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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

Print version ISSN 1692-715X

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.11 no.1 Manizales Jan./June 2013

 

Segunda Sección: Estudios e Investigaciones

Infancia, familias monoparentales e inmigración latinoamericana en Barcelona, España*

Childhood, Sole-Parent Families and Latin-American Immigration in Barcelona, Spain

Infância, famílias monoparentais e imigração latino-americana em Barcelona, Espanha

Rosalina Alcalde-Campos1, Iskra Pávez2

1 Universidad Autónoma de Barcelona, España. Dra. en Sociología por la Universidad Autónoma de Barcelona; magister en Políticas Públicas y Sociales por la Universidad Pompeu Fabra-John Hopkins University; profesora del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona; investigadora de Gedime-cer Migraciones (UAB) y del Dominican Studies Insititute-City College of City University of New York. Correo electrónico: rosalina.alcalde@uab.cat

2 Universidad Alberto Hurtado, Chile. Directora del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Alberto Hurtado (Santiago de Chile); investigadora de Gedime-CER Migraciones (UAB).

Artículo recibido en julio 4 de 2012; artículo aceptado en octubre 17 de 2012 (Eds.)


Resumen:

La relación entre pobreza, monoparentalidad e infancia es un hecho constatado en numerosos estudios. Menos exploradas han sido las condiciones de vida de los niños y niñas de familias monoparentales inmigradas. En este artículo presentamos los hallazgos de una investigación cualitativa llevada a cabo en Barcelona entre 2008 y 2009 con 18 familias monoparentales encabezadas por mujeres latinoamericanas migrantes. Describimos el elevado riesgo de pobreza y de exclusión social que sufren estas personas menores y los efectos educativos y sociales que se derivan de sus condiciones de vida en España.

Palabras clave (Thesaurus de la Unesco) : familias monoparentales, inmigración, Latinoamérica, infancia, pobreza, ambiente familiar, España.


Abstract:

The relationship between poverty and sole parenthood is a fact found in many studies. The living conditions of children who live in sole-parent immigrant families and their social vulnerability in Spain has been less explored. In this paper we present the results of qualitative research carried out in Spain during the years 2008 and 2009 with 18 sole-parent families headed by Latin American women migrants. We describe the high risk of poverty and exclusion that these children suffer and the educational and social effects derived from their living conditions in Spain.

Key words (Unesco Thesaurus): sole-parent families, immigration, Latin-America, childhood, poverty, family environment, Spain.


Resumo:

A relação entre pobreza, família monoparental e infância é um fato constatado em numerosas pesquisas. Menos exploradas, no entanto, foram as condições de vida dos filhos e filhas das famílias monoparetais imigradas. Nesse artigo, apresentamos os resultados de uma pesquisa qualitativa realizada em Barcelona durante os anos de 2009 e 2010 com 18 famílias monoparentais chefiadas por mulheres migrantes latino-americanas.Descreveremos o elevado risco de pobreza e de exclusão social que enfrentam essas crianças e os efeitos sociais e educacionais derivados dessas condições de vida em Espanha.

Palavras-chave (Thesauro Unesco): famílias monoparentais, imigração, América Latina, pobreza infantil, ambiente familiar, Espanha.


 

1. Introducción

 

Los niños y niñas miembros de familias monoparentales1 inmigrantes de origen latinoamericano, son el foco de nuestro análisis por diferentes razones. Una de ellas tiene que ver con el aumento de estas formas de hogar -por lo general encabezados por mujeres- , tanto en Europa como en Latinoamérica. En el caso de las familias inmigrantes de nacionalidades latinoamericanas que residen en España, estos hogares están notablemente sobrerepresentados. Lo que significa que las niñas y los niños latinoamericanos que residen en el Estado español viven en mayor proporción en este tipo de hogar, que los niños y niñas españoles. Por otra parte, nuestro interés por abordar el análisis desde la óptica de la infancia, se debe al deseo de visibilizar las condiciones de vida de los niños y niñas en los procesos migratorios, en sintonía con trabajos como los de Gaitán (2008), Suárez-Orozco (2003), Pérez (1996), Schapiro (2002), Suárez (2006) y Pávez (2011).

En los últimos años se constata un resurgimiento de la pobreza infantil relativa en los países desarrollados, entre ellos España (Adiego & Moneo, 2005). La pobreza afecta en mayor medida a aquellas familias con hijos e hijas a cargo (Unicef, 2006, 2012). El último informe publicado por Unicef en 2012 revela que en España son precisamente los niños y niñas la población más vulnerable a la pobreza. Este mismo informe indica que la pobreza infantil afecta por primera vez a un 26% de las personas menores, un porcentaje casi cinco puntos por encima de la media de 2011, lo que está relacionado con la actual crisis económica.

La concordancia que existe entre ser miembro de una familia monoparental y sufrir un alto riesgo de pobreza, ha sido abundantemente avalada por los estudios tanto a nivel internacional -también para Latinoamérica- (Garfinkel & McLanaham, 1987; Roll, 1992; Oliveira & Ariza, 2007), como en el ámbito español (Flaquer, Almeda & Navarro, 2006; Ayala, Martínez & Sastre, 2006; González, 2000; Iglesias, 1998). Investigaciones como la dirigida por el catedrático Lluís Flaquer (2006) revelan que en España el aumento de este riesgo ha sido muy superior al de otros países desarrollados. Mucho menos estudiada ha sido la situación concreta de las familias inmigrantes en España que conforman hogares monoparentales.2 Por todo ello hemos querido mostrar el escenario de vulnerabilidad económica, social y educativa en que se hallan los niños y las niñas latinoamericanos que residen en España y que forman parte de familias inmigrantes monoparentales.

