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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

Print version ISSN 1692-715X

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.13 no.2 Manizales July/Dec. 2015

https://doi.org/10.11600/1692715x.13215021214 

Segunda sección: Estudios e Investigaciones

 

DOI: http://dx.doi.org/10.11600/1692715x.13215021214

 

Violencia e inseguridad contextual percibida y roles en bullying en escolares mexicanos*

 

Violence, perceived insecurity in the context and roles in bullying among mexican scholars

 

A violencia e a inseguraça contextual e os papéis no bullying em estudantes mexicanos

 

 

Carlos Hidalgo-Rasmussen1, Alfredo Hidalgo-San Martín2

 

1 Profesor-Investigador Universidad de Guadalajara, México. Académico Investigador del Centro de Estudios Avanzados, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, Chile. Doctor en Psicología, Universidad de Oviedo. Es Coordinador del Observatorio de Investigación de los Comportamientos de riesgo y Calidad de Vida de la Universidad de Guadalajara y Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1 del Consejo de Ciencia y Tecnología de México. Correo electrónico: carlosh@cusur.udg.mx

2 Instituto Mexicano del Seguro Social, México. Doctor en Ciencias de la Salud. Universidad de Guadalajara. Correo electrónico: ahidalgosm@hotmail.com

 

 

 

Artículo recibido en julio 25 de 2014; artículo aceptado en diciembre 2 de 2014 (Eds.)

 


Resumen (analítico):

Estudio observacional, transversal y analítico realizado con 2201 niños y adolescentes, estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria de México con el objetivo de analizar la relación entre sus percepciones de violencia del país y su municipio, inseguridad en su colonia y escuela y su rol en bullying escolar: observador, víctima o acosador. En México existen dos preocupantes fenómenos: la violencia vinculada al narcotráfico y los eventos de bullying escolar y en este trabajo se buscó aportar a explicar sus posibles relaciones. Se usó un cuestionario autoaplicado en línea y análisis estadístico con Ji cuadrado y regresión logística encontrando algunas asociaciones significativas entre la violencia, inseguridad percibida y los roles en bullying. Las variables contextuales como la violencia deben considerarse en programas de prevención y atención del bullying.

Palabras clave: violencia (Tesauro Derechos de la Niñez y la Adolescencia), acoso escolar, niños, adolescentes, salud pública (DeCS Descriptores de Ciencias de la Salud).


Abstract (analytical):

An observational, cross-sectional and analytic study was carried out with 2201 students of elementary, middle and high schools in Mexico. The aim of this study was to analyze the relationship between their perceptions of country, and county violence, neighborhood and school insecurity and its role in bullying as witness, victim and bully. Two disturbing phenomena in Mexico Drugs are trafficking and scholar bullying. We wish to contribute to explanain of their possible relationships. An on line self-report questionnaire was used; Chi-square analysis and logistic Regression were done. We found some significant associations between violence, perceived insecurity and its role in bullying. The contextual variables such as violence should be considered in bullying prevention and care programs.

Key Words: violence, (Children’s and Adolescents’ Rights Thesaurus), bullying, child, adolescent, public health (DeCS Health Sciences Descriptors).


Resumo (analítico):

Estudo observacional, transversal e analítico com 2201 crianças e adolescentes, alunos da primária, secundária e ensino medio do México, com o objetivo de analisar a relação entre as percepções da violência no país e o seu município, insegurança no seu bairro, escola e seu papel nos eventos de bullying escolar: observador, vítima ou perseguidor. No México há dois fenómenos preocupantes: violência ligada ao tráfico de drogas e os eventos de bullying escolar e neste trabalho procura-se contribuir para a explicação de sues possíveis relaçãos. Utilizou-se um questionário auto-aplicado em linha fazendo análise estatística com o Chi-quadrado e regressão logística encontrando algumas associações significativas entre a violência, a insegurança percebida e os papéis em bullying. As variáveis contextuais, tais como a violência devem ser consideradas em programas de prevenção e atenção do bullying.

Palavras-chave: violência, (Thesaurus Direitos da Crianças e do Adolescentes), bullying, criança, adolescente, saúde pública (DeCS Descritores en Ciências da Saúde).


