Trabajo infantil en las calles de Bogotá

Child Labor in the Streets of Bogotá

Ángela María Pinzón, MD, MPH*, Leonardo Briceño, MD**, Ana Isabel Gómez, MD**, Catalina Latorre, MD, MPA***

* Investigadora-docente de la Universidad del Rosario. ampinzon@urosario.edu.co
** Docente de la Facultad de Medicina de la Universidad del Rosario.
** Directora del Departamento de Ciencias clínicas de la Facultad de Medicina Universidad del Rosario.
*** Directora del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad del Rosario.

Recibido: septiembre 2003. Aceptado: octubre 2003.

Resumen

Muchos niños trabajan en las calles de Bogotá. La cantidad exacta se desconoce y es muy poca la información disponible acerca de este grupo. El presente estudio identificó el comportamiento de las variables edad, género, desplazamiento por violencia, escolaridad, tipo de actividad desarrollada, tiempo de permanencia en la calle y cobertura de seguridad social, dentro de un grupo de 162 niños bogotanos con actividades económicas en la calle. Metodología: se realizó un estudio descriptivo en el que se entrevistaron los niños que se encontraban trabajando en ciertas calles de la ciudad de Bogotá, un día sábado. Resultados: de los 162 menores entrevistados, 52,5% eran niños y 47,5%, niñas. De todos ellos 38,5% resultaron ser menores de cinco años y 64,2%, mayores; 61,1% estaban solos y el resto, acompañados por algún adulto; 49,4% son hijos de familias desplazadas y el resto, hijos de habitantes de Bogotá. Se encontró una tasa de deserción escolar de 33,3% y una falta de afiliación a seguridad social de 38,9%, la cual es mayor en familias desplazadas y disminuye con el tiempo de estancia en Bogotá. Discusión: los datos sugieren una importante relación del trabajo infantil en la calle con el fenómeno de desplazamiento por violencia y un impacto serio del problema en la escolaridad de estos menores, así como largas jornadas de permanencia, en las que están expuestos a factores de riesgo tanto de seguridad como físicos, químicos, ergonómicos y psicosociales. Se evidenciaron tres grupos poblacionales diferentes de niños que trabajan en la calle, los hijos de familias desplazadas, los que trabajan en la calle y los que viven en la calle. Conclusión: el problema de trabajo infantil en la calle, en Bogotá, es un problema serio que requiere atención basada en el conocimiento de sus causas y la búsqueda de medidas más efectivas para su erradicación.

Palabras clave: trabajo, niño, Colombia, calle.

Abstract

There are many children working in the streets of Bogotá. The exact number is unknown and there is very little information available about this group. Methodology: Descriptive study. Children working in certain streets of Bogotá were surveyed on Saturday July 19th 2003. Results: A total of 162 children were surveyed, 52.5% boys and 47.5% girls; 38.5% younger then 5 years and 64.2% older; 61.1% were by themselves and the rest with an adult; 49.4% were children of displaced families and the others were children of families from Bogotá. A 33.3% rate of school desertion and a rate of 38.9% lack of social security affiliation were found. The lack of social security affiliation is higher in desplaced families and within this group it is higher in the families that have been living a short period of time in Bogotá. Discusion: Data suggest a strong relationship between child labor in the street and the problem of displaced families; a serious impact on school desertion, and long working hours exposed to various security, phisical, chemical, ergonomic, and psicosocial risk factors. There are three groups of children working in the streets of Bogotá: Children of displaced families; children that work in the streets, and children that live in the streets. Conclusions: Child labor in the streets of Bogotá is a serious problem, which requires attention based on knowledge of causes and the pursuit of effective measures for its eradication.

Key words: Labor, child, Colombia, street.

INTRODUCCIÓN

El trabajo infantil es un problema que afecta principalmente a los países en vías de desarrollo. Aunque se presenta también en países desarrollados, las cifras en éstos son mucho menores, los niños son mayores y existen mejores condiciones de trabajo (1). De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, hoy en el mundo existen aproximadamente 250 millones de niños que trabajan. De éstos, 120 millones se encuentran en Asia; 80 millones, en África, y 17 millones (el 7%), en América Latina. Si bien este número latinoamericano a simple vista no parece alarmante, es importante resaltar que América Latina, al igual que Asia, tiene a un 20% de sus niños trabajando (2). En Colombia, se calcula que existen aproximadamente 1’752.000 niños trabajadores entre 5 y 17 años, lo que representa a un 14,5% de la población de esta edad (3).

