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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715X

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.14 no.2 Manizales jul./dez. 2016

https://doi.org/10.11600/1692715x.14246080815 

Segunda Sección: Estudios e Investigaciones

 

DOI: http://dx.doi.org/10.11600/1692715x.14246080815

 

Configuración de la migración interna en la región del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia *

 

Configuration of internal migration in the region of the Coffee Cultural Landscape of Colombia

 

Configurações da migração interna na regiõe da paisagem Cultural Cafeeira da Colômbia

 

 

Edisson Castro-Escobar

Profesor Universidad de Manizales, Colombia. Economista-Magister en Economía, Universidad de Manizales. Estudiante del Doctorado en Estudios Territoriales, Universidad de Caldas. Docente e Investigador del Centro de Investigaciones en Medio Ambiente y Desarrollo Cimad de la Universidad de Manizales. Correo electrónico: ecastro@umanizales.edu.co

 

 

Artículo recibido en octubre 8 de 2015; artículo aceptado en febrero 8 de 2016 (Eds.)


 

Resumen (descriptivo):

El documento describe cómo han sido los patrones de migración interna en los municipios que conforman la región del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, tomando como referencia los movimientos recientes de población a partir del censo general de 2005 realizado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística. Se usaron algunas representaciones cartográficas y sociogramas para mostrar las redes de movilidad, los sentidos y la magnitud de los flujos migratorios. Los resultados indican ciertas tendencias de recomposición poblacional que debilitan la estructura demográfica en algunos municipios al tiempo que se refuerza el efecto de concentración urbana de las ciudades principales y las zonas conurbadas. Los focos receptores de migrantes son especialmente las ciudades capitales de la región y los distritos urbanos de Medellín, Bogotá y algunos municipios del Valle y el Tolima.

Palabras clave: Demografía, migración interna, desarrollo rural, paisaje cultural (Tesauro de Ciencias Sociales de la Unesco).


 

Abstract (descriptive):

The paper describes some attributes concerning the internal migration patterns in the municipalities located in a specific Colombian region known as the Coffee Cultural Landscape. The recent moves from the general population census of 2005 conducted by the Departamento Administrativo Nacional de Estadística were taken into account. Sociograms and cartographic representations were used to show mobility networks, senses and magnitude of migration flows. The results indicate some trends associated with the population rebuilding phenomenon. On the one hand, they are able to languish the demographic structure in some municipalities while, at the other hand, the effect of urban concentration and its conurbations in major cities is reinforced. The main receptor focuses of migrants are especially concentered in the capital cities of the region and at the urban districts of Medellín, Bogotá and some municipalities of Valle and Tolima.

Key words: Demography, internal migration, rural development, cultural landscape (Unesco Social Sciences Thesaurus).


 

Resumo (analítico):

O documento descreve como têm sido os padrões de migração interna nos municípios que compõem a região da Paisagem Cultural Cafeeira da Colômbia, tendo como referente as recentes movimentações de população de acordo com o censo geral de 2005 feito pelo Departamento Administrativo Nacional de Estadística. Assim, foram usadas algumas representações cartográficas e sociogramas para mostrar as redes de mobilidade, os sentidos e a magnitude dos fluxos migratórios. Os resultados mostram certas inclinações de recomposição populacional, que por um lado languidescem a estrutura demográfica em alguns municípios enquanto é reforçado o efeito de concentração urbana das cidades principais e as zonas conurbadas. Os focos receptores de migrantes são especialmente as cidades capitais da região e os distritos urbanos de Medellin, Bogotá e alguns municípios do Valle e o Tolima.

Palavras-chave: Demografia, migração interna, o desenvolvimento rural, paisagem cultural (Thesaurus de Ciências Sociais da Unesco).


 

1.Introducción

 

Entre las formas de producción del territorio, la migración interna es relevante porque conforma un proceso de diseminación de prácticas y valores que extienden las relaciones sociales por el espacio físico en una lógica reticular que promueve la construcción del tejido social, de manera que se vuelven mecanismos motores de extensión sociocultural que ayudan a forjar la particularidades de una región y se reconstituye la estructura y dinámica poblacional de ésta.

De esta manera, la migración masifica la capacidad de extensión sociocultural cuando modifica el paisaje demográfico de algunas regiones y transforma el acervo y las prácticas sociales, que recomponen la tradición y la identidad regional en un proceso de territorialización sobre los lugares que reciben población; pero también desterritorializa las regiones menos interconectadas y con menores oportunidades de desarrollo que se caracterizan por una expulsión gradual de población, lo que podría poner en peligro las costumbres culturales, en especial cuando la mayor proporción de migrantes son los jóvenes.

En la actualidad la migración interna en Colombia, tiene un carácter de localización regional con orientación especialmente hacia las zonas urbanas, los que indica una organización poblacional con áreas de influencia más cortas, y acentuada en los sentidos rural-urbano y urbano-urbano. Las implicaciones de este proceso se hacen evidentes en las menores tasas de crecimiento de las zonas rurales y los municipios pequeños, al tiempo que las ciudades intermedias crecen más rápido, especialmente en las periferias y los espacios de conurbación. Los principales motivos migratorios son las razones familiares y la búsqueda de mejores oportunidades de empleo, lo cual ha requerido que se entienda con más finura la migración desde una perspectiva coherente con los ideales de desarrollo y progreso social, bajo los cuales se ha asumido el movimiento de población como un producto residual que se produce desde partes con mayores privaciones sociales hacia lugares más desarrollados. De esta forma, la construcción de imaginarios colectivos que circulan por las redes y las instituciones filiales y parentales se vuelven importantes como elementos complementarios para entender ese proceso, especialmente sobre el impulso que le imprime a la decisión de migrar, la orientación de los flujos y la localización espacial de los migrantes en las ciudades.