 

1. Introducción

 

El bullying o acoso escolar es una forma especial de conducta agresiva que busca causar daño o incomodidad en otra persona y se caracteriza por ser intencional, repetitiva y en la que hay un desbalance de poder (Olweus, 2013). El bullying tiene importantes consecuencias psicológicas y sociales negativas en la vida de niños y adolescentes desde los agresores como involucrarse en acciones delincuenciales (Olweus, 1998) y las víctimas sufrir de ansiedad, depresión, reducir el interés en la escuela, bajar su rendimiento académico y dejar la escuela (Forero, McLellan, Rissel & Bauman, 1999, Gladstone, Parker & Malhi, 2006) además de daños físicos a veces mortales precedidos por una atormentada vida diaria que compromete a un altísimo porcentaje (10-15 %) de la población escolar mundial (Craig & Harel, 2004). Se han descrito perfiles generales que podrían corresponder a los roles que se adoptan en el bullying, como han mencionado Paredes, álvarez, Lega y Vernon (2008), una víctima pasiva sería la que experimenta ansiedad, sumisión y es débil físicamente y tiene una actitud negativa a métodos violentos, la víctima provocadora combinaría ansiedad y reacción agresiva generando tensión y agitación en su entorno, mientras que el agresor tendería más que sus compañeros a utilizar métodos violentos, aún así los roles no son necesariamente fijos y una sola persona puede adoptar dos o tres roles.

El estudio de las causas del acoso escolar ha sido creciente. La relación con la violencia social o comunitaria es una de ellas. Schwartz y Proctor (2000), encontraron que las víctimas de violencia comunitaria eran mas sujetas a serlo en las escuelas y los que habían observado violencia comunitaria tenían más probabilidad de ser agresivos hacia sus compañeros. De acuerdo a Espelage, Bosworth y Simon (2000), las personas expuestas a violencia en su comunidad aprenden que la agresión incluyendo bullying resulta legítimo para sus objetivos personales.

Chaux, Molano y Podlesky (2009) en un estudio realizado en Colombia - que presentó una historia reciente de regiones expuestas a la violencia en la guerra entre la guerrilla, paramilitares y fuerzas armadas - analizó en estudiantes de 5° a 9° grado de escuelas públicas y privadas el bullying en su relación con variables contextuales que incluían la violencia comunitaria y política. Los autores señalaron que las variables municipales contribuían poco a la explicación del bullying, y las únicas que lo predijeron, fueron la presencia de conflicto armado y la desigualdad económica. Y agregaron que en esa situación se puede fortalecer la idea que la agresión y violencia puede ser una forma legítima de alcanzar metas y desensibilizar del dolor.

Por su parte Hernández (2009) en España, analizó el significado de la presión del vecindario, según la clase social en el bullying escolar, basado en lo estudios que han mostrado una relación- aun polémica- entre territorios distritales y violencia derivada de la delincuencia que allí se desarrolla (y que crea una atmósfera social negativa con percepción de desorden ambiental, temor de establecer relaciones sociales, temor de victimización) y que se ha observado que acontece en barrios de menos estatus socioeconómico por un defectuosa eficacia colectiva (Sampson & Laub, 2005).

Sin embargo, Akiba, LeTendre, Baker & Goesling (2002) en un estudio de 37 países concluye que las características de la violencia escolar no están fuertemente relacionadas a las características generales de violencia o falta de integración social, aunque menciona que los sistemas educativos nacionales que producen mayores diferencias de logros entre estudiantes mejores y peores tienden a registrar más violencia.

Mientras que en muchos análisis el bullying parece observarse como un fenómeno emergente, con vida propia, otros fenómenos vinculados con la violencia se han destacado en México en las últimas décadas. Aunque el ámbito escolar parece protegido de los entornos, podría verse afectado por las relaciones entre familiares, parejas o personas cercanas que son influidas por las violencias causadas por el narcotráfico, finalmente disparando también los índices de violencia escolar. A pesar de que es frecuente escuchar el argumento de sentido común que pretende justificar al bullying, al decir que es un fenómeno que siempre existió, los importantes incrementos en las cifras, de bullying, que ya no se pueden adjudicar a la diferencia en la prevalencia por comparar datos correspondientes a cuando no se medía el bullying y lo que hoy se registra: los casos de niños maltratados que llegan a hospitales, las denuncias de acoso escolar en los ministerios públicos o el desconcierto de los profesores acerca de cómo controlar a los estudiantes y sus comportamientos en clase. Fenómeno aún más preocupante cuando uno considera el temor de los maestros de una respuesta violenta por parte de los padres en un entorno donde muchos de los adultos entienden que cualquier otro puede ser potencialmente una persona que esté involucrada en el narcotráfico y que pueda convertir una situación educativa en una amenaza seria.

La violencia, es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como:

    "El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones (2003, p. 5).

Y por otra parte, la percepción es el "Proceso de la interpretación de las sensaciones generadas por los estímulos dándoles significado y organización" (Matlin & Foley, 1996). Goldstein (2005) afirma que uno de los propósitos de la percepción es informarnos acerca de las propiedades del ambiente que son vitales para nuestra supervivencia. De tal modo que la percepción crea una experiencia del ambiente y nos permite actuar en ella.

