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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715X

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.10 no.1 Manizales jan./jun. 2012

 

Primera Sección: Teoría y Metateoría

Dilema de la juventud en territorios rurales de Colombia: ¿campo o ciudad?*

O Dilema da Juventude em Territórios Rurais da Região do Cafe, na Colômbia: o campo ou a cidade?

The youth dilemma in rural territories of the coffee growing region, Colombia: ¿the country side area or the city?

Claudia Jurado1, Isaías Tobasura2

1 Integrante Grupo de Investigación «Educación y pedagogía: saberes imaginarios e intersubjetividades» del Centro de Esudios Avanzados en Niñez y Juventud del Cinde-Universidad de Manizales, Colombia. Psicóloga Universidad de Manizales. Magíster en Educación y Desarrollo Comunitario Universidad Surcolombiana y Cinde. Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales «Niñez y Juventud» del Cinde y Universidad de Manizales. Correo electrónico: cjurado01@yahoo.es

2 Profesor titular Departamento Desarrollo Rural de la Universidad de Caldas, Manizales, Colombia. Ingeniero Agrónomo de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Magíster en Desarrollo Rural de la Universidad Javeriana, Magíster en Sociología de la Universidad Nacional de Colombia. Doctor en Sociología del Medio Ambiente de la Universidad de Salamanca (España). Correo electrónico: isaias.tobasura@ucaldas.edu.co

Artículo recibido en noviembre 10 de 2011; artículo aceptado en enero 27 de 2012 (Eds.)


Resumen:

En este artículo presentamos algunos resultados del estudio "Experiencias alternativas de acción política con participación de jóvenes", trabajo en el que se busca comprender el modo en que las transiciones demográficas, migratorias y productivas contribuyen a la construcción de las identidades juveniles y de sus proyectos de vida, en entornos rurales del Eje Cafetero,1 e identificar las motivaciones de los jóvenes y de las jóvenes, sus problemas identitarios, sus expectativas y algunas de las razones para irse del campo. El trabajo nos permite concluir que, aunque el ámbito rural tiende a ser bien valorado como espacio de vida, las expectativas laborales y familiares y la identidad de los sujetos jóvenes parece construirse sobre el imaginario de la ciudad.

Palabras clave: juventud rural, migración rural, cultural identidad, entorno social.


Resumo:

Este trabalho apresenta alguns resultados do estudo em proceso "Experiências alternativas de ação política com participação de jovens", tenta compreender como as transições demográficas, migratórias e produtivas contribuem para a construção de identidades juvenis e seus projetos de vida, em contextos rurais da Região Cafeeira e identificar as motivações dos jovens, problemas de identidade, expectativas e algumas das razões para sair do campo. O trabalho sugere ainda que a zona rural seja muito apreciada como espaço de vida, as expectativas de trabalho, a família e identidade dos jovens parecem ser construídos sobre o imaginário da cidade.

Palavras-chave: juventude rural, migração rural, identidade cultural, ambiente social.


Abstract:

In this paper we present some preliminary results of the study still in process "Alternative experiences of political action with participation of young people". The study seeks to understand the way in which demographic, migratory and productive transitions contribute in the construction of young identities and their life projects in rural environments of the Colombian Coffee Growing Region, and to identify young people’s motivations, their identity problems, their expectancies and some of the reasons for leaving the rural areas. Our findings suggest that, even though rural environments tends to be highly valued as a desirable life spaces, familiar and labor expectancies and the identity of young people seems to be built on the imagery of the city.

Key words: rural youth, country migration, cultural identity, social environment.


1. Introducción

"La migración como opción o
como destino inevitable, representa
para los jóvenes latinoamericanos
una alternativa de vida que ha venido
incrementándose en el transcurso de
los últimos diez años".

Rossana Reguillo (2003)

En el trabajo analizamos la relación entre transiciones demográficas, migratorias y productivas en la construcción de identidades y de proyectos de vida de los sujetos jóvenes habitantes de territorios rurales del Eje Cafetero colombiano. Las identidades y los proyectos de vida de estos sujetos jóvenes tienden a surgir de un proceso contradictorio y conflictivo, en el que confluyen diferentes interpelaciones en torno a lo rural, a lo urbano y a lo joven, que provocan contradicciones y crisis de identidad en este grupo poblacional.

La metodología parte de un enfoque de estudio, que se refiere a un abordaje cualitativo (descriptivo-comprensivo). Lo realizamos bajo la metodología de estudio de caso; para ello, utilizamos como referente los datos demográficos de los departamentos del Eje Cafetero, basados en los censos poblacionales del período 1980-2011 y los cambios en la estructura de la tierra y la dinámica productiva. Realizamos entrevistas semi-estructuradas a 19 jóvenes de la región cafetera, que complementamos con entrevistas abiertas a siete docentes y madres de familia, de diferentes municipios de la región, que tienden a explicar el dilema al que está enfrentada esta población, y nos permiten aproximarnos a las miradas de los jóvenes y las jóvenes sobre sus perspectivas y proyectos relacionados con la vida urbana y su visión de la vida rural. Sobre esta base con un abordaje cualitativo, exploramos, además, los factores que mantienen o expulsan a los sujetos jóvenes de los territorios rurales.

Contexto. Actualmente, en América Latina, sólo alrededor del 25% de su población reside en áreas rurales2. Tres de cada cuatro latinoamericanos y caribeños residen en ciudades, uno de cada tres lo hace en ciudades de un millón de habitantes o más, y tres de cada cinco habitan en ciudades de más de 20 mil personas. Los sistemas urbanos y rurales se han diversificado en la región con características particulares para la gente joven. Desde 1980, el campo es expulsor de población con cambios culturales derivados de la migración de los jóvenes y las jóvenes a las zonas urbanas. Esta población tiene una importancia significativa para el presente análisis puesto que las personas jóvenes en América Latina constituyen entre sus dos grupos etáreos -15 a 19 años y 20 a 24 años-, aproximadamente el 24% de la población (Celade, 2008)3. Colombia no es ajena a estas dinámicas, y concentra la población en la zona andina, donde se ubica el Eje Cafetero, que es una de las regiones del país más urbanizadas, pese a que depende del sector agrario, especialmente de la producción de café.

