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Revista Guillermo de Ockham

versión impresa ISSN 1794-192Xversión On-line ISSN 2256-3202

Rev. Guillermo Ockham vol.20 no.1 Cali ene./jun. 2022  Epub 06-Abr-2022

https://doi.org/10.21500/22563202.5655 

Artículo de reflexión

Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero para mujeres migrantes o en situación de emergencia humanitaria

Zero Risk Feminist Nomadic Nations for migrant women or in humanitarian emergencies

aCoordinación Kolonialismo Osteko Ikasketa Zentroa; KOIZ; Universidad Rey Juan Carlos; URJC; España


Resumen

Desde hace un tiempo se ha venido señalando la necesidad de incluir el enfoque de participación y la perspectiva de género en los proyectos de intervención humanitaria dirigido a mujeres y niñas en situación de crisis; sin embargo, hasta el momento no hay una herramienta efectiva que se hayan creado al respecto. En este ensayo se presenta como instrumento de acción humanitaria la propuesta de Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero o lugares seguros de enunciación, capaz de construir una respuesta válida y efectiva a las necesidades de esta “comunidad de sobrevivientes”.

Partiendo de la teoría crítica poscolonial y decolonial, se reflexiona sobre el discurso que justifica la creación de estos tipos de espacios y se analizan, a su vez, los beneficios que este instrumento aporta a las mujeres y niñas que se encuentran en esta condición, además de proporcionar inestimables ventajas a los programas de ayuda humanitaria a la hora de hacerlos más efectivos. Finalmente, se reflexiona sobre las implicaciones de este cambio discursivo en los programas de la respuesta humanitaria internacional.

Palabras clave: migrantes; acción humanitaria; mujeres; lugares seguros de enunciación; enfoque feminista o con perspectiva de género; teoría poscolonial o decolonial; teoría social crítica y Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero

Abstract

For some time now, the need to include the participatory approach and the gender perspective in humanitarian intervention projects aimed at women and girls in crisis situations has been highlighted. However, until now there has not been created an effective tool to deal with in this regard. This essay presents the Zero Risk Feminist Nomadic Nations proposal, or safe places of enunciation, as an instrument of humanitarian action, capable of building a valid and effective response to the needs of this "community of survivors".

Having as a basis the postcolonial and decolonial critical theory, this paper reflects on the discourse that justifies the creation of these types of spaces and, in turn, analyzes the benefits that this instrument brings to women and girls who find themselves in this condition, in addition to providing invaluable advantages to humanitarian aid programs in terms of making them more effective. Finally, a reflection on the implications of this discursive change in the international humanitarian response programs is proposed.

Key words: migrants; humanitarian action; women; safe places of enunciation; feminist approach or with a gender perspective; postcolonial or decolonial theory; critical social theory; Zero Risk Feminist Nomadic Nations

Introducción

Este trabajo tiene su génesis en la investigación preliminar de la autora, hace ya dieciséis años, en torno a los lugares de enunciación de las mujeres indígenas y cuyos resultados quedaron plasmados en una tesina, defendida ante el Tribunal de Estudios Avanzados (TEA), una tesis doctoral y algunos artículos publicados. Desde entonces hasta ahora, el concepto de lugar de enunciación se ha venido desarrollando en diferentes ámbitos académicos, incluso se ha hecho popular en las redes sociales, aunque no siempre se le ha concedido el mismo significado. En el contexto internacional, las mujeres indígenas habían creado su propio lugar de enunciación para hablar de sí mismas y por sí mismas en el espacio transnacional.

A lo largo del proyecto se recogieron e interpretaron los discursos de lideresas indígenas de todo el mundo que emanaban de ese lugar de enunciación autoconstruido. Esto permitió dimensionar la importancia que tienen estos lugares como espacios de empoderamiento, de rehabilitación, de creación y emancipación colectivos y contra-hegemónicos. Con el paso del tiempo, la participación en proyectos de intervención con mujeres en situación de crisis humanitaria o desplazadas forzosas se hizo necesaria y fue en estos contextos donde se planteó la conveniencia de consolidar o crear lugares seguros de enunciación para mujeres que se encontraban en un escenario de gran vulnerabilidad. Ello generó la pregunta de investigación, la cual se pretende dar respuesta en este ensayo, a saber: ¿Cuál es el discurso que justifica la creación o consolidación de los lugares seguros de enunciación, aquí denominados Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero, diseñados para y por mujeres en una situación de emergencia humanitaria o en ruta migratoria?