En Colombia el trabajo infantil se ha definido como “toda actividad de comercialización, producción, transformación, distribución o venta de bienes o servicios, remunerada o no, realizada en forma independiente o al servicio de otra persona natural o jurídica, por personas que no han cumplido los 18 años de edad” (4). Es importante anotar que la definición es amplia e incluye a los niños que trabajan para sus familias, sin remuneración.

Existen múltiples formas de trabajo infantil, que varían de acuerdo con la cultura familiar, la vivienda en campo o ciudad, la migración, la tecnología existente, el nivel socioeconómico, entre otros (5). Algunos estudios muestran que en Bogotá, el 90% de los niños trabajadores se encuentra en el sector informal (2) y que el 57,3% se dedica al comercio (6). Factores como la alta tasa de migración, la cultura de sus habitantes y las diferencias socioeconómicas se han relacionado con el problema. Téngase en cuenta que el trabajo infantil puede constituirse en un círculo vicioso, al asociarlo con la pobreza (7).

Las calles bogotanas permanecen llenas de menores trabajadores. Estos niños se ven en esquinas, semáforos, paraderos, parqueaderos, etc., y es prácticamente imposible visitar la ciudad sin observar el fenómeno.

El presente artículo presenta los resultados de un estudio descriptivo, con el cual se pretende identificar el comportamiento de las variables edad, género, desplazamiento por violencia, escolaridad, tipo de trabajo desarrollado, jornada laboral y seguridad social, dentro de un grupo de niños bogotanos trabajadores en la calle.

MATERIALES Y MÉTODOS

Este artículo presenta los resultados de un estudio descriptivo que se realizó aplicando encuestas a un determinado número de población infantil que trabaja en las calles bogotanas. Se incluyeron todos los menores, desde recién nacidos hasta los 17 años de edad, que se encontraron trabajando o acompañando a sus familias a trabajar, en el sector comprendido entre las calles 63 y 127 y las carreras 5ª y 19, el día sábado 19 de julio del 2003, de 10 a. m. a 5 p. m. Las encuestas se realizaron un día sábado ya que éste es el día de la semana en el que se puede encontrar un mayor número de menores en la calle (2). El sector elegido se encuentra en la zona nororiental de la ciudad, cubre parte de las localidades de Usaquén y Chapinero, dos de las 23 localidades de Bogotá.

Se realizó una prueba piloto con diez niños, con el fin de probar el instrumento y determinar cuál sería la metodología más adecuada. La encuesta que se aplicó fue diseñada con la colaboración de una psiquiatra, una psicóloga y una antropóloga, y se modificó después de aplicar la prueba piloto.

La encuesta podía ser contestada por los niños o sus familias. Si el entrevistador por observación conocía la respuesta a alguna pregunta, podía obviarla, por ejemplo, el sexo del menor. El tiempo promedio de respuesta fue tres minutos. Fue aplicada por los autores, quienes se entrenaron para hacerlo. Se incluyeron preguntas acerca de edad, sexo, acompañamiento, desplazamiento, escolaridad, tipo de trabajo desarrollado, tiempo de permanencia en calle y seguridad social. La encuesta desarrollada se incluye como un anexo a este texto.

La participación en el estudio fue de carácter voluntario y anónimo. Los entrevistadores se acercaron inicialmente a las familias de los niños y pidieron autorización para realizar la encuesta, y en ese momento les explicaron los objetivos del estudio. Si las familias autorizaban, se les preguntaba quién quería contestarla y se aplicaba únicamente a los interesados. En caso de que los niños se encontraran solos, los investigadores les explicaban los objetivos del estudio y les preguntaban si estaban interesados en contestarla. Una vez terminada cada encuesta, los investigadores revisaban los datos, preguntaban por la información faltante y confirmaban la incoherente.