La pobreza y la exclusión social en las zonas rurales de Latinoamérica genera procesos que impiden a la juventud de territorios rurales, la posibilidad de una subsistencia autónoma en los rangos determinados por las instituciones (Castells, 1998), de modo que, en Latinoamérica, los sujetos jóvenes son más excluidos que las personas adultas. Este factor puede estar relacionado con el hecho de que, según el Dane4 (2005), aproximadamente el 85% de la población rural en Colombia es pobre. Las formas de exclusión social de los jóvenes y de las jóvenes dependen de sus condiciones de trabajo, del acceso a la educación y de las características sociodemográficas de los territorios rurales.

Martínez (2008) señala que Risaralda presenta la tasa migratoria nacional relativa por hogares más alta (3,5%), seguida por Quindío (2,21%). Estos dos departamentos aportan un índice elevado a la emigración colombiana. Los municipios donde se sitúan los hogares con más alto porcentaje de personas residentes en el exterior en 2005 son Pereira (más de 30%), Armenia (más de 22%), Dosquebradas y Manizales. Esto puede indicar que la gente joven está migrando a centros urbanos dentro y fuera del país. Según los antecedentes investigativos, la situación de la población rural, y particularmente de la juventud, requiere estudios que permitan comprender las dinámicas migratorias y diseñar políticas para afrontar el fenómeno. En este sentido, hay estudios sobre juventud en el medio rural dentro de los cuales se destacan los de Rodríguez (2003), Espíndola (2002), Andino et. al (2007), Guaraná (2009) y Gili (2010). Estos estudios se refieren a la realidad social de las personas jóvenes en territorios rurales en diferentes contextos de Latinoamérica, y se relacionan con la educación, la participación, la construcción de la ciudadanía, las actividades económicas, la violencia, los medios de comunicación, los programas sociales para jóvenes, y las consecuencias de la migración rural, y proponen abordar los procesos de desarrollo y las políticas públicas para la juventud que habita territorios rurales.

Las dinámicas de la migración juvenil5 son significativas en el medio rural porque definen su estancamiento demográfico y su envejecimiento, como lo revelan los estudios de la Cepal-OIJ (2004). En la última década, los sujetos jóvenes más preparados migran, lo que aumenta el promedio de edad de la población del sector rural, y afecta las actividades productivas por la escasez de fuerza laboral. Siguiendo la línea de García (2008), Muñoz (2003), Feixa (2006) y Reguillo (2003), este trabajo se justifica por el alto grado de divergencia en las trayectorias sociales de los jóvenes y las jóvenes, en las expectativas respecto a la juventud. García (2008) señala que a esta perspectiva conceptual corresponde a una propuesta metodológica:

    Si no es pertinente hablar de "identidades juveniles" en las culturas latinoamericanas o en una nación, ni hacer generalizaciones fáciles sobre comportamientos generacionales o estilos de vida, corresponde como primera tarea prestar atención particular a las condiciones múltiples y conflictivas de diversos grupos de jóvenes en los procesos de cambio sociocultural (García, 2008, p. 14).

Según Feixa (2006), hasta mediados de la década de los años noventa, muchos de los estudios se centraron en sociedades rurales y urbanas, y vieron a los sujetos de estudio como indios, campesinos, colonos, hombres, mujeres, burgueses, obreros, pero no como niños y niñas, y todavía menos como adolescentes o jóvenes. La razón tradicional de estas omisiones es la inexistencia de las categorías de infancia y juventud en las sociedades latinoamericanas, más allá de algunas minorías sociales (clases medias) y territoriales (zonas urbanas), desconociendo los contextos de las sociedades rurales.

2. Juventud, identidad y ruralidad: acercamiento conceptual

La juventud es una categoría social y culturalmente construida, con duración y características específicas según la sociedad o el estrato al que se pertenezca (Bourdieu, 1990). Por tanto, los estudios sobre migración de la juventud rural deben considerar que

    (...) ser o parecer joven tiene hoy valor agregado: el que le asignan los medios y la publicidad, por supuesto. También, y sobre todo, el que adquieren recientemente, cuando los y las jóvenes se hacen visibles en los nuevos paradigmas culturales (Muñoz, 2003, p. 147).

Lo juvenil requiere "su comprensión como un concepto lleno de contenido dentro de un contexto histórico y sociocultural, y por ende la condición de ser joven, posee una simbolización cultural con variaciones fundamentales en el tiempo" (Alvarado, Martínez & Muñoz, 2009, p. 86). Estas posturas críticas permiten considerar la migración de los sujetos jóvenes habitantes de territorios rurales según las transformaciones y particularidades de las sociedades rurales, donde ser joven adquiere nuevos sentidos, alude a nuevas identidades y revela nuevas expectativas. En esta forma, la juventud es una categoría que adquiere particularidades respecto a las transiciones demográficas, migratorias y productivas del mundo rural, con capacidad para innovar, transformar, interrogar y plantear nuevas formas de vivir, expresar y plantear las relaciones. Por eso, la migración de los jóvenes y de las jóvenes en territorios rurales configura una gran diversidad de encuentros y desencuentros, de relaciones que traman un tejido productivo y social donde se desarrolla la vida de estos sujetos jóvenes.

