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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715X

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.12 no.1 Manizales jan./jun. 2014

https://doi.org/10.11600/1692715x.1212080413 

Primera sección: teoría y metateoría

DOI:10.11600/1692715x.1212080413

Epistemología de la ciencia de familia-Estudios de familia*

Epistemology of the science on family-Family studies

Epistemología da ciência de família-Estudos de família

Luz María López-Montaño1, Germán Darío Herrera-Saray2

1Profesora titular Universidad de Caldas, Manizales, Colombia. Magistra en Estudios de Familia y Desarrollo. Profesora titular, Universidad de Caldas, Departamento de Estudios de Familia. Grupo de investigación Colectivo de Estudios de Familia. Correo electrónico: luzmaria.lopez@ucaldas.edu.co

2Profesor Universidad de Caldas, Manizales, Colombia.Profesional en Desarrollo Familiar. Profesor Universidad de Caldas. Departamento de Estudios de Familia. Grupo de investigación Colectivo de Estudios de Familia. Correo electrónico: german.herrera@ucaldas.edu.co

Artículo recibido en noviembre 14 de 2012; artículo aceptado en abril 8 de 2013 (Eds.)


Resumen (analítico-sintético):

Este artículo se basa en una investigación documental, la cual corresponde a un estado del arte, cuyo propósito ha sido examinar un acervo de literatura disponible de comunidades académicas de diversas latitudes y tiempos, para estimular otras lecturas y nuevas producciones académicas. Precisa los orígenes no casuales, interrelacionados y localizados de la discusión y conceptualización sobre la ciencia de familia/estudios de familia en el contexto de las ciencias sociales, los enunciados que caracterizan el debate actual sobre su cientificidad, la construcción de la disciplina de familia: familiología, y los retos para la construcción de una identidad en la ciencia de familia.

Palabra clave:(Tesauro de Ciencias Sociales de la Unesco) ciencias sociales.

Palabras claves autores:ciencia de familia, estudios de familia, familiología.


Abstract (analytical synthetic):

This article is based on a documentary research, which corresponds to a state of the art whose objective has been to examine available literary heritage of academic communities from different latitudes and times, so as to encourage other readings and new academic production. It specifies the non-chanceful, interrelated and localized origins of discussion and conceptualization about the science of the family/studies on the family within the framework of the social sciences, the statements characterizing the current debate about its scientific character, the construction of the family discipline: familiology and the challenges for the construction of an identity in the science of the family.

Keywords: (The Unesco Social Sciences Thesaurus) social sciences.

Keywords authors: Science on the family, studies on the family, familiology.


Resumo (analítico-sintético):

Este artigo se baseia em uma pesquisa documental quecorresponde a um estado de arte, cujo objetivo foi examinar um corpo de literatura sobre comunidades acadêmicas de diferentes latitudes e épocas, para estimular outras leituras e novas produções acadêmicas. Identifica origens não-causais inter-relacionadas e localizadas na discussão e conceptualização sobre a ciência de família/estudos de família no âmbito das ciências sociais, bem como os enunciados que caracterizam o atual debate sobre a sua cientificidade e a construção da disciplina de família: familiologia e os desafios para a construção de uma identidade em ciência de família.

Palavras-chave: (Tesauro de Ciências Sociais da Unesco): ciências sociais,

Palavras-chave autores: ciências da família, estudos familiares e familiologia.


1. Introducción

 

La ciencia de familia es un campo con trayectoria en países como Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido, India. En América del Sur, en Colombia, se está impulsando la discusión enfocada en la ciencia de familia y su disciplina -familiología-, mientras en los demás países continúa un énfasis como componente de disciplinas tradicionales, tales como sociología, antropología, sicología, economía, y otras.

Sea en el marco de una disciplina tradicional o de disciplinas emergentes, un cúmulo de la literatura publicada es conocimiento que contribuye al análisis epistemológico, teóricoconceptual, metodológico y ético, de la ciencia de familia. La producción científica que hemos utilizado en este artículo es profusa; publicaciones de Ivan Beutler, Wesley Burr, Kathleen Bahr, Donald Herrin, Randal Day, Geoffrey Leigh, Bonnie Fox, Megh Luxton, Diana Gittins, Jaber Gubrium, James Holstein, Eleonora Cebotarev, Laura Smart, Mary Hann Hollinger, o Dalia Restrepo, son solo algunas de las consultadas, además, las más conocidas y leídas en la Universidad de Caldas -Departamento de Estudios de Familia-. Hoy día, sin embargo, son aun más tanto las publicaciones como los autores y autoras que se dedican a pensar la ciencia de familia en el mundo.

La investigación documental de soporte para este artículo corresponde a un estado del arte, a partir de una extensa revisión cuyo propósito ha sido examinar un acervo de literatura disponible sobre la ciencia de familia/estudios de familia, con información de comunidades académicas de diversas latitudes y tiempos, para estimular otras lecturas y nuevas producciones académicas.