Se creó una base de datos con los datos recogidos en las encuestas, luego se verificó su calidad escogiendo un 10% de las que estaban digitadas y se revisó que la información correspondiera con la información de la base de datos. Igualmente, se verificó la información al pasar diferentes pruebas estadísticas.

El análisis de los datos se realizó con el programa estadístico Stata. Se realizaron análisis de estadística descriptiva y algunos cruces bivariados. Finalmente, es importante anotar que no podemos extrapolar los datos a todos los niños trabajadores de la calle de Bogotá, ya que se trata de una muestra no probabilística.

RESULTADOS

Solamente una familia se rehusó a contestar el cuestionario. A continuación se presentan los resultados de la aplicación de la encuesta a 162 niños. El 50% (81) de las encuestas fueron respondidas por un familiar; el 48% (77), por los niños, y el 2% (4), por los niños y sus familias.

Sexo y edad

El 52% (85) de los menores encuestados fueron niños y el 48% (77) niñas. El 36% (58) tenía cinco años o menos (véase figura 1).

Figura 1. Edad niños trabajadores en la calle

Acompañamiento por adultos o por otros niños

El 61% (99) de los niños se encontraba acompañado por algún adulto. Al cruzar el acompañamiento con el género, se encontró que mientras el 70% de las niñas se encontraba acompañadas, solamente el 52% de los niños lo estaba, y al cruzarlo con edad se encontró que el 95% de quienes se encontraban sin adultos eran mayores de cinco años. Es interesante anotar que dentro de la muestra estas diferencias son estadísticamente significativas (ji 66,5 p < 0,0005 para edad/ acompañante, y ji 5,02 p < 0,025 para sexo/acompañante). En cuanto a la compañía por parte de otros niños, el 69% se encontraban en grupo.

Seguridad social

El 39% (63) de los niños encuestados refirió no poseer ningún tipo de seguridad social; el 58% (94), algún tipo, y el 3% (5) restante, no saber al respecto.

Desplazamiento

El 49% (80) de los niños encuestados pertenecía a familias desplazadas (figura 2). Dentro de los desplazados, el 95% (76) refirió desplazamiento por violencia y el otro 5% (4), desplazamiento por otras razones.

Figura 2. Desplazados

De los 80 niños desplazados, 39 (49%) no tenían seguridad social y 41 (51%) sí; mientras que de los 82 niños que viven en Bogotá, 24 (29%) no tienen seguridad social y 53 (65%) sí.

Dentro del grupo de desplazados, 35 (42%) se encuentran en Bogotá hace menos de 6 meses y 49 (58%) están hace más de 6 meses. Al tomar el punto de corte en 12 meses, encontramos que 60 (71%) se encuentran en Bogotá hace menos de un año y 24 (29%) están en la ciudad hace más de un año. En las tablas 1a y 1b se puede observar el comportamiento de la seguridad social dentro del grupo de desplazados relacionada con el tiempo de estadía en Bogotá.

Tabla 1. Seguridad social (SS) y tiempo de estancia en Bogotá de los desplazados.

Los niños pequeños tienen una mayor probabilidad de pertenecer a familias desplazadas. Esto es estadísticamente significativo para la muestra (ji 14 p < 0,006).

Escolaridad

Teniendo en cuenta que la edad de ingreso de los niños colombianos a primero de primaria es de 6 años, encontramos que 38 (33%) niños que deberían estar estudiando no están haciéndolo.

En cuanto a retraso escolar, considerando como tal el encontrarse en un grado escolar en una edad superior a 1,5 desviaciones estándar del promedio de edad nacional para dicho grado (8), se encontró que un 43% de los niños encuestados tenía retraso escolar. De todos los niños con retraso escolar, 73% son mayores de doce años.

Tiempo que permanecen en calle

20 niños (12%) permanecen menos de 10 horas a la semana en calle; 34 niños (21%), entre 11 y 20 horas; 38 niños (23%), entre 21 y 47 horas, y 70 niños (43%), 48 horas o más.