En este trabajo, se analiza la configuración de la migración interna en los municipios que conforman la región del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia (en adelante PCC), que ha sido declarado por la Unesco como un patrimonio de la humanidad por su tradición cultural y productiva y por la riqueza hídrica y paisajística. Igualmente, se estudia el sentido y la magnitud de esas trayectorias como proceso de integración regional donde se reconocen municipios ganadores y perdedores de población, lo que se asocia con brechas en materia de aglomeración productiva e interconectividad y que seguramente tendrá un efecto de largo plazo en la transformación del territorio. En el primero y segundo capítulos se hace una presentación de la migración como proceso de recomposición territorial y transformación demográfica que se vincula al ciclo evolutivo de la sociedad anclado en la relación con las formas de construcción social por medio de redes y cadenas migratorias. El tercero contiene el criterio metodológico y la descripción de la unidad espacial de análisis y una breve consideración sobre la forma como se analizaron los flujos migratorios en la lógica de red mediante sociogramas. El cuarto capítulo contiene el abordaje de la migración a partir de los datos del Censo de población de 2005 entre los municipios del PCC y en el quinto se presentan las conclusiones del estudio orientadas hacia la reflexión de resultados generales que tienen incidencia en el territorio.

 

2. Migración interna y recomposición territorial

La migración interna hace parte de un fenómeno demográfico de recomposición de la población en el espacio geográfico, modificando la estructura regional y los asentamientos humanos intergeneracionales que determinan la conformación social y productiva de los territorios (Rodríguez, 2008; 2012). Si bien hay varios enfoques sobre la migración, sobre todo cuando ésta se reclama por varios enfoques disciplinares, se estima que allí una definición solo es operativa y lo relevante es tomar posición según un modelo conceptual que se sustente en la tradición disciplinaria de cada disciplina (Martínez, 2001). En esta forma, las dificultades de plantear una definición de la migración se relacionan, según Arango (1985), con el carácter interdisciplinar que es característico de un problema con amplia diversidad teórica, diferentes determinantes y concepciones técnico-metodológicas (en especial por las diferencias entre migración interna y migración internacional).

Para Giménez (1999) los estudios del territorio deben estar atravesados por acontecimientos de orden económico, cultural, político, ecológico y social, lo que implica que los fenómenos imbricados deben asumir también ese carácter multidisciplinario, pero no requiere una conciliación en las definiciones, sino más bien en las características que cada disciplina tiene la capacidad de incorporar para explicar los procesos territoriales a cualquier escala y en cualquier espacio. En esta vía hay varias posiciones sugerentes sobre lo que es la migración interna como un proceso demográfico, económico, sociológico, antropológico, político y geográfico circunscrito en los acontecimientos que transforman el territorio. Sin embargo, aún hay posiciones aisladas, especialmente cuando se analiza la migración como un fenómeno micro-espacial o macro-geográfico separadamente.

De todas formas, la migración podría analizarse mediante una integración de disciplinas como un proceso residual de flujos de población (hecho demográfico) explicado mediaante la racionalidad y la maximización de utilidades individuales (hecho económico) y como una condición que se estimula por el mejoramiento de las condiciones de vida en un engranaje social (hecho sociológico), ante una situación articulada a las características innatas de la vida comunitaria (hecho antropológico), que resulta en un trastrocamiento de los asentamientos humanos y la planificación del estado (hecho político y geográfico). En un esquema más amplio, podría plantearse el siguiente cuadro con algunas definiciones de varios autores que han abordado la migración desde diferentes enfoques: (Cuadro 1)

 

 

 

La migración en sociología se entiende como un proceso de desarrollo social y cultural que caracteriza la redistribución poblacional alrededor de unos intereses y valores sociales en contornos ocasionalmente imprecisos, generando una ruptura colectiva en los modos de vida tanto en regiones de origen y destino, impulsados por la búsqueda de mejoras. Mientras que para la demografía y la geografía la migración es un proceso de redistribución poblacional que se materializa en un cambio de residencia mediante desplazamientos prolongados por fuera de las fronteras en los territorios que modifican los patrones de composición poblacional. Ambas posiciones se pueden entender según el aporte de Robert Park (1999), quien plantea el concepto del hombre marginal en los postulados de desorganización social en la escuela de Chicago, en el que las sociedades que atraviesan cierto estado de transición se desestabilizan y luego se recomponen, y en ese tránsito, el migrante se enfrenta a un proceso de asimilación y aculturación al grupo donde se asienta. En palabras de Park (1999), los movimientos de población tienen un efecto perturbador porque liberan la población hacia lugares con más oportunidades, pero al tiempo alteran el equilibrio en la comunidad de origen y en el destino, es decir, se vuelve un proceso de organización, desorganización y reorganización. La antropología, ve la migración como:

    …un resultado de la acumulación cultural y las prácticas comunitarias impulsadas por las redes de apoyo, la vida en comunidad y el sentido de mantener un equilibrio con la comunidad de arraigo", igualmente, "puede ser un componente del acervo cultural y de las prácticas comunitarias que en muchos casos tiene un carácter rutinario y se vincula con procesos decisorios colectivos (Rodríguez, 2004, p. 15).

Entre tanto, para la economía significa un hecho determinado por las brechas del desarrollo económico que se define a través de los centros de industrialización y de comercio como "núcleos en expansión mejor conectados, donde hay más vida, intercambios y oportunidades" (Díaz, 2007, p. 160). En ese sentido, las migraciones son "una respuesta a las disparidades territoriales y, por ende, los flujos entre ambos debería seguir una lógica básica: ir desde zonas que están en condiciones desmejoradas hacia las que están en mejor posición” (Rodríguez, 2004, p. 20).