Realizamos la búsqueda tanto en documentos físicos como por Internet; la magnitud de la información disponible es tal que, por ejemplo, solo en Sage encontramos 191.664 resultados de búsqueda del término estudios de familia. El acopio de puntos de vista teóricos, epistemológicos y conceptuales en libros, enciclopedias y revistas, corresponde principalmente, desde la década de 1980, a Australia -Journal of Family Studies-, India -Indian Journal of Gerontology-, Colombia -Revista Latinoamericana de Estudios de Familia-, y especialmente a Estados Unidos y Canadá -Journal of Comparative Family Studies, Family Science Review, Journal of Family Theory & Review, Journal of Marriage and Family, Family Process -esta publicación celebró su aniversario 50 en abril de 2011-, Family Relations, Journal of Family Issues, Journal of Early Adolescence, International Small Business Journal, Marriage & Family Review, International Encyclopedia of Marriage and family, Journal of Family History, Journal of Family Psychology-.

Se precisan los orígenes no casuales, interrelacionados y localizados, de la discusión y conceptualización sobre la ciencia de familia/ estudios de familia, en el contexto de las ciencias sociales; asimismo, los enunciados que caracterizan el debate actual de las comunidades académicas sobre la cientificidad de la ciencia de familia, y la construcción disciplinar e interdisciplinar de este campo de conocimiento.

2. Ciencia de familia/estudios de familia en el ámbito de las ciencias sociales

En la ubicación conceptual de los orígenes y el devenir de los seres humanos y de sus interacciones, objeto de las ciencias sociales, se requiere una mirada retrospectiva y de tiempo presente a los autores y autoras ubicados en diversos países, que permita señalar las especificidades, desarrollos y objetivaciones asociadas a las particularidades en cada época y a sus interrelaciones. En tal sentido, este aparte contiene una síntesis de discusiones de apuestas teóricas sobre las características, los principios, la cientificidad, la responsabilidad de los científicos y científicas sociales, que finaliza con el reconocimiento al carácter de las ciencias sociales y en estas al surgimiento de la ciencia de familia/estudios de familia en el siglo xx.

El devenir social -y de las ciencias socialesmantiene un carácter de "intergeneración" (Bagú, 1982); depende no solo de la información genética sino de la información cultural, incorporada en la memoria, en la escritura o en el computador, para renovar la vida humana de generación en generación por la formación y por la experiencia. Instituciones como la escuela, la familia, la religión, la política, y los sistemas de comunicaciones, configuran sus propios lenguajes, crean relaciones y realidades que se entrecruzan y también se diferencian. Todas aquellas relaciones que ocurren en la vida cotidiana, relaciones familiares, relaciones entre diversos grupos, entre diversas naciones, relaciones económicas, relaciones políticas, etc., son susceptibles de un estudio y de un análisis científico (Ortiz, Ayala, Chaparro, Sarmiento & Restrepo, 2007).

De todas aquellas relaciones se constituye la realidad social. La realidad social es distinta a cualquier otra, dada su constitución humana. Las ciencias sociales tienen que hacer frente a esta entidad -la sociedad-, y dar cuenta conceptualmente de sus tres características únicas: primera, que es inseparable de sus componentes humanos porque la propia existencia de la sociedad depende, de alguna manera, de nuestras actividades en tanto realizadas por seres humanos – agentes sociales. Segunda, que la sociedad es fundamentalmente transformable y no tiene una forma inmutable o estado preferido. Es solo como sí misma, y lo que es exactamente en algún momento determinado depende del hacer humano y sus consecuencias. Tercera, tampoco somos nosotros, sin embargo, agentes sociales inmutables, porque lo que somos y hacemos como agentes sociales está también afectado por la sociedad en la que vivimos y por nuestros propios esfuerzos por transformarla (Archer, 2009); es una construcción sociocultural.

En su carácter de intergeneración, las ciencias sociales no solo hacen frente a estas características, sino que ellas mismas las contienen. Para aproximarse al núcleo de la concepción de lo social-humano construido por las ciencias especializadas de occidente, se han formulado algunos principios: 1. La creencia en la regularidad de los fenómenos sociales. El siglo XVI inaugura una actitud científica en la cual principios divinos y entes metafísicos se conectan lejanamente con los fenómenos naturales y sociales, y el sujeto filósofo y el sujeto investigador descubren en los procesos un grado de complejidad e integración que comienzan a explicar mediante leyes y tendencias que son lógicamente validadas sin apelar a una instancia superior. 2. La noción de la existencia de una secuencia de los fenómenos sociales, un proceso histórico de transformación que señala cómo las sociedades atraviesan por etapas con un sentido admitido como progresista. 3. La coincidencia del campo de observación con aquello aceptado como legal en las sociedades occidentales (Bagú, 1982, p. 21). Y, 4. La necesidad de reflexión crítica sobre estos fenómenos y procesos.

La discusión acerca de las ciencias sociales deja claro su movimiento constante y la responsabilidad al poner conocimientos en circulación. Eleonora Cebotarev, en el artículo "Género, feminismo y desarrollo familiar", expresó que la ciencia es una construcción sociocultural; en primer lugar, una actividad socialmente construida regida por los mismos principios de otras actividades sociales: un conjunto de valores, normas y procedimientos elaborados por el mismo grupo humano que los creó (los científicos y científicas); en segundo lugar, que el conjunto cultural que denominamos ciencia y su producto (conocimiento) evoluciona, se modifica y se renueva; y en tercer lugar, exhibe las "marcas" o características socio-culturales y de género de sus creadores, sus valores, inquietudes, preferencias, perspectivas, dado que focalizan los eventos o fenómenos que juzgan importantes y por lo tanto entran en su marco de referencia (Cebotarev, 2008, p. 213).

