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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

Print version ISSN 1692-715X

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.11 no.1 Manizales Jan./June 2013

 

 

Segunda Sección: Estudios e Investigaciones

 

Los jóvenes y las jóvenes en el Estado de México: sociodemografía y empleo 2010*

 

Youngsters from the State of Mexico: socialdemographics and employment 2010

 

Os jovens, homens e mulheres no Estado do México: características sociodemográficas e emprego 2010

 

 

Ángel Mauricio Reyes-Terrón1, Moisés Elizarrarás-Hernández2

1 Consejo de Investigación y Evaluación de la Política Social del Gobierno del Estado de México, México. Doctorante en Análisis Económico por la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza, España. Filiación Institucional: Consejo de Investigación y Evaluación de la Política Social del Gobierno del Estado de México, México. Correo electrónico: angel.reyesterron@yahoo.com.mx

2 Consejo de Investigación y Evaluación de la Política Social del Gobierno del Estado de México, México. Doctor en Humanidades, Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, Filiación Institucional: Consejo de Investigación y Evaluación de la Política Social del Gobierno del Estado de México, México. Correo electrónico: aiamexico2002@yahoo.com.mx

 

 

Artículo recibido en mayo 6 de 2012; artículo aceptado en octubre 17 de 2012 (Eds.)

 


Resumen:

El presente estudio aborda el tema de los jóvenes mexiquenses de 14 a 29 años de edad que se encuentran en condición de inactividad en el ámbito de lo laboral y educativo, que se integran al recientemente creado concepto de NiNi; el de los jóvenes que ni estudian ni trabajan, la investigación se desarrolló desde una óptica de análisis teórico Socio Antropológico, que permitió observar los componentes mismos del fenómeno, así como, bajo qué especificidades se desarrolla dicho fenómeno. Así, el objetivo del presente artículo, consiste en ofrecer una disertación en torno al actual concepto de NiNi, a partir de información referida, proponiendo como elemento final una conceptualización mucho más acorde a la realidad de la población inmersa en el fenómeno.

Palabras clave (Thesaurus de la Unesco): Jóvenes, Ninis, conceptualización, socio-antropológico, Estado de México.


Abstract:

This study approaches the topic concerning youngsters from the State of Mexico, with ages ranging from 14 to 29 years who are inactive both in the work and educational fields, who have been integrated to the recent NiNi concept; youngsters who do not study or work. The research is conducted from a Socio-Anthropological theoretical analysis perspective, which allows to observe the components of the phenomenon themselves, as well as under what specificities it develops. Accordingly, its objective consists of offering a dissertation around the current NiNi concept, from referred information, thus proposing, as the final element, a final conceptualization much more in accord with the reality of the population immersed in this phenomenon.

Key words (Unesco Thesaurus): Youngsters, Ninis, conceptualization, socio-anthropological, State of Mexico.

 


Resumo:

O presente estudo aborda o tema de jovens mexiquenses de 14 e 29 anos de idade que se encontram em condição de inatividade no ámbito do laboral e do educativo que se integram ao recentemente criado conceito de NiNi; os jovens que nem estuam e nem trabalham, a pesquisa de uma ótica de análise téorica sócio-antropológica, que permite observar os componentes mesmos do fenômeno bem como as especificidades que se desenvolvem. Assim, o objetivo do presente artigo, consite em oferecer uma dissertação sobre o atual conceito de NiNi, a partir da informação referida, propondo como elemento final uma conceitualização que esteja muitomais de acordo com a realidade da população imersa no fenómeno.

Palavras-chave (Unesco Thesaurus): jóvens, Ninis; conceitualização, sócio-antropológico, Estado do México.


 

Introducción

 

El análisis de la situación que enfrentan los jóvenes y las jóvenes1 de 14 a 29 años en el Estado de México adquiere una importancia preponderante debido a que representan uno de los grupos de población más numerosos; se trata, además, de la entidad federativa más poblada del país. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010, publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en sus límites territoriales viven 15' 175.862 personas, de las cuales 4' 348.372 pertenecen a este segmento, lo que constituye 28.7% de la población mexiquense total, es decir, poco más de la cuarta parte2.

En el año 2010, el Estado de México aportó 13.6% del total de jóvenes que viven en el país, el cual es de 31' 894.979 personas; esta cifra es 10.51 puntos porcentuales mayor al promedio relativo nacional, el cual se sitúa en 3.13 por ciento. Es, por tanto, la entidad federativa que concentra el mayor número absoluto de personas consideradas en juventud en todo México3.

Para dimensionar el problema, la cantidad de jóvenes que viven en el Estado de México es superior, por ejemplo, a la población total de países como Uruguay, que reportó tener 3' 251.526 habitantes en 2011, o Costa Rica, que cuenta con 4'301.712 habitantes, en el mismo año.

Lo anterior implica un reto significativo pues se requiere, por ejemplo, proveer de la suficiente cobertura educativa en los niveles medio superior y superior, brindar servicios de salud y seguridad social en este segmento, generar empleos en la cantidad necesaria para satisfacer la demanda de trabajo de los sujetos jóvenes que se encuentran en edad productiva y reproductiva, así como la atención que impone este importante sector estratégico de la población para garantizar su adecuado acceso a la llamada "estructura de oportunidades"4.

