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Tabula Rasa

versión impresa ISSN 1794-2489

Tabula Rasa  no.28 Bogotá ene./jun. 2018

https://doi.org/10.25058/20112742.n28.15 

Contra el Olvido

INCIDENCIAS DE LA MIGRACIÓN INTERNA EN LA REPRODUCCIÓN DE LA ECONOMÍA INFORMAL1

Impacts of internal migration on the reproduction of informal economy

Incidências da migração interna na reprodução da economia informal

DIANA MARCELA PORRAS DÍAZ2 

2 Magíster en Estudios Urbanos, FLACSO. Ecuador marcelpdiaz@gmail.com


Resumen:

Esta propuesta articula el origen de la economía informal a causa de la precarización y escasez del empleo. Se muestra a la migración interna: ciudad-ciudad y campo-ciudad, como elemento que dificulta la superación de la economía informal. Empezando por un abordaje histórico del empleo; se exponen los factores que inciden en la migración interna manifiesta en los países latinoamericanos, pasando por la fuerte concentración administrativa y comercial de las ciudades capitales, la falta de oportunidades y dotación de servicios en ciudades intermedias y zonas rurales y, efectos del conflicto armado interno. Se presenta el caso del comercio informal en Bogotá, evidenciando la problemática socioeconómica de Colombia, señalando cómo este tipo de comercio ha sido tratado desde la administración pública, hasta llegar a un nivel micro (caso de Chapinero) por medio de testimonios de vendedores informales semi-estacionarios, presentando a la migración interna como factor causal de la economía informal.

Palabras clave: migración; precarización e informalidad

Abstract:

This proposal articulates the emergence of informal economy to precarization and lack of jobs. Internal migration -city to city and countryside to city- is shown as a factor that makes it more difficult to overcome informal economy. Departing from a historical approach to employment, we present the factors affecting internal migration in Latin American countries, including the strong administrative and commercial concentration in capital cities, the lack of opportunities and utility provision in intermediate cities and rural areas, and the effects of internal armed conflict. The case of informal trade in Bogota is examined, as it evidences the socioeconomic problems in Colombia, highlighting the treatment given to this kind of trade by government administration, up to a micro level hasta (the case of Chapinero area) through testimonials from semi-stationary informal salespeople, which show internal migration as a causal factor for informal economy.

Keywords: migration; precarization and informality

Resumo:

A presente proposta relaciona a origem da economia informal à precarização e escassez de emprego. Entende-se a migração interna - cidade-cidade e campo-cidade - como um elemento que dificulta a superação da economia informal. Iniciando por uma abordagem histórica do emprego, são expostos os fatores que incidem na migração interna nos países latino-americanos, bem como a forte concentração administrativa e comercial das capitais, a falta de oportunidades e a prestação de serviços em cidades de médio porte e áreas rurais e os efeitos do conflito armado interno. Apresenta-se o caso do comércio informal em Bogotá, destacando-se os problemas socioeconómicos da Colômbia, sendo apontado como esse tipo de comércio foi tratado pela administração pública até chegar ao nível micro (o caso de Chapinero em Bogotá), o que, por meio de testemunhos de vendedores informais relativamente estáveis, permite apresentar a migração interna como fator causal da economia informal.

Palavras-chave: migração; precarização e informalidade

Paris - 2018

Johanna Orduz

Introducción

Entendiendo a la economía informal como rasgo de la pauperización del trabajo, la presente investigación estudia la conexión entre la migración interna y la economía informal, evidente ésta en las diferentes ciudades de América Latina, siendo un claro escenario de este fenómeno, la capital colombiana, que a mediados de la segunda década del siglo XXI, cuenta con aproximadamente 50.000 vendedores informales, quienes ocupan las aceras de Bogotá, afectando de manera palpable la connotación de lo público en el espacio físico, cuando es utilizado para actividades económicas particulares.

Estos comerciantes precarios desarrollan su actividad ambulante identificada por la administración pública distrital como economía informal, afectando a la economía general de la ciudad porque «genera baja productividad, disipa la inversión, hace ineficiente el sistema tributario, ralentiza el progreso económico [...] dificulta la formulación de las políticas públicas y multiplica los costos de planificar, diseñar, ejecutar, dar seguimiento y evaluar un desarrollo social» (Castañeda & García 2007, p. 58).

Pensando a Bogotá dentro del contexto nacional, conectándola directamente con la causa que la hace la mayor receptora de la población inmigrante, proveniente de las diferentes regiones del país, debido al anonimato que en ésta se puede encontrar, lo que es una buena alternativa para quienes escapan del conflicto armado interno, e indiscutiblemente por ser la ciudad con mayor fuerza industrial y económica del país, se propone a la migración interna como variable explicativa de la economía informal en Bogotá, focalizando el estudio de caso sobre la localidad de Chapinero que ha sufrido una severa transformación en unas pocas décadas en términos de actividades socioeconómicas; específicamente de los comerciantes informales, denominados vendedores informales semi-estacionarios por la Sentencia T-772 de 2003.

Este acercamiento micro, busca escudriñar ante todo la relación entre el comercio informal y la migración interna, desde la información extraída de fuentes secundarias y el posterior acercamiento a las fuentes primarias (vendedores informales semi-estacionarios); conocer de cerca las razones que los ha impulsado a asumir esta tipología de empleo; y así responder las preguntas que orientan la presente investigación, cuyo eje central busca explicar ¿De qué manera se relaciona la migración interna y la economía informal?, requiriendo contestar también ¿Cuáles son los factores determinantes para la alta concentración de inmigrantes, que convierten a la capital en principal receptora?

