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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715X

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.12 no.1 Manizales jan./jun. 2014

https://doi.org/10.11600/1692715x.12114081313 

Segunda Sección: Estudios e Investigaciones

DOI:10.11600/1692715x.12114081313

Experiencias y expectativas en el debate político. Jóvenes de Manizales y elecciones*

Experiences and expectations in political debate. Young people in Manizales and the elections

Experiências e expectativas no debate político. Juventude em Manizales e as eleições

Juana Ramírez-Castro

Universidad de Manizales, Manizales, Colombia. Comunicadora Social y Periodista de la Universidad de la Sabana, Especialista en Sociología Política de la Universidad Santo Tomás, Magíster en Filosofía de la Universidad de Caldas, Candidata a Doctor en Comunicación. Universitat de València (España). Investigadora Grupo de investigaciones de la Comunicación de la Universidad de Manizales. Correo electrónico: alfilenvuelo@gmail.com; juanarc@umanizales.edu.co

Artículo recibido en mayo 2 de 2013; artículo aceptado en agosto 13 de 2013 (Eds.)


Resumen (analítico):

En este artículo se presentan los resultados de una investigación exploratoria realizada durante la segunda ronda del debate electoral del 2010 en Colombia, y que tenía el objetivo de comprender el proceso deliberativo propio del debate público de lo que fue llamado en este estudio, el «sistema elector joven». Esta investigación, diseñada a la sombra de la Teoría de los Sistemas Sociales de Niklas Luhmann, recurrió a grupos focales y a entrevistas semiestructuradas realizadas con jóvenes votantes de la ciudad de Manizales para observar los "sentidos" que, como «experiencias» y «expectativas», soportaban las operaciones del sistema. Según lo observado, gran parte del debate electoral se realizó desde experiencias directas o de socialización y, contrario a la tendencia sobre el tema, las experiencias de socialización virtual tuvieron poca injerencia en la deliberación.

Palabras Clave: democracia, opinión pública, comunicación política (Tesauro de Ciencias Sociales de la Unesco).

Palabras clave autora: experiencias, expectativas.


Abstract (analytical):

This article presents the results of an exploratory research conducted during the second round of the 2010 electoral debate in Colombia, and its objective was to understand the deliberation process characteristic of the public debate of what this study called the "young electoral system". This research, designed under the shadow of Niklas Luhmann‘s Theory of the Social Systems, resorted to focal groups and to semi-structured interviews of young voters from the city of Manizales so as to observe the "senses" which as "experiences" and "expectations", support the system‘s operations. According to the observations, the electoral debate was largely conducted from direct or socialization experiences, contrary to the tendency in this subject, the virtual socialization experiences had little intervention in the deliberation.

Key words: democracy, public opinion, political communication (Unesco Social Sciences Thesaurus).

Key words author: experiences, expectations.


Resumo (analítico):

O artigo apresenta os resultados de uma pesquisa eleitoral feita no segundo turno de 2010 com o objetivo de compreender o processo deliberativo do próprio debate público como um processo interno próprio, o qual neste estudo foi denominado "sistema de eleitor jovem". Este estudo tem como base a abordagem conceitual da teoria dos sistemas sociais de Niklas Luhmann, para os grupos focais e entrevistas semi-estruturadas feitas com os eleitores jovens, na cidade de Manizales para analisar os significados como: experiências e expectativas que sustentavam as operações do sistema mencionado. Como se observa, a maior parte do debate eleitoral foi realizada a partir da experiência direta ou socializada, e que, ao contrário da tendência sobre o assunto, as experiências de socializações virtuais que tinham pouca contribuição para a discussão.

Palavras-chave: democracia, opinião pública, comunicação política (Tesauro de Ciências Sociais da Unesco).

Palavras-chave autor: experiências, expectativas.


1. Contexto y planteamiento

Es necesario recordar que en el año 2010, a partir de la última semana del mes de marzo, la campaña presidencial en la república de Colombia parecía haber tomado un giro inesperado. En ese entonces quedaban dos meses para las elecciones y el candidato del Partido Verde, Antanas Mockus, ocupaba el cuarto lugar en las encuestas llegando apenas al 9% de intención de voto. Se trataba de un candidato que parecía no tener ninguna incidencia en las fuerzas y tensiones de la campaña presidencial. No obstante, tan solo dos semanas más tarde, este candidato obtenía el 25% en las encuestas y a finales del mes de abril, superaba en 5 puntos en intención de voto, al candidato de gobierno y hasta entonces favorito, Juan Manuel Santos1.

Este vertiginoso ascenso en las encuestas fue atribuido a Internet y en particular al uso de redes sociales, las cuales habían comenzado a señalarse como un nuevo lugar para el debate público. Por dicho señalamiento en los diarios aparecían titulares como, "Fenómeno Mockus: la política 2.0 se instaló en las elecciones de Colombia", "Mockus: ¿El fin de la política en TV?" o "Mockus y la campaña tipo Obama". Este último titular hacía referencia a aquella aparente "nueva forma de hacer política" que se había impuesto en la campaña electoral del 2008 del actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y que en ese entonces parecía reproducirse en la campaña del candidato del Partido Verde. Se planteaba una similitud, en primer lugar, por el interés aparente de participación en el debate político mostrado por los ciudadanos menores de 30 años en ambos países y, en segundo lugar, por el particular detalle de que ambos candidatos utilizaron como "plaza pública"2 la tecnología de la Internet -en especial las redes socialespara llegar a este grupo de población.

