabilidad y de la exclusión nos coloca también ante el tema de la integración y de la innovación. Es decir, ambos son procesos que corren de manera paralela. La experiencia de los sujetos jóvenes en el consumo y en el acceso a nuevas tecnologías de información, así como el acceso a las redes virtuales, son una muestra de lo anterior. Por un lado, los jóvenes y las jóvenes pueden carecer de un empleo formal y bien remunerado, pero están accediendo a otro tipo de ocupaciones y están destinando una parte de su ingreso a la adquisición de nuevos bienes de consumo (teléfonos celulares, computadoras personales); lo anterior permite que la gente joven interactúe y establezca relaciones y contactos virtuales con otras personas y con otras comunidades, más allá de los límites de su propio entorno familiar y de su propia comunidad. En el caso de los jóvenes y de las jóvenes con quienes trabajó Makowski, es muy evidente esta situación, ya que la vida en la calle se percibe como una experiencia liberadora y creativa. Por lo tanto, las transiciones de los jóvenes y de las jóvenes, no obstante su carácter complejo y en ocasiones traumático, son también ocasiones para desplegar su talento generando con ello la cohesión y la participación.

Es importante reiterar que no obstante la erosión que han experimentado los procesos de inserción y de participación de las personas jóvenes en diferentes ámbitos como el empleo, la educación y la familia, en un contexto de fragilidad de la economía para generar nuevos puestos de trabajo, los jóvenes y las jóvenes continúan construyendo sus narrativas, sus experiencias y sus biografías, de forma individual. Este es un aspecto que se destaca en los dos trabajos analizados para la coyuntura de México; en ambos casos, los autores privilegian la experiencia personal y la construcción de las biografías; sin embargo, el rumbo que toman las biografías se debe entender en el contexto más amplio en el que se desarrolla la cotidianidad de los sujetos jóvenes, ya que tal contexto amplio será clave en el rumbo que tomen las historias individuales y, a la vez, las historias individuales serán clave para la construcción de los contextos más amplios; dicho de otro modo, la biografía personal de cada uno de los sujetos jóvenes debe entenderse como el resultado de aquello que sucede en los entornos regional, nacional y global, y viceversa, es decir, lo que sucede en los entornos global, nacional y regional, estará siendo impactado por el contenido y el rumbo que toman las historias y las biografías de los jóvenes y de las jóvenes. Desde esta perspectiva, el tema de la vulnerabilidad y de la exclusión se vuelve un tema complejo, dinámico y cambiante. La exclusión no es un proceso homogéneo o lineal; en algunos casos se puede decir que la exclusión es una experiencia relativa. Además, la exclusión no es un fenómeno que se genere únicamente por factores de tipo económico, aunque ciertamente dicho factor es de gran importancia pero, como se pudo observar en los trabajos consultados, en la experiencia de la exclusión también juegan un rol importante factores de tipo simbólico-cultural y factores de clase y de género. En conclusión, hay que destacar que estos mismos elementos sirven para aglutinar, para rearticular y para generar nuevos roles sociales y nuevas interacciones. Por lo tanto, hay que destacar la aparición de investigaciones como las de la Cepal/OIJ, Makowski y Saraví, en donde el lector o lectora puede encontrar datos cuantitativos, una amplia reflexión teórica y además el detalle y el rigor del dato etnográfico, lo cual ofrece una posibilidad para repensar el fenómeno de la exclusión desde diferentes enfoques y lugares.

 


Notas:

* Este artículo de reflexión se deriva de una investigación titulada Juventudes en el mundo contemporáneo: Una propuesta de análisis antropológico sobre la situación de los jóvenes en la ciudad de San Luis Potosí, proyecto que contó con el financiamiento del Fondo de Apoyo a la Investigación (FAI) otorgado por la Secretaría de Investigación y Posgrado de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. El proyecto fue realizado entre el mes de abril de 2009 y el mes de julio del 2010.

1 Es importante destacar que este es un trabajo de dos instituciones, las que se dieron a la tarea de concentrar una gran cantidad de información generada por diversos organismos nacionales relacionados con el tema de la juventud en todos los países de la región. La información que se presenta y de la cual aquí sólo estaré proponiendo discutir algunos fragmentos de la misma, ha sido clave para que diversos gobiernos establezcan agendas de trabajo; y de estos mismos documentos se han establecido recomendaciones para implementar y modificar programas y políticas públicas encaminadas a mejorar la condición de vida de la población juvenil.

2 Hay que destacar que existe toda una discusión acerca de las cifras al respecto, y parece que cada quien maneja las cantidades según su interés y su conveniencia.

 


 

Lista de referencias

 

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Saraví, G. (2009). Transiciones vulnerables. Juventud, desigualdad y exclusión en México. México, D. F.: Ciesas.        [ Links ]

 


    Referencia para citar este artículo: Rivera-González, J. G. (2011). Tres miradas a la experiencia de la exclusión en las juventudes en América Latina. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 1 (9), pp. 331 - 346.


     


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