Probablemente la mayor disyuntiva que enfrenta la gente joven en territorios rurales de la región del Eje Cafetero está relacionada con el aumento de flujos familiares y comunitarios entre medios rurales y medios rurales a urbanos, en busca de mejores condiciones de vida. Los desafíos son para el medio rural, cada día más despoblado, y para las ciudades que albergan a la población joven migrante del campo por razones como desempleo, exclusión, violencia, pobreza, difícil acceso a la educación. Estos sujetos jóvenes entran a hacer parte de los centros urbanos marginales, donde están expuestos a problemas sociales, como drogadicción, vandalismo, prostitución y violencia.

La relación de la identidad juvenil en territorios rurales permite comprender que la fusión de estas identidades trasciende las divisiones rural / urbano / metropolitano. De acuerdo con Feixa (1999), esto no significa que los grupos en un pequeño pueblo sean iguales a los de una gran ciudad, ni que ser punk signifique lo mismo en todos los territorios. Los espacios rurales reclaman nuevas miradas sobre los jóvenes y las jóvenes del campo, centradas en su potencial para la transformación productiva, en su apertura a la innovación y en su capacidad para enfrentar las nuevas posibilidades y los desafíos de la vida moderna.

2.1. El concepto de juventud en el mundo rural

Kessler (2005) dice, en su trabajo Estado del arte de la investigación sobre juventud rural en América Latina, que cuando se trata de definir el concepto de juventud rural, son escasos los aportes académicos en el ámbito latinoamericano. Hay, pues, un vacío teórico que aún sigue sin ser resuelto sobre la categoría. Este autor parte de un estado del arte, a propósito del cual dice que muchos autores como Caggiani (2002) en Kessler (2005) señalan una falta de reflexión sobre el tema. Otros, como Zapata (2008), plantean que el concepto apenas está en construcción en el mundo rural. Otros autores hablan de invisibilidad respecto al desarrollo de políticas públicas hacia el sector (Durston, 1997, en Kessler, 2005). De acuerdo con González (2003), esta invisibilidad radica en una tendencia urbanizante en los estudios de lo rural, que lo comprenden como un escenario arcaico que debe ser superado a través del desarrollo modernizante. A esta visión de lo rural, Kessler le suma una consideración de la juventud como eminentemente urbana, que da por resultado un escaso desarrollo de la juventud rural como tema de debate, discusión y políticas específicas, en particular si se lo compara con lo urbano.

Según Zapata (2008), juventud rural es una categoría nueva que se ha originado por la conjunción de varios factores propios del sector rural; para el Eje Cafetero se pueden mencionar la extensión del período escolar, la ampliación de opciones educativas, el retraso de la edad del matrimonio, la ampliación de actividades económicas rurales alternas a la producción agrícola y, desde luego, la influencia que ha tenido en el medio rural la realidad urbana, difundida por los medios de comunicación. Este nuevo sujeto social, el joven o la joven rural, aún no tiene una significación adecuada para el mundo rural; aún no existe un sistema de normas, roles, ubicación en el sistema campesino, lo que significa que este grupo etáreo está en proceso de definición de identidad (Zapata, 2008). En términos de los antecedentes de juventud en el mundo rural y partiendo de los autores ya referenciados, sobre el tema se expone que falta claridad respecto a lo que se puede considerar como juventud rural; ¿qué se espera de su comportamiento social, de sus responsabilidades?, además de la insuficiencia de asignación de espacios de expresión para ellos y ellas.

2.2. ¿Cómo se construyen las identidades juveniles?

Una aproximación a la construcción de identidades juveniles rurales es una búsqueda intelectual ardua, especialmente en Latinoamérica. La dificultad radica en que las dinámicas que adoptan las identidades de los sujetos jóvenes habitantes de territorios rurales, en el contexto social contemporáneo, se deben tomar en cuenta frente a la complejidad de las interacciones sociales en espacios familiares, en grupos de pares y en comunidades, y frente a la complejidad de los escenarios rurales de la época. En esta línea, Caputo (2001) plantea que la búsqueda de la identidad no es algo gratuito, fruto de la auto-reflexión. Indagar sobre "quiénes son las y los habitantes rurales jóvenes" significa justificar el pasado y el presente, pero, sobre todo, es interrogarse sobre la construcción del futuro. Ahora bien, consideramos que "juventud e identidad están tramadas porque una aspira, incluso con cambios, al mantenimiento de la otra" (Yurman, 2010). Esta tensión es fundamental para la comprensión de la migración de la gente joven rural. El abordaje de la identidad en relación con esta población conduce al encuentro transversal de diversas disciplinas. Sus cambios confluyen en caminos definidos sobre tres categorías: la identidad como interacción, como proceso y como discontinuidad, fragmentada e incoherente (Yañez, 2006). La identidad de los jóvenes y las jóvenes de territorios rurales interactúa con la cultura tradicional, de modo que vive la tensión de la globalización, por un lado, y las costumbres campesinas de los padres, madres y mayores, por otro. Estos sujetos jóvenes tienen dificultades para arraigar una identidad en algún ámbito, en busca de valores que les den reconocimiento en la sociedad, a su vez fraccionada culturalmente.

La identidad como categoría cultural relacionada con el conjunto de rasgos propios de una comunidad, que permiten que las personas puedan decir "soy así" o "somos así", se refiere a formas locales de pensar, de ser, y es una fuente de tensión entre el arraigo a la vida rural y las tensiones propias de los territorios rurales. Esta identidad, además de producir conocimiento situado, implica pensar según el cuerpo o el espíritu del sujeto afro, del indígena, del campesino, del desplazado en un lugar y un tiempo determinados; considerar que su contenido y su duración varían según el tipo de grupo al cual se refiere Yañez (2006). Superar años de dominación y subordinación implica conocimiento propio, valoración por la vida familiar, comunitaria y productiva.