La relación causal entre el ascenso de popularidad de ambos candidatos y el uso de las nuevas tecnologías parecía clara, a tal punto que a partir de ella se afirmaba la génesis de una nueva forma de hacer política, de una nueva forma de democracia electrónica, y de la adopción por parte de las nuevas generaciones de estos espacios virtuales para la realización del debate público (Colombo, 2005, Zaragoza, 2011, pp. 95-137, Reynoso, 2012).

Lo ocurrido en la campaña de Antanas Mockus en el 2010 era algo que no había tenido antecedentes en Colombia. Aunque la Internet móvil y las redes sociales habían sido usadas en la campaña presidencial del 2006, estas aparentemente no habían tenido un papel protagónico en el debate político hacia la Presidencia de la República. Para la del 2010, el fenómeno virtual superaba cualquier expectativa. Si bien es cierto que a inicios de ese año el servicio de Internet fija y móvil en Colombia se había incrementado de manera importante3, la dinámica de formación de la opinión pública involucraba por primera vez, el uso de las nuevas tecnologías.

En junio 15 del 2010, el portal de Internet de Mockus en Facebook llegó a ser uno de los diez con mayor cantidad de seguidores en el mundo y el primero en Latinoamérica. El acceso a este portal no solo había crecido a un ritmo de 14 mil por día (Baella, 2010), sino que además había alcanzado más de los 680.000 seguidores, y poseía más de 200 grupos de apoyo adscritos. Sin embargo, la experiencia de lo que ya había sido llamado "nueva" forma virtual de "hacer política", se redujo a "mucha red, poca calle; mucho ciberactivismo, pocos votos; mucha vieja política, poca innovación democrática" (Rincón, 2011, p. 75).

La duda sobre la relación causal entre Internet/popularidad política fue sembrada tras los resultados de la primera vuelta. Los resultados reales de votación (27,4% contra 69,1% del candidato Juan Manuel Santos) parecían sugerir que a pesar del éxito en el acceso a las redes sociales y a Internet, estas no habían incidido en los resultados finales de la contienda electoral. ¿Se había transformado la forma de hacer política, tal y como muchos lo habían sugerido? ¿Eran realmente la Internet y las redes sociales los nuevos "lugares" de la plaza pública? Los resultados de la campaña electoral sembraban dudas acerca de la transformación en dinámica colectiva de la deliberación política, así como también de la conversión de las redes sociales en "plazas públicas".

En medio de esta situación se planteó la necesidad de obtener mayor información sobre los aparentemente "nuevos" alcances de la Internet en la formación de opinión pública, de debate público y, por tanto, en la dinámica de «hacer política». Se trata de un planteamiento comprensible en medio de la hipótesis de que la política compromete procesos colectivos de deliberación, y en ese sentido, de que el hacer de la política surge y se vincula precisamente a las condiciones y a las posibilidades efectivas que la ciudadanía tiene para deliberar.

Esta hipótesis se construye a la sombra de la estructura teórica propia de la llamada «democracia deliberativa» sobre la que, por ejemplo, Robert Dahl (1989, p. 339) admite que esta se gesta en un pueblo (demos) que, como una masa crítica, bien informada y activa, tiene claridad sobre sus propias preferencias gracias a la iluminación (enlighted interest/enlighted understandig) que se alcanza por la deliberación. La deliberación -en este contexto- se entendió como un proceso de argumentación racional forjada en la reflexión, que conduce a decisiones sobre distintas opciones en torno a asuntos que implican la forma de vivir juntos. Se trata de un proceso activo anejo a la «democracia» y sobre el que, según Habermas (1996, 2005), se define aquello que es «lo público» y se identifica la propia soberanía social.

En este marco hipotético, la duda sobre si estamos ante una "nueva forma" de hacer política, se traduce en la cuestión de si para la ciudadanía actual -y en particular los sujetos jóvenes votantes- constituye una nueva instancia (virtual) del proceso argumentativo, y por tanto racional, desde el que se forman las preferencias y se buscan decisiones justificadas y realmente legítimas4 en torno a una decisión.

2. Deliberación y «sistema elector»

A la sombra de esta consideración y en la necesidad de obtener mayor información sobre los alcances actuales de la Internet en la forma de "hacer política", llevamos a cabo el estudio exploratorio sobre el Sistema elector joven en Manizales durante la campaña electoral del 2010, con el objetivo principal de reconocer el modo en que los votantes jóvenes de la capital caldense deliberaban en torno a las que en ese entonces fueron opciones a la presidencia de la república. Tomamos la decisión de focalizar el estudio en votantes jóvenes y de asumirlos como cuerpo de la investigación, porque una de las consideraciones sobre la supuesta "nueva forma de hacer política" involucraba directamente a las nuevas generaciones, y porque en una ciudad universitaria5 como Manizales, las personas jóvenes tienen mayores posibilidades técnicas de recurrir a las nuevas tecnologías para participar en el debate político.

