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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

Print version ISSN 1692-715X

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.14 no.1 Manizales Jan./June 2016

https://doi.org/10.11600/1692715x.1411080515 

 

Segunda Sección: Estudios e Investigaciones

DOI: http://dx.doi.org/10.11600/1692715x.1411080515

 

Subjetividades Políticas de Paz en Experiencias del Secretariado Nacional de Pastoral Social*

 

Political subjectivities of peace in experiences of the National Secretariat of Pastoral Social

 

Subjetividades políticas de paz em experiências do Secretariado Nacional de Pastoral Social

 

 

Jorge Jairo Posada-Escobar1, Patricia Del Pilar Briceño-Alvarado2, Juliana Santacoloma-Alvarán3

 

1 Profesor e investigador Universidad Pedagógica Nacional, Colombia.Licenciado en Ciencias Sociales, Universidad Nacional, Magíster en Desarrollo Educativo y Social, Universidad Pedagógica Nacional. Doctor en Filosofía y Educación, Uned, Madrid. Docente Investigador Universidad Pedagógica Nacional. Correo electrónico: jposada@pedagogica.edu.co

2 Profesora e investigadora Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano-Cinde, Colombia. Psicóloga, Pontificia Universidad Javeriana, Magistra en Desarrollo Educativo y Social, Universidad Pedagógica Nacional-Cinde. Docenteinvestigadora Maestría en Desarrollo Educativo y Social, Cinde. Correo electrónico: pbriceno@cinde.org.co

3 Formadora e investigadora Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud del Cinde y la Universidad de Manizales, Colombia. Psicóloga, Universidad de Manizales, Magistra en Educación y Desarrollo Humano. Universidad de Manizales-Cinde. Formadora-Investigadora Cinde-Universidad de Manizales. Correo electrónico: jsantacoloma@cinde.org.co

 

 

 

Artículo recibido en marzo 9 de 2015; artículo aceptado en mayo 8 de 2015 (Eds.)

 


Resumen (analítico):

Nuestro objetivo en este artículo es presentar un avance de la investigación Las condiciones y modos de Construcción de subjetividades políticas para la paz en jóvenes de organizaciones interétnicas y feministas desde una perspectiva intergeneracional. Presentamos de manera sintética la conceptualización respecto a las subjetividades, las subjetividades políticas y los conceptos de Paz. Adicionalmente, hacemos un análisis de las experiencias promovidas por el Secretariado Nacional de Pastoral Social, a la luz de estas categorías.

Palabras clave: investigación sobre la paz, paz (Tesauro de Ciencias Sociales de la Unesco).

Palabras clave autores: subjetividades políticas, concepto de paz, experiencias de paz.

 


Abstract (analytical):

This article aims to present a preview of the research project: Conditions and modes of construction of political subjectivities for peace in ethnic youth and women’s organizations from an intergenerational perspective. The authors present a summary of the conceptualizations of subjectivities, political subjectivities and concepts of peace. In addition, the paper includes an analysis of the experiences promoted by the National Secretariat of Social Pastoral in the framework of these categories.

Key words: peace research, peace (Unesco Thesaurus Social Science)

Key words authors: political subjectivities, concepts of peace, experiences of peace.

 


Resumo (analítico):

Este artigo visa apresentar um avanço da pesquisa: As condições e modos de construção de subjetividades políticas para a paz em jovens de organizações interétnicas e feministas a partir de uma perspectiva intergeracional. Apresenta-se de maneira sintética a conceituação a respeito das subjetividades, das subjetividades políticas e dos conceitos de paz. Além disso, faz-se uma análise das experiências promovidas pelo Secretariado Nacional de Pastoral Social, à luz dessas categorias.

Palavras-chave: investigação sobre a paz, paz (Thesaurus de Ciências Sociais da Unesco).

Palavras-chave autores: subjetividades políticas, conceito de paz, experiências de paz.

 


 

1. Introducción

 

Transcurridos tres lustros del Siglo XXI, la situación de inequidad económica, social y política que afecta a la mayor parte de la población en Colombia, ha sido desconocida por los gobiernos de turno durante varias décadas, aspecto que ha contribuido a la emergencia de grupos armados que luchan por ganar posiciones de poder en el terreno de la guerra. Esto ha sido así, porque no ha habido la apertura democrática para propiciar la confrontación de los diversos actores en el terreno político. A su vez, la presencia del conflicto armado en Colombia ha debilitado la democracia al privilegiar en gran parte de nuestro territorio la cultura de la violencia y con ella la intimidación a la sociedad civil, hechos que han propiciado la emergencia de subjetividades proclives a la violencia, a la desconfianza y a la ruptura de relaciones de solidaridad.

En ese contexto, es importante reconocer que existen otras fuerzas de carácter democrático, provenientes de la sociedad civil y de algunas instituciones no gubernamentales y/o religiosas, que se resisten a aceptar el conflicto armado y el impacto de éste en las comunidades, como determinantes estructurales insuperables. Consecuente con esta postura, el Secretariado Nacional de Pastoral Social (SPNS) de la Iglesia Católica, ha diseñado y promovido desde la primera década del siglo XXI, en diversas comunidades vinculadas a sus jurisdicciones eclesiales a nivel nacional, una estrategia de intervención para la transformación social y la construcción de Paz.