En la construcción de objetos de conocimiento, mediada por la intersubjetividad, es posible dejar espacio por lo menos a cuatro sesgos y equívocos: uno, el desconocimiento de la experiencia de la vida cotidiana de los sujetos sobre quienes se teoriza; dos, los supuestos errados y omisiones a que llevan las teorizaciones sesgadas por la intencionalidad o las opciones teóricas de los científicos y científicas; tres, los supuestos sobre el carácter terminal o las fronteras que demarcan las disciplinas, lo que acarrea el desconocimiento de la emergencia de nuevos objetos de conocimiento; y cuatro, el señalamiento obstructivo del carácter de ciencia de objetos de conocimiento emergentes no aprehendidos pero cercanos a la disciplina propia. Coherencia, simplicidad, amplitud, precisión, se han propuesto para superar los sesgos y las limitaciones.

De una manera clara, Juan Manuel Jaramillo (2006, pp. 31-32), manifiesta que las ciencias sociales comprenden un sinnúmero de teorías que corresponden a disciplinas cuyos campos de investigación no son por completo autónomos, y cuyas fronteras muchas veces resultan difusas. También señala que los intentos por establecer una línea divisoria entre qué tipo de teorías son científicas y cuáles no lo son, están condenados al fracaso, siendo mejor reconocer que lo que se llama "ciencia" es lo que como tal se aprende, se propaga y se usa en las instituciones universitarias y parauniversitarias, centros de investigación, etc. En un sentido similar, Giddens y Turner (1991) abogan por una teoría social abierta, que no sea asumida como propiedad de una disciplina concreta, dado que las cuestiones relativas a la vida social y a los productos culturales de la acción social se extienden a todas las disciplinas científicas y humanísticas (Jaramillo, 2006).

En las ciencias sociales se siguen creando objetos de conocimiento; estos nuevos objetos surgen de las disciplinas, en las disciplinas o tomando elementos de algunas1 y generando otros; tal es el caso de familia, un objeto de conocimiento científico que está siendo reconocido como subcampo disciplinar y como campo independiente que apropia y también produce conocimiento, como se verá más adelante.

Hace décadas las ciencias sociales más reconocidas, y algunas disciplinas profesionales de servicios humanos, han establecido subcampos que se centran en la familia como unidad de estudio, análisis, y servicio. Estos subcampos provienen de la psicología de la familia, del desarrollo familiar, del derecho de familia, de la sociología de la familia, de la economía de la familia, de las relaciones familiares, de la educación familiar, de la política familiar, de la medicina familiar, de la psiquiatría de la familia, de la terapia familiar, de la enfermería de la familia. Estudios feministas de familia (Ribbens & Edwards, 2011), estudios históricos de familia. (Morgan, 1985) y estudios de familia, son otros subcampos que se concentran en familia. La mayoría de estos tienen su propio árbitro, sus revistas, sus asociaciones profesionales, o sus divisiones dentro de grandes asociaciones (Ooms, 1996, p. 4).

Parafraseando a Eleonora Cebotarev (2002), el intento de la ciencia es entender la realidad, y la teoría es el intento de explicar la realidad para que la entendamos; en la ciencia, las herramientas, conceptos y definiciones que tenemos, refieren partes de la realidad (Economía, Sociología, Biología, etc.) pero, en la familia, todas estas partes están muy fusionadas (Cebotarev, 2002, p. 1). Las teorías que provienen de otras disciplinas y subdisciplinas facilitan entender la especificidad de algunas características de la familia, mientras otras particularidades de sus dinámicas y procesos hacen que su estudio sea de difícil aprehensión, complejo, y demandante de especificidad en un marco de integralidad.

La múltiple, diversa y compleja condición de la familia, es de reciente aceptación. Hace poco tiempo se reconoce su importancia en el devenir social. En la Enciclopedia Internacional de Matrimonio y Familia (International Encyclopedia of Marriage and Family, Iemfy, 2003, p. vii), se plantea que las diferentes sociedades tienen disímiles concepciones de lo que constituye un matrimonio, o de la familia, pero en todas las sociedades las relaciones entre los sexos y las generaciones tienen un patrón identificable. El matrimonio y la vida familiar son tan decisivos en la formación de la personalidad y en la formación de los sentimientos más íntimos que, con su evolución, sin duda los hábitos personales, los acuerdos sociales, las emociones cotidianas, e incluso los pensamientos más íntimos, también cambiarán. Esta diversidad y esta maleabilidad hacen necesaria la comprensión integral desde un campo de ciencia.

Se pretende que los conocimientos producidos sean compartidos y objetivados mediante procedimientos metodológicos propios o de los que apropia de otras ciencias y disciplinas. Así mismo, comprender, interpretar, reflexionar los procesos familiares y tener un énfasis menos reactivo. La comprensión con anticipación podría surgir de la capacidad científica de interpelar los contextos y realidades en que ocurren tales procesos, haciendo nuevas preguntas a viejas realidades, y develando los espacios positivos, aquellos que comúnmente vemos, y los espacios negativos, los que permanecen ocultos y omitidos pero están contenidos en toda realidad familiar.