El mencionado objetivo de investigación fue definido tomando como marco de referencia el paradigma luhmaninano sobre el mecanismo de las operaciones de los Sistemas sociales. Esta adopción fue hecha bajo la consideración de que desde dicho marco conceptual era posible analizar las fuentes de argumentación que soportaban el proceso de «deliberación» en los sujetos jóvenes manizaleños durante el debate político de la campaña presidencial del año 2010. No obstante, debe quedar claro que esta adopción teórica se aleja de la postura de Niklas Luhmann frente a la construcción de la opinión pública expresada en su libro La realidad de los medios de masas (2000), y en donde analiza los medios de comunicación como Sistema Social y define la opinión pública como "la estructura temática de la comunicación pública"6.

Ajena a la posición luhmanniana sobre la formación de opinión pública, circunscribí la adopción teórica a la hipótesis funcional sobre los Sistemas Sociales (Luhmann, 1991). Por lo anterior, empezamos por asumir la visión de una sociedad sin seres humanos tal (Izuzquiza, 1990), para focalizar la atención en los mecanismos autorreferenciales, autopoiéticos y de selección del «sistema» que aquí denominé «elector joven». Con ello busqué reconocer en dichos mecanismos el proceso reflexivo de la deliberación, desde el que se soportaba la decisión sobre las distintas opciones presidenciales del entorno. El «sistema elector joven» correspondió a toda la dinámica de formación de la opinión pública -y por tanto de deliberación-, realizada por jóvenes entre 18 y 26 años de Manizales.

Ahora bien, este sistema -como cualquier Sistema en el planteamiento luhmanniano-se constituye por sentidos, los cuales encuentran en el lenguaje su propia forma de operación, pues es desde ellos que observa el entorno y realiza las operaciones autorreferentes, autopoiéticas y de selección. Estimamos el carácter de estos sentidos como "la forma de ordenación de las vivencias humanas" y "la forma de las premisas para la recepción de información y la elaboración consciente de la vivencia" (Luhmann, 1997, p. 75).

Centrados en esta hipótesis funcional de los Sistemas Sociales, asumimos «la deliberación» como el proceso interno que compromete las mencionadas operaciones a partir de la observación del entorno, debido a que, como ha sido mencionado, dicho acto implica un ejercicio reflexivo, argumentativo y decisional. Tras reconocer dentro de la pauta teórica luhmanniana que las operaciones se soportan en los sentidos, focalizamos el interés por las condiciones y posibilidades de deliberación en el análisis de estos. Es allí en donde, para efectos de su observación, asumí dichos sentidos en términos de «experiencias» y «expectativas».

En primer lugar, pudimos asumir que las operaciones internas del sistema encontraban su soporte en las experiencias, entendiendo por ellas tanto el acumulado de sentidos posteriores al vínculo con el entorno, como el lugar a partir del cual el sistema podía alcanzar la comprensión7 de la observación del entorno. Se trataría, según el planteamiento luhmanniano, de elementos generados en la observación del entorno y que se hacen efectivos en términos de aceptación/rechazo. En segundo lugar, asumimos las «expectativas» como sentidos que operan de manera inversa a las experiencias en tanto se generan durante la operación interna del sistema, y tras dicha generación se convierten en los códigos desde los cuales el sistema mantiene la observación del entorno, en donde este alcanza su identidad.

A la sombra de lo anterior, las «experiencias» encuentran su apoyo o soporte en el acumulado de sentidos llamados «expectativas», y estas últimas se convierten en referentes desde los cuales el sistema se vincula con el entorno. En este punto es más claro el planteamiento del sistema como unidad autopoiética en cuanto las «experiencias» son producto de la operación misma del sistema, y porque a su vez condicionan la configuración de las «expectativas». Ambos elementos, en tanto sentidos, constituirían el fundamento de la selección, y para el caso de este estudio serían el fundamento de la estructura interna del «sistema elector» autorreferencial y autopoiético.

3. Metodología

Dentro de este planteamiento hipotético, realizamos el estudio sobre el «sistema elector joven» a partir de tres categorías de análisis (Tabla 1). Concretamos las «expectativas» en cuatro categorías observacionales fijadas en torno a la temática o sentidos indeterminados que son susceptibles de discusión, sobre los que se reduce, en una especie de "catalogación", la complejidad de las observaciones del entorno.

Ahora bien, para efectos de reconocer «las experiencias», establecimos en este estudio cuatro posibilidades8: a) las «vividas directamente», en donde se reconocen afecciones concretas adoptadas por experiencias inmediatas del sistema elector; b) las «transmitidas por los medios», relacionadas con la vivencias mediatizadas a través de tecnologías clásicas como la radio, la televisión y la prensa; c) las «interpersonales» o de socialización directa, en las que se relacionan vivencias indirectas o mediatizadas por otros sistemas (particularmente psíquicos) a través de interacción oral; d) de «socialización virtual», relativas al intercambio de información a través de redes sociales o de otro uso de sitios web 2.0 o 3.0. Estas experiencias de socialización virtual están referidas a observaciones del «sistema elector» y a que, al igual que con la experiencia mediatizada de los medios de comunicación, se produce una incorporación de la información a las operaciones internas del sistema. Por ello conseguimos la detección de estas últimas vivencias con la profundización de los argumentos y de la ubicación del origen de la observación.

La selección, por su parte, al implicar el establecimiento de la diferencia en la relación sistema/entorno, la asumimos en este estudio bajo un código binario "en el que se fijan tanto un valor positivo como un valor negativo, con exclusión de una tercera posibilidad" (Luhmann, 2000, p. 26). De esta forma, tras la atribución de un valor negativo fijamos el rechazo, y frente a un valor positivo la aceptación.