La estrategia responde a una necesidad del SNPS por articularse en torno a un derrotero común: fortalecer una pastoral social que hace vida el mensaje de Cristo, que se hace testimonio del amor y del servicio en la iglesia y, desde ella, promueve, acompaña y anima procesos de transformación social con las comunidades. También responde a las necesidades de las jurisdicciones eclesiásticas en su deseo de construir una pastoral que responda a los contextos de manera pertinente, que fortalezca capacidades, cree condiciones para la transformación, promueva la reconstrucción del tejido social y acompañe procesos de incidencia política a través de la construcción de plataforma social en los niveles local, regional y nacional (SNPS, s. f.)

Es así como la estrategia se constituye en un dispositivo para propiciar la emergencia de subjetividades políticas de paz en más de 25 experiencias a nivel nacional; ocho de estas experiencias, aún vigentes, son objeto de estudio de la presente investigación. Por ende, en el presente artículo hacemos la revisión de algunos casos a la luz de la conceptualización inicial sobre subjetividades políticas y conceptos de paz.

 

2. Metodología

Realizamos esta investigación a través de la Sistematización de Experiencias como modalidad de investigación social, entendida como un tipo de producción de conocimiento que se adelanta en y desde las prácticas sociales; lo cual indica que su núcleo fundamental es el reconocimiento de los sentidos otorgados a las prácticas por parte de los sujetos como expresión de su capacidad de relatar y de hacer memoria de las mismas. Para esta investigación hemos seguido en líneas generales las fases metodológicas de la sistematización de experiencias sugeridas por Cendales, Mariño y Posada (2004).

Esta modalidad investigativa implica descifrar los saberes que orientan la trama de las prácticas sociales. Hace evidente las lógicas de su constitución, las relaciones entre actores y su lugar en los escenarios y temporalidades que las contextualizan y les dan historicidad. De ahí que la sistematización se entiende como la producción de un tipo de saber-conocimiento que explica e interpreta desde los actores sus experiencias, dando lugar al enriquecimiento y transformación de estas, en una perspectiva de protagonismo social y político en el ámbito público (Ramírez, 2009).

En este sentido, Alfonso Torres (1999) la define como una modalidad de conocimiento de carácter colectivo, sobre prácticas de intervención y acción social que a partir del reconocimiento e interpretación crítica de los sentidos y lógicas que la constituyen, busca potenciarlas y contribuir a la conceptualización del campo temático en el que se inscriben.

La sistematización de experiencias se ha desarrollado desde diferentes enfoques metodológicos (Mendoza & Torres, 2013). Dado el problema y objetivos de esta investigación, consideramos importante realizarla desde un enfoque hermenéutico que desarrolla y aprovecha la narración, ya que esta se constituye en una forma primordial de expresión de las subjetividades de las personas. En palabras de Larrosa (2007), la narración puede ser un "mecanismo fundamental de comprensión de sí mismo y de los otros" (p. 605).

En consecuencia, las narrativas de los actores en la investigación sobre las condiciones y modos de construcción de subjetividades para la paz, se constituyen en un elemento importante para develar los sentidos que los actores atribuyen a sus prácticas y experiencias. Por ende, los Encuentros in situ -talleres de recuperación de la historia de las experiencias y análisis de las construcciones colectivashan sido espacios propicios para construir las narraciones acerca de las prácticas y sentidos de paz en las Iniciativas Locales de Paz1 y Grupos de Sembradores de Paz, en ocho municipios del país2.

 

3. Avances Conceptuales

Sobre las subjetividades y subjetividades políticas

El concepto de subjetividad, según Jáidar (2003), nace en la filosofía, y está relacionado con las controversias acerca del sujeto de conocimiento y el objeto cognoscible. Desde el comienzo de la filosofía occidental se dieron discusiones sobre el conocimiento, en las cuales se planteaba si la realidad era algo externo al sujeto que conoce o una creación de éste.

La autora en mención asigna importancia a lo simbólico, a la representación y al lenguaje como constitución de la subjetividad, a la que reconoce como un concepto histórico potente al incluir elementos dejados de lado por la ciencia positivista:

La subjetividad es un medio de demostración en las ciencias sociales que incluye el conocimiento, es decir, las construcciones simbólicas e imaginarias de aquellos saberes descalificados por las ciencias positivistas, señalados como no racionalistas, como son los saberes míticos, mágicos, religiosos y, en fin, todas las construcciones imaginarias y simbólicas colectivas que perviven en todos los pueblos de la Tierra y que se inscriben dentro de un registro que tiende un lazo entre lo simbólico, lo social y lo singular (Jáidar, 2003, p. 55).

El pensador chileno Hugo Zemelman (1987), reconoce la importancia del concepto de subjetividad en las ciencias sociales, al resaltar que los seres humanos no estamos sobredeterminados, sino que somos seres de posibilidades y éstas tienen relación con la subjetividad.

Alfonso Torres (2009), siguiendo a Zemelman, nos remite a la subjetividad como:

    (…) un conjunto de instancias y procesos de producción de sentido, a través de las cuales los individuos y colectivos sociales construyen realidad y actúan sobre ella, a la vez que son constituidos como tales. Involucra un conjunto de imaginarios, representaciones, valores, creencias, lenguajes y formas de aprehender el mundo, conscientes e inconscientes, cognitivas, emocionales, volitivas y eróticas, desde los cuales los sujetos elaboran su experiencia existencial y sus sentidos de vida (p. 8).
Adicionalmente, Torres (2009) asume los planteamientos de Zemelman (2004), al considerar la subjetividad como una perspectiva de análisis de la realidad social que deviene en la construcción de un proyecto colectivo, que implica la transformación de lo dado en una historicidad, la cual supone un pasado reconstruido con la memoria, así como una reelaboración y concreción de la utopía.