Finalmente, podemos afirmar que la ciencia de familia es la más nueva de las ciencias sociales y del comportamiento; es el campo donde el énfasis primario está en el descubrimiento, en la teorización y en la aplicación de conocimientos acerca de familia; es un área de estudio, es academia y aplicación, y también es profesión; es un campo interdisciplinario que también contiene dentro una nueva disciplina orientada a familia: la familiología. Es un campo con un estatuto científico reconocido: las comunidades académicas de familia y de la ciencia social en general, reconocen y aceptan la existencia del campo de familia como área singular de conocimiento y de intervención (Suárez & Restrepo, 2005). La configuración conceptual, teórica, y metodológica de este campo de conocimiento, surge de la relación humana, pero es diferenciada en tanto ocurre en el nivel micro en relación con lo macro, en el movimiento de la vida cotidiana familiar y social, constituida en hecho social a partir de la problematización, de la interpretación y de la comprensión.

3. Debate sobre la cientificidad de la ciencia de familia

Todas las disciplinas tienen raíces históricas y orígenes, y así mismo las principales instituciones sociales han establecido identidades disciplinarias: la institución económica, la economía, la institución religiosa, la religión, y la política, la ciencia política; los defensores y defensoras del emergente campo de la ciencia de familia argumentan que lo propio debe ocurrir con la disciplina de ciencia de familia (Hollinger, 2003). Dado que "La familia es la institución humana más compleja y fundamental, y es distinta en diversos aspectos de otras instituciones y de la realidad" (Burr & Leigh, 1983, p. 468), la familia es una organización principal de toda sociedad y por lo tanto amerita tener una identidad como campo de conocimiento. Parafraseando a Schumpeter (1995), es lícito afirmar que como la ciencia de familia utiliza técnicas (de comunicación, de orientación familiar, de trabajo con familia, de investigación, y otras) las cuales no son de uso común del público en general, y como hay científicos y científicas de familia que se identifican como tales, que cultivan esas técnicas, la ciencia de familia es una ciencia en el sentido de esta definición.

La ciencia de familia es reconocida formalmente por el National Council of Family Relations -NCFR- (Consejo Nacional de Relaciones Familiares) y por una parte limitada de la comunidad internacional de las ciencias sociales. Esta organización agrupa a los sujetos profesionales de familia de Estados Unidos, de Canadá, de Australia, y de algunos países de Europa.

    No obstante sus desarrollos en investigación, teorización, y aplicación, el estatuto científico establecido y el creciente reconocimiento político de los asuntos de familia, los países latinoamericanos, incluido Colombia han permanecido ajenos y rezagados frente a este movimiento intelectual y científico (Suárez & Restrepo, 2005, p. 20).

La amplitud y el alcance del campo de la familia no es bien entendida, no ha sido explorada y por ello no se ha recurrido a la importante fuente que es la literatura de la familia (Ooms, 1996, p. 4).
    Gran parte de las reflexiones sobre la sociología de la familia, su crítica y reconceptualizaciones se produjeron en los países desarrollados, a partir de realidades socioculturales, sociodemográficas y socioeconómicas muy distintas de las nuestras. De ahí la necesidad de repensar y enriquecer las nuevas propuestas analíticas a partir de las especificidades de América Latina" (Ariza & de Oliveira, 2001, p. 23).

Este campo de conocimiento tiene raíces interdisciplinarias anteriores al siglo XIX; sin embargo, sus desarrollos se reconocen durante el siglo XX mediante las etapas de descubrimiento2, pionera, maduración (NCFR, 1988), y a partir de 2010, con la propuesta de una cuarta etapa denominada evaluación e innovación (Hamon & Smith, 2010). Diversos autores y autoras coinciden en que no existe un hito en particular que pueda señalarse como el comienzo de la ciencia de familia. Se asigna la década de 1930 del siglo XX como el tiempo del inicio formal del estudio científico de familia (en Estados Unidos).

A partir de allí aparece registrado el reconocimiento de su existencia, con un acervo de información de eventos y de producción académica que dan cuenta de lo que se mantiene y procesa en una especie de desorden, ordenado y visibilizado por los académicos y académicas, basado en intereses particulares y en cercanía o distancia de otras visiones. Lo que se difunde muestra avances y posibilidades, pero también deja claroscuros, baches, y dudas.

Entre la etapa de descubrimiento y la etapa pionera3 de la ciencia de familia, se avanzó en trascender las aplicaciones unidisciplinares. Un pionero del estudio holístico de familia fue el sociólogo Ernest Groves en 1922, quien junto con otros académicos y profesionales empezaron a identificar las ventajas comparativas de una actuación profesional, en la cual juntaban componentes de su propia disciplina con otras opciones conceptuales y metodológicas, y fueron creando una nueva forma interdisciplinaria de pensar y de trabajar. Mary Ann Hollinger (2003), afirma que sin duda la condición de interdisciplinariedad ayudó a cimentar y a generar propuestas y avances en el estudio científico de familia. Otros académicos que contribuyeron al comienzo del campo de familia son Wesley Burr, Donald Herrin, Randal Day, Ivan Beutler,Geoffrey Leigh, Gregory Bateson (1904-1980), y Evelyn Duval.