Probaremos que en España la relación entre ser miembro de una familia monoparental inmigrante y ser pobre es alta, lo que afecta, si bien no determina, el rendimiento escolar.

De este modo, los objetivos del artículo son:

1) Probar que la monoparentalidad tiene una mayor incidencia entre las familias inmigrantes y de origen latinoamericano que residen en España.

2) Plantear la relación entre pobreza e inmigración como explicación de la mayor presencia de estos hogares entre las familias latinoamericanas que residen en el Estado Español.

3) Describir las condiciones de vida de los hogares monoparentales en los que viven los niños y niñas de familias latinoamericanas inmigrantes en España, con especial atención en cómo estas circunstancias afectan a elementos altamente relacionados con el rendimiento académico, como son: los materiales para la estimulación del aprendizaje, el entorno físico y la diversidad de experiencias.

 

2. Metodología

Esta investigación fue financiada por el Institut Català de les Dones (Instituto Catalán de las Mujeres) del Gobierno de la Generalitat de Catalunya, y llevada a cabo en Barcelona durante los años 2009-2010 (Alcalde & Pávez, 2010). Utilizamos en esta investigación una metodología cualitativa, basada en la técnica de la entrevista semidirigida. Tomamos como unidad de análisis la familia monoparental, realizándose una entrevista a la madre y otra a uno de sus hijos o hijas. En total llevamos a cabo 18 entrevistas a madres de nacionalidades latinoamericanas, y 18 entrevistas a uno de sus hijos o hijas; tres entrevistas de control a madres españolas jefas de hogares monoparentales y tres entrevistas a sus hijas o hijos. Realizamos la configuración de las regiones y nacionalidades en función de la relevancia metodológica del origen nacional, donde consideramos tanto la consolidación del flujo migratorio hacia España y hacia la Comunidad Autónoma de Cataluña, como el grado de feminización del flujo y la incidencia de la monoparentalidad.

Las variables de homogeneidad utilizadas para la selección de las familias a las que orientamos el trabajo cualitativo, fueron las siguientes:

a) Núcleos familiares monoparentales encabezados por mujeres inmigrantes de nacionalidades latinoamericanas.
b) Familias residentes en la provincia de Barcelona.
c) Familias monoparentales con hijos o hijas menores de 18 años, con experiencia de escolarización en Cataluña y que estuvieran realizando estudios secundarios.

Mientras que las variables de heterogeneidad contempladas entre las madres fueron:

a) Nacionalidad.
b) Edad.
c) País en que se produjo la entrada a la monoparentalidad (origen-destino).
d) Nivel sociocultural de la madre.
e) Vía de entrada a la monoparentalidad.

En relación con las variables de heterogeneidad de los hijos e hijas:

a) Género. (tabla 01)

 

 

 

3. La monoparentalidad en la inmigración latinoamericana

Según los datos del Censo de Población y Viviendas de 2001, un 5,6% de la niñez entre 0-17 años de edad, que vivía en hogares familiares en España, lo hacía en un hogar monoparental. La representación de este tipo de hogares en aquellos casos en que la persona de referencia es extranjera era ligeramente superior, tanto si se trataba de hogares monoparentales encabezados por mujeres -el 73% de los casoscomo si estaban liderados por hombres -27%.

Debemos considerar que con toda probabilidad los datos del Censo de 2011, pendientes de publicación al día de hoy, aumenten esta proporción, debido a que el flujo de inmigración extranjera en España comenzó a crecer exponencialmente a partir del año 2000.

En este sentido, datos más recientes como los que aporta la Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI) del año 2007 muestran que los hogares monoparentales representaban entonces el 9,4% del total de hogares extranjeros encuestados. La ENI indica a su vez que estos hogares suelen estar encabezados mayoritariamente por mujeres con una media de edad de 33,1 años, y en los que conviven una media de 3,4 personas (ENI, 2007).

Al observar la incidencia de la monoparentalidad según la nacionalidad de las madres extranjeras, en términos absolutos, las nacionalidades en las que se contabilizaron mayor número de este tipo de hogar fueron la marroquí (12,3% del total de hogares extranjeros integrados por una mujer adulta con uno o más niñas y niños), colombiana (11,6%), británica (8%), alemana (7,7%) y ecuatoriana (6,4%). Si bien en términos relativos, es decir, estimando el porcentaje de hogares monoparentales sobre el total de hogares censados por cada una de las nacionalidades extranjeras, nacionalidades como la guineana demostraban, en proporción, una representación de la monoparantalidad del 6,6%, la brasileña del 6,5%, la dominicana del 6,4%, la hondureña 6% y la rusa 6%, entre otras (Censo de Población y Vivienda 2001, ENI).

En países como los Estados Unidos -nación altamente receptora de flujos migratorios latinoamericanos-, los datos del Censo muestran también que la monoparentalidad afecta mucho más a aquellos grupos sociales que históricamente han ocupado posiciones sociales subordinadas, como son los afroamericanos y los hispanos de origen inmigrante. Las valoraciones para el año 2009 en el país americano estimaban en un 27,4% el número de niñas y niños que vivían en estos tipos de hogar, un porcentaje notablemente superior al caso español y a otros países de América Latina. De este modo, la proporción de hogares monoparentales en 2008 era del 29,5%, mientras que en el colectivo "negro"3 fue del 52,4% y en el hispano del 26% (Census Boreau, 2008, USA).