Skogan y Maxfield (1981) propusieron el concepto de "vulnerabilidad social" donde los efectos de edad y género reflejan no una visión objetiva de riesgo, sino una estimación subjetiva de lo que sucedería en caso de resultar victimizado. La edad del sujeto juega un papel importante en la percepción de inseguridad social. Así se tiene que, si un joven percibe una gran inseguridad social, entonces adaptará su comportamiento a esa percepción y no sólo a los eventos ocurridos.

En este estudio la "percepción de la violencia" se consideró como la evaluación que el sujeto hace de qué tanta violencia existe en su entorno, a nivel país y municipio, así como qué tan seguro se siente en su colonia y en su escuela.

Existen diferentes formas de medir la violencia, una es de manera objetiva, que se realiza a través de las estadísticas, y otra es de manera subjetiva, por medio de la percepción que tiene la gente ante ella.

Estadísticamente en lo que se refiere a "índices de violencia", la OMS ha establecido que el indicador internacional para medir los niveles de violencia en una sociedad es la relación que se establece entre el número de asesinados de manera dolosa e intencional por cada 100,000 habitantes. La estadística refiere un problema de seguridad, pero también de salud pública (Aguilar, 2010). El índice de violencia en México es de 11.6 homicidios por 100,000 habitantes.

Huhn (2013) realizó un estudio cualitativo a estudiantes de colegios públicos y privados, de Costa Rica, El Salvador y Nicaragua, tomando como base las entrevistas y los documentos redactados por los colegiales. Ellos, en su mayoría no hablaron sobre experiencias personales, sino acerca del estado de la sociedad en general, el cual dicen conocer a través de los medios de comunicación, y conversaciones privadas, o porque sencillamente "todos saben cómo es la situación en esos países". La mayoría de los entrevistados estimaron que la situación de violencia, criminalidad e inseguridad, era más grave en relación con el pasado.

Sin haberles preguntado por ello directamente, y con la posibilidad de elegir cualquier otro tema, casi el 68% de los alumnos en Costa Rica nombraron la violencia y la criminalidad como el problema social más grave. En el Salvador, lo hizo el 80% y, en cambio en Nicaragua menos del 20%. Por otra parte, casi todos los alumnos de los tres países respondieron que se sienten muy seguros en su ambiente habitual, mientras que en el ambiente que ellos desconocen personalmente tenían la certeza de que había peligros muy reales.

En la Décima Encuesta Nacional sobre Percepción de Inseguridad Ciudadana en México (Consulta Mitofsky, 2012), más de 8 de cada 10 mexicanos consideran que la seguridad hoy es peor a la que se vivía hace un año. Y para el 35% de los mexicanos, el principal problema en el país es la inseguridad, por encima del 20% que así considera a la crisis económica. Los delitos que tuvieron un aumento significativo de 2006 a 2010 fueron el robo y el secuestro, con un crecimiento porcentual de 35.4% y 75.2% respectivamente. Referente a los fallecimientos vinculados con el crimen organizado, en este periodo se han contabilizado un total de 32,612 homicidios vinculados con el crimen organizado. Siendo 2010 el año más violento con 15,273 homicidios. Se incrementa de 68% a 72% el porcentaje de personas que afirman haber vivido la cercanía familiar de un delito en el año 2011. En lo que se refiere al temor al delito, el temor ciudadano a los 3 delitos principales (robo, secuestro y homicidio) se incrementó, 68% dice que tiene miedo a un robo a mano armada, 62% a un secuestro y 50% a un atentado terrorista. El temor no es exclusivo de una clase socioeconómica, mientras en la clase alta el temor al secuestro si es algo mayor al resto (68% vs 60%) para el atentado terrorista son los ciudadanos del nivel más bajo quienes más temen, y hay un temor similar en todos los niveles al robo a mano armada.

En un estudio realizado en la ciudad de México con estudiantes adolescentes de secundarias públicas y privadas mediante una escala de percepción de inseguridad social, la mayoría de los participantes del estudio percibieron a la ciudad como un lugar altamente peligroso y con mayor necesidad de vigilancia (Villatoro, Domenech, Fleiz & Orellana, 1997).

