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Revista Guillermo de Ockham

Print version ISSN 1794-192XOn-line version ISSN 2256-3202

Rev. Guillermo Ockham vol.20 no.1 Cali Jan./June 2022  Epub Apr 06, 2022

https://doi.org/10.21500/22563202.5614 

Artículo de investigación

Movilidad forzada y territorios de espera. Relatos de inmigrantes haitianos en la frontera México-EE. UU.

Forced mobility and waiting territories. Stories of Haitian immigrants on the Mexico-United States border

Hugo Méndez-Fierros1  * 
http://orcid.org/0000-0002-0533-7484

1Facultad de Ciencias Humanas; Universidad Autónoma de Baja California; Mexicali; Baja California; México.


Resumen

El objetivo de este trabajo es identificar e interpretar los elementos que caracterizan la migración forzada vivida por haitianos que llegaron entre 2016 y 2017 a la frontera México-EE. UU., y revisar las oportunidades y los retos más relevantes presentados durante el proceso de espera y apropiación del nuevo espacio. Con base en veinte entrevistas semiestructuradas, se analizaron los relatos de vida en torno a: 1) movilidad y desarraigo y 2) espera y apropiación del nuevo espacio. Se identificaron como causas de los procesos de movilidad forzada haitiana de la última década: la inestabilidad e ingobernabilidad política, la violencia del Estado y de las bandas criminales, la pobreza extrema y los desastres naturales. Asimismo, las experiencias de movilidad forzada desencadenaron estados emocionales como miedo, nostalgia, orgullo y humillación. La espera ha dado sentido no sólo al espacio, sino también a estas personas y a sus grupos de adscripción que se encuentran en esta situación, donde el tiempo ha quedado suspendido, de ahí ha emergido la resignificación de la frontera como territorio de espera. La apropiación de la frontera como nuevo espacio de vida temporal ha tenido importantes implicaciones en las identidades de los inmigrantes haitianos.

Palabras clave: movilidad forzada; territorio de espera; identidades; emociones sociales; apropiación del espacio; inmigrantes haitianos; frontera; relatos de vida

Abstract

The objective of this work is to identify and interpret the elements that characterize the forced migration experienced by Haitians who arrived between 2016 and 2017 at the border between Mexico and the United States, as well as to review the most relevant opportunities and challenges presented during the waiting process and the appropriation of the new space. Based on twenty semi-structured interviews, life stories were analyzed around: 1) mobility and uprooting and 2) waiting and appropriation of the new space. The following were identified as causes of the Haitian forced mobility processes of the last decade: political instability and ungovernability, violence by the State and criminal gangs, extreme poverty, and natural disasters. Likewise, the experiences of forced mobility triggered emotional states such as fear, nostalgia, pride, and humiliation. The wait has given meaning not only to the space, but also to these people and to the ascription groups that find themselves in this situation, in which time has been suspended, for which the resignification of the border as a waiting territory has emerged. The appropriation of the border as a new temporary living space has had important implications for the identities of Haitian immigrants.

Key words: forced mobility; waiting territory; identities; social emotions; appropriation of space; Haitian immigrants; border; life stories

Introducción

Entre 2016 y 2017 arribaron a México cerca de 18.000 personas de Haití con el objetivo de cruzar hacia Estados Unidos de Norteamérica (EE. UU.), en condición de refugiados o asilados, para reunirse con sus familiares asentados, primordialmente, en el estado de Florida. La mayoría provenían de Brasil y miles lograron su propósito (París, 2018; Montoya-Ortiz & Sandoval-Forero, 2018; Ramírez, 2020). Después de un lustro, cientos de ellos aún permanecen en Tijuana y Mexicali, Baja California. Durante la espera han desarrollado procesos de apropiación del nuevo espacio, resignificando a esta frontera como un territorio de espera.

La historia de Haití ha registrado recurrentemente conflictos sociopolíticos, de extracción de recursos y devastación económica, así como catástrofes naturales que han obligado a su población a soportar durante más de dos siglos condiciones de precarización y vulnerabilidad. La movilidad de haitianos en la última década fue causada por el aumento de la pobreza y la escasez de oportunidades de estudio y trabajo, factores que se agudizaron con los desastres meteorológicos de 2010 y 2015 (Thomaz, 2013; Louidor, 2020).

Con respecto a las olas migratorias, es importante decir que las últimas se han caracterizado por la composición demográfica integrada en su gran mayoría por hombres jóvenes, en las cuales el uso de plataformas digitales como Facebook, Instagram, Twitter y WhatsApp han jugado un importante rol en el proceso migratorio (Louidor, 2020; Wooding en Garbey-Burey, 2017).