Según Herrera (2006, p. 20), el sentido de la palabra migración es ambiguo y “la vaguedad conceptual puede hacer difícil hasta la simple clasificación tipológica del fenómeno”, por lo cual algunos autores (Díaz, 2007 y Herrera, 2006), han concluido que lo importante es no perder de vista el enfoque técnico que le da lugar al campo de estudio de las migraciones, sea cual sea la connotación disciplinaria que se busque contrastar. De esta manera, los principales enfoques técnicos que condicionan el estudio de las migraciones, se dan respecto al tiempo, la distancia y las unidades de análisis. Esta situación debe quedar explícita a la luz del enfoque teórico y la preferencia disciplinaria porque la consideración de diferentes escalas genera también posturas, recortes de la realidad y determinantes como se describirá en el apartado metodológico (Rodríguez & Busso, 2009).

En ese sentido, se pueden distinguir dos abordajes de la migración según la unidad de análisis: 1) la influencia de características de los migrantes y 2) los efectos de los atributos de las regiones de origen y destino en la decisión de trasladarse y en la elección del lugar. Esta clasificación, permite visualizar las consecuencias de las migraciones en los niveles micro y macro, en vista que el abordaje micro requiere de un tratamiento más preciso de las condiciones individuales, mientras que las consideraciones macro, implican un análisis de las regiones y los factores agregados que influyen en el proceso migratorio (Greenwood, 1995). Mientras tanto, para el enfoque Tiempo- Distancia es preciso considerar la migración según el espacio y tiempo y los flujos y stocks (Domenach, 1996). La cuestión es que esta no puede ser entendida en el sentido clásico del cambio de residencia en el que se producen movimientos cotidianos, cortos y momentáneos, sino que se debe analizar a partir de los cambios permanentes y más complejos. Según Martínez (2001, p. 37), la migración significa alguna forma de “relocalización permanente o semipermanente” en la unidades de análisis, no se trata sólo de cuestiones de tiempo o distancia, sino de hacer una “ruptura de los patrones cotidianos de comportamiento”. De esta manera, la clasificación tempo-espacial implica reconocer la dirección del movimiento migratorio en flujos de entrada y salida, la forma en que se capta temporalmente como migración de toda la vida y migración reciente y la frontera que se cruza en las unidades administrativas internas (Vivas, 2007). Igualmente, implica una consideración de quiénes se entienden como migrantes, si se trata de movimientos individuales o desplazamientos colectivos, especialmente porque en la actualidad la migración ha buscado superar las discusiones sobre sus determinantes asociados a las motivaciones económicas y a las diferencias estructurales de la sociedad, para comprenderla más bien como un resultado de la evolución y desarrollo de ésta.

La migración reciente entendida en esa lógica, ha evocado una fuerte transformación de las regiones urbanas y rurales dando lugar a nuevas emergencias sociales de carácter sociodemográfico, como son las formas de marginación, segregación, fragmentación y reconstitución del territorio. Esta situación explica parte de la migración que se determina por la presencia de redes sociales y que deja como resultado múltiples colonias de migrantes localizadas de forma segregada. De acuerdo con Rodríguez (2005), la transformación del territorio está determinada en parte por los flujos residenciales y los traslados permanentes de población, por consiguiente, forman parte del conjunto de factores que modifican las zonas rurales, presionan el aumento de los límites del perímetro urbano y promueven la sub-urbanización y la diferenciación social del entorno metropolitano. Bajo estos preceptos, se podría mencionar la migración como una forma de producir o transformar el territorio en el ámbito social y de la vida humana.

a) Migración como proceso evolutivo de la sociedad

En el estudio de las migraciones se reconocen por lo menos tres enfoques epistemológicos por medio de los cuales se han estudiado las decisiones, flujos y stocks del proceso migratorio. El primero está microfundamentado en la racionalidad económica que explica los movimientos en función de la relación costo-beneficio que suponen las brechas regionales de productividad, salarios, probabilidad de emplearse y la aversión al riesgo (Arango, 1985). En esta misma corriente, se inscriben pociones como la de Ravenstein (1885) con las leyes de las migraciones que se formalizan mediante las teorías push and pull cuyos postulados sugieren que hay elementos de empuje (push) y otros de atracción (pull) cuando se comparan las ventajas de dos lugares al darse los movimientos de población. Entre los factores de expulsión, se relacionan la presión demográfica, el acceso a la tierra, los salarios, los niveles de vida y la falta de libertades políticas. Los factores de atracción se refieren a una situación contraria.

La tipología de estos enfoques se reconoce en la corriente clásica y neoclásica de las migraciones que se caracterizó por enmarcar las motivaciones económicas solo en la oferta de trabajo, los salarios y el acceso al capital, con lo cual se le critica por su condición ahistórica e individualista y al hecho de olvidar el entorno político y social, en el que los movimientos migratorios se atribuyen a las personas más pobres, lo que no necesariamente ha sido validado empíricamente (Micolta, 2005). Según Rodríguez (2008), aunque las posturas clásica y neoclásica han sido dominantes, también han sido criticadas porque descuidan otros factores que desencadenan la migración, distintos a la utilidad y porque no explican claramente los patrones migratorios cuando hay regiones en proceso de colonización. Del mismo modo, es muy restringida para advertir los flujos migratorios determinados por la suburbanización y la metropolización. No obstante, es un enfoque que puede servir cuando se abordan las migraciones con datos duros de los censos poblacionales y en agregaciones espaciales amplias que eventualmente se llevan a validaciones econométricas mediante indicadores de divergencias regionales.