Situamos la ventana de observación de este estudio longitudinal entre la primera vuelta de elección presidencial (30 de mayo de 2010) y la segunda vuelta (20 de junio de 2010), cuando ya se habían reducido las alternativas a dos candidatos: Antanas Mockus y Juan Manuel Santos.

Para la recolección de datos recurrimos al trabajo en grupos focales y a entrevistas semi-estructuradas. La primera técnica la aplicamos a cuatro grupos de discusión con participantes de diferentes perfiles académicos, de ocupación, de sexo y de estrato socioeconómico. Utilizamos como criterio específico de selección, el que fueran jóvenes entre 18 y 26 años, que hubieran votado en la primera vuelta por el candidato Mockus o por el candidato Santos, y que tuvieran acceso y cuenta propia en cualquiera de las redes sociales de interés general (i. e. Facebook, Twitter, MySpace, etc.) Conformamos los grupos con tres votantes de cada candidato. Con cada uno de estos grupos realizamos dos sesiones de discusión -con ocho días de diferencia entre reunión y reunión-, en las cuales el investigador solo intervenía para cambiar la temática (orden público, economía, medio ambiente y educación), y para rastrear experiencias que soportaran las expectativas ya definidas.

De otra parte, realicé las entrevistas semiestructuradas como técnica de control de los datos obtenidos en los grupos focales. De esta manera, entrevistamos al azar a la mitad de los sujetos jóvenes participantes en los grupos focales, teniendo cuidado de alcanzar la cifra de equivalencia entre los seis votantes por cada candidato. Para profundizar en las respuestas y recabar información sobre las experiencias, solo permitimos que el entrevistador realizara dos cuestionamientos: ¿por qué? y ¿cómo? Por último, es importante señalar que a pesar de que en la sistematización de la información recurrí a matrices distintas para los grupos focales y para las entrevistas semi-estructuradas, en el análisis de resultados combinamos la información obtenida por estas dos técnicas.

4. Experiencias y horizontes de expectativas en el sistema elector

Los resultados de este estudio exploratorio sugirieron aspectos claros sobre las «expectativas» desde las cuales se eligió al presidente de la república de Colombia, así como también las «experiencias» que las soportaban. Algunos de estos resultados se exponen a continuación.

Para comenzar, y a manera de introducción, es posible señalar que las expectativas del sistema elector sobre las que se estableció una valoración positiva de la alternativa "Juan Manuel Santos", se hallaron fundamentalmente en las temáticas de orden público, y concretamente en la situación de conflicto con las Farc. La insistencia en esta temática se hizo mucho más notoria por la ausencia casi absoluta de expectativas frente al tema medioambiental de la propuesta de dicho candidato.

En contraposición a estos énfasis de la aceptación de Santos, las valoraciones positivas sobre Mockus se hicieron desde expectativas mucho más variadas, las cuales giraron en torno a la corrupción, a la legalidad, a la educación cívica, e incluso a la necesidad de generar una cultura en torno al respeto a la vida y al manejo de recursos públicos. Por su parte, las valoraciones negativas o las condiciones del rechazo a las propuestas del candidato del Partido Verde, se hicieron en torno a expectativas relativas a su propuesta fiscal (incremento de impuestos) y a la "inexistencia de una necesaria mano dura para Colombia". Lo interesante es que esta misma expectativa también fue señalada para rechazar la opción de Santos.

Ahora bien, las expectativas sobre las que se realiza una valoración positiva de Santos se encontraron con bastante frecuencia en relación con lo que podría llamarse el carácter "beligerante" del candidato, y la experiencia conforme a la cual se soporta dicha selección corresponde a observaciones y vivencias directas, por un lado, en la participación de este candidato como ministro de defensa del gobierno de álvaro Uribe Vélez en donde, según una importante tendencia en el «sistema elector», habría "demostrado" su carácter de "hombre verraco"9 y, por otro lado, porque en dicho Gobierno sí "habría sido posible viajar por carretera". En este caso, fueron reiteradas expectativas que seguían la idea de que "Santos quiere continuar con una seguridad que ha dado frutos al país con Uribe, así que podremos tener la misma seguridad en las carreteras, y el campesino podrá volver a sus tierras". Cabe señalar que, a partir de estas experiencias, el «sistema» llegó incluso a cambiar los horizontes de expectativas de la llamada política de Seguridad Democrática10 de Uribe, hacia la superación de las "falencias" de dicha política durante el posible gobierno del candidato Santos.

Si en el tema de orden público, la aceptación del programa de gobierno de Santos se hizo con base en las expectativas en torno a la seguridad y al carácter del candidato Santos; el rechazo a su programa se sustentó en experiencias directas y mediáticas. En primer lugar, dichas expectativas de valoración negativa se movieron en torno a la desconfianza sobre el carácter del candidato y a la incoherencia de su política. El soporte de dichas expectativas se encontró de forma frecuente en declaraciones mediáticas del candidato sobre la droga y frente a las vivencias directas y experiencias interpersonales en torno al conflicto armado en el campo.

