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Tabula Rasa

Print version ISSN 1794-2489

Tabula Rasa  no.20 Bogotá Jan./June 2014

 

Estudios culturales, trabajo académico y acción política

Cultural Studies —Academic Work and Political Action

Estudos culturais, trabalho académico e ação política

Entrevista a Víctor Vich,1 realizada por videoconferencia Bogotá-Lima el 21 de noviembre de 2010

Mónica María del Valle Idárraga2
Universidad de la Salle
mmdvalle@unisalle.edu.co

1Víctor Vich es docente, crítico, investigador del Instituto de estudios peruanos (IEP) y, desde el 2008, director de la Maestría en Estudios Culturales de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Hizo un doctorado en Literatura Latinoamericana en Georgetown University y una maestría en Literatura latinoamericana en Duke University. Recientemente (año 2010), le ha sido otorgada la beca de la Guggenheim Foundation. Es miembro de la Red de Estudios y Políticas Culturales, y de CLACSO. Entre sus publicaciones se encuentran: Voces más allá de lo simbólico: Ensayos sobre poesía peruana. Lima, Fondo de Cultura Económica, 2013; Contra el sueño de los justos: la literatura peruana ante la violencia política (con Juan Carlos Ubilluz y Alexandra Hibbett). Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2009; Oralidad y poder. Herramientas metodológicas (con Virginia Zavala). Bogotá, Norma, 2004; El caníbal es el otro. Violencia y cultura en el Perú contemporáneo. Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2002; y El discurso de la calle. Los cómicos ambulantes y las tensiones de la modernidad en el Perú. Lima, Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú, 2001. Ha sido editor y coeditor de varios libros, algunos de los cuales son: El silencio que nos nombra. Antología poética de Enrique Peña Barrenechea. Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2001; Del viento, el poder y la memoria. Cecilia Monteagudo y Víctor Vich, editores. Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2002; En el corazón del pueblo: Pasión y gloria de Alianza Lima. Luis Millones, Aldo Panfichi y Víctor Vich, editores. Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2002. Durante el 2011 fue asesor de políticas culturales de la Municipalidad de Lima Metropolitana. En nuestro medio se ha publicado un acercamiento a una parte de su trabajo: Hernández Guzmán, Daniel. «Algunos apuntes sobre Víctor Vich». Cuadernos de literatura, Pontificia Universidad Javeriana (31), ene-junio 2012: 241-254. Correo electrónico: vvich@pucp.pe.
2Profesora asociada en el doctorado en Educación y Sociedad de la Universidad de la Salle, Bogotá-Colombia, y profesora en la carrera de Literatura en la Pontificia Universidad Javeriana, Colombia. Doctora en Estudios Culturales Hispánicos de la Michigan State University, USA.


MMDV. Primero, Víctor, quisiera que me contaras, desde tu perspectiva, sobre tu formación académica, ¿cómo llegaste a la literatura y a los estudios culturales?

-VV. Bueno. Yo llegué a la literatura de manera muy rara, porque yo entré a la universidad y quería estudiar ciencias sociales, quería estudiar sociología o antropología; pero al mismo tiempo me gustaba mucho la literatura, específicamente la poesía. Y entonces no sabía qué hacer, porque por un lado tenía una inclinación muy teórica, muy hacia una visión sociológica de las cosas y por otro lado tenía una visión muy textual, sobre la importancia de la palabra y la estética en la comunicación. Y bueno, entré primero a la universidad, y acá en Perú son dos años de estudios generales y en esos dos años tuve que pensarlo. Y ahí me di cuenta de que en realidad lo que yo quería fundamentalmente era enseñar, era ser profesor. Y me parecía más divertido enseñar literatura que ciencias sociales. O dicho de otra manera, me pareció que enseñando literatura también podía enseñar ciencias sociales porque los textos literarios te permiten hablar, o son espacios para visibilizar los problemas sociales. Y entonces decidí estudiar literatura y ahí descubrí la tradición oral. Es decir, que el estudio de la tradición oral o de las literaturas orales se convirtió en el «punto de encuentro» en donde yo podía reconciliar mis dos intereses, o sea, un interés etnográfico, de trabajo de campo, de calle, de pregunta por lo colectivo y un interés de análisis textual, de trabajo con el lenguaje. Entonces, empecé a especializarme en literaturas orales, y cuando me gradué me fui a estados Unidos y allá descubrí todo el desarrollo de la teoría crítica contemporánea, todo el desarrollo de los estudios culturales, de los estudios poscoloniales, de los estudios subalternos, de las teorías de psicoanálisis y género, de los marxismos contemporáneos y me quedé muy impactado y sentí que todo eso me servía para analizar los textos orales y así fue mi historia.