De acuerdo con lo anterior, el principal objetivo de la investigación fue analizar con mayor profundidad la propuesta de Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero con el fin de presentarla como una herramienta de intervención social en los proyectos de acción humanitaria con enfoque feminista y de participación y, de esta forma, aportar la base teórica suficiente que justifique su puesta en marcha.

Hasta la fecha es muy escasa la literatura, por no decir que inexistente, relacionada con la creación o consolidación de lugares seguros de enunciación, tal y como se concibe en este ensayo; aunque sí se puede encontrar bibliografía más abundante en la que se aborda el concepto de lugar de enunciación. Por lo tanto, el primer objetivo de este trabajo consiste en definir y delimitar el objeto de estudio, a la vez que se muestra lo que le distingue de otros usos y líneas de investigación. Seguidamente, analizar con detalle sus características, examinando los beneficios que aportan principalmente a la “comunidad de sobrevivientes” y subsidiariamente a los diseños de los programas de ayuda humanitaria. Al finalizar, se plantearán unas breves conclusiones sobre el incipiente cambio discursivo que comienza a vislumbrarse en la respuesta humanitaria internacional y la necesidad de utilizar este tipo de herramientas en las políticas de cooperación exterior.

Como se verá más adelante, en este tipo de coyunturas la construcción de estas Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero, además de convertirse en una inestimable ayuda para aquellas mujeres en situación de tránsito, pueden ser igualmente un pilar fundamental sobre el que se sustente la estrategia de colaboración o atención humanitaria. Espero que el presente ensayo satisfaga las necesidades teóricas que justifican la aplicación práctica de estos espacios.

¿Qué son las Naciones Feministas Nómadas de Riesgo Cero? Una respuesta desde la teoría crítica social

El término lugar de enunciación es usado desde diferentes disciplinas académicas con similares significados. A pesar de las diferencias, todas ellas parecen otorgarle a este concepto la acepción de: “el lugar desde el que hablamos”. Este es el sentido más común para las ciencias de la comunicación que no tiene mayor necesidad de profundizar en su significado.

Sin embargo, desde la filosofía, el psicoanálisis y la crítica poscolonial y decolonial se han explorado significados más profundos, pormenorizando en las necesidades, diferencias y consecuencias de la existencia de estos lugares de enunciación para individuos o grupos marginales: éste será nuestro campo del saber. Dicho lo cual, la ruta a seguir será dibujada sobre la literatura que la crítica social ha ido construyendo. Ahora bien, se advierte al lector que se cruzarán, de ser necesario, las fronteras que separan las distintas disciplinas. Traspasar estas demarcaciones, más didácticas o burocráticas que reales, se hace necesario cuando nos movemos en el ámbito de la crítica social, una crítica que entre las diferentes áreas de conocimiento se intercambian constructos y experiencias para sostenerse en sus presupuestos teóricos. Un ejemplo de esto es la gran contribución que han realizado la semiótica y la semiología con su teoría de la enunciación al ámbito de las ciencias sociales, origen del desarrollo teórico de los lugares de enunciación. Comencemos, pues, este viaje por esa senda, analizando la huella que nos ha dejado en el camino.