La misma fuente de datos indicaba a su vez que la pobreza también afectaba más a los hogares monoparentales encabezados por mujeres, en particular a los liderados por mujeres hispanas y negras. Así, si en 2009 el porcentaje de hogares pobres en los Estados Unidos era de un 11,1%, entre los hogares encabezados en solitario por mujeres con hijos o hijas menores de dieciocho años a cargo, la pobreza afectaba al 38,5% de estas familias. Mientras que entre estos mismo hogares de nacionalidad hispana esta incidía en el 46%, entre las familias negras monoparentales el 44,2%, entre las blancas el 36,1%, y entre las familias asiáticas el 22,5% (Census Boreau, 2009, USA).

En España, la información sobre las condiciones de vida de los hogares no aparece desagregada por nacionalidades ni tampoco se utilizan las categorías étnico-raciales para categorizar a la población. Con todo, los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida de 2007 (ENI) que se utilizaron durante la investigación, indicaban que eran los hogares monoparentales -después de los integrados por una sola personalos que tenían menos ingresos. Igualmente, al considerar la renta media por unidad de consumo, también los hogares monoparentales tenían los niveles de ingresos más bajos y la menor renta media por persona.

Por todo ello podemos sugerir que la monoparentalidad no genera únicamente un mayor riesgo de pobreza sino que la pobreza aumenta también la posibilidad de fundar un hogar monoparental, por lo que puede retroalimentarse un ciclo de carencias. Veremos en el siguiente apartado cómo en el caso de las familias inmigrantes estudiadas, la pobreza está altamente relacionada con la formación de hogares monoparentales en el país de origen, y cómo estas formas de hogar en España están más expuestas a la vulnerabilidad social y económica.

4. Pobreza y monoparentalidad en los países latinoamericanos emisores de migración

Es significativo destacar el hecho de que una parte importante de las familias monoparentales extranjeras consultadas habían sido constituidas en el país de origen antes de emigrar (12 de 18 casos). Entre estas, la gran mayoría de ellas reconocieron que la causa principal que las animó a emigrar fue de carácter económico: 6 de ellas como estrategia de superviviencia de núcleo familiar, 3 para mejorar las condiciones sociales de la familia. Numerosos estudios han destacado el papel que las mujeres latinoamericanas tienen como iniciadoras de los proyectos migratorios y cómo muchas de ellas ya ejercían la jefatura del hogar en solitario antes, durante y después de emigrar (Morokvasic, 1983; Paiewonsky, 2008; Solé, 1999; Oso, 1998; Parella, 2003, 2007; Pedone, 2003, 2008); por lo que se constata el papel de las mujeres latinoamericanas como sustentadoras de sus hogares, rol que continúan ejerciendo en la emigración.

El aumento de estas formas familiares en una gran parte de los países latinoamericanos, se ha producido con una intensidad mayor que en España. Estudios diversos realizados por numerosas organizaciones -Informes Nacionales de Derechos Humanos de las Mujeres realizados por Ela (Argentina), Coordinadora de la Mujer (Bolivia), Sisma (Colombia), Corporación Humanas (Chile), Taller Comunicación Mujer (Ecuador), Demus (Perú)-, constatan estadísticamente cómo en Argentina estos hogares han experimentado un crecimiento de un 5% desde el año 1991. En el caso de Ecuador, un 9,5%. En Chile, para el periodo intercensal 1992-2002, las familias monoparentales aumentaron de un 8,6% a un 9,7%. En Perú, aproximadamente un 10% de las familias son monoparentales y están mayoritariamente encabezadas por mujeres. Estos informes señalan igualmente cómo en Bolivia se demuestra un aumento de la prefectura de hogares femeninos.

El crecimiento de familias monoparentales en los países latinoamericanos está también relacionado con una alta presencia de uniones consensuales, lo que se asocia con una alta inestabilidad conyugal y por tanto con una creciente probabilidad de formación de hogares monoparentales o extensos encabezados por mujeres4.

En estos países, al igual que ocurre en Europa, la entrada a la monoparentalidad puede ser consecuencia de una decisión personal, y constituir una forma de emancipación para las mujeres, si bien resulta fundamental discernir cuáles son los condicionantes que explican la vía de entrada a la monoparentalidad y en qué medida estos se relacionan con la decisión de emigrar y con la pobreza (Oliveira & Ariza, 2007).

Autoras como Paiewonsky (2008) hacen referencia a la existencia de diversos estudios sobre migrantes laborales latinoamericanas que muestran que en un gran número de casos, los conflictos de pareja -frecuentemente asociados a la violencia de género-fueron un factor determinante en la decisión migratoria de la mujer. Uno de los ejemplos utilizados por esta autora es el estudio de caso del International Research and Training Institute for the Advancement of Women (Instraw), donde se encontró una proporción alta de disolución de parejas entre las emigrantes de Vicente Noble en República Dominicana, asociada muchas veces a conflictos por la inconformidad de las mujeres con la manera en que las parejas masculinas utilizaban las remesas. Del mismo modo entre nuestras entrevistadas se hallaron casos en los que emigrar representó una clara estrategia de ruptura con la pareja, y de asentamiento en el país de destino como jefas de sus hogares.

