Introducción
El presente artículo se propone estudiar el efecto del apoyo familiar y del grupo de amistades, así como de la satisfacción con la vida sobre el uso excesivo o problemático del teléfono celular que realizan adolescentes en Costa Rica.
El Informe de la Unicef sobre el estado mundial de la infancia (2017) da cuenta de la importancia que tienen las tecnologías digitales a nivel global, abriendo una serie de oportunidades, presentando nuevos riesgos y evidenciado nuevas formas de desigualdad social. Dentro de estas tecnologías, el crecer en compañía de un teléfono móvil es una experiencia generalizada en la actual generación de adolescentes (13 a 17 años). En Costa Rica, un 89% de las personas adolescentes tienen un dispositivo móvil con acceso a internet (Pérez-Sánchez, 2019). Cotidianamente, este grupo recurre a las tecnologías digitales fundamentalmente para la comunicación, el entretenimiento y la búsqueda de información (Livingstone et al., 2018; Pérez-Sánchez, 2019), convirtiéndolas en una herramienta relevante para el mantenimiento y desarrollo de relaciones interpersonales, la formación educativa y el desarrollo identitario.
Sin embargo, el uso excesivo o problemático del teléfono celular por parte de las y los adolescentes es una preocupación permanente de madres, padres, docentes y profesionales en salud, ya que se considera que dicha actividad podría afectar el aprendizaje, la comunicación familiar y, en general, las comunicaciones cara a cara o actividades de tiempo libre (Hefner et al., 2018).
Ahora bien, un uso excesivo de este dispositivo no debe igualarse a un uso patológico, ya que su empleo provee oportunidades para el aprendizaje, la formación de la identidad y la comunicación, enmarcándose en las demandas del grupo de pares en el que se inscribe la o el adolescente. De allí que el uso propiamente excesivo o problemático debe entenderse como un continuo que va desde un uso prolongado del celular a situaciones donde pueden aparecer dificultades para poner límites o autorregular su uso, presentarse cambios de ánimo cuando no es posible disponer del dispositivo o acontecer conflictos interpersonales asociados al descuido de deberes escolares o limitaciones en la comunicación cara a cara (Škařupová et al., 2016).
Siguiendo a Škařupová et al. (2016), se deben considerar seis criterios para identificar un uso problemático del celular: la saliencia o necesidad constante de revisar el teléfono en busca de algo nuevo; la tolerancia, entendida como la consciencia de la persona adolescente de que puede hacer uso del dispositivo sin un objetivo particular; la retirada, entendida como los cambios de ánimo al no poder usar el teléfono celular; el conflicto, definido como el dedicar más tiempo al uso de este dispositivo que el dedicado a familiares o amistades; la recaída y reincorporación, entendidas como intentos sin éxito de dejar de usar el teléfono; y la compulsividad, entendida por los autores como el percatarse de emplear el teléfono en lugares no apropiados.
Tampoco debe confundirse el uso excesivo con la adicción. Esta actividad puede limitar la vida cotidiana, las relaciones interpersonales y las demandas educativas; no obstante, ello no implica que se presente una adicción conductual, caracterizada por un deterioro funcional expreso y sostenido en el tiempo (Billieux et al., 2015; Kardefelt-Winther et al., 2017). Este uso excesivo se ha vinculado también con la necesidad de estar constantemente conectado y en línea, la cual ha sido estudiado bajo el término de «vigilancia en línea» (Reinecke et al., 2018). Se trata de actividades que refieren a un marco normativo, comunicativo y de interacción que favorece el uso permanente de estas tecnologías, reforzado por el grupo de amistades o la misma familia. Desde esta perspectiva, el uso excesivo es promovido por el contexto que lo facilita y están implicadas dimensiones sociales, comunicativas y psicológicas que lo pueden promover.