Este estudio se justifica fundamentalmente porque la atención a la juventud por parte de la política pública ha sido parcialmente ignorada o simplemente relegada a un segundo plano. Esto se explica, en parte, con las restricciones de índole presupuestal, que han conducido hacia la priorización de necesidades sociales como el combate a la pobreza y, por tanto, hacia la focalización5 de los recursos en favor de determinados grupos vulnerables6 en México, donde la entidad mexiquense no ha sido ajena a este mismo comportamiento, por parte de las agencias encargadas de estos asuntos. En este sentido, cada vez es más necesario entender la dinámica demográfica y el desarrollo social de la entidad mexiquense y, especialmente, aquella que afecta a su población joven en edad productiva.

Es importante destacar que realizamos esta investigación con el propósito de ofrecer un acercamiento al perfil sociodemográfico y en materia de empleo de la juventud mexiquense, conociendo sus problemas, necesidades y demandas más apremiantes; además, se trata de identificar al conjunto de personas que se encuentran fuera de la actividad productiva, y que al mismo tiempo permanecen al margen de las diferentes opciones de estudio en el Estado de México, cuantificando su número y características esenciales, avanzando hacia los factores que podrían explicar la irrupción de este fenómeno y las formas más adecuadas de intervención pública para su atención en el contexto mexiquense.

Los alcances espaciales de esta investigación comprenden, entonces, la dimensión estatal, sin perder de vista la nacional, bajando luego a nivel meso, es decir, zonas y regiones geográficas. Algunos cruces entre variables resultan pertinentes cuando se analiza la población objeto de estudio. Esto se efectúa siempre que la información lo permite y los hallazgos resultan de interés. Dejamos como anexo un cuadro con desglose regional.

En lo que se refiere al análisis demográfico y de situación del empleo en los jóvenes y las jóvenes, en esta investigación reconocemos la necesidad de ofrecer una mayor atención a esta población en el Estado de México, en aras de aprovechar su potencial productivo y de generación de prosperidad durante los próximos años, donde su dinámica y volumen pueden ejercer una influencia positiva en términos de crecimiento económico7, esto hasta el punto donde el mismo converja con su senda de crecimiento equilibrado8 a mediano y largo plazo.

Por otra parte, el escrutinio espacial a nivel meso de la población joven de 14 a 29 años, en el Estado de México, permite esclarecer cuáles son las principales zonas y regiones de la entidad donde deberán concentrase o focalizarse los esfuerzos de la política pública, en materia de empleo en la entidad. Las áreas de mayor vulnerabilidad se sitúan en contextos no metropolitanos, con asentamientos dispersos; no obstante, también deben atenderse los espacios urbano-marginales de los Valles de México y Toluca-Lerma, principalmente.

En el rubro de empleo, el estudio argumenta que se debe poner una mayor atención en aquellas personas que deciden no continuar con estudios posteriores a los niveles de primaria, secundaria, educación media superior y/o carrera técnica, así como superior, dado que aparecen como los grupos con mayor vulnerabilidad al fenómeno de los jóvenes y las jóvenes que, en conjunto, no trabajan ni estudian en el Estado de México.

Hemos estructurado el estudio de la siguiente manera: en la primera sección ofrecemos algunos antecedentes en torno a la cuestión y dinámica demográfica que vive la entidad mexiquense y el papel trascendental que desempeña su población joven en el presente y futuro inmediatos. El segundo apartado lo centramos en el tema del empleo y la juventud en la entidad y, finalmente, en la última sección recuperamos los principales aspectos a remarcar.

 

1. Los jóvenes y las jóvenes en el estado de México: aspectos sociodemográficos

Con el propósito de poner en contexto la situación actual de los jóvenes y las jóvenes de 14 a 29 años en el Estado de México, en este apartado analizamos y describimos algunos de sus aspectos demográficos más importantes que dan cuenta de su dinámica. Como ya lo hemos señalado, por lo general el ejercicio se realiza tomando como referente el caso de la nación mexicana en su conjunto.

1.1. Situación demográfica

El Censo de Población y Vivienda 2010 reporta que los 31.8 millones de jóvenes de edades entre 14 y 29 años, que viven en México, representan 28.4% de la población total del país, la cual comprende 112' 336.538 habitantes9 (Cuadro 1).

 

 

En el Estado de México, la población joven representa, en términos relativos, 28.65% de la población total, esto es 0.26 puntos porcentuales más que lo reportado para el promedio nacional, el cual se sitúa en 28.4 por ciento. La entidad aparece en la posición 17 con referencia al resto de los Estados, ordenados éstos de mayor a menor, ubicándose entre Jalisco (lugar 16) y San Luis Potosí (lugar 18). Tanto en el ámbito nacional como en el Estado de México, el grupo de jóvenes más numeroso es el de 18 años de edad con 2' 315.644 individuos y 310.610, respectivamente. Por el contrario, el segmento menos sobresaliente en cuanto a número absoluto de personas es el de 29 años de edad, donde existen, en 2010, 1' 605.730 personas y 223.407, según corresponde (Cuadro 1).