En el estado donde realizamos el presente estudio, según estadísticas de la Procuraduría de Justicia, la violencia en Jalisco nunca había sido tan alta desde que empezó en el año 2007 la llamada guerra contra el narcotráfico. En el informe que la Procuraduría de Justicia de Jalisco envió precisamente al Sistema Nacional de Seguridad Pública se estableció que los homicidios se habían triplicado. En el 2008, en el mismo lapso de tiempo, fueron asesinadas 125 personas, 163 en el 2009 y 232 en el 2010. La línea ascendente continuó en el 2011 reportando más de 300 casos y en 2012, en los primeros cuatro meses del año -hasta el 30 de abril- habían muerto 389 personas. Con cifras más recientes, al 20 de mayo ya iban 447 homicidios dolosos contra 888 que se dieron en total en el 2010 y mil 221 en el 2011, es decir, más de la mitad del primer caso y una tercera parte de la segunda cifra (Chávez, 2012).

Por lo tanto nos pareció conveniente investigar sobre la percepción de violencia e inseguridad que tienen los niños y adolescentes de su contexto social. La forma de percibir un riesgo influye en lo que el individuo haga ante ese riesgo percibido. El temor a ser víctima de delitos modifica hábitos que impactan en la vida de las personas, pues de acuerdo a la teoría de "Vulnerabilidad social" que proponen Skogan y Maxfield (1981) si el adolescente piensa que es invulnerable y no tiene miedo de que le suceda algo, es posible que no tome precauciones ni decisiones acertadas para evitar conductas de riesgo, donde los efectos de la edad y género reflejan una estimación subjetiva de lo que sucedería en caso de resultar victimizado. El significado que estas percepciones tengan en el proceso de bullying escolar resultó necesario abordarlo en este caso con nuestro estudio.

 

2. Método

Se realizó un estudio observacional, transversal y analítico en estudiantes de escuelas básica, media y media superior que estudiaban en escuelas de ciudades medias (50000 a 1 millón de habitantes aprox.), ciudades pequeñas (15000 hasta 50000 habitantes) y localidades mixtas (entre 2500 y 15000 habitantes) del Estado de Jalisco en México.

El marco muestral comprendió estudiantes de 8 a 18 años de edad que cursaban quinto o sexto grado de cinco escuelas primarias y de cualquier grado escolar de ocho escuelas secundarias y diez escuelas preparatorias. Se aplicó un cuestionario auto administrado en línea a todos los estudiantes que se encontraban presentes el día de la aplicación y tenían consentimiento de sus padres (2735). De los 2474 que respondieron, se excluyó a quienes no contestaron todas las preguntas de violencia (30, 1.2%). Se eliminó a los que no contestaron las preguntas de nivel socioeconómico (243, 9.8%). Quedaron en el estudio 2201. Los participantes fueron 52.9% mujeres y 47.1% hombres; 11.1% tenía 8 a 11 años de edad, 41.3% 12 a 15 años y 47.6% 16 a 18 años.

Además de la información sociodemográfica, se utilizó un instrumento para identificar quienes eran observadores, víctimas o acosadores. El cuestionario diseñado para auto-aplicarse en línea denominado Cuestionario sobre acoso escolar (bullying) entre estudiantes (Hidalgo-Rasmussen, 2011) iniciaba definiendo lo que era bullying y se reiteraba su carácter repetitivo de la siguiente manera: …Bullying que es cuando alguien o varias personas, maltratan o intimidan repetidamente a un compañero o compañera de escuela y que le afecta en cómo se siente, con su familia o sus calificaciones. No se considera acoso a una conducta negativa que se da ocasionalmente. Al finalizar la definición, aparecía un ejemplo de lo que era y no bullying diferenciándolo de una agresión aislada.

El cuestionario de Bullying entre estudiantes considera tres roles que diferentes autores han planteado como el triángulo que explica y mantiene al bullying. La manera en que estos roles se retroalimentan ha sido bien ilustrado por Sánchez (2009) en un diagrama presenta por ejemplo cómo el acosador pega o empuja, la víctima soporta las amenazas físicas del matón y el observador apoya al matón, lo que refuerza nuevamente la acción del acosador.

Las preguntas sobre roles del cuestionario fueron para el caso de observador: ¿Has observado que algún estudiante de tu escuela acose a algún o alguna estudiante? En el caso de víctimas ¿Te han acosado otros estudiantes de tu escuela? En el caso de los agresores: ¿Has acosado a algún (a) estudiante de tu escuela?

En relación a la violencia, los datos fueron recogidos mediante un cuestionario auto administrado en línea, que requirió aproximadamente 30 minutos para completarse. Durante la aplicación el personal dio apoyo cuando así lo requirió el participante.