Actividad

Vender fue la actividad que se encontraba realizando un mayor número de niños (50 = 30,86%); labores como reciclar y cuidar carros se agruparon en otros por su baja frecuencia (figura 3). En la Tabla 2 se puede apreciar las actividades realizadas por los niños de acuerdo con su edad.

Figura 3. Actividades desarrolladas por los niños

Tabla 2. Actividad realizada por grupo de edad

DISCUSIÓN

A partir de los resultados mencionados y a la luz de los hallazgos de otras investigaciones sobre el mismo problema, en esta parte se discuten tres temas. En primer lugar, se comentan las principales características de la población entrevistada. En segundo lugar, se presentan los problemas asociados al trabajo infantil en calle, particularmente riesgos en relación con la seguridad y la salud, y se constatan las similitudes y diferencias entre los hallazgos de investigaciones en Bogotá y en otros países. En tercer lugar, se discute la existencia de distintas poblaciones de niños con problemáticas muy diversas en las calles de Bogotá. Esta distinción es importante para efectos de posibles medidas de intervención.

Comentario sobre las características de la población entrevistada

Teniendo en cuenta el pequeño sector de la ciudad de Bogotá del cual se tomó la población de estudio, el número de menores encontrados es alarmante. En cuanto al género de los encuestados, encontramos una distribución semejante a aquella reportada en el libro Creciendo en el asfalto (2), donde aproximadamente se tiene igual población de hombres y mujeres, pero diferente a la reportada en la Encuesta nacional de trabajo infantil, donde se evidencia un predominio de hombres realizando estas actividades laborales (64% niños y 36% niñas) y en estudios realizados en otros países (9).

La inclusión de menores de cinco años en este tipo de estudios es un concepto nuevo, el cual está justificado por el hecho de que ellos están expuestos a un alto número de riesgos para su salud, y que muchas veces son utilizados para conseguir más dinero. En la distribución por edades encontramos un pico entre los seis y los doce años, que cae posteriormente; esta caída podría deberse a un sesgo de selección de los entrevistadores, quienes pudieron no realizar la encuesta a algunos menores de edad con apariencia de adultos. Esto nos hace pensar que se tomaron todos los menores en trabajo infantil (menores de doce años), pero no todos los menores involucrados en trabajo juvenil —mayores de doce años— (6).

Dentro de los encuestados se encontró que los adultos acompañan con mayor frecuencia a los menores de corta edad y a las niñas. Esto se puede explicar por el hecho de que estos grupos son considerados más vulnerables.

Preocupa la falta de acompañamiento de los niños en la medida en que crecen. Estudios previos han demostrado una alta frecuencia de problemas como la drogadicción en niños alejados de entornos familiares (10).

Los hallazgos de alta deserción escolar (33%) y alto retraso escolar (43%) coinciden con las asociaciones encontradas por otros investigadores entre trabajo infantil y educación no percibida (7), y entre estadía en la calle y baja educación (9). Igualmente, son semejantes a lo encontrado en el estudio de Tijuana, donde se calculó una deserción escolar del 40%.

Las actividades que realizan los menores dependen de la edad en que se encuentren. Los menores de cinco años se dedican principalmente a pedir y acompañar, mientras que los niños entre seis y doce años hacen espectáculos en la calle y los mayores principalmente venden. La distribución de estas actividades por edades, sumada a la deserción escolar creciente, contribuye al desarrollo de un ciclo perverso de construcción cultural y social, que debe llevarnos a trabajar en actividades de erradicación del trabajo infantil, dirigidas hacia los padres y hacia los grupos de niños desde las edades más tempranas.

El 43% de los menores trabaja durante más de un tiempo legal en la calle y esto significa que están realizando un trabajo riesgoso de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (11). Además, implica que la actividad en la calle se constituye en una parte importante de la vida del menor, que lo sustrae de ambientes seguros y que genera ingresos vitales para éste o para su familia.