Entre las características demográficas que distinguen al Estado de México se reconocen fundamentalmente transformaciones en la pirámide poblacional; por ejemplo, en el Censo 2010, en comparación con el del año 2000, se observa cierto ensanchamiento en el centro, es decir, entre las personas en edad productiva y, al mismo tiempo, una reducción en la base. En otros términos, la proporción de niños y niñas disminuye y, en contraparte, se incrementan las de jóvenes y personas adultas (Gráfica 1).

 

 

Entre 2000 y 2010, el crecimiento medio anual de los jóvenes y las jóvenes de 14 a 29 años de edad es de 0.84% en el entorno nacional, y de 0.90% en la entidad mexiquense. En ambos casos, la tasa de cambio es menor a la que registra la población en su totalidad, 1.43 y 1.48%, respectivamente. No obstante, el aumento de 14.8 y de 2.1 millones significa un reto de gran envergadura para la política pública; esto, guardando debidamente las proporciones, tanto para el país como para el Estado de México (Inegi, 2011b).

Durante el periodo 2000-2010, la tasa media de crecimiento de la población joven en el Estado de México, tal como ocurre en la circunstancia nacional, podría estar explicada en buena medida por fenómenos tales como el descenso en la fecundidad10 y la migración11 (Inegi, 2011b; Imjuve, 2012b).

En cualquier caso, la inversión en capital humano12 joven es plenamente justificable por su potencial productivo y de generación de riqueza económica; ante ello, resulta esencial ampliar las oportunidades de desarrollo de este grupo de la población, superando las rigideces que imponen los mercados educativos y laborales (Inegi, 2011b).

1.2. Juventud mexiquense y bono demográfico

Dada la dinámica demográfica de la población joven entre 14 y 29 años de edad, y según las Proyecciones de Población 2005-2050 del Consejo Nacional de Población (Conapo), dicho segmento continuará aumentando durante los próximos años, al menos hasta el año 2018, por lo que será necesario proveer un adecuado suministro de bienes y servicios públicos a la juventud en rubros como la educación y la sanidad, y brindando atención a la demanda de empleo que aumentará a corto y mediano plazo en el Estado de México, lo que supondrá necesariamente adoptar e implementar un marco de políticas públicas que permitan aprovechar, apropiadamente, el bono demográfico, es decir, aquella situación en que la población económicamente activa (PEA) es mayor que el número de niños o niñas y sujetos adultos mayores13 (Gráfica 2).

 

 

En general, puede esperarse que este periodo de mayor cantidad de personas jóvenes que se encuentran en su fase productiva, al incorporarse al trabajo formal, contribuya positivamente en la generación de una mayor riqueza social y de un mayor crecimiento económico (Inegi, 2011b), tal como lo predicen algunos modelos macroeconómicos como los de Solow, Romer, y de generaciones traslapadas (Jones, 2000; Romer, 1996 y Blanchard & Fisher, 1989).

Si por el contrario, el dividendo demográfico no contribuye en la generación de una senda de crecimiento equilibrado, los jóvenes y las jóvenes solo se sumarán a la población económicamente dependiente y, al no encontrar opciones, el potencial de capital humano agregado únicamente se dilapidará en mercados informales, domésticos o extranjeros; la transición demográfica, tendiente hacia el envejecimiento simplemente hará el resto. Bajo este escenario, el costo de desaprovechar la cresta de mayor población joven sencillamente profundizará los problemas económicos y sociales que ya se observan en el contexto mexiquense (Conapo, 2009, 2010b; Alba, 2009; de Oliveira, 2009; Guioguli, 2009; Mojarro, 2009; Pederzini, 2009) (Gráfica 3).

 

 

En relación con el tema de juventud, no es asunto menor el hecho de que el Estado de México sea una de las entidades del país que más padece el impacto de los procesos migratorios interiores que se producen en México. El Censo de Población y Vivienda 2010 reporta que unas 583.607 personas, que actualmente residen en la entidad, en 2005, es decir, cinco años antes, vivían en otro Estado de la República; al mismo tiempo, en el mismo periodo, emigraron del territorio estatal 332.627 personas. Por consiguiente, el saldo migratorio es de 250.980 individuos (Reyes & Elizarrarás, 2012).

1.3. Situación conyugal de los jóvenes y las jóvenes

Al analizar la situación conyugal de la población total de jóvenes de edades entre 15 y 29 años, en el Estado de México, se aprecia que 76.24% permanecen solteros; esto equivale a 3 de cada 4 personas; otro 22% se encuentran casados o unidos, y 1.63% están separados, divorciados o viudos; esto en 2010.

Los varones solteros representan una mayor cantidad (67.19%) en comparación con las mujeres (56.21%); además, una proporción más grande de mujeres se encuentran casadas o en unión libre en referencia a los hombres, con porcentajes de 39.82 y 31.14%, respectivamente. De igual manera, la separación, divorcio y viudez ocurren con mayor frecuencia entre las mujeres.