- MMDV. ¿Vos estudiaste el pregrado en esta misma universidad?

-VV. Sí, en la universidad católica del Perú

- MMDV. El programa de Maestría en Estudios culturales en la PUCP es bastante nuevo...

-VV. No, no. Ya tiene tres años. Hubo ya una primera promoción que ha terminado los cursos. Algunos alumnos están graduándose ya, otros están haciendo sus tesis. Y hemos empezado con una segunda promoción. Nosotros abrimos cada dos años y así nos dedicamos exclusivamente a la promoción que está cursando. Cuando esa promoción termina, arrancamos la siguiente.

- MMDV. ¿Por eso aparecen como coordinador Gonzalo Portocarrero y vos?

No, lo que pasa es que la maestría de estudios culturales es una maestría que surge como una iniciativa para «construir puentes» entre la facultad de ciencias sociales y la facultad de humanidades. Por lo tanto, tiene dos coordinadores: gonzalo Portocarrero y yo. Los dos trabajamos conjuntamente, los dos construimos la maestría y tenemos un trabajo muy coordinado, y además somos muy amigos.

- MMDV. Has dicho un poco por qué empezó —para hacer ese puente— pero me gustaría saber más en detalle ¿cómo y por qué empezó el programa en sí en la PUCP?

-VV. Bueno, porque nosotros habíamos empezado hace ya mucho tiempo a organizar congresos que nunca eran seminarios disciplinarios, o sea, seminarios de cada facultad, sino seminarios temáticos: queríamos discutir la violencia en el Perú, o queríamos discutir el autoritarismo, o el problema de la interculturalidad, y entonces ahí nos íbamos juntando un grupo de gente de distintas disciplinas, de distintos departamentos, que nos agrupábamos en torno a un tema y que poco a poco decidíamos compartir un conjunto de lecturas, que iban surgiendo en la propia dinámica del grupo y entonces después de haber hecho varios seminarios, como tres o cuatro, dijimos: «Bueno, en realidad lo que estamos haciendo es estudios culturales, volvamos esto algo más institucional y construyamos una maestría». Al mismo tiempo, nosotros nunca fuimos un grupo donde sólo participaban profesores exclusivamente, sino que cada uno de nosotros llevaba a sus estudiantes, y efectivamente los estudiantes enganchaban muy rápido y nos decían que todos esos autores que leíamos efectivamente no se leían durante la época universitaria y que esa teoría tan contemporánea estaba todavía fuera de los sílabos. Y entonces vimos mucho interés de parte de los estudiantes y decidimos formar la maestría.

- MMDV. Suena muy sensato. Un proceso muy diferente al de acá, me parece. En un contexto más amplio, más allá de esta dinámica que cuentas del departamento, ¿por qué, a tu juicio, son necesarios hoy en día en Perú y cuáles son los obstáculos, si los hay, que deberán enfrentar los estudios culturales allí?

-VV. Bueno, en primer lugar yo creo que los estudios culturales son importantes por el tema de la interdisciplinariedad. ¡claro, los estudios culturales tienen una manera especial de hacer interdisciplinariedad!, y esa es la que a nosotros nos interesa: no la suma de conocimientos, sino, digamos, atravesar, producir flujos entre las carreras, desestabilizarlas y al mismo tiempo ir demostrando sus propios límites y su carácter incompleto. En el Perú las disciplinas han estado demasiado encerradas en sí mismas, han desarrollado prejuicios frente a las demás, han convertido a sus autores en propiedad privada, y eso había que comenzar a desestabilizarlo, a reorganizarlo un poco. Por otro lado, notamos que los estudios de cultura que se realizaban no asumían como centralidad la reflexión sobre el poder. Nos parecía que la pregunta por el poder tenía que ser central en cualquier tipo de crítica cultural, y eso era un elemento que le añadía el rasgo que nosotros queríamos, que era el de los estudios culturales. Pero además eran importantes igualmente por la necesidad de articular el conocimiento académico con la intervención política. Nos parecía que la universidad también estaba muy ensimismada, sobre todo en las humanidades, y que era importante esforzarnos por sacar ese conocimiento hacia otras instancias como los movimientos sociales, como las Ong, como la propia militancia política, como la propia gestión del gobierno, e introducir el tema de la cultura como algo fundamental en la discusión política, y entonces es a partir de estas ideas que vimos más claramente la necesidad de construir una maestría en estudios culturales.