La facilidad que ofreció Brasil para otorgar visados por cuestiones educativas, familiares y por oportunidades laborales, con ocasión de los preparativos de la Copa Mundial de Fútbol 2014 y de los Juegos Olímpicos 2016, lo colocaron como el destino migratorio más atractivo. Tras la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, en 2016, y una grave crisis económica, miles de haitianos se vieron forzados a marcharse en busca de un nuevo lugar en el mundo y el éxodo enfiló hacia EE. UU. (Garbey-Burey, 2017, Louidor, 2020).

Para desarrollar su objetivo, este artículo se ha estructurado en cuatro apartados: en el primero se plantean los elementos conceptuales que orientan la construcción de datos empíricos, se establecen algunas articulaciones entre movilidad forzada, identidades y emociones; por otra parte, se puntualizan algunas características de la conceptualización de la frontera como territorio de espera y la apropiación del espacio. En el segundo se describe la estrategia metodológica. En el tercero, se realiza el análisis empírico de los procesos de movilidad forzada y de la apropiación de un nuevo lugar, narrados en los relatos de vida de los inmigrantes entrevistados. En el cuarto y último apartado se discuten los hallazgos más relevantes y se delinean algunos ejes de interés para estudios ulteriores.

Movilidad forzada, emociones e identidades

No existe un concepto unificado de migración forzada, debido al reconocimiento generalizado de la capacidad de agencia intrínseca en los individuos, lo que cuestiona los límites de lo voluntario y lo obligatorio. Para la Organización Internacional para la Migración (OIM, 2019), es un movimiento migratorio que implica fuerza, compulsión o coacción, aún cuando los motivos pueden ser diversos. “La cualidad de ´forzado´ no solo es antónimo de la voluntad del migrante, sino que incluye categorías de problemas estructurales como la expulsión, violencia y factores de atracción diferenciados” (López, et al., 2019, p. 17).

Los individuos o grupos a veces se ven obligados a emigrar no solo por ser víctimas de persecución gubernamental. También, por la inminente hambruna que desencadenan la pobreza extrema y las catástrofes naturales (Bartram, 2015). “Los tres elementos que definen lo forzado [en la movilidad humana] son: a) la emergencia de la salida: b) la salida en forma de huida; y c) la «imposibilidad del retorno»” (Coraza, 2020, pp. 144-145).

La movilidad forzada tiene vínculos estrechos en la dimensión conceptual y en la dimensión práctica con el desarraigo. Este se vive en situaciones en las que actores sociales se ven obligados a emigrar de su territorio cultural a otro (Louidor, 2016). Estos procesos implican cambios en distintas dimensiones (del “ser”, del “estar” y del habitar) durante el tránsito, la espera y la llegada al nuevo lugar, que desencadenan estados emocionales particulares (Ariza, 2017).

Para comprender la complejidad de la movilidad humana en las sociedades contemporáneas es necesario enfocarse sobre las emociones. En el caso de los migrantes, el tipo y la fuerza de las conexiones emocionales dependen de una amplia variedad de factores. Las emociones desempeñan un papel fundamental en la reproducción y fortalecimiento de los lazos familiares y de amistad en una escala transnacional (Wise & Velayutham, 2017; Svasek, 2010).

Las intensidades afectivas aumentan y hacen más palpables los sentidos de identificación y pertenencia en un ámbito transnacional, sea en la dimensión de las prácticas sociales o en la simbólica. Los migrantes negocian los significados del “aquí” y “allá”, ponen en tensión las nociones de “hogar” entre los países de origen y de acogida (Wise y Velayutham, 2017; Belford & Lahiri-Roy, 2019). Aún existe confusión de los conceptos que definen los vínculos emocionales con los lugares, además de los significados multi- dimensionales del lugar en sí, esto ha generado debilidades e inconsistencias en torno a la conceptualización de la identidad del lugar (Peng & Strikjer, 2020).

La identidad de lugar refiere a “aquellas dimensiones del yo que definen la identidad personal del individuo en relación con el entorno físico por medio de un patrón complejo de ideas, sentimientos, valores, metas, preferencias, habilidades y comportamientos conscientes de tendencias relevantes para un entorno específico” (Proshansky,1978, p. 155). Es resultado de la auto-categorización de los individuos en relación con el lugar. El apego al lugar puede ser independiente del contenido específico de la identidad del lugar. Uno puede tener sentido de pertenencia o querencia por cierto lugar por razones diversas, quizá por lazos emocionales o simbolismos que pudieran ser de índole identitaria diversa (Lewicka, 2008). Para Marc Augé, el lugar no existe como forma pura, ahí transitan y se relacionan los actores sociales. El espacio es un lugar practicado, dotado de animación. El espacio es el lugar de sentido simbolizado, un lugar antropológico (Augé, 2008).

