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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715X

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.13 no.2 Manizales jul./dez. 2015

https://doi.org/10.11600/1692715x.13216190814 

 

Segunda sección: Estudios e Investigaciones

 

DOI: http://dx.doi.org/10.11600/1692715x.13216190814

 

Socialización e interés en la política en jóvenes de Chile*

 

Socialization and interest in politics among young Chileans

 

Socialização e interesse pela política entre jovens chilenos

 

 

Salvador Vargas-Salfate1, Juan Carlos Oyanedel2, Jav ier Torres-Vallejos3

 

1 Investigador de la Universidad de Santiago, Chile. Sociólogo. Doctorante en Psicología de la Universidad de Girona. Investigador del Centre for Experimental Social Sciences (CESS) de la Universidad de Santiago. Correo electrónico: salvador.vargas.s@usach.cl


2 Profesor Universidad de Santiago, Chile. Sociólogo. PhD in Law (Criminology and Criminal Policy) de King’s College London. Profesor Asociado del Departamento de Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Santiago. Director del Centre for Experimental Social Sciences (CESS) de la Universidad de Santiago de Chile. Correo electrónico: juan.oyanedel@usach.cl


3 Investigador de la Universidad de Santiago, Chile. Psicólogo. Doctorante en Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Diplomado en Psicología Educacional e Infanto- Juvenil de la Universidad de Santiago. Diplomado en Criminología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Investigador del Centre for Experimental Social Sciences (CESS) de la Universidad de Santiago de Chile. Correo electrónico: javier.torresv@usach.cl

 

 

Artículo reci bido en junio 16 de 2014; artículo aceptado en agosto 19 de 2014 (Eds.)

 


Resumen (Analítico):

El objetivo del artículo es discutir la relación entre socialización e interés por la política en jóvenes de Chile, desde las teorías de la socialización y la cultura política, que sostienen que las orientaciones de los individuos son adquiridas mediante procesos de relaciones con otros y con instituciones, de forma recíproca. A partir de la Encuesta Metropolitana de Comportamiento Político Juvenil (2012) aplicada a residentes -entre 18 y 25 años- del Gran Santiago, y a través de modelos de regresión logística, se verifica que el principal factor explicativo del interés por la política es informarse de esta temática con los amigos y amigas, destacando así la relevancia del contexto socializador.

Palabras clave: influencia social, socialización, interés por la política, comportamiento político (Tesauro de Ciencias Sociales de la Unesco).


Abstract (analytical):

The purpose of this article is to discuss the relationship between socialization and interest in politics among young people in Chile in the framework of theories relating to political socialization and political culture. These state that the orientations of individuals are acquired through processes of reciprocal relationships with others and with institutions. Using the results of the Metropolitan Survey on Youth Political Behavior (2012), conducted with young people (aged 18 to 25 years) resident in the city of Santiago, and applying logistical regression models, the authors verify that the main explanatory factor of interest in politics is engaging with friends on this topic, highlighting the importance of the socializing context.

Key words: social influence, socialization, interest in politics, political behavior (Unesco Social
Sciences Thesaurus).


Resumo (analítico):

O objetivo deste artigo é discutir a relação entre a socialização e o interesse pela política nos jovens chilenos, a partir das teorias da socialização e cultura política, que sustenta que as orientações dos indivíduos são adquiridas através de relações com outros e com instituições reciprocamente. A partir da Pesquisa Metropolitana sobre Comportamento Político Juvenil (2012), aplicada aos residentes (entre 18 e 25 anos) de Santiago de Chile, e através de modelos de regressão logística, verifica-se que o principal fator explicativo do interesse pela política é informar-se sobre este assunto com os amigos, destacando assim a importância do contexto de socialização.

Palavras-chave: influência social, socialização, interesse pela política, comportamento político (Tesauro de Ciências Sociais da Unesco).

 


 

1. Introducción

 

Durante las últimas dos décadas, el debate público en Chile ha estado marcado por la discusión respecto al desinterés de los ciudadanos y ciudadanas frente a la política. Dicha preocupación radica en el sostenido descenso en la inscripción electoral hasta el año 2012 y, luego, en la baja participación en las elecciones populares (municipales, parlamentarias y presidenciales) luego de la reforma al sistema electoral que instauró la inscripción automática universal y el voto voluntario para los individuos mayores de 18 años.