- MMDV. Pensando en la idiosincrasia de los programas de estudios culturales que existen, ¿cuáles son las fortalezas de este programa de Maestría comparado con otros programas en Latinoamérica actualmente (como Ecuador o Colombia, si estás familiarizado con ellos)?

-VV. Yo creo que cada programa tiene su particularidad. En el caso de nosotros, hemos construido un programa muy teórico, en el sentido de que nos interesa mucho la discusión teórica contemporánea de américa latina y de estados Unidos, europa, la india, y entender bien la potencia de estas categorías para hacer crítica cultural, y formar a los estudiantes desde esa posición. Sin embargo, al mismo tiempo, no somos un programa tradicionalmente teórico. Me explico mejor: aunque el núcleo de nuestra propuesta, es decir, el grueso de nuestros cursos son cursos teóricos, nosotros motivamos a los estudiantes a que no escriban tesis teóricas, sino que utilicen esas herramientas teóricas en el diálogo, en el análisis de algún objeto cultural o algún proceso social contemporáneo. Es más, siempre sostenemos que los capítulos teóricos en las tesis, las reflexiones teóricas, tienen que estar hechas a partir del análisis mismo de los objetos. Entonces, por un lado, yo diría que una fortaleza de nuestro programa es que estudiamos mucha teoría contemporánea, el debate latinoamericano de estudios culturales, toda la renovación que la teoría lacaniana le ha producido al psicoanálisis a través, sobre todo, de los libros de Slavoj Žižek, leemos género y todas las teorías al respecto, tenemos un curso de marxistas contemporáneos, tenemos curso de poscolonial, decolonial, estudios subalternos; tenemos un curso de análisis crítico de discurso que es un curso de lingüística, y después ya tenemos seminarios temáticos de temas de cultura peruana, y tenemos también cursos de política cultural, de industrias culturales. Entonces yo diría que nuestro programa es un programa con mucho interés en todo esto pero esta reflexión teórica siempre puesta al servicio del análisis de los objetos, y también con una motivación fuerte a que los estudiantes hagan trabajo de campo. El programa también se caracteriza por una voluntad etnográfica que quizás no está suficientemente traducida en el plan de estudios, pero todos los cursos añaden reflexiones etnográficas, y muchos de los ensayos que recibimos como parte de los cursos vienen desde esa opción. Y eso nos parece muy importante: es decir, el intento permanente por producir la unión, entre la teoría y la reflexión propiamente etnográfica.

- MMDV. ¿Y tenés así en la cabeza alguno de esos trabajos que se han producido en la primera cohorte que te parezcan ricos?

-VV. Bueno, pues... a ver... Hay una tesis muy interesante sobre blogs, sobre la movida de blogs en el Perú y no solamente analiza los blogs, sino las discusiones en los blogs, y también ha entrevistado a los blogueros y a los usuarios, y etcétera. Hay otra tesis sobre un colegio estatal en un barrio obrero, y ha trabajado mucho con los estudiantes y con los profesores sobre el consumo de industrias culturales en ese colegio. Hay otra sobre telenovelas coreanas en el Perú; también es una tesis que tiene mucho énfasis en la recepción... Y bueno, después, hay otras cosas: hay una sobre publicidad: la «marca Perú», es decir, sobre cómo se nombra lo nacional en el mercado neoliberal de estos tiempos. Esta tesis no tiene un componente etnográfico pero sí hay mucho análisis icónico y mucha reflexión teórica. También hay tesis más literarias. Hay una tesis sobre las representaciones de la cultura afroperuana la literatura del siglo XX, y así.

- MMDV. En mi experiencia como docente de estudios culturales, me ha impresionado mucho la dificultad que tienen los estudiantes para identificar un objeto y unas metodologías que en conjunto correspondan a las expectativas teóricas de los estudios culturales. Has descrito unas fortalezas teórico-prácticas en la maestría que idealmente eliminarían este problema, pero me intriga si esta es una dificultad que enfrentan en algún momento también los estudiantes de la maestría allí.