Zemelman (2004) ve necesario construir una visión donde se considere un sujeto histórico, impregnado por necesidades, pero no subsumido por éstas, sino en movimiento y con posibilidad de creación, en una tensión permanente entre memoria y utopía.

En contraste, con los planteamientos que conceden poca importancia a la relación entre subjetividad social e individual, González (2012), desde una perspectiva cultural histórica que retoma elementos de la psicología de Vygotsky, define la subjetividad como:

    (…) las producciones simbólicoemocionales de la experiencia vivida, tanto por las personas como por las formas y prácticas que se definen dentro de una organización social, [esto] hace que lo subjetivo sea irreductible a lo individual. Las personas y la multiplicidad subjetiva de los diferentes escenarios de su acción social definen la unidad inseparable de la subjetividad social e individual (p. 14).
Dicha relación, según González (2012), toma formas particulares en el campo de la política, desde aspectos como: la formación de sujetos políticos, las implicaciones subjetivas de las formas de institucionalización política, y los modos en que la naturalización de la política lleva a una desubjetivación de la misma, generando un campo normativo poco crítico e

Para Martínez y Cubides (2012), la política supone una visión desde el poder del Estado, el cual es un aparato de consenso para la sujeción política. En contraste, proponen una visión de lo político más amplia que no se limite a la relación con el Estado: "La apuesta, como plantea Zizek, es por posicionar una comprensión de la política como una multitud de actos de vida que comprometen la totalidad social, el trabajo, la cultura, el Estado, lo público y el pensamiento" ( p. 173).

De otra parte, Arendt (1997) se refiere a la política como espacio de relación, libertad y deliberación pública, mientras Mouffe considera lo político como un espacio de poder, conflicto y antagonismo; así afirma:

    (…) concibo lo político como la dimensión de antagonismo que considero constitutiva de las dimensiones humanas, mientras que entiendo a "la política" como el conjunto de prácticas e instituciones a través de las cuales se crea un determinado orden, organizando la coexistencia humana en el contexto de la conflictividad derivada de lo político (Mouffe, 2007, p. 16).
Adicionalmente, la investigación desarrollada por Alvarado, Ospina, Botero y Muñoz (2008) ha aportado unas tramas conceptuales que configuran las subjetividades

A manera de hipótesis, éstas podrían ser: la autonomía, la conciencia histórica y la posibilidad de plantearnos utopías, la reflexividad, la ampliación del círculo ético, la articulación de la acción y sus narrativas, la configuración del espacio público como escenario de realización de lo político, y la negociación del poder (Alvarado et al., 2008, p. 29).

De forma similar Ruiz-Silva y Prada (2012) exponen como elementos constitutivos de la subjetividad política: La identidad, la narración, la memoria, el posicionamiento y la proyección; de manera que, al impulsar estos cinco elementos, se aporta a la construcción crítica y transformadora de la subjetividad política.

El concebir las subjetividades políticas también como perspectiva metodológica, siguiendo a Zemelman, nos proporciona referentes clave para el estudio de las subjetividades políticas de paz, puesto que la investigación se realiza con sujetos ubicados en unas determinadas relaciones sociales, con unas necesidades; pero también con memoria, potencialidades y proyectos de vida expresados en construcciones colectivas.

    Conceptos de Paz

"Tenemos un potencial enorme para la construcción de paz" Galtung (2003).

Una mirada al devenir de los estudios para la paz

El autor catalán Vicenc Fisas (2006), plantea en su obra Cultura de paz y gestión de conflictos, cómo "la diversidad existente en el mundo, sea en culturas, religiones o facilidades/dificultades de supervivencia, nos invita a no cerrarnos en una concepción estrecha o única de paz, de la misma forma que nos obliga a ensanchar nuestra visión sobre las causas de la violencia y los conflictos (…)" (Fisas, 2006, p. 23). En este sentido, se propone hacer un recorrido por algunos de los giros más significativos en los estudios para la paz, con la intención de desplegar la mirada hacia diversas posibilidades comprensivas de la paz, pero sin la pretensión de abarcarlas en su totalidad.

Investigación para la paz desde el lente de la polemología

Entre los precursores de la investigación para la paz se destacan Pitrim Sorikin, Quincy Wright y Lewis Richardson, quienes realizaron grandes esfuerzos para clarificar los motivos de la guerra. Así mismo, criticaron la guerra como extensión de la política. Sus estudios evidencian la influencia que tuvo la manera de concebir la ciencia de los científicos atómicos (Jiménez, 2011).

Como lo nombramos anteriormente, la Investigación para la paz3 (peaceresearch) se caracterizó en un inicio por desarrollar en mayor medida la polemología4 que la misma irenología5. Por ello, autores como Martínez (2005), plantean que los estudios para la paz comenzaron anclados al paradigma de la no paz, es decir, estudiando las distintas formas de violencia.

De manera que estos estudios se orientaron a comprender el fenómeno de la guerra desde sus causas, expresiones y efectos, siendo la paz estudiada como ausencia de guerra (paz negativa) y por tanto, como elemento opuesto a la violencia directa. Esta perspectiva fue una mirada ingenua, ignorando que esto no es todo, pues la paz en gran medida se construye después del alto al fuego; o sino, el "después de la violencia" se puede convertir fácilmente en un "antes de una (nueva) violencia" (Galtung, 1998).