Al extender el análisis a los grupos quinquenales que abarcan la etapa de juventud, en el Estado de México se perciben algunos patrones de comportamiento; por ejemplo, en el rango entre 15 y 19 años, el porcentaje de solteros es muy elevado (94.11%) para el total de este segmento (93.46% para los hombres y 84.29% en el caso de las mujeres). Al mismo tiempo, la proporción de la población casada o unida es baja.

De manera contrastante, en los grupos de 20 a 24 y de 25 a 29 años de edad, es observable una disminución de las participaciones de hombres y mujeres solteros y un aumento de quienes adquieren matrimonio o se unen libremente.

Es importante hacer notar que los jóvenes y las jóvenes solteras, hombres y mujeres, demandan preferentemente acceso a servicios educativos, particularmente en los niveles medio superior y superior. Por el contrario, conforme avanzan en su proceso de maduración, se unen en pareja y forman familias, en esta fase tienden a requerir un mayor ingreso, incorporándose gradualmente al mercado de trabajo.

En el proceso descrito, es fundamental ofrecer a los jóvenes y a las jóvenes, condiciones de acceso tanto a la educación como al empleo, que se adecuen mejor al grupo quinquenal en que se encuentren, ya sea reteniéndolos el mayor tiempo posible en los niveles educativos que les permitan completar su formación académica, para que posteriormente esto les garantice su inserción a la vida productiva en circunstancias favorables para su mejor desarrollo personal y familiar.

Desde el punto de vista de la política pública esto implica ampliar la cobertura educativa en los niveles medio superior y superior; simultáneamente, es muy conveniente proporcionar una mayor información a los jóvenes y a las jóvenes sobre las bondades de la educación y sobre las opciones disponibles. Finalmente, se deben extender las oportunidades de empleo.

1.4. Los jóvenes y las jóvenes en el hogar

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010 (Inegi, 2011b), cada vez es más palpable que la salida de los jóvenes y las jóvenes del hogar de su madre y su padre, ocurre a edades mayores. En el contexto nacional, el 59.64% de los jóvenes y las jóvenes de 15 a 29 años de edad vive con alguno (su padre o su madre) o con ambos; en el ámbito del Estado de México la cifra es de 61.86 por ciento. En contraste, en el país 36.23% vive en un hogar diferente al paterno, y en la entidad mexiquense, el dato es de 33.15 por ciento, es decir, un tercio.

Un aspecto destacado es el hecho de que solo 1.97% de los jóvenes y las jóvenes de México viven con el padre, mientras que 13.72% residen en el hogar de la madre; en el caso del Estado de México, las proporciones son muy similares: 1.94 y 13.60 por ciento, según corresponde.

Por otro lado, con base en los Tabulados del Cuestionario Ampliado del Censo de Población y Vivienda 2010 (Inegi, 2011b), en México 20.08% de los hombres jóvenes son jefes de hogar, lo que contrasta con el 4.03% de las mujeres que se encuentran en la misma condición; en el Estado de México las cifras equivalentes son de 18.52 y 3.22 por ciento, respectivamente.

En general las mujeres jóvenes de 15 a 29 años de edad son esposas del jefe del hogar, lo que ocurre en 24.91% de los casos en el contexto nacional y en el 23.19% para la entidad mexiquense.

Nuevamente estos hallazgos apuntan a la necesidad de ampliar la cobertura educativa y fortalecer los incentivos para retener a la población en juventud temprana en los niveles de educación media superior y superior, durante el mayor tiempo posible, a efecto de asegurar en ellos una educación formal que, eventualmente, les permita emanciparse del hogar de su padre y su madre, lo que suele ocurrir en la fase de la juventud madura, cuando la persona muestra una mayor propensión a integrarse a la vida productiva.

1.5. Escolaridad de los jóvenes y las jóvenes

En México, en 2010 un total de 476.306 jóvenes de 15 a 29 años de edad no cuentan con ningún tipo de escolaridad, 48% son hombres. En el Estado de México la cifra absoluta es de 36.043 personas, de las cuales 49.3% pertenecen al sexo masculino.

Al comparar los resultados del Censo de Población y Vivienda 2010, tomando como referente el número absoluto total de jóvenes -hombres y mujeres- para los Estados Unidos Mexicanos (Cuadro 2), se observa que quienes no cuentan con escolaridad representan 1.61%, quienes tienen primaria significan el 15.79%, secundaria incompleta 8.90%, secundaria completa 27.43%, educación media superior 28.60%, y superior 16.92 por ciento.

En el caso del Estado de México, los jóvenes y las jóvenes de 15 a 29 años de edad que no tienen escolaridad representan menos del uno por ciento (0.89%) del total; quienes concluyeron la primaria tienen un peso relativo de 11.67%, secundaria incompleta 7.66%, secundaria completa 30.09%, educación media superior 32.09% y superior 17.02 por ciento (Cuadro 2).

