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Revista EIA

Print version ISSN 1794-1237

Rev.EIA.Esc.Ing.Antioq  no.22 Envigado July/Dec. 2014

 

EDITORIAL

LA ENCRUCIJADA DE LAS REVISTAS TÉCNICO-CIENTÍFICAS COLOMBIANAS

El futuro de las revistas técnico-científicas colombianas es incierto. El nuevo modelo de Colciencias para la medición y reconocimiento de los grupos de investigación y los investigadores evolucionó hacia parámetros internacionales y, desde 2014, desafortunadamente, no conversa con la clasificación que hace el Sistema Nacional de Indexación y Homologación de Revistas Especializadas de Ciencia, Tecnología e Innovación -conocido como Publindex- y que era lo que regía las publicaciones en el país hasta la fecha. Esto sumado a la falta de estrategias gubernamentales para que las revistas científicas colombianas alcancen la calidad que les permita su inclusión en las bases de datos más reconocidas en el mundo (ISI-Thomson Reuters y Scopus-Elsevier) con el fin de lograr la visibilidad internacional de la comunidad científica del país, tiene a las universidades, a los editores y a los autores, en una encrucijada y desconcierto.

El Fondo Editorial de la Escuela de Ingeniería de Antioquia ha escuchado los puntos de vista de los autores, de la comunidad científica, de los editores, de los generadores de bases de datos y sistemas de información, de analistas y usuarios de estos sistemas, de evaluadores e indizadores de las revistas y de quienes regulan el sistema de ciencia y tecnología del país. Este rico conjunto de visiones y experiencias nos confirma que el futuro de las revistas científicas colombianas está en una encrucijada y que hay que definir una postura frente al tema, que permita definir unas estrategias y un plan de trabajo para los próximos años.

La ciencia colombiana, en las dos últimas décadas, ha hecho esfuerzos considerables para aumentar su participación en el circuito latinoamericano y mundial de las publicaciones científicas y, desde finales del siglo pasado, ha ido preocupándose, continuamente, por aspectos como calidad y visibilidad internacional de la producción editorial.

En el año 2002, Publindex tenía indexadas 91 revistas, de las cuales, una era categría A1, nueve A2, siete B y 74 C. Los resultados publicados por la misma entidad en enero de 2015 registran 542 revistas, de las cuales 28 están clasificadas en la categoría A1, 138 en A2, 131 en B y 245 en C. Pero, esto no es suficiente para que la producción científica del país se haga un lugar en el concierto internacional. Lo anterior se puede constatar al analizar que las revistas de máxima categoría colombianas indexadas en ISI y/o Scopus, están en los últimos lugares dentro de la respectiva área del conocimiento a la que pertenecen, porque la cantidad de artículos publicados, la cantidad de citas, el Factor de Impacto®, los índices Eigenfactor®, Scimago Journal Rank®, SNIP® e Índice h, entre otros, no son significativos a nivel mundial.

Hasta hace un tiempo, ISI y Scopus, indexaban preferentemente las publicaciones científicas de Estados Unidos, Canadá y Europa, incorporando de manera marginal las revistas científicas de América Latina y otras regiones del mundo. En los últimos años esta situación ha cambiado y se advierte una ampliación en la cobertura geográfica -de las compañías (Elsevier y Thomson Reuters) que dominan el negocio editorial de las revistas científicas- al parecer ocasionado por el movimiento Open Access y la competencia de otras bases de datos y agregadores de servicios de información científicia y técnica.

La política de incluir revistas regionales en ISI y Scopus obedece a una estrategia de expansión de Thomson Reuters y Elsevier con el propósito de permitirles a las comunidades científicas acceder a contenidos con perspectivas locales y enfocadas en temáticas de interés regional, pero con mirada global. Por otra parte, este aumento ha permitido a los investigadores y académicos latinoamericanos tener mayores posibilidades de publicar en revistas indexadas de su especialidad porque se agregan áreas que tenían bastante dificultad de ser accedidas internacionalmente. A diciembre de 2014 de los nueve mil títulos indexados en ISI, 305 revistas son latinoamericanas, de las cuales 23 son aporte de Colombia, y de las 29 mil que tiene Scopus, 521 son latinoamericanas y 70 colombianas. Es decir, solo el 1,29 % de las revistas indexadas en Publindex están incorporadas en estos índices bibliográficos.