Por ejemplo, en el plebiscito de 1988, que marcó la salida de Pinochet del poder ejecutivo, la tasa de participación fue de un 86,8% de la población en edad de votar, destacando que el 92,3% de los chilenos y chilenas estaba inscrito (Navia, 2004). Sin embargo, a lo largo de los años noventa la participación electoral disminuyó, encontrándose en la teoría del malestar social (Pnud, 1998, Brunner, 1998) la principal discusión sobre este comportamiento; al respecto, las personas preferirían no concurrir a votar, porque la política habría devenido en una cuestión irrelevante para sus vidas pues habría perdido su capacidad de construir normas sociales (Lechner, 2002). Sin embargo, se demostró que la participación electoral era similar e, incluso, mayor a la existente en los años previos al golpe militar. Por consiguiente, el plebiscito constituyó una participación excepcional debido a la disputa política en que se enmarcó, siendo la baja posterior una normalización, ya que se llegó a los niveles históricos (Navia & Joignant, 2000). De todos modos, los propios autores de esta tesis señalaron que la particularidad del período se encontraba en que los sujetos jóvenes presentaban tasas menores de participación que en otros momentos de la historia del país.

Específicamente, en lo que respecta a la participación electoral de la gente joven cabe señalar que, en el momento del plebiscito, los individuos inscritos de edades entre 18 y 29 años, representaban el 35.9% del electorado, alcanzando solo el 14.5% en el 2000 (Thezá, 2003) y el 9% en 2009 (Injuv, 2013). A ello se suma que, hasta el 2003, los sujetos jóvenes no inscritos siempre representaron a una proporción mayor que sus pares inscritos, en general (Madrid, 2005). En ese sentido, la variable edad se erigió como significativa para predecir la participación (Toro, 2007), aunque ya en la década que inició el nuevo siglo, la desvinculación con la política comenzó a transversalizarse en todos los tramos etarios.

La constatación del descenso de las tasas de inscripción electoral, que superaron la barrera de la normalización histórica (Toro, 2008), llevó a enfocar los estudios en la materia en el interés de las personas por la política. Una primera constatación sostiene que los niveles de interés en el período de 1987-1989 son similares a los de 1969, siendo levemente mayores en esta última fecha (Baño, 1995).

Sin embargo, existe una serie de indicios que indicarían una alta apatía de los jóvenes y las jóvenes de Chile. En ese sentido, al contrastar por cohortes se evidenció que a principios de los años 2000 se llegó a los niveles más altos de desinterés, desde 1956 (Madrid, 2005). Las razones de esta actitud radicarían en la percepción de falta de representación por parte de la esfera política y sus actores institucionales (Fernández, 2000). Un aspecto importante es que la crítica se concentra en el funcionamiento de la política más que en su rol como organizadora de la sociedad (Navarrete, 2008).

Un elemento importante radica en los círculos más cercanos de los jóvenes y las jóvenes, los cuales influyen en su interés por la política. Un ejemplo consiste en los establecimientos educacionales, que se estructuran como un marco socializador en materia política. Al respecto, Ponce (2013) distingue entre liceos de centro y periferia, definidos los primeros en función de su alta calidad educativa en contraste con los segundos. Los estudiantes y las estudiantes del primer tipo de liceo tienen un comportamiento marcado por un alto interés en la política, situación contraria entre quienes asisten a los liceos de periferia. En ese sentido, los establecimientos educacionales ejercerían un influjo relevante, en materia de concepciones, normas y valores, los que remiten a un tipo determinado de cultura política, marcado por el involucramiento en materia pública -en el caso de los liceos de centro-, en contraposición con los rasgos apáticos de los liceos de periferia.

A pesar del importante desinterés hacia la política, este parece radicar solo en la esfera institucional, ya que a partir de diferentes versiones de la Encuesta Nacional de la Juventud, se ha constatado que los jóvenes participan en organizaciones, por lo que no serían totalmente apáticos (Sandoval, 2000, Riquelme, 2002, Thezá, 2003). Así, la última, correspondiente al año 2012 (Injuv, 2013), evidencia que un 80.6% de las personas jóvenes está nada o poco interesado en la política, siendo mayor esta cifra en el tramo correspondiente a 15 a 19 años (83.9%), descendiendo progresivamente en los demás tramos etarios (81.5% y 76.1%). Esto coexiste con la participación en organizaciones, al menos una vez en el último año, de un 45%.