Un giro de mirada: Galtung y la paz positiva

Johan Galtung6, politólogo y pacifista, se ha convertido en un punto de referencia central en este campo de conocimiento, dado que sus aportes crearon un acontecimiento, marcando un antes y un después en la construcción de una epistemología de la paz.

La propuesta de Galtung conjuga, además de un planteamiento estructurado, un conjunto de ideas que integra conceptos de metafísica, de cristianismo, de budismo y de taoísmo (Galtung, 2003). Esto evidencia lo que significa para el autor el mundo espiritual, en sus búsquedas como profesional y pensador de la construcción de paz.

Anteriormente Galtung se planteaba la necesidad de ir más allá del alto al fuego, y por consiguiente repensar la paz no sólo como ausencia de guerra. En este sentido, el autor propone un enfoque de contraposición a la paz que ya no será [únicamente] la violencia directa. Para comprender mucho mejor este cambio de paradigma, es necesario trazar un mapa de la formación de la violencia con la ayuda del triángulo de las violencias, planteado por Galtung: violencia estructural, cultural y directa. Las primeras dos causan la violencia directa, utilizando como instrumentos actores violentos que se rebelan contra las estructuras y empleando la cultura para legitimar su uso de la violencia.

Por un lado, se encuentra la violencia estructural; sus dos principales manifestaciones se anclan en la política y la economía, desde la represión, la explotación y alienación (Galtung, 1998 y 2003). Se habla de violencia directa cuando son conductas visibles, física o verbalmente; una de sus expresiones más extremas y devastadoras es la guerra. Detrás de dichas violencias, se encuentra la violencia cultural (Galtung, 1998), es decir, "la suma total de todos los mitos, de gloria y trauma y demás que sirven para justificar la violencia" (p. 16). Así mismo, se manifiesta mediante distintos medios (Galtung, 2003): "(…) en la religión y la ideología, en el lenguaje y el arte, en la ciencia y en el derecho, leyes, en los medios de comunicación y en la educación" (p. 20). Mientras la violencia directa se expresa en comportamientos y la estructural en contradicciones, la violencia cultural se evidencia en las actitudes.

En sintonía con el triángulo de las violencias, Galtung propone la paz directa (ausencia de violencia directa), la paz estructural (libertad y equidad) y la paz cultural o cultura de paz (deslegitimación de la violencia), dándole un desarrollo relevante a la segunda, a la cual denominó paz positiva.

La tarea positiva de construcción de la paz consiste en trabajar por el desarrollo y la satisfacción de las necesidades básicas7, que es una manera de sustituir las estructuras de dominación, marginación y exclusión que se producen en la violencia estructural, por estructuras de justicia. Por tanto, la paz positiva consiste en promocionar el desarrollo y la justicia (Martínez, 2005, p. 51).

Reacciones y emergencias frente a la propuesta de Galtung

Las vías de la paz desde Norberto Bobbio

En otra coordenada geográfica se encuentra Norberto Bobbio8, reconocido politólogo y filósofo italiano, quien concibió el pacifismo activo desde tres direcciones posibles, dirigidas a la eliminación de la guerra y la instauración de una paz perpetua, Bobbio (1981) entiende por pacifismo "toda teoría (y el movimiento correspondiente) que considera una paz duradera" (p. 178), definición que se basa en la paz perpetua y universal planteada por Kant.

El primer camino se refiere al pacifismo instrumental, el cual obra directamente sobre los medios. Esta vía cuenta con dos momentos; el primero responde al desarme, es decir, destruir las armas o reducir al máximo su uso. Bobbio (1981) relaciona la política del desarme con el prohibicionismo, en tanto se limita a impedir el uso de los instrumentos, pero no se preocupa por el estudio de las causas o de las condiciones que la generan. Y el segundo momento lo constituyen los intentos de sustituir los medios violentos por medios no violentos; se expresa en la teoría y en la práctica de la no violencia. Entiende por teorías de la no violencia "aquellas que se inspiran en la ética de la renuncia total a la violencia, o sea en una ética según la cual el recurso a la violencia nunca está justificado, ni siquiera como extrema ratio" (p. 77).

El segundo camino corresponde al pacifismo institucional, el cual obra sobre las instituciones de dos maneras distintas: desde el pacifismo jurídico (la paz a través del derecho) y desde el pacifismo social (la paz a través de la revolución social). A diferencia del instrumental, estos modos de pacifismo institucional "procuran poner en evidencia las condiciones que hacen posible las guerras" (Bobbio, 1981, p. 79). El pacifismo social "ve en la guerra la consecuencia de conflictos generados no por la estructura de la comunidad internacional, sino por la estructura social y en consecuencia por la política internacional de algunos estados" (p. 80).

Sin embargo, ninguna de estas vías institucionales se encuentra acompañada de una reforma centrada en los cambios de los sujetos. En este punto entra el pacifismo finalista, desde el cual se plantea la transformación del carácter de los seres humanos; para algunos es un cambio de orden moral y para otros de orden biológicomental. De modo que "el problema de la guerra y de la paz para los primeros es un problema de conversión, para los segundos, suponiendo que sea soluble, de curación" (Bobbio, 1981, p. 85).