La frontera como territorio de espera. Apropiación y significados

Las fronteras, como las identidades, funcionan como filtros de clasificación social. No existen fronteras naturales, todas son constructos que operan como dispositivos político-administrativo y de poder. Sin embargo, los límites ya no son articulados de un modo estable por la frontera geopolítica. Hoy se observan encuentros y desencuentros que generan nuevas formas de dominación. Existen diferentes tipos de fronteras que individuos pertenecientes a diversos grupos sociales experimentan, interpretan y narran de distintas maneras (Mezzadra y Neilson, 2017).

La frontera México-EE. UU. ha sido representada históricamente en diversas regiones de América Latina como un polo de atracción. Al mismo tiempo se le imagina como un lugar de situaciones límite que de intensa actividad transnacional. Como territorio de interdependencia comercial y múltiples oportunidades de desarrollo. No obstante, en el contexto de la globalización esta frontera ha cobrado relevancia por el aumento y diversificación de los flujos migratorios, el narcotráfico, el tráfico de personas y algunos movimientos xenofóbicos (Méndez & Reyes, 2021).

Esta zona fronteriza también ha sido significada como un territorio de espera. Así fue fundada, a partir de desplazamientos marcados por tiempos y momentos, más o menos largos, de espera. Su origen obedeció a razones administrativas y políticas, de tal forma que se fueron configurando comunidades en situación de espera, que mutaron a sociedades con sentidos identitarios y de pertenencia territorial (Musset, 2015).

Los lugares de espera deben ser considerados también como espacios producidos que materializan, durante un transcurso de tiempo incierto e indefinido, el campo de acción de los individuos y de los grupos. Se combinan, pues, con un espacio percibido y representado (integrando las modalidades de conocimiento o cognición de sus habitantes) y también con un espacio vivido condicionado por las modalidades de la existencia humana y por un conjunto (o un sistema) de prácticas socioespaciales… Es así como, al tomar en cuenta la influencia del territorio sobre las interacciones sociales y la construcción de identidades (individuales y colectivas), es preciso pasar a un nivel superior del análisis socioespacial: la territorialidad” (Musset, 2015, p. 308).

En los territorios de espera los actores sociales perciben su vida atrapada en un tránsito perenne hacia un estado “distinto”, que ralentiza sus prácticas y configura sus discursividades.

El espacio no es lo que “debería ser” y no dejará nunca de “ser lo que es”, tanto en términos materiales como simbólicos…[es] territorio de tránsito hacia otro mejor, [esto] supone para el residente una relación particular con el espacio” (Álvarez & Cavieres, 2016, p. 158).

Según el modelo dual de la apropiación del espacio, esta se compone de dos dimensiones: acción-transformación y la de identificación simbólica. En la primera existe un vínculo directo con el concepto de territorio. La acción transformadora de agentes y colectivos produce improntas físicas y simbólicas en el territorio. Resultado de estas acciones es la incorporación del entorno a los aparatos cognitivos y afectivos de los actores sociales (Vidal & Pol, 2005).

Los procesos que implican el fenómeno de la apropiación del espacio suponen una forma de comprender y explicar cómo se generan los vínculos que las personas mantienen con los espacios, bien como “depósitos” de significados más o menos compartidos por diferentes grupos sociales; bien como una categoría social más, a partir de la cual se desarrollan aspectos de la identidad; bien como tendencias a permanecer cerca de los lugares, como fuente de seguridad y satisfacción derivadas del apego al lugar” (Vidal & Pol, 2005, p. 286).

La categoría de apropiación social contiene un carácter recursivo, en tanto que individuos y grupos con su acción social construyen y se apropian del espacio y a la vez el entorno en el que se realizan dichas prácticas condiciona, da sentido y contribuye a la generación de cargas emocionales sobre las interacciones y actos de construcción simbólica. El proceso de apropiación del espacio es dinámico, relacional y temporal.

Método, estrategia analítica y participantes

Para su desarrollo, esta investigación contó con veinte entrevistas cualitativas semiestructuradas a hombres haitianos asentados temporalmente en Mexicali, Baja California, México. Con una mirada epistemológica-interpretativa, se privilegia la búsqueda de significados en los discursos sociales y la interpretación de la realidad empírica a partir de los términos comprendidos por los actores sociales participantes (Delgado & Gutiérrez, 2007). La ruta metodológica elegida fue la cualitativa, en concordancia con la producción de datos descriptivos a partir de las palabras habladas y de la conducta observable en los procesos intersubjetivos (Taylor & Bogdan, 1987).