Un grupo de académicos y académicas deliberó desde 1982 sobre la naturaleza del campo y sobre el nombre que se le debía dar; sus debates fueron publicados en 1984 y 1985. Las denominaciones famología, familogía, y ciencia de familia fueron debatidas, y se acogió Ciencia de Familia por unanimidad, al considerarla una acepción clara y comprensible, y una definición que expresa la actividad a que se refiere; incluye aspectos de ciencias básicas y aplicadas, es flexible permitiendo innovaciones científicas y metodológicas, es un campo de estudio en crecimiento y otorga identidad profesional clara a los egresados y egresadas que la practican. Se acordó que los programas académicos, las investigaciones y las intervenciones en familia existentes en Norteamérica encajaban en las Disciplinas Secundarias (Task Force NCFR, 1988).

Esta tendencia de encaje en las disciplinas secundarias y la acepción Ciencia surgió de la clasificación realizada por Kingsley Davis (1984), que fue apropiada en los análisis del National Council of Family Relations sobre ciencia de familia y disciplina de familia, permitiendo distinguir los niveles de desarrollo del campo de familia. Una consecuencia de la decisión de asumir ciencia de familia como la denominación del campo fue el cambio de nombres de cursos, carreras y departamentos en muchas universidades de Estados Unidos, y la creación de la Sección de Ciencia de Familia del NCFR-Consejo Nacional de Relaciones Familiares.

En la etapa madura4, la ciencia de familia se hace más compleja por ser un campo interdisciplinario que contiene una disciplina dentro de el (Task Force NCFR, 1988). Familiología (1988) es la denominación dada a la disciplina primaria emergente. Al respecto, son asuntos controversiales la nominación de esta ciencia social como ciencia de familia, si contiene una disciplina o una subdisciplina, cómo se interrelaciona, y qué la distingue de otras ciencias sociales y del comportamiento que incorporan el estudio de las familias (Beutler, Burr, Bahr & Herrin, 1989, Burr & Leigh, 1983, Ganong, Coleman & Demo, 1995, Jurich & Burr, 1988, Keim, 1995, Menaghan, 1989, NCFR Grupo de Trabajo para el desarrollo de la disciplina de familia, 1988).

Junto con reconocer la controversia, aparecen los avances. Desde el balance de Laura Smart, el saber de la ciencia de familia en los últimos 25 años tiene un tema de integración de investigación, teoría y práctica. Los lineamientos éticos para la nueva disciplina fueron desarrollados y adoptados. Los científicos y científicas de familia son movidos por una fuerte identificación con el positivismo hacia el constructivismo, sin abandonar la filosofía de la ciencia más tradicional. Académicos y académicas en disciplinas relacionadas, incluyendo ciencias de familia y del consumidor y psicología, reconocen la disciplina de la ciencia de familia. Los miembros del NCFR -Consejo Nacional de Relaciones Familiares- y de la FSA -Asociación de Ciencia de Familiapueden estar orgullosos de su trabajo, el cual llevó a la creación y crecimiento de una nueva disciplina de las ciencias sociales. Su continuo desarrollo está ahora en las manos de una nueva generación de académicos y académicas (Smart, 2009, pp. 123-124).

En la permanente búsqueda de legitimidad y congruencia de la ciencia de familia, es posible identificar algunos caminos que ha seguido la academia. Eleanore Vaines (1995) construyó dos tendencias: una, ve a la ciencia de familia como una disciplina tradicional que es "académica" y con un enfoque en acciones científicas, que debe continuar desarrollando teorías de base empírica con el fin de mantener reconocimiento y legitimidad y ser considerada como un área académica a los ojos de otras disciplinas establecidas. Quienes siguen este punto de vista, también creen que debe asociarse con otras disciplinas; y la otra tendencia la ve como una disciplina integradora que reúne disciplinas y áreas de estudio para crear un nuevo tipo de campo centrado en muchas dimensiones de la vida familiar, incluyendo practicantes llamados científicos o científicas de familia. Esta tendencia se compromete a desarrollar un nuevo tipo de literatura académica y un desplazamiento de esta para el uso por profesiones relacionadas con familia. Estas profesiones son animadas a producir una teoría basada en la práctica y en modelos teóricos desarrollados a través de la investigación (Vaines, 1995, p. 2). Este pensamiento fue sugerido por Ernest Groves; es una nueva clase de historia, en transición. Se piensa a las familias como agentes activos, formadores de realidad. El desarrollo de teorías, de investigación, la literatura pura y aplicada, es sobre y para las familias (Vaines, 1995).

Como disciplina integradora, la ciencia de familia puede promover la crítica. En la permanente búsqueda y proceso de creación que constituye el hacer y ser de este campo de conocimiento de familia, algunas discusiones y nuevas opciones de enfoques van ganando espacio. 1. La crítica al enfoque positivista y la apuesta por la etnometodología y la fenomenología a través de la perspectiva del discurso familiar, que se conjugan en una visión construccionista de familia (Gubrium & Holstein, 1990). 2. Los abordajes teóricos y prácticas investigativas y de intervención (Eichler, 1988). 3. Las tradiciones teóricas y epistemológicas de administración del hogar, terapia familiar, desarrollo infantil y relaciones familiares, y feminismo y género; y 4. La propuesta de trasladar las cuestiones de desarrollo de la vida como una categoría fundamental del paradigma de estudios de familia (Kennedy, 1997), y las nuevas epistemologías del ámbito familiar, las prácticas familiares, el riesgo familiar, las teorías implícitas, entre otras.