Transformación del empleo y surgimiento de la economía informal

Evolución del empleo

A finales del siglo XX, surgieron grandes cambios a nivel económico, específicamente los intercambios se empezaron a hacer globalmente, se generó la libre circulación de capitales y mercancías, más puntualmente se globalizó la economía, aspecto que repercutió en la predominación de la competencia económica en los países, y por lo tanto que ya todas las decisiones tanto económicas como sociales estuvieran suscritas en el plano internacional, lo que tuvo como consecuencia que los Estados perdieran autonomía sobre las decisiones sociales y económicas, ya que se empezaron a imponer las disposiciones que desde el exterior ejercían una fuerte presión.

En este contexto internacional, surgieron tres aspectos importantes que según Sennett (2006), fueron de gran influencia en la vida de las personas dentro de las instituciones, la primera hace referencia a la transferencia del poder que se vino dando durante esta época, ya que se creó la posición de los accionistas dentro de las organizaciones; la segunda es que estos nuevos inversores empezaban a pensar más en los aspectos a corto plazo que a largo plazo, lo que implicaba que se generara mayor presión en las empresas para que no sólo se mantuvieran activas dentro del mercado, sino que fueran más atractivas para estos inversionistas.

Así es como surge un nuevo paradigma dentro de las instituciones donde la estabilidad empieza a ser objeto de negatividad y la inestabilidad se convierte en lo realmente novedoso, innovador, positivo y sobre todo atrayente para los nuevos negocios que surgieron a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, esta transformación hizo que las empresas tuviesen la habilidad de poder enfrentar los cambios, desarrollando la capacidad de desestabilizar la organización, ahora los cambios continuos serían la oportunidad de negocio, «reorganizarse y reinventarse continuamente era ahora lo efectivo para no perder en el mercado» (Sennett, 2006, p. 79).

Un tercer aspecto de gran importancia fue la tecnología de la comunicación y de la fabricación; la revolución tecnológica que permitió la desestabilización de la forma piramidal con la que se sostenía el «capitalismo social» y su sistema burocrático; puesto que ya no era necesaria la contratación masiva de personas en su base, sino que por el contrario se iba reduciendo cada vez más, las instituciones empezaron a prescindir de los servicios que requerían de las personas sustituyéndolos por maquinaria, lo que a su vez permitía a los empresarios no sólo ahorrarse tiempo dentro de las operaciones sino, que se ahorrarían costos en la producción, así los trabajadores que dependían de un salario pero que no eran especializados en alguno de los sectores productivos, eran excluidos del mercado laboral siendo esta población la más vulnerable de la sociedad.

Estos aspectos junto con la oferta global del trabajo, el envejecimiento y en especial la automatización dieron paso a un nuevo modelo en la forma del trabajo lo que dio lugar al fantasma de la inutilidad automatizada (Sennett, 2006), que se refiere a que las personas se convertirían en seres inútiles a medida que avanzaba la automatización ya que las máquinas lograron resultados de masificación en la producción, trayendo como consecuencia el aumento en la tasa de desempleo y migración de los puestos de trabajo, lo que debilitó en gran medida al Estado de bienestar, siendo éste incapaz de contrarrestar las consecuencias generadas por la automatización, ni capaz de contemplar a quienes iban quedando por fuera del mercado laboral; mientras los gobiernos nacionales eludieron esta responsabilidad, los sindicatos no tomaron seriamente esta transformación por lo que se concentraron en proteger el empleo existente más que en darle forma a la estructura del trabajo (Senett, 2006).

Mientras la capacidad del Estado como principal empleador iba debilitando, el empleo se trasladó a las zonas donde se encontrara muy buena calidad de mano de obra, capacitada y productiva pero pagada de forma precaria, el capitalismo entonces empezó a buscar la fuerza de trabajo en donde fuera más barata, independiente de las habilidades, y capacidades existentes de los trabajadores e inclusive con bajos salarios respecto a la calificación del trabajador, en tanto la acelerada expansión demográfica, también iba contribuyendo a la reducción de oportunidades laborales para satisfacer las necesidades básicas de las personas, teniendo en cuenta una mayor competencia en la oferta del empleo (Sennett, 2006).

Como otra variable de exclusión laboral aparece la edad, en la que se diagnostica envejecimiento a edades prematuras, en respuesta a que el capital cuenta con la posibilidad de escoger a trabajadores más jóvenes cada vez que cuentan con mayor capacitación, las empresas empiezan a deshacerse de las personas mayores dentro de la organización con el fin de atraer más jóvenes con talento y con condiciones salariales más baratas, en cierto sentido la experiencia es un gran aporte para las instituciones pero las empresas consideran que la edad afectaba a las habilidades de los trabajadores, el joven representa para estas instituciones mayor ahorro y menores complicaciones, lo que dio paso a que la población más vieja se viera obligada a ocuparse en subempleos, debido a la marginalidad que este sistema brindaba.