En coherencia con los objetivos antes mencionados, se adoptó un enfoque narrativo, pues, ofrece el potencial requerido para promover la comprensión de casos particulares. Los relatos pueden tomar en cuenta la multiplicidad de variables que inciden en las acciones de los inmigrantes; pueden revelar el contexto y las emociones e ideas de las personas entrevistadas. La investigación narrativa adopta rasgos de la literatura, al emplear recursos literarios que crean diversas interpretaciones y permite que los lectores formulen sus propias conclusiones. Éstas no son generalizables, pero establecen conexiones entre acontecimientos para producir un significado (Coulter & Smith, 2009).

Para la comprensión de los significados vertidos en los relatos, fue utilizado el análisis de contenido. Esta estrategia metodológica permite emplear un conjunto de procedimientos interpretativos de productos comunicativos en lenguajes, formatos y soportes tecnológicos variados que derivan de procesos singulares de comunicación previamente registrados. En su dimensión técnica hace uso de patrones tanto cuantitativos como cualitativos (Krippendorf, 2019; Piñuel, 2002; Neuendorf, 2017). En el caso de este artículo, se privilegia la construcción de datos cualitativos a partir de los cuales se hilvanan una serie de inferencias que se reportan en el apartado de discusión y conclusiones.

Los criterios de selección de los entrevistados son acordes con los objetivos de la investigación, primordialmente toman en cuenta aspectos socio-demográficos y de origen migratorio. Todos los participantes fueron localizados a través de la técnica denominada bola de nieve. Las entrevistas fueron realizadas entre octubre de 2020 y agosto del 2021, en Mexicali, B.C., como parte de un proyecto más amplio sobre identidades y frontera. La mayor parte de los entrevistados son jóvenes adultos, entre 26 y 35 años. Entre los países de asentamiento previo a su llegada a la frontera México-EE. UU. sobresale Brasil. Por otra parte, 14 de los 20 entrevistados arribaron en el año 2016 y el resto en 2017; es decir, acumulan un lustro de “vida en espera” en Mexicali. Respecto a sus ocupaciones, son los empleados de comercio y obreros de maquiladora quienes registran mayores índices. Se destaca que tres de los entrevistados son estudiantes universitarios, actividad que combinan con algún empleo (ver Tabla 1).

Tabla 1 Características generales de los entrevistados 

Factores Categoría Número
Edad 21-25 3
26-30 4
31-35 8
36-40 2
41-45 2
46-50 1
Total 20
País de anterior asentamiento Brasil 16
Chile 2
Haití 1
República Dominicana 1
Total 20
Año de arribo a Mexicali, Baja California, México 2016 14
2017 4
2018 1
2019 0
2020 1
Total 20
Ocupaciones al momento de la entrevista Obrero 5
Empleado de comercio 8
Estudiante 3*
Chofer de taxi 1
Vendedor ambulante 1
Profesor 2
Gerente de empresa 1
Desempleado 2
Total 23

Nota: Elaboración propia.

*Los 3 estudiantes universitarios complementan su actividad con algún empleo.

La guía de entrevista se focaliza en tres dimensiones de vida de los participantes: 1) La situación previa a la migración (entorno familiar y contexto de localidad, ocupación del tiempo, expectativas de desarrollo, anhelos y sueños); 2) La movilidad forzada (causas de salida, rutas, trayectorias, apoyos, redes); y 3) La llegada a la frontera México-EE. UU. (arribo, condiciones de inicio, trayectoria laboral, redes comunitarias, construcción de sentidos de arraigo, oportunidades y retos para la apropiación el territorio de espera y visión de futuro).

Todas las entrevistas tienen una duración entre los 60 y 120 minutos, fueron transcritas y analizadas con apoyo del software de análisis de datos cualitativos Atlas Ti, versión 8.4.4 (2019), para desarrollar los procesos de categorización, codificación y análisis. Con base en el análisis de las entrevistas se construyeron dos grandes categorías: 1) Movilidad forzada y desarraigo y 2) Espera y apropiación del nuevo espacio. El proceso analítico implicó ir de ida y vuelta a la teoría, leer y releer los relatos, redefinir, separar y agrupar categorías, códigos y citas textuales. Asimismo, en cada una de las fases fue documentado el proceso a través de memos, notas y diagramas.

