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Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

versão impressa ISSN 1692-715Xversão On-line ISSN 2027-7679

Rev.latinoam.cienc.soc.niñez juv vol.19 no.3 Manizales set./dez. 2021  Epub 02-Dez-2021

https://doi.org/10.11600/rlcsnj.19.3.4609 

Estudios e Investigaciones

Generaciones centenial y milenial: actitudes hacia la sexualidad*

The Centennial and Millennial generations: Attitudes towards sexuality

Gerações centennial e millennial: atitudes em relação à sexualidade

Ph. D. Virginia Barragán-Pérez1 

Mg. Claudia Fouilloux-Morales2 

1 Universidad Nacional Autónoma de México, México. Psicóloga. Maestría en Ciencias, Unam. Doctorado en Ciencias, Unam. Investigadora y profesora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina, Unam. 0000-0002-2188-1308. H: 5. Correo electrónico: virginiabarragan@unam.mx

2 Universidad Nacional Autónoma de México, México. Médico-cirujano. Maestra en Ciencias, Unam. Investigadora y profesora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina, Unam. 0000-0003-4034-0002. H: 3. Correo electrónico: fouiclau@prodigy.net.mx


Resumen (analítico)

El objetivo general fue conocer las actitudes hacia la sexualidad de estudiantes universitarios de las generaciones milenial y centenial. Como objetivo específico se validó un cuestionario de actitudes. Se siguió una metodología no experimental, transversal, con análisis descriptivo de respuestas de 402 estudiantes (69.1% mujeres, 30.9% hombres), con una media de edad de 20.8 años (DE 2.07). Resultaron actitudes favorables hacia: expresiones sexuales homosexuales y transexuales, eliminación de roles de género, uso del condón y re-chazo hacia la violencia en redes sociales. Se presentaron actitudes desfavorables hacia el amor y actitudes indecisas hacia las relaciones casuales. Concluimos que el conocimiento de las actitudes es fundamental en el diseño y la ejecución de políticas de salud pública dirigidas a promover y preservar la salud sexual de las generaciones actuales.

Palabras clave: Sexualidad; actitudes; estudiantes universitarios; diferencias generacionales; propiedades psicométricas. Thesauro Tesauro Eric

Abstract (analytical)

The general objective of this study was to identify attitudes towards sexuality held by university students pertaining to the millennial and centennial generations. An attitudes questionnaire was validated as a specific objective. A non-experimental, cross-sectional methodology was followed, involving a descriptive analysis of 402 students’ responses (69.1% women, 30.9% men) with a mean age of 20.8 years (SD 2.07). Favorable attitudes were found towards: homosexual and transexual expressions of sexuality, elimination of gender roles, condom use and rejection of violence in social networks. There were unfavorable attitudes toward love and marriage and a lack of definition towards casual relationships. The authors conclude that knowledge of attitudes is essential for the design and implementation of public health policies aimed at promoting and preserving the sexual health of current generations.

Keywords: Sexuality; attitudes; university students; generational differences; psychometric properties

Resumo (analítico)

O objetivo geral foi conhecer as atitudes face à sexualidade de estudantes universitários das gerações millennial e centennial, tendo como objetivo específico validar um questionário de atitudes. Foi seguida uma metodologia não experimental, transversal, com análise descritiva das respostas de 402 alunos (69.1% mulheres, 30.9 % homens), com uma média de idade de 20.8 anos (DP 2.07). Atitudes favoráveis foram encontradas em relação a: expressões sexuais homossexuais e transexuais, eliminação de papéis de gênero, uso de preservativo e repulsa face à violência nas redes sociais. Simultaneamente, atitudes desfavoráveis foram encontradas em relação ao amor e ao casamento e atitudes indefinidas em relação aos relacionamentos casuais. Concluímos que o conhecimento das atitudes é essencial na formulação e implementação de políticas públicas de saúde dirigidas a promover e preservar a saúde sexual das gerações atuais.

Palavras-chave: Sexualidade; atitudes; estudantes universitários; diferenças geracionais; propriedades psicométricas

Introducción

En los últimos años, diversos autores han postulado que las actitudes y comportamientos sexuales de las generaciones milenial (GY, 1981-2000) y centenial (GZ, 2001 en adelante) son más liberales, abiertos o favorables que los de generaciones anteriores (González-Quiñones et al., 2019; Jeynes, 2020; Twenge et al., 2015; Wells & Twenge, 2005). Postulan que esto se debe al uso cada vez más generalizado de la tecnología, a partir del cual empezaron a manifestarse cambios profundos en la sexualidad de las personas, sobre todo en las áreas de los comportamientos sexuales (debut sexual, vida sexual activa, número de parejas, práctica sexual de riesgo, etc.), en las actitudes hacia la sexualidad (tipos de relaciones, orientación sexual, roles de género, vínculo, etc.; Braun Courville & Rojas, 2009; Eaton et al., 2012; Jeynes, 2020; Kann et al., 2018; Olaiz et al., 2006; Secura et al., 2014; Twenge et al., 2015; Wright, 2013) y en los temas sexuales de interés (placer sexual, expresiones sexogenéricas, etc.) de jóvenes y adolescentes (Bauer et al., 2020; González-Quiñones et al., 2019; Ruiz et al., 2019; Unis & Sällström, 2020; Vamos et al., 2020).

Si bien estos temas han sido investigados desde hace varios años en países europeos y en Estados Unidos, en países como México carecemos, no solo de información suficiente sobre el tema de las actitudes hacia la sexualidad, sino también de las herramientas metodológicas (como escalas validadas) para conocerlas y analizarlas. Como ya se señaló, las actitudes tienen implicaciones importantes en el desarrollo y en la salud sexual de jóvenes y adolescentes, por lo que este artículo pretende aportar información necesaria para la toma de decisiones, tanto educativas como de salud pública, en aspectos relacionados con la sexualidad humana.