Según Bobbio, estos distintos caminos de la paz se encuentran en orden inverso: "el camino más practicable es al mismo tiempo el menos eficaz, y viceversa" (p. 87). Es decir, el desarme sería probablemente el camino más practicable, pero el menos efectivo; mientras el pacifismo finalista es el camino más eficaz, aunque el menos practicable.

Teniendo en cuenta los anteriores apartados, se logra identificar ciertos lugares de encuentro entre los planteamientos de Bobbio y Galtung. Sin embargo, el politólogo Italiano marca una distancia con Galtung y su investigación para la paz, al considerar que la paz es uno de los tantos temas a resolver y no el problema por antonomasia; en sus palabras "algunos peace researchers prefieren sostener por patriotismo de grupo, que ocupándose de la justicia social siguen ocupándose del problema de la paz (…), intentando de tal forma ocultar un verdadero cambio decisivo en sus investigaciones con una acrobacia terminológica" (p. 168).

La Paz Imperfecta

Desde una mirada apreciativa, distintos pensadores de la paz (Muñoz, 2001, López, 2001, Jiménez, 2004) han empezado a generar rupturas con algunos planteamientos de la obra de Galtung, de manera específica con la categoría de paz positiva. Por tanto, se aventuraron a crear otros lenguajes que permitieran superar estos impases, donde la paz puede llegar a parecer como algo infalible y lejano. En este sentido, Muñoz (2001) propone hablar de paces imperfectas, en tanto existe una pluralidad de espacios donde se generan regulaciones pacíficas de los conflictos; por ende, infinidad de individuos y grupos sociales que cotidianamente hacen su aporte a la construcción de la paz. Estas acciones de paz pueden encontrarse en contextos calificados como pacíficos y en aquellos calificados como "violentos" (Muñoz, 2001); por consiguiente, no se encuentran condicionadas necesariamente por la presencia o ausencia de las violencias. Por otra parte, la paz imperfecta se caracteriza por ser un proceso inacabado, un camino continuo que se construye en la medida en que se recorre paso a paso. De modo que "la paz no puede ser vista como estática, como un fin que se consigue a la vez y para todos, sino que es un proceso dinámico y permanente que requiere de continuos esfuerzos" (López, 2001, p. 7).

Cuando se habla de paz, necesariamente se refiere a una construcción cultural; y por ende, a procesos de enseñanza y aprendizaje de seres con capacidad para comportarse pacífica o violentamente (López, 2001, p. 8).

Filosofía para hacer las paces

En sintonía con la paz imperfecta, Martínez (2001) arriesga a subvertir la pregunta epistemológica de los Estudios para la paz, de modo que su invitación no es por aprender sobre lo que es la paz sino por reconstruir las distintas maneras de hacer las paces, que aunque imperfectas, constituyen parte de nuestra condición humana. Y por consiguiente, desde su perspectiva filosófica, "los estudios para la paz consisten en la reconstrucción de las competencias humanas para hacer las paces" (p. 112). Así mismo, Martínez advierte acerca del androcentrismo de la investigación para la paz, si no se incluye la perspectiva de las mujeres; como también el riesgo de caer en el antropomorfismo, si no se incorpora la perspectiva ecológica. Es por ello que propone una quinta necesidad básica: el equilibrio biológico.

La imaginación moral en la construcción de la paz

Comprender el norte de la construcción de la paz y aprender a leer su brújula, requiere que reconozcamos y desarrollemos de forma mucho más intencionada nuestra imaginación moral (Lederach, 2007). Según Babbit (1996) citado por Lederach (2007), el papel de la imaginación moral es poner en marcha "la materialización de posibilidades que no son imaginables en los términos actuales" (p. 62). Desde esta perspectiva, Lederach (2007) utiliza la palabra moral como vocación, una expresión que invita a elevarse "hacia algo que está más allá de lo que es inmediatamente aparente y visible" (ibíd.), en este sentido, es una apuesta por lo inesperado e inexistente.

De igual forma, propone hacer un giro en el ángulo de mirada, en tanto invita a superar la dicotomía entre «habilidad» y «arte» las que considera igualmente importantes en la aventura de construcción de paz.

"Aunque la construcción de la paz se puede «profesionalizar» responde a una vocación, a una llamada interior; podríamos decir, a una convicción profunda, en la que no solo se trata de lo que hacemos sino de profundizar en las raíces de lo que hacemos y cuál es el sentido y el fin que cada ser humano tenemos en la vida" (Lederach, 2007, p. 14).

Según Martínez, Lederach (2007) concibe "el trabajo de construcción de paz más como un acto creativo afín a las iniciativas artísticas, que como procesos técnicos" (p. 14). En esta misma dirección, considera la poesía como un sendero para la construcción de la paz. Esta metáfora poética nos habla de la paz no solo como actitud, sino también como una resonancia y disposición que nos conecta con el todo orgánico.

Lederach (2007) se pregunta por aquellas materias fundantes de la imaginación moral, sin las cuales no sería posible la construcción de la paz; es por ello que se aventura a plantear cuatro posibles aristas: la centralidad de las relaciones; la práctica de la curiosidad paradójica; proporcionar espacio para el acto creativo; y la voluntad de arriesgar.

En este orden de ideas, Lederach explora cómo la construcción de la paz, el conocimiento y la comprensión del conflicto, no se logran exclusivamente mediante procesos de orden cognitivo, sino mediante la estética, el pensamiento sistémico y la capacidad intuitiva, elementos muy relacionados con el concepto de subjetividades.