Además, aunque diversos autores sostienen que el uso problemático del celular puede clasificarse como una adicción (Ghosh, 2020), dicha designación está lejos de estar aún clara. Panova y Carbonell (2018), a partir de una revisión sistemática, indican que, aunque el uso excesivo del celular presenta características similares a una adicción como las presentadas por Škařupová et al. (2016), no están presentes las consecuencias psicológicas o físicas graves que se le asocian. En esa misma dirección, el informe de Unicef (2017) sobre el estado de la infancia señala que el uso excesivo o dependencia de tecnologías digitales no debe confundirse con una adicción, al no presentarse consecuencias discapacitantes graves, además de que no existe evidencia suficiente que sostenga el carácter adictivo del uso problemático.
En esta línea, el uso problemático del teléfono celular está directamente asociado al uso de internet y las diferentes actividades que realizan las y los adolescentes en línea, fundamentalmente las vinculadas a la comunicación, el entretenimiento y la búsqueda de información y aprendizaje (Livingstone et al., 2018; van Deursen et al., 2015).
Por otro lado, según Billieux et al. (2015), el uso problemático del celular puede relacionarse con un conjunto de comportamientos, necesidades y rasgos individuales. Dentro del primer grupo de trayectorias (así llamadas por los autores) está la necesidad de mantener relaciones con otras personas y de recibir retroalimentación por parte de estas. Esta necesidad explica la presencia de ansiedad o depresión en las personas usuarias excesivas. La segunda trayectoria está asociada con impulsividad y la tendencia a hacer un uso no controlado del dispositivo, que se asocia con personas que presentan adicciones o trastorno de hiperactividad con déficit de atención. La tercera trayectoria identificada es la asociada a extraversión y la necesidad de hacer nuevos contactos y de estar en comunicación constante. Se le vincula a una alta necesidad de recompensa y búsqueda de sensaciones.
Asimismo, Casale et al. (2022), en un estudio meta-analítico, encuentran de forma consistente, aunque con un tamaño de efecto bajo, una asociación negativa entre la autoestima y el uso problemático del celular. Masaeli y Billieux (2022), igualmente a partir de una revisión sistemática, encuentran una correlación negativa entre el uso problemático y la calidad de vida. Sin embargo, Fischer-Grote et al. (2021), en otra revisión sistemática sobre la asociación entre el uso problemático y el bienestar subjetivo o la calidad de vida, señalan los resultados poco consistentes que se han encontrado y las dificultades en la comparación debido a la diversidad de medidas y procedimientos utilizados.
En general, la investigación antecedente se trata, en la gran mayoría de los casos, de estudios correlacionales que asocian el uso excesivo o problemático con dificultades en el sueño, síntomas de depresión, ansiedad y un efecto compensatorio vinculado a la soledad (Thomée, 2018). Sin embargo, estudios longitudinales recientes cuestionan la conexión causal entre ambos fenómenos, señalando la necesidad de evitar atribuir al uso problemático del celular la causa de estos fenómenos negativos en el bienestar (Coyne et al., 2020).
Enmarcado dentro de los abordajes sociocontextuales, el presente artículo se concentra en el estudio del papel del apoyo familiar, del grupo de amistades y la satisfacción con la vida en la facilitación o inhibición del uso problemático del teléfono. El apoyo familiar es entendido aquí como el apoyo emocional, la disposición a la comunicación por parte de las madres o padres y la ayuda en la toma de decisiones. Este apoyo resulta decisivo en el desarrollo y la socialización de la adolescencia, cumpliendo un papel protector, promotor de estilos de vida saludable y de reducción de los riesgos (Inchley et al., 2016). De igual manera, resulta fundamental el apoyo de los amigos o pares, es decir, la posibilidad de contar con ayuda de las amistades, la disposición ante dificultades, así como la posibilidad de compartir situaciones tristes y alegres. El apoyo de pares cumple, asimismo, una función protectora y reductora del riesgo, favoreciendo el desarrollo y regulación socio emocional, el bienestar subjetivo y las competencias sociales (Inchley et al., 2016).