Diferencias por sexo

Si bien se han encontrado diferencias generacionales en las actitudes y en los comportamientos sexuales, las comparaciones de lo que sucede entre hombres y mujeres indican que hay aspectos que no han sufrido grandes cambios. Entre tales aspectos se encuentran la proporción mayor de hombres que inician y mantienen una vida sexual activa (Barragán- Pérez et al., 2019; Baumeister et al., 2011; Chandra et al., 2013; Chi et al., 2012; Ruiz et al., 2019; Twenge et al., 2015; Valdez et al., 2018; Wells & Twenge, 2005), la mayor proporción de mujeres que tienen sentimientos de culpabilidad asociados con el ejercicio de su sexualidad (Chi et al., 2012; Lam & Lefkowitz, 2013), la violencia y el acoso sexual hacia la mujer (Barragán-Pérez et al., 2019; Chi et al., 2012; Miller et al., 2018; Valdez et al., 2018) y la mayor proporción de mujeres que tienen actitudes favorables hacia la sexualidad (Bauer et al., 2020; Braun-Courville & Rojas, 2009; Eaton et al., 2012; González-Quiñones et al., 2019; Lam & Lefkowitz, 2013; Twenge et al., 2015; Wells & Twenge, 2005).

¿Más permisivos?

Twenge et al. (2015), en un estudio sobre cambios en el comportamiento sexual y actitudes de adultos estadounidenses nacidos entre 1972 y 2012, reportan que en las generaciones actuales se observan actitudes más permisivas; esto es, demuestran mayor aceptación y apertura hacia las relaciones sexuales prematrimoniales, las prácticas sexuales de los adolescentes y la actividad sexual entre personas del mismo sexo, aunque menos aceptación del sexo extramarital.

¿Más conservadores?

Ahora bien, tal como se señala en párrafos anteriores, las actitudes reportadas por las generaciones Y y Z se consideran más liberales; sin embargo, estas contrastan con su ejercicio sexual ya que, como se establece en el reporte de la Youth Risk Behavior Survey (YRBS), llevado a cabo en estudiantes estadounidenses de entre 13 y 24 años de edad, al comparar los datos del 2007 con los del 2017 se encuentran decrementos en: i) el inicio de vida sexual (47.8 % en el 2007 a 39.5 % en el 2017), ii) tener una vida sexual activa (de 35 % a 28.7 %); iii) haber tenido cuatro o más parejas sexuales a lo largo de la vida (14.9 % a 9.7 %); y, iv) uso del condón en la última relación sexual (61.5 % a 53.8%) (Kann et al., 2018). Al respecto, Secura et al. (2014), en un estudio de seguimiento a 12 meses, observaron que solamente 3.3% de 9256 adolescentes estadounidenses en edad reproductiva tuvieron más de dos parejas en todo el periodo de seguimiento. En México, Valdez et al. (2018), reportaron que el promedio de parejas durante el último año, en una muestra de 1513 estudiantes en edades de entre 17 y 29 años, fue de dos para los hombres y una para las mujeres. Esta aparente disonancia entre las actitudes, las conductas o los comportamientos sexuales se explica, señalan autores como González-Quiñones et al. (2019), Jeynes (2020), Kann et al. (2016) y Twenge et al. (2015), porque las actitudes positivas o favorables hacia la sexualidad actúan como un factor protector tanto para el inicio de la vida sexual como para el ejercicio de conductas sexuales de riesgo.

Lo que sabemos de México

En un estudio llevado a cabo por Barragán-Pérez et al. (2019) con estudiantes mexicanos de entre 12 y 17 años de edad, en el que se analizaron los datos de una muestra con representatividad nacional (N=26 187), se encontró que 14.8 % debutó sexualmente, con mayor porcentaje de hombres (26.5%) que de mujeres (13.9%); que la mediana de edad de inicio de vida sexual fue de 15 años; que 64.5 % usó algún tipo de método anticonceptivo y que de ellos, 53.2% utilizó el condón. Por otro lado, las cifras de un estudio previo llevado a cabo en 2006 indicaron que, mientras que 30 % de jóvenes mexicanos de entre 16 a 19 años de edad debutó sexualmente, solo 63 % de hombres y 38 % de mujeres habían usado condón durante su primer encuentro sexual (Olaiz et al., 2006).

Para el 2017, según datos de Valdez et al. (2018), el porcentaje de uso de condón en la primera relación sexual en estudiantes mexicanos fue de 90 % para los hombres y de 78.3 % para las mujeres; sin embargo, de ellos solo el 67.5 % de los hombres y 61.1 % de las mujeres lo utilizaron en su última relación sexual. Las razones más frecuentes de los hombres para no usar el preservativo fueron que no sienten lo mismo y que las mujeres que lo usan lo hacen porque tienen muchas parejas sexuales. En el caso de las mujeres, la mayoría mencionaron razones relacionadas con ciertas ventajas como, por ejemplo, que usar el condón les da seguridad y les permite disfrutar más de las relaciones sexuales.

Relaciones homosexuales

En relación con la orientación sexual, en un estudio con 8658 estudiantes universitarios estadounidenses, se encontró que 5 % tuvo experiencias sexuales con personas de su mismo sexo (Eisenberg, 2001), cifra que coincide con la reportada en el análisis de la YRBS, en el que se observa el mismo porcentaje de adolescentes estadounidenses que se identificaron dentro del grupo de lesbianas, gais hombres o bisexuales (Kann et al., 2016). En otro análisis de la misma encuesta, Chandra et al., (2013), reportaron que más del 10 % de las mujeres, y entre 2 % y 6 % de hombres, declararon haber participado en actividades sexuales con personas del mismo sexo.