 

4. Sentidos y prácticas de las Iniciativas Locales de Paz y de las experiencias de Sembradores de paz

Tal como lo plantea Alfonso Torres (2009), es mediante las subjetividades que las personas y los colectivos crean y transforman sus realidades. En las experiencias objeto de estudio, logramos identificar cómo los sentidos en cuanto a la construcción de paz, se expresan a su vez en acciones colectivas. De ahí que los saberes y las creencias de los miembros de las distintas experiencias se hacen visibles de distintos modos en las prácticas de las Iniciativas Locales de Paz.

Es así como para los indígenas Nasa, que pertenecen a la Iniciativa del Caguán, la paz tiene una estrecha relación con su cosmogonía, en tanto se vincula a la construcción de la armonía en la comunidad y con la naturaleza; lo cual requiere de esfuerzos permanentes para mantener el equilibrio. Es por esto que para lograr la recuperación de la armonía realizan rituales comunitarios, que además de elementos simbólicos incluyen acuerdos y compromisos con la comunidad, la tierra, los animales y las plantas, para así reponer los daños de aquellas acciones desarmonizadoras. De igual forma, se encuentra la Iniciativa del Río Rumiyaco, en Putumayo; esta comunidad se encuentra recuperando la cuenca del río mediante múltiples acciones colectivas, como mingas, conversatorios, recorridos y caminatas por el río. Además, se han caracterizado por promover el cuidado de las semillas nativas.

Lo recién planteado permite evidenciar una mirada de la paz que supera el lente antropocentrista, y por ende contempla la necesidad de cuidar el equilibrio ecológico. En este sentido, se encuentra sintonía con el planteamiento de Vicent Martínez (2001), quien se refiere a la perspectiva ecológica como un aspecto en gran medida invisibilizado en la construcción de paz.

Por otro lado, está la Iniciativa Local de Paz de Garzón, en la cual se llevan a cabo las celebraciones de San Pedrito, cuya organización y puesta en marcha del festival se constituye en una forma de reconciliación entre los habitantes vecinos del sector de Comuneros. Así mismo, esta situación favorece la ruptura de la estigmatización de que eran objeto los habitantes de Comuneros dentro del municipio, como también permite tejer otras formas de relación, en las que prima el reconocimiento de los otros.

Lo anterior demuestra cómo efectivamente la construcción de paz exige una visión de la relación; en palabras de Lederach (2007), "si no hay capacidad para imaginarse el lienzo de las relaciones mutuas y de situarse a uno mismo como parte de esa telaraña histórica y en constante evolución, la construcción de la paz se viene abajo" (p. 70). Es por ello que justamente considera, como elemento fundante de su propuesta, la centralidad de las relaciones, en tanto permite reconocer que "la calidad de nuestra vida depende de la calidad de la vida de los demás" (p. 70). Detrás del encuentro que permite vencer el alejamiento, se encuentra uno de los más potentes antídotos para la violencia: la aproximación, pues al acercarnos es posible reconocernos y, por ende, descosificar y deshomogenizar al otro.

De la misma forma, la centralidad en las relaciones se evidencia en la Comunidad sin Fronteras de la Iniciativa de Ventaquemada; dicha experiencia logra mediante su Proyecto de Agricultura Orgánica, tanto la sostenibilidad a futuro de la Iniciativa como el fortalecimiento de las relaciones sociales en la comunidad. La experiencia ha promovido prácticas de integración con la comunidad, que permiten el reconocimiento y expresión de afecto.

De otra parte, en la Iniciativa Mujeres Activas de Facatativá, la comprensión sobre el fenómeno de la violencia intrafamiliar en la comunidad las lleva a manifestar abiertamente su compromiso con la denuncia y la eliminación de comportamientos asociados. Para ello han acudido a la Iglesia con sus rostros pintados, simulando moretones, como expresión simbólica para sensibilizar a la comunidad ante la tolerancia de la violencia intrafamiliar, e invitarlos a denunciarla. Es así como un hecho que tradicionalmente ha sido considerado del ámbito familiar, emerge como acción política. Este proceder expresa una construcción social de la realidad en la que a través del lenguaje simbólico, se asume una posición crítica y transformadora ante este fenómeno de violencia, el cual no solo tiene una expresión directa, sino también cultural (Galtung, 1998), en tanto se encuentra arraigado a un sistema patriarcal que legitima el machismo como lógica de relación entre los géneros. De allí la importancia de las acciones de la Iniciativa, las cuales promueven un cambio de actitudes y prácticas a favor de una cultura de paz, tanto en la familia como en la comunidad.

En consonancia con lo recién nombrado, los jóvenes del Colectivo sin fronteras de Bogotá llevan a cabo diversos performances y otras acciones de expresión artística, donde logran cuestionar los estereotipos de género. Estas actividades se constituyen en factor de cohesión grupal en torno a creencias alusivas a una sexualidad libre y responsable, en la que el compromiso con nuevas masculinidades se expresa en actitudes visibles de sus integrantes, y en indicadores como la reducción del embarazo adolescente en la institución educativa. De otro lado, este colectivo se ha caracterizado por realizar prácticas formativas de sensibilización y participación política, brindando a los jóvenes y a las jóvenes la posibilidad de desplegar múltiples capacidades en términos de creatividad. Así como se evidencia en la presente experiencia, es posible identificar cómo en las distintas Iniciativas locales de paz se promueve el despliegue de las capacidades de los sujetos; según el autor Vicent Martínez (2001), todos "somos competentes, tenemos capacidades y poderes para hacer las paces, transformar los conflictos y abordar las diferentes formas de exclusión y marginación" (p. 113).