Según Fridh et al. (2015), tanto el apoyo familiar como el de las amistades se asocia positivamente con la reducción del cibermatonismo y el ciberacoso. En esa dirección, Duru y Balkis (2018) encuentran que el efecto del apoyo de las y los amigos en la reducción de la exposición a estos tipos de violencia es mayor en ausencia de apoyo parental. En un estudio meta-analítico, Gariepy et al. (2016) reportan que el apoyo parental tiene un efecto protector ante la depresión. Por otro lado, Cavanaugh y Buehler (2016) encontraron que tanto el apoyo parental como el de amigos reduce la ansiedad social y la soledad. Kim (2022) señala que el apoyo parental tiene un efecto mediador sobre la autoestima, reduciendo el uso problemático del celular. Wentzel et al. (2016) señalan que el apoyo parental y de las amistades correlaciona positivamente con las competencias escolares, resultando que las madres y padres aportan al desempeño académico y las amistades al desempeño social en el contexto escolar (específicamente al comportamiento prosocial).
Al respecto, Zhou (2019) hace notar un aspecto relevante sobre el apoyo del grupo de pares, dado el significado emocional que este presenta, puede ejercer un efecto de influjo social, promoviendo un mayor uso de tecnologías móviles. En esta dirección, Fu et al. (2020) reportan que el apoyo de las amistades tiene un efecto moderador de la asociación entre la presencia de sintomatología depresiva y el uso problemático del celular, encontrando que las personas adolescentes que perciben mayor apoyo de los pares presentan un efecto más fuerte de la relación entre sintomatología depresiva y presencia de uso problemático.
Ahora bien, el efecto que tienen ambos tipos de apoyo en el control del uso problemático del teléfono celular no ha sido estudiado en profundidad, al menos en la literatura consultada. Precisamente, esto hace que el estudio sea de relevancia, tanto en el contexto donde se llevó a cabo como a nivel internacional.
Junto con estas dos dimensiones de apoyo, resulta relevante conocer el efecto de la satisfacción con la vida sobre el uso problemático del teléfono celular. La satisfacción con la vida se refiere a la evaluación general sobre qué tan positiva o negativamente se valora la experiencia vital actual (Inchley et al., 2016). Se asocia de forma estrecha con el bienestar subjetivo general y, en el caso de la adolescencia, está afectada por la calidad de los vínculos con la familia y las amistades. Al respecto, se ha encontrado que la integración social y el apoyo familiar predicen la satisfacción con la vida, seguida por las competencias sociales o el rendimiento académico (Calmeiro et al. 2018; Runarsdottir & Vilhjalmsson, 2019). Se ha encontrado que, en este periodo vital, la satisfacción con la vida está determinada además por factores de riesgo como el cibermatonismo o dificultades para el afrontamiento de problemas (Arnarsson et al., 2019).
A la par de las dimensiones de apoyo social y bienestar subjetivo, interesa estudiar el aporte de las diferencias de edad, sexo y zona de residencia urbana o rural -variables asociadas tradicionalmente con la brecha digital- para entender el uso problemático, y que se incorporarán aquí como variables control. En el marco de la encuesta sobre el empleo de internet en niñas, niños y adolescentes, realizada en Costa Rica en 2018 (Pérez Sánchez, 2019), se ha visto un mayor uso de internet y del teléfono celular conforme avanza la edad. De igual manera, se encontró que son los hombres adolescentes quienes presentan mayor exposición a riesgos en internet. En el caso de la zona de residencia, los resultados de investigación muestran que se mantiene la brecha digital por acceso y tenencia; se encontró que el teléfono celular es el principal dispositivo de acceso a internet en zonas rurales, por lo que podría pensarse un mayor uso excesivo de este dispositivo en esta zona.
A la fecha, no se reporta investigación de este tipo en otros países de Centroamérica, por lo que el presente artículo resulta ser un aporte relevante para el desarrollo de estudios por país, como para futuros esfuerzos comparativos en la región. A partir de las consideraciones teóricas y los antecedentes descritos anteriormente, se postulan las siguientes hipótesis de investigación (figura 1).