Variable independiente: Percepción de violencia en el entorno

En relación a la percepción de violencia se aplicaron seis preguntas cerradas. Dos preguntas indagaban sobre la violencia que percibía a nivel país y municipal. Las preguntas fueron ¿Cuánta violencia consideras que hay en el país? las opciones de respuesta fueron de tipo ordinal, en una escala Likert, de cinco puntos con opciones de respuesta que se codificaron:, 0=regular, poca, muy poca 1=muchísima, mucha y ¿Cuánta violencia consideras que hay en tu municipio? Cuyas opciones de respuesta se codificaron: 1=mayor que en todo el país, 2=igual que en todo el país, 3=menor que en todo el país. Dos preguntas más indagaban sobre la percepción de seguridad en su entorno más cercano (su colonia y su escuela). Las preguntas fueron: ¿Qué tan segura consideras que es tu colonia? y ¿Qué tan segura consideras que es tu escuela? las opciones de respuesta se codificaron: 0=muy segura, segura, 1=poco segura, segura, muy insegura.

Variable resultado: Haber observado algún acoso, haber sido acosado o haber acosado a otros, cuyas opciones respuesta fueron si/no, se codificó como 0=no 1=sí.

Covariables

Género: Se codificó como 0=mujer y 1= hombre. Edad: Se preguntó la edad en años cumplidos y se formaron 3 grupos que se codificaron como variable ordinal: 1= 8-11 años , 2= 12 a 15 años y 3= 16 a 18 años.

Nivel socioeconómico. Se calculó a partir de la escolaridad y trabajo de los padres y se clasificó en: clase baja trabajadora, clase alta trabajadora, media baja, media alta y alta (Rivas Torres & Bianchi-Aguila, 1991). Se codificó: clase alta trabajadora, media baja, media alta y alta = 0, y clase baja trabajadora =1.

Nivel escolar: Se consideró nivel de escuela primaria, secundaria y preparatoria, esta variable fue ordinal codificada del 1 al 3.

Para el análisis estadístico se utilizó la prueba Chi Cuadrado para probar la existencia de una diferencia significativa entre las variables de estudio y las sociodemográficas y entre las propias variables de violencia y bullying. Se construyó un modelo mediante regresión logística binaria

En todos los análisis se adoptó un nivel de significación del 5%. Se utilizó el software estadístico SPSS V20 (SPSS Inc., Chicago, IL, USA).

El proyecto fue aprobado por el Comité de Bioética del Centro de Investigaciones en Comportamiento Alimentario y Nutrición del Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara y llevado a cabo de acuerdo con los postulados de la Declaración de Helsinki de las Pautas éticas Internacionales para la Investigación Biomédica en Seres Humanos. Esta investigación se consideró de "riesgo mínimo", de acuerdo a la Ley General de Salud de México. Una vez obtenida la autorización de las autoridades escolares para realizar la investigación, se informó y pidió consentimiento a los padres por escrito. Se informó del proyecto a los alumnos y explicó que su participación era voluntaria y los datos serían manejados de forma confidencial y anónima. Antes de iniciar el cuestionario, se pidió consentimiento informado a los estudiantes.

 

3. Resultados

Participaron 2201 estudiantes de 23 escuelas del estado de Jalisco, primarias un 14%, secundarias 31.2% y preparatorias 54.8%. Fueron 244 niños de 8 a 11 años (11.1%) y 1957 adolescentes (41.3% de 12 a 15 años) y 47.6% de 16 a 18 años. El 47.1% eran hombres y 52.9% mujeres. El nivel socioeconómico alto y medio alto correspondió a un 74.3% y el medio bajo y clase trabajadora al 35.7%.

Se encontró un 30.2% de observadores de bullying, víctimas un 10.5% y acosadores un 6.2%. Percibieron muchísima o mucha violencia en el país un 93.1% (tipo de violencia: un 25% asesinatos por droga, secuestros 22.2% robos 15.5%, amenazas telefónicas 10.8%); a nivel del municipio, violencia mayor que en el país 7.5%, igual un 25.5% y menor un 67% (tipo de violencia: robos 34.6%, asesinatos por drogas 17.5%, secuestros 9.3%, amenazas telefónicas 8.5%). Consideraron muy insegura, insegura o poco segura la colonia en un 30.3% y la escuela en un 15.6% y segura o muy segura la colonia 69.7% y la escuela un 84.4.

En cuanto a las características sociodemográficas de quienes asumen roles o no en el acoso escolar (Tabla 1) se encontró que por género se diferencia en la proporción de víctimas y de acosador (mayor en hombre en ambos casos) pero no hay diferencias significativas en el observador. Si se considera la edad es la de 12 a 15 años en la que presenta mayor proporción de roles seguida de 12 a 18 años. En nivel socioeconómico solo se encuentra diferencias significativas en el observador y con una frecuencia mayor en el nivel económico alto. A menor nivel educativo mayor proporción de observadores y víctimas siendo más alta la proporción de agresores en secundaria.