-VV. Sí. Los estudios culturales... Son una disciplina muy rara, una anti-disciplina, un lugar híbrido, amorfo, sin identidad, y eso sin embargo está muy bien porque tampoco hay un objeto definido y tampoco tenemos una metodología rígida y específica. Ahora, ¿cómo resolvemos nosotros ese problema? Quizá porque como es un programa que tiene mucho énfasis en las teorías contemporáneas, nosotros siempre afirmamos que lo más importante del trabajo metodológico es el respeto por el objeto. O sea que uno elige qué es lo que quiere estudiar, y entonces tiene que partir de ahí, no de la teoría sino del objeto. Y el objeto tiene un eco. Y ese eco, es decir, ese mismo objeto te va llevando hacia una u otra teoría, o hacia la necesidad de cruce de teorías, o de una herramienta de algo que viene de una tradición y otra herramienta que viene de otra tradición. Los propios objetos son indisciplinados. Lo que hay que hacer es escuchar ese eco. Ahora, nosotros entendemos que para escuchar ese eco es necesaria una buena formación teórica. Entonces, sí, digamos a algunos estudiantes les cuesta más que a otros, pero más o menos todos van agarrando el punto. Yo creo que los estudiantes se paralizan cuando parten de la teoría e intentan hacerla «encajar» en los objetos y ahí se dan cuenta de que la cosa no funciona y se paralizan, pero sucede que si parten del objeto, si empiezan a hacer preguntas sobre ese objeto, y dejan que esas preguntas los lleven a las teorías, entonces van encontrando una estructura de investigación y van encontrando ahí una hipótesis por probar.

- MMDV. ¿Vos qué enseñas allí?

-VV. En el caso de nuestra maestría, nosotros no tenemos profesores de planta, dedicados exclusivamente a la maestría, ni siquiera nosotros dos, los directores, somos profesores únicamente en la maestría: nosotros tenemos que enseñar mucho en el pregrado... Yo enseño literatura en el pregrado. Enseño un curso de literatura peruana, enseño teoría literaria y ya en la maestría enseño otras cosas: el curso de fundamentos de estudios culturales, el curso de marxistas contemporáneos, el curso de industrias culturales, política cultural... pero bueno. Yo diría que nuestra metodología es la de una «caja de herramientas»: es construir cajas de herramientas y después dejar que los objetos te lleven a cada una de ellas, y por supuesto siempre partiendo de una contextualización radical, de una historización radical de ese objeto y del contexto de su funcionamiento. Este punto —ha sostenido Stuart Hall— es el que define la tradición de los estudios culturales.

- MMDV. Tengo entendido —y acabás de decir— que la maestría tiene estudiantes de sociales tanto como de humanas. Mi impresión es que tienen más de humanas que de sociales. ¿Qué ventajas y qué desventajas tiene esta composición mixta en el plano de la enseñanza de estudios culturales?

-VV. Bueno... No sé... Mira, nosotros hasta el momento estamos muy contentos con la maestría. Vemos que se junta gente de esas dos tradiciones y que consiguen complementarse y transferir conocimiento de uno hacia otro lado. Las discusiones en clase se hacen ricas por eso, porque unos tienen una visión más enfocada en lo discursivo y en lo estético, y otros tienen una visión más enfocada en lo estructural, en lo social, en la pregunta por el actor, en la pregunta por las ideologías. Y entonces, yo creo que eso es fundamentalmente un punto de alto. Como la maestría pertenece a las dos facultades, entonces tiene alumnos de las dos facultades, y en ese sentido conseguimos convocar a ambos sectores.

-MMDV. Te lo pregunto porque en las clases que he tenido ha habido más gente de sociología y antropología y muy pocos de artes o de comunicación y escasamente de literatura. Y noto que en el plano de las discusiones (y eso implica también a los profesores, pero muy implícitamente) hay una especie de privilegio, si querés, de la mirada social sobre la mirada de las humanas, por esta idea de que el trabajo de las humanas es light, que no tienen metodología fuerte o ni siquiera saben qué metodología tienen... Me parece que hay una especie de prejuicio latente que yo veo relacionado con las genealogías que se hacen. Y estoy pensando en Walter Mignolo, que dice explícitamente que los estudios culturales nacen en Latinoamérica asociados a las humanidades, cuando, si vos le preguntás por ejemplo a Eduardo Restrepo te dice, «no: eso nace asociado a las sociales»... Es esto que yo siento muy muy polarizado y quisiera saber tu opinión.