El Centro Virtual Cervantes define enunciación como: “el conjunto de condiciones de producción de un mensaje: quién lo emite, para quién, cuándo, dónde; estos elementos permiten interpretar el sentido último del enunciado, producto resultante de la actividad enunciativa”. Igualmente, la entrada de este diccionario nos recuerda que este término comenzó a emplearse en la lingüística de forma sistemática a partir de C. Bally (1932), pero quien desarrolló la “teoría de la enunciación” fue É. Benveniste (1997, 1999), constituyéndose desde entonces en uno de los temas de investigación más característicos de los estudios franceses en el análisis del discurso. No es de extrañar, con sobrado fundamento, que autores como Del Coto (1995, pp. 15-26) o Bitonte, M. E. y Grigüelo, L (2011, p. 1) sitúen el nacimiento de esta teoría como una dura crítica a la famosa teoría lingüística de Saussure (1945); ello es debido a que la enunciación es entendida como el acto individual de apropiación de la lengua, de tal manera que la “situación de enunciación” influye en el mismo acto. Esto ha conducido, como bien nos señalan Bitonte, M. E. y Grigüelo, L (2011, p. 2), a que, desde otras disciplinas de las ciencias humanas como la filosofía, la etnografía o la semiología, se hayan visto en la necesidad de recuperar la subjetividad en el lenguaje, la referencia y la validación. Estas otras áreas de conocimiento, en sus investigaciones van a dar cuenta de donde se encuentra el sujeto en el discurso, de su lugar de enunciación; es decir, de las condiciones bajo las cuales el sujeto produce el discurso. A partir de aquí, la crítica social va a volcarse en el estudio de las circunstancias en las que se crean las diferentes alocuciones, particularmente aquellas producidas desde las orillas, o aquellos discursos que, si bien son elaborados desde el centro, abordan cuestiones sobre los sujetos situados en los márgenes. Igualmente, la filosofía en primer lugar y más tarde la sociología del conocimiento, van a encarar la construcción del saber científico o aquel conocimiento que es considerado como un discurso válido en la sociedad occidental.

En este contexto surge la obra de Michel Foucault Arqueología del saber, publicada por primera vez en 1969, donde se define la práctica discursiva como: “el conjunto de reglas anónimas, históricas, siempre determinadas en el tiempo y el espacio que han definido en una época dada, y para un área social, económica, geográfica o lingüística concreta, las condiciones de ejercicio de la función enunciativa.” (2003, p. 198).1 De esta manera el discurso científico, sea este sobre cuestiones materiales o sociales, va a ser considerado como un sistema de representación, perteneciente a una misma “formación discursiva”, es decir: un modo de presentar el conocimiento en un momento histórico particular y de una cultura determinada (Foucault, M., 2003, p. 181). Mas, cabe preguntarse: ¿Qué ocurre cuando estos eventos discursivos se van a centrar sobre la otra diferente cultural o, más concretamente, sobre la otra en situación de tránsito o emergencia humanitaria? La primera respuesta que obtenemos ante un análisis inicial es que los discursos del centro van a compartir el mismo estilo, van a soportar igual estrategia y un patrón común institucional, administrativo o político; por lo que los investigadores, o en nuestro caso interventoras, van a compartir una misma “práctica discursiva”, en términos foucaultianos, en torno a la acción humanitaria.

No es intención de este trabajo realizar un análisis exhaustivo del discurso de los proyectos de intervención humanitaria dirigidos a mujeres, esta es una cuestión que se sale del ámbito de este estudio. Sin embargo, sí es de obligado cumplimiento señalar lo que en principio pueda parecer una obviedad, esto es: en todos los proyectos de acción urgente humanitaria las mujeres hacia las que se dirige la ayuda, desplazadas o en situación de emergencia, son silenciadas. En la práctica discursiva de la intervención humanitaria, las voces de las mujeres a las que va dirigida la acción se encuentran absolutamente ausentes, a pesar de que muchos de estos compromisos de atención tengan como fin la rehabilitación y el empoderamiento de este grupo social. Esto podría parecer una contradicción si no fuera porque en la asistencia a la otra desplazada o en la intervención humanitaria la mayor parte de las veces se da por supuesto lo que la Otra necesita o de lo que la Otra adolece. Como analizaremos más adelante, las Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero van a encarar esta incoherencia.

De momento, baste decir que será en el campo del análisis crítico del discurso, como nos señalará Wodak. R y Meyer, M. (2003) y de la crítica poscolonial y decolonial, como nos recordará Young, R. (2001), donde se han obtenido las cosechas más abundantes del pensamiento de Michel Foucault y su herencia sobre la importancia de analizar, no solo los mecanismos de la construcción del discurso, sino las implicaciones de examinar el contexto social en el que se inscribe y sus mecanismos de reproducción; todo ello inscrito en unas relaciones de dominación, discriminación, poder y control, las cuales tenemos el deber de desvelar. Desde Bhabha, H. (1994), Mignolo, W. (1997), Said, E (1990), por citar algunos; hasta aquellas autoras que han incorporado la perspectiva de género como Hill Collins, P. (1997), Alcoff, L. (1997) o Spivak, G. (1988) con su famoso artículo ¿Can the subaltern speak? Speculations on widow-sacrifice se ha ido enriqueciendo y ampliándose la literatura y los debates en torno a la falta del poder enunciativo y sus consecuencias para esa Otra subalterna o marginada. La senda trazada por estas pensadoras ha contribuido a deslumbrar las graves consecuencias de vulnerabilidad y subalternidad que puede conllevar la ausencia de un lugar discursivo para la Otra desplazada forzosa, en su condición de migrante o en situación de crisis humanitaria.