 

 

De manera discrepante, el Estado de México tiene una proporción de jóvenes sin escolaridad menor a la que se registra en el entorno nacional; lo mismo ocurre con el grupo de quienes tienen primaria y secundaria incompleta; por el contrario, la entidad exhibe participaciones que superan lo observado en el país en su conjunto en los rubros de personas entre 15 y 29 años de edad, con secundaria completa, educación media superior e, incluso, con educación superior.

Alternativamente, el análisis comparativo del grado de escolaridad que se observa en los ámbitos nacional y del Estado de México, indica que la población mexiquense presenta, en los diferentes grupos de edad y en los promedios, mejores resultados para su población joven (Cuadro 3).

 

 

A pesar de que los resultados anteriores favorecen al Estado de México, es importante consolidar los logros alcanzados, fortaleciendo la cobertura educativa y la generación de empleos sobre todo en las zonas y regiones geográficas que más lo necesitan, a efecto de garantizar un mejor acceso a la estructura de oportunidades y, por tanto, al desarrollo humano de los jóvenes y las jóvenes de 14 a 29 años (Mapa 1).

 

 

2. Jóvenes y empleo

En el presente apartado ofrecemos un acercamiento a las características económicas de la población joven en el Estado de México. Efectuamos el análisis con base en información del Censo de Población y Vivienda 2010. En primer lugar describimos la participación de este segmento de individuos entre la PEA y aquella no económicamente activa (Pnea). Los resultados más elocuentes los exponemos a continuación.

En el Estado de México, un total de 2' 030.879 jóvenes de 15 a 29 años de edad forman parte de la PEA en 2010. Esta cifra equivale a un tercio de la población económicamente activa que se registra en ese periodo. Este hecho da cuenta de la importancia que representa la juventud para el entramado productivo de la entidad, y del país como un todo: 6.42% se encuentran entre los 15 y los 19 años de edad, 12.84% están en el intervalo de 20 a 24, y 13.90% más tienen de 25 a 29 años de edad14.

En el contexto nacional, como en el caso del Estado de México, la participación económica de los jóvenes y las jóvenes aumenta con la edad y conforme se avanza progresivamente de un grupo quinquenal a otro. La incorporación a la actividad económica puede producirse desde la juventud temprana, y se acentúa según se adquiere una mayor madurez física y mental; además, esta tiende a variar, probablemente, de acuerdo con las características personales de cada individuo como la edad, el sexo, la escolaridad, la situación conyugal, entre otras (Inegi, 2011a, b).

En el anexo 6 mostramos cómo se distribuye la población económicamente activa entre ocupada y desocupada, entre hombres y mujeres, así como la población no económicamente activa, tanto para México como para la entidad mexiquense.

En 2010 el Estado de México registró una participación de los jóvenes y las jóvenes en la PEA ocupada del 92.6%, lo que equivale a 1' 235.561 personas, 60.8% hombres y 31.8% mujeres. Esto confirma que por cada dos varones económicamente ocupados existe una mujer con la misma característica.

En lo que corresponde a la PEA desocupada, la entidad presentó un total de 150.301 jóvenes en esta condición, es decir, 7.4% del total de personas en el rango de 15 a 29 años de edad, donde 5.3% fueron hombres y 2.1% mujeres. En el total, entre los hombres como entre las mujeres, la ocupación aumenta con la edad y grupo quinquenal. En contraste, la desocupación se extiende en términos absolutos en el grupo de 20 a 24 años de edad, para luego disminuir en el segmento de 25 a 29, lo que sugiere una mayor incidencia de inactividad, posiblemente entre los jóvenes y las jóvenes que durante los años previos no lograron acceder a niveles de educación superior; también puede incluirse a los técnicos y universitarios, tanto truncos como los que recién egresan y que tienden a acumularse con quienes, de las generaciones anteriores, no encontraron empleo oportunamente.

Este cuello de botella tendría que ser tomado en cuenta por parte de las políticas públicas para atenuar sus efectos, posiblemente mediante información sobre empleo para jóvenes, lo que permitiría vincular a esta población con los mercados formales de trabajo. Adicionalmente, es recomendable impulsar una mayor capacidad de absorción de trabajadores y trabajadoras por parte de los diferentes sectores productivos, lo que se logrará con la implementación de reformas estructurales que coadyuven hacia una mayor creación de puestos de trabajo.

Por otro lado, en el Estado de México, en 2010, la Pnea de 15 a 29 años de edad alcanzó los 5‘287.459 personas, lo que representa 38.10% del total existente en la entidad, de todos los grupos etarios.

En el Estado, 20.21% de los individuos no económicamente activos corresponde a personas de 15 a 19 años de edad, 10.8% a quienes se encuentran entre los 20 y los 24 años, y 7.09% ocurren entre quienes se hallan entre los 25 y los 29 años de edad.

Otro hallazgo relevante, tanto en el entorno nacional como en el Estado de México, indica que la Pnea en jóvenes de 15 a 29 años de edad disminuye con la edad y grupo quinquenal, registrándose con mayor frecuencia en las mujeres que en los hombres.