El amor y el sexo

En cuanto a las diferencias entre sexos, en una investigación con estudiantes universitarios chinos se reportó que los hombres mostraron en forma significativa más conductas sexuales que las mujeres, y que tener relaciones románticas y más tiempo de actividad en línea fueron importantes predictores de conductas sexuales entre todos los estudiantes universitarios (Chi et al., 2012).

Dados los cambios observables en la sexualidad de las generaciones Y y Z, existen autores que señalan que entender lo que sucede con el comportamiento sexual de los jóvenes es importante para comprender y atender diferentes problemas de salud pública. Por lo anterior se ha intensificado la investigación de la sexualidad en la cultura de quienes nacieron a partir de 1980 (Jeynes, 2020; Kann et al., 2016; Lam & Lefkowitz, 2013; Pathela & Schillinger, 2010; Strasburger et al., 2010; Twenge et al., 2015; Unis & Sällström, 2020; Valdez et al., 2018; Vamos et al., 2020). Por ejemplo, Lam y Lefkowitz (2013), encontraron que, incluso en las generaciones actuales, las mujeres experimentan más vergüenza y culpa asociada con el comportamiento sexual premarital que los hombres; ello indica, según las autoras, que tanto las actitudes como el conservadurismo sexual pueden explicar las diferencias culturales y generacionales en relación con la culpa y el deseo sexual y también -aunque parcialmente- las diferencias de género en relación con el comportamiento sexual de riesgo. Al mismo tiempo, otro grupo importante de investigadores ha señalado la importancia de las necesidades expresadas por adolescentes y jóvenes en cuanto a que la educación sexual no debe centrarse en la conducta sexual de riesgo o en el embarazo adolescente, sino en el papel fundamental del placer y el bienestar sexual en el desarrollo de una vida saludable (Bauer et al., 2020; Unis & Sällström, 2020; Vamos et al., 2020).

El paso del tiempo y las actitudes

Estudiar los cambios suscitados a lo largo del tiempo en las actitudes hacia la sexualidad de las generaciones Y y Z permite comprender y dar sentido a las diferencias en las expresiones genéricas y de orientación sexual (Braun-Courville & Rojas, 2009; Kunkel et al., 2007; Strasburger et al., 2010), el número de parejas sexuales y la conducta sexual de riesgo (Long et al., 2019), las expresiones de la violencia (Mikorski & Szymanski, 2017; Miller et al., 2018; Montilla et al., 2016), el éxito y el bienestar en las relaciones sexuales, (Bauer et al., 2020; Twenge et al., 2015; Unis & Sällström, 2020) y el papel de los medios de comunicación (televisión, radio, internet) en el modelamiento de actitudes, relaciones y comportamientos sexuales (Braun-Courville & Rojas, 2009; Kunkel et al., 2007).

Respecto de los medios electrónicos de comunicación, se debe prestar especial atención al papel que estos desempeñan en el ejercicio de la violencia pues, como lo señalan Flores y Browne (2017) y Montilla et al. (2016), las redes sociales son fuentes y herramientas de intimidación y control de la pareja. Más aún, señalan los autores, las dinámicas de control ejercidas por medio de las redes están tan generalizadas que han creado en jóvenes y adolescentes la errónea y peligrosa percepción de que las conductas violentas, no solo son normales, sino incluso esperables pues reflejan la confianza y el amor en la pareja.

Política sobre sexualidad

En el desarrollo de este trabajo partimos del supuesto de que el conocimiento de las actitudes hacia la sexualidad puede ayudar en el diseño y la implementación de políticas públicas de salud y educativas destinadas a promover y desarrollar estrategias que promuevan el bienestar y la salud sexual de adolescentes y jóvenes. Asumimos que la investigación de los cambios generacionales en las actitudes hacia la sexualidad es esencial para comprender el papel de estas en los comportamientos sexuales y, por ende, en la salud física y mental de las personas. Si bien hay varios esfuerzos dedicados a dar cuenta de los cambios en la sexualidad de quienes nacieron a partir de 1980, en México el conocimiento sobre el tema aún es limitado, por lo cual analizar y dar a conocer las actitudes hacia la sexualidad de un grupo de estudiantes universitarios mexicanos pertenecientes a las generaciones Y y Z cobra especial relevancia para llenar los vacíos de información con respecto al tema.

De tal manera, los objetivos del estudio fueron: i) conocer las actitudes hacia la sexualidad de estudiantes universitarios mexicanos de las generaciones milenial y centenial; ii) desarrollar y validar una escala para medir las actitudes en población mexicana; y iii) comparar las actitudes hacia la sexualidad de hombres y mujeres.

Método

El estudio llevado a cabo fue cuantitativo de tipo no experimental, transversal, con características descriptivas, y en el cual se compararon las actitudes de hombres y mujeres. Por otro lado, como parte del procedimiento de investigación, se validó, por medio del método de extracción de componentes principales, un instrumento diseñado para conocer las actitudes de las y los participantes.

Consideraciones éticas

El proyecto de investigación fue aprobado por el comité de ética de la Facultad de Medicina de la Unam (FM/DI/041/2016). Todos los procedimientos realizados se llevaron a cabo en atención a los principios éticos de la declaración de Helsinki (1964) (Manzini, 2000). Se solicitó un consentimiento informado verbal, en el que se explicaron los objetivos del estudio, el resguardo de la identidad y la posibilidad de los participantes de abandonar el estudio en cualquier momento, así como el uso ético y confidencial de la información y de los resultados.