La segunda posición se conoce como históricoestructuralista, que tuvo auge en la década de los sesenta cuando el individuo dejó de ser la unidad de análisis más importante y se concentraron las discusiones de los procesos migratorios en las estructuras económicas, políticas y socioculturales de las regiones (Singer, 1973). Se trata de un enfoque marxista que entiende la migración en función de dos factores: la acumulación y la distribución del capital frente a la distribución de recursos, la estructura social y la presencia del Estado. En la concepción estructuralista, la migración está delimitada por el sistema de intercambio desigual capitalista que se da entre economías centrales y periféricas, mediante una relación funcional que moviliza mano de obra barata. Las críticas a los planteamientos históricoestructuralistas se dan por la posición férrea que relaciona las migraciones con el menor grado de desarrollo de las economías periféricas, lo que no necesariamente sucede en la realidad, por las restricciones normativas de la movilidad de la mano de obra (por ejemplo con las políticas migratorias y las restricciones de los visados para la migración internacional 1). Así mismo, se le critica la vaguedad con la que explica la unidireccionalidad de los movimientos migratorios (Díaz, 2007), especialmente por la contrariedad de los contraflujos hacia lugares distantes donde las motivaciones migratorias se sustentan en las amenidades que provee el ambiente natural (Hidalgo, 2010). Este enfoque es muy útil para determinar por ejemplo la relación con las transiciones demográficas y los efectos de los cambios en modelos económicos, al igual que las reformas estructurales ante el efecto que tiene en el largo plazo la migración sobre los asentamientos de la población.

La tercera consideración de las migraciones se ha centrado en una lógica evolutiva que se determina por el estado de desarrollo de la sociedad en la cual los movimientos poblacionales son un resultado de las transformaciones sociales y demográficas. Los aportes más importantes en esta corriente son las fases de transición de Zelinsky (1971), que relacionan la evolución de los flujos migratorios con el modelo clásico de transición demográfica, describiendo el desarrollo económico y la relación con la movilidad poblacional como un proceso de sucesión de etapas. Los planteamientos de Zelinsky (1971) sirven para describir las fases de la migración mediante la modernización y el desarrollo de las sociedades que se complementa con las propuestas de Brown y Sanders (1981).

Se refiere a tres estados: transición, inicio y auge de la modernización. En la primera, predomina la migración campo-ciudad y entre zonas rurales y se caracteriza por la motivación en las oportunidades laborales. En la segunda fase, la migración se da como resultado de la expansión del sector moderno de la economía y la educación, esta fase es particular de los grupos sociales más altos. Finalmente, en la fase de auge, la migración se multiplica en toda la sociedad y se fomenta por la influencia de los medios de comunicación. Desarrollos teóricos recientes (Hall, 1996, Berry, 1980 y Geyer & Kontuly, 1993) analizan los procesos de transición de las sociedades sobre los ciclos de crecimiento urbano y la relevancia de los saldos migratorios en el esquema del crecimiento poblacional. Aquí, se analizan los movimientos poblacionales hacia espacios metropolitanos, zonas de conurbación y concentración poblacional, y flujos circulares hacia ciudades intermedias (Rodríguez, 2004).

Estos procesos se derivan de la intensiva concentración de población en las zonas urbanas y de los cambios en los patrones migratorios de larga a corta distancia en los cuales los motivos residenciales cobran fuerza. Se trata del cierre del proceso migratorio que empieza de manera escalonada en las zonas rurales, posteriormente hacia municipios intermedios y finalmente concluye en las grandes urbes que atraen la masa poblacional. Sin embargo, el estado de concentración provoca un efecto de descongestión sobre las ciudades satélite que conforman las áreas metropolitanas alrededor de los núcleos urbanos principales. Estas formas de migración producen cambios morfológicos en los territorios (urbanos y rurales) que en la actualidad ya se observan en ciudades como México, Quito, Santiago de Chile, São Paulo y Rio de Janeiro, donde la migración hacia las áreas metropolitanas se ha dado de forma escalonada, primero hacia los centros urbanos mayores y posteriormente hacia las poblaciones de menor tamaño que están dentro de la misma área de influencia. Igualmente, son ciudades que, aunque presentan saldos migratorios negativos, siguen siendo atractivas para los migrantes (Rodríguez, 2004 y Rodríguez & Busso, 2009). En esa lógica, la migración concentra la masa poblacional, pero luego se revierte en un circuito de desconcentración que termina por ampliar las manchas urbanas y generar fragmentación del territorio concentrado.

b) Migración y tejido social

En la actualidad, el estudio de la migración interna ha buscado superar las discusiones sobre los determinantes de forma menos funcionalista según las diferencias estructurales de la sociedad, para comprenderla más bien como un proceso que se determina por un entramado de relaciones sociales sujetas a la construcción de tejido y capital social. Esta posición ha diversificado las dimensiones según las cuales se estudia la migración, y le dan un carácter social, antropológico y político complementario a las visiones económicas que pueden ser algo rígidas (Gil-Araujo & Pedone, 2013).

En ese sentido, la teoría de las redes sociales se consolida en la actualidad como un enfoque teórico-metodológico poderoso para explicar los movimientos migratorios, el sentido, magnitud y diseminación de la población en el territorio, y complementa las posturas neoclásicas y estructuralistas que acuden a las restricciones hipotéticas de racionalidad o la unidireccionalidad funcionalista para provocar los flujos de población. Como indica Suárez- Navas (2007, p. 8), el uso de las redes “ha demostrado su eficacia para rastrear el modo que la información y las personas circulan en espacios migratorios” (…) permitiendo “avanzar más allá del individualismo metodológico y del estructuralismo”. Como lo plantea Zenteno (2000, p. 231) el análisis de las redes sociales permite hacer una nueva economía de la migración menos atomizada.