Según el Banco Mundial y su informe de indicadores de ciencia y tecnología, Estados Unidos es el país que más artículos produce en publicaciones científicas y técnicas editados en los siguientes campos: física, biología, química, matemática, medicina clínica, investigación biomédica, ingeniería y tecnología, y ciencias de la tierra y el espacio. El mismo informe muestra que entre 2010-2014 de los 582.012 artículos que se publicaron en estas áreas, el país anglosajón publicó 35,84 % de estos artículos, China 15,44 %, Japón 8,09 %, Alemania 7,9 %, Inglaterra 7,9 %, India 3,8 %, Brasil 2,25 %, México 0,7 %, Chile 0,34 % y Colombia 0,12 %. Este informe también ratifica que el idioma de la ciencia es el inglés, el 97 % de los artículos publicados fueron editados en este idioma, el 1 % en japonés, el 0,02 % en español y el 0,01 % en portugués.

El 64 % del volumen de los artículos fue publicado por casas editoras comerciales con fines de lucro, el 30 % por sociedades científicas, el 4 % por universidades y el 2 % por otros. Las grandes editoras -como en cualquier negocio- tienen un desarrollo muy dinámico, que se refleja en las fusiones y el crecimiento exponencial. Por ejemplo, en 2007 se fusionaron Blackwell Publishing y Wiley’s Global Scientific, acumulando 1.400 revistas, todas indexadas en la base de datos ISI.

La apuesta de Colciencias es por la visibilidad internacional -lo que se puede medir y está en los índices bibliográficos de citaciones, ISI y Scopus-. El resto de los artículos publicados en las revistas categoría A2, B y C de Publindex que estén incluidos en dos o más bases de datos con comité científico son valorados por el modelo de medición de Colciencias, como una producción menor, como artículo tipo D, lo cual no es atractivo ni para los investigadores, ni para sus grupos de investigación, y mucho menos, para las universidades patrocinadoras de las revistas y las investigacones. Lo que va dejando a las publicaciones científicas con un panorama desolador y en un círculo vicioso que no es claro por dónde romper: las revistas deben estar indexadas en ISI o Scopus para tener visibilidad, pero los investigadores no quieren publicar en ellas porque las revistas son invisibles, no tienen factor de impacto, los puntos que Colciencias les da no son atractivos y para los autores internacionales tampoco es atractivo publicar en Colombia por las mismas razones.

Este panorama hace que nuestras comunidades científicas se muevan entre los dos extremos: 1) Publicar en las revistas internacionales producidas en Estados Unidos o Europa -si se es capaz de superar los controles de calidad e ingresar en el 10 % de los artículos aceptados para publicar anualmente en alguna de las 34 mil revistas que tienen ISI y Scopus-, donde los artículos tienen mayor probabilidad -en teoría- de ser consumido, es decir, usado y citado. 2) Publicar en revistas domésticas, aunque no compitan con las anteriores en prestigio y circulación, donde los artículos tienen mayor probabilidad -en principio- de ser de interés local y de estar al alcance de nuestra comunidad científica.

El modelo de citaciones para los científicos colombianos -al igual que para los latinoamericanos-, los pone en franca desventaja competitiva frente a sus pares internacionales, básicamente por dos razones: por la baja inversión del PIB del país en investigación y los diferentes estados de desarrollo de la ciencia de las instituciones nacionales.

Entonces, ¿qué impacto puede tener una revista científica colombiana que está en la periferia de los procesos de comunicación, servicios y beneficios del mercado editorial y de la ciencia internacional?, ¿por qué insistir en producir nuevas revistas en Colombia?, ¿por qué insistir en mantener nuestras publicaciones técnico-científicas?