La desconfianza, en este último aspecto, se funda básicamente en experiencias indirectas (interacciones) relacionadas con las políticas de "represión" de los Gobiernos anteriores en los sectores rurales de este país. Basado en estas experiencias, se insistía en la idea de que la historia colombiana habría demostrado que "la violencia con violencia, no se acaba". No obstante, también fue incesante el recurso de las experiencias mediáticas en este tipo de expectativas, especialmente en cuanto a la información trasmitida sobre los llamados "falsos positivos" ocurridos cuando Santos era Ministro de Defensa, sobre los escándalos de corrupción tales como la campaña fraudulenta de reelección de Uribe, los espionajes ("chuzadas") realizados desde la Casa de Nariño, y sobre la campaña de desprestigio que se llevó a cabo por medio de las redes sociales, sobre la supuesta supresión de subsidios y de un proyecto social ("Familias en acción").

Dicho lo anterior, las expectativas frente a la opción Santos, en la temática de orden público en el «sistema elector joven» (Tabla 2), en la gran mayoría de los casos se soportaron principalmente en experiencias directas y en experiencias mediáticas. Las experiencias de socialización directa y virtual solo las encontramos en una ocasión respecto a la expectativa de desconfianza de Santos, debido a la "campaña de desprestigio" que se habría llevado a cabo contra Antanas Mockus a través de las redes sociales. Lo anterior da luces para señalar que el proceso interno de deliberación en este sistema, así como la información proveniente de las redes sociales y del diálogo interpersonal, salvo con una excepción, no tuvieron mayor relevancia.

Una situación distinta ocurrió en el ejercicio de aceptación y de rechazo al programa del candidato Mockus. Frente a la misma temática de orden público, como ya fue mencionado, las expectativas se dieron en torno a la "legalidad" y a la necesidad de acabar con la corrupción a través de la "culturización" de la sociedad y de poner fin a la "cultura del atajo". Las experiencias que las soportaron también se dieron en torno a vivencias directas y de socialización relacionadas con la época en que dicho candidato fue Alcalde de Bogotá.

Para dar cuenta de estas expectativas se recurría a afirmaciones como "un amigo me contó que cuando estuvo en Bogotá lo primero que hizo fue acabar con los policías corruptos (utilizando) mimos", o "según se decía, en Bogotá se culturizó la ciudad con mimos, diciéndole no pite" o "se dice que Mockus recuperó a una ciudad que presentaba 89 muertos por cien mil"11. A diferencia de Santos, en muy pocas ocasiones la expectativa se vinculó a su "carácter", aunque sí se hizo sobre la forma "original" de hacer política y su "efectividad probada" en la ciudad de Bogotá. Cabe señalar que frente a la aceptación del candidato Mockus dentro de este tema, en pocas ocasiones se recurrió a experiencias mediáticas, algo que, como se verá, contrasta con lo ocurrido en temas como el de educación y el económico.

Ahora bien, las expectativas sobre las que se rechazó la propuesta del candidato Mockus en el tema de orden público, se centraron en la insuficiencia "de mano dura" y en la insuficiencia de su política de transformación cultural para superar el conflicto armado, pues según se observó en el «sistema elector joven», se desconfiaba de la idea de "solucionar[lo] todo con lápices", esto es, con una política de educación en "todos los niveles" tal y como lo proponía Mockus. El fundamento de esta expectativa se soportaba en las experiencias mediáticas en las que se obtenía información de las reacciones verbales de Mockus y en particular de las "constantes aclaraciones" sobre sus propuestas pues, "¿cómo se puede confiar en alguien que rectifica siempre?".

Con excepción de estas expectativas en la temática de orden público, el rechazo al programa del candidato Mockus se concentró en la temática económica; la mayoría de estas expectativas se soportaron en experiencias mediáticas relacionadas con sus declaraciones, así como también en las experiencias de socialización sobre la situación de desempleo y de pobreza. Dentro de estas expectativas de valoración negativa, se encontraba la "subida de impuestos", la (supuesta) "congelación de los salarios profesionales" o la (supuesta) "finalización de los subsidios", propuestas que habían sido declaradas por el candidato del Partido Verde a través de los medios de comunicación. Además de ello, se recurrió a declaraciones críticas del candidato opositor Santos realizadas por los medios de comunicación en las que se afirmaba una propuesta económica "confusa" y "oscura". Dichas experiencias también se relacionaban con experiencias de socialización provenientes de amigos y parientes profesionales que se encontraban en situación de desempleo (Tabla 3).

De otra parte, las expectativas que se planteaban frente a la aceptación del programa económico de Mockus, al igual que en la temática de orden público, se decantaban de nuevo sobre la idea de la "legalidad", del "respeto a los dineros públicos", y con ello, de la importancia económica de "poner fin a la corrupción". Todas estas expectativas se soportaban en experiencias de interacción y en vivencias directas relacionadas con la gestión de Mockus en la Alcaldía de Bogotá. Incluso, desde esta experiencia se amplió el horizonte de expectativas en torno a la imposición de nuevos impuestos, pues "tal y como ocurrió en Bogotá, con Mockus ellos [los impuestos] se usaron para cambiar la ciudad".

En el caso de Santos, dentro de la temática económica, aunque las experiencias que soportan las expectativas fueron las mismas, ellas fueron inversas en la selección, lo que significa que mientras las expectativas por las cuales se rechazó la opción Mockus en el tema económico se soportaron en las experiencias mediáticas, fueron estas mismas experiencias las que soportaron las expectativas con que se aceptó la opción Santos. Lo mismo ocurrió con las vivencias directas y las vivencias indirectas o de socialización, pues mientras estas servían de soporte para aceptar a Mockus, fueron el cimiente para rechazar la propuesta de Santos.