De acuerdo con el rumbo elegido, definiremos las Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero como lugares seguros de enunciación, es decir: espacios simbólicos y materiales, autogestionados, libres de violencia física, psíquica y sexual y, la más de las veces, autoconstruidos. Un espacio donde las mujeres y las niñas migrantes o en situación de emergencia humanitaria dejan de ser habladas por los Otros y pasan a hablar de sí mismas, por sí mismas y para sí mismas; un territorio que permite la expresión libre y soberana de sus cuerpos, mentes y espíritus sin riesgo de ningún tipo; y donde, a través del acompañamiento y apoyo mutuo, los sujetos subalternos femeninos conformarán una comunidad en busca de la superación de su condición y el control de su propio poder de representación; en definitiva, un lugar habitado por y para las mujeres y niñas en ruta migratoria en el que se posibilita el desarrollo del empoderamiento integral y multidimensional.

Tras determinar el objeto de estudio de este trabajo, a continuación se describen los significados que conllevan los rasgos que envuelven a las Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero.

Autogestionados y autoconstruidos

Por lo general, estos lugares simbólicos se construyen de forma espontánea, y más en un contexto de emergencia humanitaria, el cual propiciará la formación de una tribu emocional conformada por y para ellas. Al respecto, ya en 1996, Charles E. Fritz, autor de Disasters and mental heath: therapeutic príncipes drag from disasters studies, documentó este tipo de creaciones comunitarias alrededor de todo el mundo entre individuos que se encontraban en una situación de desastre o emergencia.

Siguiendo a Fritz, C. E., estas comunidades de sobrevivientes,2 construyen un sistema de interacción único cuyas acciones van dirigidas a comprender y hacer frente a los efectos del desastre. La creación de estas comunidades permite a los sobrevivientes actuar libremente y encarar colaborativamente el desastre sin ninguna clase de trabas. Sin embargo, debemos tener presente que esta “comunidad de sobrevivientes” no corresponde necesariamente a ningún límite social o geográfico preexistente de la comunidad; sino que más bien, involucra a personas que han tenido poca o ninguna historia previa de interacción y al mismo tiempo va a excluir a esas otras personas no afectadas que viven cerca de las que están viviendo el desastre. Fritz, C. E. denominará a este momento la “fase integradora”, caracterizada por un fuerte sentimiento de sufrimiento mutuo y solidaridad en el grupo el cual contiene un enorme potencial terapéutico.

En este punto se trae a colación un brillante ejemplo de estos lugares seguros de enunciación realizado dentro de un hermoso proyecto llevado a cabo en un contexto de conflicto por un movimiento social feminista, este es: La Ruta Pacífica de Mujeres en Colombia. Cierto es que en él no se denomina específicamente a los lugares seguros de enunciación; empero, el trabajo de acompañamiento y de apoyo mutuo que surgió desde las bases, la labor realizada desde las propias víctimas y para las víctimas y su metodología para compilar los testimonios que terminaron construyendo el informe de Memoria para la vida (2013) y la experiencia del proyecto La verdad de las mujeres, estuvo presente el modelo de los lugares seguros de enunciación. Sin la creación de este espacio simbólico hubiera sido imposible el proyecto. Tanto es así que los colaboradores del proyecto, Afonso, C. y Martín Beristain, C. (2013), señalan la importancia de generar “un círculo de confianza” que se va a dar solamente entre mujeres que escuchan y acompañan a otras mujeres, las cuales han sido víctimas a su vez de vejaciones en el conflicto armado. Estos autores subrayan la importancia, sobre todo a nivel psicológico, de que sea entre las propias sobrevivientes quienes realicen el trabajo de escucha y de acompañamiento, un ejemplo magnífico del valor determinante que tiene la autogestión de estos encuentros en los que la función principal de la respuesta humanitaria queda desplazada a proveer de los recursos materiales para hacerlos posibles.