 

 

En relación a la percepción de violencia e inseguridad y variables sociodemográficas (Tabla 2) se encontró en género que es más frecuente en mujeres la percepción de inseguridad en su colonia. La violencia percibida en el país es mas frecuente en 16 a 18 años y la del municipio en edades menores del mismo modo que ocurre en la inseguridad percibida en su colonia. Encontramos que en el nivel socioeconómico mayor se percibe más la violencia en el municipio. La violencia del país se considera alta, más en el nivel escolar de preparatoria, mientras que la violencia en el municipio y la inseguridad en la colonia mas en primaria y secundaria y la inseguridad en escuela en secundaria y preparatoria.

 

 

Inicialmente la relación entre violencia y acoso se analizó mediante asociación simple con Ji cuadrado (Tabla 3) donde se puede observar que en la percepción de violencia en el país solo hay diferencias significativas en el observador que aprecia mucha o muchísima en mayor proporción que el no observador. En los tres roles de acoso la percepción de su municipio con inseguridad mayor o igual al país, es mayor y significativa. La inseguridad percibida en la colonia es mayor y significativa la diferencia del observador y de la víctima de quien no lo es. En el caso de la inseguridad percibida en la escuela en los tres roles de bullying hay diferencia significativa mayor que quienes no asumen roles.

 

 

En la Tabla 4 aparecen los modelos de regresión logística encontrados que nos permitieron en un segundo momento profundizar en la relación entre violencia y acoso escolar. Para construir el modelo de observadores, se verificaron las interacciones y confusiones de las variables. La variable nivel socioeconómico presentó modificación del efecto (interacción con sexo) por lo que se eliminó. La variable violencia en el país presentó confusión con la variable sexo por lo que se eliminó. Después de realizar el modelo de regresión hacia atrás RV, en el tercer paso quedaron la violencia en el municipio (OR 1.27 IC 1.04-1.54), la inseguridad en la escuela (OR 2.47 IC 1.94-3.15) y la edad (OR .69 IC .60-.79). La proporción de variabilidad que es explicada por este modelo es baja de un 4 % a 6 % (R2 CS=.04 y el R2 N=.06) pero el test de Hosmer y Lemeshow .939 indica buen ajuste del modelo.

 

 

En relación al modelo de víctimas, se verificaron las interacciones y las confusiones. La variable nivel socioeconómico y violencia en el país se eliminaron. Se realizó el modelo hacia atrás RV con las demás variables. Solo hubo un paso quedando las variables sexo (OR 1.68 IC1.27-2.23), violencia en el municipio (OR 1.65 IC1.24-2.20), inseguridad en la colonia (OR 1.35 IC 1.02-1.82), inseguridad en la escuela (OR 1.95 IC 1.39-2.74); edad (.52 IC.42-.63). La proporción de variabilidad que es explicada por este modelo es baja de un 4 % a 9 % (R2 CS=.04 y el R2 N=.09) y el test de Hosmer y Lemeshow .70 lo que indica buen ajuste del modelo

Para construir el modelo de acosadores, se verificó interacciones y confusiones, después de ello se eliminaron las variables violencia país, nivel socioeconómico y violencia en la colonia. En el paso 2 del modelo hacia atrás RV quedaron las variables sexo (OR 1.87 IC 1.31-2.67) y seguridad en la escuela (OR 1.78 IC 1.18-2.69). La proporción de variabilidad que es explicada por este modelo es baja de un 1% a 3 % (R2 CS=.01 y el R2 N=.03). Y el test de Hosmer y Lemeshow .70 lo que indica buen ajuste del modelo.

 

4. Discusión

El hallazgo principal de este estudio fue que la percepción de violencia e inseguridad en el entorno de niños y adolescentes se relaciona con su rol dentro del bullying. La variable que participó en la explicación de los tres roles fue la percepción de inseguridad en la escuela, mientras que la variable violencia percibida en el municipio solo participó en el caso de observadores y víctimas. La inseguridad en la colonia solo participó en el modelo de víctimas.

En nuestro estudio la prevalencia de víctimas fue de 10.5%, menor a la de estudiantes mexicanos de primaria (19%) y secundaria (25.3%) (Instituto Nacional de Salud Pública, 2010) y menor al rango encontrado en estudios europeos (11.7% al 29.6%) (Analitis et al., 2009). Las diferencias pueden deberse al tipo de instrumentos utilizados, por ejemplo en el caso de Analitis, et al. (2009) el instrumento utilizado fue un dominio del cuestionario Kidscreen, sin embargo aún cuando el instrumento sea el mismo, puede haber prevalencias distintas entre estudios en las que entre otras variables pudieran influir las variables culturales y sociales, así como diferencias en la implementación de políticas y programas (Craig et al., 2009).