Tras la oleada neoliberal, con el intento fallido de industrialización latinoamericana, las condiciones de empleo llegaron a la precariedad e insuficiencia, tanto en calidad como en cantidad, restringiendo el poder adquisitivo e inclusive imposibilitando la vinculación a sistemas de seguridad en salud (Salazar, 2000). Entendiendo que el empleo informal surge como consecuencia de la tendencia internacional de degradación del empleo, que trasciende la falta de garantías en cuanto a permanencia y también involucra condiciones emocionales del trabajador (Bosch, 1999), y ante la imposibilidad por parte de los Estados de garantizar los derechos relativos al trabajo, en Latinoamérica, según datos de la OIT, para la primera década del siglo XXI en Colombia, Ecuador, Perú, Panamá y México la informalidad ya representaba el 61.5% de los trabajos, convirtiéndose ésta en la mayor creadora de empleo, por encima del sector formal (OIT, 2007).

En América Latina han ido creciendo las relaciones de trabajo sin vinculación laboral indefinida y a medio tiempo, lo que implica reducciones de horas de trabajo y consecuentemente de salario; imposibilitándole al empleado manejar un proyecto de vida viable que involucre un crecimiento, o al menos un sostenimiento de las finanzas personales a causa del creciente empleo atípico (Morillo, 2006), relacionándolo con situaciones particulares de Venezuela, siendo efectos transversales de esta progresiva informalidad, los que encaran la mayoría de países de Latinoamérica con diversas causas y realidades; informalidad que, paradójicamente, se va convirtiendo en la opción más común dentro del panorama laboral.

Hacía 1970, la economía mundial sufrió grandes transformaciones, impulsadas por el capitalismo; fue así como los empleados asalariados descendieron, aumentando los trabajos precarios. Los países pertenecientes al G81 en tan sólo quince años (1979-1994), experimentaron aumento de desempleo, pasando de trece a veinticuatro millones de personas. Por su parte Japón sólo empleó el 30% de su fuerza laboral total al interior de su país. Así mismo Latinoamérica llegó a registrar el indicador más grave y desalentador del mundo, puntualizando que el 50% de la PEA - Población Económicamente Activa, conservaba un trabajo.

Ante la incapacidad del sistema capitalista para ofertar empleo, surgieron cuatro grupos que no fueron tomados en cuenta en un principio: Grupo que creó diferentes formas de sobrevivencia, Grupo que generó su propia empresa, Grupo que laboró de forma temporal y Grupos marginados socialmente. Tras su formación, estos grupos con poca organización sufrieron diversas denominaciones: sector informal, economía subterránea, economía paralela o economía negra, entre otros. En un principio no fue posible otorgar una clara definición al nuevo sector, por darse de manera inesperada y por su carácter incipiente (Contreras, 1997).

Para los años 70, la OIT inserta la categoría «sector informal urbano» para referirse a quienes iban engrosando las filas del subempleo en las ciudades, iniciativas como el Programa Regional de Empleo para América Latina y el Caribe -PREALC-, empezaban a quedarse cortas para una población que crecía y para la cual no existían los puestos de trabajo que se requerían, en medio de un panorama de tensión ante el mercado de consumo, que cada día incorporaba tecnología y prescindía progresivamente de mano de obra, se acrecentaban las distancias entre quienes concentraban el ingreso y los que carecían de éste.

Denominación de economía informal

El término de economía informal se ha circunscrito básicamente en dos visiones, una visión «legalista» que la relaciona con ilegalidad y marginalidad y; la otra visión de tipo «economicista», que reconoce las causas estructurales de este, atribuyendo incapacidad a la economía en un sentido macro, por no contar con facultad de crear tantas plazas de empleo formal como se requirieran (Campos, 2008). Bajo la connotación de ilegalidad, la informalidad se ha venido ubicando como la cara antagónica de la formalidad, sin lograr hacerla migrar hacia la formal (Llamas, 2004); mientras que para el PREALC:

el sector informal está compuesto de una fuerza de trabajo que es creada por las limitaciones estructurales que han sido puestas a favor del sector formal. [...] Los desplazados se encuentran sin tener trabajo en el sector privado y generan sus propias oportunidades de empleo. (Martine, 1983, p. 16)

Migración interna

Consideraciones teóricas sobre la migración interna

El PREALC, reconoce que los ingresos rurales han sido significativamente inferiores a los percibidos por la mano obra poco calificada en las zonas urbanas, lo que da lugar a la migración hacia zonas metropolitanas, mayoritariamente porque en estas es evidente la inversión gubernamental en cuanto a dotación y servicios (Sethuraman, 1981), sin que en muchas ocasiones se logre la condición de sobre remuneración al estar condicionadas al subempleo e inclusive al desempleo por el «desfase entre la oferta de empleos urbanos y la demanda de trabajo incrementada por el flujo migratorio» (Lazarte, 1987, p. 5).

En el mismo sentido, se puede sostener que la migración interna se generó con el desplazamiento campo ciudad (Lewis,1954), marcando dos polos importantes, uno asociado a la ruralidad que se podía concebir como fuente de producción, pero no con progreso; mientras el progreso, es decir el «futuro dinámico» estaba en las ciudades, escenarios propios de la creciente industrialización. Las migraciones campo ciudad y ciudades intermedias capitales generan una informalidad en cadena, la población que se asienta de manera informal en el espectro urbano, se inserta de manera informal en la economía (Sethuraman, 1981). La migración interna sigue una lógica de acomodación dentro de la economía, los inmigrantes van a las ciudades para conformar un ejército de reserva laboral, desempeñando el papel de stock para el mercado (Singer, 1981).