Riesgo cero

Resulta obvio que la construcción de un lugar de enunciación, en el cual puedan hablar las mujeres por sí mismas, de sí mismas y para sí mismas, debe estar libre de violencia física y psíquica. Sin embargo, la experiencia y los datos han recogido y reconocido insistentemente la especial vulnerabilidad de este colectivo en su viaje migratorio; como puso de manifiesto el informe de Eapen. R. (Coord.) (2016) en torno al riesgo de violencia sexual que padecen tanto las mujeres centroamericanas que viajan a los Estados Unidos de América, como las refugiadas y las migrantes que van camino de Europa. Del mismo modo, el informe del secretario general de las Naciones Unidas del año 2016, cuyo título reza En condiciones de seguridad y dignidad: respuesta a los grandes desplazamientos de refugiados y migrantes, indica los problemas específicos que afectan particularmente a las mujeres y a las niñas en tránsito, tales como: la separación familiar, el estrés y los traumas psicosociales, complicaciones médicas, daños y lesiones físicas y el riesgo de explotación (2016, p. 10); lo anterior deja muy en claro que tanto las mujeres como los niños son un colectivo especialmente vulnerable en la ruta migratoria. A los riesgos anteriormente descritos hay que añadir el que nos ha mostrado la pandemia del COVID-19 estos dos últimos años, el cual ha intensificados la inseguridad de mujeres y niñas migrantes que se encuentran en los campos de refugiados, como bien expone al respecto el informe de Amnistía Internacional (2018). En consecuencia, la seguridad sanitaria, un tipo específico de la protección general de sus cuerpos, debe estar garantizada en las Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero.

El miedo, la incertidumbre y la falta de control son desafíos diarios a los que tienen que enfrentarse las personas en su viaje migratorio o en caso de desastre humanitario. La precariedad y las probabilidades de padecer cualquier tipo de agresión son ingentes, por lo que garantizar un territorio de riesgo cero para niñas y mujeres se hace del todo necesario en los proyectos de ayuda humanitaria. Un lugar a salvo de los peligros que las acechan en su travesía, donde las mujeres puedan dar cuenta de sí mismas y se conviertan en hablantes soberanas.

Bajo el resguardo de las Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero, las mujeres podrán dar visibilidad a sus cuerpos y a la escucha mutua de sus voces para así poderlas articular y hacerlas audibles para ellas y para la comunidad de la acción humanitaria.

Como consecuencia de tener acceso a un lugar de enunciación sin riesgo alguno, las mujeres y las niñas en tránsito o en situación de crisis podrán realizar los procesos de empoderamiento integral y multidimensional.

Empoderamiento integral y multidimensional

El principio del que parte este trabajo es que el empoderamiento es un proceso colectivo; por lo cual, el objetivo es aunar las diversas subjetividades femeninas para rehabilitarse y organizarse como personas soberanas en su camino a la transformación y descolonización de las estructuras que las constriñen. Este proceso que se realiza de forma colectiva posee un carácter integral y multidimensional. Un empoderamiento integral entendido, tal como lo concibe Ballesteros M. (2004), como la imposibilidad de separar este concepto de las situaciones de desventaja que sufren las mujeres, ni de aislarlas del género masculino, ya que su vida cotidiana es producto de la interacción con los hombres. Lo masculino y lo femenino se construyen a sí mismos.