En el presente artículo, considerando estos antecedentes, intentaremos explicar por qué las personas jóvenes no se interesan por la política considerando sus círculos de socialización e información ya que, tal como lo explicaremos en el siguiente apartado, para efectos de las corrientes de la socialización y la cultura política, un elemento clave es cómo se relacionan los individuos y se inculcan prácticas, orientaciones y valores en la sociedad. Luego abordaremos la metodología, sobre la base de la Encuesta Metropolitana sobre Comportamiento Político Juvenil del año 2012, elaborada por el Centro de Estudios Cuantitativos de la Universidad Andrés Bello. Posteriormente expondremos los principales resultados, intentando dilucidar el vínculo entre interés y socialización política en jóvenes. Finalmente, culminaremos con una reflexión sobre la importancia del enfoque de la socialización política.

 

2. Socialización y cultura política

En términos generales, la socialización alude al proceso por el cual se inculcan las normas sociales compartidas por un determinado grupo -así como sus creencias y formas de actuar-, a aquellos individuos que se consideran como parte de este (Jaramillo, 2012). Esta temática ha sido preocupación de la sociología clásica -tanto explícita como implícitamente-, al señalar un componente relevante de la integración social. Así, por ejemplo, Durkheim (1995) y Parsons (1968) destacan la importancia de la transmisión de valores en términos de la posibilidad de una adecuada cohesión y, por tanto, funcionamiento de la sociedad. En contraste, a partir del pensamiento de Marx y Engels (1971), sería posible inferir que el fomento de las prácticas compartidas socialmente es, en estricto rigor, una vía de transmisión de la ideología dominante, que pese a tener una visión negativa en su obra, es presentada como una característica de la sociedad de su época.

Un desarrollo contemporáneo de este concepto lo realizan Berger y Luckmann (2001), quienes definen la socialización como "la inducción amplia y coherente de un individuo en el mundo objetivo de una sociedad o en un sector de el" (p. 166). En este marco, distinguen entre aquella etiquetada como primaria y la denominada socialización secundaria. La socialización primaria es la que sucede en la infancia del niño o niña, asociada principalmente a la agencia de los padres, madres o individuos cuidadores más cercanos. En ella se genera la imagen y el concepto de los otros, internalizando el contexto social en el que se encuentra inserto. Mientras que en la socialización secundaria, de menor relevancia que la anterior, se inculcan conocimientos específicos acerca de los contextos institucionales, principalmente en términos de los roles involucrados, los cuales están asociados a la división del trabajo.

También se ha investigado el rol de la socialización en el plano del comportamiento y las actitudes políticas, principalmente en las fases tempranas de la niñez. De este modo, la socialización política alude al proceso por el que los individuos internalizan los elementos necesarios para desenvolverse e involucrarse en la vida política de su comunidad o sociedad, en términos de prácticas, valores, costumbres y normas (Alvarado, Ospina-Alvarado & García, 2012). Un punto importante a destacar, es que todo proceso de socialización implica una transmisión de cultura (Musitu, 2000), razón por la cual existe un vínculo -también considerado a nivel de las investigaciones empíricas- con la cultura política.

El enfoque de la cultura política, a su vez, intenta explicar por qué los distintos regímenes políticos permanecen estables en el tiempo o sufren cambios importantes, más allá de las variables económicas e institucionales. Según Verba y Almond (1970), para efectos de su estudio comparado en Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y México, la cultura política refiere principalmente a las orientaciones de carácter psicológico hacia objetos de tipo político, pudiendo ser cognitivas, afectivas y evaluativas. Estos objetos pueden ser roles o estructuras específicas, así como los titulares de estos, y principios y mandatos de gobierno.

La cultura política de un determinado colectivo, en definitiva, delimita el campo de lo posible en materia política, ya sea respecto a comportamientos, problemas o soluciones (Elkins & Simeon, 1979). Por ende, sería fundamental como forma de disminuir la complejidad asociada al sistema político, en tanto que las alternativas lógicamente factibles son innumerables y los actores deben tomar decisiones.

Un alcance importante es distinguir entre orientaciones propias de la cultura política y actitudes (Magre & Martínez, 2005). Por un lado, las primeras corresponden a un marco general estable en el tiempo, caracterizado por su amplitud. Por otro lado, las segundas son específicas y fluctuantes de acuerdo con la coyuntura. En ese sentido, la cultura política sería un rasgo basal para el desarrollo político institucional de un país.