Población de estudio

Por medio de un método de selección no aleatorio y por conveniencia se recopiló la información de 402 estudiantes universitarios (edad promedio de 20.8 años; 30.9 % hombres y 69.1 % mujeres). La obtención de la muestra fue por disponibilidad, con la invitación a participar a quienes al momento del estudio se encontraban en el campus de una universidad pública de la Ciudad de México. Los criterios de inclusión fueron tener una edad de entre 18 y 25 años y estar inscritos en bachillerato o licenciatura. No se consideró el que tuvieran pareja afectiva al momento del estudio. Se eliminaron en el análisis, los cuestionarios con 20 % o más de preguntas sin responder. Entre las y los participantes hubo representación de todas las áreas académicas de estudio de la universidad (tabla 1).

Tabla 1 Características de la muestra 

Procedimiento

Los participantes contestaron, de manera anónima e individual, un cuestionario auto-administrado. La investigadora principal, junto con una pasante de servicio social previamente entrenada, explicó a los estudiantes los objetivos del estudio, solicitó el consentimiento informado verbal y dio las instrucciones para contestar el cuestionario. La escala se aplicó en los meses de mayo a junio del 2019 a estudiantes que cumplieron con los requisitos de inclusión en el estudio.

Instrumentos de medición

Diseño de la Escala de actitudes hacia la sexualidad

Dado que en la actualidad son escasos los estudios en Latinoamérica que se abocan a dar cuenta de las actitudes hacia la sexualidad de las generaciones Y y Z, y que son pocos los instrumentos validados para la medición de las actitudes, se diseñó un cuestionario ex profeso para recabar los datos.

Contenido de los reactivos

La primera fase de la construcción del cuestionario consistió en hacer entrevistas semiestructuradas a siete estudiantes de licenciatura (cuatro hombres y tres mujeres, edad promedio de 21 años) para explorar sus actitudes hacia la sexualidad en las áreas de: tipos de relaciones de pareja, formas de vínculo, roles de género, expresiones sexuales no heterosexuales, conductas sexuales de riesgo y uso de condón, violencia en la pareja, relaciones sexuales prematrimoniales, amor, compromiso y matrimonio. Las entrevistas se audio-grabaron, con previo consentimiento informado, y se transcribieron. Para el análisis se establecieron categorías de respuesta en cada una de las áreas exploradas y estas se tomaron como base para la redacción de los reactivos que conformaron la escala.

Revisión de los reactivos por expertos

Dos expertos en el área de la sexualidad revisaron la idoneidad y la redacción de los reactivos e hicieron observaciones a los mismos. Una vez incorporadas las modificaciones de los expertos, se hizo un estudio piloto con 25 estudiantes universitarios en el que se les pidió revisar el uso de términos y verificar el lenguaje utilizado de los enunciados. Como resultado de esta fase se cambió la redacción y el contenido de tres reactivos (de las áreas de tipo de relaciones de pareja y compromiso) que resultaban confusos.

Integración de la escala

Derivado de los procesos anteriores, se hizo la integración de una escala compuesta por 138 reactivos tipo Likert, con cinco opciones de respuesta (1: totalmente de acuerdoa 5: totalmente en desacuerdo), cuyo objetivo fue medir las actitudes hacia la sexualidad en diferentes áreas.

Propiedades psicométricas de la escala

Una vez integrada la escala, se realizó un análisis factorial exploratorio (AFE) de componentes principales, con rotación varimax. La adecuación de la muestra se determinó con el criterio de Kaiser-Meyer-Olkin (KMO). El criterio propuesto para retener un ítem al factor correspondiente fue >.40. Se eliminaron 98 ítems cuya carga factorial fue menor a .40. La consistencia interna de la escala se determinó mediante el coeficiente alfa de Cronbach. El cuestionario validado se integró con 40 reactivos que se agruparon en los siguientes seis factores o subescalas: I. Expresiones sexuales no heterosexuales; II. Roles de género estereotipados; III. Uso de redes y violencia; IV. Tipo de relaciones; V. Amor; VI. Uso del condón. Todos ellos explicativos de 52.96 % de varianza (KLMO .907) y con un alfa de Cronbach de .91 (tabla 2). Para la interpretación, se consideraron las puntuaciones altas en la escala como indicativas de actitudes favorables.

Tabla 2 Propiedades psicométricas de la escala para medir actitudes hacia la sexualidad en población mexicana de las GY y GZ (N=402) 

Nota. Método de extracción: análisis de componentes principales. Método de rotación: normalización varimax con Kaiser. Se mantuvieron cargas factoriales >.40

Análisis estadístico

Los datos se procesaron con el software IBMS SPSS Statistics v.20.0. Se realizó un análisis exploratorio de los datos para describir, resumir y visualizar la distribución de los mismos. Posteriormente, se utilizó la estadística descriptiva con el fin de caracterizar las variables de sexo, edad y área académica de estudios. El análisis de las diferencias entre hombres y mujeres se hizo mediante la prueba t de Student, mientras que el tamaño del efecto de la variable de sexo se calculó con la d de Cohen (IC95 %). Los criterios de referencia para interpretar el tamaño del efecto fueron: d<.20= sin efecto; d= .21-.49 efecto pequeño; d=.50-.79 efecto moderado; y d>.80 efecto grande.

Resultados

Participaron en el estudio 402 estudiantes, con mayor presencia de mujeres (69.1 %). La media de edad general fue de 20.8 (DE 2.07) sin diferencias significativas entre ambos sexos. Cabe recordar que las puntuaciones altas fueron indicativas de actitudes favorables, además de que se tuvo cuidado de recodificar los reactivos inversos para que la interpretación de los puntajes fuera consistente.