-VV. Mi opinión es que en el Perú, los estudios culturales tienen fundamentalmente un origen bastante compartido. O sea, en las ciencias sociales había gente que se apoyaba en los textos literarios y que ya desde hace mucho consideraba el carácter textual de la realidad, la idea en buena parte de una representación o un discurso sobre ella, y desde las humanidades también había una opción interdisciplinaria que se daba cuenta de que todo no podía ser discurso y que había que hacerse otro tipo de preguntas, que se aprendían en las ciencias sociales. Entonces, en el Perú yo creo que han existido bastante equilibrados el encuentro y la tradición.

Eso no quiere decir que actualmente no haya tensiones, tensiones de la ciencia política tradicional que tiene muy poca formación epistemológica y que piensa que hacemos locuras, o de las humanidades más conservadoras que siguen sosteniendo que lo popular y lo masivo no tienen sentido de estudiarse.

Ahora bien, yo he notado, efectivamente, que en américa latina hoy en día los estudios culturales más interesantes no surgen de los departamentos de literatura, sino que surgen de las facultades de antropología o de ciencias sociales. Y eso me llama la atención positivamente, pero al mismo tiempo me doy cuenta de que muchos de los intelectuales que hacen estudios culturales en américa latina y que surgen de las ciencias sociales no han tenido o tienen poco interés por conocer y por ponerse al día y por entrar en los debates contemporáneos al interior de las humanidades. Es decir, nosotros sí hemos aprendido ciencias sociales, pero muchos de ellos no van a aprender teorías estéticas y los debates sobre las cosas que discutimos nosotros. Entonces, ahí sí veo un desbalance, como una especie de desconocimiento del debate al interior de las humanidades.

- MMDV. Estoy muy de acuerdo con tu conclusión De hecho, la pregunta siguiente, en relación con tu trabajo en concreto, partía precisamente de una sorpresa grata y es que en lo que has hecho yo veo que te movés con rigor y flexibilidad entre ambos terrenos y que los enriquecés mutuamente. Hacés una introducción crítica a unos cuentos de Julio Ramón Ribeyro,3 y también en el terreno de lo literario está tu trabajo Contra el sueño de los justos: la literatura peruana ante la violencia política.4 Tu trabajo incluye la faceta de la palabra en lo social, en el libro sobre los cómicos ambulantes,5 y de otras formas de expresión como el performance. En cada caso, la lectura que hacés es una lectura atrevida, sabia y poco predecible que se alimenta tanto de los estudios literarios como de la teoría crítica contemporánea. Y en estos trabajos no tratás lo literario como alta cultura, sino como un elemento de pugna, de lucha por sentidos sociales, es un elemento que convocás para obligarlo a cumplir su función social plena. Me preguntaba si ese enlace entre estudios literarios y estudios culturales que en otros programas está tan estigmatizado bajo el rótulo de cultural studies, has podido hacerlo en parte gracias a una tradición de pensamiento crítico peruano que parte precisamente de los estudios literarios (pienso concretamente en Mariátegui, un poco en Arguedas, y en Cornejo Polar con quien tuviste oportunidad de conversar sobre tu trabajo de El discurso de la calle). Por lo demás, no parece algo exclusivo tuyo, puesto que el libro Estudios culturales. Discursos, poderes y pulsiones6 está conformado por artículos que se preguntan sobre representación y poder principalmente desde el terreno literario. ¿Qué dirías de este inusitado lugar de anclaje para los estudios culturales en Perú?

-VV. Yo diría que hay tres ejemplos que construyen la tradición de estudios culturales en el Perú. El primero es Mariátegui, que en los Siete ensayos, el primero es un ensayo sobre economía, de la tierra, y el último ensayo es sobre la literatura, y en un libro consigue hablar de economía, de política y de cultura simultáneamente. Y ahí, en la articulación de esos tres campos, está el tipo de crítica y análisis cultural que a nosotros nos interesa. Pero más recientemente podría poner dos ejemplos de gente que inició esta tradición en el Perú quizá sin saberlo. Que es desde las ciencias sociales, alberto Flores galindo,7 que es el gran historiador, pero que analizaba sueños y analizaba las obras de arguedas,y al mismo tiempo analizaba movimientos sociales en el Perú. Él, desde las ciencias sociales, traza un vínculo muy fuerte hasta las humanidades, y antonio cornejo Polar, desde las humanidades, con su idea de la heterogeneidad, sus estudios sobre el indigenismo y sobre la migración traza el puente hacia las ciencias sociales. Entonces como que Flores Galindo y Cornejo Polar se encuentran, y es a partir de estos dos autores que veinte años después nosotros retomamos el proyecto.