Así, las investigaciones sobre socialización política, en el intento de explicar la persistencia de actitudes, comportamientos y valores en una determinada sociedad, o en definitiva su cultura, tuvieron un período efímero de auge entre 1950 y 1970 aproximadamente (Niemi & Hepburn, 1995), lo que se debió a los supuestos con los cuales se abordó esta temática. Una de las premisas fundamentales es el principio de primacía (Searing, Wright & Rabinowitz, 1976), que sostiene que los principales elementos de actitudes y comportamientos políticos son aprehendidos en la niñez temprana, aun cuando existe la posibilidad de modificaciones posteriores que, en caso de darse, serían menores. El sustento empírico de esta tesis radica en la formación temprana de alguna de las actitudes más relevantes para el sistema, como lo es la eficacia política (Easton & Demis, 1967). Sin embargo, este tipo de postura tiende a negar las fluctuaciones que pueden existir a lo largo del ciclo vital de los individuos (Niemi & Hepburn, 1995) y, a su vez, no permite explicar el cambio político y social.

Un elemento relevante que destaca la literatura es la fuente de la socialización política, siendo los principales agentes la familia, la escuela, los grupos de pares y los medios de comunicación (Magre & Martínez, 2005, Alvarado et al. 2012). La primera esfera entrega los primeros elementos al individuo de carácter objetivo y material, como lo son el estatus social, el nivel de estudios o el lugar de residencia. Pero también aporta valores que pueden ser consciente o inconscientemente transmitidos a los niños y niñas. En este contexto, diferentes investigaciones han evidenciado la existencia de una importante relación entre las actitudes políticas de los padres y madres con la de sus hijos e hijas (Sears, 1975, Neugarten & Hagertad, 1982, Ventura, 2001). Los mecanismos que permitirían tal transmisión pueden ser pasivos o activos. Entre los primeros está el hecho de observar cómo reaccionan los padres y madres o los sujetos cuidadores frente a hechos políticos, y cómo discuten entre ellos; mientras que en los segundos se encuentra aquella inculcación consciente -vía comunicación de normas- hacia los niños y niñas. Asimismo, cabe destacar que existe un componente afectivo en este proceso, ya que se ha demostrado que a mayor apego o cercanía, la confluencia en materia política tiende a ser mayor (Musitu, 2000). Un contrapunto interesante que algunos estudios han destacado, es que este proceso no es unidireccional, ya que los hijos e hijas pueden influir en las posturas y actitudes políticas de sus padres y madres (Neugarten & Hagertad, 1982, McDevitt & Chaffee, 2002).

La escuela, por su parte, transmite conocimientos políticos y habilidades necesarias para la vida ciudadana (Palonsky, 1987), de forma explícita e implícita, así como la necesidad de experimentar relaciones de poder en su interior. Diferentes estudios de carácter experimental, han demostrado que ciertos cambios en el currículum de un establecimiento, orientados a formar valores democráticos, inciden en las actitudes de los niños y niñas (Alvarado, Ospina, Luna & Camargo, 2011, Goldenson, 1978), destacando así la importancia de la educación en la socialización política (Duek, 2010). También, en algunos casos, los establecimientos ofrecen la posibilidad de ejercer formas de participación política, ya sea a nivel del propio establecimiento como también desde este hacia el exterior, como sucede con las organizaciones estudiantiles. En ese sentido, un clima escolar de carácter mayormente democrático incide en un mayor involucramiento político y en menores tasas de desafección o desinterés (Palonsky, 1987).

Los grupos de pares, entre tanto, también influyen en la inculcación de normas y valores políticos. Las razones de tal incidencia derivarían de tres fuentes (Campbell, 1980): dotan de un marco según el cual los niños y niñas pueden desenvolverse y afirmarse como sujetos, median los objetivos de estos, y al mismo tiempo generan influencia a través de diferentes actividades.

El cuarto agente destacado en las investigaciones está compuesto por los medios de comunicación. A diferencia de los anteriores, su impacto es menor, en tanto el contacto que tiene con los individuos es de menor frecuencia, pues no existe obligatoriedad en el trato ni afectos involucrados. Sin embargo, su exposición puede ser más constante, ya que se encuentran ampliamente difundidos, por lo que son ubicuos.

De esta forma, el marco teórico expuesto permite abordar temáticas como el interés, en la medida en que puede ser fruto de la socialización en una determinada sociedad. En ese sentido, en el presente artículo intentamos contrastar esa hipótesis, controlando el efecto de algunas variables estructurales y políticas, para determinar si efectivamente el interés puede predecirse a partir de las fuentes de socialización de los individuos jóvenes chilenos.