Massey, Alarcon, Durand y González (1987) sugieren que las redes son útiles por el poder analítico para explicar la migración mediante factores económicos y no-económicos en la medida que regulan la circulación de la información sobre el acceso al mercado de trabajo y las oportunidades de inserción social. Estas tienden a consolidarse en prácticas rutinarias que pueden institucionalizarse de manera formal o informal, contienen reglas y recursos y se caracterizan por las conductas reciprocas basadas en lazos de amistad o parentesco (Pérez, 2013, p. 149). Según Zenteno (2000, p. 235), las redes sociales están ligadas a vínculos que se manifiestan en relaciones interpersonales parentales o familiares acompañadas de cierto sentido de pertenencia a un lugar. Este es otro factor que explica las prácticas de transregionalismo de los migrantes asociadas al envío de remesas económicas y en especie (Caro, Bailey & Van Wissen, 2014).

Según Pesantez (2006, p. 17), “…las redes de migración son una forma de “capital social” (…) que permiten el acceso a ciertos bienes (no solo económicos), siendo facilitadoras del proceso migratorio”. De hecho Zenteno (2000) dice que las redes suelen incrementar la propensión migratoria al mitigar riesgos, reducir costos y aumentar los beneficios de este proceso. Para Pedone (2010, p. 101), la red está “…constituida por un complejo entramado de vínculos horizontales y verticales” que contienen características de “ayuda, cooperación, solidaridad, control, autoridad moral y económica y estrategias de dominación”. La autora indica que la red permite vincular de manera dinámica las comunidades del origen y el destino, lo que conduce a elaborar colectivamente la re-significación de lugares, mientras que estos se construyen mediante representaciones sociales sobre las oportunidades y las ventajas del proceso migratorio en la trayectoria socio-espacial que estos asumen. En este sentido, el análisis de la red implica situarse en el “lugar” como un espacio de vínculos, flujos y representaciones donde conectan las prácticas consuetudinarias tanto en el origen como en el destino.

Ahora bien, la vinculación del espacio a la red se determina por la provocación de las cadenas migratorias como elemento sustancial cuyas imbricaciones permiten reproducir la red, puesto que son la materialización de los apoyos para la entrada o la salida en el proceso migratorio (Pedone, 2002). En otras palabras en los apoyos materiales o de información que obtienen los migrantes de sus familiares amigos o paisanos que inciden en la movilidad; estas cadenas se refuerzan en primer lugar al migrar, y después se extienden por medio de la retícula que construye la red, cuya dinámica propia implica separarla metodológicamente de la cadena por su tamaño, polivalencia y escalaridad espacial.

Pero la red no es solo un entramado plano y rígido (horizontal), sino una compleja malla de relaciones verticales de poder sobre la información y los medios de inserción social. Esto se determina según Pedone (2002, p. 225) por la “…calidad, cantidad y modos en que circula la información” lo que da lugar a estructuras horizontales y superestructuras verticales de poder. De este modo, la red debe hacer uso de un concepto que introduce Duoglas Massey (1987), que es la reciprocidad de las relaciones sociales que conforman el capital social. Este escenario pone en un lugar central el dominio sobre la información en función de la reciprocidad que puede formar relaciones sociales basadas en el patronazgo y el clientelismo donde esta se manifiesta en los “… favores que excluyen en forma específica cualquier pago en dinero y otras compensaciones materiales” (Pedone, 2003, p. 112).

Adicionalmente, la red se conforma, en el catapiz que representan las relaciones, por la fuerza de los vínculos entre los actores sociales. Esto implica que la relación se basa en el contacto y especialmente en la activación de los vínculos que pueden ser filiales y parentales y así el contacto puede ser relevante pero no determinante del movimiento migratorio. Aunque el contacto supone cierta frecuencia de las relaciones cotidianas, los vínculos pueden ser débiles puesto que no se consolidan posiciones de reciprocidad equitativa con lazos de solidaridad permanentes, mientras que en presencia de estructuras institucionales paralelas (como las define Erick Wolf, 1990), sea parentales, de amistad o patronazgo, los vínculos pueden ser más fuertes y perdurables, con lo cual el proceso migratorio está sujeto a la capacidad de mantener activos estos vínculos.

De esta manera, las redes operan de forma compleja pero integralmente lógica para explicar el proceso migratorio, aun en escenarios inconciliables con posiciones clásicas como la diferencia relativa de beneficios que proponen las teóricas push and pull o la dinámicas histórico-estructuralistas, lo que se convierte en un factor complementario de los paradigmas que le anteceden. Además permiten reconocer otros procesos derivados de la movilidad de población como la segregación, marginación y exclusión social que se produce en las regiones de destino. En otras palabras, su importancia radica en la flexibilidad que tiene para integrarse entre lo macro y lo micro ya que permite ampliar las preguntas y las hipótesis en las que se ha fundamentado la migración, haciendo que ésta cobre un enfoque multi o transdisciplinario lo que da horizontes investigativos amplios.

 

3. Metodología

En términos epistemológicos, el carácter pluri-dimensional y multi-escalar de las migraciones implica que estas no pueden simplificar su relación con el territorio mediante precisiones conceptuales y metodológicas, sino que se debe modular por medio de una estructura epistemológica que permita comprender su complejidad en la lógica de las redes, los flujos y los reasentamientos continuos que implica este proceso como una forma de configuración del territorio. Este desafío sugiere que se puedan reproducir las singularidades del fenómeno y también que se hagan representaciones simplificadas. De esta forma, un estudio integral de la migración se debe evaluar no solo por la cantidad de cualidades y variables que lo componen, sino por los enfoques que estructuran el fenómeno respecto al tiempo, la distancia y las unidades de análisis que conciernen a lo local y a lo global y que se configuran en la universalidad y la diversidad. Bajo la lógica sistémica que describe Capra (1998), las migraciones estarían vinculadas a esquemas de relaciones psicológicas, sociales, económicas y culturales, por lo que se debe tener en cuenta esas relaciones, contextos y patrones que las integran y a su vez determinan. En la lógica de Morín (1996), no hay estructuras o jerarquías para explicar las migraciones sino que estas podrían tener una funcionalidad holística cohesionada por una red de momentos y ritmos propios de cada territorio. De esta forma, el abordaje dependerá del enfoque metodológico, la disponibilidad de datos y los alcances que se busquen en el orden académico y político.