Actitudes generales hacia la sexualidad

En la escala general, las puntuaciones obtenidas (media= 165.66) reflejan actitudes favorables o de apertura hacia la sexualidad y las formas en la que esta se expresa en los diferentes ámbitos evaluados (expresiones sexuales no heterosexuales, roles de género, violencia, tipos de relaciones, amor y uso del condón; tabla 3). Al analizar las diferencias por sexo, se encontró que las puntuaciones de las mujeres (media=167.84), resultaron 6.801 puntos más altas que las de los hombres (p=.0001). Tal diferencia corresponde a un tamaño de efecto pequeño con base en la d de Cohen (d=0.393).

Actitudes hacia las expresiones sexuales no heterosexuales

En esta subescala se midió lo que los estudiantes piensan acerca de la homosexualidad y la transexualidad. Las puntuaciones promedio (media=32.26) fueron indicativas de actitudes favorables hacia el respeto y el reconocimiento de los derechos tanto de las personas con orientación homosexual como de las identidades transexuales. Las puntuaciones de las mujeres (media=32.55), resultaron 0.892 puntos más altas que las de los hombres (p=.097), sin que se observe un tamaño del efecto (d=.108).

Tabla 3 Actitudes hacia la sexualidad de las GY y GZ. Comparación de puntuaciones por sexo en población mexicana (N=402) 

Nota. Rango de puntuaciones: escala general 40 a 200; I. Expresiones sexuales no heterosexuales 7 a35; II. Roles de género estereotipados 9 a 45; III. Uso de redes y violencia 9 a 45; IV. Tipo de relaciones 6 a 30; V. Amor 4 a 20; VI. Uso del condón 5 a 25.

Roles de género estereotipados

En esta subescala se agruparon los reactivos dirigidos a dar cuenta de las actitudes hacia los roles que socialmente prevalecen respecto de la expresión sexual de hombres y mujeres. Se incluyeron preguntas que exploran las actitudes hacia las tareas que históricamente se han asignado a unas (como el cuidado de los hijos o el recato sexual) y a los otros (como proveedores, sexualmente activos y proactivos). Tanto hombres como mujeres tuvieron puntajes indicativos de que no están de acuerdo con las diferencias sociales que establecen tareas o expresiones sexuales propias de un género específico (media=40.15). En esta escala, las puntuaciones de las mujeres (media=40.87) resultaron 2.269 puntos más altas que las de los hombres (p=.0001). Tal diferencia corresponde con un tamaño de efecto pequeño con base en la d de Cohen (d=.474).

Uso de redes y violencia

En esta subescala se incluyen preguntas que evalúan la normalización y la justificación de la violencia, sobre todo en el contexto de la violencia ejercida a través de las redes sociales, ya sea en la modalidad de control (exigir contraseñas o eliminación de amigos de las redes) o de conductas violentas (como el maltrato o acoso). Los puntajes tanto de hombres como de mujeres indican rechazo hacia ese tipo de conductas (media=36.66). Las puntuaciones de las mujeres (media=37.57) resultaron 2.869 puntos más altas que las de los hombres (p=.0001), con un tamaño de efecto pequeño de la variable de sexo en las actitudes (d=.462).

Tipo de relaciones

En esta subescala se exploraron las actitudes hacia los tipos de relaciones casuales o informales y hacia las formas o los requisitos necesarios para la práctica de relaciones sexuales. Los puntajes se agruparon alrededor de las opciones de indecisión (media=19.08) lo que se traduce en que no se tiene claro qué actitud tomar acerca de las diferentes formas de relacionarse y del momento o las condiciones propicias para tener encuentros sexuales. No se presentaron diferencias significativas (p=.257, d=-.122), entre mujeres y hombres.

Amor

Con las preguntas de esta escala se exploró lo que los participantes pensaban acerca de las condiciones en que se vive y se concibe el amor y la importancia que se le da al mismo. Los puntajes promedio (media=10.62) se ubicaron dentro de los puntajes bajos, los cuales se interpretaron como actitudes desfavorables. No se presentaron diferencias significativas en la comparación entre hombres y mujeres (p=.185, d=.157).

Uso del condón

En esta subescala se evaluaron las actitudes hacia el uso del condón, independientemente del tipo de pareja (formal o informal) o de la relación de confianza establecida. Los puntajes promedio fueron indicativos de actitudes favorables (media=20.89). Las puntuaciones de las mujeres (media=21.17) resultaron 0.904 puntos más altas que las de los hombres (p=.014), lo que significa un tamaño de efecto pequeño con base en la d de Cohen (d=.266).

Discusión

En general, las puntaciones de las y los participantes fueron indicativas de actitudes favorables hacia la sexualidad, tal como se ha reportado en otros estudios para jóvenes de la misma edad (Kann et al., 2018; Long et al., 2019; Ojeda et al., 2016; Twenge et al., 2015; Wells & Twenge, 2005). Al comparar los puntajes de hombres y mujeres se encontraron diferencias significativas (p=.0001), pero con un tamaño del efecto pequeño de la variable de sexo en las actitudes (d=.393). El dato de la presencia de actitudes favorables generalizadas es alentador debido a que indica que las y los estudiantes universitarios mexicanos mileniales y centeniales forman parte de los cambios generacionales tendientes a adoptar y expresar actitudes respetuosas y de aceptación de las diferentes expresiones de la sexualidad. Gracias a los medios de comunicación digitales (redes sociales y otros medios electrónicos) estas se han hecho cada vez más visibles y familiares con el paso de los años. Si bien es algo que debe estudiarse, podríamos hipotetizar que el proceso de visibilidad de las similitudes de las variadas expresiones sexuales, reflejadas tanto en conductas y comportamientos como en identidades sexo-genéricas no heteronormadas, sirve para reformular las ideas negativas o estigmatizadas hacia lo que se considera diferente (y en algunos casos amenazante); también para entender que aquello que se cree opuesto o diferente no lo es tanto y que todos, independientemente de cómo vivamos y expresemos la sexualidad, merecemos ser respetados y considerados como personas que podemos aportar a la sociedad.