Finalmente, es necesario indicar que la mayor parte de los estudios sobre socialización política se enfocan en la infancia temprana. Sin embargo, el grupo que abarca la adolescencia y la juventud previa a la adultez resulta interesante para explorar, en la medida en que es esta fase donde la sociedad, a través de la familia, de los establecimientos educacionales y de los medios de comunicación, realiza su mayor esfuerzo en formar a los individuos para que ejerzan sus derechos y deberes como ciudadanos y ciudadanas (Niemi & Hepburn, 1995). Asimismo, particularmente entre los 18 y los 25 años de edad, los jóvenes y las jóvenes ya no son niños y niñas, es decir, ya han pasado por el proceso de la socialización primaria, pero aún no asumen responsabilidades de tipo familiar y laborales, lo que implica un período de búsqueda identitaria y de inestabilidad, lo cual puede influir en sus concepciones políticas (Amná, Ekström, Kerr & Stattin, 2009).

Considerando lo expuesto, en el presente artículo abordamos el marco explicativo de la socialización política, guardando la precaución de que no asumimos el supuesto del principio de primacía, en la medida en que pueden existir influencias posteriores relevantes en las normas, creencias y actitudes de los individuos. Como variable dependiente incluimos el interés, abarcando a jóvenes de 18 a 25 años de edad, precisamente el segmento que según la literatura es necesario investigar con mayor profundidad.

 

3. Metodología

Muestra

Los datos utilizados para el presente estudio fueron producidos por la Encuesta Metropolitana sobre Comportamiento Político Juvenil a cargo del Centro de Estudios Cuantitativos de la Universidad Andrés Bello, efectuada entre los meses de septiembre y octubre de 2012. La muestra está conformada por 738 jóvenes, de los cuales 358 son hombres y 380 mujeres, cuyas edades fluctúan entre los 18 y los 25 años (Media: 21.44, DE: 2.165), del Gran Santiago, unidad que se compone de las 32 comunas de la provincia de Santiago, más dos de la Región Metropolitana pertenecientes al área urbana y conectadas con ella. El error asociado a la muestra es de 3.6%, con un nivel de confianza del 95%.

Instrumentos

Las variables utilizadas refieren, en primer lugar, a las fuentes por las cuales los jóvenes y las jóvenes se informan de los sucesos políticos -familia, amigos y amigas, compañeras y compañeros de trabajo y de estudio, radio, diarios, televisión o redes sociales). Escogemos estos indicadores bajo el supuesto de que el informarse sobre temáticas políticas es una vía por la cual se inculca interés, destacando así la transmisión de prácticas, como lo destaca el marco conceptual de la socialización. También incluimos la coincidencia de la posición política con el padre y con la madre, a partir del contraste con las respuestas de los sujetos encuestados a este ítem. Para controlar el efecto de algunas dimensiones de la estructura social, adicionamos el nivel socioeconómico y el sexo. Finalmente, incluimos variables de posición política y confianza en instituciones, siendo estas últimas agrupadas en dos dimensiones referidas a las políticas y a las culturales, según un análisis de componentes principales cuya varianza explicada es del 57.57%, que arrojó dos variables latentes con mayor autovalor que 1.

A continuación presentamos la matriz de componentes rotados, que indica las cargas factoriales de las variables en cada uno de los componentes:

 

 

Las variables fueron posteriormente introducidas en una regresión logística binaria, donde la variable dependiente es el interés por la política, recodificado en dos categorías que representan la presencia y la ausencia de este rasgo1.

 

Materiales

Para el desarrollo del procesamiento estadístico -tanto univariado como bivariadonecesario para indagar en el problema de investigación, utilizamos el paquete estadístico SPSS en su versión número 20. 4. Resultados Un primer elemento a considerar es la distribución por nivel socioeconómico de los sujetos jóvenes encuestados. El 37.6% se ubica en el estrato D -el más bajo de la muestra-, el 28.6% en C3, el 22.9% en C2 y el 10.8% en ABC1. Tabla 2

 

 

El interés por la política, evidencia que el 35.6% se encuentra "no muy interesado" y el 22.9%, nada interesado. En las categorías que manifiestan interés, el 32.6% lo están en algún grado, pero solo el 8.9% está "muy interesado". De este modo, al recodificar la variable en dos categorías, el 58.5% se posiciona en la categoría de bajo interés, mientras que el 41.5% en algún grado de interés. Estos datos contrastan con los presentados por Injuv (2013), en la medida en que el desinterés cae en aproximadamente veinte puntos porcentuales respecto de tal estudio. (Tabla 3)

 

 

El cruce del interés por la política con el nivel socioeconómico indica que en el caso del estrato más bajo -D-, el 41% se encuentra no muy interesado. Esto contrasta con el C3, que sostiene algo de interés en un 45.3%. Los sujetos jóvenes del nivel C2 tienen tasas de interés que se concentran en la categoría "no muy interesado" (40.7%); mientras que el estrato ABC1 tiene porcentajes muy similares en "algo interesado" y "no muy interesado" (31.4% y 31.3%, respectivamente).