De acuerdo con el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social - ILPES, la tercerización en la que buscó integrarse Latinoamérica, originó un rezago debido a la vocación eminentemente agrícola de la mayoría de sus países, lo que redundó en el achicamiento del Estado, que cedió sus funciones de regulación al capital privado trasnacional, esparciéndose este al compás de la globalización, condicionada por las oportunidades de vinculación al empleo, la migración desbordaría las fronteras nacionales (ILPES, 2007).

Por su parte, la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe - CEPAL, asegura que el éxodo del campo está directamente relacionado con el rezago del campo, por la concentración de la propiedad agrícola y la falta de acceso a los avances propios de la modernidad. Parte de este éxodo se puede explicar con desplazamientos masivos no voluntarios «un caso extremo [.] lo constituyen los desplazamientos internos producto de guerras y conflictos civiles, siendo Colombia el ejemplo más grave de esta situación en la actualidad regional» (Rodríguez & Busso, 2009, p. 35).

La migración interna en Colombia

Una de las múltiples variables que generan migración interna en Colombia está asociada con el desplazamiento forzado, considerándose desplazada a

Toda persona que se ha visto forzada a migrar dentro del territorio nacional abandonando su localidad de residencia o actividades económicas habituales, porque su vida, su integridad física, su seguridad o libertades personales han sido vulneradas o se encuentran directamente amenazadas.2

La situación de desplazamiento forzado ha sido recurrente en Colombia, diversos intereses de los grupos armados en conflicto (paramilitares, guerrilla y fuerzas militares) que luchan por el control de un territorio específico hacen que su población sea susceptible a intimidación y amenazas, principalmente en regiones dotadas con una geografía estratégica, es decir zonas que constituyen corredores fluviales o terrestres para el narcotráfico, o por estar dotadas de significativos recursos naturales (Zuluaga, 2004).

Siendo la disputa del control del territorio la razón por la que resulta involucrada la población civil, generando en estas personas una cooperación obligada por cualquiera de estos tres grupos en conflicto, que es asumida automáticamente por los otros dos como una forma de ponerse en su contra; lo que desencadena una reacción violenta que fuerza a esta población a huir, generalmente hacia las ciudades más grandes en búsqueda de anonimia.

Este tipo de migración, ajena a la voluntad de quienes se ven obligados a vivirla, deja consigo el resquebrajamiento de familias como resultado del traslado que arbitrariamente millones de personas deben emprender, un cambio de lugar de residencia para salvar sus vidas, marcando un antes y un después en hombres y mujeres jóvenes, lo que supone un cambio de sentido de pertenencia, de arraigo; por un sentido de incertidumbre en donde no es clara cuál puede ser la solución en cuanto a la ocupación ni de donde provendrán los ingresos necesarios para solventar las necesidades básicas, sumándose estas preocupaciones a la cadena de traumas que quedan como secuela del fraccionamiento familiar en el caso de que uno o varios miembros de una familia tengan que recurrir a la migración forzada, hayan muerto o desaparecido (Ruiz, 2008).

A pesar de que en Colombia las señales más evidentes del desplazamiento forzado, se han dado en las últimas tres décadas, el problema es de vieja data, debiéndose a situaciones que quedaron inconclusas durante el Siglo XX, con una fuerte guerra bipartidista y otros conflictos, tanto económicos como sociales que no pudieron ser superados (Fajardo, 2002) y por el contrario, continuaron avanzando discretamente, hasta alcanzar los efectos nefastos, palpables en la actualidad que aunque sean leídos como circunstancias recientes, tienen unas raíces muy profundas.

También se reconocen como factores de migración a los agentes de riesgo de desastre ambiental, y por último los elementos de transformación de las exigencias de la economía mundial y sus incidencias en la producción agrícola que se ha ido modificando pasando del propósito original de alimentar a la población mundial, al requerimiento para la producción de biocombustibles, en donde campesinos de bajo nivel productivo no tienen cabida, teniendo éstos que migrar a las ciudades, aunque esto suponga ubicarse en las zonas más deprimidas de las urbes; siempre que haya alguna persona conocida, lo que facilitará el éxito de su estancia y adaptación al nuevo lugar; a este tipo de conexiones se les denomina teoría de redes, ubicándose a dos agentes dentro del fenómeno migratorio: migrantes y comunidad receptora (García, 2013).

Colombia vive de manera significativa el desplazamiento forzado, obligándose a una vasta población rural a llegar a las ciudades para huir del señalamiento y condena por su identidad política, con esto se dio paso una acelerada expansión urbana y se fueron marcando progresivamente los fuertes rasgos de modernidad que ya mostraba el país. Del mismo modo que iban creciendo las raíces de resentimiento y malestar frente a una dinámica de inmersión en la modernidad gestada desde la violencia; sin embargo la imagen de Estado moderno se vendía muy bien, no sólo para nacionales, sino para organizaciones internacionales, que además de ver los grandes potenciales del país vieron necesario apalancarlo para que continuara en el proceso, de este modo, pronto el Banco Mundial impregnó de sus iniciativas al ya moderno Colombia, a través de la misión Currie que quiso desconocer el carácter eminentemente agrario del país, mostrándole que esa vocación era obsoleta y que el camino hacia el desarrollo estaba en la transición hacia las ciudades (Kalmanovitz, 1986).