Ahora bien, el objetivo principal del trabajo fue conocer las actitudes hacia la sexualidad de estudiantes universitarios de las GY y GZ. Para ello se diseñó y validó un cuestionario que demostró tener las propiedades psicométricas adecuadas (alfa de Cronbach de .91 y 52.96 % de varianza explicada), con la intención de medir las actitudes hacia la sexualidad, en los rubros de I. Expresiones sexuales no heterosexuales; II. Roles de género estereotipados; III. Uso de redes y violencia; IV. Tipo de relaciones; V. Amor; y VI. Uso del condón. Estas áreas se han identificado en otros trabajos similares como componentes importantes para comprender la sexualidad de las nuevas generaciones y se ha demostrado su incidencia en la salud sexual y mental de jóvenes y adolescentes (Bauer et al., 2020; Kann et al., 2018; Long et al., 2019; Pérez, 2016; Ruiz et al., 2019; Twenge et al., 2015; Unis & Sällström, 2020; Valdez et al., 2018; Vamos et al., 2020; Wells & Twenge, 2005).

De acuerdo con los resultados obtenidos, las actitudes de las y los participantes fueron favorables hacia las expresiones sexuales y los derechos de personas homosexuales y transexuales, de aceptación hacia los cambios dirigidos a la eliminación de los roles de género tradicionales y estereotipados, de rechazo a las formas normalizadas de violencia ejercida a través de las redes sociales y de reconocimiento a la importancia del uso del condón. Por otro lado, se encontraron actitudes desfavorables (de escepticismo) hacia el amor y posturas indefinidas con respecto a las relaciones abiertas o casuales. En los párrafos siguientes se discuten y analizan los hallazgos de cada uno de los rubros evaluados.

Expresiones sexuales no heterosexuales

Las y los participantes se mostraron de acuerdo con el respeto a los derechos y a las expresiones sexuales tanto de personas homosexuales como transexuales (Eaton et al., 2012; Jeynes, 2020; Kann et al., 2018; Twenge et al., 2015; Wells & Twenge, 2005; Wright, 2013). Estas actitudes favorables (no se encontraron diferencias por sexo, p=.097, d=0.108) se explican por la exposición cada vez más frecuente, en los medios de comunicación y digitales, de personas y personalidades no heterosexuales y que no se adhieren a los sistemas binarios de categorización genérica. También consideramos que la escuela -sobre todo la universidad- genera un contexto decisivo para el desarrollo de actitudes respetuosas hacia la diversidad sexual, ya que es ahí donde mujeres y hombres encuentran los espacios para intercambiar ideas, conocimientos y formas de ver la vida. Por ello, incorporar temas relativos a la promoción y la visibilización de las expresiones sexuales y del respeto a estas en los currículos de todas las áreas y niveles escolares tiene que ser prioritario. Queda pendiente para estudios futuros explorar con detenimiento y profundidad el tema de las actitudes hacia las personas transexuales, ya que en nuestra escala solo se incluyen dos preguntas al respecto, las que no son suficientes para explorar la complejidad del tema.

Roles de género estereotipados

Pareciera que tanto hombres como mujeres están dejando atrás las ideas de que existen actividades o conductas propias de las mujeres (como el cuidado de la casa y de los hijos) y de los hombres (como tomar la iniciativa de ejercer la conducta sexual) y han mostrado interés en aprender y comprender los roles asignados a ambos sexos (Bauer et al., 2020). No obstante, quizá las diferencias encontradas entre ambos sexos (p=.0001) señalan que aún existen hombres a quienes se les dificulta vislumbrar el cambio en los roles de género (González-Quiñones et al., 2019; Lam & Lefkowitz, 2013; Valdez et al.; 2018). Si bien el tamaño del efecto del sexo en las actitudes fue pequeño (d=.474), creemos que es importante proponer una explicación de las diferencias. Es posible que la proporción de hombres con actitudes de indecisión o desfavorables hacia los roles de género no estereotipados vivan procesos de adaptación endocultural que, de acuerdo con Ojeda et al. (2016), implican la incorporación de actitudes, conductas y valores que están permeados por la herencia cultural de las personas. En este sentido, nuestra hipótesis es que los hombres mexicanos de las generaciones Y y Z han tenido que combinar los roles tradicionales de género tradicionales (proveedores, con la obligación de ser sexualmente activos y superiores a las mujeres, etc.), con otros más equitativos en los que las diferencias biológicas entre los sexos no generan diferencias de poder o superioridad entre hombres y mujeres y a los que están expuestos continuamente en los diferentes medios de socialización a los que tienen acceso (redes sociales, la escuela, etc.) y con su grupo de pares. En próximos estudios será necesario explorar el efecto que genera en la salud mental de las y los muchachos la incorporación de roles de género menos rígidos y estereotipados pues, como lo señalan Bauer et al. (2020), adolescentes y jóvenes han expresado un interés cada vez más creciente en el tema, además de lo también expuesto por Burkley et al. (2016), en el sentido de que los roles estereotipados masculinos pueden generar ansiedad, violencia y homofobia.