Resultados

A continuación, se presentan los resultados emanados de esta investigación. Este apartado fue estructurado con base en dos grandes categorías: 1) Movilidad y desarraigo y 2) Espera y apropiación del nuevo lugar. Como fue anotado en el apartado introductorio, la migración haitiana históricamente ha sido multifactorial. No obstante, entre la variedad de causas asoman algunas claves que caracterizan los procesos de movilidad de la última década: Los conflictos políticos, la violencia estructural, la pobreza extrema y los desastres naturales recurrentes.

Movilidad y desarraigo

Manuel comparte en su relato que salió de Haití por la forma en que está dividido políticamente. Polarizado. Peligroso. Él se sentía a gusto en su país, no estaba mal, no vivía mal. No fue obligado a migrar por condiciones de pobreza como en otros casos.

-Salí porque hay mucha pelea. El presidente, los ciudadanos, todos se están peleando mucho.

Antonio argumenta que los procesos de movilidad forzada no son causados solamente por hambre o crisis política, sino que la injerencia de gobiernos externos que mantienen intereses en la isla ha generado daños estructurales a lo largo de siglos, específicamente nombra a EE. UU. y Francia.

-Como un profesional que conoce la historia de su tierra sé que hay unión y que en Haití podemos hacer muchas cosas como cualquier país grande, pero ellos [los Estados Unidos y otras potencias mundiales] nos impiden resolver nuestros problemas.

El relato de Daniel muestra, desde otra perspectiva, la necesidad de emigrar y buscar un lugar alejado de la violencia, de la inseguridad y de la discriminación. Solo estar a salvo y poder vivir en paz. Aunque ello implique dejar a la familia.

-[Primero emigré a República Dominicana, después] Yo me fui a Brasil porque nunca me gustó el trato que le dan a los haitianos en la República Dominicana. Es una guerra… [entre ambos países] viví en República Dominicana en algo que se llama batey… [Comunidades agrícolas marginales]… me tocaba salir del trabajo y entrar al batey y recibir un golpe de piedra o tenía que salir corriendo por varias calles.

Las motivaciones de Jesús fueron económicas. Se fue a Brasil porque representó una excelente oportunidad de trabajar, de ganar dinero, de tener más porque él quiere ayudar a su familia que no tiene recursos. Por eso decidió emigrar a Brasil, como muchas personas haitianas. También, reconoce que los desastres naturales han influido en la necesidad de emigrar, particularmente el terremoto acontecido en 2010. Todo se derrumbó, rememora.

-Haití se cayó porque está viejito [las construcciones]… hubo mucha gente muerta. En Haití no me hubiera quedado, siempre se busca salirse de allá.

Andrés expone que para él no existe un mejor lugar para vivir que su país.

-El mejor lugar para estar siempre es la propia tierra, pero la situación en que está el país ahora no está para que uno pueda vivir.

En el mismo sentido, Vladimir teje recuerdos marcados por la nostalgia, esa emoción impuesta por la distancia geográfica y la imposibilidad de interacción en copresencia.

-Migrar no es fácil. Lo más complicado de migrar es recordar a la familia porque no los puedo ver. Toma un tiempo acostumbrarse a vivir solo y no verlos.

Para Manuel, la felicidad está anclada a los afectos familiares. Hay ambivalencia en su expresión de emocionalidad. Por una parte, el país del que fue expulsado por las circunstancias de violencia vividas representa un lugar de memoria cargado simbólicamente de felicidad al que rechaza situado en el exterior.

-Una persona está feliz en su país, nadie está feliz en otro país. El 100 % de los haitianos está más feliz en su país, el problema es que los haitianos no pueden vivir en Haití, porque hay guerra y violencia.

Son amarras familiares las que subyacen en la añoranza incorporada en la narrativa de Manuel. Sus hermanos que permanecen en la isla caribeña. De Haití nunca extraña nada, porque vivió allá y sufrió.

-Tengo 31 años y de Haití me fui a los 25. Haití no lo extraño, nada más a mi familia. No sirve el gobierno de nosotros.

En palabras de Andrés, no hay vuelta atrás. Aunque se sufra en la búsqueda de nuevos arraigos en el exterior. Regresar a Haití no es una opción. Lo único que queda es la interactividad digital y las llamadas telefónicas para cerrar un poco la brecha emocional de miles de kilómetros de separación.

-Hablo con mis papás [por teléfono]. El mejor lugar para vivir es tu tierra, puedo encontrar muchas cosas afuera, pero lo mejor es tu tierra, tú puedes estar comiendo bien, pero no sabes cómo está tu familia; no sé si ya comió mi mamá, mi papá, mi hermana y [hay] tanta violencia en Haití, así que mantenernos en contacto es algo que debo hacer.