En consecuencia, debe haber un consenso entre la generalidad y la pluralidad de hechos y atributos que caracterizan la migración en el territorio. Para esto, se sugiere moverse por tres escenarios secuenciales y autorrelacionados por las escalas de interpretación macro, meso y micro que a su vez definen el tipo de técnicas y estrategias metodológicas para el tratamiento de información. En el siguiente esquema (Gráfica 1), se presenta una visión metodológica en los tres momentos entre los cuales se definen los enfoques que implica cada uno, y las principales fuentes de información que se pueden utilizar.

 

 

 

Lo anterior implica que en el abordaje macro (hacia el vértice Y) se favorece la generalidad de la información en busca de un panorama de patrones, flujos y sentidos del proceso migratorio mediante datos agregados de los movimientos de población, que son útiles para tener una visión global que se puede abstraer sobre la migración en el territorio. Mientras que en el abordaje micro (hacia el vértice X) habría especial interés en estudiar la migración por medio de las trayectorias familiares e individuales que requiere el desarrollo de aplicaciones etnográficas y de campo donde interesa sobre todo conocer en el ámbito longitudinal, las experiencias, los determinantes y las formas de adaptación y de inserción en la comunidad receptora, y las prácticas de transregionalismo que persisten en el tiempo y la configuración de la red migratoria. En el panorama meso, se puede reconocer el fenómeno a través de las interrelaciones de los procesos históricos, políticos, económicos, sociales y culturales, al explicar de manera holística el proceso migratorio. Por tanto, este enfoque requiere el estudio de los datos duros y las fuentes estadísticas, la confrontación con resultados de campo, hechos documentados en repositorios oficiales o no oficiales (fotografías, cartas postales, registros civiles de nacimiento, efemérides familiares, etc.) y otros insumos que permitan entender el fenómeno de manera integral.

En este trabajo, se optó por hacer una aproximación empírica del panorama macro sobre los movimientos de población recientes que se analizan mediante información del censo general de población de 2005, desarrollado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y que corresponde al lugar de residencia de las personas cinco años atrás a la aplicación del instrumento censal. Este tipo de medición tiene en cuenta los agregados de movimientos registrados entre las unidades administrativas desde el punto de vista de quienes salieron de éstas (emigrantes) y quienes ingresaron (inmigrantes) entre 2000 y 2005. En ese sentido, no se tienen en cuenta características individuales, sino desplazamientos colectivos y por tanto los motivos y morfología migratoria no se tocan en profundidad.

La unidad espacial de análisis del trabajo considera 47 municipios de los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y Valle del Cauca que hacen parte del área considerada por el comité de patrimonio de la Unesco, denominada “Paisaje Cultural Cafetero de Colombia” (PCC). En esta región, se considera una tipología caracterizada por la tradición histórica, económica y social de los municipios agrícolas con prácticas culturales cafeteras en minifundios localizados sobre las laderas del centro del país. La zona se integra por 411 veredas y concentra cerca de 24 mil fincas en las que viven aproximadamente 80 mil personas (FNC, 2013). En la siguiente tabla se presentan algunas características generales (Tabla 1):

 

 

 

En la investigación se estiman los flujos de migrantes entre los municipios de la región mediante una estructura de relaciones geodésicas calculadas en Netdraw®, considerando una clasificación entre 1 y 5 según el volumen de personas que migraron en el periodo de análisis, de la siguiente manera: 1= menos de 58 personas; 2=entre 59 y 116 personas; 3=entre 117 y 205 personas; 4=entre 206 y 379 personas y 5= más de 379 personas. Las representaciones se pueden analizar a partir de los sociogramas que indican la mayor intensidad y algunas orientaciones que advierten cuales son las regiones ganadoras y perdedoras de población. Igualmente, se hace una caracterización mediante análisis de datos espaciales, para identificar clúster regionales de mayor recepción de migrantes especialmente en las zonas más urbanizadas.

 

4. Movimientos migratorios en la región

Las tendencias migratorias en la zona del PCC siguen un patrón de concentración que se da sobre todo hacia los núcleos urbanos donde están las ciudades más grandes y mejor interconectadas. Igualmente, predomina la migración de corta distancia y los reasentamientos poblacionales sobre los municipios de la región 2. En Risaralda, por ejemplo, el 45% de los migrantes se han ubicado en el mismo departamento especialmente en las ciudades de Dosquebradas (22,4%) y Pereira (11,8%). Mientras que, en Caldas, la migración deja un saldo acelerado de descongestión poblacional que modifica la estructura de población en algunos municipios (especialmente del norte y el occidente del departamento). En ese sentido, los reasentamientos en la misma región son apenas del 33% y se concentran en Manizales (7,9%) y Villamaría (7,6%). Además, hay una tendencia migratoria fuerte hacia Pereira y Dosquebradas (13,3%), especialmente desde los municipios del occidente de Caldas.

En los municipios del PCC que se ubican en el norte del Valle del Cauca, las migraciones han estado orientadas a lugares circunvecinos más grandes y con mejores dotaciones productivas. Para el caso, se nota una tendencia fuerte hacia Tuluá (11,6%) y Cartago (6,1%) y una dinámica de atracción desde la ciudad de Cali que concreta el 9,8% de los migrantes de la zona. En este caso, Pereira y Armenia también significan un foco de concentración importante de población proveniente de la zona (5,8% y 5,0% respectivamente).