De igual manera, Martínez nos ayuda a recordar cómo los seres humanos contamos no solo con el potencial de Ares, el dios griego de la violencia, sino también con el potencial de Eirene, la diosa griega de la paz. Y esto se corrobora de manera cotidiana en un país como Colombia, donde coexisten tanto los fenómenos de violencia como de paz en un mismo territorio, e incluso al interior de la misma comunidad. Un ejemplo de ello es el equipo levadura de Garzón, Iniciativa de paz abordada anteriormente. Este equipo se encuentra signado tanto por experiencias de paz como de violencia, puesto que sus participantes han sido afectados desde distintos ángulos por la violencia armada, como víctimas o victimarios, entre ellos excombatientes y mujeres en situación de desplazamiento, quienes ahora se resisten a ser determinados por dichos acontecimientos.

Desde los estudios para la paz, podría decirse que las distintas iniciativas planteadas corresponden a experiencias de paces imperfectas (Muñoz, 2001), en tanto dan cuenta de múltiples espacios donde surgen gestos y acciones para la transformación pacífica de los conflictos, teniendo en cuenta que una gran mayoría de estas prácticas se encuentran situadas en contextos históricamente calificados como violentos. Así mismo, se caracterizan por un construir cotidiano, en tanto reconocen la condición procesual e inacabada de la paz. En palabras de un integrante de la Iniciativa del Caguán, "la paz es como el trabajo constante de las hormigas, se requiere de paciencia para construirla". Y en este sentido, Muñoz (2001) afirma que "la paz, las paces, no se muestra palpablemente, está sigilosamente como un gran tesoro, guardada en infinidad de pequeños acontecimientos" (p. 9).

En estas experiencias del SNPS, la construcción de paz se encuentra estrechamente vinculada a la dimensión espiritual; ello es posible evidenciarlo tanto en sus sentidos como en sus prácticas, tal como lo refiere uno de los integrantes de la Iniciativa del Caguán al decir: "la paz es sentirse bien tanto interior como espiritualmente, estar bien con mi hermano, ser solidario y buscar esos caminos de Dios que dicen que hay que ayudar al hermano y perdonarlo; es paz de corazón y paz en armonía". En esta iniciativa los retiros espirituales han sido fundamentales para fortalecer al equipo levadura. De otro lado, las animadoras del Movimiento de Niños, Niñas Sembradores de paz, consideran que existe un precepto divino que orienta su misión en el movimiento; y en este sentido retoman un proverbio del evangelio: "Nosotros debemos ser luz del mundo y sal de la tierra". Así como sucede en dichas Iniciativas, es común encontrar un fuerte componente espiritual en las historias de los grandes personajes de la construcción de paz, como es el caso de Gandhi y Aung San Suu Kyi; o en algunos teóricos de la paz como son Galtung y Lederach.

Subjetividades políticas para la paz

Las experiencias de paz objeto de estudio realizan acciones cotidianas de fortalecimiento de relaciones, de reconstrucción de tejido social, enmarcadas en procesos de construcción de paz, dada la orientación y la puesta en práctica de la Estrategia Metodológica del SNPS. Esto se ha venido logrando por medio de procesos organizativos y formativos. Los equipos levadura se reúnen periódicamente; en dichos encuentros planifican sus acciones con la comunidad, con la institucionalidad; pero además estos encuentros se convierten en espacios de reflexión de la situación social, de los conflictos locales, de las acciones realizadas, y de las políticas. Al crear organizaciones para hablar y escucharse, aun teniendo posiciones diferentes y contrarias, estas organizaciones crean espacios públicos, semejante a lo propuesto por Arendt: "la política se basa en el hecho de la pluralidad de los hombres… la política trata del estar juntos, los unos con los otros, [aun siendo] diversos" (Arendt, 1997, p. 45).

Un elemento central tanto del accionar de las experiencias como de la estrategia metodológica de transformación social, es el desarrollo de la capacidad de imaginación de futuros mejores para las comunidades, lo que coincide con el planteamiento de Zemelman (2004) acerca de la importancia de la construcción de proyectos colectivos.

Los elementos de la acción y de la metodología de las Iniciativas Locales de paz y grupos de Sembradores de Paz, los podríamos relacionar con algunas de las tramas de construcción de las subjetividades políticas (Alvarado et al., 2008), en cuanto formulan y trabajan por unas utopías o sueños deseados, generan procesos de reflexividad sobre las causas de las situaciones sociales que viven y que han propiciado las violencias, hacen visible el reconocimiento de los otros como elemento central de su formación ética; también promueven la construcción de espacios públicos para hablar y discutir de sus necesidades e intereses, y la interlocución con las diferentes formas de la institucionalidad para exigir sus derechos.

En el trabajo de campo también hemos podido constatar las acciones que algunas experiencias de paz del SNPS realizan en cuanto a la Incidencia Política. En este sentido, los grupos han realizado procesos de formación y prácticas para crear opinión pública e incidir en actores políticos e institucionales locales, para que sus derechos (salud, agua, recreación, educación, empleo, participación) sean ejercidos.