La referencia a la identidad de la población joven habitante de territorios rurales se relaciona con los modos en que construye sus proyectos de vida, lo cual remite a sus posibilidades y dificultades para desplegar sus potencialidades; a las oportunidades materiales, físicas y naturales del medio rural; a la capacidad de participar políticamente en decisiones propias de la familia, de la escuela, de la vereda y del municipio; al acceso a la escolarización, la información y los nuevos sistemas de comunicación, como la Internet y el celular; a la capacidad para integrarse a las actividades agropecuarias y rurales, como el cuidado de cultivos y animales, la comercialización de productos agropecuarios y la reforestación; a la valoración de la vida rural, sobre aspectos como el conocimiento de los saberes tradicionales agropecuarios y el interés por vivir el medio rural; al acceso a la música y a la moda, donde interesan sus gustos musicales de vestir y de hablar; a la disponibilidad de espacios juveniles propios, en escenarios deportivos, recreativos y lúdicos que propicien el encuentro; al sentido de pertenencia cultural; a la interacción con otras personas jóvenes y con otros grupos sociales.

2.3. La identidad de los jóvenes y las jóvenes en territorios rurales del Eje Cafetero

Ligada a la tendencia migratoria de los sujetos jóvenes rurales del Eje Cafetero, surge la pregunta por su identidad. Ellos viven el anhelo escondido y negado de la inclusión social, viven complejos procesos de construcción de identidad y también de deconstrucción, de resignificación y de revaloración de encuentros y desencuentros, que llegan a infiltrarse y posicionarse en sus expectativas de vida. La identidad de los jóvenes y de las jóvenes en territorios rurales es una condición de la identificación con una cultura campesina, aunque en la actualidad no hay condiciones que la destaquen; en la región se reconoce la cultura campesina como lo atrasado, lo montañero, salvo las comunidades de los resguardos indígenas de la zona noroccidental de Caldas6, se asume como una cultura desvalorada y estigmatizada.

La identidad, como el conjunto de rasgos propios de una comunidad, en el caso de la población centro de este trabajo, se vive en tensión entre el arraigo por la vida rural y la atracción por la vida urbana, tendiente a ser fomentada por los medios de comunicación masivos y el mercado de la moda, la música y la alimentación, donde la familia sigue siendo un eje socializador importante a pesar de las tensiones propias entre el mundo urbano y el rural. La identidad tiene relación con la categoría de pertenencia de la persona, por tanto con un sentido de pertenencia a la familia, al predio, a la vereda, al municipio y a la región. En las familias en las que se abren los lazos familiares, los vínculos con la vida rural tienden a debilitarse. La identidad implica un conocimiento situado; pensar como afro, como indígena, como campesino o campesina, como sujeto desplazado en un lugar y un tiempo determinados. Superar años de dominación implica conocimiento propio, capaz de producir poder propio. En este sentido, la identidad de las personas jóvenes rurales sigue ligada al territorio rural, en escenarios micro tales como la familia, hasta escenarios meso tales como el municipio. Si se desea aportar a la construcción de su identidad, se requiere alternativas de desarrollo que reivindiquen las historias, los valores y las tradiciones propias de la vida rural, creando puentes entre la racionalidad productiva tradicional y la moderna.

2.4. Los dilemas que enfrentan los jóvenes y las jóvenes rurales

Abordar el tema de la relación entre jóvenes y ruralidad exige reconocer que la concepción de lo rural ha cambiado, "la perspectiva dicotómica de lo rural como imagen de atraso y lo urbano como moderno, expresa hoy un paradigma en franca decadencia" (Guimaráes et. al, 2006, p. 102), como resultado de los procesos de migración del campo a la ciudad, que han sido relevantes para Colombia y América Latina. Desde la década de los años noventa, se criticaron las visiones tradicionales de lo rural que se habían construido desde la década de los años cincuenta. Entre las transformaciones rurales identificadas por autores como Pérez (2001), (Gómez, Echeverri & Ribero, 2002, en Rodríguez & Saborío, 2007), se destacan las siguientes: a) la diversificación de la estructura productiva, que ya no depende exclusivamente de las actividades agropecuarias; b) una integración funcional entre lo rural y lo urbano y un incremento en la demanda por las amenidades que ofrece el espacio rural, tanto para recreación como para residencia; c) la transformación de los estilos de vida y los valores que solían asociarse a lo rural, principalmente por el desarrollo de las TIC; y d) la descentralización política, mediante la cual se busca darle mayor poder a las instancias locales y regionales.

Tras el cambio de las ciencias sociales, los recientes debates sobre la forma de conceptualizar "lo rural" se han centrado en la "ruralidad" como un fenómeno que se produce por procesos de construcción social (Rye, 2006). En esta línea, autores como Pérez (2001) consideran que la ruralidad en la actualidad plantea la consideración de elementos integrales, que van más allá de los cambios demográficos y económicos centrados en la agricultura.

Estos cambios llevan a plantear algunos de los principales dilemas de los sujetos jóvenes que habitan territorios rurales; se refieren a estudiar o no estudiar, vivir en la ciudad o en el campo, casarse y tener hijos o aplazar la decisión, ingresar al ejército o no hacerlo, consumir drogas o no, viajar al exterior o permanecer en Colombia, incorporarse a grupos armados o no hacerlo. Según Reguillo (2003), la migración significa renunciar a las garantías -por más precarias que sean- derivadas de una cuestionable ciudadanía anclada en el territorio de pertenencia, y asumir los riesgos de construir un "expediente" adecuado para adquirir ciudadanía en la comunidad de destino.