4. Construcción de la disciplina de familia -familiología

Familiología -la disciplina de familiasurge como una nueva perspectiva. Es posible tener una nueva disciplina solamente si se crea una nueva perspectiva. Una perspectiva es una forma de pensar, de definir problemas, de hacer preguntas acerca de estos, de investigar, explicar y tratar de solucionar problemas. Los productos de este proceso son nuevas explicaciones, es decir, las ideas que proveen nuevas soluciones a los problemas. Un grupo de estudiosos y estudiosas crean una nueva disciplina cuando empiezan a pensar acerca de nuevos problemas; cuando empiezan a pensar acerca de viejos problemas en forma diferente; cuando desarrollan un nuevo grupo de preguntas acerca de problemas, nuevas formas de hacer investigación, nuevas explicaciones y nuevas formas de tratar de resolver los problemas (NCFR, 1988, p. 92).

En el artículo Famology: A new discipline, se menciona la preocupación por el "problema de identidad" que se ha creado en el campo de familia. La cuestión de mayor interés en ese momento era si el campo de familia era una disciplina, un enfoque interdisciplinar de estudio o una combinación de ambos. Para resolverlo se examinó la literatura sobre el surgimiento de las disciplinas y se trató de identificar 1. Los procesos que pasan los campos para convertirse en disciplinas, y 2. Los criterios para determinar cuándo un área de estudio es una disciplina. Analizaron literatura sobre las disciplinas y hallaron siete criterios útiles para evaluar el campo de familia (Burr & Leigh, 1983, p. 467), con base en su evaluación, señalaron que era tiempo de reconocer que una nueva disciplina había surgido en el campo de familia (1983, citados por Task Force NCFR, 1988, p. 89).

    La idea de que hay una "nueva" disciplina en el campo de familia ha agregado mas complejidad a un campo ya de por sí complicado, nuevas ideas son aportadas por un subgrupo del campo, que es la disciplina de familia (NCFR, 1988, p. 92).

El estudioso de familia que le dio el mayor impulso para el reconocimiento de la ciencia de familia como una nueva disciplina fue Wesley Burr. Su mirada académica sobre la teoría de familia (Burr, 1973, Burr, Hill, R., Nye & Reiss, 1979) y su papel como presidente del NCFR -Consejo Nacional de Relaciones Familiares-, ayudó a conceptualizar la necesidad de tener ese reconocimiento.

Burr y Leigh argumentaron que el estudio de la familia había dejado atrás sus raíces interdisciplinarias para convertirse en una nueva disciplina (Smart, 2009, p. 118). Burr y Leigh (1982), Kantor y Lehr (1975), Task Force NCFR (1987), citados por Burr, Herrin, Day, Beutler y Leigh, en Family Science Review (1988, p. 185), dan cuenta del creciente reconocimiento de que una disciplina familiar ha surgido en las últimas décadas, que está brindando elementos que complementan las ideas de las disciplinas antiguas.

Mientras las disciplinas -que forman la parte interdisciplinaria del campo- aportan explicaciones fundamentalmente psicológicas, sociológicas, históricas, económicas, entre otras, la nueva disciplina de familia surgió en el campo de familia cuando los estudiosos y estudiosas empezaron a pensar en las maneras como los procesos familiares proveen explicaciones y soluciones; a partir de allí, desarrollaron explicaciones de orden familial -con L-, es decir, comenzaron a ilustrar e interpretar familia como objeto de estudio académico (NCFR, 1988), y a ofrecer elementos que complementan las ideas de las disciplinas antiguas (Burr & Leigh, 1982, Kantor & Lehr, 1975, Task Force NCFR, 1987). A diferencia de las explicaciones familiales, las connotaciones de lo familiar -con R- refieren una idea de cercanía, familiaridad, entre personas en el espacio próximo, en el ámbito de la familia y en otros ámbitos.

Desde la década de 1940 se vislumbró que estaba surgiendo una disciplina primaria dentro del campo secundario más grande denominado ciencia de familia. Burr, Herrin, Beutler y Leigh, en el artículo "Epistemologías que conducen a explicaciones primarias en la ciencia de familia", plantean su surgimiento con aportes de autores como Bateson, Ackerman, Osborne, Bowen, Haley, Firebaugh, Bowman, Duvall, Satir, Force, Paolucci, Deacon (Burr, Herrin, Beutler & Leigh, 1988, Task Force NCFR, 1988).

Desde 1982, un grupo del Consejo Nacional de Relaciones Familiares deliberó por mandato del mismo sobre la naturaleza del campo. Una serie de trabajos, sugerencias y debates fueron publicados en 1984 y 1985. El diálogo incluía un trabajo de Kingsley Davis, quien diferenció entre campos -disciplinas- primarios, secundarios, y terciarios. En los años siguientes el grupo, que cree que hay una disciplina primaria emergente, encontró a otros que compartían su visión. Este grupo empezó a clarificar la singularidad conceptual de la disciplina en el campo primario y en 1988 se nombró como familogía a la disciplina primaria emergente (Burr et al., 1988, p. 206). Finalmente, la naturaleza de la disciplina se definió a partir de la tipología de Davis (1984). Las disciplinas secundarias se caracterizan por la palabra Ciencia (ciencias de la salud, ciencia de familia, y otras); son interdisciplinarias o multidisciplinarias, se apoyan parcialmente en las disciplinas primarias -sociología, antropología, economía, sicología, y otras-, y generan conocimientos y explicaciones que pueden llegar a trascenderlas.