Las revistas resultan ser, por antonomasia, el medio o vehículo de difusión para la producción de la ciencia. Si bien los dos extremos pueden darse -publicar en revistas internacionales o publicar en revistas domésticas- y, en la práctica se dan, también existe una gama de combinaciones y posibilidades intermedia. No puede existir un modelo único de revista, porque las revistas son un espejo de la comunidad académica y científica de un país, de una disciplina o área del conocimiento. Pero estas decisiones no dependen únicamente del carácter local o internacional de la disciplina científica o área del conocimiento, sino también del desarrollo y madurez de nuestras comunidades científicas, sus temáticas y las respuestas a las problemáticas del país y del comportamiento de nuestros investigadores frente a la ciencia internacional.

En este sentido, las revistas se convierten en un instrumento de diagnóstico de la ciencia, no sólo para el país, sino también, para el análisis regional e internacional. Las revistas son la tribuna desde la cual se promueve el desarrollo de una nueva rama del saber, la definición y difusión de corrientes de pensamiento, la validación social de nuevas ideas y la construcción de enfoques y teorías científicas, entre otros.

Cada una de nuestras revistas ha sido creada con una motivación específica y obedece a unos objetivos ins- titucionales que en el camino se han ido desvirtuando para poder entrar en el juego de las mediciones, los ranking, y las condiciones impuestas -no solo- por la Ley 1289 de 2009, Colciencias y Publindex -sino también- por las editoriales transnacionales con ánimo de lucro que mercadean con la ciencia.

Los editores científicos colombianos tenemos una importante tarea en la que debemos trabajar conjuntamente con ingenieros informáticos, analistas de información, bibliotecólogos, responsables de índices y bases de datos para la construcción de editoriales que agreguen valor a las revistas y respondan a los interrogantes y los retos editoriales de la comunicación científica. Y sobre todo, tratar de determinar, cuantificar, relacionar y seleccionar indicadores de citación que ayuden a la construcción de un sistema de publicaciones técnico-científicas de Colombia y Latinoamérica visible en el mundo.

El futuro de las revistas colombianas está en una encrucijada, porque no pueden seguir las tendencias de la globalización. Pero su futuro, no puede depender de las decisiones que se tomen en Colciencias; sino de la postura que asuman nuestros científicos, sus grupos y las universidades a las que están vinculados. Es probable -y no quiero ser ave de mal agüero- que en los próximos dos o tres años veremos como universidades y sociedades científicas clausuren decenas de estas, particularmente, las revistas que tienen alta endogamia, baja calidad científica, número exiguo de artículos, incumplimiento en cronogramas de publicación, bajo ingreso en bases de datos y bajos niveles de citación, entre otros. Y permanecerán aquellas que representan a grupos de investigación consolidados interrelacionados con el mundo, altamente visibles y posean procesos de calidad para la indexación internacional.

Pero el futuro de las revistas técnico-científicas colombianas no debería ser blanco o negro. También existe la opción de seguir apostándole al desarrollo de nuestras propias capacidades. Junto a las revistas dominantes de amplia circulación internacional, producidas por las transnacionales del comercio de la ciencia con ánimo de lucro, deberían seguir existiendo las revistas domésticas, de acceso abierto, que son una variedad de canales alternativos de publicación y acceso a la información científica, con fines y naturaleza diversos: formación de escritores que comuniquen la ciencia para sus comunidades académicas y científicas, formación de editores y evaluadores editoriales de alta calidad, construcción del acervo histórico del desarrollo de la investigación y la ciencia del país, construcción del conocimiento para la conformación un gran acervo vivo para que los científicos nacionales puedan trazar sus propias agendas dentro de este mar de información, producción de literatura científica en español para la contribución del acervo cultural y, otros objetivos propios de cada institución patrocinadora y editora de estas publicaciones, que han tenido que renunciar a ellos por perseguir los rankings internacionales. Este entonces es un llamado para que el país y las instituciones donde se desarrolla el conocimiento científico, consideren políticas de estímulos diferenciales que le permitan a este tipo de publicaciones de buena calidad continuar existiendo y, crecer en un mundo -que aunque pretende uniformar- el conocimiento, el crecimiento y el desarrollo de la sociedad, -lo que realmente clama- es la diversidad.

MARCELA RESTREPO BERNAL
Directora Fondo Editorial EIA