3. Las personas jóvenes y la transición demográfica rural en el Eje Cafetero

El principal indicador del estudio son las transiciones demográficas de los Departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda, resultado de las dinámicas poblacionales de las zonas urbanas y rurales, con afectación directa en la población rural joven. Estas transformaciones se analizan según la información estadística reportada por el Dane, correspondiente a los censos de 1985, 1993 y 2005. Los porcentajes se formulan en relación con la población total (rural y urbana) de cada departamento, en el año respectivo. Esta información se analizó de manera paralela con la Ficha Veredal de Colombia, Fase I y Fase II7. 3.1. Dinámica de la población rural del Eje Cafetero entre 1985 y 2005 Los porcentajes se formulan en relación con la población total (rural y urbana) de cada departamento, en el año respectivo. Esta información se analizó de manera paralela con la Ficha Veredal de Colombia, Fase I y Fase II7.

Entre 1985 y 1993, la población rural de Risaralda disminuyó significativamente, pasando de 46,27% (389,897 hab.), a 18,67%, (139.056 hab.) de la población total del Departamento. En tanto que la población urbana pasó de 53,73% (452,766 hab.) a 81,3% (605.918 hab.); véase Tabla 1. Uno de los factores que han incidido en este descenso es la crisis cafetera, en razón del carácter de monocultivo, con el consiguiente efecto en el desplazamiento de los jóvenes y las jóvenes habitantes de territorios rurales, que tienden a buscar alternativas de vida fuera de contexto rural.

Entre 1993 y 2005, también en Risaralda, la población rural pasó de 18,67% (139.056 hab.) a 23,9% (207.168 hab.). La población urbana pasó en 1993 de 81,3% (605.918 hab.) a 76% (690.063 hab.), como se puede apreciar en la Tabla 1. Durante este período, tanto en la zona rural como urbana, se dio un aumento de la población. Esto se puede relacionar con el hecho de que Risaralda es uno de los departamentos albergue de población desplazada en el país.

Comparando los datos de la Encuesta Nacional Agropecuaria del Dane - 2001, no se reporta un aumento en la producción agrícola, pero sí en la destinación de áreas para la producción pecuaria, lo cual requiere menos mano de obra para la ejecución de las actividades. Otro factor económico importante en este período es la pérdida de importancia del café, que había estado en los primeros renglones de la economía del departamento. La dinámica de la población rural del departamento de Caldas, entre 1985 y 1993, disminuyó de 37,34% (319.702 hab.) a 34,63%, (317.221 hab.), y la población urbana pasó de 62,66% (536.410 hab.) a 65,37 (598.902 hab.) (Ver Tabla 1). En este departamento, un factor que se relaciona con los flujos de la población rural son los precios del café. En época de bonanza, el campo es atractivo, y en la época de bajos precios la gente migra.

Entre 1993 y 2005, la población rural de Caldas pasó de 34,63% (317.221 hab.) a 30,73% (297.737 hab.). El sector urbano pasó de 65,37% (598.902 hab.) a 69,27% (671.003 hab.) (Tabla 1). Durante este período, los factores asociados a los procesos de migración del campo a la ciudad se relacionan con las transformaciones productivas del sector rural y con la violencia en Colombia por más de cinco décadas, cuya consecuencia es el desplazamiento y la inserción de población rural joven a grupos armados. La dinámica de la población rural del Quindío entre 1985 y 1993 pasó de 18,25% (71.579 hab.), a 16,24% (70.665 hab.). La población urbana pasó de 81,75% (320,629 hab.) a 83,76% (364.353 hab.). La crisis cafetera es el factor asociado a este cambio poblacional. La población rural de este departamento, entre 1993 y 2005, pasó de 16,24% (70.665 hab.) a 13,5% (72.142 hab.) (Tabla 1). La población urbana aumentó de 83,76% (364.353 hab.) a 86,5% (462.410 hab.), de modo que el departamento se hace más urbano y gran parte de la población rural en la última década se dedica a actividades como el turismo rural. En el Eje Cafetero, el despoblamiento rural ha llevado a un aumento de la población urbana, especialmente en las ciudades capitales y en los municipios aledaños a éstas. En el caso del Quindío, a pesar de las transformaciones agrícolas durante ambos períodos, se perciben cambios en la reducción de la población rural entre 1985 y 1993, y conservación de flujos económicos propios de la bonanza cafetera; y el segundo ciclo (1993-2005) es altamente influido por las nuevas estrategias económicas de los programas de turismo rural.

3.2. Distribución poblacional y tenencia de la tierra

La distribución de la población rural, según el censo poblacional de 1985, y según la Ficha Veredal, para el período entre 1989 y 1991, en los tres departamentos se relaciona con la tenencia de la tierra. Los departamentos con mayor población rural para este período eran Caldas y Risaralda; además de ser los departamentos con mayor población de pequeños productores agropecuarios ( Tabla 2). De otra parte, la Ficha Veredal tiende a revelar, que el acceso a la tierra y la diversificación de las actividades contribuye a la seguridad alimentaria, y el conjunto de actividades económicas produce atractivo por la vida del campo.

Según las proyecciones estadísticas, la población rural joven tiende a desplazarse a los centros urbanos, en parte por circunstancias económicas y sociales de índole regional y nacional, algunas de ellas relacionadas con la crisis cafetera y con la crisis productiva del agro. Esto produce un deterioro de la economía campesina y de su cultura. Según Fajardo (2008),

    (...) el escenario de las negociaciones sobre el sector agrícola, planteado a pocos años de iniciado el nuevo milenio ha encontrado sin embargo, un mundo rural en el que se mezclan viejos y nuevos problemas, ampliando así sus dificultades. De ellos, por una parte y, tal vez el más relevante, un vasto conflicto social y armado que hunde sus raíces en la gran concentración de la propiedad de la tierra; y de otra, las relaciones económicas, políticas y sociales articuladas con la gran propiedad, que impiden la actualización del mundo rural (pp. 17-18).