Al considerar los grupos de 15 a 19, de 20 a 24 y de 25 a 29 años de edad, se observa que la PNEA tiende a disminuir en los varones y a acentuarse en las féminas.

Por ejemplo, en el Estado de México, en 2010, en el primer grupo quinquenal existían 1' 068.781 individuos económicamente inactivos, 42.5% del sexo masculino y 57.5% del femenino. En el segundo conjunto se registraron 570.787 sujetos en la Pnea: 26.0% hombres y 74% mujeres, y en el tercer segmento, ocurrieron 36.156 casos, de los cuales solo 9.6% se presentaron en individuos hombres y el resto en mujeres. (Cuadro 4)

 

 

2.1. Jóvenes que ni estudian ni trabajan en el Estado de México

La información que presentamos en los siguientes cuadros ha sido elaborada utilizando los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (Enoe) para los años 2005 y 2009.

El artículo 22 de la Ley Federal del Trabajo considera como edad mínima laboral los 14 años y como máxima los 29, en el supuesto del final de los estudios superiores como enlace productivo de los jóvenes y las jóvenes en México.

Los resultados anuales que presentamos son un promedio trimestral para los dos años de estudio. Las personas consideradas como "NiNis" (es decir, que ni estudian ni trabajan) son aquellas que no desarrollan una situación laboral de al menos una hora de trabajo a la semana, que no cuentan con negocio propio y que no realizan actividades económicas por su cuenta y que, por tanto, no reciben un ingreso y, además, no se encuentran estudiando (Cuadro 5). .

 

 

 

En el Estado de México, en 2005, en promedio se encontraban 172.088 sujetos jóvenes considerados como NiNis. En tanto que para 2009, la cifra aumenta a 222.418 individuos, lo que representa un incremento de 29.2% durante el periodo.

Con respecto a la división por género, existe una menor proporción de hombres en relación con las mujeres (35% para los varones contra 65% para las féminas); es decir, por cada hombre NiNi existen dos mujeres.

El fenómeno de los NiNis se debe a múltiples factores, pero parece incidir de mayor forma entre las mujeres que se encuentran en edad productiva.

Los resultados de la Enoe 2009 señalan una frecuencia de 82.159 hombres y de 140.259 mujeres, que en términos de participación equivalen a 36.9 y 63.1 por ciento, respectivamente.

El crecimiento de los NiNis en 2009, en comparación con 2005, en el caso de los varones es de 39.0%, y de 24.2% en el de las mujeres; esto quiere decir que el problema se acentúa más entre los primeros.

En relación con el cuadro 6 que establece la frecuencia y participación porcentual de los NiNis por edad, resaltamos que el rango donde hay un mayor número de individuos en esta situación se encuentra entre los 14 y los 17 años de edad.

 

 

En 2005, la participación de personas NiNis entre 14 y 17 años de edad es de 43.6 puntos porcentuales, en tanto que para 2009, la cifra es de 42.6 por ciento, es decir, uno por ciento menos que al inicio del periodo (Cuadro 6).

Es importante destacar que el crecimiento porcentual más alto, entre 2005 y 2009, se presenta en personas de 24 años de edad, con un aumento de 51.1% de casos NiNis, lo que sugiere que los jóvenes y las jóvenes que pudieron haber terminado una carrera profesional no son adecuadamente absorbidos por el mercado laboral en el Estado de México.

Por otro lado, debe apreciarse que, a mayor edad, la participación de jóvenes en el fenómeno se vuelve menos destacada, lo que se explica por el comportamiento del mercado laboral, dado que el acceso al empleo formal se convierte en un ámbito de mayor probabilidad y en relación con la "experiencia", es decir, la diferencia entre edad y años de escolaridad, lo que permite la potenciación de las oportunidades de empleo.

Al analizar la información por nivel de escolaridad, sorprendentemente se observa que para los años 2005 y 2009, las personas entre 14 y 29 años de edad, en el Estado de México, que ni estudian ni trabajan, cuentan con estudios de secundaria (44.78% en 2005 y 40.40% en 2009) (Cuadro 7).

 

 

El segundo grupo en importancia, considerando la escolaridad, corresponde a quienes tienen estudios de preparatoria o bachillerato, con una participación de 20% en 2009, contra 23.6% en 2009.

El tercer grupo de NiNis se sitúa entre quienes tienen un nivel de estudios de primaria, al representar poco más de 19% en 2009 contra 15.2% en 2005.

Es importante mencionar que los NiNis que estudiaron solamente hasta la primaria, y que además no cuentan con un empleo formal, aumentaron en 70.9% entre 2005 y 2009. Este resultado puede derivarse del bajo nivel de cualificación que presenta este grupo de personas.

A pesar de que los NiNis que cuentan con carrera técnica representan en promedio únicamente 5% (13.257 personas) en 2009, estos observan un crecimiento de 66.7% para finales de la década anterior.

Lo anterior permite constatar cómo el grado de escolaridad está determinando la posición en el trabajo y en las ocupaciones de las personas, ya que el número de individuos con estudios de maestría y doctorado no representa ni siquiera el 0.04 por ciento (81 personas para 2009) del total de sujetos que ni estudian, ni trabajan (Cuadro 8).