Aunque se quiso mostrar la cara más atractiva de un Estado moderno, pronto esa burbuja se reventó al quedar el país ante su desnudez tecnológica y baja competitividad, enfrentándose a una economía precaria que había consumido sus intentos por incorporarse a las exigencias de la economía capitalista, dejando a su paso un ambiente de gran incertidumbre económica y al descubierto el desgaste del proceso de sustitución de importaciones, que aunque benefició a la modernización económica, produjo funestos resultados sociales, visibles en la masificación de la urbanización en donde «el caos y los problemas cruciales de pobreza, desigualdad social y regional, y de heterogeneidad estructural, lejos de haber sido solucionados se muestran más complejos» (Corredor, 2001, p. 16).

La migración, puede ser vista por tres etapas: la primera referida al proceso de expulsión del lugar de origen (generalmente el campo), que deriva en búsqueda de oportunidades laborales, la segunda tiene que ver con la migración de clases sociales altas hacia mayores y mejores oportunidades educativas, y finalmente, la expansión formal de la economía y los medios de comunicación que jalonan la migración de todos los grupos sociales (Brown, 1991); visibles éstas en Latinoamérica, en donde la modernización ha llegado tanto al campo como a ciudades pequeñas (con notorias diferencias en el tiempo respecto a las grandes ciudades), sin alojar allí su concentración productiva, dinamizando así la migración hacia grandes ciudades (Muñoz et al.,1972).

Ante la inminente decisión de migrar, las personas buscan hacer su elección con base en la información que han obtenido de quienes los rodea, ya sean familiares, conocidos o amigos; contando con las experiencias de personas que en algún momento han formado parte de su círculo social, el nuevo migrante se hace su propia configuración del espacio, entendiendo hacia qué zonas resultaría más seguro o beneficioso migrar y del mismo modo identifica cuáles son los lugares menos favorables, si se trata de un lugar en donde pueda encontrar a alguna persona conocida, esto facilitará el éxito de su estancia y adaptación al nuevo lugar; y son justamente a este tipo de conexiones a las que se les denomina teoría de redes y en donde se ubican a dos agentes dentro del fenómeno migratorio: migrantes y comunidad receptora (García, 2013).

Entre las expectativas tradicionales que motivan la migración campo-ciudad y el desplazamiento forzado, en Colombia se hace difícil distinguir las causas que generan dicha migración por tratarse de factores ajenos a iniciativas personales, aunque la migración no esté directamente relacionada con la violencia y la vulneración a los derechos humanos en el espectro nacional, existen secuelas y daños colaterales como los impactos en la economía a consecuencia de las mafias como la del narcotráfico, que desde los años 90 ha generado terribles impactos como la inflación, siendo ejercida por los grupos armados al margen de la ley para obtener recursos y; la violencia de la que fue víctima principalmente la población del departamento de Boyacá.

La mayoría de personas que llegan a Bogotá3, en un proceso de migración interna como se observa en el gráfico 1, ya sea por desplazamiento forzado o por otro factor, tienen la expectativa de quedarse; recurriendo a la informalidad en varias dimensiones; de un lado al contar con recursos limitados y desconocimiento del espacio físico que conforma la ciudad, los inmigrantes ocupan suelo periurbano que así sea foco de especulación resulta una solución a corto plazo, al tratarse de soluciones con una temporalidad relativa, este modo de vida informal en las periferias ha generado notorios cambios en la ciudad, extendiéndose ésta notoriamente, a través de un visible proceso de conurbación.

Fuente: ÜARIY-DPSprocesado por (Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios OCHA)

Gráfico 1 Recepción de personas desplazadas en Bogotá y Cali 

Las repercusiones sobre la ciudad no se limitan a cambios físicos como extensión de fronteras urbanas; la configuración del empleo se ve afectada, ya que la población inmigrante puede pasar hasta dos años «desde que se produce el desplazamiento hasta que se recibe la primera ayuda humanitaria. Esto agota la paciencia de los desplazados, muchos de los cuales prefieren, por tanto, canales de ayuda informales» (Ceballos & Albuja, 2010, p. 11). El panorama desalentador en cuanto a la opción de ingresos que enfrentan los inmigrantes en Bogotá, se acentúa ante la difícil competencia laboral que puede ubicar a éstos en una significativa desventaja; con lo que se hace indispensable incursionar en alguna dinámica que no suponga complicados requisitos de formación, abriéndose un abanico dentro del que se perfila el ejercicio de la economía informal como la forma más digna de ocupación y generación de ingresos.

En materia de responsabilidades, resulta muy compleja su identificación, al tratarse de un problema de orden nacional, que mayoritariamente es atendido por las principales ciudades colombianas, principalmente Bogotá, que sólo tiene un alcance reactivo, pues le resulta imposible al Distrito diseñar estrategias que vayan a la raíz del problema (Ferris, 2008).

Comercio informal en Bogotá

Situación actual de los vendedores informales en Bogotá

A través del IPES - Instituto para la Economía Social4 se han venido articulando políticas orientadas a la atención y relocalización de vendedores ambulantes en Bogotá, trabajando en concordancia con las propuestas de los planes de desarrollo distritales, los cuáles han tenido en común el propósito de la recuperación del espacio público físico, por medio de la relocalización de los vendedores ambulantes con proyectos que van desde la inversión en infraestructura de complejos comerciales, hasta la indemnización para quienes voluntariamente abandonaran las calles y se retiraran de las ventas informales.