H1. Mayor apoyo parental está asociado a un menor uso problemático del teléfono celular.
H2. Mayor apoyo de las amistades está asociado a un menor uso problemático del teléfono celular.
H3. Una percepción más positiva de la satisfacción con la vida se asocia con un menor uso problemático.
H4. Se presenta un efecto mediador de la satisfacción con la vida, con respecto a la asociación entre apoyo familiar y uso problemático del teléfono celular.
H5. Se presenta un efecto mediador de la satisfacción con la vida con respecto a la asociación entre apoyo de las amistades y uso problemático del teléfono celular.
El sexo, la edad y la zona de residencia se incorporan como variables control.
Método
Se empleó un diseño cuantitativo transversal, recurriendo, específicamente, a una encuesta. El alcance de este estudio se orienta a la determinación de inferencia causal de las relaciones entre las variables de interés (Best & Wolf, 2015). Los resultados que se presentan en este artículo se desprenden de una encuesta nacional que, de forma representativa, estudia la población costarricense entre 9 y 17 años (Pérez-Sánchez, 2019), enmarcada dentro de la iniciativa internacional Global Kids Online encabezada por Unicef Innocenti y London School of Economics (Global Kids Online, 2022).
Participantes
La encuesta recurrió a un tipo de muestreo que sigue un procedimiento aleatorio, estratificado, polietápico, considerando como criterio para la estratificación tanto de la zona geográfica urbana como de la rural. Se controló la distribución por edad y sexo en las unidades muestrales estudiadas. El procedimiento muestral y el tamaño de la muestra facilitan hacer estimaciones con un nivel de error máximo de 3% y un nivel de confianza del 95%. La encuesta total consideró niñas, niños y adolescentes costarricenses entre los 9 y 17 años de todo el país y que hicieran uso de internet.
Esta investigación se concentró específicamente en la submuestra de los 530 adolescentes encuestados de entre 13 y 17 años (edad M = 14.84, DT = 1.44), 52.6% mujeres, 67% provenientes de zonas urbanas, correspondiendo a la distribución de la población de esa edad. Todas las personas participantes reportaron hacer uso de internet.
Instrumentos y procedimiento de recolección de datos
Los instrumentos utilizados son parte del cuestionario de la encuesta Global Kids Online, a partir de la versión empleada en Chile (Cabello et al., 2019).
Uso problemático del teléfono celular: el instrumento fue desarrollado a partir de la medida propuesta por Škařupová et al. (2016), con el objetivo de medir dificultades para poner límites a su uso, cambios en el estado de ánimo cuando no es posible disponer del dispositivo, presencia de conflictos interpersonales, descuido de deberes escolares o limitaciones en la comunicación cara a cara. Consta de seis ítems y se recurrió a un tipo de respuesta dicotómica (sí/no), con ítems como «te molesta cuando no podés revisar tu celular» y «a veces uso mi celular en lugares o situaciones donde no debería». El estudio original reporta un Alfa de Cronbach de .88 (Škařupová et al., 2016). En la presente investigación, el coeficiente Alfa de Cronbach fue de .79.
Apoyo familiar: mide el respaldo emocional o comunicativo de la familia. El instrumento se elaboró a partir de otro homónimo empleado por Inchley (2016) y la escala de apoyo social de Zimet et al. (1988). Son tres ítems que utilizan una escala de respuesta Likert de cuatro puntos, desde «muy en desacuerdo» a «muy de acuerdo», con ítems como «en mi casa, cuando hablo, escuchan lo que digo» o «mi familia realmente trata de ayudarme». El estudio original reporta un Alfa de Cronbach de .85 (Zimet et al. 1988). En la presente investigación el coeficiente Alfa de Cronbach fue de .74.