De acuerdo con lo planteado anteriormente, la concentración de la propiedad de la tierra y la desaparición del minifundio, por la baja de los cultivos y por el modelo de desarrollo rural inapropiado, han deteriorado el mercado laboral y han incidido en el aumento de la pobreza. La inseguridad, la violencia y la descomposición social, por la presencia de grupos armados, es un factor que obliga a productores y comerciantes a reducir la inversión productiva o, en el peor de los casos, a abandonar los territorios rurales.

4. Entorno social y expectativas migratorias de la gente joven

La movilidad social supone la movilidad geográfica en muchas zonas rurales. La intención de migrar ocupa un lugar clave en los proyectos de vida de los jóvenes y las jóvenes rurales, y la posibilidad de vida de las comunidades rurales está problematizada, por incidencia de transformaciones rurales derivadas del modelo económico y de desarrollo social basados en la globalización. Del mismo modo que en muchas zonas rurales, la gente joven del Eje Cafetero espera vivir en otro lugar. Los sujetos jóvenes consultados evidencian un fuerte interés en migrar a la ciudad, porque ésta es considerada como un escenario donde pueden vivir con mejor calidad de vida:

    Sí, pienso en irme a la ciudad, porque [allí] se presentan oportunidades para estudiar; también por encontrar una mejor forma de subsistir, con la que pueda salir adelante, crecer tanto intelectual como personalmente y poder mejorar la condición de vida de mi familia y la mía8.

Los profesores de Básica y Media, dicen: "Los jóvenes de la zona piensan en migrar, ya que se encuentran sin muchas oportunidades de estudio y también laborales para generar ingresos para ellos y sus familias"9. Es así como la percepción de pocas oportunidades de empleo representa el más firme pronóstico de las intenciones de migración, seguido de las pocas oportunidades educativas, sin que esto signifique que la búsqueda de independencia económica los desligue de sus familias.

De otra parte, los sujetos jóvenes de este trabajo, aunque no se consideran campesinos, tienden a pensar que la vida rural es un espacio donde se puede vivir, por las condiciones de vida comunitaria y familiar, por sus posibilidades de mejorar la producción agrícola, la tranquilidad y la calidad del ambiente. Sin embargo, sus aspiraciones de vida tienden a centrarse en la ciudad. Pero sus vínculos con la vida rural parecen mantenerse por razones afectivas en razón a que, en parte, la socialización primaria tiende a mantenerse aún. Para el caso de las personas jóvenes consultadas, se encuentran expresiones como:

    Pienso que vivir en el campo es muy bueno, ya que se respira tranquilidad una paz interior, además de convivencia sana con las demás personas, se tienen oportunidades para mejorar los productos agrícolas que se pueden producir allí10.

    La vida en el campo es más saludable que la vida de la ciudad, otras cosas que tiene es que puedo coger café y así gano plata y me ayudo para el estudio11.

    Es una buena alternativa, aquí vivimos con un ambiente puro, limpio, sano y lleno de potencialidades y recursos12.

La valoración del medio rural también se relaciona con la posibilidad de trabajar sin mayores condicionamientos laborales, como estudios o experiencia, pero sí con la alternativa de adquirir ingresos tanto para su sostenimiento como para colaborar en los gastos del hogar. Además, incluye la valoración del campo como un lugar propio para las actividades agrícolas, que han requerido del esfuerzo de la población campesina, para la garantía de la seguridad alimentaria y la conservación de los recursos naturales:

    De las actividades que se realizan en el campo la que más me gusta es sembrar frutos y recoger la cosecha, ya que es importante para conocer y valorar los esfuerzos que miles de campesinos realizan cada día para brindarnos alimentos de buena calidad; también me gusta proteger y conservar los recursos porque nos permite mejorar nuestras condiciones de vida13.

Estos testimonios expresan en parte que uno de los dilemas en que se debate la juventud habitante de los territorios rurales de la Región abordada, sería "migrar a la ciudad en busca de la realización personal o disfrutar del campo". Además, parecen señalar que, a pesar de que estos sujetos jóvenes consideran la migración como una alternativa para su vida, tienden a ver la vida rural como una fuente de crecimiento y desarrollo para el país, aunque reconocen que están en un país para el cual el sector rural ocupa un rol fundamental para su desarrollo, que no es valorado, ni se apoya la creación de fuentes de empleo que ofrezcan mayores oportunidades para que los jóvenes y las jóvenes vean lo rural como una opción de vida a la cual le pueden apostar. La gente joven que tiende a identificarse con su localidad y está orgullosa de ser habitante del campo, es menos propensa a migrar.

Como se observa, los sujetos jóvenes de este trabajo valoran la calidad de vida rural, por la calidad del ambiente y porque la vida es menos costosa: "Irse a vivir a la ciudad es algo que nos toca a los jóvenes, ya que allí se ven más oportunidades para todo, pero el aire es más contaminado y la vida es más costosa"14.

La opción de migrar tiende a ser considerada por la falta de opciones laborales y educativas en el campo. Las personas jóvenes consultadas expresan que si la zona donde habitan les puede ofrecer oportunidades laborales y educativas, su interés por migrar disminuiría: "Uno estudia para conseguirse un buen trabajo, tener una mejor vida y esa por supuesto está en la ciudad"15.

De acuerdo con estos testimonios, a los jóvenes y a las jóvenes les gustaría vivir en el campo, disfrutar de la tranquilidad del campo, pero encuentran difícil vivir de lo rural, desarrollar actividades productivas que les generen ingresos para su bienestar. Lo rural carece de los servicios que ellos requieren para su pleno desarrollo y bienestar.