- MMDV. Has tocado varios puntos sobre los cuales quería preguntarte, y a partir de aquí empiezo quizá a redundar, pero te hago las preguntas de todos modos, con el ánimo de afinar algunos puntos. Entonces, ¿qué te han ofrecido como perspectiva de trabajo los estudios culturales que la crítica literaria a secas o los estudios literarios no te ofrecían?

-VV. Bueno, pues casi toda la teoría que yo utilizo para analizar los objetos que elijo (sean o no textos), no es propiamente una teoría literaria, sino que viene del pensamiento crítico contemporáneo. Es decir, en mí la influencia de las teorías no propiamente literarias es enorme. Yo diría que actualmente tienen una mayor presencia en mi trabajo que las reflexiones propiamente literarias, que son mi formación. Hoy en día, yo trabajo mucho con filósofoscomo alan Badiou, Jacques rancière; Slavoj Žižek, trabajo mucho con el psicoanálisis, con la discusión latinoamericana, todo el tema del trabajo etnográfico, todo el tema de género y todo el debate sobre poscolonialidad, decolonialidad y estudios subalternos, pues esos tienen un pie en la literatura y un pie en la historia, un pie en el análisis crítico y un pie en la cuestión epistemológica y bueno, yo intento maniobrar y coger de ahí las cosas que, como decía, los objetos me van pidiendo.

- MMDV. Entiendo el desplazamiento que has hecho: es decir, no son estudios literarios, pero veo que el alimento que extraes de ellos es algo muy característico del trabajo que estás haciendo, por ejemplo, en tu libro el Discurso de la calle.

-VV. Bueno, ese libro lo acaban de reeditar, hace poco salió la segunda edición...: ese es un libro donde yo intenté unir el análisis del discurso con el trabajo etnográfico. Unir la reflexión sobre identidades, actores, movimientos sociales, esferas públicas (todo esto que viene de la teoría sociológica), con el análisis textual, el close-reading, es decir, la lectura detenida de los discursos que aprendí gracias a la teoría literaria.

- MMDV. Y fue recibido, entonces, muy bien, ¿no?

-VV. Fue mucho mejor recibido en ciencias sociales que en humanidades.

- MMDV. ¿En serio!

VV. Verdad. O sea, fue mucho más recibido en ciencias sociales que en humanidades. En humanidades yo diría que nadie le dio tanta importancia porque desconcertó y por los prejuicios de siempre. Pero en ciencias sociales sí fue un libro que tuvo mucha influencia sobre todo en las nuevas generaciones, porque mostró una opción que podía abrir caminos que ya eran conocidos afuera pero que en el Perú se necesitaban ejemplos. Y de hecho, yo he construido mi carrera mucho más en diálogo con la gente de ciencias sociales que con la gente de humanidades.

- MMDV. Hay una cuestión explícita en torno a la posición política del que practica estudios culturales, al hecho de que su trabajo no es solo un trabajo de claustro sino que es un trabajo que busca transformaciones y que a la vez le interpela la vida. Eso se nota mucho en tus textos y en lo que hacés. Por ejemplo, encontré en un blog una nota que ponés sobre el alcalde de tu localidad8 ... ¿Cómo ves tu quehacer ahí?

-VV. Bueno, yo siempre tuve muy claro que estaba en estados Unidos de paso y que yo quería regresar al Perú y quería regresar justamente porque me interesaba trabajar políticamente desde aquí. Yo he intentado no solamente escribir artículos académicos, sino escribir en el periódico, comentar la coyuntura, intervenir en la política local... en mi barrio y en la ciudad, y he estado, más o menos, interviniendo en estos diez años a ese nivel, hasta este momento en el que acaba de haber elecciones municipales para el gobierno en la ciudad y, bueno, he participado activamente del partido Fuerza Social, que es un partido de izquierda nuevo que acaba de surgir, y con el cual acabamos de ganar las elecciones y yo fui uno de los encargados de armar el plan de política cultural de la ciudad... entonces este es un momento, digamos, para mí, es un reto porque ahora sí estoy con un pie en la academia y con otro pie muy fuerte ya en el trabajo político, y en la gestión de gobierno.

- MMDV. ¿Vas a abrir la plaza para los cómicos?

-VV. Bueno, estamos en eso.... (risas)

- MMDV. Y hablando de los cómicos ambulantes de quienes contás en tu libro que a menudo eran sacados de la plaza... ¿Vos alguna vez hiciste comedia popular, Víctor... De pura curiosidad mía... o solamente andabas con ellos etnográficamente?