Finalmente en el departamento del Quindío hay una concentración de migrantes sobre la misma región del 38,4% que se distribuye especialmente entre Armenia (8,8%), La Tebaida (6,4%), Calarcá (5,1%), Montenegro (5,1%) y Circasia (5,0%). Entre tanto, Pereira, Cali y Bogotá tienen el protagonismo como núcleos urbanos de atracción poblacional 3. En la siguiente tabla Tabla 2 se presentan los datos agradados de la migración registrada desde los municipios del PCC hacia la misma región y otros departamentos de Colombia.

 

 

 

Los flujos de migrantes más considerables han sido entre cabeceras municipales (79,8%), desde centros poblados a cabeceras (7,37%) y desde zonas rurales dispersas a cabeceras (6,16%). Esta condición se podría interpretar como un proceso de migración escalonada que acelera rápidamente los procesos de urbanización en el país considerando que la concentración poblacional se da sobre todo en las áreas metropolitanas. En la región, por ejemplo, hay trayectorias muy marcadas hacia las capitales de algunas subregiones que pierden considerablemente población. Por ejemplo, en el departamento de Caldas, es muy particular la ruta de migrantes desde de los municipios de Salamina, Pácora, Aguadas y Aranzazu hacia Manizales y Villamaría, igualmente, desde Anserma y Riosucio. Mientras tanto, en Risaralda, la migración es muy fuerte entre los municipios de la subregión norte como Santuario, Apía, Quinchía, Belén de Umbría, Marsella y Guática y algunos del occidente de Caldas como Riosucio, Anserma, Risaralda, Belalcázar, Chinchiná y Manizales. Estas relaciones también se perciben entre varios municipios del norte del Valle como Cartago, Alcalá, Ulloa, Ansermanuevo y El Cairo. Para el caso del Quindío, no existen trayectorias migratorias tan relevantes y estas más bien forman unos anillos de interacción en la misma región que involucra marginalmente a la ciudad de Pereira y algunos municipios del Valle como Caicedonia y Sevilla.

Sin duda, Pereira y Dosquebradas forman el área protagonista de concentración de migrantes de toda la región del PCC donde se han trazado rutas con altos volúmenes de movimientos de población y son un nodo de atracción por las condiciones de intercomunicación y proximidad geográfica con muchos municipios que integran el territorio. Igualmente, se destaca la relevancia de Dosquebradas, Villamaría, Circasia y Calarcá como municipios satélite de las ciudades capitales del PCC que contribuyen a la contracción poblacional de la región en un proceso de descongestión y ampliación periférica que explica casos de perdida poblacional de las capitales 4 y los flujos netos de población que sugieren un estado de integración metropolitano, que se advierte en la localización de la industria y la dinámica de la construcción de vivienda. En la siguiente gráfica (Gráfica 2) se observa la red migratoria de acuerdo con los sociogramas que indican las rutas de migrantes en las que se consideran las magnitudes y sentidos de los flujos más importantes:

 

 

 

Aunque las Capitales (Manizales, Pereira y Armenia) son muy fuertes en la concentración poblacional, también se advierten elevados flujos de emigrantes hacia otros distritos urbanos del país como Bogotá, Medellín y Cali. Entre tanto, los municipios intermedios que más se destacan por su dinámica migratoria se pueden clasificar según los flujos y sentidos en cuatro tipologías: 1) los ganadores de población entre los que están Dosquebradas, Villamaría y Circasia; 2) los perdedores de población donde sobresalen Salamina, Riosucio, Caicedonia y Anserma; 3) los nodos conmutadores como Calarcá, Santa Rosa, Montenegro, Chinchiná, Quimbaya y Sevilla que muestran altas entradas y salidas de migrantes; y el resto de municipios se puede clasificar como rezagados o estacionarios porque tienen una tendencia expulsora de población a un ritmo gradual hacia otros sitios de la región. Estos resultados pueden sugerir ciertas tendencias de recomposición poblacional donde se advierten focos de expulsión que modifican de manera superficial la estructura demográfica en varios lugares y matizan el efecto de concentración de los municipios más poblados y mejor interconectados como se puede advertir en la gráfica 3A

 

 

 

Las características de autocorrelación 5 espacial de los procesos migratorios en los municipios del PCC indican que aproximadamente el 18,9% de las migraciones de un municipios se explican por la condiciones de contigüidad geográfica con otros municipios que también tiene presencia de procesos migratorios similares. En ese sentido, las particularidades de una subregión en materia económica y social, se pueden ver reflejadas en las disparidades regionales y las condiciones que promueven la expulsión o en el sentido contrario la atracción poblacional, y en esta lógica se acentúa especialmente el crecimiento conurbado de las ciudades. En la gráfica 3b se advierten los clúster regionales según la migración neta para cada municipio, donde se muestra en un tono más oscuro las regiones. que más pierden población y en un gris más claro los lugares donde se da más concentración.