La perspectiva de algunas personas adultas que acompañan el proceso formativo de los sujetos jóvenes es que las oportunidades educativas y laborales en territorios rurales pueden contribuir a frenar la migración rural-urbana y por lo tanto a disminuir la presión de desempleo rural y urbano. En tal sentido, comenta una madre de familia:

    Los jóvenes de la vereda no pensarían en salir de aquí si se les dieran oportunidades de seguir estudiando después del bachillerato, ideal en temas que les permitieran a ellos desarrollar ideas de negocio y así se pudieran generar alternativas de empleo16.

Otro factor relacionado con la migración de los sujetos jóvenes, es la pérdida del sentido de identidad con lo rural. Tradicionalmente, ésta se ha expresado en que la gente del campo tiene un fuerte sentido de comunidad y una marcada sensación de pertenencia a su tierra. Pero el sentido de identidad tradicional se ha modificado y, con él, los valores relacionados con la familia, la religión y el dinero, y el interés por estudiar, con el fin de adquirir conocimientos para intervenir en el agro con visión empresarial: "yo quiero más adelante ser un empleado y un profesional el cual administra su propia empresa o finca"17.

Respecto a los medios de comunicación, encontramos que los jóvenes y las jóvenes usan, de mayor a menor, TV, radio, celular, computador e Internet, medios que dinamizan el consumo material y cultural y los intercambios sociales. La expansión de estos medios ha sido un factor para que la vida cotidiana, la información, la formación y los procesos identitarios de los sujetos jóvenes rurales se den más frente a pantallas, que ante libros y revistas o en interacciones personales y escolares propias de la vida rural.

De acuerdo con García (2008), la brecha entre quienes poseen esos dispositivos tecnológicos y quienes no los poseen se hace decisiva en la proyección social de las personas.

La identidad musical es un factor clave. En este estudio evidenciamos una fuerte transformación, altamente influida por las tendencias musicales modernas como "la bachata, el reggaetón, el pop, la salsa, el vallenato, las baladas, la música tropical, el rock, el merengue, la música popular, la ranchera y la música urbana"18. De una parte, estas tendencias expresan, según Feixa (1999), una comunicación juvenil universal caracterizada por el mass media, el rock, y la moda. La difusión de las culturas juveniles tiende a trascender las divisiones rural/ urbano/metropolitano, refiriendo los procesos homogeneizadores de la modernización que penetran el ser de la gente joven rural y propician nuevos modos de reconocerse como jóvenes que habitan territorios rurales. Estos nuevos modos pueden explicar el poco asiento en la condición de vida rural: "mi sueño es ser músico profesional capaz de dirigir una banda y también me llama la atención la actuación"19.

Estos modos de vida permiten la emergencia de nuevos modos de ser joven rural, capaces de proponer nuevas éticas y estéticas de la existencia propia del mundo rural contemporáneo, que tienen una alta interacción con la vida urbana y con las mediaciones tecnológicas a las cuales tienen acceso. Siguiendo los planteamientos de Feixa (1996), si tiene edad la identidad es, sobre todo, porque ésta ya no puede pensarse como una matriz más o menos estática de marcos de integración, sino como un laboratorio dinámico de flujos de información. ¿Cómo explicar, si no, que el universo cultural de la población joven en territorios rurales esté vinculado a una música generacional como el rock, que llega a todos los rincones del planeta, o que una joven de una zona rural, como el corregimiento de Florencia, distante de Manizales, la capital de Caldas, exprese su más anhelado sueño profesional como músico de banda, y no como trabajador, técnico o profesional en directa relación con la vida rural?

5. Conclusiones

Con base en lo dicho por los jóvenes y las jóvenes que participaron de este trabajo, se puede entender la migración de los sujetos jóvenes habitantes de territorios rurales del Eje Cafetero, como un tema mediado por una construcción sociocultural con historias propias, que tiende a romper con la idea universalizante de "juventud rural". Son relevantes las contingencias particulares de las expresiones juveniles, pertinentes de los entornos rurales para cada momento histórico, reconociendo sus formas de expresión y su diversidad. Esto implica reconocer los cambios que sufren los valores culturales, las identidades y los proyectos de vida, sus tránsitos y recorridos, así como la generación de nuevas formas de ser joven habitante de territorios rurales.

Se hace evidente la necesidad de abrir un camino para comprender que las identidades de estas personas jóvenes no están referenciadas propiamente a "ser joven", sino referidas a ser "campesino" y a ser "habitante rural de una localidad determinada"; esto es importante porque permite considerar que los jóvenes y las jóvenes tienen sus propias preocupaciones referidas al desarrollo de sus potencialidades, y por eso buscan posibilidades que los lleven a participar de las propuestas de desarrollo rural. En el caso de la identidad como habitantes rurales, tienden a sostener una identidad referida a una condición de pertenencia, en la que prevalecen rasgos de ¿cómo se caracterizan como jóvenes, que habitan una zona rural determinada?; y parecen dejar a un lado la identificación como campesinos o campesinas, y desconocer la identificación como jóvenes habitantes de territorios rurales.

Las identidades en juego tienden a no ser fijas ni estáticas, más aún cuando parece que el medio socio-económico-productivo, para el caso de los sujetos jóvenes de este trabajo, puede afectar las oportunidades en los ámbitos del desarrollo humano que favorecen el desarrollo integral de esta población. De la misma forma, estos aspectos tienden a propender una afectación de las libertades de acción necesarias para la realización personal.