Esta informalidad que es alimentada por la migración interna, puesto que en 2007 tan sólo el 43% de los vendedores reportaba haber vivido siempre en Bogotá5, asciende en la actualidad a 44.4486 vendedores ambulantes en Bogotá, los cuales se identifican con el «conjunto de actividades económicas que, tanto en la legislación como en la práctica, están insuficientemente contempladas por sistemas formales o no lo están en absoluto»7, los cuales, de acuerdo con la sentencia T-772 de la Corte Constitucional, están clasificados en tres grupos (ver cuadro 1).

Cuadro 1 Clasificación de los vendedores informales 

VENDEDORES INFORMÄLES QÜE EJERCEN su ACTIVIDAD EN EL ESPACIO PUBLICO FÍSICO
ESTACIONARIOS SEMI - ESTACIONARIOS AMBULANTES
Se instalan junto con los bienes, implementos y mercancías que aplican a su labor en forma fija en un determinado segmento del espacio publico, excluyendo el uso y disfrute del mismo por las demás personas de manera permanente, de tal forma que la ocupación del espacio subsiste que en las horas en que el vendedor se ausenta del lugar -por ejemplo, mediante una caseta o toldo No ocupan de manera permanente un área determinada del espacio publico, pero que no obstante, por las características de los bienes que utilizan en su labor y las mercancías que comercializan, necesariamente deben ocupar en forma transitoria un determinado segmento del espacio publico, como por ejemplo en vendedor de perros calientes y hamburguesas, o quienes empujan carros de fruta o de comestibles por las calles. Quienes sin ocupar el espacio publico como tal - por llevar consigo es decir, portando físicamente sobre su persona - los bienes y mercancías que aplican a su labor, no obstruyen el transito de personas y vehículos mas allá de su presencia física personal.

Fuente: elaboración propia con base la sentencia T- 772 de 2003

Dinámicas de los vendedores informales en Bogotá

Los comerciantes informales, mayoritariamente tienen su lugar de trabajo alejado de su vivienda, «el 42% de los vendedores informales en el espacio público físico de Bogotá reside en 4 de las localidades más pobres y con las más altas tasas de desempleo de la ciudad» (Castañeda & García 2007, p. 91), es decir, las localidades: San Cristóbal, Usme, Rafael Uribe y Ciudad Bolívar. Los compradores potenciales a quienes están dirigidas las ventas informales, se hallan en el centro, un millón de personas hacen parte de la población flotante que diariamente trabaja, estudia o se mueve en Chapinero, demandando «dulces, gafas o chicles que ofrecen los vendedores. En efecto el 67% de los vendedores realiza su actividad comercial fuera de la localidad donde reside» (Castañeda & García 2007, p. 94).

En cierta medida, la persistencia en las ventas informales se explica mediante la articulación conformada entre economía formal e informal, a través del denominado «detaleo» (es decir la venta pormenorizada de productos), se crea una intermediación entre la economía formal y el consumidor final, tratándose de productos industrializados en su mayoría; caso contrario a los vendedores que comercializan mercancías que tienen procedencia artesanal, e inclusive «ilegal» como artículos de imitación, que acentúan esta condición informal.

Caso de estudio: Chapinero

En búsqueda de la correlación entre migración interna y economía informal, se eligió a la localidad de Chapinero8 por ser la más diversa, aunque cuenta con vocación comercial, continúa albergando a las clases altas capitalinas, predominando los predios de estrato9 6 (45%)10, es una intermediación que naturales y foráneos requieren frecuentar, la mayoría de las personas que han estado en Bogotá, se han enterado de su existencia, es «posible que algunos digan que es un barrio, otros, una localidad; los limites no están fijados con precisión en la mente de todos; sin embargo, nadie duda de la existencia de este lugar» (Cuéllar, 2008, p. 13); Chapinero ha jalonado economía informal, por tratarse de un lugar estratégico dentro de la ciudad.

Para identificar el grado de afectación que tiene la migración interna sobre el ejercicio de la economía informal y proponiendo como caso particular a Chapinero, es indispensable entender la situación actual de los 2291 vendedores informales, que de acuerdo con los datos IPES, se encuentran en esta localidad y las disposiciones que para ellos se han tomado desde la administración. Como una de las iniciativas del actual gobierno local, Chapinero al igual que el resto de localidades, cuenta con el «Programa de Fortalecimiento Social y Empresarial Para Vendedores Informales», que trabaja en coordinación con el IPES; dicho programa cuenta con tres objetivos: «1) fortalecimiento de la economía popular de personas en situación de vulnerabilidad, 2) protección y defensa del Espacio Público y 3) desarticulación de las mafias que ocupan el espacio público de la localidad de Chapinero»11.

Para el acceso a este programa y a sus bondades es necesario demostrar que se está en alguna condición de vulnerabilidad como situación de discapacidad o de desplazamiento; ser víctima del conflicto armado interno estando incluido en el Registro Único de Víctimas; pertenecer al Programa de reinserción para la reintegración12; ser madre cabeza de familia o, ser analfabeta, adicional a contar con alguna de estas condiciones se debe demostrar que no se cuenta con antecedentes judiciales y que se está incluido en el censo 2010 levantado por el IPES. Bajo estas condiciones la alcaldía considera que es justificable el ejercicio del comercio informal y son a estas personas a quienes principalmente va dirigido el programa.