En nuestro estudio el género se muestra asociado a ser víctima o acosador, en ambos casos con mayores prevalencias en hombres, lo cual confirma tendencias encontradas en estudios previos sobre todo antes de los 14 años, que ha señalado Hernández (2009), influencias estimuladas por los medios de comunicación y las instituciones basadas en el patriarcado, así como la transgresión de normas y toma de riesgos (Hagen & McCarthy, 1997). En nuestro estudio la edad se asoció a los roles de observador y víctima lo que va en el mismo sentido que planteamientos previos, donde la edad está asociada a variaciones tanto en intensidad como en frecuencia de la violencia y que ha intentado ser explicada por la teoría del control social informal clasificado por edad (Sampson & Laub, 2005), que explica que una persona será más violenta mientras sus vínculos con otros individuos e instituciones sean más débiles. Así según la etapa de desarrollo las instituciones y personas a las que se vincula la persona cambian y ello combinado con el capital social (inversión en relaciones) y situaciones estructurales como pobreza, favorecen la aparición de comportamientos delictivos.

Tanto en los análisis bivariados como en las multivariados, la percepción de violencia en el entorno se relacionó con la participación en alguno de los roles de bullying. La percepción de la violencia podría influir en la participación en el acoso, si coincide con la niñez o adolescencia, vínculos débiles con personas que deberían ser significativas y relaciones escasas con las instituciones principales para la edad como lo han señalado antes Sampson y Laub (2005). Al percibir violencia en el municipio o la escuela, la persona podría reproducir las conductas que observa, así, como plantea la Teoría del Aprendizaje Social (Bandura, 1991), la persona que observa comportamientos agresivos aun por video tiende a reproducirlos cuando existen condiciones facilitadoras en el ambiente. La reproducción de la violencia a partir de ser testigo de ella puede ser explicada en la consideración que hace la persona de que la conducta es percibida como apropiada o al menos una solución aceptable al conflicto (Nofziger & Kurtz, 2005) o un medio para crear oportunidades y ganar poder. No solo el ser testigo del bullying sino, como han apuntado los mismos autores, ser víctima de violencia podría aumentar las probabilidades de ser violento. Sin embargo en nuestro estudio la variable de percepción de violencia en el municipio y la colonia no participaron en la explicación del rol de acosador, lo que no va en concordancia con lo expuesto por Schwartz y Proctor (2000) que encontraron que los que habían observado violencia comunitaria tenían más probabilidad de ser agresivos hacia sus compañeros. Pudiéramos tener un sub-reporte de acosadores en nuestro estudio (6.2%) ya que el porcentaje de víctimas es mayor, aunque es frecuente que un acosador lo sea de varias víctimas, sin embargo hay estudio en que los agresores superan en mucho esta proporción, por ejemplo en adolescentes de noveno grado en Colombia Chaux et al. (2009), encontraron una prevalencia de 19.6%. El hecho de que pudiéramos tener un sub-reporte de acosadores en nuestro estudio sería comprensible en un entorno donde las autoridades escolares pretenden un entorno sin violencia pero las normas que establecen o el seguimiento a las mismas es débil. Mientras que también la declaración de ser víctima de bullying pudiera estar sujeta a temores por la denuncia, sin embargo la auto declaración de ser un acosador podría estar relacionada al temor de expulsión o castigo de los padres.

El hecho de que el bullying sea un fenómeno complejo y multifactorial, influyó en que los modelos solo explicaran una proporción pequeña de la varianza. Variables que no fueron estudiadas aquí podrían también ser participes de la explicación de bullying (Chaux et al., 2009). Llama la atención que la variable de violencia en el país no haya participado en los modelos, sin embargo en los análisis bivariados se puede observar que sus relaciones con los roles fueron débiles para el observador y nulos para víctimas y acosadores. Es probable que la percepción de la violencia en el país esté mediada también por el desinterés por las noticias a nivel nacional, en México, el prácticamente nulo nivel de lectura de periódicos en estas edades, la mala calidad de los noticieros que podrían escuchar a esta edad los estudiantes, podría haber contribuido a que se formaran una idea muy superficial de lo que acontece en el país y sean las noticias más cercanas (a partir de las que suceden en su municipio) a las que por radio tengan acceso o por tener un impacto directo en su familia o comunidad de las que se enteren. Lo mismo sucede con la inseguridad que ellos perciban en su escuela que se da por contacto directo en los recesos o durante el salón de clase lo que tenga más influencia en su conducta. Si así fuera, entonces nuestro hallazgos también irían en la dirección de lo comentado por Akiba et al. (2002) a partir de su estudio de 37 países, en el sentido de que la violencia que ocurre en las escuelas podría estar más relacionada con factores similares, como los relacionados con el contexto escolar en sí y no con otros aspectos violentos pero no vinculados directamente con el bullying, en ese mismo sentido ha criticado que se intente explicar la violencia escolar utilizando teorías de delincuencia juvenil tradicionales. Así nuestros hallazgos con respecto a la percepción de violencia en el país darían soporte a los hallazgos de Akiba et al. (2002) en el sentido de que las tasas de violencia en la escuela no serían un reflejo directo de las tasas de crímenes en la sociedad.