Las expectativas de aceptación frente al candidato del Gobierno de Uribe (Santos) giraron en torno a dos asuntos particulares: el "no subir los impuestos" y el de la necesidad de "construir una infraestructura para generar más empleo", particularmente en el campo. Las referencias sobre las que se construyeron estas expectativas, se hicieron siempre sobre declaraciones realizadas por el candidato -según advertía el sistema elector-, a través de los medios (experiencias mediáticas). Las expectativas de rechazo al programa económico de Santos, se establecieron en una señalada distancia entre su propuesta de privatizar y de "vender al país" y la realidad del empleado y del campesinado. También se fijaron en la desconfianza que daba la experiencia directa relativa al incumplimiento sobre la disminución de la pobreza durante el gobierno Uribe. El soporte de estas últimas expectativas también se encontró en experiencias indirectas o de socialización, específicamente sobre familiares desempleados y sobre campesinos, pero sobre todo, en observaciones indirectas relacionadas con la participación de Santos en los Gobiernos de Pastrana y de Uribe.

Frente al tema medioambiental (Tabla 4) ocurrió algo interesante, porque las expectativas encontradas en el sistema elector fueron mínimas, y todas ellas, tanto para la aceptación como para el rechazo, se hicieron sobreexperiencias interpersonales de la época de este candidato como Alcalde de Bogotá. Las únicas expectativas se vinculaban al programa de Mockus; frente a la alternativa Santos no hubo ninguna. Las expectativas que llevaron a la aceptación de Mockus giraron en torno a la necesidad de un cambio de cultura hacia el "no tirar basuras" y el "no contaminar"; mientras que llevaron a su rechazo se vinculaban a la "incoherencia de la política medioambiental de este candidato".

Frente a la última temática relativa a la educación (Tabla 5), la "facilidad de créditos, junto a la necesidad de "mejorar la calidad en la educación formal", fueron algunas de las expectativas en las que se fijó la valoración positiva o aceptación de las propuestas de Gobierno de Santos. La mayoría de estas expectativas tuvieron como soporte las experiencias mediáticas -en particular la de los debates entre los candidatos- y las vivencias directas relacionadas con sus vivencias durante la época de Gobierno de Uribe.

Aunque las expectativas de aceptación del programa de Mockus "en contenido" no distaban de las del programa de su opositor, la diferencia sobre la que se realizó la valoración positiva (aceptación) de su programa, se encontró precisamente en que fueron particularmente recurrentes las referencias a vivencias indirectas. Sobre estas se afirmó constantemente la idea del desarrollo de "un proyecto pertinente frente a la educación formal", en la medida en que existía una coherencia entre este proyecto y las necesidades actuales del estudiantado y de los agentes profesionales.

Por su parte, las expectativas sobre las que se rechazó al candidato Santos, correspondieron a aquellas sobre las que se valoró negativamente a Mockus, pues se planteó, o bien la insuficiencia de la propuesta educativa, o bien la falta de claridad y el "sin sentido" de la propuesta de este candidato. No obstante, aquí varió el soporte de las experiencias, pues frente al programa de Gobierno de Santos se hizo referencia con mayor frecuencia a experiencias indirectas y de socialización en torno a la política de educación del Gobierno Uribe.

5. Conclusión y provocación

A manera de síntesis se puede señalar que las expectativas que soportaron la selección aceptación/rechazo sobre el candidato Mockus, se encontraron en gran parte en experiencias mediáticas y en experiencias interpersonales o de socialización. Entre tanto, las expectativas que soportaron la selección sobre el candidato Santos, se encontraron en mayor medida en las experiencias directas (relacionadas con su participación en el Gobierno de álvaro Uribe) y en las experiencias interpersonales. En esta última selección, aunque también existieron expectativas soportadas en experiencias mediáticas, comparativamente con las anteriores, fueron muchos menores.

Las experiencias que soportan las expectativas sobre cada temática y candidato tuvieron distintos matices. Frente al tema de orden público, las vivencias directas y las experiencias de socialización parecieron primar. Dichas experiencias se ubicaron en referencias a la historia de participación en cargos públicos de dichos candidatos. Frente al tema económico, la mayor cantidad de expectativas en las que se fijó una valoración negativa sobre Mockus se soportó en experiencias mediáticas, lo cual contrastó con las que orientaban las valoraciones positivas en torno al candidato del Partido Verde, pues estas se soportaron en vivencias directas. Se trató de un asunto que, como ya lo anoté, fue inverso para el caso de Santos. Por su parte, las experiencias de interacción junto con las vivencias directas soportaron las pocas expectativas frente al tema medioambiental.

Una situación distante en la temática de la educación, pues en la mayoría de los casos las expectativas sobre la educación formal encontraron su fuente de argumentación en experiencias directas así como también en las de socialización.

No obstante, una de las sorpresas encontradas y detectadas desde las primeras sesiones con los grupos focales, fue la escasa referencia a experiencias de socialización virtual como soporte de argumentación. En todos los debates solo hubo una oportunidad en la que el sistema elector recurrió a una experiencia virtual como soporte de una expectativa relacionada con una valoración negativa sobre el presidente Santos. Esta se refirió a la supuesta "falsa información" adoptada como política de desprestigio, a través de las redes sociales.