Apoyo de pares: la escala tiene por objetivo medir el respaldo de las amistades ante problemas y a nivel comunicativo. La medida se elaboró a partir del instrumento del mismo nombre empleado por Inchley (2016) y la escala de apoyo social de Zimet et al. (1988). Consta de tres ítems que recurren a una escala de respuesta Likert de cuatro puntos, desde «muy en desacuerdo» a «muy de acuerdo», con ítems como «mis amigos tratan de ayudarme» o «puedo contar con mis amigos/as cuando las cosas salen mal». El estudio original reporta un Alfa de Cronbach de .75 (Zimet et al. 1988). En la presente investigación el coeficiente Alfa de Cronbach fue de .84.
Satisfacción con la vida: esta medida es tomada de Cantril (1965), también conocida como la Escalera de Cantril, en la que, mediante la representación de una escalera, se les pide a los participantes evaluar su vida actual, donde 1 es la peor de las vidas y 10 la mejor de las vidas posible.
Junto con estas variables, se consideró el sexo (hombre=1, mujer=0), la edad en años cumplidos y la zona de residencia (urbana=1, rural=0).
Procedimiento
Los instrumentos fueron revisados y adaptados a los usos de lenguaje castellano del país. Al mismo tiempo, se efectuaron entrevistas cognitivas, cuyo objetivo es evaluar la comprensión de los ítems y las instrucciones del cuestionario (Willis, 2005). Se aplicaron dichas entrevistas a 40 personas de la población de la encuesta, lo que posibilitó efectuar correcciones con el objetivo de hacer mejoras en la comprensión de los ítems. Además, se llevó a cabo una prueba piloto a 100 participantes, lo que, de igual manera, permitió hacer mejoras en el proceso de recolección.
La aplicación definitiva se llevó a cabo mediante visita a hogares de las y los adolescentes en los meses de abril y mayo de 2018. Para la aplicación de la encuesta se entrenó previamente a las y los encuestadores y se utilizaron tablets para recoger los datos. La aplicación de los cuestionarios se efectuó previo consentimiento informado de las personas adultas cuidadoras y el asentimiento del o la joven.
Estrategia de análisis
Para el análisis de datos se efectuaron primeramente análisis descriptivos, luego correlaciones bivariadas y determinación de consistencia interna para las medidas estandarizadas (apoyo social y uso problemático del teléfono celular). En segunda instancia, se puso a prueba un modelo de ecuación estructural (Hooper et al., 2008) para determinar los predictores del uso problemático del teléfono celular. Como parte de este análisis, se siguió la propuesta de análisis de mediación (Hayes, 2009), con el objetivo de determinar el efecto mediador de la satisfacción con la vida sobre la relación entre el apoyo social percibido (familiar y de las amistades) y el uso problemático del dispositivo. Los análisis fueron realizados con R (versión 3.6.1), utilizando los módulos lavaan (SEM), medmod y el programa Jamovi (mediación).
Resultados
El uso problemático del celular en la muestra en estudio se podría caracterizar como medio bajo, con una marcada dispersión, de modo que se pueden presentar adolescentes que no realizan un uso de este tipo, mientras que otras personas tienen a un uso medio alto (M=2.13, DT=2, puntaje mínimo= 0, puntaje máximo= 6). Se presenta una alta satisfacción con la vida (M=8.3, DT=1.73, puntaje mínimo= 1, puntaje máximo= 10). De la misma manera, tanto el apoyo percibido de la familia (M=10.2, DT=1.92, puntaje mínimo= 2, puntaje máximo= 12) como el apoyo de las amistades es igualmente alto (M=9.25, DT=2.64, puntaje mínimo= 1, puntaje máximo= 12), resultando el apoyo familiar homogéneamente más alto que el de las amistades.
Las correlaciones bivariadas fueron el primer paso para la realización de los análisis (tabla 1). Se analizó la asociación entre el uso problemático, el apoyo familiar, el apoyo de amistades, la satisfacción con la vida junto con la edad, sexo y la zona de residencia. El uso problemático del teléfono celular presenta una correlación negativa baja con el respaldo familiar (p < .05) y la satisfacción con la vida (p < .001), de modo que un mayor uso problemático correlaciona con un menor respaldo familiar y una menor satisfacción con la vida (r = -.10 y r = -.18, respectivamente).