 

 

 

Por otro lado, se observa que en los flujos más intensivos de población, las personas menores de 30 años suman el 56% de los migrantes de la zona, lo cual revela unas condiciones de relevo generacional críticas en los municipios, en comparación con las ciudades que han crecido poblacionalmente por el factor migratorio a un ritmo del 1,8% anual en las áreas urbanas intermedias y al 2,2% en las más grandes. De este proceso, se destaca que, en las consultas censales del Dane, en 2005, las “Razones familiares”, sean uno de los principales motivos migratorios, especialmente en la población menor de 20 años. Se estima que, además de ser una construcción categórica amplia, esta recoge las consideraciones sociales, parentales y filiales que se asocian a la dinámica de las redes sociales, que acompañan otro tipo de motivaciones asociadas a la búsqueda de mejores oportunidades de empleo, vivienda, educación, entre otros atractivos que ofrece la cuidad. De todas formas, este hecho es una caja negra que requiere un abordaje de los determinantes de la migración en función una lógica que supere el funcionalismo que propone el enfoque microeconómico donde el ingreso, el empleo, los costos de vida, entre otros factores son totalizadores para entender la migración. El esquema se debe comprender según la reproducción del tejido social mediante redes migratorias y estrategias familiares y parentales que transforman el territorio, las cuales se deben sumar a las agregaciones estadísticas y los levantamientos censales, con lo que se promueve una acelerada tendencia de estudios migratorios entre las regiones que expresen las particularidades de este proceso. Igualmente, es una situación que merece observarse en detalle para superar las categorías de análisis del Dane en Censo general de población, pues son muy rígidas y con un cuerpo teórico muy ortodoxo que debe procurar ampliarse, para entender la migración como un núcleo de estrategias familiares y filiales que fortalecen las explicaciones tradicionales de los flujos y asentamientos de población.

 

5. Conclusiones y discusiones

Los resultados del estudio permiten entender el panorama migratorio en la región del PCC ante los desafíos que plantea la declaración de la Unesco de conservación de prácticas productivas y condiciones culturales y sobre la forma como las transformaciones intergeneracionales y territoriales van advirtiendo los cambios demográficos y la forma evolutiva en que sucede una rápida concentración urbana en el marco de la hipótesis de Zelinsky (1971) y los desarrollos teóricos sobre la modernización de la sociedad, planteados por Brown y Sanders (1981), Hall (1996), Berry (1980) y Geyer y Kontuly (1993). En ese sentido, estos cambios deben replantear algunos criterios de integración regional y promover procesos de gestión del paisaje demográfico que permitan garantizar perdurabilidad del acervo cultural y social y de la tradición cafetera como un proceso de conservación del territorio, especialmente en los jóvenes que tienden a migrar (56% de los migrantes).

El patrón general migratorio se caracteriza por ser de corta distancia entre las subregiones o zonas circunvecinas, en las que se destacan los movimientos entre cabeceras, con una orientación a las ciudades capitales y los municipios satélites que integran las áreas metropolitanas o las zonas conurbadas. Este hecho plantea nuevas formas de ocupación del territorio y una configuración social que se hace evidente en las franjas periféricas y los espacios periurbanos, como se ha empezado a manifestar de manera clara en los distritos de Bogotá y Medellín y en algunas ciudades de América Latina que se desconcentran hacia las zonas periféricas.

El balance de la migración interna en el PCC permite clasificar los municipios entre ganadores y perdedores de masa poblacional y los que se caracterizan por ser una especie de conmutador demográfico que recibe población de municipios pequeños y reorienta los flujos hacia ciudades más grandes en un proceso de migración escalonada que promueve la concentración urbana. Aparentemente, las dinámicas migratorias están determinadas por la dotación factorial económica y social que suscita comportamientos colectivos de movilidad relacionados geográficamente.

Finalmente se estima que el estudio de la migración requiere un acercamiento fino, fundamentado en el corpus teórico del capital social que propone entenderse como estructuras reticulares que implican reconocer los impulsos, estrategias y modos de adaptación de los migrantes que son difíciles de captar con los datos de los censos poblacionales, especialmente sobre la forma como operan las redes y las cadenas migratorias en este proceso, que permiten abordar con claridad los movimientos inesperados e inconciliables con las propuestas atomizadas en las personas o en las diferencias estructurales entre las regiones expulsoras y receptoras de población. De esta forma, conviene comprender la migración como un proceso familiar, donde la activación de vínculos son determinantes de los sentidos hacia donde se encamina el proyecto migratorio.

 

 


Notas

* Este artículo corto se deriva de los avances del anteproyecto de tesis doctoral que adelanta el autor, denominado: "Configuración de la migración interna como proceso de transformación territorial del área urbana de Manizales", aprobado por el comité de investigaciones del Doctorado de Estudios Territoriales de la Universidad de Caldas el 02 de diciembre de 2015. El desarrollo del anteproyecto procedió desde el 11 Agosto de 2014 a la fecha, con la dirección de la Dra. María García Alonso en la Línea de investigación de Culturas y Dinámicas Rurales del doctorado. Gran área de conocimiento: Ciencias Sociales; área de conocimiento: Demografía; Subárea de conocimiento: Migración.

1 Los casos comunes de migrantes latinos en España y Estados Unidos muestran esta condición, especialmente en aspectos como la adaptación al empleo formal, el acceso al servicios de seguridad social y educación, entre otros (Marín-Bevilaqua, Feixa-Pàmpols & Nin-Blanco (2013); Castañeda (2009); Jiménez-Ramírez (2010).

2 El 70,8% de los migrantes de los municipios del PCC se han reasentado en lugares de la misma región. Estos datos son consistentes con las estimaciones encontradas para el resto de regiones del País (Castro-Escobar, 2012).

3 Los distritos urbanos de Bogotá y Medellín concentran un porcentaje importante de población migrante de los municipios del PCC.

4 Estos casos son más considerables en Manizales y Armenia.

5 Este indicador se estima mediante el índice de Moran, que calcula de manera global la dependencia espacial en las unidades de observación indicando la magnitud con la que en un fenómeno se asemeja a los demás fenómenos de las unidades geográficamente vecinas.

 


 

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    Referencia para citar este artículo: Castro-Escobar, E. (2016). Configuración de la migración interna en la región del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 14 (2), pp. 1563-1585.

 

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