Jaime converge con esta idea repetida en la mayor parte de los relatos: hay ausencia que duele, pero, no lo suficiente como para volver a Haití. Hay memorias del lugar teñidas de nostalgia, pero, ni eso los haría retornar. Están desarraigados del territorio, no de los lazos familiares ni de los amigos.

-A Haití no volvería para vivir… allá no hay trabajo… y lo que es peor allá son los bandidos. En Haití puedo perder mi dinero. Puedo ir a Haití de visita… pero a vivir por todo el tiempo, no.

La Figura 1 condensa una síntesis de los resultados presentados anteriormente.

Fuente: elaboración propia.

Figura 1 Significados inscritos en los relatos de inmigrantes haitianos en la frontera México-EE. UU. en torno a la categoría de movilidad y desarraigo. 

Espera y apropiación del nuevo espacio

Los haitianos en movilidad llegaron hasta la puerta de entrada o salida de América Latina, como se quiera leer a la frontera de México-EE. UU. Después de peregrinar miles de kilómetros por territorios inhóspitos, lugares de espera en zonas rurales y metrópolis del sur y centro de este continente, llegaron y encontraron un muro. Así iniciaron un nuevo tiempo de espera multidimensional.

Pedro, quien nació en Les Gonaïves, Haití, después de permanecer en espera entre 4 y 5 años en Mexicali, logró su objetivo de cruzar en condición de asilado temporal a los Estados Unidos. Narra que existe una capacidad de adaptación especial en los ciudadanos haitianos. Argumenta que esto los favorece para lograr apropiarse de un nuevo lugar en el mundo y construir su hábitat, mientras aguardan en espera de una nueva oportunidad de progresar.

La estancia en un territorio que hasta hace poco era solo imaginado, ha motivado a algunos haitianos a explorar posibilidades de arraigarse por tiempo prolongado en Baja California, México.

-Los haitianos a todo lugar donde llegamos no nos toma mucho tiempo adaptarnos.

Es una idea de fe.

-Podemos salir de África o Europa en barco, dos o tres meses en el mar y vamos a llegar a donde quieran; puedes verlo, la cultura de los haitianos es de viajar y adaptarse.

En su relato queda inscrita la representación de habilidades que les permiten sobrellevar la espera, alargarla, en el mar o en la ciudad.

En otros casos, una vida tranquila, en paz y poder estirar la permanencia, es un anhelo del más elevado valor. Manuel señala que la principal diferencia entre Haití y la frontera donde ahora vive es que

-aquí se vive más tranquilo, en todo, porque en Haití el gobierno mata a los negros, negro mata negro, así es la vida”. Afirma que ahora no vive con miedo.

-Trabajo en una maquiladora, tengo tres años ocho meses, me gusta mi trabajo.

Los objetivos trazados en su mente al emigrar de Haití están satisfechos temporalmente, aunque no descarta emigrar hacia EE. UU. y reunirse con su familia en Florida.

A Luis le gusta la vida en Mexicali porque ha encontrado oportunidades para desarrollarse. Es profesor de idiomas, específicamente, francés. Aunque se formó como ingeniero electromecánico, desde que vivía en Haití se dedicaba a la docencia del idioma y de literatura francesa. Muestra orgullo de sus habilidades de comunicación, las cuales le han permitido incursionar en la locución en una radio local de esta frontera, donde encabezó un programa que trataba contenidos sobre literatura, música, cultura haitiana y mexicana, entre otros temas.

-Me gusta Mexicali, aquí uno puede desarrollarse. Estoy muy lejos [de Haití], pero si uno está dedicado a trabajar, a desarrollarse, uno puede alcanzar una parte de sus sueños.

La nostalgia asoma en su relato, se refiere a una parte de sus sueños porque el complemento está allá en EE. UU., donde podría encontrar sus lazos familiares y una mejor posición económica.

Manuel recuerda que cuando llegó en 2016, el Gobierno mexicano no tenía un proyecto para ayudar a los haitianos, pero muchos ciudadanos mexicanos se organizaron y ayudaron mucho.

-…los pastores y algunos mexicanos que tienen corazón dijeron que si los americanos estaban deportando a los haitianos y ellos se quieren quedar aquí, que se queden aquí. Ellos fueron a hablar con migración y nos dieron papeles [de estancia temporal].

Juan, quien actualmente es estudiante universitario de ingeniería y profesor de matemáticas, enfatiza en su relato:

-Esto siempre lo digo, cuando llegábamos [a Mexicali] sólo teníamos lo que traíamos puesto y los mexicanos tuvieron corazón para ayudarnos. Aquí logré muchas cosas, lo que soy ahorita lo logré gracias a la ayuda.