Se encontró una asociación positiva baja del uso problemático con el apoyo por parte de las amistades (r = .12, p < .05) y con la edad (r= .15, p < .01), lo que implica que un mayor uso problemático se relaciona con mayores puntajes en apoyo de las amistades y está más presente en los adolescentes de mayor edad.
Asimismo, se encontró una asociación entre el uso problemático y la zona de residencia (r = -.15; p < .01), de modo que en la zona rural es donde se presenta más este tipo de uso del teléfono celular. De igual manera, se encontró una asociación positiva entre el apoyo familiar con el apoyo de las amistades (r = .30, p < .001) y con la satisfacción con la vida (r = .30, p < .001), y entre el apoyo de las amistades y la satisfacción con la vida, presentando, sin embargo, una correlación más baja (r = .11, p < .05).
El apoyo familiar, el apoyo de las amistades y la satisfacción con la vida como predictores del uso problemático del teléfono celular
Se recurrió a un modelo de ecuación estructural para probar las hipótesis sobre la predicción del uso problemático del teléfono celular (H1-H5 y el control por sexo, edad y región), así como la covariación entre los tipos de apoyo. Al respecto, se optó por un modelo (figura 2 ) que logra niveles de ajuste adecuados con base en los criterios de la literatura especializada (X2 = 475.8, gl 255 p = < .0001, CFI = .96, TLI = .96, RMSEA = .04, IC (90%) = .03, .05, SRMR = .05, GFI = .99, AGFI = .99).
El apoyo familiar y el apoyo de las amistades covarían positivamente, por lo que altos puntajes en el apoyo familiar se asocian a altos puntajes en apoyo de las amistades (β = .33, IC = .22, .33, z = 5.78, p = .002).
El apoyo de las amistades presenta una asociación positiva con el uso problemático, obligando a rechazar la hipótesis 2. En otros términos, un mayor apoyo percibido de las amistades se vincula a mayor uso problemático (β = .20, IC = .008.35, z = 3.07, p = .0001). Asimismo, la hipótesis 1 debe ser parcialmente rechazada, ya que no se encontró una relación significativa entre el apoyo familiar y el uso problemático. Por otro lado, se presenta una asociación negativa entre la satisfacción con la vida y el uso problemático, tal como proponía la hipótesis 3 (β = -.16, IC = -.18, -.03, z = -2.77, p = .006).
En línea con lo propuesto por la literatura especializada, se encontró además que las y los adolescentes de mayor edad tienden a un mayor uso problemático del celular en comparación con los de menor edad (β = .17, IC = .05, .22, z = 3.11, p = .002) y que las personas provenientes de zonas urbanas hacen un menor uso problemático en comparación con las personas de zonas rurales (β = -.18, IC = -.67, -.16, z = -3.20, p = .001). No obstante, no se observaron vínculos estadísticamente significativos con el sexo del adolescente.
El efecto mediador de la satisfacción con la vida sobre la asociación entre el apoyo de la familia y las amistades con el uso problemático
El análisis de mediación realizado permite observar que, en línea con las hipótesis 4 y 5, existe un efecto indirecto del apoyo familiar tanto como del apoyo de pares sobre el uso problemático del celular, mediados por la satisfacción con la vida. Sin embargo, los pesos de la mediación en los efectos de estas variables son sustantivamente distintos.
Por un lado, tal como se puede observar en la tabla 2, se encontró un efecto mediador de la satisfacción vital con la relación entre apoyo familiar y el uso problemático del teléfono celular, validando la hipótesis 4. De modo que, si bien el modelo señala que no existe una relación directa entre apoyo familiar y satisfacción de la vida, el apoyo de la familia sí se asocia positivamente con la satisfacción con la vida y, a través de su efecto, se asocia negativamente con el uso problemático de celular. No solo eso, sino que el 51 % del efecto del apoyo familiar sobre el uso problemático, fuera estadísticamente significativo o no, ocurre a través de esta mediación.