El 39% de los niños encuestados refiere no tener ningún tipo de seguridad social. Esto nos muestra la gran cantidad de menores que se encuentran desprotegidos. Es muy probable que gran parte del problema del trabajo infantil en Bogotá esté dado por las condiciones de violencia en el campo y en las otras ciudades. Aunque en la encuesta desarrollada aproximadamente la mitad de la población reportó desplazamiento y la otra mitad no, es claro que en Bogotá la población infantil de desplazados es numéricamente mucho menor que la población residente, por lo tanto, un análisis de riesgo establecería que el riesgo de ser menor trabajador es mucho más alto para los niños de familias desplazadas.

Como observamos en la tabla 1a, los desplazados tienen una mayor probabilidad de no tener seguridad social, y a mayor tiempo de permanencia en Bogotá, aumenta la probabilidad de tenerla. Esto sugiere, por una parte, que con el tiempo los desplazados la van adquiriendo en Bogotá y, por otra, a partir de la conclusión anterior, que las condiciones socioeconómicas o empeoran o se mantienen bajas, ya que la seguridad social predominante en el grupo es la del régimen subsidiado. Esto en Colombia significa pertenecer a estratos socioeconómicos muy bajos, no tener trabajos formales, vivir en condiciones de vivienda y servicios públicos paupérrimos y percibir ingresos muy bajos.

El que la mayor parte de los niños trabajadores reporte menos de un año de haber sido desplazados por la violencia puede tener varios significados: primero, puede ser un sesgo en la población entrevistada; segundo, en la medida en que transcurre el tiempo el niño desplazado trabaja menos en la calle, y tercero, en el último año pudo haber aumentado el número de desplazados hacia Bogotá.

Problemas asociados al trabajo infantil en calle

A continuación se presenta un análisis resumido de los principales riesgos ocupacionales a los cuales se ven expuestos los niños que trabajan en la calle, basado en el panorama de riesgos ocupacionales propuesto por Jairo Estrada (12). Se hace hincapié en la falta de seguridad a la que están expuestos los niños.

El espacio público es el lugar de trabajo de estos niños y, por lo tanto, no solamente carecen de algún tipo de seguridad, sino que además tienen que evadir peligros. Aparte de lo anterior, están en la obligación de disputar su sitio de trabajo con el resto de la población, incluso mu chas veces tienen que pagarlo (2), y están expuestos a ser arrollados por vehículos constantemente o a condiciones difíciles, como el abuso sexual, que pueden ser las más predominantes. Este sitio de trabajo genera, además, exposición a situaciones violentas derivadas de la inseguridad social, la persecución por parte de las autoridades y el encuentro con indigentes, habitantes de la calle y delincuentes (13).

En el proceso de aplicación de la encuesta nos encontramos con dos madres que nos relataron cómo en la calle les habían arrebatado de sus manos a sus hijas menores y cómo nunca más las volvieron a ver. Diversos estudios han encontrado que los niños de la calle son, con frecuencia, forzados a prostitución (14, 15), lo cual sugiere que una de las consecuencias desfavorables del trabajo infantil en este ámbito, incluso en la modalidad de ingreso familiar suplementario, es la del incremento de la exposición al riesgo al abuso o explotación sexual, que puede llegar hasta la trata de niños con fines de prostitución.

Además de la falta de seguridad, estos niños están expuestos a otros factores de riesgo, entre los que se encuentran los físicos —ruido, temperaturas extremas o radiaciones—, los químicos —humos (16, 17), material particulado (2)—, los ergonómicos —sobreesfuerzos, movimientos forzados, trabajo prolongado de pie, voceo— y los psicosociales, que atentan contra el desarrollo mental adecuado del menor trabajador —jornada laboral extensa (2, 5), ansiedad (18), agresión, estrés (5, 7), acoso sexual (2) y fatiga (19)—.

Asociado a lo anterior se encuentra que el niño por deserción y retraso escolar se desarrolla de manera más lenta en el ámbito educativo y, por lo tanto, su desarrollo mental sufre menoscabo.

Entre los principales síntomas físicos referidos por poblaciones de menores trabajadores se encuentran: piquiña en ojos (48%), congestión respiratoria (41%), molestias en la piel (39%), así como bajos concentraciones de hemoglobina y mala condición física (20). Entre los principales síntomas psicológicos: mal humor (44%), llanto (17%), ideación suicida (14%) y agresividad (13%) (2). Estudios de otras zonas del mundo muestran accidentalidad, infecciones cutáneas, diarrea e infecciones respiratorias altas (21).