-VV. Bueno, a ver... Cuando era niño actuaba y participaba del teatro del colegio y eso, pero después nunca más. Con los cómicos, alguna vez tuve que hacer alguna representación en la plaza porque ellos me pedían que los ayudara y que hiciera algún personaje, pero era una cosa mínima. Alguna vez pensé en ser actor pero se me pasó rápido.

- MMVV. Eso nos lleva al asunto del performance que también ha sido un locus de tu trabajo (por ejemplo en el texto sobre la época de Fujimori9). Me preguntaba si podés hablar un poco de esa conexión entre estudios culturales y estudios sobre performance, que acá, en algunos círculos también entra con mucha dificultad, así como literatura/ estudios culturales. Entonces si podés hablar de esa conexión y si podés comentar de alguna gente que esté trabajando esto de un modo sugerente, aparte de la gente que ya hace parte del Hemispheric Institute of Performance and Politics.

-VV. Sí... la importancia de la performance tiene que ver con la importancia de reconstruir una esfera pública deteriorada, privatizada y manipulada en las últimas décadas en américa latina. La performance aspira a reposicionar el valor de lo público, a introducir imágenes que restauren un poco esa dimensión. Y, por otro lado, su importancia también radica en que son justamente un puente entre el arte de salón, el arte de la academia y su articulación pública, política. O sea, son artistas que salen del teatro, o salen de la galería para sacar sus conocimientos, sacar sus producciones y difundirlas más y así tener más impacto. Entonces yo ahora estoy trabajando en un libro sobre performances y violencia política y todo ese tema en el contexto de un país como nosotros que sale de un conflicto armado muy fuerte. Bueno, los estudios de performance en el Perú también son iniciales pero tienen fuerza en el departamento de antropología, especialmente con una profesora que se llama gisela cánepa, que trabaja mucho el tema y muy bien, y ha publicado varios libros al respecto.

- MMDV. Te acabás de ganar la beca Guggenheim. ¿Te la ganaste por el libro en el que estás trabajando o es otra cosa diferente?

-VV. Sí, sí, me la gané por este libro que te acabo de comentar. La idea es que el debate político sobre la violencia en el Perú está estancado, las posiciones son irreconciliables, y casi no hay ninguna posibilidad de producir algún consenso desde la discusión política. Sin embargo, pienso que son las prácticas artísticas (la novela, las películas, las performances callejeras, las canciones, las exposiciones de pintura, las exposiciones fotográficas que han tenido mucho éxito en el Perú) las que van trasformando los imaginarios y quizá introduciendo clandestinamente algunas de las conclusiones del informe de la comisión de la Verdad en la ciudadanía. Es decir, pienso que la cultura está cumpliendo el rol que la política no puede cumplir. Digamos que la cultura produce una especie de «eco» que poco a poco va haciendo reconfigurar las posiciones, que va seduciendo, que va introduciendo, como decía, representaciones nuevas que efectivamente desestabilizan las posiciones más radicales, más tradicionales y más duras. Hay gente que defiende a los militares pero resulta que les gustan mucho películas que son antimilitaristas, y cosas así; ocurren mucho en el Perú ese tipo de fenómenos...

- MMDV. No ha sido muy usual la publicación de libros de trabajo conjunto, que den cuenta del trabajo colectivo. Tu nombre aparece en varios. Desde Contra el sueño de los justos hasta el libro Estudios culturales. Discursos, poderes, pulsiones. Me pregunto si eso tiene que ver con una apuesta voluntaria en torno a lo posdisciplinar. Y en relación con esto mismo, a propósito de lo que mencionaste sobre la maestría, ¿ha habido tesis colectivas hasta ahora allí?