El ejemplo de República Dominicana -país con una alta tasa de emigración hacia los EE.UU y España y una elevada incidencia de hogares monoparentales dentro y fuera del país- muestra también cómo existe una notable relación entre las uniones consensuadas y la formación de hogares monoparentales (Alcalde, 2011). Las uniones consensuadas son en alto grado previas a la monoparentalidad en los países Latinoamericanos (Oliveira & Ariza, 2007), dejando a muchas de estas mujeres y a sus hijos e hijas en una situación de enorme vulnerabilidad. El análisis de Oliveira y Ariza (2007) insiste en un aspecto relevante, a saber, que el aumento de las uniones tiene un significado diferente en los sectores medios y altos, de lo que significa en los sectores populares. En cierto modo, en los sectores medios este significado puede responder análogamente al caso europeo y por tanto a una mayor autonomía de las mujeres. En los sectores empobrecidos, sin excluir la existencia de situaciones reales de mayor autonomía femenina, sería más factible asociar algunas de las transformaciones en curso al constante deterioro de los niveles de vida.

Los estudios ratifican que la extensión de estas formas de familias en Latinoamérica no ha sido paralela al reconocimiento de derechos en relación con temas de autonomía económica y reconocimiento de las mujeres. Países como Perú, Ecuador, Colombia o Brasil, reconocen en sus ordenamientos normativos las uniones de hecho (Marco, 2012).

Los sesgos legales y culturales favorecen la unión matrimonial y atribuyen de hecho la propiedad de los bienes familiares al hombre; por lo que a menudo las mujeres y sus hijos e hijas quedan en una situación de precariedad económica5, convirtiéndolas así en las mujeres más pobres. Por ende, la monoparentalidad como consecuencia de la tenencia de hijos o hijas dentro de parejas de hecho, presenta un mayor riesgo de sufrir situaciones de fragilidad social una vez se diluye la relación.

Las investigaciones especializadas señalan que en los países latinoamericanos este es un factor de riesgo de exclusión, lo que con mucha probabilidad sea mayor en aquellos Estadosnación con políticas sociales y de protección a las familias más débiles (Sunkel, 2006). En estas circunstancias, la emigración se configura como una estrategia de mantenimiento o supervivencia de la familia, lo que de alguna forma funciona cuando los hijos e hijas permanecen en el país de origen -al cuidado por lo general de otras mujeres de la familia- y la madre envía remesas; pero que tiene un éxito cuestionable cuando estos son reagrupados al tenor del trabajo cualitativo realizado.

 

5. La pobreza en los hogares monoparentales inmigrantes latinoamericanos

Una de las características comunes halladas entre las familias inmigrantes latinoamericanas estudiadas en España, fue la elevada fragilidad social que presentaban, configurada por la alta precariedad económica derivada de sus condiciones laborales y agravada por la ausencia o debilidad de redes familiares de ayuda; por lo que gran parte de estas familias se encontraban por debajo del umbral español de la pobreza.

La pobreza presenta diferentes concepciones y consecuentemente distintas formas de medida. Si seguimos la literatura especializada (Adiego & Moneo, 2005; ENI, 2008; Laparra et al., 2007; Subirats et al., 2004), el análisis de la pobreza se puede interpretar desde diferentes ejes siendo uno de ellos el de la pobreza relativa. La aproximación desde la pobreza relativa permite considerar las necesidades de los hogares cuando estas son comparadas con las de otros hogares. Este concepto sitúa como objeto de estudio el fenómeno de la pobreza dentro de una sociedad, en este caso la española. Desde esta perspectiva se considera que una persona es pobre cuando sufre alguna desventaja económica y social respecto a las personas de su entorno; y por tanto, esta noción de pobreza está muy ligada a la concepción de desigualdad.

Los hogares con situaciones de riesgo de pobreza tienen un efecto negativo para las niñas y niños, por el hecho de que aumenta el riesgo de sufrir privaciones de bienes y de necesidades básicas, o precarias condiciones de vida y vivienda (Ducan & Brooks-Gunn, 1997). Esto a su vez puede traducirse en determinadas desventajas educativas. Las condiciones de vida, el abandono o fracaso escolar, y las expectativas de futuro de las niñas y los niños, dependen en gran medida de la situación sociofamiliar más que de la estructura del hogar.

El análisis cualitativo llevado a cabo en esta investigación nos ha revelado el elevado riesgo de pobreza relativa que representa para las niñas y los niños latinoamericanos formar parte de una familia monoparental en España.

Desde la perspectiva del ingreso del estudio de la pobreza relativa, se sabe que en el Estado español los hogares monoparentales en su conjunto presentan unas entradas económicas inferiores a otros tipos de hogar; por ejemplo, la renta media anual por persona entre los hogares monoparentales españoles era en 2007 de 6.700 euros, mientras que para el total de hogares era de 8.916 euros (Encuesta de Condiciones de Vida 2007, ENI). Nuestro trabajo de campo cualitativo muestra que los ingresos anuales medios de las familias analizadas eran aún inferiores a estos valores (4.102,84 euros). Esto se debe a que por lo general son hogares en que sólo se dispone de un ingreso, lo que se ve agravado cuando el otro progenitor no aporta su contribución a los gastos de manutención de los hijos e hijas; hecho que se ve favorecido por la distancia geográfica cuando el progenitor se queda en el país de origen. El desentendimiento del padre, las dificultades para reclamar legalmente -cuando se puede- el pago de las pensiones alimenticias y el poco valor que al cambio de moneda adquiere este, son algunos de los factores que lo explican.

