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Revista EIA
versão impressa ISSN 1794-1237
Rev.EIA.Esc.Ing.Antioq no.26 Envigado jul./dez. 2016
EDITORIAL
LAS REVISTAS CIENTÍFICAS EN TIEMPOS DE LA POSVERDAD
En el debate entre el conocimiento basado en hechos observables, con datos medibles, reproducibles y verificables, que llamamos conocimiento científico y las creencias personales, aparece una palabra artificial en inglés Post-truth que el diccionario Oxford ha escogido como la palabra de 2016 y se ha traducido al castellano como posverdad, cuya definición es "relativo a las circunstancias en las que los hechos objetivos influyen menos a la hora de modelar la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal", modelo de información usado en los medios de propaganda como método común para el proselitismo y un modo fácil de conseguir objetivos rápidos de influencia de masas. La posverdad no es nueva en la cultura humana, ahora se evidencia por el auge del acceso de la población a la información vulgarizada. En contravía a la estrategia de quienes venden mentiras para encontrar arraigo en las creencias personales, está el método científico: observación, hipótesis, contrastación y método para estudio de la naturaleza.
La tarea es lograr que las personas pongan el valor de los hechos objetivos, los datos reales, las experiencias reproducibles y verificables, por encima de sus creencias. Es un tema complicado porque se requiere de método, es decir, proponerle a la ciudadanía que en forma ordenada, secuencial y lógica, compare la información vulgar que recibe en su sistema portable de comunicación, con varias fuentes donde los archivos de las acciones observadas, los datos estén registrados y sean verificables, donde se generen modelos que puedan predecir comportamientos. En este orden de ideas las revistas científicas y técnicas conservan el archivo de las construcciones humanas donde no cabe ni la especulación, ni el abuso vulgar del lector, porque los hechos que allí se reportan deben ser observables, medibles, reproducibles y verificables.
Las revistas científicas y técnicas además de exigir (y verificar) a los autores la originalidad de sus artículos, tienen un comité editorial y científico que cualifica la pertinencia de los manuscritos sometidos, la mayoría de ellas a cada artículo lo envía para que pares ciegos lo evalúen. Aún si un artículo pasa este filtro, todavía queda expuesto al más riguroso examen de su contenido para que su información sea verificable, estará sometido al juicio del público lector, quienes sin poder atarse a sus creencias personales tendrán que requerir el método científico para refutar o validar una publicación.
No se puede negar que en la ciencia y la tecnología se han manipulado datos y evidencias para anunciar éxitos tempranos en una investigación o desarrollo, pero el método científico, la herramienta de rigor, ha develado estas falsedades, en otras palabras, la estrategia de la posverdad (o de las mentiras con arraigo) no prosperan en la ciencia.
En los tiempos de la posverdad, seguirán las revistas científicas con la vocación de registrar lo que la cultura humana ha construido para que otros puedan acceder al conocimiento científico, más allá de sus creencias personales, de la información vulgar masificada y de las métricas de las corporaciones editoriales.