Por otra parte, al analizar el número de NiNis en los sectores urbano y rural, observamos que su número aumentó de manera significativa en 2009; esto en referencia a 2005. Para mediados de la década anterior, en el sector rural, el número de individuos que se encontraban en esta situación fue de 127.245 y, para el último año, la cifra aumenta a 161.846 personas, es decir, un crecimiento de 72.8%; en tanto que, en la parte urbana, el crecimiento fue menor aunque no deja de ser significativo (27.2%).

Debemos mencionar que, en términos estrictos, un sujeto joven en desocupación económica o educativa, pero que invierte tiempo en la búsqueda de actividades de esa índole, no debe ser considerado NiNi, por cuanto dicha inversión de tiempo implica una preocupación en alcanzar esos estándares, independientemente de si se logran o no. Lo anterior permite concluir que se debe poner mayor atención en aquellas personas que deciden no continuar con estudios posteriores a los niveles de primaria, secundaria, media superior y/o carrera técnica, dado que aparecen como los grupos con mayor vulnerabilidad al fenómeno estudiado, pues presentan un mayor crecimiento.

Además en el sector rural de la entidad mexiquense, los resultados apuntan hacia la necesidad de priorizar la ampliación de la cobertura educativa en los niveles básico y medio superior, principalmente, sin descuidar bla calidad en el suministro de estos servicios, ya que como lo hemos señalado, el fenómeno NiNi disminuye con un mayor nivel educativo y, concretamente, con mayor número de años de educación formal y grado de cualificación para el trabajo.

 

Conclusiones

Del análisis anterior se desprende que la elevada concentración de población joven en el Estado de México representa grandes desafíos, como por ejemplo, el establecimiento de una política social de atención a la juventud, focalizada y diferenciada para las Zonas Metropolitanas del Valle de México y Toluca, y también para las No Metropolitanas, distinguiendo esencialmente entre los individuos urbanos y los rurales.

En otros términos, se debe garantizar el adecuado acceso de los jóvenes y las jóvenes a los derechos sociales consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, o bien a la estructura de oportunidades. La política pública debe reconocer que existen dos grandes demandas por parte de este grupo de la población: educación formal y empleo, en concordancia con su maduración cronológica y ciclo vital.

Más allá de asegurar un adecuado suministro de bienes y servicios públicos para los jóvenes y las jóvenes en el Estado de México, el papel de las instituciones gubernamentales, en los distintos niveles del Gobierno, en materia de juventud tendría que centrarse en transmitir información a dicho segmento sobre los beneficios de la educación, sobre la importancia de prolongar su permanencia en el nivel educativo inmediato superior que les corresponda, y sobre las diferentes opciones educativas disponibles en la entidad y en los lugares donde viven los individuos pertenecientes a este grupo de la población, lo que redundará en un mejor futuro para ellos. De igual manera es fundamental brindarles, por ejemplo, información sobre sexualidad responsable y sobre matrimonio, evitando que asuman responsabilidades que deberían adquirir en una fase de mayor madurez, y no en la juventud temprana.

En algún sentido, las instituciones gubernamentales especializadas en brindar atención a la juventud deberían garantizar el acceso de los jóvenes y las jóvenes a la información que demandan en rubros como educación, salud, empleo, entre otras.

Las personas jóvenes aparecen como agentes económicos que concurren y participan en los mercados educativo y laboral; por un lado demandan información para orientar su toma de decisiones, convirtiéndose en consumidoras de servicios educativos o en oferentes, por ejemplo, de mano de obra, cuando tratan de incorporarse a la vida productiva.

Disponer de información inadecuada puede llevar al sujeto joven a condiciones de elección inapropiada: imperfecta, alejada del óptimo deseado; ante ello, suele darse, por ejemplo, fracaso escolar, deserción, abandono de los estudios.

En muchos casos, los jóvenes y las jóvenes tienden a incorporarse al mercado laboral en forma prematura, enfrentando condiciones reales de vulnerabilidad al subempleo, con precariedad salarial, sin condiciones mínimas de protección social como un contrato de trabajo formal; se trata de condiciones de riesgo futuro mayores para el individuo.

Los sujetos jóvenes deberían contar con información suficiente sobre sus opciones reales de empleo al egresar de determinado nivel educativo (básico, medio y superior), en una economía como la mexiquense; al mismo tiempo, deberían establecerse estructuras de incentivos para favorecer e impulsar una mayor formación profesional en las personas jóvenes y en los oferentes de empleo, para capacitar a los individuos, una vez que estos se han enrolado en la vida laboral y productiva.

La permanencia en los estudios por parte de los jóvenes y las jóvenes y su inserción a la producción en su etapa de madurez, tiene una relación estrecha con el tema del bono demográfico que se da en el país y en el Estado de México.

Finalmente, nos parece que la agenda de investigación en este tema ofrece una beta que requiere una mayor profundización y exploración futura.