Así las cosas, al considerar el grado de pobreza de las familias consultadas comprobamos que de los dieciocho hogares monoparentales encabezados por mujeres latinoamericanas, quince eran pobres, es decir, no lograban superar el umbral de la pobreza moderada que en 2007 se situaba en España en los 6.405,6 euros6. Dos de estos quince hogares pobres estaban dirigidos por mujeres con orígenes socioculturales altos, y ocho presentaban una situación de pobreza alta. Gráfico 1

 

7

 

Diez de estas familias se hallaban en una situación de riesgo de exclusión social8, si consideramos la combinación de los siguientes elementos: bajo nivel de ingresos derivados de las bajas rentas del trabajo y de la ausencia de la manutención de los padres de sus hijos e hijas; precarias condiciones de trabajo -contratos temporales en el sector de la limpieza, hostelería y similares- e imposibilidad de movilidad laboral; dificultades de las madres para acceder a la formación; precarias condiciones de vivienda (viviendas compartidas, subalquiler de habitaciones, etc.); dificultad de acceso a determinadas ayudas públicas; y debilidad de las redes familiares y de amistad.

Si bien las limitaciones metodológicas de una muestra de 18 familias resultan evidentes, el análisis de los factores que explican estas realidades hace pensar que estas situaciones particulares puedan generalizarse en aquellas mujeres y niños o niñas que compartan circunstancias similares.

 

6. La entrada a la monoparentalidad de los niños y niñas migrantes latinoamericanos

Las diferentes causas o vías de entrada de la monoparentalidad pueden agruparse en la taxonomía realizada por Iglesias (1988, citado por Vicente & Royo, 2006, p. 28). Este autor diferencia entre a) las vinculadas a la natalidad: madres solteras con uno o más hijos o hijas nacidos fuera del matrimonio o en el seno de una pareja de hecho, en estos momentos rota; b) las vinculadas a la relación matrimonial quedando un progenitor a cargo de los hijos e hijas: abandono familiar, anulación del matrimonio, separación de hecho o separación legal del matrimonio, divorcio o viudedad con hijos e hijas a cargo; c) las vinculadas al ordenamiento jurídico: adopción por personas viudas, solteras o separadas y divorciadas; d) las vinculadas a situaciones sociales, donde no se produce una ruptura conyugal pero tampoco se da convivencia entre la pareja, dando lugar a situaciones de monoparentalidad en términos prácticos, aunque este estatus no esté reconocido legalmente: hospitalización, migración, encarcelación, realización de alguna profesión como marino o militar. Autoras como Sara Barrón (2002) lo denominan monoparentalidad conyugal. Otra posible vía de entrada específica de las familias inmigrantes es la deportación al país de origen de uno de los miembros de la pareja cuando éste se encuentra en situación administrativa irregular..

Este artículo, sin embargo, se centra en aquellas situaciones en que las causas de la monoparentalidad se debieron a la disolución de la pareja.

El estudio de la monoparentalidad y de sus vías de entrada ha venido desarrollándose desde la perspectiva de los padres y madres. Si analizamos las vías de entrada a la monoparentalidad de los niños y niñas entrevistados en nuestra investigación, observamos que, si bien los supuestos anteriores se dan también entre los sujetos más jóvenes de la familia, estos tienen algunas vivencias específicas. En los casos de las familias migrantes latinoamericanas con experiencias de reagrupación posterior de los hijos e hijas, con frecuencia los niños y niñas ya habían convivido durante años en hogares encabezados por otra mujer de la familia que se hacía cargo de ellos y de ellas en solitario, mientras los padres y madres emigraban. De esta forma, si bien "su familia" no era entonces monoparental, ellos vivían, de hecho, en un hogar que sí lo era, donde los cuidados, la atención y el afecto eran proporcionados por la cuidadora, mientras que los recursos económicos eran aportados por los padres y madres a través de las remesas.

Por otra parte, gran parte de estos niños y niñas migrantes ya formaban parte de hogares monoparentales encabezados por sus madres antes de que estas y ellos migraran a España. En este sentido, la emigración no conlleva una nueva forma familiar para ellos y ellas. Ya insistimos en que en determinadas nacionalidades latinoamericanas los hogares monoparentales están altamente representados. Un ejemplo de ello lo muestran las familias dominicanas que residen en EE.UU. y en España. Dentro de la población dominicana de origen, se aprecia que la principal vía de entrada a estas formas familiares tiene que ver con la alta disolución de las parejas consensuadas, que a su vez tienen una alta representación en República Dominicana (Alcalde, 2011; Hernández, 2002).

En este sentido, tal y como señala Hernández (2002), la concepción que desde los EE.UU y España se tiene de la familia tradicional como familia nuclear, de clase media, heterosexual, con la pareja unida por el matrimonio y conviviendo junta, es diferente a la familia media dominicana -lo que puede hacerse extensible a otras familias latinoamericanas como las ecuatorianas (Paiewonsky, 2008)-, entendida como familia de clase trabajadora, pareja unida no casada, viviendo con los hijos e hijas y con otros miembros de la familia; por lo que, vivir en un hogar monoparental en el país de origen y en el de destino de la emigración, tiene significados también distintos para estos niños y niñas que no tienen por qué vivirlo como una desestructuración familiar.