Sin embargo, nos separamos del concepto de empoderamiento multidimensional y las cuatro dimensiones que Ballesteros, M. (2004) les otorga: individual, intra-género, inter-género y sociopolítica (pp. 1-2). A diferencia de esta autora, el carácter multidimensional del proceso que se da en las Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero hace referencia a los diferentes aspectos de las personas; es decir, hablamos de un empoderamiento físico, psíquico y espiritual. Dimensiones todas ellas relacionadas con la ética de los cuidados, cuidados necesarios para la sanación de las heridas del cuerpo, de la mente y del alma de las mujeres y niñas en tránsito migratorio o en situación de emergencia humanitaria. El cuidado de sí mismas y para sí mismas, en un territorio de riesgo cero, en el que las tres dimensiones de las personas y del colectivo están hipervinculadas. El proceso de empoderamiento pasa por tener la oportunidad de poder transitar por sus vidas para construir su propio relato y romper con la invisibilidad que las acosa. En este punto coincido plenamente con Cavarero, A (2005) cuando afirma que tener voz no es solamente hacernos visibles sino también audibles para Otras, y estas Otras incluye a la comunidad de la ayuda humanitaria. Hacerse audible como colectivo comporta primeramente la escucha mutua, una escucha atenta desde la ética de los cuidados entre quienes han padecido experiencias similares, como mostro el trabajo realizado por la Ruta Pacífica de Mujeres en Colombia. En el lugar seguro de enunciación se debe posibilitar el intercambio de experiencia y soluciones que contribuyan a tejer redes de ayuda mutua y colaboración, un lugar seguro para la rehabilitación y reconstrucción del ser, una comunidad social soberana e independiente; es decir una Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero.

No obstante, debemos dar un paso más y dotar a estos lugares seguros de enunciación de las condiciones materiales suficientes para la preparación de sus integrantes hacia la nueva jornada del viaje que les espera. Las Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero deben mirar al futuro, proveer a las mujeres y niñas en tránsito de herramientas que las ayuden en su nueva etapa a través de una formación que les acerque y las prepare para el final de su travesía. A este respecto debo indicar que algunos de estos lugares seguros de enunciación pueden formarse en torno a actividades formativas, incluso “lúdicas”, las cuales pueden servir para iniciar o fortalecer la construcción de estos territorios; en torno a ellos, se tejerán las redes de amistad y solidaridad que favorecerá la creación de la “comunidad de sobrevivientes”

Aportes a la organización de la ayuda humanitaria

El enfoque de participación en la respuesta humanitaria parte del principio de que hombres y mujeres tienen el derecho a participar en las decisiones que afectan a su bienestar, al de sus familias y sus comunidades. Del mismo modo, desde la perspectiva de esta metodología se reconocen las diferentes necesidades y capacidades que poseen las personas en función del género, edad, identidad religiosa, etc. (Comité Permanente entre Organismos IASC, 2017, p. 84). Sumar la perspectiva de género al enfoque de participación implica tener en cuenta las necesidades específicas de las mujeres y niñas y hacer posible su participación y liderazgos efectivos. En este sentido, las Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero van a suponer una inestimable ayuda en cada fase del ciclo de programas humanitario descritas por IASC. Desde la primera etapa de valoración y análisis de necesidades, pasando por las de planificación de estrategia, movilización de recursos, aplicación y supervisión, hasta la última de revisión y evaluación por operativos de género (2017, p. 96). En todas ellas, las voces de las migrantes o mujeres en situación de emergencia humanitaria van a estar presentes al hacerse visibles y audibles a través de los lugares seguros de enunciación. La participación desde un espacio riesgo cero contribuye a la expresión real de sus necesidades y por lo tanto a una adecuada valoración de estas. El mejor conocimiento de la situación contribuirá a una planificación de la estrategia más efectiva, a la vez que el acompañamiento y la ayuda mutua facilitará la distribución y coordinación de los recursos. Igualmente, es relevante el rol que pueden jugar en la última fase de revisión y evaluación, al dar a conocer la efectividad real de la respuesta humanitaria llevada a cabo y proporcionar enseñanzas significativas para acciones futuras. En resumen, como recoge el Manual de género para la acción humanitaria: “Cuando la acción humanitaria está informada por las necesidades, capacidades y prioridades de mujeres, niñas, hombres y niños, resulta más efectiva y estimulante” (IASC, 2017, p. 84).

Conclusiones: por una intervención humanitaria participativa y feminista

Desde la década de los 80 se ha iniciado un tímido giro discursivo en la respuesta humanitaria hacia un enfoque más participativo y con perspectiva de género, tal y como lo documenta García, O & Bartrolí, X, (2020). Este cambio ha ido adquiriendo una mayor fuerza y presencia en los proyectos de intervención, buena muestra de ello son los tres programas operativos sobre prevención, preparación y respuesta a las crisis de ONU Mujeres, en los cuales se defiende que

[...] los esfuerzos humanitarios deben de reconocer el hecho de que las mujeres y las niñas tienen mucho que contribuir en la preparación y las respuestas a las crisis, por lo que éstas deben ser incluidas en la toma de decisiones sobre aquellas cuestiones que necesiten, dejando claramente que no son víctimas indefensas. (ONU Mujeres, s.f.)