Si bien el trabajo infantil se ve en todo el mundo, las condiciones de trabajo de los niños de países en vías de desarrollo son bastante peores que las de aquéllos en países desarrollados (22). Infortunadamente, aunque se conocen los factores de riesgo a los que están expuestos estos niños, se desconocen los problemas de salud que presentan. Es necesario continuar estudiando el tema, determinar cuáles son los efectos que estos niños presentan y ofrecer los diferentes grados de prevención para los mismos.

Tres poblaciones diferentes

Diversas investigaciones sobre trabajo infantil en la calle, en Colombia, han identificado dos grupos de niños claramente diferenciados (10). Por un lado, los niños de la calle, que pasan la mayor parte de su tiempo en estos lugares y duermen debajo de los puentes o a la intemperie. Estos niños, por lo general, carecen de estructura familiar y pertenecen a pandillas, clanes o ‘parches’. En segundo lugar, se habla de niños en la calle, que simplemente trabajan un número de horas a la semana con el fin de obtener un ingreso suplementario para ellos o para sus familias. Las fronteras entre ambos grupos no son totalmente definidas y frecuentemente es difícil distinguir entre unos y otros (23).

El instrumento empleado en esta investigación no incluyó preguntas específicamente diseñadas para distinguir a uno o a otro grupo. Sin embargo, el proceso de recolección de información y las respuestas a las preguntas formuladas nos permitieron constatar que las calles de Bogotá se encuentran pobladas por tres grupos de niños trabajadores diferentes: los niños de la calle, los niños en la calle y los niños de familias desplazadas. Este último grupo representa cerca del 50% de los infantes encontrados. Normalmente los hallamos acompañados de su madre, pidiendo limosna en un semáforo en grupos de tres o cuatro núcleos familiares juntos.

Algunos de los resultados de este estudio sugieren que estos tres grupos tienen problemáticas muy diferentes, que requieren medidas de intervención también diversas, de acuerdo con su situación. No se dispone de estudios de seguimiento en el tiempo de estos niños, hijos de familias desplazadas, que permitan determinar la relación existente entre desplazamiento y abandono (niños de la calle). El presente estudio aporta apenas información indirecta sobre el problema.

La mayoría de los niños de la calle trabajan y con frecuencia no es posible distinguir entre un niño que trabaja en calle y un niño que vive allí (22). Sin embargo, varias investigaciones han mostrado diferencias radicales en el comportamiento de variables fundamentales para el desarrollo infantil, como el consumo de drogas, entre los niños de la calle y en la calle. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) ha desarrollado un par de estudios para caracterizar a los niños que viven en calle en Bogotá, pero no sobre el total de niños que trabajan en calle (23). Nuevas investigaciones son necesarias en este frente.

El trabajo infantil en la calle es un problema importante en la ciudad de Bogotá, que requiere investigaciones serias para su solución. Se necesita un censo de la población infantil que trabaja en calle y conocer un poco más sobre los problemas de salud y bienestar social que pre senta. Igualmente, es fundamental considerar el fenómeno del desplazamiento como un factor importante del trabajo infantil en calle.

Es esencial actuar con conocimiento, al proponer medidas para lograr su erradicación, ya que, por ejemplo, se ha visto que las leyes que prohíben y limitan el trabajo infantil formal en fábricas pueden llevar a los niños a trabajar en las calles en peores condiciones (23).

La educación gratuita para estos niños puede reducir las dificultades económicas de los padres y el número de niños en las calles (21). Es necesario tomar medidas para hacerla efectiva.

Si no se comienza a proteger a nuestros niños, vamos a tener un alto porcentaje de población enferma física y mentalmente, y vamos a contribuir a ahondar las disparidades sociales que de hecho ya presenta nuestro país (24).

AGRADECIMIENTOS

A Juan Carlos Botero Navia, por su invaluable colaboración, y a María Nelcy Rodríguez, por su ayuda en el análisis estadístico.

Anexo 1. Encuesta

REFERENCIAS

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