Por tanto, el grado en que los pequeños y pequeñas perciban la ruptura conyugal como una pérdida afectiva, derivada o no del hecho migratorio, dependerá también de sus referentes familiares y culturales así como de la edad a la que se produjo el cese de la relación de pareja y de la propia relación mantenida con el padre antes y después de que emigraran los niños y niñas.

 

7. El ambiente sociofamiliar de los niños y niñas inmigrantes que viven en hogares monoparentales

Para captar y medir el ambiente sociofamiliar en que vivían los niños y niñas inmigrantes que entrevistamos en España, analizamos una serie de dimensiones incluidas en la prueba métrica llevada a cabo en Estados Unidos por Caldwell y Brandley en 1984: el Home Observation for Measurement of Envioronment (Home). Numerosos estudios han utilizado este inventario para evaluar la calidad del ambiente familiar y del hogar (Bradley, Mundfrom & Whiteside, 1994; Tietze et al., 1996; Palacios, Lera & Moreno, 1994; Zanabria et al., 2007). Todos ellos coinciden en la gran capacidad que tienen para captar el ambiente del hogar los diferentes grupos estudiados (Bustos et al., 2001). A continuación nos centraremos en las tres dimensiones de dicha escala, en las que pudimos constatar un mayor impacto de la pobreza en la vida de los niños y niñas:

    a. Materiales para la estimulación del aprendizaje. Presencia en el hogar de libros, diccionarios, acceso a Internet, materiales escolares.

    b. Entorno físico. Existencia en el hogar de un espacio tranquilo, cómodo y agradable para realizar los deberes académicos, y otro espacio adecuado para el juego.

    c. Diversidad de experiencias. Los adultos de la familia se preocupan de que los niños y niñas tengan experiencias variadas: deporte, espectáculos, documentales, visitas a museos, viajes, etc.

Relacionaremos a su vez estas dimensiones con el rendimiento académico de las niñas y los niños entrevistados, para dilucidar así el efecto que la pobreza puede generar en las experiencias escolares y de aprendizaje.

De acuerdo con los perfiles encontrados en la investigación y habiendo tomado como indicador del rendimiento académico la media de notas de los trimestres cursados en el momento de la entrevista a los sujetos menores, diferenciamos cuatro tipologías de rendimiento académico: rendimiento bajo, aquellos o aquellas con una nota media inferior al 4,9; rendimiento medio-bajo, notas comprendidas entre el 5 y el 5,9 y con asignaturas suspendidas; rendimiento medio, notas entre el 6-6,9; y rendimiento alto, notas iguales o superiores a 7.

En el Cuadro 2 describimos los resultados en relación con el rendimiento académico y con el grado de pobreza de las familias en las que vivían los niños y niñas entrevistados.

 

 

a) El acceso a los materiales de aprendizaje

El acceso a la educación en España es obligatorio desde los seis a los dieciséis años, y universal y gratuito desde los tres hasta los dieciséis. Este derecho se reconoce hasta el día de hoy a todos los niños y niñas que residen en España, independientemente de su situación administrativa como persona extranjera. Sin embargo, si bien las familias no tienen por qué asumir un costo directo de la matrícula si escolarizan a sus hijos o hijas en escuelas públicas, existe toda una serie de gastos indirectos derivados de la escolarización: material escolar (libros), transporte, comedor, actividades extraescolares, cuotas de las Asociaciones de Madres y Padres de las escuelas, excursiones, y actividades del centro, etc. Esto explica que las ayudas sociales más comunes que recibían las familias consultadas fueran las relacionadas con la escolaridad de los hijos e hijas (becas y ayudas para el comedor y el material escolar).

Considerando los efectos de la pobreza en el acceso al material escolar, apreciamos entre las chicas y los chicos con un rendimiento académico bajo y medio-bajo un hecho relevante. Por un lado, confirmamos que en todos los casos de bajo rendimiento, los sujetos entrevistados declararon tener el material escolar necesario en cuanto a libros, diccionarios, etc. Sin embargo, ninguno de estos chicos o chicas disponía de ordenador y conexión a Internet en su casa, elemento que se ha revelado como algo esencial en el actual contexto educativo español. Sólo dos casos del total de perfiles de rendimiento bajo y medio en que no se disponía de este recurso, los niños y niñas lo consideraron como un material necesario. No obstante, a medida que encontramos rendimientos educativos más altos, la presencia del ordenador en casa resulta más habitual. Así, entre los niños y niñas con rendimiento medio-bajo, 5 de los 8 casos tenían acceso a la red desde su casa. Y entre aquellos con rendimientos medio y alto, de 9 nueve casos, siete tenían ordenador y conexión a internet. En consecuencia, podemos afirmar que la tenencia o no de este recurso educativo, constituye un elemento de desigualdad educativa, a tenor de la exigencia -esencialmente en niveles de educación secundaria, como en los que se encontraban nuestros entrevistados- de la utilización de procesadores de textos y la búsqueda de información específica para la realización de trabajos de curso.