Al considerar las fuentes por las cuales las gentes jóvenes se informan sobre los asuntos políticos, que es el proxy de los agentes de socialización, se constata que la televisión es el medio principal, ya que es declarada por el 66.4% de los individuos jóvenes encuestados. Le sigue, con una diferencia de 15.1 puntos porcentuales, el diario. Bajo el umbral de la mitad de los jóvenes y las jóvenes, se encuentra el resto de las categorías: redes sociales (46.9%), familia (40.9%), radio (40.7%), amigos y amigas (38.6%), compañeros y compañeras de estudio (33.1%) y compañeros y compañeras de trabajo (16.7%). De este modo, es posible identificar que la familia y los amigos o amigas, en tanto conforman círculos de sujetos cercanos a los individuos jóvenes, no parecen cumplir un rol importante en la socialización política directa, como sí lo hace la televisión y, en menor medida la radio, lo que otorga relevancia a los medios de comunicación en este proceso.

El cruce bivariado con el interés por la política, expuesto en la tabla N°6, evidencia que "algo interesado" oscila entre el 33.5% al 47.7% entre las fuentes con las cuales los jóvenes y las jóvenes se informan de política. En los casos de familia, amigos y amigas, compañeros y compañeras de trabajo, compañeros y compañeras de estudio, y diarios, es la categoría de mayor frecuencia. Esto, así, da cuenta de que aquellos sujetos jóvenes que se informan a través de otras personas cercanas, y no a través de los medios de comunicación, tienden a poseer un mayor interés por la actividad política.

A partir de un análisis de conglomerados, a través de un método de optimización (k-medias), con la variable de posición política del individuo encuestado, que oscilaba entre 1 y 10, definimos tres grupos: izquierda, centro y derecha. La razón reside en que esta técnica permite agrupar los casos según el comportamiento que tienen en la variable, lo que evita establecer parámetros arbitrarios, maximizando así la varianza externa y minimizando la interna, posibilitando la identificación de grupos con la mayor homogeneidad posible entre sus integrantes, y heterogeneidad respecto de los demás. Luego, verificamos si tal posición de las personas jóvenes coincidía con la de sus padres y madres, declarada por los propios sujetos encuestados. En el caso de la madre, el 41% de los jóvenes y las jóvenes se encuentra cercano, mientras que en el padre dicha cifra desciende hasta el 33.1%.

Tanto quienes coinciden políticamente con su padre como quienes lo hacen con su madre, se encuentran mayoritariamente no muy interesados en la política (42.6% y 42.4%, respectivamente); un porcentaje menor se declara algo interesado (30.0% y 32.1%, respectivamente), mientras que la categoría con menor frecuencia en ambos casos es muy interesado (10.3% y 10.1%, respectivamente).

La confianza en instituciones, por otra parte, evidencia que tanto las de tipo políticojudicial como las culturales tienen un promedio que se acerca al punto medio de la escala. Sin embargo, las segundas son mayores (2.38) que las primeras (2.10), siendo la diferencia estadísticamente significativa. Estos datos son coherentes con los presentados por Sandoval (2000), quien indica que la confianza es menor en las instituciones políticas.

Al cruzar las medias de las confianzas institucionales es posible observar que ambos tipos aumentan sus promedios conforme crece el interés por la política. En el caso de las instituciones político-judiciales, se eleva la media desde 1.49 a 2.35, mientras que en las culturales desde 2.35 a 2.42.

La posición política, donde el 1 representa izquierda y el 10 derecha, indica que los jóvenes y las jóvenes se ubican próximamente al punto medio de la escala, aunque con una leve tendencia hacia la izquierda (4.56). Al cruzar esta variable con interés, es posible observar que las medias son similares, oscilando entre 4.51 en el caso de "muy interesado" y 4.73 en "no muy interesado". De este modo, el interés por la política no presenta mayores diferencias respecto de la posición política de los sujetos jóvenes encuestados.

Al incluir las variables en un modelo predictivo -como lo es una regresión logística binaria- con el interés dicotomizado como dependiente, es posible evaluar los factores explicativos de este fenómeno, a partir de la teoría de la socialización política.