 


Notas:

* El presente artículo de reflexión es un producto de la investigación "Re conceptualización del concepto NiNi, caso Estado de México" que realizamos como parte de las actividades del Consejo de Investigación y Evaluación de la Política Social del Gobierno del Estado de México (Cieps), durante el periodo comprendido entre junio a noviembre de 2012.

1 El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española establece a la juventud como aquella edad que se sitúa entre la infancia y la edad adulta caracterizada por la frescura, vigor y energía de la persona que se encuentra en dicha etapa. El Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve, 2007 y 2008) advierte que durante este periodo, el individuo se incorpora paulatinamente a la vida productiva y tiende a buscar su independencia respecto del seno familiar (Cepal-OIJ, 2004; Conapo, 2010a; Inegi, 2011a; Salazar & Serrano, 2011).

2 El Diagnóstico mundial de la juventud (Conapo, 2010a) refiere que existen unos 1 200 millones de jóvenes entre 15 y 24 años de edad en el planeta, lo que representa la cifra más alta de la historia (Imjuve, 2010).

3 El Distrito Federal es la segunda entidad con el mayor número absoluto de jóvenes en 2010 con 2'336.603 personas; le siguen Jalisco y Veracruz. En el otro extremo, se encuentra Baja California Sur que aglutina a 185.189 jóvenes en su territorio (Inegi, 2010). El estado de México es una de las ocho entidades federativas donde se concentra más de la mitad de la población joven de 12 a 29 años en México; esto, de acuerdo con los resultados generales de la Encuesta Nacional de Juventud 2010. Las otras entidades son: el Distrito Federal, Veracruz, Jalisco, Puebla, Guanajuato, Chiapas y Michoacán.

4 Kaztman y Filgueira (1999) entienden por "estructura de oportunidades", las probabilidades de que disponen los individuos para acceder a bienes, servicios y/o al desempeño de actividades. Las oportunidades ejercen un impacto sobre el bienestar de los hogares, al permitir o facilitar a sus integrantes el uso de sus propios recursos o proveerse de recursos nuevos.

5 Hernández, Orozco y Vázquez (2008) señalan que las estrategias de focalización consisten en dirigir la acción gubernamental a una población o territorio definidos, con el fin de lograr la eficiencia en la gestión de los recursos.

6 El primer componente observable dentro de la vulnerabilidad social es la presencia de una condición social de riesgo, de dificultad, que afecta de manera inmediata o en el futuro a los grupos, inhabilitándolos en la satisfacción de su bienestar —en tanto subsistencia y calidad de vida— en contextos tanto sociales como culturalmente determinados (Bayón y Mier, 2010).

7 El crecimiento económico es el incremento en el producto total de una nación a lo largo del tiempo, el cual se mide, generalmente, como la tasa real de incremento en el Producto Interno Bruto (PIB) (Samuelson & Nordhaus, 2010).

8 La senda de crecimiento equilibrado o estacionario (balanced growth path) ocurre cuando, por ejemplo, en el Modelo de Solow, todas las variables como el capital, la producción, el consumo y la población, crecen a una tasa constante (Jones, 2000; Romer, 1996, entre otros).

9 Los Estados con mayor participación de jóvenes respecto de la población total de cada entidad federativa son, en primer lugar, Quintana Roo, donde este segmento de sus habitantes representa el 31.6%, seguido de Chiapas con 30.2%. En el otro extremo, aparece el Distrito Federal donde los sujetos jóvenes significan solo 26.4%, siendo la circunscripción con la menor proporción de personas en dicho grupo etario (Inegi, 2011b; Imjuve, 2012b).

10 Fenómeno de la procreación humana efectiva, es decir, los hijos e hijas nacidos vivos en el seno de una población determinada (Inegi).

11 Cambio de lugar de residencia habitual de las personas desde un municipio o delegación, entidad federativa o país de origen, a otro de destino (Inegi).

12 El capital humano corresponde al inventario de conocimientos técnicos y habilidades que se encuentran incorporados en la fuerza laboral de una nación, siendo el resultado tanto de la educación formal como de la capacitación para el trabajo (Samuelson & Nordhaus, 2010).

13 El Conapo (2010a, b) establece que el bono demográfico es un periodo en el que se da una cierta relación favorable entre la población en edad laboral (entre 15 y 64 años) y la población económicamente dependiente (conformada por los sujetos menores de 15 años y los mayores de 64).

14 En el ámbito nacional, 14' 961.992 jóvenes de 15 a 29 años de edad pertenecen a la PEA, lo que representa 33.47% del total de dicha variable, que se traduce, de hecho, en una tercera parte; además, por cada dos hombres económicamente activos existe una mujer en la misma situación. En México, 7.09% de los sujetos jóvenes que forman parte de la PEA corresponden a individuos entre los 15 y los 19 años de edad; 12.79% están en el tramo de 20 a 24 años, y 13.59% más recaen en el segmento de 25 a 29 años de edad.

 


 

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    Referencia para citar este artículo: Reyes-Terrón, A. M. & Elizarrarás-Hernández, M. (2013). Los jóvenes y las jóvenes en el Estado de México: sociodemografía y empleo 2010. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 11 (1), pp. 287-304.