Cabe señalar que entre los niños y niñas consultados persistía un discurso desproblematizado sobre las dificultades de acceso a los materiales educativos, entre estos los libros de texto. Empero, al contrastar sus discursos con los de las madres, confirmamos cómo frecuentemente los libros de texto acaban siendo prestados por la propia escuela o fotocopiados, o bien pasan de unos hermanos a otros, ante la imposibilidad de adquirirlos nuevos, dado el elevado costo que ello representa para el presupuesto familiar. Este gasto constituye una gran dificultad y esfuerzo para estas madres; es el principal gasto en educación que asumen estas familias. En este sentido, comprobamos que el acceso a ayudas públicas para comprar material escolar no había sido posible para todas las familias entrevistadas que declararon necesitarlo.

b) El entorno físico para el estudio

La vivienda se configura como el principal gasto de las familias entrevistadas y determina la distribución de la renta familiar y del consumo. Gran parte de los problemas para llegar a final de mes de las familias que entrevistamos venían derivados del elevado precio de los alquileres o cuotas de los préstamos hipotecarios. Incluso algunas familias reconocieron tener problemas para pagar las mensualidades.

Tanto el acceso a la vivienda como el mantenimiento de esta, representan un factor de riesgo principal de sufrir pobreza manifestado entre un alto número de las familias monoparentales latinoamericanas consultadas. Si bien la mayoría de las familias entrevistadas tenían su vivienda en régimen de tenencia de alquiler, siete de ellas compartían la residencia y tres reconocieron vivir en régimen de subalquiler de habitación; por lo que un hecho característico en estas formas de hogares (10 casos sobre 18) era la "convivencia forzada" del núcleo familiar con otros núcleos o personas con o sin lazos de parentesco.

En relación con el entorno y el lugar donde estudian estos niños y niñas, pudimos confirmar que en este factor es donde incide de manera más acusada la pobreza de los hogares monoparentales extranjeros, lo que tiene que ver con el acceso y las condiciones de la vivienda.

En este sentido, todos los niños y niñas de perfil de rendimiento escolar bajo compartían habitación; algunos de ellos o ellas con la propia madre y/o los hermanos o hermanas. Mientras que también entre quienes presentaban rendimiento medio-bajo, predominaban las situaciones de habitaciones compartidas. En concreto, nueve de los doce casos de rendimiento bajo y medio-bajo compartían habitación.

Entre los perfiles de rendimiento alto y medio encontramos también casos de habitación compartida, aunque en menor proporción (4 de 9 casos).

Tener como espacio de estudio el comedor es un hecho habitual entre estos perfiles de rendimiento académico bajo y medio-bajo (7 de los 12 casos), dada la poca adecuación de los dormitorios (falta de espacio, escasez de luz natural, habitación compartida, falta de mobiliario apropiado, etc.). Lugar que por otra parte suele estar ocupado por otros miembros de la vivienda y donde se encuentra la televisión, por lo general encendida en el momento del estudio o de la realización de los deberes.

c) La diversidad de experiencias

Un tercer aspecto a destacar, por ejercer la pobreza un fuerte impacto en la vida de estas personas jóvenes, es la escasa realización de actividades extraescolares que proporcionen diversidad de experiencias. La diversidad de experiencias hace referencia a la provisión por parte de los sujetos adultos de prácticas variadas como las actividades deportivas, académicas, culturales, turísticas, de ocio, etc. Este tipo de actividades estimulan el interés y la motivación por el aprendizaje. En ocasiones pueden suponer un apoyo educativo cuando son de carácter académico. En este punto, los datos nos demuestran que las frágiles situaciones económicas en que vivían muchas de las familias entrevistadas tuvieron un notable efecto en la realización de actividades extracurriculares, cuyo costo no está incluido en la escolarización gratuita en España. Realmente, un hecho importante detectado durante las entrevistas es la constatación de que la emigración reporta para algunos niños y niñas la pérdida de este tipo de actividades -deportivas y culturales de carácter extraescolar- que sí realizaban en sus países de origen. Paralelamente, la emigración también conlleva la reducción de las relaciones con la familia extensa en el país de destino, dadas las débiles redes familiares, lo que también limita sus espacios de relación. En este sentido, nuestros entrevistados y entrevistadas reconocieron que una gran parte del tiempo que pasaban en familia, lo hacían en casa, viendo la tele y "no haciendo nada".

 

8. La implicación de las madres en la educación de sus hijos e hijas

Ha quedado probado que ser miembro de una familia monoparental inmigrante aumenta en la infancia el riesgo de ser pobre. Y la pobreza en la niñez incrementa a su vez el peligro de sufrir privaciones básicas, muchas de ellas relacionadas directa o indirectamente con la educación.

Una primera aproximación a los indicadores "ingresos anuales medios por unidad de consumo de estas familias" y "rendimiento académico", confirma que efectivamente son los niños y niñas que viven en los hogares con menos ingresos, quienes presentan unos resultados académicos más bajos.

Ahora bien, a pesar de que entre nuestros casos la correlación entre nivel de ingresos y rendimiento es significativa y positiva (valor 6,8) -tal y como se aprecia en el Gráfico 2-, esta no resulta concluyente. Hemos percibido que en nuestra muestra existen casos donde no se da una clara correlación entre pobreza y rendimiento académico (cuatro casos, uno de rendimiento alto y tres de rendimiento medio en los que la familia vivía en situación de pobreza).

 

9

 

Hay que sugerir, por ende, que el efecto de la pobreza sobre los rendimientos educativos de nuestros entrevistados y entrevistadas es considerable pero no determinante, una vez se controlan otros factores como son el nivel educativo de la madre o el nivel de apoyo y de atención que éstas proporcionan a sus hijos e hijas.