El modelo de regresión, en primer término, logró un ajuste adecuado, en tanto que el porcentaje de varianza explicada alanzó el 27% y la significación asociada a la prueba de Hosmer y Lemeshow fue de 0.428. Asimismo, el porcentaje de predicciones correctas para el grupo no interesado (0) llegó al 77.6%, y al interesado al 64.3%, lo que da cuenta de un total de 71.8% predicciones acertadas por el modelo. (Tabla 4)

 

 

El modelo, utilizando un método de inclusión hacia adelante con el criterio otorgado por el estadístico Wald, consideró como factores explicativos sustantivos, en orden decreciente de importancia sobre la variable dependiente: informarse con amigos y amigas, confianza en instituciones políticas, informarse con la familia, con compañeros y compañeras de estudios, coincidencia con la posición política de la madre, nivel socioeconómico y posición política. De todos modos, si se aumenta el criterio de exigencia desde el 5% al 1% de significancia, solo familia, amigos y amigas, y confianza en instituciones políticas, devienen en significativas. (Tabla 5)

 

 

De esta forma, el informarse con amigos y amigas de asuntos políticos aumenta en un 169% la probabilidad de interesarse por la política. A su vez, el aumento en una unidad en la escala de confianza en instituciones políticas, eleva las chances de ocurrencia del interés en un 109.4%. El informarse con la familia, al igual que con amigos y amigas, sostiene una relación positiva con la variable dependiente, pero su magnitud es menor, ya que eleva la probabilidad en un 92.7%, mientras que el informarse con los compañeros y compañeras de estudio, en un 81.5%. Por su parte, el ascenso en el nivel socioeconómico aumenta las probabilidades de interesarse en la política en un 20.3%.

 

La posición política, por otra parte, tiene una relación negativa, en la medida que aumentar una unidad en la escala, es decir, posicionarse en un escalón más a la derecha, lleva a disminuir la probabilidad de interesarse por la política en un 11%. Finalmente, el coincidir con la posición política de la madre, lleva a un descenso en un 40% en la probabilidad de interesarse.

 

5. Discusión

Una primera constatación del estudio presentado deja ver la relación con los niveles de interés por la política. A diferencia de resultados como los de la Encuesta Nacional de la Juventud, el interés alcanza al 41.5% de los individuos jóvenes, aunque en ese caso las edades consideradas fluctuaban entre 18 y 29 años. Esto da cuenta de que lo planteado por autores como Sandoval (2000), quien sostiene que las personas jóvenes no serían apáticas en tanto tengan altas tasas de participación en organizaciones. Un elemento que también permite comprender los niveles de interés presentados en los resultados, frente a la evidencia de baja inscripción electoral y reprobación de los sujetos políticos, dice relación con que la actividad política efectivamente es valorada como un elemento necesario y relevante para toda sociedad (Fernández, 2000). El problema particular radica en que se está descontento frente al funcionamiento de esta, lo que no equivale necesariamente a un desinterés, sino más bien implica que la cultura política chilena de los jóvenes y las jóvenes se caracteriza por una distancia hacia las instituciones políticas, coexistiendo con una valoración de la democracia como forma de organización social. Esta característica, a nivel internacional, también ha sido descrita, y algunos investigadores e investigadoras han hablado de una posmodernización (Inglehart, 1999), la que implica un cambio a nivel cultural de los valores promovidos por la modernidad, donde la participación política es un elemento fundamental, de manera que este cambio vendría acompañado de modificaciones en el nivel de bienestar económico de diferentes países.

Por otra parte, el predictor más importante está relacionado con el hecho de informarse de asuntos políticos con los amigos y amigas, sosteniendo una relación positiva. Así, es posible evidenciar que la socialización política puede ser un elemento significativo en el interés de los sujetos jóvenes, pero especial relevancia tiene el círculo de amistades. De esta manera, según los planteamientos de la teoría de la socialización política, aun cuando el círculo familiar es el más importante -dependiendo de las circunstancias-, otros grupos pueden ser inculcadores de orientaciones hacia la política. Sin embargo, la familia de todos modos se erige como uno de los factores explicativos con mayor peso, aumentando la probabilidad de interesarse en un 92.7%, pero un impacto mayor lo tienen las amistades (169%).

De este modo, si bien los círculos más cercanos de los individuos tienen especial importancia en la inculcación del interés por la política, no debe desconocerse el peso que adquieren otras variables, como la estructura social o factores propiamente políticos, como es el caso, por ejemplo, de la confianza en instituciones, que al medir conjuntamente Congreso, Poder Judicial, Partidos Políticos, Fuerzas Armadas, Administración Pública, Municipios y Tribunales de Justicia, inciden en el interés. Así, un aumento en una unidad lleva a que las chances de ocurrencia crezcan en un 109.4%. Esto permite desechar las visiones mayormente mecanicistas en las investigaciones del área que desconocen la relevancia de otras fuentes de influencia. No obstante, otorga una especificidad no menor que en el caso de los estudios que se han realizado con niños y niñas, donde es la familia el principal agente socializador. La diferencia puede estar explicada por la fase de desarrollo de los jóvenes y las jóvenes, quienes se encuentran en una etapa de transición hacia la asunción de responsabilidades laborales y familiares, abandonando poco a poco, en la mayor parte de los casos, el cobijo socio-afectivo que proveen las personas más cercanas en el hogar.