-VV. Sobre la primera, sí. Nosotros apostamos mucho por el trabajo colectivo, nos gusta mucho hacer seminarios que no son seminarios a los que uno llega con su paper, sino que son como talleres de trabajo que duran seis meses, ocho meses en donde nos reunimos a leer juntos, a discutir juntos, a compartir nuestras investigaciones, a leer nuestros avances juntos y, digamos, eso es algo que hemos venido fomentando mucho en los últimos diez años. Y que ha dado frutos en varios libros como el de Estudios culturales, el de Batallas por la memoria,10 el de cultura política,11 en el de industrias culturales,12 que son, creo, los que hemos hecho, con grupos grandes. Después, en lo personal, a mí me gusta mucho escribir artículos compartidos. El libro Contra el sueño de los justos, por ejemplo, fue escrito entre tres personas, «cada uno va a escribir dos ensayos y uno con el otro, o sea cada uno participa cuatro veces en el libro, con dos ensayos solos y con dos ensayos compartidos», y nos pareció como fascinante hacer eso y conseguimos hacerlo y creemos que fue una experiencia bonita y que más o menos funcionó académicamente, y sí, esto corresponde también a una voluntad por mostrar que hay nuevas formas de hacer trabajo académico, más ancladas en lo colectivo. Pero en la maestría no hay ninguna tesis colectiva, y eso todavía no es parte de la tradición, bueno, en principio de la universidad... me parece que la universidad no lo permite todavía y tampoco nosotros lo hemos metido ahí. Ese es un punto que debemos pensar y promover más en los próximos años.

- MMDV. Interesante. Porque eso es una disociación, un poco...

-VV. Sí, sí.

- MMDV. ¿Cómo ves la red de estudios culturales que se ha ido creando (donde están Nelly Richard, Eduardo Restrepo, vos, entre otros)? ¿Cuáles son sus planes y sus desafíos a corto y mediano plazo?

-VV. Yo veo la red con muchísimo entusiasmo; me parece una iniciativa estupenda, maravillosa. Hemos tenido ya tres reuniones, y han sido intensamente productivas. O sea, además de reunirnos tres veces, la primera vez en Buenos Aires, la segunda acá en lima y la tercera en chile, hemos editado un libro, y al mismo tiempo hemos hecho un seminario con estudiantes de nuestros programas en Santiago. Es decir, en un año y medio ha sido una red profundamente intensa que ha hecho tres reuniones, un seminario y un libro. Entonces yo veo que todos quienes estamos ahí tenemos muchas ganas de continuar en esta velocidad, y veo que continúa proponiendo la importancia del debate sobre los estudios culturales en américa latina. Más allá de producir textos y libros, lo que está produciendo es una red de profesores y estudiantes, sobre todo una red de estudiantes, y eso nos hace muy felices porque permite articular lo que está fragmentado y construir una comunidad académica sobre la base de este tema.

- MMDV. Por último, ¿cómo ves los estudios culturales a futuro en Perú y Latinoamérica? ¿Cuáles son sus retos y cuáles deberían ser sus logros?

-VV. Claro. Yo diría que los estudios culturales tienen dos grandes retos. Por un lado se trata de introducir sus preguntas en todas las facultades de la universidad, introducir una reflexión seria sobre lo interdisciplinario, sobre el poder, sobre la contextualización radical, y tener una influencia fuerte al interior de la universidad para contribuir a reorganizar ciertos presupuestos del trabajo académico. Y ese es su primer reto. Y su segundo reto, que está al mismo nivel, es efectivamente articular el conocimiento académico con la acción política. Mientras esos dos retos ocurran, los estudios culturales tendrán vida en américa latina. Mientras no se articulen con la política o se queden en un estilo que no trascienda hacia las demás disciplinas, digo, hacia las demás facultades, entonces ese trabajo no tiene sentido.


Pie de página

3(Vich, 2004b)
4(Ubilluz, Hibbett, Vich, 2008)
5(López, Portocarrero, Silva-Santistevan y Vich, 2001)
6Ver López, Portocarrero, Silva-Santistevan y Vich (ibíd.)
7Algunas de sus obras son: Los Mineros de la Cerro de Pasco. 1900-1930. Lima, Fondo Editorial de la Universidad Católica (1974); La agonía de Mariátegui. La polémica con la Komintern. Lima, Desco (1980); Aristocracia y plebe. Estructura de clases y sociedad colonial. Lima, 1760-1830. Lima, Mosca Azul Editores (1984); Buscando un inca: identidad y utopía en los Andes. La Habana, Casa de las Américas (1986).
8(Vich, 2010).
9(Vich, 2004a)
10(Hamann, López, Portocarrero y Vich, 2003)
11(Monteagudo y Vich, 2002)
12Millones, Panfichi y Vich, 2002)


Bibliografía

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López Maguiña, Santiago, Gonzalo Portocarrero, Rocío Silva-Santistevan y Víctor Vich (editores). 2001. El discurso de la calle. Los cómicos ambulantes y las tensiones de la modernidad en el Perú. Lima, red para el desarrollo de las ciencias Sociales en el Perú         [ Links ].

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