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Revista Ciencias de la Salud

versión impresa ISSN 1692-7273versión On-line ISSN 2145-4507

Rev. Cienc. Salud v.9 n.2 Bogotá mayo/ago. 2011

 


Editorial


El capital social de la comunidad científica



La utilidad del conocimiento está en la manera como la sociedad se beneficia de él, por esto los académicos buscan divulgar los resultados de sus reflexiones y proyectos de investigación. Socializar el conocimiento es un pretexto para construir comunidad académica, de ahí que las revistas científicas se convierten en un instrumento que contribuye con este propósito. La construcción de comunidades académicas congrega las capacidades técnicas, científicas y humanas de los individuos que las conforman para hacer posible el desarrollo social.

La formación y el desempeño de los profesionales de la salud requiere conocer y actuar en consecuencia con el compromiso que tenemos con el desarrollo, al ser parte de comunidades generadoras de capital social. Para esto es preciso recordar el significado de este compromiso.

En las últimas décadas el concepto de capital social se incluye en los procesos de desarrollo. Este concepto gira alrededor de factores intangibles como los valores, las normas y las actitudes de confianza, e incluso las redes sociales que facilitan la coordinación y cooperación para lograr propósitos conjuntos. La cepal entiende el concepto como "el conjunto de normas, instituciones y organizaciones que promueven la confianza y la cooperación entre las personas, las comunidades y la sociedad en su conjunto".

Este concepto implica medir el grado de asociación existente entre los diferentes actores sociales que facilita acciones colectivas y de cooperación. También resalta la importancia de los valores éticos en el juego de los intercambios económicos y sociales (1).

Las dimensiones de interés son la individual y la colectiva o nacional. La individual entendida como el grado de integración que cada profesional de la salud tiene en su entorno a partir de las relaciones más cercanas que establece con su familia y su entorno laboral, y la colectiva como el acervo del conjunto de los profesionales de la salud, como un grupo social diferenciado por su lenguaje y su participación en la vida pública.

La gran ventaja de este concepto es que deja en evidencia que las relaciones sociales de solidaridad, cooperación y confianza son productoras de una riqueza y un beneficio social sostenible, que no podría obtenerse desde el plano del intercambio de productos y servicios. Desde este contexto resulta natural preguntarnos en qué medida la manera como asumimos nuestro desempeño profesional favorece el trabajo colaborativo y genera un clima de confianza desde la gestión individual y colectiva. ¿Será que privilegiamos tanto nuestros intereses individuales que desdibujamos o desaparecemos los del grupo al cual pertenecemos? ¿Será que propiciamos sinergias sociales exitosas y moralmente deseables para promover la autonomía de las personas?

Responder estas preguntas demanda un proceso de reflexión y observación continuo y sistemático de la vida profesional propia y de la de nuestros colegas. Hace parte de la responsabilidad ética que tenemos como seres autorregulados, que reconocen sus aciertos y desaciertos, para de manera consciente disponer de los recursos necesarios para mejorar su desempeño profesional y avanzar en su proyecto de vida.

Generar capital social es simple y está al alcance de todos. Se genera al ser parte de redes sociales (no precisamente Facebook, Twitter o Hi5), al establecer relaciones basadas en la confianza y en un principio de reciprocidad. Cuando en la convivencia se perciben valores compartidos, cortesía, respeto e integridad. Cuando además del conocimiento que generamos y divulgamos con diferentes estrategias de trasferencia del saber pensamos lo mejor de nosotros y de nuestros colegas, respetamos el tiempo y las posiciones de otros, descubriendo la lógica, la argumentación y la emotividad que la soportan.

La comunidad académica es una estructura esencial para la vida social y política. Para quienes conformamos la comunidad de profesionales de la salud es importante recordar que lo deseable es crear ambientes de confianza y el goodwill que resulta cuando las personas trabajan juntas, comparten intereses para mantenerse unidas y respetan sus obligaciones en el grupo. La solidez de una comunidad es característica del comportamiento ético y civil de sus miembros.

El concepto de capital social exhibe la manera como una comunidad o sociedad coopera, colabora y establece normas y valores para crear confianza y beneficios mutuos. El término sugiere responsabilidad recíproca y conectividad social (redes sociales que con el pretexto de compartir conocimientos enriquecen su capacidad de trabajo y la responsabilidad social de sus miembros). Es un bien tangible que beneficia a individuos y grupos, por cuanto supone cooperación, soporte mutuo, confianza y efectividad institucional. Crea comunidades y organizaciones interdependien-tes que no son consecuencia de la autonomía e independencia de los individuos, sino que resultan de la eficiencia y la efectividad del trabajo colaborativo de sus miembros.

La conectividad del capital social contiene lo que James Coleman denomina la densidad de las redes. Esta densidad es la cohesión grupal dada por el grado de interdependencia que existe entre los individuos y el contacto entre ellos a pesar de las diferencias de sus miembros. Sin embargo es común apreciar que los individuos se focalizan e las actividades propias de su grupo y muchas veces no tienen en cuenta a los individuos ubicados en otros grupos. La clave está en poder vincularse con diferentes grupos y medios para dinamizar el flujo de información y de interacciones del propio grupo (salir del mismo círculo, la misma gente, las mismas ideas y oportunidades) y acceder a posibilidades amplias de acción (2).

Una vez recordado uno de los significados que tiene nuestro compromiso de generar capital social es claro que como profesionales de la salud somos parte de una comunidad académica comprometida con el bienestar social y la calidad de vida. Una comunidad que demanda de nosotros sentido de identidad y pertenencia, necesidades compartidas y el compromiso a largo plazo del trabajo colaborativo, y que a su vez se apoya en la capacidad para establecer diferentes relaciones y confianza fuera de nuestro grupo primario. Podemos comenzar por leer a nuestros colegas, para a partir de su escritura descubrir intereses y necesidades comunes que aumenten la densidad de nuestras relaciones a propósito de nuestro compromiso con el desarrollo social, sumado a las expectativas que la sociedad tiene de nosotros.


Referencias

1. Organización de Estados Americanos. ¿Cómo enseñar ética, capital social y desarrollo en la universidad? Estrategias de Responsabilidad Social Universitaria, módulo uno, Buenos Aires; 2002.        [ Links ]

2. Burt, R. "Structural Holes versus Network Closure as Social Capital". University of Chicago and European d'Administration d'Affairs (insead), Chicago; 2000.        [ Links ]

Martha Rocío Torres Narvaez

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