Como estudio preliminar y exploratorio, lo anterior sugirió que las experiencias directas y de interacción tuvieron un papel muy importante -por no decir fundamental- en la formación de opinión pública y en la deliberación durante la campaña presidencial. Incluso, en la profundización de los argumentos y cuando se mencionaba algún tipo de experiencias mediáticas, estas se vincularon siempre a vivencias directas o de socialización.

Dicho lo anterior, según se encontró en este estudio exploratorio, el proceso de deliberación -o lo que es lo mismo en nuestra hipótesis teórica, el mecanismo de operaciones del «sistema elector joven» durante la campaña presidencial del 2010-, no tuvo en cuenta las experiencias virtuales. Con ello se puede negar una injerencia importante de la Internet y de las redes sociales en aquel debate político, y por tanto se puede estimar que la deliberación -como fundamento de la política- no se instaló, o no se ha instalado aún en espacios virtuales como el de las redes sociales. Por ahora solo es estimable que en el ejercicio deliberativo en los sujetos jóvenes de una ciudad como Manizales (Colombia), no intervienen las nuevas tecnologías ni para dinamizar reflexión, argumentación y selección alguna, ni para ampliar el conocimiento y con ello las capacidades deliberativas y las aptitudes democráticas.

Se ha de estimar la necesidad de reflexionar aún más sobre afirmaciones relativas a un supuesto "nuevo panorama comunicativo", o a una nueva "revolución política digital"12. ¿Serán las nuevas tecnologías de comunicación las que por fin generarán "plazas públicas" para la democracia deliberativa? ¿Son las herramientas mediáticas, nuevas y clásicas, las que forjan la aptitud para el debate y para la deliberación? La intuición, después del estudio que se ha presentado, es que los nuevos medios no son lugar para el debate público ni para la formación de opinión pública. Estos lugares no se establecen como espacios de deliberación por parte de los jóvenes ciudadanos y ciudadanas que empiezan a participar en procesos de debate público. Esta intuición es coherente con lo encontrado en una investigación sobre el modo en que los jóvenes y las jóvenes de dos provincias del Ecuador (Manabí y Pichincha) entienden el concepto de democracia, y sobre el modo en que se hallan dispuestos a participar en ella. Según se estableció en este estudio de la profesora Guillman, los sujetos jóvenes perciben "el diálogo en la sociedad, o el acto de escuchar a otros para intercambiar ideas, como un elemento fundamental en la participación democrática", que sobre todo es "local e inmediato" (2010, p. 341).

A partir de lo anterior y como consideración provocativa, es posible pensar que las mencionadas capacidades y aptitudes para la democracia no solo se siguen instalando en las vivencias directas y en las experiencias de socialización, sino que estas seguirán siendo las opciones privilegiadas para el ejercicio democrático. La Internet y sus redes sociales solo estarían ampliando el espacio público de aparición del ser humano, y estarían dejando en evidencia que la política se ajustará siempre en el molde de la deliberación y del uso de la palabra (fundamentalmente oral) en formas no mediatizadas. En otros términos, la inserción de los medios de comunicación en el debate público parece que solo se privilegia cuando no se tiene otro tipo de experiencias inmediatas.

Por ello, es estimable pensar que la intrusión de los medios virtuales corresponde a un fenómeno equiparable al desarrollo de la imprenta como espacio de divulgación popular a finales del siglo XVII, o del desarrollo de la radio, el cine y la televisión a principios y mediados del siglo XX. Lo que hicieron estos en el espacio público y en la formación de opinión pública fue llenar los vacíos de información, pero de ninguna manera sustituyeron las experiencias directas o de socialización sobre la realidad. Desde dichas experiencias es desde donde realmente se realiza el acto de deliberar, desde donde se realiza la democracia, desde donde se "hace política".

La información virtual que fluye por Internet, por ejemplo, a través de blogs, o de las redes sociales, llegará -en el panorama más optimista- a provocar y a convocar a la juventud. No obstante, dicha información solo será válida para la deliberación y para la política, o bien cuando se confronte con experiencias directas, o bien cuando lo haga con experiencias de socialización. Un sujeto joven puede twittear su opinión, pero tendrá poder de seducción entre sus conocidos cuando lo reafirme de manera directa o cuando algún conocido corrobore por una experiencia propia (directa o de socialización) la viabilidad del contenido de esa opinión. Lo mismo ocurre con las convocatorias. Si bien se puede invitar a un flashmob a través de las redes sociales con el propósito de, por ejemplo, reclamar derechos, será solo en el momento de la asociación directa entre ciudadanos cuando sea posible la acción política y, además, a este flashmob asistirán quienes validen los reclamos en experiencias no mediatizadas. En otros términos, "las redes sociales han convertido el «Pásalo» de los SMS en «Hazla». ¿Hacer qué? Más democracia, (r) evolucionarla" 13 (Sampero & Sánchez, 2011, p. 3).

La ciberutopía democrática apuesta porque la Internet genere mayor activismo político, particularmente en la juventud. Contradecir la idea de que las nuevas tecnologías abren espacios para la democratización y para el desarrollo de la libertad de las nuevas generaciones, parece ser a todas luces una locura, pues es lógico pensar que la conectividad virtual genera espacios para la libertad de expresión y de debate. No obstante la premisa de que mayor acceso a la información ergo mayor democratización, puede ser parte de lo que Merton y Lazarsfeld llamaron hace casi 70 años, la "ilusión de participación" (McQuail, 1972, p. 12).

