SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.12 número3Defectos en la expresión de cadena zeta (ζ) en un grupo de pacientes con lupus, escleroderma y artritis de inicio tardío, Colombia 2014 índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Revista Ciencias de la Salud

versión impresa ISSN 1692-7273

Rev. Cienc. Salud vol.12 no.3 Bogotá set./dic. 2014

 

La protección a la infancia

Alberto Vélez van Meerbeke MD, MSc.1

1 Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, Universidad del Rosario. Bogotá-Colombia.


La infancia en nuestro país se halla en una situación de desprotección tal, que se requieren muchos esfuerzos a través de diversas acciones, no solamente del gobierno, sino también de la empresa privada. Según las cifras actuales, existen en el país alrededor de cinco millones de niños menores de seis años, de los cuales la mitad se encuentra en condiciones de vulnerabilidad y de pobreza extrema; muchos de ellos son hijos de madres cabeza de familia que reciben menos de cinco mil pesos diarios para su sustento y el de sus hijos. Estas familias están abocadas a no tener las condiciones mínimas de supervivencia y, por ende, a un inadecuado desarrollo para que puedan tener un lugar aceptable dentro de la sociedad.

Según UNICEF, ‘protección de la infancia' se refiere a las labores de prevención y respuesta a la violencia, la explotación y el abuso contra niños y niñas. Esto debería estar garantizado por el gobierno, si se considera que la Ley 1098 de 1986 del Código de la Infancia y la Adolescencia tiene como finalidad “garantizar a los niños, a las niñas y a los adolescentes su pleno y armonioso desarrollo para que crezcan en el seno de la familia y de la comunidad, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión. Prevalecerá el reconocimiento a la igualdad y la dignidad humana, sin discriminación alguna”. Sin embargo, no hay nada más lejano de la realidad. Todos los días los noticieros y los periódicos están llenos de noticias de maltrato, asesinatos, abuso, violencia, etcétera, sobre la población infantil. Además, en la situación de desplazamiento en la que se encuentran numerosas familias del país, los niños son los que llevan la peor parte, porque, aparte de la zozobra y el miedo que impone esta condición, son sacados de su hábitat natural, para vivir en hacinamiento con pocas probabilidades de crecer en un ambiente sano o al menos con las condiciones mínimas que se requieren para un buen desarrollo. Los entes gubernamentales poco pueden hacer para solucionar la situación de manera inmediata. Algunas veces, porque se encuentran desbordados ante la avalancha de problemas que enfrentan y, otras, porque la desidia, la corrupción o la burocracia, limitan y enlentecen los proyectos orientados al apoyo de la infancia. Esto lleva a que el presupuesto destinado a esta población se desvíe y termine al servicio de la burocracia estatal o que sea invertido en diagnósticos y evaluaciones técnicas que finalmente son archivadas sin que sus resultados se utilicen en beneficio de la infancia.

Ahora bien, no todo es malo. Al menos en el papel, el actual plan de desarrollo y la estrategia ‘De cero a siempre' buscan establecer las políticas y las condiciones para atender en el corto plazo a mínimo 1 200 000 niños de forma integral, para lo cual ofrece una serie de actividades orientadas a mejorar las pautas de crianza por parte de los cuidadores, mantener los niveles adecuados de salud, tener un estado nutricional apropiado, favorecer el ambiente y apoyar la tolerancia y la no discriminación, entre otros. Está proyectado que el programa se universalice en el transcurso de los próximos años, con la mira de atender 2 875 000 niños y niñas del Sisbén 1, 2 y 3. Sin embargo, del dicho al hecho hay mucho trecho, como dice el refrán popular.

La falta de apoyo estatal contrasta con la labor realizada por organizaciones privadas en algunos territorios de la geografía nacional, con resultados que muestran la importancia de la construcción de tejido social que asegure unas condiciones más dignas de existencia para las familias beneficiarias de sus programas. Un ejemplo de ello son las fundaciones Ayuda a la Infancia Hogares Bambi y Tiempo de Juego, que a través de objetivos distintos tienen la finalidad de mejorar las condiciones de la población infanto-juvenil en las áreas donde están localizadas. Es claro que como estas dos fundaciones, existen muchas otras dedicadas a esta misma labor, pero que resulta imposible mencionarlas en este espacio.

La fundación Ayuda a la Infancia Hogares Bambi (http://www.ayuda-infancia-bambi.org) es una entidad sin ánimo de lucro, fundada por un grupo de familias suizas en 1985. Desde entonces, se ha dedicado a la protección de la niñez menos favorecida a través de diferentes programas que tienen como finalidad la protección de los derechos de los niños. De esta manera, ha ayudado a satisfacer las necesidades básicas y asegurar el bienestar para poder obtener un desarrollo global de las potencialidades de estos infantes. En la actualidad, Hogar Bambi está presente en Bogotá, Cali, Medellín y Darién (Valle del Cauca), en donde trabaja en alianza con el gobierno, instituciones internacionales, empresas privadas, personas naturales, entidades no gubernamentales, hospitales, iglesias y donantes voluntarios. La financiación se efectúa por partes iguales de Suiza y Colombia. El trabajo se realiza en los hogares a través de la atención integral al niño en diferentes modalidades para asegurar el derecho a la salud, la educación, la protección y la participación. Además, requiere una participación activa de la familia como eje principal del desarrollo del niño y está articulado con las estrategias de Gobierno a niveles central y local: semi-internado y atención día, atención noche o emergencia, en la que los padres acuden a la fundación por cuestiones de su trabajo o de otra índole pues no pueden atender a sus hijos durante ese tiempo; internado en el que se reciben niños en protección o restitución de derechos y el programa de adopción y prevención.