Con respecto a la participación, esta agencia de Naciones Unidas tiene como mandato “facilitar la inclusión de las mujeres afectadas por las crisis como socias en los planes de recuperación y de respuesta en aquellas situaciones que las afectan a ellas, a sus familias y sus comunidades” (ONU Mujeres, s.f ). Por otra parte, una muestra más de este cambio discursivo lo podemos observar en el plan estratégico aprobado entre el 14 y 15 de septiembre de 2021 para los años 2022-2025, donde la palabra participación aparece veintiuna veces en las veintinueve páginas que ocupa su redacción; esto nos revela la importancia que está adquiriendo el enfoque de participación en la acción humanitaria, un enfoque que, lejos de sustituir a los de protección o derechos, se suma a ellos complementándolos (Junta Ejecutiva de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, 12 de julio de 2021).

Reafirmando esta tendencia, organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo, junto a más de 100 gobiernos y entidades de las Naciones Unidas, se comprometieron en París a firmar el Pacto para las Mujeres, la Paz, la Seguridad y la Acción Humanitaria, en el que se replantean, entre otras cuestiones, los procesos de acción humanitaria, la participación y la toma de decisiones de las mujeres y las niñas en aquellos procesos que las atañe (ONU Mujeres, 2 de julio de 2021).

Otro claro signo de los cambios que se están produciendo en la respuesta humanitaria internacional los podemos hallar en la entrevista realizada el 14 de agosto de 2019 a Nimrata Khuman, asesora de género y protección del programa Australia Assists. En dicha entrevista, Khuman nos habla del significado que adquiere la práctica real de incorporar la perspectiva de género a la acción humanitaria y nos recuerda que el enfoque de “talla única” no funciona; ya que las vulnerabilidades y capacidades son exclusivas de cada ocasión. En el caso de Vanatu, constituyeron un grupo temático sobre género y protección, el cual se en cargó de promover la participación y el liderazgo de las mujeres y de prevenir y responder a la violencia de género; además de garantizar que se diseñen y ejecuten acciones de protección de la infancia. Ahora bien, Khuman nos subraya la importancia de recoger las voces de las mujeres y las niñas, concretamente declara: “Escuchar a las comunidades y prestar atención a las soluciones dirigidas por las comunidades han sido procedimientos clave en los programas creados por el Grupo Temático sobre Género y Protección”. (ONU Mujeres, 2019, p. 1). Otra cuestión más compleja es qué herramientas vamos a utilizar para procurar esa escucha.

Este cambio discursivo no solo lo encontramos en la entidad de Naciones Unidas encargada de fomentar el empoderamiento de la mujer y la igualdad de género. Desde la sociedad civil y la academia se viene elaborando y apoyando con argumentos sólidos el denominado enfoque participativo, el cual considera a las personas afectadas por la emergencia como interlocutores válidos e imprescindibles. Brown, D.; Donini, A. (2014) en su informe ¿Retórica o realidad? Poniendo a las personas afectadas en el centro de la acción humanitaria va más allá y nos habla del involucramiento de las poblaciones afectadas, no solo en una o más fases del ciclo del proyecto: evaluación, diseño, implementación, monitoreo y evaluación; sino que, este involucramiento puede tomar una variedad de formas, concretamente nos dice:

Mucho más que un conjunto de herramientas, la participación es, ante todo, un estado mental, según el cual los miembros de las poblaciones afectadas están en el corazón de la acción humanitaria, como actores sociales, con puntos de vista sobre su situación, y con competencias, energía e ideas propias. (p. 13)

Es decir, se trata de poner a las personas a las que va dirigida la ayuda en el centro. Un centro capaz de generar propuestas y resolver los problemas que las acechan.

