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Revista Ciencias de la Salud

versión impresa ISSN 1692-7273versión On-line ISSN 2145-4507

Rev. Cienc. Salud v.5 n.2 Bogotá mayo/ago. 2007

 

Programas de doctorado en Colombia

Ph.D. Programs in Colombia

Felio J. Bello García, PhD.

Profesor Principal Facultad de Medicina Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. e-mail: fbello@urosario.edu.co


Los programas de doctorado son relativamente recientes en Colombia y sólo se articularon formalmente como parte de la estructura de la educación superior con la Ley 30 de 1992. Aunque esta modalidad de estudio posgradual, que otorga el más alto título educativo, se ha venido reglamentando en nuestro país (decretos 836 de 1994, 2791 de 1994, 1475 de 1996, 2566 de 2003 y 1001 de 2006), aún no ha logrado alcanzar una cobertura significativa en las ofertas académicas que promueven la mayoría de las universidades tanto públicas como privadas.

El hecho de que en relación con el resto del mundo en nuestro medio llegamos a desarrollar tardíamente este tipo de formación educativa no es algo fortuito: está en concordancia con las características sociales, económicas, culturales y políticas de la nación colombiana. Aunque el propósito de la presente nota editorial no es establecer un profundo análisis –sustentado con estadísticas–de las causas y consecuencias del tema que se aborda, es evidente que la realidad actual es sintomática de lo que ha venido sucediendo con el desarrollo de la educación en su conjunto desde hace varias décadas. Basta sólo con mirar el dato reciente de la baja oportunidad de acceso a la educación superior que tienen los jóvenes bachilleres (17%) lo cual, unido a los altos índices de deserción que alcanza esta población, que puede llegar hasta el 50% en el segundo semestre de estudios universitarios, permite inferir que estamos frente a un problema complejo que de igual forma debe ser analizado en términos integrales con una visión dialéctica.

A nivel de la formación doctoral, las cifras críticas no pueden ser más elocuentes: de acuerdo con los registros que presenta el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología, en 2002 se graduaron ciento sesenta y siete estudiantes de un total de cuarenta y seis programas de doctorados existentes. En la actualidad, el número de programas de posgrado en este nivel es de cincuenta y seis, lo que representa un crecimiento del 21,73% y una población total de graduandos para el presente año de aproximadamente doscientos cinco.

Estos datos sobre cobertura son irrisorios, a pesar de los avances en los últimos cinco años, comparados con otros países, no con los industrializados, que llevan la vanguardia en estos programas y son inalcanzables para nuestros propósitos de avance y competitividad, sino con algunos latinoamericanos como Brasil, México, Chile, Cuba, Argentina y Venezuela, que presentan un mayor desarrollo.

¿En qué radica la importancia de los programas de doctorados? Constituyen organizaciones de formación académica y científicas de alto nivel, estratégicas para el desarrollo de cualquier nación. En ellos se forman los investigadores que están en condiciones de orientar y realizar en forma autónoma procesos académicos y científicos en los diferentes campos del saber. En nuestra época, catalogada como la era del conocimiento, se ha demostrado que el crecimiento económico, el bienestar y la cohesión social dependen de las competencias colectivas que se adquieran para generar, transferir el conocimiento de manera responsable, pertinente e innovadora. La historia reciente de algunos países, los casos paradigmáticos de India, Corea y Singapur, que se propusieron invertir audazmente en estos programas de formación posgradual y, consecuentemente, en ciencia y tecnología, muestran en forma sostenible altos índices de crecimiento económico, de productividad, de innovación y de competitividad. De la forma como se integren los conocimientos avanzados con la solución de los problemas sociales y económicos del entorno se tendrá una intervención positiva en la vida de la nación.

Sin embargo, en Colombia nos encontramos inmersos en un círculo vicioso donde no hay avances significativos en la formación de investigadores ni en el desarrollo de la investigación científica por la falta de recursos humanos, materiales y económicos, pero al mismo tiempo el país no alcanza los niveles deseados de desarrollo económico y social, en forma autónoma y sostenible, precisamente por la ausencia de este importante factor dinamizador del progreso. Cambiar la concepción que ancestralmente han mantenido los dirigentes del país, los gremios económicos y muchos actores que se relacionan con la educación será un avance en la dirección correcta para que se establezca una intervención seria, coherente y audaz del Estado y la sociedad que le apueste al desarrollo de la ciencia y la tecnología, en la perspectiva de poder superar la ignominia y el atraso.

Las universidades colombianas tienen una gran responsabilidad con el país y un gran reto para contribuir con el desarrollo de la sociedad a través de los programas de doctorados. La Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario ha interpretado el momento histórico con fundamentos académicos y científicos para desempeñar un rol preponderante en esta fase a través del Plan Integral de Desarrollo 2004- 2015, en donde el fortalecimiento de los posgrados, y particularmente el de formación doctoral en diferentes disciplinas, está a la orden del día, soportados en las fortalezas investigativas de las facultades, bajo los principios de calidad, pertinencia y equidad que posibiliten asegurar una articulación dinámica entre las diferentes disciplinas científicas, la innovación y los entornos productivos, de tal forma que “respondan a parámetros institucionales, nacionales e internacionales de calidad”.

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