Por la otra parte, se logró identificar un efecto mediador parcial de la satisfacción vital con la relación entre apoyo de las amistades y este uso problemático (tabla 3). A diferencia del apoyo familiar, el de pares sí tiene un efecto significativo directo y de signo positivo sobre el uso problemático del celular, que va contrario a su efecto mediado por la satisfacción con la vida. En otros términos, la presencia de una mayor satisfacción con la vida hace que se reduzca el efecto del apoyo de las amistades sobre el uso problemático del teléfono celular. Sin embargo, esta mediación es, en términos porcentuales, menor, por lo que el efecto del apoyo de pares continúa siendo sustantivamente promotor del uso problemático del celular.
Discusión
El presente artículo se abocó al estudio de los efectos del apoyo familiar y de pares, así como la percepción de satisfacción con la vida sobre el uso problemático de teléfono celular. Para poner a prueba las hipótesis, así como el potencial efecto indirecto de los apoyos a través de la mediación de la satisfacción con la vida, se utilizó la técnica de ecuaciones estructurales y el análisis de mediación sobre una muestra representativa de adolescentes costarricenses.
Se encontró respaldo a las hipótesis que planteaban un efecto directo del apoyo de pares (positivo) y de la satisfacción con la vida (negativo) sobre el uso problemático de celular, mas no el efecto protector esperado del apoyo parental.
Sin embargo, uno de los hallazgos más relevantes del estudio es que, lejos de descartar el efecto inhibidor del apoyo familiar sobre el uso problemático del teléfono celular, este últimos es mediado a través de la satisfacción con la vida. En otros términos, el apoyo familiar tiene un efecto positivo sobre los niveles de satisfacción subjetivos con la vida y, a través de este, uno de los efectos estadísticamente significativos de mayor peso para la reducción del uso problemático de celular. Estos resultados tienen respaldo en los hallazgos previos de la literatura especializada sobre los vínculos entre apoyo de la familia, satisfacción con la vida y bienestar (Gariepy et al., 2016; Inchley et al., 2016).
En este sentido, el papel del apoyo familiar en la reducción del uso problemático debe entenderse en un contexto más amplio: su relevancia para muchos ámbitos de la vida de los adolescentes, siendo el uso del celular solo uno de ellos. Es probable que el apoyo parental sí vincule con pautas de crianza y mediación digital más habilitadoras (Cabello-Hutt et al., 2018), así como con que un mejor clima y sostén intrafamiliar. Es razonable suponer, entonces, que esta combinación de factores también tenga un efecto protector ante este y otro tipo de conductas de riesgo o exceso en línea.
En lo que refiere al apoyo de las amistades, al considerar sus efectos directos e indirectos, la situación es un tanto paradójica. Si bien en términos de efectos totales el apoyo de pares incrementa el uso problemático de celular, también inhibe el uso problemático a través de su efecto en los niveles reportados de satisfacción con la vida. No obstante, esta mediación es -en términos porcentuales- de peso menor que la del apoyo familiar y que su efecto directo y positivo. En suma, el efecto a mayor nivel de apoyo de pares, a fin de cuentas, mayor es el uso problemático del celular. Resultados en esta dirección ya habían sido señalados por Zhou (2019), que encontraba que el apoyo social favorecía un aumento del uso y, más particularmente, el estudio de Fu et al. (2020), quienes muestran que la presencia de sintomatología depresiva se ve aumentada por el uso problemático del celular ante la presencia percibida de mayor apoyo por parte de las amistades.
A manera de proponer una hipótesis sobre este doble efecto del apoyo de pares, se considera pertinente entender al uso de internet a través del celular en los adolescentes como un comportamiento predominantemente centrado en la comunicación entre pares, como señalan los hallazgos de Global Kids Online tanto en Costa Rica como a nivel internacional (Livingstone et al., 2018; Pérez-Sánchez, 2019). En este sentido, es posible que, en el contexto de una sociabilidad predominantemente digital entre los jóvenes latinoamericanos actuales, el propio respaldo emocional o un apoyo ante el afrontamiento de problemas socioemocionales por parte de las amistades implique un incremento intenso en el uso del celular per se. Se recomienda continuar esta potencial línea de trabajo en futuros estudios.