Pudo alargar la espera hasta arraigarse en la frontera, actualmente acumula cinco años viviendo en Mexicali y afirma que desea permanecer indefinidamente, en esta ciudad.

Aunado al atractivo de contar con oportunidades laborales, poseer una condición de residencia legal y a las posibilidades de vivir en paz alejados de la violencia y crisis políticas, también existen retos importantes para los haitianos que viven un proceso alargado de espera, que pudiera devenir en algunos casos adaptación y arraigo indefinido en esta frontera desértica.

En los procesos de apropiación de un lugar, el ambiente juega un papel relevante. Los entornos naturales contribuyen a la modificación de los comportamientos sociales y de las matrices culturales para conseguir la adaptación a los nuevos espacios de la mejor manera posible. Los entrevistados coincidieron en señalar como un reto principal las condiciones climáticas extremas que imperan en la zona desértica que ahora habitan. Armando, relata:

-No conocía el desierto [pero] a donde sea me adapto, es otra vida. Tengo que acostumbrarme también. Ya viví un montón de tiempo en mi país en donde todo es verde de tantas plantas, tenemos un clima tropical, no hay ni frío ni calor. No me gusta el frío, soy muy friolento, me gusta el calor, pero no este calor [de Mexicali] es horrible, me he enfermado de tos, es horrible.

Para finalizar, se debe apuntar que, sumados a los retos de adaptación al ambiente desértico de Mexicali, las personas provenientes de Haití trabajan día con día en la integración cultural, una de las claves de la apropiación del espacio y el arraigo. Gerardo señala que la adaptación cultural es un reto que deben enfrentar los haitianos que han decidido permanecer más tiempo en la frontera México-EE. UU.

-Debes aprender cosas de la cultura, idioma, la música, no es muy difícil, debes enfocar tu mente a lo que quieres aprender”.

Andrés destaca su visión de la integración cultural como un proceso dinámico, donde el tiempo y la espera juegan un papel relevante:

-Todavía no terminamos de entregarnos… en dos o tres años van a ver la verdadera cara de los haitianos… vamos a entregarnos y a aportar nuestra cultura, nuestro sabor… el verdadero sabor haitiano no ha llegado todavía aquí.

La Figura 2 condensa los elementos narrativos expuestos anteriormente.

Fuente: elaboración propia.

Figura 2 Significados inscritos en los relatos de inmigrantes haitianos en la frontera México-EE. UU., en torno a la categoría de espera y apropiación del nuevo lugar. 

Discusión y conclusiones

En este apartado se anotan algunas consideraciones finales que tienen como propósito esbozar líneas hacia la comprensión de fenómenos socioculturales ligados a movimientos migratorios forzados, particularmente, los estados emocionales que experimentan los actores sociales durante el proceso de desarraigo y de apropiación de nuevos espacios, que están estrechamente vinculados a la transformación de las identidades.

Los hallazgos encontrados en los relatos analizados permiten afirmar que entre las causas de los procesos de movilidad forzada haitiana de la última década, destacan: la inestabilidad e ingobernabilidad política, la violencia del Estado y de las bandas criminales, la pobreza extrema y los desastres naturales.

Durante las experiencias de movilidad forzada -salida, tránsito y llegada a la frontera México-EE. UU.- de los inmigrantes haitianos entre 2016 y 2017, se desencadenaron estados emocionales como miedo, nostalgia, orgullo y humillación. Estos procesos migratorios están ligados al desarraigo, que refiere “a un gran plexo de configuraciones y diversidades... Se trata de comprender al mismo tiempo varias “transiciones” temporales, espaciales, afectivas y sociales por las que pasa el sujeto desarraigado en su complejo transitar” (Louidor, 2020. pp. 32-33).

La apropiación de la frontera como nuevo espacio de vida temporal ha tenido importantes implicaciones en las identidades de los inmigrantes haitianos, puesto que las identidades son producto del conjunto de relaciones sociales, se mantienen en tensión permanente entre lo interno y lo externo, dentro de contextos espaciales y temporales específicos. De esta manera, las identificaciones de los entrevistados ligadas al territorio fronterizo se mueven en un fluir continuo en el tiempo, por lo cual deben explicarse dentro de su propio marco histórico.

Las personas haitianas en movilidad no rompieron sus lazos familiares o de amistad con sus lugares de origen. El reconocimiento de lo que significa “el hogar” está unido a esa memoria emocional. Por otra parte, los inmigrantes han desarrollado habilidades para expresar sentimientos de otras maneras, acordes a la cultura del nuevo entorno que habitan y al cual se han adaptado en diferentes temporalidades, formas y niveles (Svasek, 2002).