La migración de las personas jóvenes habitantes de territorios rurales, se manifiesta como un proceso de identidad contradictorio de apropiaciones, expropiaciones y resignificaciones de proyectos de vida juveniles en dichos escenarios de vida, que contiene, hoy más que nunca, oposiciones y rupturas, antes que una linealidad y un producto estático e inmutable. Estos jóvenes y estas jóvenes experimentan una múltiple crisis "de identidad" y de relación frente al otro, expresada en la posibilidad de encuentro consigo mismo en oposición a las expectativas del otro; "de participación", posicionamiento e integración ante la sociedad, expresada en las posibilidades que brinda el ejercicio de su ciudadanía, en escenarios de toma de decisiones; "de trascendencia" como persona, que permite sentirse importante ante otros. Estos son elementos constitutivos señalados por Caputo (2001), cuando menciona que el sujeto joven tiene valoración por la vida rural y no puede disfrutarla cuando migra, de acuerdo con los testimonios revisados, en los que los jóvenes y las jóvenes expresan que en el campo respiran, disfrutan de la naturaleza y del aire puro; transformaciones productivas, vale decir, pérdida del valor socio-económico de la producción agrícola; y, finalmente, de "proyectos de vida que definen como futuro viable la vida en la ciudad", hacen referencia a que se considera la ciudad como el espacio donde pueden realizar sus expectativas educativas y laborales.

Este trabajo nos permite plantear como hipótesis para futuros estudios, que la migración de la gente joven que habita territorios rurales del Eje Cafetero puede estar relacionada con un medio rural, al cual le ha sido inevitable vivir la violencia, los medios de comunicación de un mundo globalizado, la invasión tecnológica, cultural y de mercado impuesta por la globalización y el modelo neoliberal, lo que lleva a considerar como opciones de vida espacios ajenos a la realidad rural.


Notas:

* En este artículo corto exponemos resultados parciales del proyecto de investigación en curso "Experiencias alternativas de acción política con participación de jóvenes", código 1235-452-21077, con cofinanciación de Colciencias en Colombia, que hace parte del macroproyecto "Juventud y Nuevas Prácticas Políticas en América Latina", desarrollado por el Grupo de Trabajo Clacso que tiene el mismo nombre. En el marco de este grupo, se ha impulsado el proyecto "Juventude e Práticas Políticas na América Latina - análise da construção e reordenação da categoria "juventude" como representação social e política nos movimentos sociais em países da América Latina" bajo la coordinación de la Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro, con la Universidad de Buenos Aires, el Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano (Cinde) y la Universidad de Manizales, cofinanciado por CNPq de Brasil. El objetivo del proyecto es profundizar en el análisis sobre los procesos y contextos de participación política de los jóvenes y las jóvenes de América Latina, para lo cual se busca analizar la juventud rural, indígena y urbana vinculada a los movimientos sociales y sus procesos de construcción de identidad social, sus formas de acción política y la repercusión de sus acciones en la formulación de políticas públicas. Áreas de conocimiento: Psicología (subárea psicología social) y Sociología (subárea Sociología rural). El artículo fue asesorado por la Doctora Sara Victoria Alvarado, Directora de la Línea de Investigación Socialización Política y Construcción de Subjetividades del doctorado en Ciencias Sociales Niñez y Juventud.

1 Se considera el Eje Cafetero: Caldas, Quindío y Risaralda, departamentos cuya territorialidad está en esta zona; su base de economía agrícola ha sido la producción y comercialización del café.

2 Según la definición de "rural" en el último Censo de Población de cada país. En América Latina existen unas siete definiciones de "rural" y "urbano", y casi ningún país tiene una definición idéntica. Además, por motivos de índole técnica o política, muchos países cambian la definición censal de lo que es "rural" entre un censo y otro.

3 Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade / Cepal), creado en 1957.

4 Departamento Nacional de Estadística (Dane). Gobierno de Colombi

5 Naciones Unidas, informe (2007) sobre la situación de la juventud en el mundo: identifica la migración como una reacción común de los jóvenes y las jóvenes de países en desarrollo, como en Colombia.

6 Resguardos San Lorenzo, Cañamomo y Lomaprieta.

7 Ficha realizada por el Ministerio de Agricultura, Fondo de Cofinanciación de la Inversión Rural -DRI- y Dane. Fase I y Fase II, 1989 y 1991. A la fecha, esta Ficha ofrece los registros más precisos en relación con los productores según el tamaño de los predios.

8 Entrevista de campo a joven del corregimiento de Bonafont, Municipio de Riosucio, Caldas, 2010.

9 Entrevista de campo profesora del Municipio de Norcasia, Caldas, 2010.

10 Entrevista de campo joven de la vereda el Trébol, Municipio de Chinichiná, Caldas, 2010.

11 Entrevista de campo joven de la vereda el Trébol, Municipio de Chinichiná, Caldas, 2010.

12 Entrevista de campo joven del corregimiento de Florencia, Municipio de Samaná, Caldas, 2010.

13 Entrevista de campo, joven de la vereda el Trébol, Municipio de Chinichiná, Caldas, 2010.

14 Joven del corregimiento de Florencia, Municipio de Samaná, Caldas, 2010.

15 Entrevista de campo joven del corregimiento de San Diego, Municipio de Samaná, Caldas, 2010.

16 Madre de Familia de jóvenes del corregimiento de Florencia, Municipio de Samaná, Caldas, 2010.

17 Joven del corregimiento de Florencia, Municipio de Samaná, Caldas, 2010.

18 Estos estilos musicales corresponden a los estilos musicales de los jóvenes y de las jóvenes actuales.

19 Joven del corregimiento de Florencia, Muncipio de Samaná, Caldas, 2010.


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Referencia para citar este artículo: Jurado, C. & Tobasura, I. (2012). Dilema de la juventud en territorios rurales de Colombia: ¿campo o ciudad? Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 10 (1), pp. 63-77.