Uso de redes y violencia

Las respuestas en esta subescala reflejan, sobre todo en el caso de las mujeres (p=.0001, d=.462), un rechazo hacia las formas de violencia normalizada que prevalecen en la sociedad mexicana. Si bien el tamaño del efecto del sexo es pequeño, la mayor proporción de mujeres que están en contra de las formas de violencia se explica con lo que señalan autores como Kann et al. (2018) y Miller et al. (2018) en el sentido de que son las mujeres quienes están más expuestas a la violencia y al acoso sexual ejercido a través de las redes sociales. Si bien nuestros datos son alentadores (los hombres también expresan un rechazo a la violencia), consideramos que el tema todavía debe analizarse debido a la violencia de género que se vive en México y a que desde hace unos años se ha convertido en un problema de salud pública.

En el caso de las generaciones Y y Z, la violencia ejercida a través de las redes sociales, no solo es un predictor de violencia en las relaciones adultas, sino que se ha demostrado que es durante la adolescencia y la juventud temprana, donde las intervenciones para prevenir la violencia de pareja son más efectivas (Mikorski & Szymanski, 2017; Miller et al., 2018; Montilla et al., 2016). Por ello consideramos prioritario que los sistemas educativos y los programas diseñados para atender las necesidades de salud física y mental de las y los jóvenes incorporen el tema de la identificación y la prevención de la violencia en los diferentes planes y programas de acción dirigidos a este grupo poblacional. Por su parte, otro aspecto que debe estudiarse es la disonancia entre las actitudes negativas hacia la violencia en redes sociales y el ejercicio de esta porque, como señalan Flores y Browne (2017) y Montilla et al. (2016), algunos jóvenes consideran normales o esperables en las relaciones de pareja ciertas conductas violentas, como las que se ejercen en redes sociales (bloquear contactos, controlar likes, etc.), son consideradas por algunos jóvenes como algo normal o esperable en las relaciones de pareja y, por tanto, se pueden invisibilizar.

Tipo de relaciones

Las preguntas de esta subescala se dirigieron a conocer las actitudes hacia las relaciones sexuales y de pareja casuales o no formales. A diferencia de lo reportado por autores como Eaton et al. (2012), Jeynes (2020), Kann et al. (2018), Long et al. (2019), Twenge et al. (2015) y Wells y Twenge (2005) nuestros resultados no marcan una tendencia que implique que actitudes favorables hacia las relaciones casuales son características de las generaciones actuales, según señalan estos autores. Los puntajes obtenidos en la muestra reflejan lo que denominamos como actitudes indecisas frente a las relaciones causales y no hemos encontrado una diferencia en hombres y mujeres (p=.257; d=-.122). Una probable explicación es que, como señalan Twenge et al. (2015), las generaciones Y y Z le dan prioridad a su desarrollo académico y profesional sobre las relaciones de pareja; o porque, como señalan Secura et al. (2014), aunado al menor número de parejas se encuentra el miedo a ser lastimados, por lo que las cuestiones de pareja se dejan de lado. Pensamos que otra explicación podría residir en factores morales propios de la cultura mexicana, pues por lo general se ha encontrado un doble discurso en el que se observa disociación entre lo que se dice y lo que se hace (discurso de la doble moral), y quizá las actitudes indecisas con respecto a las relaciones de pareja reflejan las experiencias previas. Sin embargo, no recabamos información sobre el número ni el tipo de relaciones con las parejas sexuales (formal vs. casual), por lo que no nos es posible sustentar alguna afirmación contundente sobre el tema.

Amor

Los puntajes en esta subescala se ubicaron en el extremo de lo que consideramos como actitudes desfavorables. Sin diferencias entre hombres y mujeres (p=.185, d=.157) pareciera que el amor o las relaciones de vínculos a largo plazo, como el matrimonio, han dejado de ser un ideal para convertirse en un aspecto que más bien causa escepticismo, miedo o rechazo. Al respecto, Twenge et al. (2015) señalan que las expresiones culturales y los medios de comunicación proyectan mensajes confusos y poco realistas (mediante música, películas, series televisivas y revistas) acerca de cómo el amor es fácil de lograr y consolidar.

Nuestra precepción es que, en el caso de los estudiantes mexicanos analizados, el amor se ve con escepticismo y, en algunos casos, con franco rechazo. Lo anterior no quiere decir que los y las jóvenes no estén interesados en él, sino que, quizá, como lo señalan Bauer et al. (2020), les falta información al respecto, en el sentido de que el amor no es algo mágico que está ahí afuera esperando ser encontrado al dar vuelta en una esquina, sino que es un proceso que requiere conocer y construir relaciones de intimidad con las otras personas. Consideramos que este tema debe explorarse con mayor profundidad en estudios subsecuentes en los se establezcan correlaciones entre las actitudes y las experiencias de jóvenes y adolescentes.

Algo que sin duda habría que explorar con respecto de los temas del amor y las relaciones causales es si tales actitudes desfavorables hacia el amor se presentan en otras poblaciones con características sociodemográficas diferentes. También sería necesario evaluar la influencia que ejerce el clima de violencia de género que vive nuestro país sobre las actitudes hacia el amor y el vínculo. Además, estudiar los supuestos de ciertas posturas sociológicas de que el individualismo -característica propia de las nuevas generaciones- promueve la idea de que las reglas y las instituciones sociales como el matrimonio u otro tipo de relaciones a largo plazo, han perdido importancia y validez, lo que ha llevado a las nuevas generaciones a aceptar formas de relaciones que abrazan formas más abiertas de relaciones sexuales, entre ellas, la permisividad sexual, las relaciones casuales y la ausencia de compromiso (Olaiz et al., 2006; Twenge et al., 2015; Wright, 2013).