De lo anterior ha emergido la resignificación de la frontera como territorio de espera por parte de los inmigrantes haitianos. La espera ha dado sentido no sólo al espacio, sino también a estas personas y a sus grupos de adscripción que se encuentran en esta situación, donde el tiempo ha quedado suspendido (Musset, 2015), mientras logran cruzar a EE. UU., establecerse legalmente o migrar a otro territorio. Esto último reafrimó el supuesto inicial de que la moviliad transnacional no es un proceso lineal y que su fluidez no es permanente; por el contrario, se debe leer como una cadena de momentos marcados por la espera, la redefinición de estrategias y el ajuste de metas.

El supuesto básico en muchas investigaciones sobre migración sostiene que los inmigrantes inicialmente tienen poca o ninguna pertenencia al país de acogida, pero que su sentido de pertenencia es transferido gradualmente desde el país de origen, al país receptor, en proceso de apropiación (Castles, 2002; Castles y Miller, 1998; Faist, 2000 en Gustafson, 2009). Sin embargo, los hallazgos de esta investigación apuntan a que en muchos casos los inmigrantes hatianos han desarrollado, en distintos niveles, un sentido de pertenencia tanto a su país de origen como al territorio de la frontera México- EE. UU., que han habitado por más de cinco años.

Una limitante de esta investigación está asociada con la omisión en la guía de entrevista del tema del uso de las tecnologías de información y comunicación en los procesos de movilidad forzada. La relevancia de estos dispositivos tecnológicos en la planeación, desarrollo del proceso migratorio, así como en las interacciones sociales durante la adaptación al nuevo entorno, quedó manifiesta en los relatos de los entrevistados.

Finalmente, las diásporas actuales de miles de habitantes de Centroamérica y el Caribe rumbo a los Estados Unidos de Norteamérica, permite anticipar que la movilidad forzada producto de la precariedad que han arrojado los procesos de la globalización económica y los devastadores efectos de desastres naturales que se viven de manera cíclica en esas zonas geográficas, continuarán en los próximos años. Aproximarse a la comprensión de este fenómeno es un imperativo. Ello exige construir andamiajes teórico-conceptuales desde perspectivas interdisciplinarias y poner en práctica estrategias analíticas que permitan, desde un marco interpretativo, conocer los significados de los actores implicados en estos procesos migratorios. Lo anterior invita a establecer una agenda investigativa cercana a las realidades futuras que se dibujan en el horizonte de las movilidades forzadas en América Latina. En este sentido, los hallazgos de este trabajo permiten proponer como propuesta de investigación futura en torno a la movilidad forzada transnacional en América Latina, su estudio sistemático desde una perspectiva que privilegie la explicación de los entrecruzamientos entre el uso de tecnologías de comunicación digital, la construcción simbólica de territorios de espera y las emociones sociales vividas por hombres y mujeres en las experiencias de movilidad, con el objetivo de construir conocimiento que pueda contribuir a una mejor comprensión de este fenómeno y servir como insumo para los hacedores de política pública.

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Citar así: Méndez-Fierros, Hugo (2022). Movilidad forzada y territorios de espera. Relatos de inmigrantes haitianos en la frontera México-EE. UU. Revista Guillermo de Ockham. 20(1), pp. 51-63. https://doi.org/10.21500/22563202.5614

Editor invitado: Simón Pedro Izcara Palacios, Ph.D., https://orcid.org/0000-0003-0523-305X

Editor en jefe: Carlos Adolfo Rengifo Castañeda, Ph.D., https://orcid.org/0000-0001-5737-911X

Coeditor: Claudio Valencia-Estrada, Esp., https://orcid.org/0000-0002-6549-2638

Copyright: © 2022. Universidad de San Buenaventura Cali. La Revista Guillermo de Ockham proporciona acceso abierto a todo su contenido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International (CC BY-NC-ND 4.0).

Declaración de intereses. El autor ha declarado que no hay conflicto de intereses.

Disponibilidad de datos. Todos los datos relevantes se encuentran en el artículo. Para mayor información, comunicarse con el autor de correspondencia.

Financiamiento. Ninguno. Esta investigación no recibió ninguna subvención específica de agencias de financiamiento en los sectores público, comercial o sin fines de lucro.

9Descargo de responsabilidad. El con- tenido de este artículo es responsabilidad exclusiva de los autores y no representa una opinión oficial de sus instituciones ni de la Revista Guillermo de Ockham.

Recibido: 27 de Septiembre de 2021; Revisado: 23 de Noviembre de 2021; Aprobado: 21 de Diciembre de 2021

*Correspondencia: Hugo Méndez Fierros. Correo electrónico: hugomendez@uabc. edu.mx

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