A pesar de que el programa está llevando a cabo sus funciones hace más de 2 años y se han elaborado estrategias desde antes de la implementación de éste, se encuentran inscritos 780 vendedores informales, sólo el 34.04% está inscrito en el programa, esta baja adherencia al programa guarda relación con la pregunta de investigación del presente trabajo concerniente a los factores que impiden que sea superada la informalidad en Bogotá y cómo la migración interna incide en el retroceso de los avances que se obtengan en la transición de conducir a los comerciantes informales hacia la economía formal.

Metodología aplicada en el caso Chapinero

Tras el acercamiento y la observación directa a la localidad Chapinero, se realizaron entrevistas semiestructuradas con preguntas abiertas y cerradas para obtener información a profundidad, a trece personas, número escogido con base en el criterio del muestreo intencional13; para la aplicación de la entrevista los criterios de elección fueron: a) ejercer ventas informales; b) realizar sus ventas en la localidad de Chapinero y c) no pertenecer al programa «Fortalecimiento Social y Empresarial».

Las personas escogidas para la aplicación de entrevistas semi-estructuradas (20 preguntas), se ubican mayoritariamente en el corredor comercial de la carrera 13, sector seleccionado por constituir un emblema de las ventas informales, ya que en una sola esquina, es posible encontrar a más de ocho comerciantes, siendo la mayoría vendedores de alimentos preparados, confitería, minutos a celular, cigarrillos y; quienes cuentan con un kiosco, quienes son posibles de identificar en los mapas 1, 2 y 3.

Fuente: elaboración propia, a través de capturas con GPS se puntearon las ubicaciones

Mapa 1: Distribución espacial de los vendedores ambulantes en la carrera 13 

Fuente: elaboración propia, a través de capturas con GPS se puntearon las ubicaciones

Mapa 2: Distribución espacial de los vendedores ambulantes en la carrera 13 

Fuente: elaboración propia, a través de capturas con GPS se puntearon las ubicaciones

Mapa 3: Distribución espacial de los vendedores ambulantes en la carrera 13 

Resultados

Para facilitar el procesamiento de la información de las entrevistas, además del análisis cualitativo, se procedió a hacer una agrupación de las preguntas relacionadas entre sí para determinar las tendencias o recurrencia en las respuestas de los entrevistados, acerca de sí mismos y de otros comerciantes informales, como se puede observar en el cuadro 2.

Cuadro 2. 

Fuente: elaboración propia, con base en entrevistas a vendedores informales Chapinero

Las personas entrevistadas revelan una baja credibilidad y falta de claridad respecto a los programas propuestos por la Alcaldía Distrital como fortalecimiento empresarial en el actual programa, que tiene como objetivo llevar a estos vendedores de vuelta a la formalidad, la percepción de los vendedores es de incoherencia por parte de la administración pública y de las autoridades que intervienen regulando la ocupación del espacio público físico, al no saber si la invasión al espacio constituye una categórica prohibición o hay factores que determinan una relativa permisividad.

La informalidad es vista por los entrevistados como una alternativa de negocio viable y «estable» dentro de la inestabilidad, el tiempo (entre 1 y 10 años) que cada una de estas personas lleva realizando esta actividad informal, demuestra la condición de permanencia en éstas, aduciendo que es lo único que han podido hacer desde que llegaron a Bogotá o desde que quedaron desempleados, por lo que piensan continuar en esta actividad el tiempo que las autoridades se los permita. Esta determinación es afianzada por las redes que trascienden el único fin de ubicación de vivienda, también operan en la determinación de ser vendedor informal (al menos una persona de su familia, además de ellos mismos se dedica al comercio informal).

En cuanto a su autopercepción, los vendedores entrevistados manifiestan sentirse vulnerables, mayoritariamente las mujeres por su condición de madres cabeza de hogar; tanto hombres como mujeres, se refirieron a su condición vulnerable por no contar con seguridad social, siendo costoso y prácticamente inviable afiliarse a una Entidad Promotora de Salud - EPS14, razón por la que el único mecanismo de atención médica es el Sistema de Identificación de Potenciales beneficiarios de Programas Sociales - SISBEN15, quedando descartada la vinculación a seguridad en pensión, el aspecto incertidumbre es una condicionante de vulnerabilidad para la mayoría, desde el hecho de someterse a las condiciones climáticas sin ninguna protección y tener que custodiar sus mercancías, hasta situaciones más complejas como lo que será su ocupación en el futuro.

Conclusiones

Independiente de las razones que generan el proceso de migración, ésta es un elemento que desempeña un papel protagónico en la perpetuación de la informalidad; el conflicto interno, de manera directa constituye un fuerte factor de expulsión del lugar de origen (Brown, 1991) e indirecta porque a través de la onda de percepción de zozobra y amenaza que circula en la población, se suma a las múltiples razones para emprender el traslado hacia una ciudad como Bogotá; sin embargo, no es desplazamiento forzado el único factor que dinamiza a la migración interna (sean conscientes o no, los vendedores informales); en gran medida la pobreza estructural causa la expulsión de población hacia la capital, afectando a población campesina y de ciudades intermedias.

El éxodo campo-ciudad (Rodríguez & Busso, 2009), no es suficiente en la actualidad para describir los procesos de migración interna, no sólo se trata de los traslados campo ciudad, las migraciones ciudad-ciudad se acrecientan en proporciones desbordantes, agrupando a una enorme cantidad de personas principalmente en la capital, en donde el panorama de desempleo hace que se visibilice la alternativa del comercio informal por quienes ya estaban en la ciudad y por los nuevos integrantes; quedando demostrada la afectación sobre el empleo urbano que alcanza la migración (Campos, 2008); al estar imposibilitada la economía para absorber a un número tan elevado de mano de obra flotante para crear tantas plazas de trabajo, obligando a la población a constituir el grupo que crea las diferentes formas de sobrevivencia (Contreras, 2007) como la informalidad.