Uso del condón

El hallazgo de actitudes favorables hacia el uso del condón es una buena noticia para el diseño de políticas de salud pública ya que, como se ha señalado antes, las actitudes favorables se relacionan con el mayor uso del condón, tanto en hombres como en mujeres (Long et al., 2019; Valdez et al., 2018). Si bien encontramos que las mujeres obtuvieron puntajes más altos, esto es, actitudes más favorables (p=.014, d=0.266), el tamaño del efecto del sexo es pequeño. Sin embargo, pensamos que la diferencia entre hombres y mujeres es importante y puede explicarse con ciertos patrones culturales de la sociedad mexicana, con la creencia de que el ejercicio sexual para los hombres es menos riesgoso, en términos reproductivos y menos sancionado que para las mujeres (Barragán-Pérez et al., 2019; Valdez et al., 2018). En estudios futuros debe explorarse qué tan extendida está entre la población estudiantil mexicana la idea de que las mujeres deben tomar la responsabilidad del control reproductivo (Long et al., 2019; Pérez, 2016; Valdez et al., 2018) y, por ende, del uso del condón y contrastar si hay coincidencia entre las prácticas sexuales y las actitudes. Como ya se ha discutido en otros estudios, el tema de la negociación del uso del condón es un problema importante en nuestras poblaciones de jóvenes y adolescentes, sobre todo para las mujeres que en muchas ocasiones no tienen las herramientas necesarias para exigirles a su parejas el uso del preservativo (Baumeister et al., 2011; Pérez, 2016; Valdez et al., 2018).

Para finalizar, concluimos que la sociedad del siglo XXI seguirá atestiguando transformaciones en las expresiones y en las actitudes sexuales de las generaciones Y y Z. En varios escenarios académicos a menudo se discuten los cambios en la sexualidad de jóvenes y adolescentes en términos de riesgo o peligro. Sin embargo, estamos convencidas de que es importante recordar que la sexualidad (conductas, relaciones, expresiones sexuales y actitudes hacia estas) es una parte natural e inherente al desarrollo humano, por lo que no debe temerse sino encauzarse hacia pautas de comportamiento sexual responsable (retraso en el inicio de las relaciones sexuales, la elección de parejas solidarias y respetuosas, el incremento en el uso de condón, el uso de métodos anticonceptivos eficaces, etc.) La sexualidad es un tema de salud pública, por lo que el conocimiento de las actitudes hacia ella se vuelve no solo necesario, sino prioritario.

Alcances y limitaciones

Este trabajo tiene como mayor fortaleza que ofrece una mirada de las actitudes hacia la sexualidad de los estudiantes mexicanos de las generaciones actuales (GY y GZ), datos que aún son escasos en nuestro país. Por otro lado, aporta un instrumento válido y confiable para que pueda ser utilizado por otros investigadores interesados en el tema. Sin embargo, una limitación importante es que la muestra, a pesar de haber sido considerable, no es representativa de la población en general ni de la población estudiantil universitaria. Lo anterior fue un impedimento para poder probar la validez de constructo en un análisis confirmatorio de la escala desarrollada, así como para poder extrapolar los resultados a poblaciones más amplias y diversas. Por lo que en futuros estudios se sugiere confirmar las propiedades psicométricas de la escala y aplicarla a muestras de personas representativas de diversos grupos sociales, como población no estudiantil o estudiantes de otros niveles y sistemas educativos. Otra limitación es que en este estudio no consideramos variables importantes como, por ejemplo, las relativas a las experiencias y a las conductas sexuales del estudiantado, que también son importantes y podrían habernos dado mayor oportunidad de análisis y de compresión de las actitudes hacia la sexualidad de las generaciones Y y Z.

Finalmente, si bien estamos conscientes de que puede ser una deficiencia de los antecedentes teóricos de nuestro estudio el no haber realizado una búsqueda más exhaustiva de otras investigaciones que analicen el tamaño del efecto en las diferencias por sexo en las actitudes, lo cierto es que podemos afirmar que pocos estudios incluyen esta medida como parte de sus análisis, por lo que la consideramos una fortaleza de esta investigación. Pensamos que el efecto pequeño del sexo en las actitudes quizá sea el reflejo de un cambio en estas entre hombres y mujeres digno de ser analizado con mayor profundidad para poder determinar si es una característica propia de las generaciones Y y Z, o si en realidad el efecto de las diferencias entre hombres y mujeres siempre ha sido pequeño. Nuestra hipótesis es que sí se han operado cambios culturales relacionados con los roles sexuales estereotipados, que se han vuelto menos rígidos y que permiten que cada vez las diferencias de las actitudes entre hombres y mujeres sean cada vez menores; pero, insistimos, es un tema que debe estudiarse.

Conflicto de intereses

Las autoras declaran no tener conflicto de intereses, ni haber recibido ningún tipo de financiamiento para el desarrollo de esta investigación.

Referencias

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*Este artículo se deriva del proyecto de investigación denominado Percepción de estudiantes universitarios sobre las actitudes y prácticas sexuales de la generación millennial (FM/DI/041/2016). Realizado entre junio del 2018 y mayo del 2019. No se contó con financiamiento. Área: psicología. Subárea: Sexualidad.

Para citar este artículo: Barragán-Pérez, V., & Fouilloux-Morales, C. (2021). Generaciones centenial y milenial: actitudes hacia la sexualidad. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 19(3), 1-24. https://dx.doi.org/10.11600/rlcsnj.19.3.4609

Recibido: 03 de Septiembre de 2020; Aprobado: 14 de Diciembre de 2020

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