Como limitaciones podemos señalar que el estudio es transversal las relaciones causales por tanto no pueden ser determinadas. El tamaño de la población se redujo al restar a quienes se excluyeron por no haber contestado el cuestionario completo o porque no asistieron a la aplicación, esto llevó a distintas tasas de respuesta. Aunque no tenemos información de los niños y adolescentes que no participaron debido a que no estuvieron presentes o no trajeron el consentimiento de los padres, el tamaño grande de la población podría acercarnos a la situación de los niños y adolescentes del Sur del Estado de Jalisco. El sistema escolar en Jalisco tiene cierta homogeneidad por lo que los hallazgos pudieran ser semejantes en otras regiones del Estado. Aunque nuestra población en estudio incluyó un amplio rango de edades, tuvo la presencia de ambos géneros y participantes tanto de escuelas públicas como privadas, los resultados de este estudio no pueden considerarse representativos de la población del Estado (Smith et al., 2002).

La aplicación de los cuestionarios requería de computadoras y de conexión a internet y varias escuelas que no contaban con estos insumos no pudieron ser incorporadas al estudio. Escuelas con recursos más escasos pueden no verse reflejadas en estos resultados y también quienes por su extracción socioeconómica inferior no tenían las habilidades básicas necesarias para contestar el cuestionario o comprender su funcionamiento.

Además nuestro instrumento, por ser de autoreporte puede mostrar datos sesgados por la deseabilidad social. El autorreporte es un método adecuado sobre todo para muestras grandes como la nuestra porque disminuye los costos. Aunque el estudio del bullying tiene ya varias décadas, la designación de quién es víctima de bullying depende del instrumento que se utilice, el tiempo de recordatorio, la definición de bullying y los puntos de corte utilizados (Olweus, 2013).

 

5. Conclusiones

Los hallazgos de este estudio muestran que en estudiantes mexicanos ser víctima de bullying es un problema de salud pública que se presentó en el 10.5% de la población estudiada, y que ser víctima de bullying se asocia a la percepción que niños y adolescentes tienen de la violencia, sobre todo a nivel municipal, de su colonia y su escuela. El perfil del observador fue: edad 12 a 15 años, nivel socioeconómico medio alto y alto, escolaridad primaria o secundaria, considera que hay mucha violencia en el país y mayor en su municipio, que vive en una colonia y escuela insegura. El perfil de las víctimas coincide con el de los observadores excepto en que se caracterizan por ser mayormente hombres y no se distinguen especialmente por la cantidad de violencia que perciben en el en el país. El perfil del acosador coincide con el de la víctima excepto en que su escolaridad es mayormente de secundaria. Al considerar los análisis multivariados, el rol del observador se asocia a percibir violencia en el municipio e inseguridad en la escuela y tener menor edad, el rol de víctima a ser hombre, percibir violencia en el municipio, inseguridad en la colonia y en la escuela y tener menor edad mientras que el rol del acosador a ser hombre y percibir violencia en la escuela.

Es importante que posteriores estudios profundicen en otras variables que no fueron exploradas en este estudio, como los vínculos que tienen con la escuela, clima escolar y sus redes sociales.

 


 

Notas

* Este artículo de investigación científica y tecnológica surge del Observatorio de Investigación de los comportamientos de riesgo y calidad de vida de estudiantes de la Universidad de Guadalajara. La investigación se deriva del Proyecto "Acoso escolar /bullying y percepción de la violencia entre estudiantes adolescentes del Sur de Jalisco y Michoacán" inscrito en el Colegio del Departamento de Cultura, Arte y Desarrollo Humano del Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara, acta del 10 de marzo de 2011. Fue realizada entre el 15 de enero de 2011 y el 30 de junio de 2011. área del conocimiento: Psicología, Sub área: Psicología.


 

Lista de referencias

 

 

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