Estos grupos, al crear espacios para la política, para hablar y discutir entre diferentes, generan esferas públicas que contribuyen a la transformación de la conflictividad social, fortaleciendo y ampliando la democracia desde la cotidianeidad. En las ILPS y GSP se aprende a romper los sectarismos políticos e ideológicos que han alimentado el conflicto interno; son una forma de ruptura con una de las causas de la guerra que hemos tenido en Colombia:

    (…) la guerra también puede ser interpretada como un asunto de precariedad y debilidad de la democracia. Esta precariedad tiene sus expresiones históricas en las características autoritarias que han marcado el régimen político colombiano, en los pactos excluyentes orientados a garantizar la permanencia y alternancia en el poder de los partidos tradicionales y de las élites… (Grupo de Memoria Histórica, 2013, p. 22).
La experiencia tiene que ver con lo político, expresado en las luchas sociales; se vive en el conflicto, en medio de una sociedad en la que la desigualdad genera una conflictividad permanente y en la que el conflicto armado sigue produciendo sus efectos e imbricaciones

Algunas de las acciones realizadas por las Iniciativas son aparentemente apolíticas, cuestionan lo establecido, manifiestan y ayudan a constituir unas determinadas subjetividades políticas enmarcadas o en tensión hacia lo político, como lo conciben Martínez y Cubides (2012).

Las ILPS y GSPF, a pesar de los prejuicios que tienen sobre la política, realizan diferentes acciones políticas y de lo político. Sus acciones son políticas de otra forma: buscan por medio del encuentro, el reconocimiento de las diferencias, construir soluciones de sus problemas locales; reconocen que parte de la problemática está en las relaciones inmediatas que se requiere transformar, pero saben que hay otros niveles que también deben cuestionar.

En las experiencias analizadas se han dado expresiones de lo político cuando se realizan acciones contra los proyectos que afectan a la población y los territorios; por ejemplo, esto es claro cuando sus miembros participan en los paros campesinos, cuando hacen parte de las protestas contra megaproyectos que los afectan, cuando realizan actividades contra el monopolio de las semillas y a favor del cuidado del ambiente. Estos grupos se ven abocados a crear propuestas en relación con la soberanía alimentaria, la recuperación de espacios públicos, la atención educativa y de salud de sus comunidades.

Como los procesos que realizan estos grupos están en curso, nos preguntamos: ¿pueden estas organizaciones construir nuevas formas de realizar política, a diferencia de las formas clásicas? A pesar de que las ILPs y los GSPF son espacios donde se quiebra el sectarismo tradicional, ¿pueden estas formas y acciones sociales contribuir a formar nuevos sujetos políticos? ¿Qué capacidad real tienen estas modalidades organizativas y de accionar social y político de escapar de las formas tradicionales de clientelismo incrustado en la política colombiana y regional?

Así mismo, podríamos decir que en las ILPs y GSPF las subjetividades políticas se construyen en el movimiento de tensiones: entre lo social y lo político, entre los prejuicios a la política y la necesidad de reconocer que su acción es política, entre la política y lo político, y entre las condiciones de miedo e inseguridad que históricamente se han vivido en este país, en medio de un conflicto armado prolongado y las posibilidades que se han abierto con la mesa de negociación.

 


 

Notas

* Artículo corto, relativo al proyecto Las condiciones y modos de construcción de subjetividades políticas para la paz, en jóvenes de organizaciones interétnicas y feministas desde una perspectiva intergeneracional, adelantada por el equipo de investigación del proyecto, del que forman parte los autores, con el Secretariado Nacional de Pastoral Social. El proyecto inició el 30 de marzo del 2013 y se prevé su terminación para el 30 de marzo de 2016. El proyecto hace parte del Programa cofinanciado por Colciencias. Código 12 35-543 31810. Contrato: 959-2012. área: Ciencias Sociales. Subárea: interdisciplinaria.

1 En adelante emplearemos las siglas ILP y GSP.

2 Bogotá y Facatativá (Cundinamarca), Ventaquemada (Boyacá), Neiva y Garzón (Huila), Miranda (Cauca), La Dorada (Caldas) y Mocoa (Putumayo).

4 En la década del 40 del siglo XX se comienzan a crear los primeros Centros de Investigación para la Paz en Francia, Estados Unidos y Países Bajos (Jiménez, 2004). 4 La polemología es el estudio de la guerra. Este término viene del griego polémos, el cual denotaba guerra contra los extranjeros.

5 El término irenología (irene -"paz"- y logos - "razonamiento") es habitualmente usado para referirse a los estudios de paz.

6 Johan Galtung (24 de octubre de 1930 - Oslo), en 1959, creó en Noruega el Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (Peace Research Institute of Oslo).

7 Johan Galtung identificó de manera central cuatro necesidades humanas básicas: la seguridad o supervivencia contra la violencia y la muerte, el bienestar contra la miseria, la identidad contra la alienación, y la libertad contra la represión (Ver Martínez, 2005, pp. 71-73).

8 Nace y muere en Turín Italia (18 octubre de 1909-9 de enero de 2004).

 


 

Lista de referencias

 

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    Referencia para citar este artículo: Posada-Escobar, J. J., Briceño-Alvarado, P. del P. & Santacoloma-Alvarán, J. (2016). Subjetividades Políticas de Paz en Experiencias del Secretariado Nacional de Pastoral Social. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 14 (1), pp. 163-175.


 

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