Las disciplinas terciarias se identifican por la denominación Estudios acompañada de la palabra que nombra su objeto de conocimiento (estudios de familia, estudios de género); estas disciplinas no tienen poder explicativo propio, sino que se detienen en la aplicación de teorías, conceptos y metodologías de otras disciplinas a su objeto de estudio particular. Finalmente, las disciplinas primarias tienen poder explicativo propio, generan teorías generales y discusiones de los fenómenos, sin necesidad de apoyarse en otras disciplinas.

Una disciplina primaria hace aportes originales. "Nuevas ideas están siendo aportadas por un subgrupo del campo, que es la disciplina de familia" (NCFR, 1988, p. 92). La afirmación de la existencia de una nueva disciplina denominada Familogía, término acuñado por Kingsley Davis, ha tenido favorecedores, y detractores o pesimistas. Hollinger (2003), manifiesta que los defensores del emergente campo de ciencia de familia argumentan que, así como las instituciones sociales han establecido identidades disciplinarias, lo propio debe ocurrir con la disciplina de ciencia de familia.

Laura Smart (2009) revisó el desarrollo de la ciencia de familia como una disciplina separada en las ciencias sociales. A partir de los artículos publicados entre 1987 y 2007 definió ocho categorías; una de estas categorías la llamó Estudios de familia, como un término alternativo de denominación. Por su parte Hollinger (2003), utiliza las categorías: desarrollo de la disciplina de familia, programas académicos en ciencia de familia, y áreas fundamentales que conforman la disciplina. Lo que denotan estas diversas denominaciones es cómo en el campo de familia desde muchos lugares la academia aporta para su consolidación, persistencia e innovación y, también, la necesidad e importancia de una actualización permanente de conocimientos que permita comprender los desarrollos del campo, que surjan en el futuro.

5. Retos para la construcción de identidad en la ciencia de familia

La identidad en y con la ciencia de familia se está construyendo; son diversos los orígenes y los desarrollos, de ahí la diversidad en las orientaciones, lo cual se constituye en campo de ventajas y, posiblemente, de limitaciones. Las variadas denominaciones en los nombres de los departamentos, la identidad profesional con este campo o con otro u otros, las omisiones en la utilización de los desarrollos logrados en este campo, y la propuesta de estudios de familia como un término alternativo a ciencia de familia, son cuatro aspectos que requieren ser intervenidos:

1. La denominación de los departamentos académicos en familia es muy variable: desarrollo familiar, ecología familiar, educación familiar, vida familiar, relaciones familiares, ciencia de familia, ciencias sociales de la familia, estudios de familia, y terapia familiar, son algunas de estas (Hans, Smith & Kimberly, 2010). Otras denominaciones de departamentos académicos con énfasis de familia son: ciencias de familia, desarrollo humano y estudios de familia, familia y ecología humana, estudios de familia y del niño, estudios de familia y desarrollo humano, ciencias familiares, estudios de familia y del consumidor.

2. Entre las y los profesionales están quienes mantienen su identidad profesional con la disciplina de origen, y quienes ven la ciencia de familia como su principal identidad profesional; estos últimos por lo general han sido educados en programas identificados con ciencia de familia o estudios de familia (Ganong, Coleman & Demo, 1995, Task Force NCFR, 1988). Todos estos sujetos profesionales son cientistas de familia, es decir, personas que estudian la familia como la base de su investigación; les son propias una diversidad de antecedentes educativos y múltiples identidades profesionales.

3. Las intervenciones con pretensiones de cambio familiar han soslayado u omitido los desarrollos existentes en conceptos teóricos, en resultados de investigación y en ideas innovadoras de la práctica desde el campo de familia; la falta de una clara y definida identidad unificada y de una base profesional puede dar cuenta de su relativa falta de poder, de recursos, y de influencia en la política social (Ooms, 1996).

4. El problema de identidad o marca: si los integrantes de departamentos distinguen entre la disciplina de familia y otras perspectivas disciplinares, y si hay diferencia entre estudios de familia y ciencia de familia, son algunos interrogantes planteados por Hans, Smith, y Kimberly (2010). Laura Smart (2009) argumenta que por la connotación positivista del término ciencia de familia, las feministas pueden preferir el uso del término estudios de familia, porque "estudios" carece de la connotación positivista de la palabra "ciencia". Por ejemplo, un tema de Journal of Family Issues (revista de temas de familia), se tituló Teoría Feminista, Método y Praxis en Estudios de Familia.

Siguiendo a Hamon y Smith (2010), los retos para el campo de ciencia de familia y los programas académicos en ciencia de familia, son al menos cinco, desde la falta de reconocimiento como un campo de estudio; la falta de una nomenclatura común para la disciplina y los departamentos académicos; las amenazas desde el contexto de las ciencias sociales; el clima económico de recortes; la fusión o eliminación de programas, facultades, cursos; y hasta la baja remuneración o reconocimiento para los graduados y graduadas.