Por otra parte, estos hallazgos se condicen con lo propuesto por el enfoque de Berger y Luckmann (2001), en tanto que otorgan a la socialización primaria, asociada fundamentalmente a la familia, la principal importancia en la infancia temprana. Sobre esta base, con posterioridad actúan los restantes agentes en la socialización secundaria, que inculca roles, que en el caso específico del presente estudio se asocian al ciudadano o ciudadana. Si bien los datos analizados en la presente investigación solo se centran en los individuos adultos jóvenes, es posible confirmar este cambio en la medida en que la literatura sobre socialización política y la investigación empírica han demostrado la importancia de la familia, particularmente en la infancia, respecto de la inculcación de actitudes políticas (Alvarado et al. 2012, Magre & Martínez, 2005, Sears, 1975, Neugarten & Hagertad, 1982, Ventura, 2001, Musitu, 2000).

A lo anterior debe sumarse el hecho de que la coincidencia con la posición política de la madre lleve a una disminución del interés, parece ser contradictorio con el predictor de la información política en la familia, que sostiene una relación positiva. De todos modos, permite observar que la socialización en el círculo más cercano no opera necesariamente fomentando el interés por la política, aun cuando exista concurrencia de opiniones, lo que en este caso parece ser un factor debilitador del involucramiento con lo público. Una hipótesis que puede plantearse para poder comprender este resultado es que el hecho de que los miembros del núcleo familiar coincidan en su posición política es un factor que podría llevar a una menor discusión respecto de los asuntos políticos, ya que respecto de los principales hechos públicos no existe disenso. En caso contrario, se puede activar la generación de discusión y debate a nivel familiar. Esto es coherente con la perspectiva planteada por McIntosh y Youniss (2010), quienes sostienen que la teoría del aprendizaje situado, perspectiva desde la cual se posicionan, indica que no basta con la transmisión de conocimientos para que los sujetos jóvenes se transformen en ciudadanos y ciudadanas con valores democráticos, sino que en la práctica y ejercicio de estos es que sucede esta socialización de carácter político.

Así, es posible verificar que la cultura política interactúa con otros factores. Por ello, una veta investigativa abierta consiste en profundizar cómo en los individuos jóvenes sucede esta interacción, generando indicadores más precisos para medir las orientaciones hacia la política en jóvenes y su incidencia en el interés, como contraparte de la apatía.

Estas breves conclusiones tentativas deben ser tomadas con precaución, dado que una de las principales limitaciones del presente estudio es el carácter de las variables empleadas, en la medida que abordaron indirectamente la socialización política a través de la información sobre sucesos políticos. De esta forma, medidas de mayor precisión, que al mismo tiempo complejizaran el cuestionario, deberían indagar en las prácticas conscientes e inconscientes del entorno. A su vez, el enfoque metodológico utilizado se concentra en la influencia de las estructuras contextuales en las que se desenvuelve la gente joven, y no analiza la relación bidireccional que puede existir en el proceso de socialización política. De acuerdo a McDevitt y Chaffee (2002), los sujetos jóvenes son parte activa de su inserción en las estructuras políticas, pudiendo ejercer influencia sobre su entorno, dentro del que se encuentran las personas adultas. Es por esta razón que resulta necesario profundizar en el estudio de la socialización política por medio de aproximaciones empíricas que posibiliten la inclusión de esta perspectiva multidimensional, dado que los antecedentes demuestran que el proceso no es unidireccional.

 


 

Notas

*Este artículo de revisión de tema es el producto de los encuentros, producciones y sospechas que han emergido durante la realización del Proyecto "Maestros, Memoria y Movimiento Pedagógico" financiado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), desde febrero de 2013. áreas: Historia y Educación. Subárea de Conocimiento: Educación.

1 Para mayor profundización sobre regresiones logísticas, además de los restantes modelos multivariados utilizados en el artículo, véase Cea D’Ancona (2004).

 


 

Lista de referencias

 

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    Referencia para citar este artículo: Vargas-Salfate, S., Oyanedel, J. C. & Torres-Vallejos, J. (2015). Socialización
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