 

9. Conclusiones

La monoparentalidad en España afecta en mayor medida a las mujeres y a los niños y niñas inmigrantes. Las causas que explican este fenómeno tienen que ver, por un lado, con el hecho de que este tipo de hogares son más frecuentes en los países latinoamericanos. Por otro lado, la monoparentalidad en los países latinoamericanos representa un alto riesgo de pobreza para las madres y sus hijas e hijos, lo que convierte a las mujeres jefas de estos hogares en candidatas para liderar un proyecto emigratorio que puede dar lugar a la reagrupación familiar de los hijos e hijas. En otras ocasiones, la emigración puede incluso otorgar a las madres la oportunidad de deshacerse de una relación de pareja opresiva, y convertirse así en jefas de sus hogares en el país de destino.

Si bien hemos podido comprobar que también en España formar parte de estos hogares coloca a estas familias en una situación de alta vulnerabilidad social y económica, este riesgo se ve incrementado por su condición de migrantes, lo que limita sus condiciones laborales, los ingresos económicos, el acceso a determinadas ayudas públicas, la ausencia de ayuda económica por parte de los padres -la mayoría en el país de origen- y la debilidad de las redes familiares y de ayuda. De este modo, aunque mejoran algunas condiciones de vida respecto a la situación anterior a la emigración y en relación con el entorno del país de origen, estas familias y sus hijos e hijas continúan siendo pobres en términos relativos al nivel de vida español. Incluso entre las familias monoparentales que no eran pobres antes de emigrar, la emigración ha conllevado una pérdida de estatus y menoscabo de sus condiciones de vida, si bien el grado de pobreza en el país de destino de la emigración es desigual dependiendo de las condiciones sociales de las familias en el país de origen.

Así, podemos concluir a la luz de los hallazgos del trabajo de campo, que cuando existe una relación entre pobreza y monoparentalidad en el país de origen, siendo la supervivencia del núcleo familiar la principal causa de la emigración, las probabilidades para los niños y niñas inmigrantes de vivir en un hogar pobre en España son mayores.

Cuando la pobreza originaria de las madres está relacionada con bajos niveles educativos, esta puede constituir una desventaja educativa para los hijos e hijas, una vez en España. La pobreza en el país de destino de la emigración sitúa a los niños y niñas en un escenario de dificultad de acceso al material escolar básico, a un espacio adecuado para el estudio y a una desigualdad en el acceso a actividades extraescolares, lo que puede traducirse en un menor rendimiento escolar. En la medida en que se dificulte o se limiten las ayudas públicas a la escolarización, al material educativo y a otros aspectos relacionados con la escolaridad, la pobreza afectará mucho más a estos pequeños y pequeñas, agravándose así la brecha de desigualdad social y educativa respecto a otros niños y niñas.

Por otra parte, cuando la entrada a la monoparentalidad no aparece relacionada con la pobreza y el proyecto migratorio se concibe como un proyecto emancipador, las madres acostumbran a tener un mayor nivel educativo, hecho que correlaciona positivamente con el rendimiento escolar, aún cuando estas mujeres y sus hijos e hijas también presentan un alto riesgo de sufrir pobreza en España. Con todo, en estos casos el impacto de la pobreza se ve minimizado por el nivel educativo de las madres, que a su vez está relacionado con el grado de implicación parental y con un mayor conocimiento de los recursos de ayuda escolar y estrategias de apoyo educativo.

 


Notas:

* Este artículo de investigación científica y tecnológica se deriva del estudio titulado "La monoparentalitat en la immigració: un factor de risc de pobresa entre les mares i els infants d'origen estranger" ("La monoparentalidad en la inmigración: un factor de riesgo de pobreza entre las madres y los niños de origen extranjero"), Código U-54/08, financiado por el Institut de la Dona (Instituto de la Mujer) del Gobierno de la Generalitat de Catalunya, realizado entre noviembre de 2008 y noviembre de 2009 y dirigido por la Dra. Rosalina Alcalde Campos.

1 Entendemos por familia u hogar monoparental, la integrada por un adulto con uno o más menores a cargo. Ver Barron (2002), Iglesias (1998), Roll (1992), Vicente y Royo (2006).

2 Cabe mencionar el trabajo de Espeteix y Cáceres (2007) en el que se hace referencia a la situación de la vivienda de las familias monoparentales encabezadas por una mujer adulta extranjera.

3 Categoría utilizada por el Censo Americano ("black").

4 Entre nuestras entrevistadas, 9 de ellas habían entrado a la monoparentalidad tras la ruptura de una unión consensuada.

5 Se refiere a la inestabilidad, inseguridad e incertidumbre económica.

6 Es importante resaltar que en la selección de las familias que constituyeron la muestra de nuestro trabajo de campo no consideramos criterios relacionados con los ingresos, sino que controlamos la variable "nivel sociocultural de la madre". En otras palabras, no buscamos familias pobres, si bien la pobreza apareció de forma mayoritaria entre los hogares seleccionados.

7 Las barras rayadas corresponden a los casos españoles de control de nuestra muestra.

8 Para analizar la exclusión social y la medición de la pobreza hemos utilizado Laparra et al., 2007; Marí-Klosé, 2009; Subirats, 2004.

9 Los puntos rojos corresponden a las familias monoparentales españolas de control de nuestra muestra.

 


 

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Referencia para citar este artículo:

Alcalde-Campos, R. & Pávez, I. (2013). Infancia, familias monoparentales e inmigración latinoamericana en Barcelona, España. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 11 (1), pp. 229-243.