Asimismo, la diversidad de interacciones mediadas por el dispositivo hace que lo que se ha llamado aquí uso problemático no pueda asociarse sin más a un comportamiento patológico o de riesgo, como ya lo han indicado Kardefelt-Winther et al. (2017), para el caso de la adicción a internet. Por el contrario, debería analizarse en el marco de un espectro de actividades que comprende desde tareas asociadas al desarrollo propias de este periodo del curso vital, hasta conductas que limitan las interacciones y actividades cotidianas que pueden ubicarse dentro de lo que Reinecke et al. (2018) han llamado «vigilancia en línea». Si bien la vinculación entre edad y uso problemático de celular no fue el foco principal de este estudio, es pertinente repensar aquí esta relación a lo luz de los hallazgos presentados. Como indican a nivel nacional Pérez-Sánchez (2019) y globalmente Livingstone et al. (2018), la edad parece asociarse con mayores riesgos en internet en términos generales, hallazgo que se reitera para el uso intensivo del teléfono celular (siendo uno de los predictores de mayor peso). Las y los adolescentes de menor edad presentan menores niveles de tenencia y usos de los dispositivos celulares, aspecto que cambia al avanzar la edad. Las demandas comunicativas comienzan a ser mayores, y esto parece estar llevando a un uso mucho más intensivo del dispositivo. Sería importante profundizar sobre el vínculo entre la edad, el género, la calidad percibida de las relaciones cercanas, los incrementos en las demandas comunicativas y el uso del teléfono celular en futuros estudios.
Por último, la sensación subjetiva de satisfacción con la vida parece ser un elemento central para entender el uso problemático del teléfono celular. La medición utilizada en este estudio ha mostrado asociarse positiva y significativamente con medidas más robustas de bienestar subjetivo, de allí la relevancia de estos resultados (Inchley et al., 2016). Desde este punto de vista, el uso problemático del celular puede entenderse como un síntoma o emergente de una serie de situaciones más amplias vinculadas con el bienestar y la salud mental de los jóvenes, como puede ser la sintomatología depresiva o el afron tamiento del cibermatonismo (por ejemplo, Coyne et al., 2020; Fu et al., 2020). Al respecto, Arnarsson et al. (2019) ya indicaban que una alta satisfacción con la vida podría reducir el impacto del cibermatonismo, resultado que es valioso para entender lo encontrado en la presente investigación.
El presente estudio no pretendía realizar generalizaciones a la población adolescente costarricense. Sin embargo, dado que los participantes son una submuestra extraída de una muestra representativa nacional, las posibilidades de generalización se ven reducidas. No obstante, se trata de una submuestra que mantiene, de forma general, las proporciones nacionales para ese grupo de edad entre hombres y mujeres o entre la proveniencia urbana o rural.
Queda pendiente, para futuras investigaciones, identificar cuál es la correlación del uso problemático del teléfono móvil con otros usos asociados tanto a oportunidades como riesgos digitales, así como indagar si el tipo de apoyo social posee un efecto mediador en uno u otro tipo de uso. Por ejemplo, resulta relevante estudiar el posible efecto mediador del apoyo social sobre la asociación entre el empleo del dispositivo orientado al aprendizaje y el uso problemático, o la relación entre los riesgos de contacto con personas adultas desconocidas y dicho uso del celular.
Estos son los primeros resultados de este tipo en Centroamérica, lo cual da cuenta de la necesidad de emprender investigación tanto por país como comparativa entre los países de la región y a nivel global, que permitan identificar las oportunidades y riesgos en el uso de las tecnologías digitales, para de esta manera incidir de forma concreta, específica y con propuestas puntuales en las políticas públicas de cada país.