Un ejemplo del impulso que está adquiriendo la práctica de este enfoque entre las ONG es la defensa firme de la plena participación de la población afectada en la última edición del Manual Esfera (2018). En esta guía de la práctica humanitaria se considerada esencial la participación de los afectados para lograr los fines propuestos por la intervención; y no solamente al inicio de la misma, sino a lo largo de todas las etapas de la acción ya que se considera fundamental para una vida digna de que debe estar presente en todas las etapas de la acción. (Asociación Esfera, 2018, pp. 9-13)

Sin embargo, este cambio discursivo no siempre lleva consigo la participación efectiva de las mujeres en tránsito o situación de emergencia humanitaria, a pesar de que la experiencia acumulada hasta ahora haya demostrado la importancia de implicar en los programas o proyectos de intervención a las mujeres golpeadas por la crisis. La perspectiva de género comienza a incluirse junto a la acción participativa en los proyectos de intervención; no obstante, nos queda todavía la duda de cómo lo aplicamos sobre el terreno. Es decir, ¿qué herramientas tenemos para realizar de manera efectiva la participación de esa Otra refugiada o desplazada forzosa en situación de crisis?, ¿qué instrumentos podemos aplicar para situar efectivamente a las mujeres en el centro de la acción humanitaria y conseguir ese empoderamiento tantas veces nombrado? Es aquí donde las Naciones Nómadas Feministas de Riesgo Cero pueden aportar una respuesta a aquellos proyectos que se deseen aplicar un enfoque participativo y con perspectiva de género.

Como afirmará Butler, J. (2009), ninguna vida podría referirse a sí misma y llegar a construir el relato adecuado de su desenvolvimiento, así como tampoco hablar de su emergencia en el mundo; ya que lo que se sustrae a ella no son solamente las condiciones de su nacimiento y de su desarrollo, sino también las formas sociales que permiten leerla. La ayuda humanitaria debe de ir dirigida a proveer de las condiciones materiales que permitan la lectura y realización de sí mismas, para sí mismas y por sí mismas de las Otras migrantes o en situación de emergencia humanitaria. En última instancia, la labor de la acción humanitaria debe tener como objetivo a largo plazo colaborar con las mujeres y las niñas en la construcción de un “régimen de verdad” en el que puedan reconocerse y socavar el “régimen de verdad” que las oprime.

Referencias

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1La diferencia entre práctica discursiva y formación discursiva, si es que la hubiese, radica en que la formación hace referencia al proceso y la práctica al acto mismo de la enunciación.

2Este autor las denomina “comunidad de víctimas” (Frirtz, C. E., 1996); sin embargo, personalmente prefiero usar el término de “comunidad de sobrevivientes”.

Citar así: J-A Juanena, Coro (2022). Naciones nómadas feministas de riesgo 0 para mujeres migrantes o en situación de emergencia humanitaria. Revista Guillermo de Ockham. 20(1), pp. 207-217. https://doi.org/10.21500/22563202.5655

Editor invitado: Simón Pedro Izcara Palacios, Ph.D., https://orcid.org/0000-0003-0523-305X

Editor en jefe: Carlos Adolfo Rengifo Castañeda, Ph.D., https://orcid.org/0000-0001-5737-911X

Coeditor: Claudio Valencia-Estrada, Esp., https://orcid.org/0000-0002-6549-2638

Copyright: © 2022. Universidad de San Buenaventura Cali. La Revista Guillermo de Ockham proporciona acceso abierto a todo su contenido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International (CC BY-NC-ND 4.0).

Declaración de intereses. El autor ha declarado que no hay conflicto de intereses.

Disponibilidad de datos. Todos los datos relevantes se encuentran en el artículo. Para mayor información, comunicarse con el autor de correspondencia.

Financiamiento. Ninguno. Esta investigación no recibió ninguna subvención específica de agencias de financiamiento en los sectores público, comercial o sin fines de lucro.

Descargo de responsabilidad. El con- tenido de este artículo es responsabilidad exclusiva de los autores y no representa una opinión oficial de sus instituciones ni de la Revista Guillermo de Ockham.

Recibido: 23 de Octubre de 2021; Revisado: 21 de Diciembre de 2021; Aprobado: 22 de Enero de 2022

*Correspondencia: Coro J-A Juanena. Correo electrónico: koro@postcolonialstudies.org

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