La aparición de la Internet en relación con la política solo supone mayores opciones para convocar a la aparición pública, y por tanto, para la acción pública. De ninguna manera supone el ejercicio propio de la política y la ampliación de los horizontes de una «democracia deliberativa», así como tampoco se ajusta a la idea de una "nueva forma de hacer política", pues la acción o la "vida" política no es posible hacerse sin la narrativa aneja a todo tipo de experiencia. De hecho, el riesgo del "hacer política" de las generaciones de Internet podría ser el de la sustitución de experiencias inmediatas (directas/ de socialización), por experiencias cada vez más mediatizadas. En este sentido, las nuevas tecnologías podrían convertirse en el opio de las nuevas generaciones. Los jóvenes pueden encerrarse -o se encierran- en sus habitaciones, aislándose de la memoria social que pervive en la gente adulta, concentrándose en la vida social y desestimando, en consecuencia, la vida política. Esta realidad condicionaría la pérdida de aptitud democrática, o en otros términos, conduciría a la merma de la capacidad de pensar sobre, y de juzgar, situaciones concretas de la vida pública.

Sin el ánimo de satanizar las nuevas tecnologías y en el reconocimiento de que estas representan una oportunidad para las nuevas generaciones en los procesos de democratización, es necesario reconocer que ellas también portan el riesgo de disminuir las posibilidades de discernir. El enaltecimiento y el optimismo de las nuevas tecnologías dentro de la discusión de la política, podría encubrir el hecho de que con las nuevas tecnologías también se pueden forjar cerebros perfectos para el afincamiento de gobiernos totalitarios.


Notas:

* Este artículo de investigación científica y tecnológica se deriva de un estudio realizado en el Observatorio de Medio y Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Manizales, denominado «Selección en el sistema elector joven de Manizales», autorizado bajo el código OMO-29- f. Fecha de inicio: marzo de 2010; fecha de culminación: noviembre de 2010. Dirigido por la autora, con la asistencia de investigación de Luisa Fernanda Cataño Salazar. área: ciencia política; subárea: comportamiento político.

1 Encuesta realizada por The Gallup Organization (Caracoltv, 2010).

2 Un ejemplo claro de este fenómeno se puede ver en la columna de la periodista Juanita León, en "La Silla Vacía", uno de los portales más leídos en Colombia (León, 2010).

3 Hacia finales del año 2009, se registró un incremento del 32% de la penetración de la Internet en los hogares. Una cifra que superaba para la misma fecha el 23% que representaba el consolidado de la región (Fosk, 2010).

4 Retomo la idea de Monsiváis sobre el "hacer política" (2006, pp. 292-296).

5 Manizales es considerada una ciudad universitaria, pues la cuarta parte de sus habitantes eran -y siguen siendo- estudiantes de instituciones superiores. Su población universitaria se aproxima a 27.000 jóvenes, (5.7% de la población), repartidos en 40 facultades de 6 universidades (Gómez, 2009).

6 A partir de allí, el interés de este autor sobre la opinión pública no se desarrolla sobre los contenidos, sino sobre las transformaciones y las relaciones de los temas. Se podría decir que se trata de una versión muy semejante a la de la agenda-setting.

7 Cabe recordar que este es el momento en el que, para Luhmann, concluye efectivamente la comunicación de los sistemas.

8 Se trata de una taxonomía diseñada por el profesor Jens Wolling en su investigación sobre La influencia de los medios sobre la actitud frente a la política (2001). Este investigador parte del presupuesto de que existe un descontento de la gente hacia la política, y señala como hipótesis que este proviene de la información transmitida por los medios. Para demostrarlo analiza de manera empírica en Dresden (Alemania) el vínculo entre el uso de los medios, la presentación de la política y la actitud ciudadana, a través de un estudio sobre la "influencia política de los ciudadanos", que cobijó encuestas cara a cara y análisis de contenido mediático.

9 El diccionario de americanismo (Tomo I-colombianismo) define como verraco a la "persona que por su talento o destreza sobresale en alguna actividad u oficio, o que se destaca por su fuerza física, audacia, valentía".

10 Política gubernamental con la que se busca fortalecer tanto la presencia y la intervención de las Fuerzas Armadas en todo el territorio, como la "colaboración" de la sociedad con dichas fuerzas para "ganar" la guerra a los grupos armados al margen de la ley, ya sea a través de su aniquilamiento o de su desmovilización.

11 Este dato se aproxima a la realidad. Según la Policía Nacional, en 1990 la tasa de homicidios de esta ciudad llegaba a 46 por cada cien mil habitantes y se incrementó en 1994 a 80 por cada cien mil (Gutiérrez, 2000, pp. 6-7).

12 Expresiones utilizadas por el profesor David Caldevilla para referirse a la nueva realidad: la Internet 2.0 (2009, pp. 46-47).

13 Es necesario señalar que este comentario es del profesor Víctor Sampedro, quien sostiene la hipótesis de que existe una nueva sociedad que se construye y resiste desde plazas públicas y virtuales (Cfr. Sampedro & Resina, 2010, Sampero & Sánchez, 2011). Como se ve, los resultados de la presente investigación parecen contradecir algunos de los planteamientos de esta hipótesis.


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    Referencia para citar este artículo: Ramírez-Castro, J. (2014). Experiencias y expectativas en el debate político. Jóvenes de Manizales y elecciones. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 12 (1), pp. 243-256.