Las personas que se dedican a la informalidad son inmigrantes internos, ya sean ellos mismos o sus padres, esta inmigración también ha determinado la ubicación dentro de la ciudad, de este modo, la informalidad es una sola, pues la ubicación de vivienda de los comerciantes informales se sitúa en su mayoría en lugares periféricos e informales de la ciudad. La migración interna es una de las causas de economía informal, ya sea de manera directa o indirecta. Directa, si la población inmigrante no encuentra una plaza de trabajo en el empleo formal y forzosamente se inserta en la economía informal e indirecta, en tanto la población económicamente activa en una determinada ciudad, se ve aumentada con el ingreso de inmigrantes, lo que supone una situación de competencia para obtener empleo formal.

Referencias

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1Este artículo es producto de la investigación «Economía informal: incidencias de la migración interna en la reproducción del subempleo en Bogotá» presentada a la FtACSO, Ecuador.

Cómo citar este artículo: Porras Díaz, D.M. (2018). Incidencias de la migración interna en la reproducción de la economía informal. Tabula Rasa, (28), 347-369. Doi: https://doi.org/10.25058/20112742.n28.15

1G 8 es la denominación que se ha dado a los 8 países que se consideran, política, militar y económicamente más importantes a nivel mundial: Canadá, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Japón, Alemania, Italia y Rusia, quien actualmente está excluido por encontrarse en crisis.

2Artículo 1° Ley 387 de 1997 por la cual se adoptan medidas para la prevención del desplazamiento forzado; la atención, protección, consolidación y estabilización socioeconómica de los desplazados internos por la violencia en la República de Colombia.

3«Bogotá es la ciudad con mayor recepción de población desplazada en el país en la actualidad. De acuerdo al Sistema de Población Desplazada de Acción Social (SIPOD) a septiembre 30 de 2011 había en el país un total de 3.775.416 personas en situación de desplazamiento forzado, equivalente a 867.756 hogares. De este total entre 1997 y 2011, Bogotá ha recibió 320.518 personas, (82.637 hogares), lo cual significa que la ciudad ha recibió cerca del 8,3% frente al total de población nacional». (Alcaldía Mayor de Bogotá, Ficha de Estadística Básica de Inversión Distrital EBI-D, 2014)

4A comienzos de 2007, se creó el IPES-Instituto para la Economía Social en reemplazo del FVP - Fondo de Ventas Populares. «Sus funciones se refieren explícitamente a adelantar las operaciones de ordenamiento y de relocalización de las actividades informales que se desarrollan en el espacio público. y las operaciones de construcción y adecuación de espacios análogos y conexos con el espacio público con miras a su aprovechamiento económico regulado» (Artículo 79° Acuerdo No. 257 de 2006).

5Cifras mencionadas en el documento elaborado por la Alcaldía Mayor de Bogotá, Hábitat y Espacio Público. El caso de los vendedores informales en el espacio público físico de Bogotá, 2007.

6Cifra del conteo de vendedores informales realizado por el IPES.

7Definición dada por la CEPAL - Comisión Económica para América Latina y el Caribe -La Economía Social, Serie políticas sociales N° 100, noviembre 2004.

8Chapinero es la Localidad número dos, de las veinte localidades (unidades administrativas que componen al Distrito Capital de Bogotá).

9La estratificación en Colombia, es la categoría de los inmuebles (no de los hogares) mediante la cual se otorga la tarifación de servicios públicos, focalización de programas sociales y demás cobros como impuestos, en donde 1) bajo-bajo, 2) bajo, 3) medio-bajo, 4) medio, 5) medio-alto, y 6) alto.

10Datos revelados en el Censo Empresarial de Chapinero 2008, elaborado por la Cámara de Comercio de Bogotá.

11Tomado del Programa de Fortalecimiento Social y Empresarial para vendedores informales de Chapinero.

12Es un programa creado en el 2011 por la ACR - Agencia Colombiana de Reintegración para ayudar a reinsertarse en la sociedad a aquéllas personas que formaban parte de grupos armados al margen de la ley y voluntariamente han decidido abandonarlos.

13Se basa en una buena estrategia y el buen juicio del investigador. Se pueden elegir las unidades del muestreo. Un caso frecuente es tomar elementos que se juzgan típicos o representativos de la población, y suponer que los errores en la selección se compensarán unos con otros.

14Las EPS, son entidades que promueven la salud haciendo el contacto entre usuarios y clínicas por medio de vinculación de los individuos y las familias, la que supone un pago de cotización previo financiado directamente por el afiliado o en concurrencia entre éste y su empleador.

15El SISBEN es una puntuación socioeconómica que se le da a las personas, diferente al estrato que se aplica a los inmuebles, con el propósito de focalizar a la población que requiere asistencia de parte del Estado y que en caso de ser puntuado del 1 al 3, es posible acceder a servicios de salud, adulto mayor, vivienda, subsidios condicionados, créditos educativos y desayunos infantiles.

Recibido: 05 de Mayo de 2017; Aprobado: 30 de Septiembre de 2017

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