Conclusiones

El desarrollo teórico del campo de conocimiento de familia está en expansión y crece el interés por su producción científica. El progreso de una disciplina requiere de un tiempo considerable, exige romper paradigmas y sesgos de comunidades académicas instaladas. Así como ocurre entre la ciencia de familia y los estudios de familia con su utilización y apropiación en diversos ámbitos académicos, la disciplina de familia y los programas de ciencia de familia ya se han llevado al texto y se difunden, se acepta su existencia por comunidades de sentido; es decir, hay un proceso de institucionalización en curso. Lo mismo está ocurriendo con la familiología -la disciplina de familia- y su apropiación por comunidades académicas en diversas latitudes.

En líneas generales, hay dos orientaciones y un solo objetivo en los análisis científicos de familia; de estas dependen en cierta medida las denominaciones y explicaciones y la adscripción a determinados paradigmas o modelos en el campo de familia. Una orientación corresponde a las instituciones y profesionales que en el mundo están y actúan desde una adscripción independiente, donde las denominaciones por lo general hacen mención a los estudios de familia; otra orientación la impulsan instituciones y profesionales de Estados Unidos, Canadá, Australia, entre otros, principalmente bajo la orientación del Consejo Nacional de Relaciones Familiares, donde las denominaciones privilegian mencionar la ciencia de familia.

Lo anterior facilita una distinción de la especificidad de los estudios de familia y de la ciencia de familia, cada uno siguiendo cauces propios en diversos contextos espaciales dentro del campo de conocimiento familia; así se deduce, por ejemplo, de la existencia de una Sección de Ciencia de Familia y de una Sección Feminismo y Estudios de Familia en el National Council Family Relations, o de la existencia de instituciones y organizaciones en el campo de familia.

Siguiendo con esta línea de análisis, la ciencia de familia demanda ser leída y comprendida para la realidad social latinoamericana y colombiana, y aun pensando en regiones o contextos micro-locales. En Colombia, al comienzo de la década de 1960 con el nacimiento de la Facultad de Economía del Hogar, luego en 1983 con la creación de la Facultad de Desarrollo Familiar, y en 1996 con el Departamento de Estudios de Familia, se está constituyendo una escuela de pensamiento sobre familia con orientación crítica, construccionista y de género. La apertura hacia este conocimiento será la garantía de avances y de posicionamiento académico.


Notas

* Este artículo de revisión de tema se basa en la investigación Ciencia de Familia: entre persistencia e innovación, que se realizó durante el año sabático concedido mediante la Resolución 60 (Acta 23-07 de diciembre de 2010) del Consejo Académico de la Universidad de Caldas, con efectos del 8 de enero de 2011 al 8 de enero de 2012. Una versión preliminar se presentó en el III Encuentro Latinoamericano de Metodología de las Ciencias Sociales (ELMeCS). Construcción de opciones metodológicas para las ciencias sociales contemporáneas. Mesa 1: Debates contemporáneos en epistemologías de las ciencias sociales. Manizales (Colombia), 30-31 de agosto y 1 de septiembre de 2012

1 En el artículo "Epistemologías que conducen a explicaciones primarias en la ciencia de familia", se indica que este campo es multidisciplinario en el sentido de que un gran número de disciplinas contribuyen al conocimiento acerca de las familias, que las ideas están siendo descubiertas y aplicadas desde las perspectivas de muchas disciplinas al mismo tiempo, y que familia es solo uno de los aspectos de los que se ocupan la Sociología, la Historia, la Psicología, la Biología, la Economía del Hogar, la Psiquiatría, la Antropología, las Ciencias Políticas, el Derecho de Familia, las Comunicaciones, y los Estudios Feministas; cada una entrega referentes de lo que sabemos acerca de familia (NCFR, 1988, p. 92). Otras disciplinas son la demografía, la geografía social, y los estudios jurídicos. La economía, la ciencia política y los estudios religiosos también pueden ser actores aquí (Karraker & Grochowski, 2006, citados por Ribbens & Edwards, 2011, p. 2). Así mismo: desarrollo familiar (Suárez & Restrepo, 2005), economía política, genética, filosofía, teología, criminología, educación, ciencias de familia y el consumidor, enfermería, medicina, arquitectura, literatura, y trabajo social.

2 El descubrimiento de familia se ubica formalmente en el siglo XX; es una etapa interdisciplinaria que corresponde a la aparición, surgimiento y fundamentos del campo de familia. Señala tres momentos clave en la construcción de conocimiento acerca de familia: preinvestigativo (antes de 1850), de investigación documental (1850-1900), y de desarrollo académico y divulgación (primera mitad del siglo XX) (Suárez & Restrepo, 2005).

3 Los pioneros corresponde a un periodo entre la segunda mitad de la década de 1940 y finales de la década de 1970. Se plantea su existencia basada en la construcción de teoría sistemática, en el momento visionario del matrimonio y la familia como campo específico de la ciencia social, en el reconocimiento multidisciplinar, y en el asentamiento de la ciencia de familia (Suárez & Restrepo, 2005).

4 Etapa del surgimiento de la nueva ciencia (1982) con mayor producción y reconocimiento a partir de la teorización e investigación feminista, los estudios históricos sobre familia, los desarrollos teóricos europeos, y el inicio de una visión política de familia (Suárez & Restrepo, 2005).


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    Referencia para citar este artículo: López-Montaño, L. M. & Herrera-Saray, G. D. (2014). Epistemología de la ciencia de familia-Estudios de familia. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 12 (1), pp. 65-76.