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Prospectiva

versión impresa ISSN 1692-8261

Prospect. vol.15 no.2 Barranquilla jul./dic. 2017

 

Editorial

Ética y Educación de calidad, fundamentales para la competitividad de Colombia

John Alejandro Forero-Casallas


Una de las principales fuentes para el desarrollo de las naciones ha sido la explotación de sus propios recursos naturales, ya sea para su propio consumo o, como en la mayoría de casos, para su comercialización en pro de beneficios económicos. Un país geográficamente privilegiado como Colombia, también basa su economía en la comercialización de los recursos naturales con los que cuenta. Un estudio reciente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia permite ver que el 95% del ingreso de divisas al país provenían de la comercialización de productos tales como: petróleo, gas, carbón, coltán, café, flores, banano, entre otros; tan solo el 5% restante de las divisas eran generadas a partir del desarrollo de valor agregado a productos manufacturados o procesados sofisticadamente. Es evidente que gran parte de los productos que se explotan en el país son no renovables, lo que obliga a replantear desde ahora las estrategias de subsistencia económica, pensando en un futuro viable para la nación.

La educación con calidad es el nuevo horizonte al que Colombia debe apuntar con el fin de generar valor agregado a las materias primas con las que cuenta el sector productivo. Algo se ha avanzado con respecto a este tema, las políticas de calidad del Ministerio de Educación Nacional pretenden hacer que Colombia esté por encima de la media Latinoamericana donde la mitad de los estudiantes no terminan la educación secundaria. Sin embargo, aún el esfuerzo es poco si tenemos en cuenta que en Bogotá D.C. de los 48 mil jóvenes que en promedio terminan la secundaria, cerca de 15 mil no pueden ingresar a la universidad, y menor aún si tenemos en cuenta que la Capital del País es una de las ciudades con más oportunidades de educación superior. Las estadísticas de deserción en la educación superior no permiten soñar con resultados positivos tangibles a corto plazo, teniendo en cuenta que la deserción universitaria está por el orden del 50% y que la mayoría de los graduados no son profesionales en áreas relacionadas con innovación y desarrollo tecnológico.

Es imprescindible que la educación de calidad permee todos los niveles de formación, con el fin de entregarle al País personas capaces de generar nuevo conocimiento, factor clave en el desarrollo sostenible de valor agregado a los recursos propios. Por ejemplo, Estados Unidos en un año adelanta alrededor de 70 000 solicitudes de patentes y Corea del Sur 100 000, Colombia en total no supera las 3 000 solicitudes de patentes de invención; esto no es más que el reflejo del nivel de formación de doctores con el que actualmente se cuenta. En el País se gradúan anualmente alrededor de 7 doctores por cada millón de habitantes y si hablamos de educación y competitividad en Latinoamérica: Chile y Argentina 23, México 24 y Brasil 63; y la competitividad global: Portugal 152, Estados Unidos 156, España 173, Australia 240 y Reino Unido 240. El incremento en los últimos años del número de programas de formación doctoral y los 20 000 doctores con los que al 2034 pretende contar el actual gobierno como meta, generan grandes expectativas y aún mayores retos y compromisos para la comunidad académica.

Sin embargo, es claro que aunque la educación de calidad es un factor preponderante en el desarrollo de cualquier país, no es suficiente si se tiene en cuenta que la construcción social de una nación económicamente viable depende de la unión de la totalidad de los actores involucrados alrededor de un mismo objetivo y con un mismo norte. El Reporte Global de Competitividad que año tras año publica el Foro Económico Mundial desnuda las falencias que tiene Colombia en cada uno de los pilares contemplados, siendo éstos calificados por la comunidad económica mundial. El último reporte correspondiente al año 2016 - 2017, presenta a Colombia como el país número 61 competitivamente hablando entre 138 economías evaluadas, manteniéndose la tendencia con relación a reportes de años anteriores. Así mismo en este reporte, para las 138 naciones se presenta la evaluación de 12 pilares de los cuales se resaltan los siguientes cuatro: el puesto 112 en instituciones, el puesto 90 en salud y educación primaria, el puesto 79 en innovación y el puesto 70 en educación superior.

Si bien es cierto que Colombia paulatinamente irá ascendiendo en algunos de los puestos ocupados en cada uno de los pilares evaluados, producto las políticas en procesos educativos de calidad las cuales se encuentran dentro de un sistema de mejoramiento continuo, gracias a entidades como el CONACES y el CNA, preocupa sobremanera el deshonroso puesto 112 que el País ocupa en el pilar llamado instituciones y que desafortunadamente año tras año mantiene dicha tendencia. Cabe recordar que cada uno de los factores evaluados para la conformación de los pilares, son calificaciones dadas por la percepción de personas de alto nivel de reconocimiento en cada uno de los 137 países y sus correspondientes comparativos ambientes económicos. De los 21 factores pertenecientes al pillar instituciones se resaltan cuatro: el puesto 129 en desvío de fondos públicos, el puesto 128 en confianza pública en los políticos, el puesto 94 en pagos irregulares y sobornos y el puesto 104 en comportamiento ético de las empresas. Estas cifras generan un sombrío ambiente global para Colombia.

Colombia quiere ser más competitiva como país, pero debe empezar por ser más competitiva internamente. Mientras el cemento sea producido por unos pocos, mientras las bebidas sean producidas por unos pocos, mientras los TLC's sean desfavorables para las pequeñas empresas colombianas, la competitividad interna y la rivalidad productiva seguirá siendo un indicador negativo en el ambiente económico nacional. El CONPES en su documento 3446, establece lineamientos claros en cuanto a políticas internas de calidad para un país más competitivo. Producto de estás políticas contamos desde el 2012 con el Instituto Nacional de Metrología y con ello el beneficioso crecimiento de la metrología legal, ausente hasta entonces en nuestros entornos productivos industriales. Una señal más de que vamos por el camino correcto.

Como se puede ver, el trabajo no es fácil. No solo debemos fortalecer nuestro sistema educativo hacia la formación de alto nivel, no solo debemos generar nuevo conocimiento, no solo debemos ser más competitivos en ambientes académicos, no solo debemos ser legales midiendo, adicional a todo esto, debemos trabajar en aspectos de ética; ética que permita romper monopolios, ética que permita aprovechar en verdad las divisas recaudadas, ética que permita valorar el trabajo de los que impulsan a Colombia al lugar que merece a nivel global, ética que permita borrar del resto del planeta esa percepción de país corrupto, ética que permita levantar la frente ante cualquier persona al hablar de Colombia y sus valiosas personas orgullosas de hacer de éste cada día un mejor lugar para vivir.

Ing. John Alejandro Forero Casallas M.Sc. Coordinador Proyecto Curricular de Mecánica Universidad Distrital - Francisco José de Caldas

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