Esta fundación también realiza una labor con las comunidades para mejorar las condiciones nutricionales de los niños. Hasta el momento han creado siete hogares, en los cuales 12000 niños de 0 a 6 años se han beneficiado de los programas con estancias que oscilan entre los 8 y los 12 meses, se han recuperado nutricionalmente a muchos de ellos y se ha realizado seguimiento a las familias hasta por dos años, lo que ha favorecido que en el 75 % de los casos las familias se reintegren nuevamente. Desde el año 2000, crearon el Programa de Mejoramiento Familiar (Promefa) que tiene por objeto cambiar las condiciones de vida de las familias a través de actividades de desarrollo personal y empoderamiento, capacitación técnica, nivelación escolar y generación de ingresos a través de la implementación de unidades productivas o ingreso a la vida laboral. Se han beneficiado 3200 progenitores, en especial madres cabeza de familia, lo cual mejora la calidad de vida del núcleo familiar al encontrar una estabilidad económica. Además, la Fundación ha servido para la creación de 130 puestos de trabajo en un ambiente de compromiso total hacia el bienestar y el progreso de los niños.

La segunda organización es la fundación Tiempo de Juego (http://tiempodejuego.org), que se creó en el año 2008 como un proyecto de iniciativa comunitaria, en las barriadas de Cazucá, cuando un joven comunicador social, Andrés Wiesner, durante el desarrollo de una investigación sobre pandillas en la comuna cuatro, entabla una relación con jóvenes a través del juego del fútbol en un espacio público. Ante el constante crecimiento de los participantes cada fin de semana, se hizo necesario contar con una estructura mínima y de esta forma nació la fundación con la “misión de desarrollar programas sostenibles de fortalecimiento comunitario mediante la participación activa y la inclusión de los niños, niñas, jóvenes y adolescentes (NNJA), a partir de estrategias que involucren el deporte, la actividad artística y las diferentes expresiones que los NNJA utilizan como mecanismos de construcción de identidad y participación”. Su filosofía hace parte del programa Fútbol por la paz, que tiene orígenes humildes en las comunas de Medellín, y en la que a través del juego y la diversión, ayuda en la adquisición de nuevos roles y compromisos. La fundación provee herramientas divertidas para estimular la sana convivencia en las canchas y como mencionan en su página “se transmiten valores, se motiva la inclusión y se transforma la realidad muchas veces nociva que los niños y niñas enfrentan en sus propias comunidades”. Esta estrategia ha permitido que los menores utilicen de manera diferente su tiempo libre e inicien la construcción de un proyecto de vida propio, a través de los programas que ofrecen: escuelas deportivas, tiempo de juego patrocinada por la Fundación Adidas (fútbol, baloncesto, atletismo y porrismo),Acompaña la jugada, talleres de formación integral con temas educativos en asocio con la organización Children of the Andes y cofinanciada por la Agencia Presidencial para la Cooperación (APC); Generación de Oportunidades Laborales (GOL), programa financiado por la Comunidad de Madrid en la que se contratan a los integrantes de la fundación para desempeñar funciones como técnicos de campo, gestores comunitarios y otras actividades; y toma y Dame-Voluntariado en la que personas donan su tiempo en actividades de orden práctico, técnico y profesional.

Tiempo de juego se encuentra en Soacha (comuna IV, altos de Cazucá) y Cartagena (comunidades de Santa Rita, Olaya Herrera y San Pedro y Libertad) y ha beneficiado alrededor de 2300 NNJA que asisten, al menos, una vez por semana. El 50% expresa sus deseos de convertirse en monitores lo que han logrado 43 de ellos. Para la sostenibilidad, aparte de la financiación de varias empresas y los donantes voluntarios, cuentan con unidades productivas como un taller de screen, una planta de transformación de soya, dos panaderías y un hotel en la zona turística de Cartagena.

Ambas instituciones han sido reconocidas internacionalmente y son un ejemplo de lo que se podría hacer sin la burocracia y lentitud de las organizaciones estatales. Sin embargo, las necesidades que tienen para el funcionamiento del día a día son inmensas. Por este motivo, requieren de la donación de recursos, tiempo voluntario y alianza con empresas para poder subsistir y continuar este valioso aporte a la población infanto-juvenil para que puedan mejorar las condiciones de vida de sus familias, de su comunidad y del país.

Aunque este no es el espacio ideal, en nuestra política de presentar la revista con dibujos de población vulnerable, niños, personas en condición de discapacidad, etcétera, queremos dar un pequeño apoyo a la fundación Bambi con la publicación del dibujo "Mi hogar", pintado por uno de los niños que se encuentran en los programas de protección en un taller en el que los niños soñaban cómo querían que fuera su casa, en los siguientes números tendremos la colaboración de tiempos de juego.